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INTRODUCCIÓN
María Cristina Escobar, Programa Salud del Adulto, MINSAL
Branka Legetic, OPS/OMS Promoción de la Salud y Enfermedades no Transmisibles
Ingrid Keller, Departamento de Prevención de Enfermedades no Transmisibles y
Prevención de la Salud de la Organización Mundial de la Salud.
Los problemas de salud de Chile hoy son sustancialmente distintos a los de hace
30 años, en que prevalecían las enfermedades infecciosas y los problemas maternoinfantiles. La esperanza de vida al nacer ha aumentado de 58 años en el período
1960-65 a 75 años para 1995-2000; es decir, las personas viven, en promedio, 17 años
más en el año 2000 en comparación con 1965. A esto se suman grandes cambios en otros
ámbitos, como son el desarrollo tecnológico, la globalización de las comunicaciones y
el comercio, cambios ambientales, acceso del hombre a todos los puntos del planeta,
modificando los ecosistemas y tomando contacto con patógenos para él desconocidos.
Ello ha producido cambios sustanciales en los estilos de vida. Todo esto implica una
situación epidemiológica distinta que se caracteriza por envejecimiento poblacional y
un predominio de las enfermedades no transmisibles (ENTs), tales como las cardiovasculares
y el cáncer. Enfrentar esta nueva situación requiere de un enfoque multisectorial, lo
que representa un desafío que va más allá del sector salud, en que participen sectores
como educación, trabajo, vivienda, obras públicas, transporte, hacienda y otros actores
sociales.
El Estudio de Carga Global de la Enfermedad realizado en Chile en 1995 mostró que las
ENTs eran el principal problema de salud con un 73% del total de años de vida ajustados
por discapacidad (AVISA)1. Las ENTs son la principal causa de mortalidad prematura, con
un 20% de las defunciones en adultos varones y 10% de las muertes en mujeres adultas
menores de 60 años, cifras significativamente más elevadas que las de países desarrollados.
El Ministerio de Salud ha establecido objetivos y metas sanitarias en salud para el año
2010, las cuales constituyen la base para establecer intervenciones y acciones prioritarias
en el sistema de salud chileno en cuatro áreas: ŒMejorar los logros sanitarios alcanzados;
Enfrentar los desafíos derivados del envejecimiento y de los cambios de la sociedad,
ŽDisminuir las desigualdades y Prestar servicios acordes a la expectativa de la
población2.
1 Indicador compuesto que combina la pérdida de una vida por muerte prematura con la pérdida de vida saludable
resultado de una incapacidad.
2 Ministerio de Salud. Boletín de Vigilancia en Salud Pública de Chile, El Vigía, Vol 5, Nº15, Abril 2002.
1
PROMOCION de la SALUD y PREVENCION de las ENFERMEDADES CRONICAS NO TRANSMISIBLES
Dentro del desafío derivado del envejecimiento de la población y los cambios asociados
a éste, se han identificado metas en tres áreas, a cumplir dentro de los próximos 10
años. Una de ellas es controlar los factores determinantes de las enfermedades más
relevantes desde el punto de vista de cantidad y calidad de vida, entre las que destacan
el frenar el consumo de tabaco, que constituye la principal causa única prevenible de
enfermedad y muerte en el mundo y frenar el aumento de la obesidad que tiene una
alta incidencia en el desarrollo de la diabetes mellitus, dislipidemias, hipertensión
arterial, ateroesclerosis y problemas del aparato locomotor.
Por otra parte, se proponen metas relacionadas con las enfermedades que generan la
mayor carga de mortalidad y para las que se cuenta con medidas de intervención de
efectividad probada. De esta forma, en los próximos 10 años se debe disminuir la
mortalidad por enfermedades cardiovasculares, centrando el esfuerzo en la reducción
de la enfermedad isquémica y cerebrovascular; cánceres, centrando los esfuerzos en el
cáncer de cuello uterino, de mama y de vesícula y en la diabetes, con el propósito de
reducir la incapacidad asociada a esta enfermedad.
El tercer ámbito de acción se refiere a aquellos problemas de salud que disminuyen la
calidad de vida de las personas generando discapacidad, dolor y angustia, entre los cuales
están los problemas de salud mental, salud bucal y osteoarticulares.
Las ENTs, en su gran mayoría, están vinculadas a factores de riesgo comunes y prevenibles,
asociados al estilo de vida, entre los cuales destacan el uso de tabaco, la alimentación
no saludable y la inactividad física. Las acciones dirigidas a prevenir estas enfermedades
deben centrarse en evitar la aparición de los factores de riesgo (promoción de la salud)
y cuando éstos están presentes, detectarlos en forma oportuna para controlarlos con un
enfoque integral.
La estrategia global de promoción de la salud y prevención de las ENTs debe priorizar
la prevención y control de los factores de riesgo. Es esencial crear ambientes saludables
y realizar intervenciones a nivel de la familia y la comunidad, ya que los factores de
riesgo causales forman parte de las costumbres sociales y culturales de la población.
La magnitud del problema requiere implementar estrategias distintas a un manejo
tradicional caso a caso, favoreciendo un enfoque poblacional dirigido a lograr pequeñas
reducciones en uno o más factores de riesgo en toda la población, lo que se ha demostrado
tiene un mayor impacto en la salud pública que estrategias dirigidas sólo a la población
de alto riesgo. Es por ello que los programas de intervención deberán tener como grupo
objetivo a la mayoría de los individuos que están en el centro de la “curva de riesgo”,
Figura 1. En esta Figura se ilustra, a modo de ejemplo, la distribución de la presión
arterial en la población en la cual es necesario intervenir, tanto a la población en su
totalidad, como aquellos grupos de alto riesgo.
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PROMOCION de la SALUD y PREVENCION de las ENFERMEDADES CRONICAS NO TRANSMISIBLES
Figura1. Continuidad del riesgo:
Distribución de la población según valores de presión arterial
Población sana
En riesgo
En atención
médica
En tratamiento
Tomado de: Marketing the Heart Health Vision: Delivering the “Preventive Dose”. Ad hoc
Working Group of the Conference of Principal Investigators of Heart Health. Health Canada,
Ottawa, 2000.
El Programa CARMEN (Conjunto de Acciones para la Reducción Multifactorial de Enfermedades No Transmisibles), es una iniciativa pionera en Latinoamérica cuyo objetivo es
contribuir al desarrollo de políticas, planes y programas para la prevención y control de
las ENTs a través de sus factores de riesgo. Esta iniciativa está en marcha en Europa y
Canadá hace más de 20 años, conocida con la sigla CINDI (Countrywide Integrated Non
Communicables Diseases Intervention). Chile fue el primer país de Latinoamérica en
ingresar a la red internacional.
En una primera fase, CARMEN realizó un diagnóstico actualizado de la prevalencia de
factores de riesgo en Valparaíso, primer área de demostración del Programa, resultados
que han confirmado la impostergable necesidad de intervenir con acciones preventivas
sobre estas enfermedades. La encuesta encontró que 74% de la población adulta entre
25-64 años tiene al menos un factor de riesgo mayor: tabaquismo, hipertensión arterial,
hipercolesterolemia o diabetes.
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PROMOCION de la SALUD y PREVENCION de las ENFERMEDADES CRONICAS NO TRANSMISIBLES
CARMEN es un programa nacional que utiliza un área de demostración en la que se
implementan inicialmente las intervenciones, las que luego deben difundirse y expandirse
al resto del país, de tal manera de lograr las reducciones de impacto que se desean, ya
sea en el campo de las enfermedades cardiovasculares, cáncer u otras ENTs de alta
trascendencia.
CARMEN se constituye así, en una estrategia para el logro de los Objetivos Sanitarios
para el año 2010 y se propone contribuir en las siguientes áreas:
— Lograr que la Salud Cardiovascular y la prevención del cáncer sean los ejes prioritarios
de las políticas de salud para las ENTs.
— Reducir las tasas de mortalidad prematura y discapacidad debido a las principales
ENTs: cardiovasculares, cánceres prevenibles, diabetes y accidentes.
— Aumentar la expectativa de vida libre de discapacidad por ENTs.
Para alcanzar el máximo efecto de la prevención no es suficiente intervenir sólo sobre
las personas con factores de riesgo; se hace necesario complementar con estrategias
dirigidas, en primera instancia, a evitar que los individuos adquieran estos factores, es
decir, combinar acciones de promoción de la salud y prevención de la enfermedad. En
este contexto, la prevención de la enfermedad es la acción que normalmente emana del
sector sanitario y que considera a los individuos y las poblaciones como expuestos a
factores de riesgo identificables que suelen estar a menudo asociados a diferentes
comportamientos de riesgo. Por otra parte, la promoción de la salud constituye un
proceso político y social global que abarca no solamente las acciones dirigidas a fortalecer
las habilidades y capacidades de los individuos, sino también a modificar las condiciones
sociales, ambientales y económicas, con el fin de mitigar su impacto en la salud pública
e individual.
Las necesidades de cuidado de la salud de las personas con ENTs en el actual sistema
de salud, son insuficientes en términos de cobertura, financiamiento y de satisfacción,
usuario, aspectos que la Reforma de Salud en marcha pretende modificar.
El desafío está en definir cuál es la “dosis preventiva” necesaria de promoción de la
salud y de acciones de prevención para el logro de los objetivos sanitarios propuestos,
lo que implica:
— Hacer lo correcto, en términos de aplicar estrategias de promoción y prevención de
probada eficacia.
— En la cantidad adecuada, en términos de intensidad, disponibilidad y sustentabilidad
de las intervenciones.
— Con una cobertura suficiente, que puede corresponder a toda la población o al grupo
relevante para el problema a tratar.
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PROMOCION de la SALUD y PREVENCION de las ENFERMEDADES CRONICAS NO TRANSMISIBLES
Con el fin de contribuir al mejor desarrollo de las acciones de prevención de las citadas
ENT’s, cuya mayor responsabilidad recae en los profesionales de atención primaria que
atienden y educan a la población beneficiaria del Sistema, se ha elaborado el presente
material educativo que esperamos sea utilizado por todo el equipo de salud, con un
enfoque interdisciplinario que fortalezca el quehacer de cada uno.
Son objetivos de este material uniformar criterios respecto a los enfoques y mensajes
educativos que debe recibir la población. Se espera que las acciones desarrolladas para
la prevención de los factores de riesgo de las distintas ENT’s sean planificadas en conjunto
por los integrantes del equipo, tengan continuidad y sean evaluadas, para tener los
elementos que permitan ir optimizando el sistema.
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PROMOCION de la SALUD y PREVENCION de las ENFERMEDADES CRONICAS NO TRANSMISIBLES
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PROMOCION de la SALUD y PREVENCION de las ENFERMEDADES CRONICAS NO TRANSMISIBLES
Educación en nutrición y
Guías alimentarias para la prevención de las enfermedades crónicas.
(Rev. Chil. Nutr. 1999;26:41-46)
EDUCACIÓN EN NUTRICIÓN Y GUIAS ALIMENTARIAS PARA
LA PREVENCIÓN DE LAS ENFERMEDADES CRÓNICAS
Sonia Olivares
Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos (INTA)
Universidad de Chile
Introducción
El reconocimiento de la educación en nutrición como un componente esencial de
la promoción de la salud y la prevención de las enfermedades crónicas relacionadas con
la dieta durante la Conferencia Internacional sobre Nutrición (1), dio origen a las consultas
de expertos de FAO sobre Educación en Nutrición para el Público (2) y de FAO/OMS sobre
Preparación y Uso de las Guías Alimentarias Basadas en Alimentos (GABA) (3), e impulsó
la formulación e implementación de guías alimentarias en numerosos países.
Las GABA representan un importante instrumento de apoyo para lograr los objetivos de
la educación en nutrición, entendida ésta como la combinación de experiencias de
aprendizaje que facilitan la adopción voluntaria de conductas alimentarias saludables (4).
En Chile, el proceso de formulación de las GABA ha avanzado en forma significativa a
partir de 1996, con la conformación de un equipo interdisciplinario que involucró al
Ministerio de Salud, a la Universidad de Chile (INTA y Centro de Nutrición), al Ministerio
de Educación y a otros organismos gubernamentales relacionados (5). Esta labor de
conjunto, que permitió identificar los problemas prioritarios de salud y nutrición del
país y definir metas nutricionales de carácter nacional, creó amplias perspectivas para
lograr el fin último de las guías, esto es mejorar los estilos de alimentación de la población
y revertir el rápido aumento de la obesidad y las enfermedades crónicas relacionadas
con la dieta observado en el país en los últimos años (6, 7).
A la definición de los fundamentos científicos de las GABA y los programas de capacitación
de profesionales, debe seguir la aplicación de estrategias efectivas de educación y
comunicación al público, que permitan además evaluar el efecto de los
mensajes de las guías sobre las conductas alimentarias
de éste. Este trabajo intenta contribuir al desarrollo
de esta etapa, analizando algunos factores a
considerar en el diseño e implementación de
intervenciones educativas y de comunicación social
en nutrición, a partir de la revisión de algunas
experiencias de países que iniciaron este proceso
a comienzos de la década del 80 (4, 8-11).
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Educación en nutrición y
Guías alimentarias para la prevención de las enfermedades crónicas.
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BASES TEÓRICAS DE LAS INTERVENCIONES EDUCATIVAS
PARA LA PREVENCIÓN DE ECNT
Diversas revisiones de las investigaciones sobre educación en nutrición realizadas
en EEUU en las últimas dos décadas han concluido que, hasta inicios de la década del
80, los programas educativos en nutrición no incluían en forma explícita la teoría del
aprendizaje o el modelo educativo en el que se basaban, y que, en la mayoría de los
casos, tanto en educación formal como no formal, éste parecía ser el modelo de
diseminación de la información o de conocimientos, actitudes y conductas o prácticas
(CAP) (4). Este modelo, que logró cambios significativos en los conocimientos de los
participantes en la mayoría de los programas, no logró los mismos resultados en los
cambios de conducta y/o prácticas alimentarias que se esperaba alcanzar (12, 13).
A mediados de la década del 80, y como consecuencia de la necesidad de aplicar
estrategias educativas orientadas a lograr cambios efectivos de conducta para prevenir
las enfermedades crónicas no transmisibles relacionadas con la dieta (ECNT), como la
obesidad, la diabetes, la hipertensión, las enfermedades cardiovasculares y el cáncer,
entre otras, se desarrollaron diversos programas basados en combinaciones de teorías
del aprendizaje y modelos de comunicación social (4, 8-18).
Entre las teorías y modelos que inducen al cambio individual de conducta, destacan los
centrados en la motivación o de expectativas valoradas, cuya base conceptual es que
la probabilidad de que la persona esté dispuesta a actuar aumenta si percibe que la
acción la conducirá a resultados que ella desea y valora. La persona opta entre conductas
alternativas, incluyendo la opción de no actuar, por aquellas que cree le proporcionarán
el máximo de buenos resultados con el mínimo de malos resultados
(14).
En este contexto, uno de los modelos más utilizados es el de creencias
en salud, que enfatiza la amenaza como fuerza de motivación y
provee una vía de acción que las personas pueden preferir, según
su percepción de los beneficios (menos las dificultades), que
dicha vía ofrece. Según este modelo, la disposición a actuar para
evitar una enfermedad sería mayor en la persona que se percibe
a sí misma amenazada por la condición (vulnerabilidad personal
y severidad de la condición); percibe que la acción recomendada
para prevenir la amenaza es posible y eficaz; estima que las barreras
y costos son bajos; y considera que tiene la habilidad para manejar
exitosamente la conducta recomendada (15).
Complementan las teorías anteriores los nuevos antecedentes
sobre las etapas del cambio individual de conducta, observado en
estudios de seguimiento de personas participantes en intervenciones
para el control de las enfermedades crónicas (16) (Tabla 1).
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Educación en nutrición y
Guías alimentarias para la prevención de las enfermedades crónicas.
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Tabla 1.
Etapas del cambio de conducta de las personas con enfermedades crónicas
—
—
—
—
—
Pre-contemplación: la persona considera que no hay necesidad de cambio
Contemplación: reconocimiento del problema sin compromiso de cambio
Preparación para la acción: seria intención de actuar en un período de
tiempo, por ejemplo, en el próximo mes.
Acción: el cambio de conducta ha empezado a ocurrir
Mantención: el cambio de conducta se ha mantenido durante seis o más
meses.
Prochasca J. Why do we behave the way we do? Can J Cardiol 1995;11:20A-25A.
Cuando las personas se encuentran en las etapas de Precontemplación, Contemplación o Preparación para la acción,
necesitan un enfoque centrado en la motivación y el estímulo
(conocimiento motivacional), que les permita avanzar
desde estas etapas hasta llegar a la de Acción. Sólo en
esta etapa, en la cual la persona ya está motivada, es
posible lograr resultados con un enfoque de la educación
orientado hacia el qué hacer (conocimiento
instrumental), que habitualmente es el tipo
de conocimiento utilizado en los modelos CAP.
Para una persona no motivada el conocimiento
instrumental es simple información, por lo
que no necesariamente induce al cambio (4).
A partir de estos planteamientos, las intervenciones efectivas para lograr cambios de
conducta se han basado mayoritariamente en la teoría del aprendizaje social, que
incorpora elementos de todos los modelos anteriores y enfatiza la influencia del ambiente
sobre las conductas del individuo y la de éste sobre su ambiente (17-19).
En la teoría del aprendizaje social las variables de tipo personal, como la percepción
del ambiente (situación); los resultados esperados de una conducta (expectativas); los
conocimientos y habilidades para manejar la nueva conducta (capacidad) y la confianza
en el manejo de una conducta particular (autoeficacia), son instrumentos de cambio
cuando las intervenciones proveen las oportunidades para aprender y practicar las
conductas saludables (19-20).
Por otra parte, los modelos de comunicación social en nutrición reconocen que el receptor
del mensaje juega un papel activo y puede ignorar, comprender erróneamente o rechazar
el mensaje, así como aceptarlo y actuar de acuerdo a él. Este receptor activo exige un
proceso de evaluación formativa o de investigación de mercado, previo al diseño e
implementación de los mensajes nutricionales (20-22).
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Un aspecto importante de estas teorías y modelos es que el término conducta se refiere
a una acción específica, y que las creencias, expectativas, valores y actitudes deberían
manejarse al mismo nivel de especificidad de la conducta.
Ejemplo de una intervención nacional en la que es posible identificar la aplicación de
algunas de estas teorías y modelos educativos, aunque no hayan sido incluidos en forma
explícita, es la campaña de control del cólera, que tuvo un fuerte componente del
modelo de creencias en salud, en el que la clara amenaza representada por la gravedad
de la enfermedad y la vulnerabilidad universal a contraerla, constituyeron un fuerte
elemento de motivación para aceptar las medidas adoptadas.
La estrategia de comunicación social incluyó mensajes precisos, claros y posibles de
adoptar por toda la población, con una gran coherencia entre los sectores involucrados.
Junto a las estrategias educativas y de comunicación, se intervino sobre la mayoría de
los factores ambientales, con un control sanitario de la producción, sistemas de
comercialización y manejo de los alimentos a todos los niveles. El éxito de la intervención
se tradujo no sólo en el control del cólera, sino también en una disminución de otras
infecciones digestivas que tenían carácter endémico en el país (23).
LINEAMIENTOS GENERALES PARA EL DISEÑO DE INTERVENCIONES
EDUCATIVAS CON LAS GABA
En la actualidad, la educación en nutrición enfrenta serias limitaciones para
prevenir en forma efectiva las enfermedades crónicas relacionadas con la dieta. Desde
la perspectiva ambiental, los estilos de vida sedentarios; la alimentación “emergente”,
caracterizada por un aumento en el consumo de alimentos ricos en grasas saturadas,
azúcar y sal, con una gran densidad energética y un bajo contenido de fibra; la variada
oferta, publicidad, acceso universal y prestigio social de este tipo de alimentos, constituyen
conductas de riesgo que deberían cambiar si se desea prevenir la obesidad y las patologías
asociadas a ésta (24-26).
De acuerdo a las consideraciones de la sección anterior, las estrategias educativas exitosas
se basan en combinaciones de modelos y teorías del aprendizaje, las que deben considerar
las características del grupo a intervenir y las posibilidades de implementarlas a nivel
nacional, regional o local.
Para la aplicación de las GABA con la población, se ha estimado pertinente sugerir la
utilización del esquema de planificación para intervenciones de comunicación social en
nutrición de Andrien (27), cuyas etapas se detallan a continuación:
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FASE I. CONCEPCIÓN
1. Identificación de problemas nutricionales y sus causas. Esta etapa ya fue definida
al formular las GABA. Sin embargo, cuando se diseña una intervención con un grupo
específico, es preciso establecer la línea base caracterizando su situación alimentaria
y nutricional particular. Especialmente importante es determinar su consumo de
alimentos, cuyo cambio representa un objetivo fundamental en toda intervención
educativa y de comunicación en este campo (3, 28).
2. Diagnóstico educativo. Antes de definir la estrategia educativa para aplicar las guías
con los distintos segmentos de la población, es esencial estudiar el contenido actual de
las percepciones, creencias, expectativas y valores con respecto a los alimentos, la
nutrición y la alimentación saludable en cada grupo a intervenir, usando métodos
cuantitativos y cualitativos como encuestas, entrevistas y grupos focales (4).
FASE II. FORMULACIÓN
3. Establecimiento de los objetivos. Con los resultados del diagnóstico de las percepciones,
creencias, expectativas, valores y prácticas alimentarias se definen objetivos realistas
y posibles de medir; que consideren también las prioridades de la población objetivo
de la intervención.
4. Elaboración de mensajes. Los mensajes de las GABA deben ser prácticos, comprensibles
y culturalmente aceptables para la población (3). En EEUU, país que implementó las
GABA a comienzos de la década del 80 y ha publicado una nueva edición cada 5 años
(29), diversas evaluaciones indican que los mensajes mejor comprendidos y aceptados
por el público han recomendado conductas concretas, por ejemplo comer cinco porciones
diarias de verduras y frutas. Mensajes como “disminuir el consumo de grasas totales,
grasas saturadas y colesterol” han resultado difíciles de entender para la población,
quien no identifica los alimentos ricos en grasa, o han sido interpretados erróneamente.
Muchas personas creen que reduciendo el consumo de grasas se reduce automáticamente
la ingesta energética, lo que en algunos casos se ha traducido en un aumento de la
obesidad (4, 11).
Los resultados de las investigaciones que han evaluado los mensajes referidos a porciones de
alimentos indican que éstas deben reflejar los tamaños de las porciones habitualmente
consumidas por el público, para facilitar que las personas relacionen la ingesta de
alimentos con la cantidad de energía consumida y con su estado nutricional y de salud
(30, 31).
5. Selección del plan de multimedios. Los mensajes de las GABA deben llegar a la
población a través de distintos canales de comunicación, en forma coordinada y sostenida
a través del tiempo. Es esencial revisar y validar periódicamente los mensajes, porciones,
y materiales utilizados, para adaptarlos a los cambios en la situación y en las percepciones,
actitudes y valores de la población, actualmente ligados a la dinámica evolución de la
publicidad y la oferta de nuevos alimentos (29). En la difusión y educación con las GABA
es esencial la participación de distintos sectores, los que por su importancia se abordan
en la sección siguiente.
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Educación en nutrición y
Guías alimentarias para la prevención de las enfermedades crónicas.
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FASE III. ORGANIZACIÓN
6. Producción de materiales de apoyo. En el país se han publicado diversos materiales
educativos para profesionales (5, 32), e instituciones como el Ministerio de Salud, el
INTA y otros, están publicando materiales para diversos segmentos de la población (33-35).
7. Entrenamiento de agentes multiplicadores. Hasta la fecha, en el país se ha capacitado
a gran cantidad de profesionales sobre el contenido de las guías. La capacitación en el
diseño de intervenciones educativas y de comunicación social en nutrición para aplicar
las guías es una etapa que debe ser desarrollada en el corto plazo, a fin de aumentar
la efectividad de las intervenciones que se realicen en los distintos sectores.
8. Ejecución de la intervención. Cuando se cuenta con los mensajes, materiales,
educadores y el financiamiento necesario, se establecen y ejecutan las actividades
programadas para lograr los objetivos de la intervención.
FASE IV. EVALUACIÓN
9. Cumplimiento de los objetivos. Las estrategias exitosas incluyen el seguimiento y
evaluación del proceso y del cumplimiento de los objetivos, con indicadores claros y
precisos. Estos incluyen cambios en los conocimientos, actitudes y prácticas alimentarias
de los grupos intervenidos, y pueden incluir también cambios en el índice de masa
corporal (IMC), reducción de los niveles de colesterol sanguíneo, etc. Las intervenciones
que han logrado cambios en el IMC e indicadores bioquímicos son de larga duración y
han considerado, además de la educación, la modificación de los factores ambientales
que facilitan la adquisición de las conductas saludables, por ejemplo, aumentando la
oferta de alimentos de menor densidad energética, bajos en grasas saturadas o ricos en
fibra, a un costo accesible para la población; mejorando la infraestructura y los programas
para aumentar la actividad física y otros (9,11).
10. Satisfacción de los participantes. Las estrategias exitosas estimulan a compartir
los buenos resultados personales y reconocen y premian los esfuerzos de los participantes
(11, 27).
Un aspecto crucial de las intervenciones educativas y de comunicación social en nutrición
orientadas a lograr cambios de conducta, es su continuidad y efectividad en el tiempo,
actualizando continuamente su contenido y mensajes. Esto requiere de un apoyo financiero
que permita llegar a la población a través de los medios con mayor cobertura, con la
frecuencia requerida (28).
En las instituciones, exige la existencia de equipos técnicos capaces de mantener la
coordinación intersectorial, que facilite el consenso de los mensajes, con la motivación
y flexibilidad para estar evaluando constantemente el proceso y resultados de la aplicación
de las GABA, promover su actualización al menos cada cinco años, y obtener el apoyo
de los niveles de decisión por su importancia en la prevención de las ECNT.
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PARTICIPACIÓN DE LOS DISTINTOS SECTORES EN LA DIFUSIÓN
Y EDUCACIÓN CON LAS GABA.
La difusión de los mensajes de las GABA debe involucrar a todos los sectores, cada
uno de los cuales puede contribuir de manera significativa al logro de los objetivos de
la estrategia total. Entre los actores más relevantes se encuentran los siguientes:
Industria de alimentos. La contribución de la industria de alimentos a la implementación
de una estrategia de promoción de estilos de alimentación saludables puede incluir la
elaboración de productos con menor densidad energética, menor contenido de grasas
saturadas, azúcar y sal; la elaboración de etiquetas con información nutricional; la
inclusión de mensajes nutricionales en los productos elaborados y, fundamentalmente,
una publicidad que contribuya a la comprensión y adopción del consumo de una
alimentación saludable (4, 27, 36). La industria puede apoyar también activamente la
realización de intervenciones educativas que favorezcan el desarrollo de conductas
saludables, especialmente para niños y adolescentes, grupos objetivos prioritarios de
las estrategias educativas y de promoción.
Sector educación. Se considera que la enseñanza de nutrición en la escuela representa
una manera eficiente y efectiva de alcanzar a un amplio sector de la población, que
incluye no sólo a los niños y jóvenes, sino también a sus maestros, a sus familias y la
comunidad de la que forman parte (37). Es necesario reconocer, sin embargo, que las
estrategias más efectivas han abordado el tema de una manera integral, modificando
los programas de alimentación escolar, la venta de alimentos al interior de los
establecimientos, los programas de educación física y la participación activa de la familia
y el hogar, todos estrechamente relacionados con la posibilidad de lograr que las conductas
saludables puedan ser llevadas a la práctica (9).
Sector salud. El personal de los centros de salud, cuando es adecuadamente capacitado
y está motivado acerca de los beneficios de la alimentación saludable, tiene la ventaja
del contacto directo con las personas atendidas en el sistema y, por lo general, representa
una autoridad que es escuchada y respetada por la población. A nivel nacional, el prestigio
técnico del sector salud avala la credibilidad y la uniformidad de los mensajes que se
entregan a la población. Mejorar las habilidades educativas y de comunicación del
personal de salud representa una valiosa inversión para aumentar la efectividad de sus
intervenciones con los beneficiarios del sistema (38).
Medios masivos de comunicación. Por su cobertura, representan el medio con mayor
impacto sobre las conductas alimentarias de gran parte de la población, especialmente
niños y jóvenes, a través de la publicidad. El notable incremento en el consumo de los
alimentos que cuentan con gran apoyo publicitario, principalmente a través de la
televisión, como los snacks, las bebidas y las comidas rápidas, es la mejor demostración
de esta realidad. Lamentablemente, el tipo de productos promocionados corresponde
en su mayor parte a aquellos alimentos considerados “de riesgo” por su elevada densidad
energética y su alto contenido de grasas totales, grasas saturadas, azúcar y sal. La
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promoción de alimentos saludables a través de estos medios, utilizando las efectivas
estrategias de marketing que han incrementado el consumo de yogur y otros productos
saludables, los haría también altamente efectivos para prevenir el incremento de las
ECNT en el país (4, 10, 11, 26).
Comercio de alimentos. El acceso a una variedad de alimentos de bajo costo, constituye
uno de los aspectos más importantes para promover la adopción de conductas alimentarias
saludables. El consumo de alimentos en el hogar, con la familia, en general contribuye
a la adquisición de estas conductas. Sin embargo, cuando la persona debe consumir parte
de su alimentación fuera del hogar, especialmente en los sectores urbanos, la oferta
más accesible corresponde a comidas rápidas, ricas en grasa, la que muchas veces no
cumple con los requisitos de inocuidad.
La oferta de comidas saludables, vendida en adecuadas condiciones higiénicas, a bajo
costo, es prácticamente inexistente. Esto significa que toda estrategia educativa que
se implemente, aunque logre motivar a la población, difícilmente producirá cambios en
las costumbres alimentarias si ésta no tiene la posibilidad real de llevarlas a la práctica
(26).
RESUMEN
El proceso de implementación de las GABA requiere una gran dedicación al
desarrollo de mensajes y estrategias educativas conducentes a lograr cambios efectivos
en las conductas del público. Para ello, se debe identificar los mensajes prioritarios de
acuerdo a la situación de salud de los distintos grupos, probar los mensajes para que
consideren las percepciones, creencias y valores de los distintos segmentos de la población
y desarrollar intervenciones educativas en nutrición basadas en combinaciones de teorías
y modelos de aprendizaje orientados al cambio de conducta. Las intervenciones exitosas
deben ser compartidas y utilizadas en la capacitación de los educadores de los distintos
sectores.
ABSTRACT
The process to implement Food Based Dietary Guidelines requires great dedication
in the development of messages and educational strategies that will eventually produce
effective changes on the public’s behavior. To achieve this, it is necessary to identify
the main messages according to the health situation of the different population groups,
make sure these messages consider perceptions, beliefs and values and finally, develop
educational strategies in nutrition based on the combination of theories and learning
models leading to a change of behavior. The successful experiences should then be
shared and used to train educators of the different sectors.
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Educación en nutrición y
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REFERENCIAS
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estrategias nutricionales. Documento temático Nº 5 – Fomento de dietas y estilos de
vida sanos. Roma, 1992.
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