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SALUD
Proteína
de
Soya
e Isoflavonas
S u s
E f e c t o s
U
n notable aumento
en el consumo de
alimentos derivados de la soya ha
ocurrido en los
últimos años como consecuencia
de la creencia que
su consumo produce beneficios en la
salud, independientemente del contenido de sus nutrientes. Este interés puede
ser aún mejor visto en el contexto del
conocimiento que se ha acumulado
acerca de las propiedades biológicas de
diferentes compuestos que se encuentran en los vegetales, referidos generalmente como fitoquímicos. Al igual que
32
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e n
l a
S a l u d
todos los alimentos, el poroto de soya
contiene diversos compuestos biológicamente activos los que han sido ampliamente investigado y que incluye a
las saponinas y lunasinas, pero sin duda
alguna son las isoflavonas las responsables del gran interés científico por
esta leguminosa.
En los alimentos de consumo humano
tradicional las isoflavonas tienen una
limitada distribución, pero solo en el
poroto de soya se encuentran en cantidades que fisiológicamente pueden ser
relevantes. Las principales isoflavonas
en la forma de conjugados glicosídicos
son la genistina, la daidzina y la glicitina.
H u m a n a
Al ser ingeridas, son enzimáticamente
degradadas por la microflora intestinal
a sus respectivas formas agliconas activas, genisteina, daidzeina y gliciteina.
Diversos estudios, incluyendo los del
INTA-Universidad de Chile, han mostrado la gran variabilidad en el contenido
de isoflavonas en los extractos de proteína de soya que se comercializan, y
que dependen de la variedad de la soya,
del lugar geográfico, condiciones ambientales del cultivo y características
del procedimiento industrial de elaboración. En China y Japón un individuo
adulto consume diariamente aproximadamente 40 miligramos de isoflavonas,
en cambio en Occidente, la ingesta es
SALUD
de menos de 3 miligramos por día. Los
niveles de isoflavonas en el suero sanguíneo son directamente dependientes
del consumo de alimentos ricos en soya,
o de la administración de isoflavonas
como suplemento alimenticio. El nivel
sérico promedio de isoflavonas que se
detecta en las poblaciones asiáticas es
de alrededor de 0,5 micromolar, en cambio en los países occidentes, incluido
Chile, la concentración de isoflavonas
es aproximadamente 0,02 micromolar.
La similitud estructural que existe entre
el estradiol y las isoflavonas de la soya
les permite interactuar a nivel celular
como estrógenos o antiestrógenos y de
aquí el nombre de fitoestrógenos. Las
isoflavonas, sin embargo, tienen un amplio rango de mecanismos de acción y
sus propiedades biológicas se extienden
más allá de su capacidad de actuar como
hormona: propiedades antioxidantes,
regulación de la actividad de algunas
enzimas, activación de señales celulares
y regulación de la división celular.
Los estudios epidemiológicos y de observación se han focalizado principalmente en los posibles efectos del consumo de alimentos ricos en soya, o de
la administración de las isoflavonas
como suplemento alimenticio en la prevención de cáncer, enfermedades cardiovasculares, osteoporosis y alteraciones derivadas de la menopausia.
Las isoflavonas tienen un potencial
efecto anticancerígeno. La genisteina
es un inhibidor de la tirosina quinasa,
una enzima frecuentemente sobreexpresada en células cancerígenas. Así mismo, la genisteina inhibe diversas cascadas de señales celulares. A la fecha
(septiembre de 2010) no hay claro consenso respecto a la relación entre consumo de productos de la soya y riesgo
de cáncer mamario. En la actualidad el
Instituto Nacional del Cáncer de los
Estados Unidos (NCI) ha iniciado un
Contenido de Isoflavonas en
Algunos Alimentos
Alimento
Poroto
Leche
Aislado de proteína
Tofu
Aceite
Salsa
Miso
Nato
mg/100 g producto
60-284
2-21
41-206
5-64
0
0,1-2
23-126
20-124
Tabla 1
Estructura de las Isoflavonas de la Soya
1
8
7
2
6
5
4
1’
3
2’
3’
6’
Genisteína: 5-OH, 7-OH, 4’-OH
Daidzeína: 7-OH, 4’-OH
Gliciteína: 7-OH, 8’-CH2O, 3˝
4
5’
Figura 1
gran estudio para evaluar los efectos
anticancerígenos de los alimentos derivados de la soya. Este interés ha estado
basado indudablemente en los efectos
químicos-preventivos de la isoflavonas
especialmente en animales de experimentación; sin embargo, los efectos de
las isoflavonas en otras áreas de la fisiología endocrina aumentaron el interés
del NCI. Una de estas áreas es el alivio
de los síntomas de la menopausia, en
que la terapia con estrógenos ha sido
discutida y donde el consumo de isoflavonas podría ser una alternativa para
algunos tipos de mujeres.
En 1992, Adlercreutz H, en base a los
antecedentes que mostraban que las mujeres asiáticas presentaban menores síntomas de bochornos asociados a la menopausia, sugirió que esto era producto
de un mayor consumo de alimentos de
soya ricos en isoflavonas. El primer
protocolo para demostrar esta hipótesis
se realizo en 1995, y desde esa fecha se
han llevado a cabo más de 50 mega
estudios para evaluar la eficacia de los
productos que contienen isoflavonas.
Con relación a la prevención de enfermedades cardiovasculares, el interés
primordial de la investigación de la
proteína de soya-isoflavonas se ha focalizado principalmente en determinar
sus efectos sobre las lipoproteínas. En
diversos países, incluido Chile, se ha
autorizado el uso de un “mensaje
saludable” relativo a que el consumo
de proteína de soya-isoflavonas tiene
efectos beneficiosos sobre las enfermedades al corazón. Esta decisión estuvo
basada principalmente en el metaanálisis de Anderson et al (1995). Sin
embargo, revisiones sistemáticas mas
recientes que incluyen estudios muy
rigurosos, no dan sustento al planteamiento de Anderson, y ha hecho surgir
la hipótesis de que los efectos cardioprotectores de las isoflavonas podrían
ser por mecanismos independientes de
las lipoproteínas. Así, la atención se ha
centrado en los efectos potenciales de
las isoflavonas sobre la función vascular
y la hemostasis a través de mecanismos
antiinflamatorios y antioxidantes.
Por los resultados existentes hay evidencias importantes para apoyar el entusiasmo
para los potenciales beneficios en salud
que tienen los alimentos de soyaisoflavonas. Sin embargo, seríamos negligentes si no mencionamos los riesgos que
pueden tener las isoflavonas dada sus
propiedades estrógenicas. La capacidad
de las isoflavonas para actuar como estrógenos o antiestrógenos ha llevado a diversos investigadores a considerar a estos
compuestos como disruptores endocrinos,
es decir, modificadores del sistema endocrino de las hormonas sexuales. La evaluación de la seguridad que representa el
consumo de la soya-isoflavonas ha sido
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comprendida y asumida por diversas instituciones gubernamentales y no gubernamentales en Estados Unidos, Europa y
Japón. Los estudios de investigación en
humanos dan un solido apoyo a la hipótesis de la seguridad de la isoflavonas; sin
embargo, los estudios en animales de
experimentación y en cultivo de células
señalan que los productos de soya que
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contienen isoflavonas podrían representar
riesgo tanto para los pacientes con cáncer
al pecho del tipo receptor-estrógeno positivo como para las mujeres con alto
riesgo de desarrollar esta enfermedad. Al
momento de escribir este artículo la comunidad científica y médica espera el
informe que está elaborando la Agencia
Europea de Seguridad Alimentaria sobre
el consumo de la soya contrastando los
fundamentos científicos del pro y el contra
de las isoflavonas.
REFERENCIAS:
Adelcreutz H, et al. Dietary phytoestrogens and the menopause in Japan.
Lancet 1992; 339:1233
Anderson JW, et al. Meta-analysis of the effects of soy protein intake on
serum lipids. N Engl J Med. 1995; 333: 276-282
Prof. Luis Valladares
INTA Universidad de Chile