Download nutricion 3_2010 - Fondo Nestlé para la Nutrición

Document related concepts

Obesidad infantil wikipedia , lookup

Dieta sana wikipedia , lookup

Obesidad en México wikipedia , lookup

Desnutrición infantil wikipedia , lookup

Régimen alimenticio wikipedia , lookup

Transcript
Boletín trimestral
Órgano del Fondo Nestlé para la Nutrición de la Fundación Mexicana para Salud
Temas Varios
Nutrición en el crecimiento y desarrollo
Nutrición Hoy / Volumen 6 / Número 3 / julio - septiembre 2010
Presentación
La familia y los hábitos
de consumo de desayuno
en niños y adolescentes
En este número de Nutrición Hoy, Mercedes García hace un análisis de una revisión sistemática
relacionada con la familia y los hábitos de consumo de desayuno en niños y adolescentes.
Esta revisión fue publicada recientemente por el grupo de Natalie Pearson de la Universidad de
Loughborough del Reino Unido. La reflexión que hace Mercedes García en torno a la revisión
sistemática aporta algunos puntos de interés para el lector, particularmente en lo que se refiere a
la estructura y dinámica familiar y sus repercusiones en los hábitos de alimentación de los hijos.
2
Estilos parentales y el
riesgo de sobrepeso y
obesidad infantiles
Mercedes García relata las consecuencias de una alimentación incorrecta de escolares y adolescentes que mayor atención han tenido en los últimos años, entre las que sobresale la de no
ingerir el desayuno. Aunque el análisis original de Pearson y cols se lleva a cabo en otros países
en un contexto diferente al mexicano, su aportación resulta interesante a la luz de que un 20 a
30% de los niños mexicanos llegan a la escuela sin desayunar.
4
El efecto del tamaño de
las porciones y la densidad
energética de la dieta en el
consumo de energía
8
VIII Conferencia
Nestlé de Nutrición
10
Otra contribución por demás atractiva, es la de Victoria Fernández, quien presenta una revisión
sobre estilos parentales y el riesgo relacionado con sobrepeso y obesidad en los hijos. Victoria
Fernández nos relata los cuatro estilos de comportamiento de los padres que definen la relación
que establecen con sus hijos en lo que respecta a sus hábitos de alimentación. Algunos estilos
parentales fomentan la autoestima y el desarrollo de una estructura de conducta donde prevalece
el orden en la vida de los hijos, lo cual repercute en una menor incidencia de sobrepeso y obesidad
en ellos. En contraposición están los padres que establecen relaciones con los hijos de diversos
grados de tolerancia pero sin límites, lo que dificulta al niño desarrollar su propia estructura de
límites y permisiones y que repercute en una mayor incidencia de sobrepeso y obesidad.
La revisión de Victoria Fernández puntualiza la utilidad del conocimiento de los estilos parentales
para afrontar el riesgo de sobrepeso y obesidad infantiles.
Un tercer texto de Nutrición Hoy es una reseña que hace Pedro Arroyo sobre algunas ponencias
presentadas en la septuagésima reunión de la American Association of Diabetes. Pedro Arroyo
se enfoca al efecto del tamaño de las porciones y de la densidad energética de la dieta, como
factores de sobrepeso y obesidad en el humano.
Dr. Guillermo Meléndez
Coordinador del Fondo Nestlé para la Nutrición
de la Fundación Mexicana para la Salud
www.fondonestlenutricion.org.mx
Nutrición en el crecimiento y desarrollo
La familia y los hábitos de consumo de desayuno en niños y adolescentes
La importancia del desayuno en la alimentación es que constituye
el primer alimento del día con el cual se interrumpe el largo ayuno
del descanso nocturno. Si el desayuno se omite, el ayuno se prolonga y esto puede interferir en el desarrollo de las actividades de
niños y adolescentes. Cuando se suprime el desayuno, los niños
pueden frecuentemente estar apáticos y faltos de atención, o bien
inquietos e incómodos.1 El ayuno prolongado de los adolescentes
se asocia a estrés mental y discapacidad académica, y en cambio,
el desayuno puede mejorar las funciones cognitivas relacionadas
con memoria y atención escolar.2 Se reconoce que el desayuno
es importante para la alimentación total y la adecuada nutrición
de los niños en edad escolar.3
Conforme a estos datos y dado que reconozco la influencia de
las pautas y conductas adquiridas en el grupo familiar como
fundamental en el análisis y solución del problema de sobrepeso
y obesidad infantiles, me interesó analizar los resultados de una
publicación en que Pearson, Biddle y Gorely hacen una revisión
sistemática de las relaciones entre el ambiente familiar y algunos
hábitos de consumo del desayuno.4
Para enmarcar la importancia de su investigación, Pearson et al
proporcionan los siguientes antecedentes fundamentados en la
literatura en torno al tema: l
l
l
l
l
2
Pese a que el desayuno puede tener múltiples beneficios
para la salud, es común que los jóvenes lo omitan más que
ningún otro momento alimentario.
Tomar un desayuno completo y equilibrado evita sentir hambre
matutina que lleve a mordisquear bocadillos, particularmente
aquéllos altos en azúcar o grasa.
Los hábitos de alimentación establecidos en la infancia y
adolescencia habitualmente persisten en la edad adulta, y
más aún, la costumbre de omitir el desayuno se incrementa
con la edad.
La socialización de las conductas de salud ocurre en el ámbito
familiar: las creencias, actitudes y conductas de los padres,
afectan substancialmente las conductas de salud de sus hijos.
Los niños que consumen regularmente su desayuno tienden
a tener mejor estado nutricio que sus compañeros que omiten
esta comida.
Nutrición Hoy / Volumen 6/ Número 3 / julio - septiembre 2010
l
l
La omisión del desayuno entre los jóvenes se asocia con
sobrepeso y obesidad, mientras que el consumo regular del
desayuno repercute en un índice de masa corporal menor.
Investigaciones recientes apoyan que la conducta alimentaria
de los padres está asociada en forma consistente con las
conductas de alimentación, tanto saludables como no saludables, de los hijos.
Por otra parte, aunque existe un importante interés por desentrañar
la relación entre características del entorno familiar y los hábitos
de alimentación en general, así como su influencia en el problema
de sobrepeso y obesidad, son pocos los artículos de la revisión
de Pearson et al que exploran esta relación, de manera particular,
en el desayuno o en la omisión de éste en niños y adolescentes.
Resulta interesante apreciar en los estudios incluidos en esta
revisión, la diversidad de factores que se han considerado respecto
al entorno familiar ya que, de alguna manera, estos reflejan los
supuestos que subyacen en estas investigaciones que pudieran
ir desde considerar la influencia de aspectos de orden material y
económico hasta el otro extremo, los propiamente socioculturales
inherentes en hábitos, conductas o creencias. Pearson et al clasifican estos factores familiares en:
a) físicos (accesibilidad y disponibilidad de alimentos; y,
pobreza alimentaria);
b) socioculturales entre los que se incluyen conductas de
alimentación de los padres, residencia y presencia de los
padres, convivencia durante la comida especificando entre
quienes, reglas, comunicación, control-supervisión, percepción de los padres sobre la importancia del desayuno o de
una alimentación saludable; y
c) demográficos (alto nivel socioeconómico, precaria situación socioeconómica, nivel educativo de los padres, ingreso
familiar, y empleo de los padres).
La mayoría de los estudios identificados por Pearson et al se
realizaron con adolescentes (18/24); la mitad de ellos en países
europeos, una cuarta parte en Estados Unidos, y la otra cuarta
parte en diferentes regiones; 12 publicaciones evalúan el consumo
de desayuno, nueve las conductas de omitir el desayuno, y tres
consideran ambas; la mayoría utiliza un diseño transversal; 18 de
Los autores reconocen ciertas limitantes de los resultados provenientes de esta revisión, particularmente el reducido número
de estudios que limita las posibilidades de llegar a conclusiones
sólidas y consistentes. La mayoría de los estudios revisados usan
mediciones de autoregistro, y pocos aportan datos sobre la confiabilidad y validez de sus mediciones de alimentación.
Consideran que para avanzar en el entendimiento de las complejas
y multidimensionales relaciones entre la familia y las prácticas de
desayuno de los jóvenes, se necesitan estudios que midan variables
de diversos dominios de la influencia familiar.
En la revisión sólo hay un estudio longitudinal que examina las
correlaciones entre las familias y las prácticas de desayuno, a
partir de un seguimiento por un período de diez años:
encuentran que la cohesión familiar está asociada positivamente
con el consumo de desayuno de las muchachas. 5
No obstante, los resultados de la revisión apoyan la influencia de
tres variables familiares asociadas con el consumo de desayuno
de adolescentes. Se tiene una asociación negativa con una situación
socioeconómica familiar precaria, y asociaciones positivas con
dos interacciones familiares, el desayunar con los padres y la
convivencia con ambos padres. A diferencia de las revisiones enfocadas a otras conductas de alimentación (por ejemplo, consumo
de frutas, verduras, bocadillos y bebidas gaseosas), Pearson et al
observan una pobre asociación de las conductas del desayuno
con el dominio sociocultural, y no encuentran asociaciones significativas con factores físicos de la familia.
Esto puede obedecer al número pequeño de estudios que examinan las conductas de desayuno versus factores familiares físicos y
socioculturales. Por otra parte, los factores demográficos, pese a
ser los más frecuentemente estudiados, no muestran asociaciones
con el consumo de desayuno.
el rol de proveedor del único progenitor, le deja poco tiempo para
comprar y preparar alimentos saludables.
Si bien cada uno de los momentos de alimentación es importante,
considero que la relevancia de este análisis se sustenta en destacar
el impacto del desayuno en términos fisiológicos, emocionales
y en la estructuración de los hábitos de alimentación. Además,
contribuye a resaltar la necesidad de considerar la estructura y
dinámica familiares en el diseño de programas de promoción del
consumo de desayuno.
Referencias
1. Plazas M, Johnson S. Nutrición del preescolar y el escolar. En: Casanueva E,
Kaufer-Horwitz M, Lizaur ABP, Arroyo P (eds). Nutriología médica. 3a ed.
México: Fondo Nestlé Nutrición/ Editorial Médica Panamericana; 2008: 78-118.
2. García M. La alimentación del escolar. Nutrición hoy 2009; 5(3): 2-8.
3. Vega-Franco L, Iñarritu M-C. Importancia del desayuno en la nutrición y
el rendimiento del niño escolar. Bol Med Hosp Infant Mex 2000; 57(12): 714-21.
4. Pearson N, Biddle SJH, Gorely T. Family correlates of breakfast consumption among children and adolescents. A systematic review. Appetite
2009; 52: 1-7.
5. Franco DL, Thompson D, Bauserman R, Affenito SG, Striegel-Moore
RH. What’s love got to with it? Family cohesion and healthy eating behaviors in adolescent girls. Int J Eating Disorders 2008; 41(4): 360-7.
Mercedes García
En síntesis, los resultados discutidos en este documento sugieren
que los padres juegan claramente un papel importante en las conductas de alimentación de sus hijos. Este hecho ofrece un camino
de uso potencial en el diseño de intervenciones para modificar la
alimentación de niños y adolescentes. Además nos plantean que,
dada la diversidad de formas de estructura familiar, las intervenciones basadas en familias genéricas pueden no ser apropiadas
para todas las familias.
Por ejemplo, promover el consumo de un desayuno saludable entre
los jóvenes puede ser difícil en familias monoparentales en que
Nutrición Hoy / Volumen 6/ Número 3 / julio - septiembre 2010
3
Nutrición en el crecimiento y desarrollo
los 24 estudios evalúan las conductas del desayuno por medio del
autoreporte, y en cuatro utilizan además el reporte de los padres
y en uno, sólo el reporte de los padres.
Nutrición en el crecimiento y desarrollo
Estilos parentales y el riesgo de sobrepeso y obesidad infantiles
En el estudio del sobrepeso y obesidad infantiles hay diversos
factores de riesgo reconocidos en la literatura internacional, entre
ellos, aspectos genéticos, antecedentes parentales, estatus socioeconómico, alta ingesta energética, prácticas alimentarias y patrón
de vida sedentaria, así como también se enfatizan algunos periodos
críticos en el crecimiento del niño (fetal, lactancia, rebote adiposo
y pubertad).1, 2 El hábito de consumo de ciertos alimentos de alta
densidad energética, el papel del sedentarismo y la combinación
de ambos como el hábito de comer mientras se ve la televisión o
pantalla en el caso de video juegos o computadora, son considerados aspectos importantes para las intervenciones preventivas
de la obesidad infantil.3
En este documento presento una breve revisión de algunas investigaciones que abordan estos aspectos y la forma en que han sido
relacionados con el estilo de crianza o parentales, que derivan en
estilos y prácticas de alimentación de los niños.
La familia es el primer grupo social que influye en el niño por lo
que es probable que muchos riesgos de obesidad infantil tengan
raíces sustanciales dentro del contexto familiar, por esta razón se
han desarrollado estudios sobre la relación que existe entre los
estilos parentales y la alimentación de los niños.4
El estilo parental es un constructo que proviene de la psicología del
desarrollo y se define como una tipología de actitudes y conductas
que caracterizan cómo los padres interactúan con un niño a través
de los dominios parentales o de crianza. El estilo parental, en
general, es considerado una característica estable de los padres,
a través del tiempo y constituye el contexto ambiental y emocional
para la crianza y socialización de los hijos. El estilo puede tener
un gran impacto sobre la estructuración de las actividades diarias,
como conductas alimentarias y funcionamiento emocional entre
otras. Originalmente, Baumrind describe cuatro estilos parentales
clásicos que posteriormente fueron modificados por Maccoby y
Martín, y son autoritativo, autoritario, permisivo y negligente.5
La identificación del estilo parental se hace mediante dos dimensiones: 1) Exigencia de madurez y auto-control y 2) Sensibilidad e
involucramiento emocional con el niño (ver Fig.1) y generalmente
se aplica a la madre o padre a cargo del cuidado del niño. A partir
de estas dimensiones se describen diferencias entre las actitudes
de los padres y sus interacciones con los niños que podrían dar
lugar a diferencias individuales con respecto a resultados diversos
como por ejemplo, rendimiento académico, uso de estrategias
adaptativas, y conductas de riesgo.6 A continuación se presenta
4
Nutrición Hoy / Volumen 6/ Número 3 / julio - septiembre 2010
una descripción general de los cuatro estilos parentales según
algunos autores:5, 6
Los padres con estilo autoritativo* exigen madurez y autocontrol
en sus hijos y tienen altos niveles de sensibilidad, calidez emocional e involucramiento con su hijo. Surgen discusiones pero los
padres reconocen y respetan la opinión de los niños al tiempo que
mantienen límites. Este estilo es considerado ideal y se asocia
con mejores resultados de los niños, entre ellos, una realización
académica alta, un incremento de su habilidad auto regulatoria,
mayor frecuencia en el uso de estrategias adaptativas, así como
menores conductas de riesgo y menos síntomas depresivos.
En el estilo autoritario los padres exigen en sus hijos un elevado
nivel de madurez y autocontrol y tienen niveles bajos de sensibilidad. Frecuentemente son insensibles a las necesidades del hijo,
proveen un mínimo apoyo emocional y son vistos como disciplinarios
estrictos. Este estilo se ha asociado a bajos grados académicos
comparados con el estilo autoritativo, pero esta diferencia no es
consistente en grupos étnicos diferentes.
El estilo permisivo es caracterizado por que los padres tienen bajas
expectativas de autocontrol y disciplina en su hijo, en un contexto
de sensibilidad y calidez altas. Los niños de estas familias pueden
ser más seguros de sí mismos pero frecuentemente muestran bajos
niveles de auto control (por ejemplo tienen altas tasas de consumo
de drogas y ausentismo) en comparación de padres autoritativos
o autoritarios.
En el estilo negligente los padres tienen bajo nivel de exigencia de
autocontrol en su hijo y baja sensibilidad. Este estilo se asocia con
resultados desfavorables, entre ellos, altas tasas de depresión y
tabaquismo, pobre desarrollo psicosocial y bajo rendimiento escolar.
De acuerdo al concepto original del estilo de crianza, cada estilo
abarca prácticas de crianza que se refieren a la estrategia conductual específica de comportamiento de los padres para socializar
con sus hijos. Este concepto se ha aplicado de manera restringida
para estudiar la forma en que los padres alimentan a los niños y sus
prácticas alimenticias que incluyen conductas como presionar a los
niños para comer, usar alimentos como recompensa, restringir el
________________
* Es una adaptación al español que corresponde en inglés authoritative, no
obstante que la traducción al español podría corresponder a autoridad deferente,
el término autoritativo es ampliamente utilizado para abordar los estilos parentales en la literatura en español y se refiere a un estilo sensible o regulador.
Nutrición en el crecimiento y desarrollo
*Adaptado de Rhee et al.
acceso a ciertos alimentos o grupo de alimentos, y emplear alimentos para calmar o controlar. Por otro lado, la conducta alimentaria
de los niños tiene diferentes dimensiones: el estilo de alimentación
que representa aspectos específicos de cómo come el niño, por
ejemplo, se ha identificado una tendencia de los niños a comer
en ausencia de hambre, para comer con restricciones dietéticas,
comer desinhibidamente o de forma melindrosa; la preferencia de
alimentos representa los sabores que les gusta o disgusta a los
niños y, la ingesta alude propiamente a los patrones alimentarios.
En el marco conceptual descrito arriba se han realizado investigaciones diversas. Ventura y Birch7 realizan una revisión de los
artículos sobre el tema, publicados entre octubre de 2006 y enero
del 2007: identifican 67 estudios enfocados a la relación entre
estilos parentales y de alimentación con el estatus de peso del niño.
Estos autores señalan que la conceptualización y la forma de medir
estos aspectos son diversos, y que la mayoría de las asociaciones
entre estilo parental, alimentación del niño y su peso corporal, son
estudiados con diseños transversales por lo que no aportan evidencia causal. Sin embargo tres estudios muestran que los niños
de padres permisivos tienen un IMC (índice de masa corporal) más
alto que los hijos de padres autoritarios. Las familias de niños con
sobrepeso usan más el estilo de alimentación permisiva y pocas
estrategias de apoyo comparados con las familias de niños sin
sobrepeso. Asimismo, se observa una mayor disponibilidad de
frutas y verduras en el hogar, junto con alto consumo de lácteos y
verduras, asociado al estilo parental autoritativo.
Fig. 1
Ventura y Birch7 identifican, asimismo, estudios que determinan el
impacto de prácticas de alimentación específicas para modificar las
preferencias o ingesta de alimentos de los niños. En cuanto a la
presión para que los niños coman, un exceso de presión se asocia
con bajos niveles de ingesta y peso, y mayores tasas de niños
melindrosos; también hay evidencia sobre la presión y su relación
con la aversión alimentaria con ingesta reducida, pero no sobre el
impacto subsecuente en el peso corporal del niño. Sólo en estudios
transversales se observa consistentemente una asociación entre
la presión y el peso del niño.
La dirección de estas asociaciones no queda clara ya que son
estudios transversales, por ejemplo, los niños pueden tardar para
comer, rechazar comer ciertos alimentos y ser más selectivos como
desafío al uso de presión, pero debido a los diseños de los estudios,
es igualmente posible que los padres apliquen presión cuando los
niños comen muy despacio, o alimentos no saludables o cuando
presentan conductas que los padres perciben como problemáticas.
Así, Ventura y Birch7 identifican estudios en que los padres que
perciben a sus niños delgados aplican más presión comparados
con padres que perciben a sus niños con sobrepeso. En cuanto
a la evidencia experimental muestran que cuando los niños son
premiados con un alimento si comen otro, se incrementa el
consumo del alimento premio, y disminuye el otro.
De la misma manera cuando se presiona para el consumo de algún
alimento, se consume menos y disminuye la preferencia.
Las prácticas restrictivas de alimentación en estudios transversales
se asocian con peso alto en el niño, y niveles altos de ingesta en
ausencia de hambre. Asimismo, la percepción parental sobre el
Nutrición Hoy / Volumen 6/ Número 3 / julio - septiembre 2010
5
Nutrición en el crecimiento y desarrollo
peso del hijo y una alta desinhibición en niñas, están asociados
con el uso de las restricciones alimentarias. De la misma manera,
la restricción de alimentos altos en azúcar se asocia a una alta
preferencia por los mismos. Sin embargo, debido al carácter
transversal de los estudios, no hay claridad sobre si las prácticas
restrictivas son causa o efecto. No obstante, la evidencia de
estudios longitudinales muestra que la restricción parental en niños
de cinco años predice su peso corporal a los siete años de edad,
y lo mismo ocurre en relación con comer alimentos apetitosos
en exceso y en ausencia de hambre. En general, la evidencia
longitudinal y experimental muestra que la restricción contribuye
a mayor peso del niño ya que promueve comer en exceso cuando
están disponibles alimentos apetitosos de alta densidad energética.
Esta misma revisión de Ventura y Birch7 identifica estudios transversales y longitudinales con información que apoya la idea de
que el modelaje (modelos a seguir como compañeros, hermanos
o padres) y la disponibilidad de alimentos en el hogar, influyen en
la preferencia de los niños y en la aceptación de nuevos alimentos.
El estudio de Rhee et al6 es notable debido a que ofrece información
de una cohorte de 872 niños correspondientes al Study of Early
Care and Youth del National Institute of Child Health and Human
Development estadounidense. Los datos incluyen parámetros
parentales a los 54 meses de edad de los niños, y su peso y talla
en el primer grado escolar. Destaca que la sensibilidad materna se
asocia de manera independiente con un bajo riesgo de sobrepeso
en el primer grado escolar de modo que la razón de momios (odds
ratio) muestra que hay un efecto protector de la sensibilidad
materna (RM = 0.42 con intervalo de confianza de 0.26-0.72).
O sea, que el riesgo de tener un hijo con sobrepeso es más del
doble en las madres sin sensibilidad que en aquéllas con sensibilidad (1 entre 0.42 = 2.38). Esta RM se logra después de ajustar por
raza y por la relación ingreso familiar/necesidades. Es pertinente
aclarar que no hay asociaciones significativas de sobrepeso con
edad y género del niño. Las madres autoritativas tienen un 3.9%
de hijos con sobrepeso versus 17.1% las madres autoritarias.
La prevalencia de sobrepeso en madres permisivas es intermedia
en madres permisivas y negligentes (9.8% y 9.9%, respectivamente). En forma similar, los padres autoritarios tienen cinco
veces más hijos con sobrepeso que los padres autoritativos, y
el sobrepeso en niños con padres permisivos o negligentes es
intermedio (dos veces más que los padres autoritativos).
b) La mayoría de los estudios son de poblaciones americanasanglosajonas y europeas.
c) Muchos están enfocados a conductas de alimentación
pasando por alto las dimensiones subyacentes de aquéllas
conductas que constituyen tendencias estables como rasgos.
d) Pocas investigaciones se centran explícitamente y sistemáticamente en estudiar los procesos subyacentes a la influencia
de los estilos sobre la forma de comer de los niños.
Hughes et al5 proponen que de manera similar a los estilos parentales, los estilos de alimentación pueden ser determinados por una
combinación de dos dimensiones (demanda y respuesta).
Demanda se refiere a cuánto motivan los padres a comer y respuesta
a cómo lo hacen de manera sensible o no. También plantean que
la mayoría de las investigaciones sobre prácticas de alimentación
se enfocan a tipos de control parental como instrucciones, reconocimiento, coerción y restricción. Por otra parte, los niños instruidos
para “limpiar el plato” son menos sensibles que los niños enseñados
a enfocarse en sus señales internas de hambre y plenitud. Asimismo,
los padres que limitan el acceso de los niños a alimentos altos en
grasa y azúcar, incrementan la atención y selección de dichos alimentos. A partir de estos planteamientos Hughes et al5 estudian los
estilos parentales en 231 cuidadores primarios (101 afroamericanos
y 103 hispanos) de niños de minorías de bajo ingreso. El enfoque en
el cuidador primario muestra una asociación entre el estilo parental
y el IMC, especialmente en padres permisivos y autoritarios.
Hughes et al5 plantean varias interrogantes en este campo de
investigación:
Los hijos de padres permisivos tienen mayor IMC que los autoritarios. Hay diferencias étnicas ya que los estadounidenses hispanos
tienden a ser más permisivos que los afroamericanos, en tanto que
estos tienden a ser más negligentes. La mayor permisividad de los
hispanos es consistente con los hallazgos de otros autores que
describen a las madres mexicano-americanas como más permisivas
frente a los requerimientos alimentarios de sus hijos8. En ese mismo
sentido Hughes et al5 hacen notar que el ingreso familiar bajo se
relaciona con baja autoestima y síntomas depresivos que conducen
a un deterioro de las rutinas familiares y a una baja calidad de las
interacciones madre-hijos. Esto podría explicar la tendencia al estilo
alimentario negligente por parte de los padres afroamericanos.
Hurley et al9 informan también la presencia de relaciones entre el
estado anímico materno (presencia de estrés, depresión, ansiedad)
y los estilos de alimentación de 702 madres de grupos étnicos
diversos.
a) Los estilos de alimentación no están documentados en los
diferentes grupos étnicos.
Por otro lado, el impacto del estilo de alimentación puede depender
de las características de los niños. Así, está documentado que los
6
Nutrición Hoy / Volumen 6/ Número 3 / julio - septiembre 2010
Cabe destacar que la cultura mexicana enfatiza el respeto a la
autoridad cuando los padres emplean reglas estrictas para disciplinar a los niños. Sin embargo, los padres mexicano-americanos
muestran una variedad de estilos y factores socioeconómicos
asociados a su estatus de minoría, lo que puede pesar más que
su filiación cultural.8
El estudio de Varela y Vernberg8 muestra que los mexicanos
descendientes de padres que viven en Estados Unidos, amplían
el uso de un estilo autoritario como un mecanismo de adaptación
a vivir en dicho país. Arredondo et al10 exploran los estilos parentales relacionados con alimentación saludable y actividad física en
familias latinas, para lo que desarrollan un instrumento basado en
grupos focales de madres latinas.
Definen cinco subescalas para caracterizar el estilo (monitoreo/
disciplina/control/ establecimiento de límites/ reforzamiento) todas
relacionadas con alimentación y actividad física. De acuerdo a
estas subescalas, encuentran las siguientes asociaciones: el
reforzamiento y el monitoreo de los padres se relacionan con
alimentación saludable y con ejercicio en los niños, y el uso
apropiado de la disciplina sólo con alimentación saludable, pero
el control se relaciona con una alimentación no saludable. También
observan que cuando los padres utilizan el control, el impacto es
mayor en las niñas, quienes comen más alimentos no saludables
que los niños. Finalmente identifican que los padres más jóvenes,
desempleados y con menos aculturación, son los que utilizan con
mayor frecuencia el control.10
Hasta aquí, los estudios revisados nos ofrecen un panorama sobre
cómo se aplica el constructo de estilo parental en el campo del
sobrepeso y obesidad infantiles. Cabe mencionar que para medir
los estilos de alimentación derivados de los estilos parentales,
algunos de los instrumentos más utilizados son el Parental Feeding
Style Questionnarie (PFSQ) y el Child Feeding Questionnarie.
Este último ha sido modificado y validado por Arredondo et al10 para
su aplicación en familias hispanoamericanas; sin embargo existen
formas diferentes de medir los estilos. Según Ventura y Birch7, en
algunos estudios se infieren los estilos a partir de las prácticas,
y en otros se limitan a un solo estilo o a unas cuantas prácticas.
Por otro lado, predominan los estudios transversales y hay poca
información sobre el rol causal de los estilos parentales y de alimentación con respecto al estatus del peso de los niños.
Finalmente, no es clara la utilidad de los estilos parentales en los
diferentes grupos étnicos, lo cual tal vez obedezca al papel confusor
del estrés y la depresión de las madres, y las condiciones económicas que confluyen en algunas minorías, como en la mexicana en
Estados Unidos. Quedan pendientes algunas cuestiones contextuales
sobre el cómo y cuando son alimentados los niños, así como una
mayor exploración en grupos vulnerables como las familias de
bajos recursos y las madres migrantes que enfrentan procesos
socioculturales muy complejos para la alimentación de sus familias.11
Referencias
1. Lama M RA, Alonso F A, Gil-Campos M, Leis T R, Martínez S V, Comité de
Nutrición de la AEP. Obesidad Infantil. Recomendaciones del Comité de Nutrición
de la Asociación Española de Pediatría. Parte I. Prevención. Detección Precoz.
Papel del Pediatra. An Pediatr (Barc) 2006; 65: 607-15.
2. Committee on Nutrition. Prevention of pediatric overweight and obesity. Pediatrics
2003; 112: 424-30.
3. Vereecken C, Todd J, Roberts Ch, Mulvihill C, Maes L. Television viewing
behaviour and associations with food habits in different countries. Public Health
Nutrition 2005; 9: 244-50.
4. Drohan SH. Managing early childhood obesity in the primary care setting: A
behaviour modification approach. Pediatr Nurs 2002; 28: 599-610.
5. Hughes SO, Power TG, Fisher JO, Mueller S, Nicklas TA. Revisiting a neglected
construct: parenting styles in a child-feeding context. Appetite 2003; 44: 83-92.
6. Rhee KE, Lumeng JC, Appugliese DP, Kaciroti N, Bradley RH. Parenting Styles
and Overweight Status in First Grade. Pediatrics 2006; 17: 2047-54.
7. Ventura AK, Birch LL. Does parenting affect children’s eating and weight status?
International Journal of Behavioral Nutrition and Physical Activity 2008; 5: 15-27.
8. Varela RE, Vernberg EM. Parenting style of mexican, Mexican American, and
Caucasian-non-Hispanic families: Social context and cultural influences. J Fam
Psychol 2004; 18:651-7.
9. Hurley KM, Black MM, Papas MA, Caufield LE. Maternal symptoms of stress,
depresion, and anxiety are related to nonresponsive feeding styles in statewide
sample of WIC participants. J Nutr 2008; 138: 799-805.
10. Arredondo EM, Elder JP, Ayala G X, Campbell N, Baquero B, Duerksen S. Is
parenting style to children’s healthy eating and physical activity in Latino families.
Health Educ Res 2006; 6: 862-71.
11. Kaufman L, Karpati A. Understanding the sociocultural roots of childhood
obesity: Food practices among Latino families of Bushwick, Brookly. Soc Sci Med
2007; 64: 2177-88.
Victoria Fernández García
Nutrición Hoy / Volumen 6/ Número 3 / julio - septiembre 2010
7
Nutrición en el crecimiento y desarrollo
niños y niñas con sobrepeso pueden responder de forma más
negativa a un estilo parental controlador que los niños con peso
normal. Sería similar al mayor consumo de energía en niños cuya
madre los restringe. La mayoría de estudios se ha realizado en
poblaciones anglosajonas, y es posible que los valores culturales
guíen a los padres en sus prácticas de socialización y por ello, los
estilos parentales pueden variar en los diferentes grupos étnicos.10
Temas Varios
El efecto del tamaño de las porciones y de la densidad energética de la dieta en el consumo
de energía.
Comentarios sobre ponencias de la 70ª reunión de la Sociedad Americana de Diabetes
La reunión anual número 70ª de la American Diabetes Association
tuvo lugar los días 25-29 de junio en la ciudad de Orlando, Florida.
El programa científico fue organizado a lo largo de los siguientes
temas eje:
a) Complicaciones crónicas y agudas.
b) Medicina del comportamiento, nutrición clínica, educación
y ejercicio.
c) Diabetes clínica / terapéutica.
d) Epidemiología/ genética.
e) Inmunología / trasplantes.
f) Señalización de insulina / acción de insulina.
g) Fisiología integrada u obesidad.
h) Biología del islote / secreción de insulina.
En torno de cada uno de estos rubros tuvieron lugar diversas
sesiones, entre ellas, conferencias, paneles, simposios y trabajos
libres. En este documento me voy a centrar en algunas de las
ponencias que se presentaron en un simposio de la segunda área,
la de medicina del comportamiento.
El simposio tuvo el atractivo nombre: “¿Qué influye en qué tanto
comemos?”
En relación con el efecto del tamaño de las porciones sobre la
cantidad de energía consumida, Wansink hace referencia a varias
publicaciones, tanto propias como de otros autores,1-5 y señala
que el tamaño de las porciones ha aumentado en Estados Unidos
desde los años 70, y que el mismo fenómeno se ha presentado
en Europa, aunque en menor grado. Wansink no hace mención
de la situación prevalente en otros países con menor desarrollo
económico. En varias publicaciones europeas 6-9 encuentra que
todas las publicaciones confirman que la presentación de porciones
más grandes, tanto de alimentos preempacados como de alimentos
no empacados, se asocian a un mayor consumo de energía, y que
este fenómeno es más fuerte en hombres que en mujeres.
Los factores que explican este fenómeno se agrupan en dos
categorías:
1. A los factores que se englobarían en una categoría que
podríamos llamar factores económicos, que Wansink
denomina ”value for money”.
2. Una segunda categoría que Wansink llama “portion
distortion” y que traduciremos como “distorsionadores de
la porción”.
1. El comer asociado a emociones y estrés (Emotion and
stress-related eating) de Amy D. Ozier, Northern Illinois
University.
En el primer caso, hay estudios de grupos focales que muestran
que los consumidores consideran natural y esperada la ventaja
económica de obtener un producto a menor precio en una porción
grande que en una porción más pequeña.
Respecto a los distorsionadores del tamaño de las porciones, hay
estudios que muestran varios fenómenos:
2. ¿Sabemos cuándo mucho es demasiado? (Can we tell
how much is too much?) de Brian Wansinck, Cornell
University.
a) Conforme las porciones se hacen más grandes, los consumidores
enfrentan mayores dificultades para decidir sobre las cantidades
de alimento más apropiadas.
( What influences how much we eat? ) e incluyó tres ponencias:
3. Relaciones entre densidad energética dietética (DED)
e ingesta de energía (The relationship between dietary
energy density and energy intake) de Barbara Rolls, Penn
State University.
8
En este documento me referiré con más detalle a las dos últimas
ponencias, por la mayor repercusión que estos dos tópicos tienen
en el debate actual en torno a los lineamientos para abatir el riesgo
de obesidad en el ambiente escolar.
Nutrición Hoy / Volumen 6/ Número 3 / julio - septiembre 2010
b) Las porciones que se ofrecen en el mercado son tres o cuatro
veces más grandes que el tamaño de porción recomendado por
los nutriólogos.
d) El consumidor experimenta el llamado “sesgo de unidad” (unit
bias) o sea, la idea de que una unidad es la cantidad apropiada
para considerarla adecuada, v.gr. el tamaño de la unidad o del
paquete define la norma para el consumidor, quien va a tender
a considerarla una sola porción y no varias.
e) El tamaño de los recipientes de mesa puede también contribuir
a la distorsión, aun cuando los estudios no son totalmente
concluyentes al respecto.
En relación con la densidad energética de la dieta (DED), Rolls
hace mención de sus publicaciones más recientes10-13 y centra
su ponencia en el concepto de saciedad, es decir, el efecto del
consumo alimentario sobre la sensación de hambre subsiguiente.
Rolls, entre otras cuestiones, demuestra que el agua incorporada
a los alimentos, reduce la ingesta de energía más que lo hace el
agua consumida como tal. En otro estudio demuestra que la ingesta
de ensaladas de baja densidad como primer platillo, disminuye el
consumo de energía al aumentar la sensación de saciedad.
Otro concepto que maneja Rolls es el de saciamiento (“satiation”)
y su efecto sobre dar por terminada una alimentación. Sobre este
punto, Rolls muestra que en mujeres jóvenes, la DED influye en
el consumo de energía independientemente de la composición de
macronutrimentos y de la palatabilidad de la dieta, lo cual le sugiere
que el sobreconsumo de alimentos con alto contenido de grasas
puede estar relacionado con su densidad energética más que con su
contenido de grasa. También muestra que en el consumo de dietas
con diferentes niveles de grasa, incluidos los niveles de la dieta
americana típica, la manipulación de la DE modifica el consumo de
energía. En relación con la interacción entre la DED y el tamaño de
las porciones, Rolls encuentra que cada una de estas variables tiene
un efecto independiente en la reducción de la ingesta ad libitum de
energía en mujeres jóvenes. En el caso de niños prescolares, la
ingesta de energía es modificada por la densidad energética de los
alimentos y de las bebidas, si se sirven a lo largo de muchos días.
Otros autores, v.gr. Bes-Rastrollo et al,14 confirman los efectos de
la DED sobre la ingesta de calorías a largo plazo e informan que
el aumento de la DED está asociado con mayor ganancia de peso
en mujeres de edad media seguidas por ocho años.
Un punto muy importante enfatizado por Rolls en su presentación es
que las recomendaciones sobre la DED hechas con fines de salud
pública, no pueden basarse en los valores de densidad energética
de alimentos y bebidas considerados individualmente, sino en la
densidad de la dieta en su conjunto.
Referencias
1. Wansink B, Kim J. Bad popcorn in big buckets: portion size can influence
intake as much as taste. J Nutr Educ Behav 2005;37(5):242-5.
2. Wansink B, Painter JE, North J. Bottomless bowls: why visual cues of portion
size may influence intake. Obes Res 2005;13(1):93-100.
3. Ello-Martin JA, Ledikwe JH, Rolls BJ. The influence of food portion size and
energy density on energy intake: implications for weight management. Am J
Clin Nutr 2005;82(1 Suppl):236S-241S.
4. Fisher JO, Liu Y, Birch LL, Rolls BJ. Effects of portion size and energy density
on young children’s intake at a meal. Am J Clin Nutr 2007;86(1):174-9.
5. Yeomans MR, Gould NJ, Leitch M, Mobini S. Effects of energy density and
portion size on development of acquired flavour liking and learned satiety.
Appetite 2009;52(2):469-78.
6. Steenhuis IH, Vermeer WM. Portion size: review and framework for
interventions. Int J Behav Nutr Phys Act 2009;6:58.
7. Vermeer WM, Alting E, Steenhuis IH, Seidell JC. Value for money or making
the healthy choice: the impact of proportional pricing on consumers‘ portion
size choices. Eur J Public Health;20(1):65-9.
8. Vermeer WM, Steenhuis IH, Seidell JC. Portion size: a qualitative study of
consumers‘ attitudes toward point-of-purchase interventions aimed at portion
size. Health Educ Res;25(1):109-20.
9. Vermeer WM, Steenhuis IH, Seidell JC. From the point-of-purchase
perspective: a qualitative study of the feasibility of interventions aimed at
portion-size. Health Policy 2009;90(1):73-80.
10. Rolls BJ, Roe LS, Meengs JS. Salad and satiety: energy density and portion
size of a first-course salad affect energy intake at lunch. J Am Diet Assoc
2004;104(10):1570-6.
11. Rolls BJ, Roe LS, Beach AM, Kris-Etherton PM. Provision of foods differing in
energy density affects long-term weight loss. Obes Res 2005;13(6):1052-60.
12. Rolls BJ, Drewnowski A, Ledikwe JH. Changing the energy density of the diet
as a strategy for weight management. J Am Diet Assoc 2005;105 (5 Suppl 1):
S98-103.
13. Rolls BJ. The relationship between dietary energy density and energy intake.
Physiol Behav 2009;97(5):609-15.
14. Bes-Rastrollo M, van Dam RM, Martinez-Gonzalez MA, Li TY, Sampson LL,
Hu FB. Prospective study of dietary energy density and weight gain in women.
Am J Clin Nutr 2008;88(3):769-77.
Dr. Pedro Arroyo
Nutrición Hoy / Volumen 6/ Número 3 / julio - septiembre 2010
9
Temas Varios
c) La información contenida en las etiquetas del alimento en relación
con el tamaño de las porciones, es confusa.
Temas Varios
10
Nutrición Hoy / Volumen 6/ Número 3 / julio - septiembre 2010
Temas Varios
Nutrición Hoy / Volumen 6/ Número 3 / julio - septiembre 2010
11
PREMIO DEL FONDO NESTLÉ
PARA LA NUTRICIÓN
EN INVESTIGACIÓN EN NUTRICIÓN
Este premio es otorgado cada año por el Fondo Nestlé para la Nutrición, Fomento de Nutrición y Salud A.C. y, el Instituto Nacional
de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán, comprende tres categorías: básica, aplicada y socio antropológica; y se otorga
premio al primero y segundo lugar de cada categoría.
En su edición 2010 los siguientes fueron los trabajos ganadores:
Categoría Socio antropológica
1er Lugar
“Publicidad de alimentos en la programación de la televisión mexicana: ¿Los niños están más expuestos?”
Dr. Luis Ortiz Hernández, Diana Pérez Salgado, José Alberto Rivera Márquez.
Departamento de Atención a la Salud, Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco. México, D.F.
2º. Lugar
“Depresión, ansiedad y estado nutricio de adultos mayores de ciudad Juárez: hallazgos del Estudio de los mil”.
Dr. Abraham Wall Medrano, Sergio Kidder Torres, Alejandra Rodríguez Tadeo, René Urquídez Romero.
Coordinación General de Investigación y Posgrado, Universidad Autónoma de Ciudad Juárez. Cd. Juárez, Chihuahua.
Categoría Básica
1er Lugar
“Dietary intervention prior to pregnancy reverses metabolic programming in male offspring of obese rat”
Dra. Elena Zambrano González, Paola María Samayoa, Guadalupe Leticia Rodríguez González, Peter W. Nathanielsz.
Departamento de Biología de la Reproducción, Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán. México, D.F.
2º. Lugar
“Effect of protamine in obesity induced by high-fat diets in rats”
Dr. Miguel Ángel Duarte Vázquez, M.C. S. García Padilla, Mtra. Nutr. L. Olvera Ochoa, QF KE González Romero,
Mtra. Nutr. J. Acosta Iñiguez, D.C. R de la Cruz Cordero, D.C. Jorge Luis Rosado Loria. NUCITEC S.A. de C.V. Querétaro, Qro.
Categoría Aplicada
1er Lugar
“Lifestyle intervention improves obesity parameters among Mexican youth in the primary care setting”
MS. Mauro Valencia Pellerat, MS. Rolando G. Díaz, RD. Julián Esparza Romero, MS. Silvia Y. Moya Camarena, PhD Alma E.
Robles Sardín. Departamento de Nutrición Humana. Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo, A.C. Hermosillo Sonora.
2º. Lugar
“Dietary intake of polyphenols nitrate, nitrite and gastric cancer risk in Mexico City”
Mtro. Raúl Ulises Hernández Ramírez, Marcia Galván Portillo, Mary H. Wuard, Antonio Aguado, Carlos A. González,
Luis F. Oñate Ocaña, Roberto Herrera Geopfert, Oswaldo Palma Coca, Dra. Lizbeth López Carrillo. Centro de Investigación
en Salud Poblacional, Instituto Nacional de Salud Pública. Cuernavaca, Morelos.
DIRECTORIO
Fondo Nestlé para la Nutrición (FNN), Fundación Mexicana para la Salud (FUNSALUD), Presidenta Ejecutiva de FUNSALUD Dra. Mercedes Juan; Coordinador Científico del FNN Dr. Guillermo Meléndez;
Comité Editorial: Dr. Pedro Arroyo, Q.B.P. Alvar Loría, M.S.P. Victoria Fernández, L.N. Jeanette Pardío, M.C. Mercedes García; Coord. Admtivo. Martha Pacheco; Diseño Editorial Express Art;
Teléfono: 56 55 90 11 Fax: 56 55 82 11, Correo: [email protected] NESTLÉ-FUNSALUD Lic. Jorge Arévalo Ch.