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Fructooligosacáridos: un tipo de
fibra saludable para el organismo
El consumo de este tipo de fibra reporta numerosos
beneficios para la salud intestinal y del sistema
inmune
Los fructooligosacáridos (FOS) son un tipo de fibra soluble abundante en
vegetales como el espárrago, la cebolla o el puerro, entre otros. El organismo
no es capaz de digerir estos compuestos ni de asimilarlos, aunque sí se usan
como sustrato energético por las bacterias del intestino grueso, en particular
por las del género Bifidum. Ésta es la particularidad de la que derivan los
efectos positivos de los fructooligosacáridos sobre la salud del sistema
digestivo, la función inmunológica y su papel relevante en la prevención de
cáncer de colon.
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Última actualización: 28 de junio de 2010
Efectos saludables
Los FOS son un tipo de fibra soluble compuesta por unidades de fructosa.
Estos compuestos se encuentran de forma natural en cantidades discretas en
numerosos alimentos vegetales como la achicoria, la alcachofa, el espárrago,
el ajo, la cebolla, el puerro, el tomate o el plátano entre otros.
Los efectos saludables de los fructooligosacáridos se asocian a su capacidad
para modificar la composición de la microflora del colon.
Los efectos saludables atribuidos a los fructooligosacáridos se asocian a su
capacidad para modificar la composición de la microflora del colon, motivo por
el cual se les denomina también prebióticos. Éstas son algunas de sus
funciones fisiológicas más sobresalientes:
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Favorecen el crecimiento de las bífido bacterias (flora benéfica) e
inhiben el de las bacterias patógenas como la Escherichia coli, la
Shigella o la Salmonella.
Estimulan la función inmunológica y la síntesis de ciertas vitaminas.
Contribuyen a reducir trastornos digestivos como el exceso de gases, al
equilibrar la flora intestinal y limitar el crecimiento de bacterias que los
generan.
Mejoran el tránsito intestinal, lo que resulta beneficioso en caso de
estreñimiento.
Reducen el riesgo de sufrir cáncer de colon por medio de diferentes
mecanismos. Por un lado, la fibra arrastra sustancias cancerígenas que
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se pueden hallar en la dieta y reduce el tiempo de contacto de las
mismas con la mucosa intestinal. Al mismo tiempo, la fermentación de
los FOS a cargo de las microbiota produce un medio ácido en el colon
que inhibe la formación de metabolitos asociados al crecimiento de
células tumorales.
El consumo de FOS se asocia a un mejor aprovechamiento por parte de
nuestro organismo de diversos minerales como el calcio y el magnesio,
componentes fundamentales para huesos y dientes.
En consideración a estos beneficios fisiológicos, la industria alimentaria
apuesta por crear productos enriquecidos en fructooligosacáridos que sirvan de
apoyo a la dieta. Es el caso de los preparados lácteos, bebidas, alimentos
infantiles y productos de repostería. La industria farmacéutica usa a su vez los
fructooligosacáridos en fórmulas para mejorar las digestiones, e incluso, en
complementos dietéticos diseñados para perder peso.
¿Complemento para perder peso?
Los efectos que se le atribuyen a los FOS como ayudantes en el tratamiento de
la obesidad y el sobrepeso se basan en trabajos de investigación elaborados
sobre todo con animales de laboratorio.
Se ha observado que estas sustancias incrementan la sensación de saciedad
al estimular la producción intestinal de péptidos saciantes. Estas sustancias
informan al cerebro que la ingesta ha sido suficiente, con lo que se reduce el
consumo de alimentos, y con ello la energía ingerida. Este hecho ha propiciado
la hipótesis de que los prebióticos podrían actuar de forma similar en humanos,
pero esto está aún está por demostrar.
Una nueva línea de investigación apuesta por la acción potencial de los FOS
en la regulación del peso corporal, por medio de la optimización del
metabolismo energético de los nutrientes, una de las causas de la génesis de
la obesidad. El desequilibrio intestinal o disbiosis se asocia, en determinadas
personas, a una gestión ineficaz de la energía de los alimentos y a un mayor
almacenamiento de ésta en forma de grasa corporal. Por ello, se propone el
uso terapéutico de fructooligosacáridos para equilibrar la microbiota del colon,
lo que redundará en una optimización del metabolismo energético, y en una
menor acumulación de grasa.
No obstante, sin evidencia científica sólida no se puede recomendar el uso de
los fructooligosacáridos como complementos para perder peso, a pesar de que
algunos productos con fines adelgazantes que se venden en farmacias y
herbodietéticas incluyen fructooligosacáridos por su efecto laxante.
POTENCIAL ACCIÓN ANTIHIPERTENSIVA
La hipertensión se define como una elevación sostenida de la presión arterial,
por encima de 140/85 mm Hg. Este trastorno se identifica como un factor de
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riesgo de numerosas enfermedades como las cardiovasculares y
cerebrovasculares, además de la afectación que supone para la funcionalidad
de los riñones. La dieta es un factor protector y terapéutico esencial, al que se
suma el uso de complementos dietéticos con supuestos efectos benéficos en la
regulación de la tensión, muchos de ellos ineficaces.
En este ámbito hay investigadores acerca de los mecanismos antihipertensivos
de los fructooligosacáridos. Una de las posibles acciones es su función como
consecuencia de la reducción del colesterol y los triglicéridos plasmáticos. Este
efecto hipocolesterolemiante podría reducir la rigidez de las grandes arterias y
redundar en una disminución de la presión arterial. Un segundo mecanismo se
asocia a la capacidad saciante de reducir la ingesta de alimentos y en
consecuencia de la pérdida de peso, lo que está demostrado que mejora los
niveles de tensión arterial. La obesidad se ha asociado con la hiperactividad del
sistema nervioso simpático, que a largo plazo podría elevar la presión arterial
por vasoconstricción de las arterias y aumento de la reabsorción tubular renal
de sodio. Por tanto, si se pierde peso tras el consumo complementario de
prebióticos, se ayuda a reducir o prevenir el riesgo de hipertensión.
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