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¿Viene el calor?
Asegúrese de que sus vacas están listas.... Con Original XPC™LS
El estrés calórico se presenta en temperaturas de 22,2°C. Al aumentar la temperatura y humedad, baja
la producción de leche. El estrés calórico también afecta la concentración grasa en leche.
Prepare a sus vacas contra el estrés calórico:
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Las vacas sanas tienen un mejor rendimiento, más cercano a su potencial genético. Numerosas
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ESTRATEGIAS
NUTRICIONALES
COMBATIR EL ESTRÉS
POR CALOR EN VACAS
LECHERAS
Juan Manuel Hyam
Servicio técnico Qualivet
A
aditivos
estas alturas a nadie se le escapa el
grave impacto que sobre las vacas
lecheras supone el estrés por calor y el
calentamiento global (IPCC, 2014) provocaría
un agravamiento en la frecuencia de este
problema.
El estrés por calor comienza con temperaturas
relativamente bajas, especialmente en
situaciones de alta humedad, por eso se
han desarrollado tablas y ecuaciones que
tratan de predecir cuándo puede surgir el
estrés por calor, permitiendo al ganadero
tomar decisiones de manejo e instalaciones
que permitan reducir el impacto del calor.
Además de las medidas de manejo e
instalaciones, existen algunas otras
medidas de tipo nutricional que
pueden reducir adicionalmente el
impacto del estrés por calor.
Estas medidas nutricionales no pueden
ser consideradas como un sustituto de
las medidas de manejo e instalaciones,
sino un complemento, de forma que la
totalidad de las medidas nos va a permitir
amortiguar el efecto del estrés por calor.
El estrés por calor
comienza con
temperaturas
relativamente
bajas, especialmente
en situaciones de
alta humedad
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nutriNews Mayo/Junio 2016 | Estrategias nutricionales frente al estrés por calor
La metabolización de los alimentos que
consume una vaca provoca calor. Hasta
un 31% de la energía de la ración se
pierde por este calor (Coppock,1985).
Este calor tiene que ser disipado,
por ello la temperatura ambiente y
la humedad son importantes.
aditivos
Las vacas en producción tienen mayor
producción de calor que las vacas secas y
las vacas de mayor consumo de materia
seca, las vacas de alta producción, son
las más vulnerables (Kadzere et al., 2002)
a los efectos del calor y la humedad.
El calor provoca en las vacas cambios
fisiológicos y de comportamiento,
que a su vez tienen un impacto sobre
el funcionamiento digestivo.
La vaca con estrés por calor se vuelve
letárgica, disminuye su consumo de alimentos,
especialmente si estos no están en un lugar
cercano y fresco. Uno de los primeros
síntomas del estrés por calor consiste en
la pérdida de apetito, medido en consumo
de materia seca. Esta reducción puede,
en casos extremos, llegar hasta el 30%.
Una temperatura interior corporal
elevada provoca cambios en el perfil
endocrino y el metabolismo energético
(Collier et al., 2008; Wheelock et al., 2010).
Tradicionalmente se ha considerado que una
buena parte de los efectos negativos sobre
la producción lechera del estrés por calor
pueden explicarse por el menor consumo
de nutrientes y una reducción en la
captación de nutrientes por las vísceras
que drenan al sistema porta de la vaca.
La reducción en el consumo de materia seca
puede ser una estrategia de supervivencia
(Baumgard y Rhoads, 2012), porque al digerir menos
nutrientes, el incremento de calor será menor.
Pero recientemente se ha observado que
la reducción en la producción no sólo
se debe a una razón indirecta como la
disminución en el consumo de alimentos,
sino que también existe un mecanismo
directo, de forma que la reducción de
producción lechera también podría ser un
mecanismo de defensa (Baumgard y Rhoads, 2012).
La estrategia tradicional en el manejo
nutricional de la vaca cuando las
condiciones climáticas pueden
conducirla al estrés por calor ha incluido
siempre concentrar los nutrientes, tanto para
tener en cuenta la reducción del consumo de
materia seca, como para cubrir las necesidades
energéticas adicionales, además de modificar
la dieta para reducir el incremento
de calor debido al metabolismo
de los nutrientes, pero a la vez
reduciendo los excesos de nutrientes.
La cantidad de nutrientes
que la vaca va a aprovechar de
la ración se puede incrementar
concentrando la ración o mejorando
el aprovechamiento de la misma.
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nutriNews Mayo/Junio 2016 | Estrategias nutricionales frente al estrés por calor
La concentración de la ración se
puede realizar de dos formas:
Concentrar el aporte energético
en forma de grasa.
Esta deberá ser preferentemente en forma inerte,
para que no afecte a la flora ruminal. Además, si
la grasa no es inerte ruminal, su biohidrogenación
en el rumen puede aumentar la producción de
moléculas intermedias que reducen la producción
de grasa en la glándula mamaria. El peligro es que
la grasa tiende a reducir el consumo de alimentos,
por lo que se debe emplear con moderación.
Mejorando la digestibilidad de la ración
con la adición de productos que aumenten
el aprovechamiento de la ración.
Este es el caso de los productos de levaduras, que
mejoran la digestibilidad de la ración aportando
factores de crecimiento para la flora ruminal.
Hay que vigilar los excesos
de determinados nutrientes,
como la proteína.
Si el perfil de degradación de la proteína no
está acompañado del perfil de degradación
de hidratos de carbono adecuado, el
exceso de amoniaco va a provocar una
concentración de urea en sangre que
supone un consumo elevado de energía.
aditivos
Aumentando el aporte de concentrados.
Los concentrados producen un menor
incremento de calor que los forrajes.
Esta estrategia no siempre es posible, ya que, en
muchos casos, la cantidad de concentrados ya es
muy elevada. Una mayor cantidad podría provocar
una acidosis que, como veremos más tarde, va a
agravar las consecuencias del estrés por calor.
El jadeo va a suponer un cambio en el
equilibrio ácido-básico, por lo que se suele
recomendar reforzar la dieta en bicarbonato
sódico e, incluso, bicarbonato potásico. Este
último se aporta también por la pérdida
de potasio durante la sudoración.
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nutriNews Mayo/Junio 2016 | Estrategias nutricionales frente al estrés por calor
ESTRÉS POR CALOR Y
CALIDAD DE LA LECHE
Durante el estrés por calor es frecuente
la depresión en la grasa de la leche.
Actualmente no se conoce exactamente
el motivo, aunque parece ser que hay una
interacción entre el estrés por calor y la
ración. Optimizar la función ruminal
puede reducir esta depresión.
aditivos
Reducción de los NEFAs
Incluso en vacas bien alimentadas, un 4-8%
de los ácidos grasos de la leche provienen
de la movilización de las reservas corporales,
pero aumenta en los casos de balances
energéticos negativos (Bauman y Griinari, 2001).
Las vacas con estrés por calor tienen un
gasto energético adicional originado
por el jadeo, sudoración y mayores tasas
metabólicas (Baumgard y Rhoads, 2012), tratando
de aliviar el exceso de calor. Por ello llegan
a un balance energético negativo.
A diferencia de las vacas en inicio de
lactación, las vacas con estrés por calor
no priorizan la producción lechera
sobre otras funciones corporales,
por lo que no llegan a movilizar las
reservas corporales, no aumentando
los NEFA sanguíneos (Bauman y Rhoads, 2012),
por ello no suponen una contribución
adicional de ácidos grasos a la leche.
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nutriNews Mayo/Junio 2016 | Estrategias nutricionales frente al estrés por calor
La grasa de la leche procede de dos fuentes:
Los ácidos grasos de cadena larga (más de
16 carbonos por molécula) proceden de la
captación de ácidos grasos ya formados que
pueden proceder o bien de los ácidos grasos
absorbidos a nivel intestinal o de la captación
de ácidos grasos no esterificados (NEFA) de
la movilización de las reservas corporales.
Los ácidos grasos de cadena corta (4-8
carbonos) y los de cadena media (10-14
carbonos) se producen en la glándula
mamaria por la síntesis de novo. Los
ácidos grasos de 16 carbonos pueden
proceder de ambas fuentes.
Los cambios en la biohidrogenación
ruminal de los ácidos grasos insaturados
menciononados anteriormentes requiere:
La presencia de sustratos para
la formación de inhibidores
de la síntesis de grasa (p. ej.
ácido linoleico y otros ácidos
grasos poliinsaturados)
Una de las explicaciones actuales a la depresión
de la grasa en la leche es la biohidrogenación
de los ácidos grasos en el rumen.
Recientemente, Dong et al. (2011) sugirieron que
los lipololisacáridos (LPS) podrían contribuir
adicionalmente a la depresión de la grasa en
la leche bajo determinadas circunstancias.
La biohidrogenación de los ácidos grasos
insaturados en el rumen produce ácidos
grasos saturados. Este proceso ocurre para
permitir a los microorganismos ruminales
sobrevivir a los efectos bacteriostáticos de los
ácidos grasos poliinsaturados (Maia et al., 2010).
Según la “teoría de la biohidrogenación”
(Bauman y Griinari, 2001), la depresión de la
grasa en la leche ocurre por cambios en
la biohidrogenación ruminal de los ácidos
grasos insaturados y la salida del rumen de
determinadas sustancias intermedias de la
biohidrogenación (p. ej. trans-10, cis-12 CLA).
aditivos
Alteración de la biohidrogenación
de los ácidos grasos en el rumen
Un ambiente ruminal alterado
que afecte a la biohidrogenación
(p. ej. una ración alta en
concentrados y baja en fibra,
que reduce el pH ruminal)
Una tasa de biohidrogenación
alterada por determinados
ingredientes de la dieta.
Además, en las vacas de alta producción,
la alta tasa de paso favorece la
salida del rumen de las sustancias
intermedias de la biohidrogenación.
Estas sustancias intermedias de la
biohidrogenación interfieren con
la expresión de genes involucrados
en la síntesis de la grasa de la leche,
reduciéndola en la glándula mamaria.
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nutriNews Mayo/Junio 2016 | Estrategias nutricionales frente al estrés por calor
Alteración en la concentración
de lipopolisacáridos
Por otro lado, otro mecanismo por el
que podría explicar la depresión de la
grasa en la leche sería la alteración en la
concentración de lipopolisacáridos (LPS).
Una ración alta en concentrados y baja
en fibra va a provocar una reducción en
el pH ruminal. Este pH ruminal bajo va
a provocar la muerte de las bacterias
Gram-negativas, que liberan LPS.
Por otro lado, los LPS que llegan al tejido
mamario van a ejercer efectos dañinos
sobre las células epiteliales mamarias,
deprimiendo su función y aumentando
la apoptosis de las células (Dong et al., 2011)
Hay varios trabajos que sugieran un efecto
negativo potencial de los LPS sobre la
síntesis de novo de los ácidos grasos, como
resultado de la lateración de enzimas que
están asociadas a la síntesis de grasa en la
glándula mamaria (López Soriano y Williamson,
1994, Feingold et al., 2009, Pekala et al., 1983)
aditivos
Existe una relación inversa entre la
concentración de LPS ruminales y la
grasa de la leche (Zebeli y Ametaj, 2009).
Se ha observado que con la adición de LPS
en el rumen se observa una reducción de
ácidos grasos preformados a la glándula
mamaria al incrementar las concentraciones
sanguíneas de insulina (Waldron et al., 2006).
La insulina, salvo en la fase de transición, reduce
la movilización grasa, reduciendo los NEFA
sanguíneos, como hemos mencionado antes.
Además, tanto el estrés por calor, como
la reducción en el consumo de alimentos
disminuyen la integridad intestinal e
incrementa la permeabilidad a los LPS,
favoreciendo la inflamación (Pearce et al., 2013).
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nutriNews Mayo/Junio 2016 | Estrategias nutricionales frente al estrés por calor
Los LPS que entran en
el torrente sanguíneo
favorecen una respuesta
inmune local, desviando
nutrientes de la
producción lechera a
la respuesta inmune,
por la síntesis de
moléculas inmunitarias
Estudios con los productos originales Diamond
V muestran que estos productos reducen
el efecto negativo del estrés por calor al
optimizar el funcionamiento ruminal.
Nueve pruebas realizadas en cuatro países distintos
(Israel, Portugal, Arabia Saudita y EE.UU) durante el
verano, mostraron un incremento en la producción
lechera cuando se añadieron los productos
originales Diamond V. En estas pruebas, en ocho
de nueve, la grasa de la leche no disminuyó.
En pruebas realizadas se ha observado que los
productos Diamond V han reducido el impacto
tanto de la biohidrogenación (Sun et al. 2015)
como reducido la producción de LPS (Li et al. 2012)
El contenido en micotoxinas de los
alimentos pueden también complicar
los efectos del estrés por calor, tanto
directamente como indirectamente.
Entre los efectos directos, los alcaloides
ergóticos van a reducir la capacidad
de la vaca para disipar el calor, por
lo que incluso en temperaturas
más bajas a las normales, las vacas
van a sufrir estrés por calor.
Los efectos indirectos consisten en el
agravamiento de la reducción de consumo
de materia seca, especialmente de la
vomitoxina, dado que disminuye la
apetencia del alimento, por ser irritante
y por provocar úlceras ruminales.
aditivos
Mantenimiento de la
salud ruminal y la grasa
durante el estrés por calor
MICOTOXINAS Y
ESTRÉS POR CALOR
La adición de productos efectivos para la
inactivación de micotoxinas va a reducir de una
forma patente el impacto de las micotoxinas
sobre las vacas que sufren estrés por calor.
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