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SISTEMAS PERVERSOS
La actividad realizada desde Septiembre de 1995 en República Dominicana, me ha dado la
oportunidad de relacionarme con personas e instituciones y poder vislumbrar de una forma
discreta la idiosincrasia del dominicano junto con las problemáticas y complejas estructuras
sociales que se dan en el país.
Hay muchas situaciones históricas y contemporáneas por analizar para poder tener un criterio
claro de lo que compone la actual situación social, pero independientemente de ese esfuerzo
de análisis, me veo envuelto en una serie de sistemas perversos que quiero compartir con
vosotros, y no por su originalidad, -en todos los países se dan en mayor o menor medida- sino
por el descaro de sus actuaciones.
En uno de los ambientes donde se dan estos sistemas perversos es en la práctica política
cuando se dejan que los problemas lleguen al límite para, entonces, aplicar una solución
drástica que luce benigna en comparación con la situación tan deteriorada que se quiere
solucionar. También en los sistemas impositivos cuyo mayor peso recae sobre los ciudadanos
de menores recursos, los pobres y los asalariados, porque estos tienen menos posibilidades de
defenderse frente a un fisco abusivo.
La perversidad también se manifiesta al negociar con los alimentos básicos de la dieta
dominicana ( ya de por sí carente de vitaminas), cuando se echa leche al río para evitar que
bajen los precios y hay un alto índice de mortalidad infantil, cuando el país tiene que importar
azúcar siendo uno de los mayores productores de la zona cuando se establecen bancos de
desarrollo que sólo prestan a quien tiene recursos, cuando las leyes desplazan la carga de la
prueba al obligar al inocente aprobar su inocencia y es evidenciada en los cuerpos militares y
policiales cuya función es proteger y defender a la ciudadanía y reprimen violentamente a los
ciudadanos, con su abuso de poder, a quienes se supone deben cuidar y custodiar.
¿Cuáles son las semejanzas entre una campaña contra la violencia que no es mas que el
disfraz de la persecución a los opositores políticos y unas cárceles que no son mas que
escuelas de formación de delincuentes y corruptos? ¿Que une a la proliferación de cada vez
mas ostentación de riqueza por parte de los militares sabiendo los sueldos bajos que cobran y
la elaboración de una “historia oficial” que suplanta la historia real y organiza la memoria
colectiva para corregir el pasado y justificar el presente?. La perversidad es el hilo conductor de
estos eventos al parecer aislados y sin conexión.
Esta perversidad sobresale en las clínicas privadas donde los cirujanos operan a pacientes
sanos, extrayendo órganos sanos, a los fines de cobrar honorarios. Emerge en las compañías
que pagan a costosas campañas publicitarias que presentan una imagen “ecológica” de las
mismas, a pesar de que, en la práctica dañan el medio ambiente.
Surge en las burocracias estatales que no proveen los servicios a prestar y todo lo inundan en
una madeja de trabas administrativas, en escuelas que no educan sino que conforman “futuros
patriotas” cantando el himno todos los días y formando filas bien alineadas por temor a una
supuesta invasión de los haitianos (cuando es un pueblo que está hundido en la más
depravante miseria), en cuerpos militares donde se obedecen órdenes aunque sean mandatos
criminales (tortura a un periodista y muerte a un profesor universitario.
Las instituciones y organizaciones son perversas cuando sus pensamientos y actuaciones son
un despropósito, cuando para hacer cosas deshacen los valores humanos. Son aquellas donde
reina la hipocresía y el doble discurso, donde se extiende la cultura de la mentira, donde
impera la lógica de la eficacia ( lo que es, debe ser), donde se legaliza o permite la corrupción y
donde todos los valores humanos son relativos ante denuncias hechas por la ONU a cuerpos
especiales por torturas, abuso de poder y malos tratos.
César Gutiérrez.