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El Borroso De La Selva
O, Los Acertijos Del Puma
Hace muchos años, había un Perezoso que vivía en una Selva de Panama, en el oeste.
El perezoso se llamaba Borroso, y él era amigo de todos los animales de la Selva.
En esta historia, era la Navidad en Panama, y los animales de la selva estaban
entusiasmados para el Festival de Navidad. Las procesiones necesitaban flores. Los
humanos necesitaban las flores para decorar las carrozas. Los animales necesitaban flores
para comida.
Un año, los humanos robaron todas las flores para decorar para su propia procesión.
Los animales estaban muy tristes, y ellos tenían hambre. Para los
animales, la Navidad era una ruinas. Borroso, el Perezoso, ofreció
ir a la selva del Adelgonda, el Puma.
No había humanos y había muchas flores allí. Ahora, todos los animales estaban
contentos y entusiasmados, pero ellos aún tenían hambre.
Antes de marcharse Borroso se
encontró con Carmen, un Mono Cariblanco, su amiga y el líder de los animales. Carmen
contó a Borroso una historia de la selva de Adelgonda.
“Adelgonda es muy peligrosa,” Ella
decía. “Y a ella no le gustan los
animales lentos.” Después, Carmen
contó una historia de cuando ella vivía
en la parte oscura de la selva.
“Adelgonda me vio pasear por la selva, y me siguió sigilosamente. Para días y noches,
Adelgonda era silenciosa y siniestra. Un día, yo vi a Adelgonda en los arboles, y grité.
“Sh” dijo Adelgonda. Yo dejé de gritar. “Quién es usted?” Yo pregunté a Adelgonda.
“Yo soy el puma de la selva oscura. Tú estás en mi territorio. Contesta mi acertijo y puedes
marchar de aquí. Si no, tu vas a morir”
Adelgonda me dijo el acertijo. Con suerte, yo contesté el acertijo sin gran esfuerzo.
Adelgonda estaba enojada, y ella rugió. Pero, porque yo contesté el acertijo, Adelgonda me
permitió volver a mi casa, y yo retorné aquí,” Carmen dijo al Borroso.
“¡Guau!” Dijo Borroso. Carmen dijo que el territorio del Puma era muy oscuro, y los
arboles eran negros y torcidos. Borroso dijo gracias para la advertencia, y fue a la selva
oscura con una cesta para recoger las flores.
Borroso caminó para tres días y tres noches. En el tercer día, Borroso pensó que
alguien lo estaba siguiendo sigilosamente, y vio que los arboles eran negros y torcidos aquí.
El tuvo mucho miedo. Borroso corrió, pero los arboles eran abundantes y enredados. El
corrió en las ramas enredadas. Borroso pudo oír hojas, y oyó un crujiendo detrás de él. El
sabía que el Puma estaba allí.
“¿Por qué estás en mi selva, perezoso pequeñito?” Adelgonda pidió.
“Hola” Borroso dijo. “Me llamo Borroso, estoy perdido, y yo busco flores para el festival de
los animales de la selva. ¿Puede ayudarme?”
Adelgonda se rió. La risa era siniestra, y ella reveló sus dientes filosos. “si puedes contestar
a mi acertijo, yo puedo ayudarte,” Ella dijo. Borroso no le gustaba eso. Pero él no tuvo otra
alternativa. “Bien. ¿Cuál es su acertijo?”
Borroso y Adelgonda se sentaron. Borroso se sentó muy lentamente, y eso irritó a
Adelgonda. Ella empujó a Borroso. “No tengo toda la noche. Date prisa.”
“¡Soy un perezoso! Soy lento, y yo no puedo hacer nada.” Borroso dijo.
Adelgonda gruño. “No me importa. Esto es mi acertijo, escucha con cuidado”
“Negra por dentro,
negro por fuera,
es mi corazón
negra madera”
Borroso pensó para unos minutos. Un corazón de negra madera…..¿Un árbol de la selva
oscura?…No….¡Aha! “¡Es una aceituna negra!” Borroso dijo.
Adelgonda rugió, y Borroso saltó con un aullido. Adelgonda quiso comer Borroso. Ella
reveló sus dientes filosos y dijo que Borroso necesitaba contestar a otro acertijo. Borroso
estaba triste. “¡Yo no puedo escapar!” él pensó. Adelgonda empezó a afilar sus garras.
“Tiene yemas y no es huevo;
tiene copa, no es sombrero;
tiene hojas y no es libro;
¿Qué es pues lo que os digo?”
Borroso desesperó. “¿Qué podría
ser? Ah, yo quisiera tanto que Carmen
estuviera aquí…” Borroso pensó
para muchos minutos. “No es
huevo….No es libro….¡Aha! Los
arboles tiene hojas, y tiene los yemas
para las flores!” El pensó.
“Yo sé la solución” Borroso dijo en voz baja. “Es el árbol”
“El era mas inteligente de yo pensaba” Adelgonda pensó. Ella tenía hambre, y estaba enojada.
Ella se acerca de Borroso. “Si puedes adivinar otro acertijo, tu puedes marcharte”
Borroso es un poco optimista. “¿Más? Sí, sí. Yo puedo…”
Adelgonda se río. “Si tú deseas…
¿Qué cosa, qué cosa es?
que vuela sin tener alas,
y corre sin tener pies.”
Borroso se desesperado de nuevo.
“¡No, No!” Borroso pensó. “¡Es imposible!”
Borroso no sabía la solución. El tenía miedo, porque si él no contestaba el acertijo,
Adelgonda podía comérselo. “Yo soy un perezoso. Soy lento, y no puedo correr. ¿Qué puedo hacer?”
El pensó.
Borroso pensó y pensó para mucho tiempo.
Ad e l g o n d a
estaba
muy
enojado.
“¡Responde!” Ella gritó. “¡Por favor, yo
necesito más tiempo!” Borroso suplicó.
Pero su voz era pequeña y silenciosa.
Adelgonda no lo oyó. “¿Qué!?” Adelgonda
dijo, “¿Qué dijiste?”
“….¿Tiempo?” Borroso dijo on cuidado. “Yo
necesito—”
Pero Adelgonda interrumpió Borroso y dijo
“Yo no pensé que tu podías contestar ese acertijo. Tu me impresionas, Borroso de la Selva.
Pero tu me molestas. Tu puedes vivir. Pero yo no voy a ayudarte.”
Borroso se marchó sin mirar
detrás de él y se marchó del
t e r r i t o r i o d e Ad e l g o n d a .
Borroso caminó para un día
más.
Más allá de la selva oscura, Borroso vio muchas flores. “Un lugar que los humanos aún no
habían tocado” él pensó. Borroso recogió las flores, y retornó a su hogar a tiempo para el
Festival de Navidad.
El FIN