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 Índice de Desarrollo de la Seguridad Social Informe final1, 2 Andras Uthoff3 Alfredo H. Conte‐Grand4 1
Trabajo solicitado por el Centro Interamericanos de Estudios de la Seguridad Social (CIESS).
Los autores agradecen el trabajo de recolección y elaboración de datos estadísticos de Luis Felipe Fuentes.
Director del Instituto de Administración de Salud, Facultad de Economía y Negocios Universidad de Chile.
4 Asesor internacional en seguridad social, Argentina.
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Centro Interamericano de Estudios de Seguridad Social
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Centro Interamericano de Estudios de Seguridad Social
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Durante la primera reunión realizada acerca del tema de la Semana de la Seguridad Social realizada en la sede del CIESS en México, se presentó la idea de elaborar un Índice de Desarrollo de la Seguridad Social. En esa oportunidad se sugirió construir el índice a partir de la brecha que existiría entre un indicador de vulnerabilidad (necesidad), y un indicador de capacidad (suficiencia) para financiar prestaciones de la seguridad social. El primero se construye expandiendo el índice de dependencia demográfica para considerar como población “sostenedora” solo a los trabajadores formales, y entre los dependientes a los jóvenes, los adultos mayores, los inactivos, los desempleados y los trabajadores formales. Este “índice de dependencia de la formalidad”, se compara luego con el número de dependientes por trabajador a los que, hipotéticamente, es posible entregarles una prestación sobre la base del gasto público social, el cual se estima mediante un algoritmo matemático. La diferencia entre ambos constituye una brecha cuya magnitud se relaciona inversamente con el nivel de desarrollo de la seguridad social. Su cómputo permite ordenar a los países, mostrando diferentes niveles de desarrollo, y entrega un ranking que se compara bien con otros ya elaborados. En su presentación durante la primera Semana de la Seguridad Social, el índice fue favorablemente recibido y se pidió ampliarlo para: (I) incluir a España como un “benchmark” (elemento que funciona como punto de comparación); (II) examinar los cambios en el tiempo que experimenta cada país; y (III) medir su sensibilidad frente a diversos indicadores de resultados y calidad de la seguridad social. Esta versión cumple con ese pedido hasta donde la información lo permite. El documento se debe acompañar con un disco con la información recopilada y procesada, para quien este interesado en los aspectos metodológicos y los datos. En este informe se presentan los resultados para cuando el algoritmo se calcula sobre la base de una propuesta de CEPAL (2006) y los valores de gasto PIB se expresan en paridad de poder de compra. Centro Interamericano de Estudios de Seguridad Social
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Centro Interamericano de Estudios de Seguridad Social
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Contenido Resumen Introducción 7 8 ¿Por qué ocuparse de la seguridad social? ¿Cómo construir un índice que mida su desarrollo? 8 9 I. Dinámica demográfica y del mercado de trabajo II. Construcción de un nuevo indicador de dependencia formal 12 18 1. Cálculos por países 2. Relación entre el indicador de dependencia formal y el PIB per cápita 18 24 III. “Curva de capacidad” de financiar de servicios sociales por parte del Estado 27 1. Construcción del indicador de capacidad 2. Relación entre el indicador de dependencia formal y el PIB per cápita IV. La brecha entre vulnerabilidades y capacidades 1. Obtención de la brecha 2. Cambios en la brecha 27 28 30 30 34 V. Índice de la Seguridad Social y perfil de los países en América Latina 36 1. Los países ordenados a partir del Índice de Desarrollo de la Seguridad Social 2. La relación entre el indicador de desarrollo y otros indicadores de resultados 36 36 VI. Utilizando España como “benchmark” 42 VII. Conclusiones 44 Anexo 1. Obtención de la curva de oferta de servicios sociales por parte del Estado 46 1. Derivación de la curva teórica 46 2. Estimación de parámetros 48 3. Construcción de la curva de oferta potencial de servicios sociales por parte del Estado 49 Bases de datos consultadas Bibliografía Centro Interamericano de Estudios de Seguridad Social
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50 51 Centro Interamericano de Estudios de Seguridad Social
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Resumen Este trabajo elabora un índice de desarrollo de la seguridad social combinando factores
demográficos, del mercado de trabajo y la capacidad de financiar el gasto público social,
como factores fundamentales para su diseño5. Expande el indicador de dependencia
demográfica tradicional que relaciona al número de individuos en edades dependientes
con el número en edades activas, mediante una variante que construye un indicador de
dependencia del trabajo formal, el cual relaciona el número de individuos dependientes de
la economía con el de los trabajadores que tienen un empleo formal, considerando como
dependientes a todos aquellos que no son empleados formales entre 15 y 59 años de edad.
Se utiliza para construir un índice de desarrollo de la seguridad social mediante una
estimación de la brecha entre las necesidades de protección social y la capacidad de
disponer de fondos para financiar los beneficios que las satisfagan. Las necesidades se
miden a partir de datos de personas en los censos y encuestas de hogares que sintetizan
factores demográficos y del mercado de trabajo y que se resumen en el número de
dependientes por trabajador formal. La capacidad de financiarlas se mide mediante un
algoritmo que permite estimar el número de dependientes por trabajador formal a los
cuales la recaudación de cotizaciones y el gasto público social es capaz de proveerles un
beneficio predeterminado (véase Anexo 1). Para diferentes países y años se dimensionan, a
partir de ellos, las brechas entre necesidades y financiamiento que señalan el grado de
desarrollo de la seguridad social en cada país y periodo histórico.
La magnitud de estas brechas permite construir un ranking de países que los ordena según
el desarrollo de su seguridad social. La evidencia denota que una amplia brecha con estos
indicadores es señal de grandes necesidades sociales insatisfechas, lo que implica que las
instituciones existentes no han sido capaces de brindar la protección necesaria para
atender las necesidades de los dependientes. Para ilustrar esto, se comparan las brechas
con diversos indicadores de resultados de políticas sociales (incluso el índice de desarrollo
humano). Se observa que si bien las brechas son determinantes del nivel de protección
social alcanzado, no obstante hay países que han logrado mejores resultados que otros.
Esto indica que hay argumentos de eficiencia que afectan el desarrollo de la seguridad
social, según la forma en como sus instituciones toman en consideración las complejas
relaciones entre el mercado de trabajo, las familias y el Estado. Sin embargo, el estudio de
esta determinación de eficiencia escapa a este trabajo y es una tarea pendiente en la región.
Sigue las sugerencias de un trabajo anterior realizado por Uthoff, Vera y Ruedi (2006). Relación de dependencia del trabajo formal y brechas de protección social en América Latina y el Caribe. CEPAL. Serie Financiamiento del
desarrollo Núm. 169 5
Centro Interamericano de Estudios de Seguridad Social
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Introducción ¿Por qué ocuparse de la seguridad social? La seguridad social es un derecho humano consagrado en la Declaración Universal de
Derechos Humanos, así como en el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales
y Culturales. Incluye medidas que conceden prestaciones, en dinero o en especie, para
garantizar la protección en caso de, entre otras:
a) una falta de ingresos relacionados con el trabajo (o unos ingresos insuficientes)
ocasionada por la enfermedad, la discapacidad, la maternidad, los accidentes laborales
y las enfermedades profesionales, el desempleo, la vejez o el fallecimiento de un
miembro de la familia;
b) una falta de acceso o un acceso inasequible a la asistencia médica;
c) un apoyo familiar insuficiente, especialmente en el caso de los hijos y de los adultos
dependientes;
d) la pobreza general y la exclusión social.
Sin embargo, al día La seguridad social tiene así, dos dimensiones principales
(funcionales): Seguridad de ingreso: para aliviar el estado de
necesidad e impedir la miseria, restableciendo, en un nivel
razonable, los ingresos perdidos, a causa de la incapacidad para
trabajar (comprendida la vejez), o para obtener trabajo remunerado
o a causa de la muerte del jefe de familia; y, Disponibilidad de la asistencia médica para garantizar a las personas la asistencia que
puedan prestar los miembros de la profesión médica y de las
profesiones afines y amparar a todos los miembros de la
comunidad.
de hoy, la mayor parte de la población mundial carece de acceso a una cobertura de la seguridad social adecuada, dando pie a pensar en diferentes niveles de protección. Sin embargo, al día de hoy, la mayor parte de la población mundial carece de acceso a una
cobertura de la seguridad social adecuada, dando pie a pensar en diferentes niveles de
protección. De modo que el nivel de desarrollo de la seguridad social puede medirse por
la capacidad de una sociedad por cerrar la brecha entre algún indicador del grado de
vulnerabilidad de su población y otro de la capacidad que tiene para financiar
prestaciones que la protegen.
Este trabajo elabora un indicador que mide vulnerabilidad, y otro que mide capacidad de
financiar, y utiliza la diferencia entre ambos como indicador de desarrollo de la seguridad
social. El nivel de desarrollo es mayor mientras menor sea la diferencia entre el indicador
de vulnerabilidad (necesidades) y el de capacidad (financiamiento). Centro Interamericano de Estudios de Seguridad Social
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En el Informe preliminar se definieron los criterios centrales a considerar tanto en el
concepto de seguridad social/protección social como en los programas vigentes en los
países de la región. Cabe destacar además que con posterioridad al mismo, se ha avanzado
en sugerencias y propuestas en el campo de los organismos internacionales dignas de
mención. El Informe discutido en la Centésima Reunión de la Conferencia Internacional
del Trabajo, 2011 que permitió concluir con el Informe de la Comisión para la Discusión
Recurrente sobre la Protección Social analiza en profundidad las propuestas sobre el Piso
de Protección Social en sus dos dimensiones, horizontal y vertical. Se revisaron
experiencias recientes calificando los importantes avances como una “revolución
silenciosa”. También se insistió en la necesidad de la seguridad social como condición
previa y no como un estorbo para el desarrollo. La actual crisis actuó como un acelerador
del cambio del discurso político sobre el tema reconociendo que se trata de estabilizador
social y económico. Subsisten casos en los que la seguridad social en lugar de cumplir tal
función se incluye en los ajustes para enjugar déficits.
Asimismo, debe mencionarse que están comprometidos en este cambio la mayoría de los
organismos internacionales entre los que también se destaca el interés explícito del G-20 en
la cobertura de las contingencias sociales, en particular en los países con bajos niveles de
protección, por medio de la estrategia del Piso de Protección Social. Un insumo central en
la reunión del G-20 del último trimestre es el Informe del Grupo Asesor sobre el Piso de
Protección Social presidido por la Dra. Michelle Bachelet.
Está claro que se debe lograr una mejor integración de la dimensión social en las políticas
macroeconómicas y existen diferentes sugerencias para que el Banco Mundial (BM) y
Regionales, así como el Fondo Monetario Internacional (FMI) se comprometan a incorporar
la protección social en sus estrategias de cooperación.
Otro proceso de integración y búsqueda de mayor consistencia es entre los regímenes
contributivos y las políticas de asistencia social, en especial en países con sistemas
desarrollados de protección, este enfoque permitirá llenar las brechas aun sin cobertura
con mayor facilidad. En los países con menor desarrollo el Piso de Protección Social
permitirá una extensión horizontal, como primer paso, para construir un sistema
universal.
¿Cómo construir un índice que mida su desarrollo? Dos transformaciones del desarrollo de las sociedades, su transición demográfica y los
cambios en sus mercados de trabajo, afectan la capacidad de desarrollo de su seguridad
social. La primera refleja los cambios de la fecundidad y mortalidad en la población
determinando importantes modificaciones en la estructura por edades, en los volúmenes
estacionarios de la población a largo plazo y por ende en el volumen de jóvenes y adultos
mayores (CEPAL/CELADE/BID, 1996). La segunda, resulta del volumen y la asignación de
recursos productivos entre sectores económicos, y que explican la migración y
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urbanización de la fuerza de trabajo, el grado de formalización del empleo y por ende la
capacidad de recaudar contribuciones e impuestos (CEPAL, 2004).
El desarrollo de los modelos de seguridad social de carácter contributivo se ve limitado
por estos dos procesos. Los sistemas han resultado incapaces de ampliar su capacidad
contributiva entre la población económicamente activa. Dada esta falencia, las autoridades
implementan programas complementarios de emergencia cuya expansión se ve limitada
por las restricciones impuestas por el presupuesto público (Uthoff, 1995; Arenas de Mesa y
Guzmán, 2003).
Este trabajo combina datos de la transición demográfica, de la dinámica del mercado de
trabajo y del presupuesto para el gasto público para elaborar un indicador de desarrollo
de la seguridad social de un país. Asume que la capacidad de desarrollo de la seguridad
social difiere entre países de acuerdo con la etapa de su desarrollo tanto económico como
demográfico y, sobre todo, si el mercado de trabajo difiere en cuanto a su componente
formal y capacidad de recaudación fiscal.
En la primera sección se elabora un indicador de dependencia formal. Es una ampliación
del indicador de dependencia demográfica que relaciona el número de individuos en
edades inactivas de la población con el número en edades activas. La ampliación consiste
en que a los “dependientes demográficos”, aquellos por edad (los menores de 15 y
mayores de 65), se les suman los inactivos, los desempleados y los trabajadores informales
los cuales se restan del denominador quedando solo lo empleados formales.
Los valores de este indicador tienen un rango mucho más alto que
el de dependencia demográfica, y sus fluctuaciones representan la
vulnerabilidad no solo a fenómenos demográficos sino a la forma
cómo el ciclo económico y las transformaciones económicas
influyen sobre el mercado de trabajo. La relación entre este
indicador de dependencia formal y el producto per cápita es
negativa. Mayores índices de individuos dependientes, ponderados
todos ellos con igual peso, por cada empleado formal, están
asociados con menores niveles de desarrollo representados por el
producto per cápita de la economía. Esta relación permite ordenar
los países respecto a la curva, a modo de caracterizar a cada uno en
estas dos dimensiones.
… las autoridades implementan programas complementarios de emergencia cuya expansión se ve limitada por las restricciones impuestas por el presupuesto público.
En la segunda sección, se deriva teóricamente y se simula con estimaciones empíricas una
curva que representa el potencial de una economía para brindar servicios sociales a sus
individuos dependientes mediante su capacidad de recaudación para financiar el gasto
social público. Se deriva así una “curva de suficiencia” potencial de financiamiento
público de servicios sociales, que aumentará en relación con el producto per cápita de la
economía. Dado el hecho de que no todos los individuos que se han clasificado como
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dependientes lo son exclusivamente del gasto social público, sino también de los recursos
generados por la economía en su conjunto, esta curva representa un mínimo, al que se
agrega el gasto privado que realizan los individuos para atender a sus dependientes.
En la tercera parte se presenta la brecha entre vulnerabilidad y suficiencia, la cual mide la
diferencia entre las necesidades de protección social para los dependientes y el potencial
del Estado para brindar esa protección. La brecha generada se manifiesta en un bajo nivel
de desarrollo social y se utiliza como indicador de la seguridad social.
A partir de las brechas de protección social, la cuarta sección del trabajo traza un
ordenamiento de países según el grado de desarrollo de la seguridad social medido por las
brechas. Estas se relacionan con el desempeño del país en términos de indicadores
sociales, mostrando que el índice de seguridad social, así medido, es un buen predictor de
los resultados sociales. Sin embargo, las relaciones entre brecha y resultados muestran
matices que pueden asociarse a diferencias de eficiencia conforme la forma en que sus
sistemas de seguridad social se ajustan mejor a las necesidades particulares de dinámicas
demográficas, del mercado de trabajo y de las finanzas públicas.
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I. Dinámica demográfica y del mercado de trabajo La
seguridad social busca proteger a las personas contra los riesgos de pérdidas
financieras ocasionadas por carencias de ingreso debido a riesgos a lo largo del ciclo de la
vida que incluye las edades jóvenes (habitualmente menores de 15 años), edades en edad
de trabajar (entre 15 y 65 años), y edades pasivas (adultos mayores de 65 años), hacia cada
una de las cuales se destinan prestaciones sobre la base de los eventos que experimenten
sus miembros.
Los países transitan demográficamente de altas tasas de mortalidad y fecundidad, y por
ende bajo crecimiento demográfico, hacia bajas tasas de mortalidad y fecundidad y
también de bajo crecimiento demográfico. Este tránsito afecta en forma importante la
relación de dependencia de la población. Es decir, el número de individuos en edades
inactivas (menores de 15 años y mayores de 60 años) respecto al número de individuos en
edades activas (de 15 a 59 años). Como se observa en el Cuadro 1, ya desde 1950 la
mortalidad venía decreciendo (aumentos de la esperanza de vida) y solo desde mediados
de la década de los sesenta se reduce significativamente la fecundidad (tasa global de
fecundidad). Estos cambios han afectado el crecimiento total de la población y en
particular su estructura de edades medida por la relación de dependencia.
La relación de dependencia mide el esfuerzo que la población potencialmente activa
debería hacer para cubrir las necesidades de la población inactiva y más vulnerable. En
ausencia de importantes flujos de migración de fuera de la región, el indicador, a lo largo
del tiempo y a partir del rápido descenso de la fecundidad, tomaría la forma de una “U”,
siendo la fase descendente de la dependencia la conformada por jóvenes y la ascendente
por adultos mayores (véanse Gráficos 1 y 2).
Este indicador merece dos comentarios. En primer lugar, considera a cada persona con un
peso similar respecto a su dependencia de la población en edad de trabajar. Sin embargo,
el costo de financiar las necesidades de consumo —que puede verse afectado por los
riesgos sociales— difiere significativamente entre personas de distintas edades. Para
subsanar esto, sería necesario usar escalas “equivalentes” al igual que en las mediciones de
pobreza, lo cual implica una alta discrecionalidad conforme se ponderan los riesgos
sociales en cada grupo de edad. Por otra parte, la medición asume que cada persona de 15
a 59 años contribuye al presupuesto familiar en igualdad de condiciones, soslayando así
una diversidad de situaciones. En realidad, entre estas personas primero hay algunas
inactivas, y dentro de las activas existen personas ocupadas y desocupadas. A su vez,
dentro de las ocupadas hay personas en ocupaciones formales/modernas e
informales/tradicionales. La población en edad de trabajar representa solo un potencial de
generación de ingresos para la subsistencia de sus familias, y el indicador de dependencia
tradicional en términos exclusivamente demográficos oculta serios problemas de
vulnerabilidad laboral presentes en las economías de la región.
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Gráficos 1 y 2. Ilustración de los efectos de la dinámica demográfica América Latina: Dinámica demográfica y relación de dependencia (Tasas de crecimiento de diferentes grupos de edades y porcentaje de menores de 15 y mayores de 60 años sobre la población de 15 a 60 años) Fuente: elaboración propia con base en datos oficiales de CEPAL
Nota: r = tasa de crecimiento América Latina. Indicador tradicional de dependencia demográfica (P < 15 + P > 60) / (P15 – 59) Fuente: elaboración propia con base en datos oficiales de CEPAL Centro Interamericano de Estudios de Seguridad Social
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Cuadro 1. Dinámica demográfica de América Latina
Tasa global de Esperanza de vida Población Año fecundidad (1) al nacer ambos sexos (2) total (3) Crecimiento Relación de dependencia
(4) (5) 1950 161 328 403
77.6
1955 6.63
51.8
185 238 434
27.6
81.2
1960 6.65
54.7
212 790 982
27.7
85.6
1965 6.72
57.1
244 787 324
28.0
88.6
1879 6.32
59.1
278 922 381
26.1
87.0
1975 5.86
61.2
315 681 598
24.8
83.5
1980 5.31
63.4
354 692 821
23.3
78.6
1985 4.65
65.4
394 191 479
21.1
74.2
1990 3.96
67.3
433 663 906
19.1
69.7
1995 3.43
69.1
472 905 736
17.3
64.9
2000 3.04
70.8
511 726 992
15.8
60.0
2005 2.76
72.2
546 656 867
13.2
56.3
2010 2.53
73.4
582 554 112
12.7
53.3
2015 2.34
74.5
616 524 684
11.3
51.2
2020 2.19
75.5
648 060 334
10.0
50.1
2025 2.08
76.3
676 828 935
8.7
49.7
2030 2.00
77.1
702 220 070
7.4
50.2
2035 1.92
77.8
723 379 822
5.9
51.1
2040 1.87
78.5
740 532 962
4.7
52.3
2045 1.84
79.0
753 479 552
3.5
54.0
2050 1.82
79.6
762 603 058
2.4
56.2
(1) Tasa global de fecundidad: Número de hijos que en promedio tendría una mujer de una
cohorte hipotética de mujeres que durante su vida fértil tuvieran sus hijos de acuerdo
con las tasas de fecundidad por edad del periodo en estudio y no estuvieran
sometidas a riesgos de mortalidad desde el nacimiento hasta la finalización del
periodo fértil.
(2) Esperanza de vida al nacer: Representa la duración media de la vida de los individuos
que integran una cohorte hipotética de nacimientos, sometidos en todas las edades a
los riesgos de mortalidad del periodo en estudio.
(3) Tasa de crecimiento total: Cociente entre el incremento medio anual total durante un
periodo determinado y la población media del mismo periodo. Puede definirse
también como la suma algebraica de la tasa de crecimiento natural y la tasa de
migración.
(4) Relación de dependencia: Cociente entre la suma de los grupos de población de menos
de 15 y de más de 64 años de edad y la población de 15 a 64 años de edad.
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De hecho, cabe recordar que durante el periodo 1950-1980 el mercado de trabajo
experimentó importantes ajustes en respuesta a un mayor crecimiento de ocupaciones no
agrícolas. Estimaciones de OIT (1991) indican que la ocupación no agrícola aumentó su
participación en el empleo total de 42 a 63%. Mientras tanto, la subutilización total
—medida como el porcentaje subempleado y desempleado— disminuyó de 46 a 40% entre
1950 y 1980.
A partir de 1980, y a raíz de las consecuencias de la crisis de la deuda, la subutilización
total aumenta. En este periodo comienza a sentirse la menor presión demográfica, el
empleo continúa absorbiéndose en actividades no agrícolas en su mayoría informales, el
desempleo abierto permanece estable y el empleo en el sector campesino decrece
relativamente poco. Durante este periodo la subutilización de la fuerza de trabajo aumenta
de 40 a 42% con lo que se quiebra la tendencia histórica decreciente registrada en las tres
décadas anteriores.
Cuadro 2. América Latina: Composición del empleo por segmentos (en porcentaje) 1950 1980 1990 100
100
100
PEA Total
PEA No agrícola
Ocupados
S. Formal
S. Informal
Desocupados
PEA Agrícola
Ocupados
S Moderno
S Campesino
Desocupados Desempleo
Urbano
Rural
Subempleo 45
68
74
42
32
10
3
63
47
16
5
70
48
22
4
55
32
26
54
22
32
1 4
7
2
42 31
13
18
1 6
7
2
34 25
10
15
1 5
5
3
37 Fuente: OIT. Empleo y Equidad el Desafío de los 90. PREALC, OIT, 1991. Santiago, Chile. Para posibilitar una adecuada consideración de las realidades descritas, construimos un
indicador de dependencia formal que procura captar, además de la tradicional dimensión
demográfica de la dependencia, esta otra faceta que concierne a los problemas
estructurales o cíclicos de los mercados laborales.
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En el numerador consideramos el número total de individuos dependientes de una
economía (D) donde ahora:
D = menores de 15 años + inactivos (15 a 59 años) + adultos mayores de 60 años + personas con problemas de empleo F = individuos entre 15 y 59 años ocupados en el sector formal Dentro de los adultos mayores de 60 años se incluyó a los inactivos y activos de 60 años o
más. Dentro de las personas con problemas de empleo se incluyó a los desempleados de 15
a 59 años y también a los trabajadores informales de 15 a 59 años.
En el denominador del indicador de dependencia formal (F) se incluyó a todos los
individuos entre 15 y 59 años ocupados en el sector formal-moderno de la economía, que
son quienes hacen el grueso de las contribuciones de los recursos, públicos y privados,
para financiar la protección social en los países de la región6.
Cabe notar que la metodología de construcción magnifica el indicador de dependencia
formal, por cuanto existen menores de 15 años y mayores de 60 años que pueden ser
personas activas en el sector formal y también pueden existir trabajadores informales que
no sean dependientes.
El cálculo de este nuevo indicador (D/F) para 16 países de América Latina y el Caribe
permite observar tres características: en primer lugar, al incluirse un nuevo grupo de
dependientes por problemas asociados con el mercado de trabajo, ya sea por ser
desempleados o subempleados, los valores del nuevo índice de dependencia formal son
bastante mayores que cuando se considera el índice de dependencia puramente
demográfico, calculado de la forma tradicional. Como puede observarse en el Cuadro 3, en
1950 la diferencia es de 1 a 10, en 1980 es 1 a 6 y en 1989 es 1 a 7. En segundo lugar, el
descenso de la dependencia es más acentuado en el tiempo y, por último, se reduce el peso
de la dependencia estrictamente demográfica (jóvenes menores de 15 años y adultos
mayores de mayores de 60) al incluir como dependientes a aquellos con problemas de
empleo e inactivos.
El sector formal está referido a las personas ocupadas en el Estado y en el sector privado en empresas
pequeñas, medianas y grandes de más de 6 personas. Se asocia al sector moderno de la economía,
especialmente cuando se trata del sector agrícola. Por el contrario, el sector informal está referido a
ocupaciones de baja productividad, e incluye trabajadores por cuenta propia no profesionales (no incluye a
administrativos, profesionales ni técnicos), trabajadores familiares, servicio doméstico y trabajadores en
empresas de menos de 5 personas.
6
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Cuadro 3. América Latina: Relación de dependencia demográfica y del empleo formal‐moderno 1950 1980 1989 Dependencia Dependencia Dependencia Demográfica* Formal** Demográfica Formal Demográfica Formal < 15
0.710
3.64
0.709
2.41
0.615
2.08
>65
0.065 0.34
0.079 0.27
0.080 0.27
Inactivos
3.29
1.73
1.66
Desempleados
0.07
0.07
0.08
Subempleados 0.77 0.57 0.64 Total 0.775 8.110 0.788 5.05 0.695 4.73
Fuente: Elaboración propia con base en datos oficiales de CEPAL. * Demográfica: Número de personas en edades dependientes por persona en edad de trabajar.
** Formal: Número total de dependientes por trabajador formal.
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II. Construcción de un nuevo indicador de dependencia formal 1. Cálculos por países Se
presenta a continuación el cálculo para países seleccionados de América Latina
desagregando el nuevo indicador de dependencia formal en sus distintos componentes, lo
que permitiría ponderar los factores específicos de riesgo social asociados con los distintos
grupos de edades y problemas (Cuadro 4). Si bien se otorga el mismo peso a cada grupo
de dependientes7 y se asume a cada trabajador formal como plenamente ocupado, se
evidencian, no obstante, las dificultades que tiene la sociedad para atender las necesidades
de un gran porcentaje de la población que no está inserta en forma plenamente productiva
en el mercado de trabajo. Tal situación responde a múltiples factores: ser joven y estar en
etapa de formación; ser inactivo económicamente pero dedicarse a otras tareas de la
familia; invalidez y enfermedad; estar desempleado o subempleado; o ser un adulto
mayor.
Por otra parte, cabe hacer notar que, dada la forma en que es construido el indicador, éste
captura efectos estructurales de las economías, pero también efectos cíclicos como pueden
ser el desempleo o subempleo cíclico, lo cual lo expone a variaciones que son propias del
momento en que se mide.
En todos los países, el componente que explica en mayor medida el indicador total es el
asociado con los menores. De hecho, en el caso de Guatemala, Honduras y Nicaragua la
dependencia de menores explica casi la mitad del indicador total. El segundo componente
en importancia es el asociado con los problemas de empleo8, excepto para Chile y Costa
Rica en los que el segundo componente más importante es el asociado con los inactivos
entre 15 y 59 años. El componente menos relevante para todos ellos es el asociado con los
adultos mayores de 60 años, excepto para Uruguay, donde dicho componente explica la
cuarta parte del índice total, casi lo mismo que los problemas de empleo.
Al comparar los indicadores de dependencia, total y por componentes, entre 2002 y 2008
se comprueba que para todos los países el indicador de vulnerabilidad ha mejorado, es
decir, hay menos dependientes por trabajador formal, cosa que es particularmente
importante en Honduras, Bolivia Paraguay y Perú en el primer grupo de países; no hay
casos muy destacables en el segundo grupo con excepción de El Salvador, y se ha reducido
la vulnerabilidad en prácticamente todos los países de los grupos 3 y 4 (Gráfico 3).
7
Los componentes ponderan con igual peso el número de personas, independientemente del tipo de riesgos a
los cuales estén expuestos y del costo de prevenirlos o mitigarlos.
8 Si bien lo anterior es cierto, aquí pueden estar teniendo una incidencia importante los componentes cíclicos
del indicador.
Centro Interamericano de Estudios de Seguridad Social
18
En cuanto a los componentes del indicador, el relacionado con los menores y la
informalidad explica las mejoras en los países del grupo 1. Estas pueden considerarse
tendencias más estructurales asociadas con la demografía y el desarrollo productivo
(mercado de trabajo). Pero son aquellas en las reducciones del desempleo las que explican
las reducciones en el grupo 3 y 4. Un fenómeno más asociado al ciclo económico y por
ende reversible. En todos los casos la mayor presencia de mayores tiende a aumentar la
vulnerabilidad en todos los países. El componente asociado con los inactivos entre 15 y 59
años muestra en la gran mayoría de los casos una leve tendencia a reducir la
vulnerabilidad.
Centro Interamericano de Estudios de Seguridad Social
19
Cuadro 4. Indicador de dependencia formal total y por componentes en países seleccionados de América Latina (Años 2002, 2006 y 2008) Países Grupo 1 Honduras
Bolivia
Paraguay
Perú
Guatemala
Nicaragua
Grupo 2 El Salvador
Colombia
R. Dominicana
Ecuador
Grupo 3 Venezuela
México
Panamá
Grupo 4 Argentina
Costa Rica
Uruguay
Brasil
Chile
España
Grupo 1 Honduras
Bolivia
Paraguay
Perú
Guatemala
Nicaragua
Grupo 2 El Salvador
Colombia
R. Dominicana
Ecuador
Total 2002 Menores Inactivos de 15 (15‐59) Mayores de 60 Problemas de empleo 10.7
9.6
8.5
7.6
7.5
7.4
4.9
4.2
3.6
3.0
3.6
3.3
2.3
1.5
1.4
1.3
1.3
1.4
0.7
0.7
0.7
0.8
0.5
0.5
2.8
3.2
3.7
2.5
2.1
2.2
6.4
..
5.5
4.8
2.6
..
2.1
1.9
1.5
..
1.2
1.0
0.7
..
0.6
0.4
1.6
..
1.6
2.2
5.0
4.9
4.7
2.0
1.9
1.8
1.0
1.2
1.1
0.4
0.7
0.5
1.6
1.3
1.3
4.2
3.9
3.9
3.7
3.3
1.3
1.4
1.5
1.2
1.4
1.2
0.4
1.1
1.1
0.7
0.8
1.0
0.4
2006
0.7
0.4
1.0
0.4
0.5
0.4
1.1
0.9
1.1
1.1
0.7
0.8
8.1
9.9
7.6
7.6
8.4
7.0
3.6
4.3
3.0
2.7
4.0
2.9
1.8
1.5
1.3
1.4
1.6
1.6
0.7
0.7
0.7
0.8
0.6
0.6
2.0
3.3
2.6
2.7
2.2
2.0
6.1
6.2
5.4
5.8
2.4
2.1
2.0
2.1
1.5
1.3
1.1
1.1
0.7
0.7
0.6
0.7
1.6
2.0
1.6
2.0
Centro Interamericano de Estudios de Seguridad Social
20
Países Grupo 3 Venezuela
México
Panamá
Grupo 4 Argentina
Costa Rica
Uruguay
Brasil
Chile
España
Grupo 1 Honduras
Bolivia
Paraguay
Perú
Guatemala
Nicaragua
Grupo 2 El Salvador
Colombia
R. Dominicana
Ecuador
Grupo 3 Venezuela
México
Panamá
Grupo 4 Argentina
Costa Rica
Uruguay
Brasil
Chile
España
Total Menores Inactivos Mayores de 15 (15‐59) de 60 2006 (continuación) Problemas de empleo 4.1
4.4
4.3
1.6
1.7
1.6
1.0
1.0
1.0
0.4
0.5
0.6
1.2
1.2
1.2
3.4
3.4
3.6
3.2
2.9
1.1
1.1
1.2
1.1
1.1
0.9
0.3
0.8
1.0
0.6
0.7
0.9
0.3
2008
0.6
0.4
1.0
0.4
0.5
0.4
0.8
0.9
0.9
1.0
0.6
0.7
7.8
7.6
6.2
5.7
7.0
7.0
3.4
3.0
2.4
2.0
3.3
2.9
1.8
1.3
1.1
0.9
1.3
1.6
0.7
0.7
0.6
0.7
0.5
0.6
1.9
2.5
2.1
2.1
1.8
2.0
5.6
6.2
5.2
5.8
2.0
2.1
1.9
2.1
1.3
1.2
1.2
1.2
0.7
0.7
0.6
0.8
1.6
2.2
1.6
1.8
3.8
4.2
3.7
1.4
1.6
1.4
0.9
1.1
0.8
0.4
0.5
0.5
1.1
1.1
0.9
3.4
3.0
3.1
2.9
3.0
1.0
1.1
1.1
0.9
1.0
0.9
0.3
0.8
0.9
0.5
0.6
0.9
0.3
0.7
0.4
0.8
0.4
0.6
0.4
0.8
0.7
0.8
0.9
0.6
0.6
Centro Interamericano de Estudios de Seguridad Social
21
Gráfico 3a. Evolución del indicador de dependencia formal para países seleccionados de América Latina (1997 vs. 2002)
Centro Interamericano de Estudios de Seguridad Social
22
Gráfico 3b. Evolución del indicador de dependencia formal para países seleccionados de América Latina (2002 vs 2008)
Centro Interamericano de Estudios de Seguridad Social
23
2. Relación entre el indicador de dependencia formal y el PIB per cápita Una relación de panel utilizando datos a nivel nacional para los años 2002 y 2008 arrojó,
como es de esperar, una pendiente negativa entre el indicador de dependencia formal y el
per cápita.
PIB
El siguiente gráfico muestra la relación entre el PIB real per cápita y el ratio (D/F) para los
años 2002 y 2008.
Gráfico 4. Indicador de dependencia formal y total y PIB per cápita en países seleccionados de América Latina (2002 y 2008) Fuente: Elaboración propia.
Esta relación ilustra lo que se puede denominar el círculo vicioso del desarrollo de
la seguridad social. Aquellos países que disponen de menos recursos para asignar a la
seguridad social, ya sea por la baja formalidad de sus mercado de trabajo y su bajo nivel
de desarrollo, son los que mayores índices de vulnerabilidad presentan por sus
condiciones demográficas y del mercado de trabajo.
Centro Interamericano de Estudios de Seguridad Social
24
Al estimar la misma relación, pero esta vez abriendo el indicador de dependencia formal
entre sus cuatro componentes (menores, inactivos de 15 a 59 años, adultos mayores de 60
años e individuos con problemas de empleo —desempleados e informales—) se obtienen
relaciones de pendiente negativa en todos los casos, aunque para los adultos mayores de
60 años y para los desempleados la relación es más débil (Gráfico 5).
Esta constatación es fundamental para comprender que el desarrollo de la seguridad
social, en tanto se ocupe de la vulnerabilidad como uno de sus componentes, no puede
aislarse del nivel y estilo de desarrollo de los países donde esta se pretende aplicar. La
lección es que no puede existir un modelo que se aplique a todos los casos, los diseños
deberán tomar en cuenta las causas de vulnerabilidad que estén fuertemente vinculadas a
la etapa del desarrollo en que se encuentra cada país. Estas etapas vemos que establece
fuertes vínculos entre el nivel de desarrollo y la transición demográfica (desde sociedades
con alta hasta bajas tasas de fecundidad), y entre el nivel de desarrollo y la transición del
mercado de trabajo (desde empleos tradicionales e informales, hacia empleos modernos y
formales). No considerar estas diferencias puede llevar a malas políticas públicas de
seguridad social.
Centro Interamericano de Estudios de Seguridad Social
25
Gráfico 5. Indicadores de dependencia formal y PIB per cápita en países seleccionados de América Latina (2002 y 2008) Centro Interamericano de Estudios de Seguridad Social
26
III. “Curva de capacidad” de financiar de servicios sociales por parte del Estado 1. Construcción del indicador de capacidad Es
posible derivar una “curva de oferta” potencial de servicios sociales por parte del
Estado, la cual vincula el PIB per cápita de los países con la cantidad de personas
dependientes en relación al número de ocupados formales que este podría “proteger”.
Se supone que el Estado otorga a cada individuo dependiente un monto determinado de
beneficio (igual para todas las categorías de dependientes) cuya suma equivale al monto
total de recursos destinado a gasto social en América Latina9 (los detalles de la derivación
de la curva se encuentran en el Anexo I). Al comparar los indicadores de dependencia de
capacidad (financiables), entre 2002 y 2008, se comprueba que para todos los países con la
sola excepción de Chile, el indicador de capacidad se ha mantenido o mejorado, es decir,
hay más dependientes por trabajador formal que pueden ser financiados, cosa que es
particularmente importante en Argentina y Brasil, y en menor medida en Colombia, Costa
Rica, México, Nicaragua, Uruguay y Venezuela, (Gráfico 6).
Gráfico 6. Evolución del indicador de dependencia formal para países seleccionados de América Latina (2003 vs 2008) 2002 2008 Argentina
3.0
3.7
Bolivia
1.6
1.6
Brasil
2.9
3.7
Chile
2.3
2.2
Colombia
1.4
1.7
Costa Rica
2.6
2.8
Ecuador TN
0.7
0.8
El Salvador
1.3
1.3
Guatemala
0.7
0.8
Honduras
0.9
1.1
México
1.6
2.0
Nicaragua
0.6
1.0
Panamá
1.3
1.4
Paraguay
0.8
1.2
Perú
1.1
1.1
R. Dominicana
0.9
1.1
Uruguay
3.1
3.4
Venezuela
1.7
2.1
España
6.0
6.6
9
Se consideró el promedio del gasto social de 16 países de América Latina. Centro Interamericano de Estudios de Seguridad Social
27
2. Relación entre el indicador de dependencia formal y el PIB per cápita Una relación de panel utilizando datos a nivel nacional para los años 2002 y 2008 arrojó,
como es de esperar, una pendiente positiva entre el indicador de capacidad de financiar
dependientes por trabajador formal y el PIB per cápita.
El siguiente gráfico muestra la relación entre el PIB real per cápita y el ratio (D/F) para los
años 2002 y 2008.
Gráfico 7. Indicador de suficiencia (capacidad de financiar) y PIB per cápita en países seleccionados de América Latina (año 2008)
Fuente: Elaboración propia.
Esta relación confirma la tesis del círculo vicioso del desarrollo de la seguridad social. Son
los países con mayor vulnerabilidad aquellos que disponen de menos recursos para
asignar a la política social, como resultado de su baja base y carga tributaria lo que limita
su capacidad para mejorar su nivel de gasto público social. La intuición del indicador se
aprecia en el Cuadro 5, donde el indicador de capacidad es menor cada vez que aumenta
la diferencia entre la prestación hipotética per cápita y el gasto social per cápita efectivo
(para el desarrollo del algoritmo véase el Anexo 1).
Centro Interamericano de Estudios de Seguridad Social
28
Cuadro 5. Indicador de dependencia formal total y por componentes en países seleccionados de América Latina (Años 2002, 2006 y 2008)
Países 2002 2006 2008 Total PIB GS Prestación Total PIB GS Prestación Total PIB GS Prestación Grupo 1 Honduras Bolivia Paraguay Perú Guatemala Nicaragua Grupo 2 El Salvador Colombia R. Dominicana Ecuador Grupo 3 Venezuela México Panamá Grupo 4 Argentina Costa Rica Uruguay Brasil Chile España Pb pc hipotética* 2944
3395
3754
5540
3984
2139 308
580
309
516
281
174
500
577
638
942
677
364
Pb pc hipotética 1.1
1.7
0.9
1.1
0.8
0.9
3368
3807
3945
6527
4121
2338
380
632
343
570
317
261
573
647
671
1110
701
398
Pb pc hipotética 1.1
1.6
1.2
1.1
0.8
1.0
3625
3872
3945
7552
4367
2453
404
615
469
602
311
295
616
658
726
1284
742
417
0.9
1.6
0.8
1.1
0.7
0.6
1.3
1.4
0.9
0.7
1.7
1.6
1.3
5299
6493
5809
5795 577
747
432
328 901
1104
988
985
1.4
1.6
1.0
0.8
5794
7433
6523
6830 671
918
507
432
985
1264
1109
1161
1.3
1.7
1.0
0.8 6216
8161
7446
7213 681
1021
605
449 1057
1387
1266
1226
9198
11916
8056
1072
1189
758
1564
2026
1369
1.9
1.7
1.2
10346
12794
9493
1288
1330
790
1759
2175
1614
2.1
2.0
1.4
11658
13357
11157
1533
1582
1015
1982
2271
1897
3.0
2.6
3.1
2.9
2.3
9166
8063
8434
7961
10755
1928
1509
1896
1715
1627
1558
1371
1434
1353
1828 3.2
2.5
3.0
3.2
2.0
11215
9320
9894
8625
12399
2311
1593
1975
1995
1543
1907
1584
1682
1466
2108
3.7
2.8
3.4
3.7
2.2
12875
10315
11306
9331
13229
2902
1899
2454
2382
1756
2189
1754
1922
1586
2249 6.0
25901
7016
4403
6.5
27663
7923
4703
6.6
28536
8222
4851
* Dólares PPP 2005 precios constantes
Centro Interamericano de Estudios de Seguridad Social
Centro Interamericano de Estudios de Seguridad Social
29
IV. La brecha entre vulnerabilidades y capacidades 1. Obtención de la brecha Si en los Gráficos 4 y 7 se incluye la curva de oferta en el gráfico junto a la curva de
necesidades totales de protección social, se obtiene lo siguiente10.
Gráfico 8. Necesidades y posibilidades potenciales de protección social en países seleccionados de América Latina Fuente: Elaboración propia.
La distancia entre las necesidades totales de protección social que presentan los
dependientes y las posibilidades del Estado de satisfacerlas constituye una brecha que se
reduce con el nivel de desarrollo, medido por el PIB per cápita. Precisamente en los países
con mayor número de dependientes y menor PIB per cápita, el Estado tiene menor
capacidad de cubrir sus necesidades.
Esas necesidades de protección social podrán ser cubiertas por el resto de la economía con
medidas que dependen de la situación de ingreso y de la capacidad de pagos de bolsillo.
10
El β = 0.35 utilizado en este caso (ver Anexo 1). Centro Interamericano de Estudios de Seguridad Social
30
En aquellos casos en los cuales la protección social pública aunada con el gasto privado no
resulte suficiente, la brecha generada se manifestará en un bajo desempeño de los
indicadores sociales.
Se distinguen dos componentes del índice de desarrollo de la seguridad social. El primero
que mide la vulnerabilidad expresada en el número de dependientes por trabajador formal
(Gráfico 9a); otro componente de capacidad que mide el número de dependientes por
trabajador formal al que el país es capaz de financiarle una prestación universal, dada su
nivel de gasto social Gráfico 9b); y la resta de los dos que indicaría en número de
dependientes por trabajador formal que hipotéticamente no pueden beneficiarse con una
prestación, que sería la brecha, la cual mientras menor sea mayor el desarrollo de la
seguridad social, pudiendo llegar a ser negativa (España).
Lo que distingue a España del resto de los países es que tiene una brecha negativa. Y estos
no solo por su mayor nivel de ingreso per cápita, sino por cuanto tiene una mayor
cobertura del empleo formal, y mayor gasto social en relación al PIB. Estas mismas
variables son importantes para explicar las diferencias entre grupos. En efecto, sus rangos
varían entre los siguientes valores:
Países España
Grupo avanzada
Grupo avance medio alto
Grupo avance medio bajo
Grupo rezagado
Rango formalidad 75 a 77%
50 a 68%
43 a 53%
34 a 45%
24 a 34%
Centro Interamericano de Estudios de Seguridad Social
31
Rango gasto social/PIB 27 a 29%
12 a 25%
9 a 13%
5 a 13%
7 a 17%
Gráficos 9a, 9b y 9c. Componentes de la brecha Centro Interamericano de Estudios de Seguridad Social
32
Gráfico 10. Componentes del Índice de Desarrollo de la Seguridad Social. Países seleccionados de América Latina y España (2008) Centro Interamericano de Estudios de Seguridad Social
Centro Interamericano de Estudios de Seguridad Social
33
2. Cambios en la brecha El hecho de que en las comparaciones del gráfico 10, aparezcan casi todos los países por
debajo de la recta de equiparación, indica que los países han ido cerrando la brecha, pero
la velocidad y magnitud a la que lo hacen los deja distantes de España y entre sí. No hay
casos de saltos significativos. En el grupo de avanzada destaca el caso de Uruguay y Brasil
con avances entre 2002 y 2008. En el grupo de avance medio alto lo hacen México,
Venezuela y Panamá. En el grupo de avance medio no destaca ninguno. Y en el de
rezagados avanzan Bolivia, Paraguay y Perú.
Cuadro 6. Cambios en los componentes del índice de seguridad social en países seleccionados de América Latina (años 2002, 2006 y 2008 [número de dependientes por trabajador formal]) Países 2002 Capacidad
Brecha
Vulnerabilidad
10.7
9.6
8.5
7.6
7.5
7.4
0.9
1.6
0.8
1.1
0.7
0.6
9.8
7.9
7.7
6.5
6.8
6.8
6.4
…
5.5
4.8
1.3
1.4
0.9
0.7
5.0
4.9
4.7
4.2
3.9
3.9
3.7
3.3
1.3
Vulnerabilidad
Grupo 1 Honduras
Bolivia
Paraguay
Perú
Guatemala
Nicaragua
Grupo 2
El Salvador
Colombia
R. Dominicana
Ecuador
Grupo 3 Venezuela
México
Panamá
Grupo 4 Argentina
Costa Rica
Uruguay
Brasil
Chile
España
2006 Capacidad
Vulnerabilidad
2008 Capacidad
Brecha
Brecha
8.1
9.9
7.6
7.6
8.4
7.0
1.1
1.7
0.9
1.1
0.8
0.9
7.0
8.2
6.7
6.5
7.6
6.1
7.8
7.6
6.2
5.7
7.0
7.0
1.1
1.6
1.2
1.1
0.8
1.0
6.7
6.0
5.0
4.6
6.2
6.0
5.1
...
4.6
4.1
6.1
6.2
5.4
5.8
1.4
1.6
1.0
0.8
4.7
4.5
4.4
5.0
5.6
6.2
5.2
5.8
1.3
1.7
1.1
0.8
4.7
4.5
4.2
5.0
1.7
1.6
1.3
3.3
3.3
3.4
4.1
4.4
4.3
1.9
1.7
1.2
2.3
2.7
3.1
3.8
4.2
3.7
2.1
2.0
1.4
1.7
2.3
2.2
3.0
2.6
3.1
2.9
2.3
6.0
1.2
1.4
0.8
0.8
1.1
-4.6
3.4
3.4
3.6
3.2
2.9
1.1
3.2
2.5
3.0
3.2
2.0
6.5
0.1
1.0
0.6
-0.1
0.8
-5.4
3.4
3.0
3.1
2.9
3.0
1.0
3.7
2.8
3.4
3.7
2.2
6.5
-0.4
0.3
-0.3
-0.8
0.6
-5.5
Fuente: Cálculos de los autores con datos de organismos internacionales.
Centro Interamericano de Estudios de Seguridad Social
34
Gráfico 11. Cambios en la brecha; 2001‐2006; 2006‐2008 y 2002‐2008 Centro Interamericano de Estudios de Seguridad Social
35
V. Índice de la Seguridad Social y perfil de los países de América Latina En esta sección se usó el ranking de América Latina a partir de las brechas de protección
social, y se los relaciona con indicadores de cobertura asociados a sus políticas sociales
identificando los países que, dado su nivel de desarrollo de la seguridad social, muestran
debilidades en eficiencia al ubicarse por debajo de las curvas de tendencia.
1. Los países ordenados a partir del Índice de Desarrollo de la Seguridad Social Se
ordenan los países según el indicador de dependencia formal como una forma de
reflejar la carga de necesidades de protección que cada uno enfrenta. Surgieron así cuatro
grupos además de España.
La estimación de la brecha para tres años consecutivos en la última década 2002, 2006 y
2008 indican que el ranking de países no varía mayormente, destacando España como el
más avanzado, y seguido por cuatro grupos de países:
1. El grupo de avanzada compuesto por Argentina, Brasil, Chile, Costa Rica y Uruguay.
2. El grupo de avance medio alto compuesto por México, Panamá y Venezuela.
3. El grupo de avance medio bajo compuesto por Colombia, Ecuador, El Salvador y
República Dominicana.
4. El grupo rezagado, compuesto por Bolivia, Guatemala, Honduras, Perú y Nicaragua.
Como ya se explicó, la agrupación realizada guarda estrecha relación con el nivel socioeconómico de los países, medido por su PIB per cápita, pero es interesante observar su
fuerte correlación con el índice de desarrollo humano, siendo en general los países con
mayor indicador de dependencia formal aquellos con menor nivel de desarrollo relativo
(Cuadro 4).
Se corrobora así la simultaneidad entre el grado de desarrollo económico, la fase de la
transición demográfica y el grado de “desarrollo” o de informalidad del mercado de
trabajo, por la cual no es posible comprender una dimensión de los problemas sin
considerar las otras. La siguiente caracterización ayudará a comprender esta
simultaneidad.
2. La relación entre el indicador de desarrollo y otros indicadores de resultados Los datos del Cuadro 5 sirven para relacionar los valores de la brecha, que es el indicador
de desarrollo de la seguridad social, con el del indicador de desarrollo humano. Esta
relación aparece en el Gráfico 8. Las desviaciones de la curva de ajuste pueden
Centro Interamericano de Estudios de Seguridad Social
36
interpretarse como la capacidad de los países por lograr diferente eficiencia con su sistema
de seguridad social, Los países por sobre la curva de ajuste serían los más eficientes,
donde destacarían por eficiencia Honduras, Bolivia y particularmente Perú en el grupo de
los rezagados, Ecuador en el grupo de avance medio bajo, Panamá y México en el grupo
de avance medio alto, y Argentina, Chile y Uruguay en el grupo avanzado.
Cuadro 7. Ordenamiento según vulnerabilidad e Índice de Desarrollo Humano en países seleccionados de América Latina Países 1980 1990 1995 2000 2005 2009 2010 Grupo 1 Honduras
0.436 0.495 0.523 0.552 0.579
0.601
0.604
Bolivia (Est.)
…
…
0.593 0.631
0.637
0.643
Paraguay
0.528 0.557 0.58
0.593 0.619
0.634
0.64
Perú
0.56 0.608 0.644 0.675 0.695
0.718
0.723
Guatemala
0.408 0.451 0.479 0.514 0.533
0.556
0.56
Nicaragua
0.44 0.454 0.473 0.512 0.545
0.562
0.565
Grupo 2 El Salvador
0.456 0.511 0.562 0.606 0.635
0.655
0.659
Colombia
0.537 0.579 0.612 0.637 0.658
0.685
0.689
R. Dominicana
0.56 0.591 0.624 0.638
0.66
0.663
Ecuador
0.576 0.612 0.63
0.642 0.676
0.692
0.695
Grupo 3 Venezuela
0.611 0.62 0.633 0.637 0.666
0.696
0.696
México
0.581 0.635 0.66
0.698 0.727
0.745
0.75
Panamá
0.613 0.644 0.672 0.703 0.724
0.751
0.755
Grupo 4 Argentina
0.656 0.682 0.709 0.734 0.749
0.772
0.775
Costa Rica
0.599 0.639 0.668 0.684 0.708
0.723
0.725
Uruguay
0.67 0.691 0.716 0.733
0.76
0.765
Brasil
0.649 0.678
0.693
0.699
Chile
0.607 0.675 0.707 0.734 0.762
0.779
0.783
España
0.68 0.729 0.789 0.828 0.848
0.861
0.863
Centro Interamericano de Estudios de Seguridad Social
37
Gráfico 12. Relación entre el Índice de Desarrollo Humano de la Seguridad Social y el Índice de Desarrollo Humano en países seleccionados de América Latina (2002 y 2008) En forma similar, el Cuadro 8 adjunta valores de dos tipos de indicadores. En las primeras
tres columnas se incluyen resultados en materia de reducción de la pobreza en las edades
dependientes, y cobertura de la seguridad social en salud y pensiones. En este caso los
países más eficientes difieren, siendo Guatemala y Perú en el grupo de rezagados; Ecuador
y Colombia, pero particularmente este último en los de avance medio bajo; Panamá en los
de avance medio alto, y Chile y Uruguay, en el grupo avanzado.
Los de las tres columnas de en medio incluyen resultados que miden el grado de uso de
recintos y métodos para obtener resultados sanitarios básicos. En este caso, destacan como
más eficientes Honduras y Perú en el grupo rezagado, prácticamente todos los países del
grupo de avance medio bajo; ninguno del grupo de avance medio alto; y nuevamente
Uruguay como destacado en el grupo avanzado.
Centro Interamericano de Estudios de Seguridad Social
38
Cuadro 8. Ordenamiento según vulnerabilidad y nivel de indicadores de pobreza en países seleccionados de América Latina Suma total Países Suma de porcentajes: Suma de porcentajes de:
1. Uso de conceptivos
1. Menores de 15
2. Recitos hospitalarios
fuera de la
habilitados
pobreza
3. (1. Desnutrición)
2. Más mayores de
4. (1. Mortalidad
60 fuera de la
materna)
pobreza
5. (1. Mortalidad
3. Más cotizantes a
infantil)
salud y/o
6. Cobertura prenatal pensiones País Grupo 1 Honduras
Bolivia
Paraguay
Perú
Guatemala
Nicaragua
Grupo 2 El Salvador
Colombia
R. Dominicana
Ecuador
Grupo 3 Venezuela
México
Panamá
Grupo 4 Argentina
Costa Rica
Uruguay
Brasil
Chile
España
2002 2006 2008 2002, 0 25.0
29.3
36.7
54.8
36.6
25.7
28.3
29.3
38.5
54.8
36.6
25.7
28.3
29.3
38.0
54.8
36.6
25.7
56.1
32.5
58.2
52.2
46.2
51.6
61.3
40.8
66.7
64.6
53.1
60.2
68.7
54.6
74.4
71.9
64.2
67.0
47.2
57.8
47.0
42.4
47.2
57.8
47.0
45.6
47.2
62.0
47.0
47.8
58.2
65.8
62.3
60.3
63.6
70.0
68.5
66.0
52.6
53.7
63.8
52.6
60.9
65.6
52.6
58.2
69.0
68.4
63.9
64.9
69.0
74.7
86.4
64.2
85.7
83.8
74.3
74.7
86.4
67.3
88.5
81.8
82.8
79.7
88.4
72.0
88.5
82.8
72.3
75.7
75.7
61.8
72.0
80.0
Centro Interamericano de Estudios de Seguridad Social
39
2006, 0 2008, 0 2002 2006 2008 53.1
32.5
58.2
52.5
46.2
51.6
61.3
40.8
66.7
64.6
53.1
60.2
68.7
56.6
74.4
71.9
64.2
67.0
73.5
72.8
72.8
72.4
58.2
65.8
62.3
60.3
63.6
70.0
68.5
66.0
73.5
72.8
72.8
72.4
72.9
68.6
66.4
74.2
74.2
67.4
68.4
63.9
64.9
72.9
68.6
66.4
74.2
74.2
67.4
73.3
73.4
76.4
71.2
75.0
79.2
76.9
76.6
77.8
75.1
76.3
78.4
72.3
75.7
75.7
61.8
72.0
80.0
73.3
73.4
76.4
71.2
75.0
79.2
76.9
76.6
77.8
75.1
76.3
78.4
Gráfico 13. Relación entre el Índice de Desarrollo de la Seguridad Social e indicadores de resultados de alivio a la pobreza y cobertura en salud y pensiones en países seleccionados de América Latina (2002 y 2008) Centro Interamericano de Estudios de Seguridad Social
40
A modo de conclusión, en el Gráfico 13 se relaciona la suma de los tres indicadores de
resultados (el Índice de Desarrollo Humano, el índice de alivio a la pobreza y de cobertura,
y el índice de uso y resultados sanitarios) con el Índice de Seguridad Social (brecha).
Se puede concluir que, en general, el Índice de Desarrollo de la Seguridad Social anticipa
muy bien los resultados de cobertura medidos por diversos indicadores. Y de su ajuste se
pueden destacar como países más eficiente en la obtención de resultados dado su nivel de
desarrollo en seguridad social a Honduras y Perú en el grupo rezagado. De hecho este
último país ya estaría en etapas más avanzadas de desarrollo de seguridad social. A
Ecuador y Colombia en el grupo de avance medio bajo. A ninguno el grupo de avance
medio y a Argentina Chile y Uruguay en los grupos más avanzados.
Gráfico 14. Relación entre el Índice de Desarrollo de la Seguridad Social y la sima se indicadores de resultados (desarrollo humano, alivio a la pobreza y cobertura y uso y resultados sanitarios) en países seleccionados de América Latina (2002 y 2008) Centro Interamericano de Estudios de Seguridad Social
41
VI. Utilizando España como “benchmark”11 Antes
de terminar, resta examinar lo que ocurriría si en cada país se exige que las
prestaciones sean de la calidad correspondiente al valor de la prestación que se considera
en España para estimar su capacidad de financiamiento (proporcional a su nivel de
producto per cápita). Esto se realiza a partir de comparaciones expresadas en valores en
paridad de poder de compra. Intuitivamente si se recuerda el Cuadro 5 que explica el
cálculo de los potenciales beneficiarios, se puede ver que aumentar el nivel de los
beneficios para un mismo nivel de gasto público social equivale a reducir la capacidad de
financiar mayor cantidad de beneficiarios. En general, se puede anticipar entonces, que al
elevar el nivel de prestaciones habrá un menor número de dependientes entre los
vulnerables que podrían beneficiarse de esa prestación.
De hecho es interesante notar en el Cuadro 9 como a medida que los beneficios aumentan
el número de beneficiarios converge asintóticamente hacia cero, se tiende a producir un
mayor impacto en los países más avanzados. En estos las prestaciones ajustadas a su nivel
de desarrollo ya financiaban un número significativo de dependientes (véase Cuadro 6).
Cuadro 9. Tendencia asintótica a reducir el número de dependientes a beneficiar al incrementar la prestación. Países seleccionados de América Latina. Estimado 2008 y simulado con beneficios de España 2008 E Guatemala
Ecuador TN
Nicaragua
Perú
R. Dominicana
Honduras
Paraguay
El Salvador
Panamá
Bolivia
Colombia
México
Venezuela
Chile
Costa Rica
Uruguay
Brasil
Argentina
España
2008 0.75616546
0.81041589
1.00645896
1.05874322
1.07346454
1.09420103
1.15536106
1.34301872
1.41714625
1.60401835
1.71530895
1.9868039
2.08671315
2.21812557
2.77858441
3.40035025
3.69735009
3.72429943
6.59840924
2008 (E) 0.24981778
0.3600042
0.23660495
0.4832494
0.485888
0.3238809
0.37667089
0.54645591
0.81431689
0.49367178
0.81954704
1.26952559
1.23049283
1.40927564
1.52434007
1.96920489
1.91194329
2.32867453
6.59840924
11
La traducción es “utilizar las cotas (prestaciones) de España como referencia”.
Centro Interamericano de Estudios de Seguridad Social
42
En definitiva, lo que el Cuadro 9 ilustra es que la brecha aumenta necesariamente en todos
los países. Si bien la caída en el número de beneficiarios no es pareja en todos los países, el
ranking no varía con las excepciones de Costa Rica y Bolivia que perderían posiciones en
el ranking al exigírseles prestaciones más elevadas.
Cuadro 10. Examen de la brecha cuando se exigen las prestaciones al nivel de España para países seleccionados de América Latina. Ranking 2008 estimado (2008) y simulado para prestaciones nivel de España (2008 E)
España
Brasil
Argentina
Uruguay
Costa Rica
Chile
Venezuela
Panamá
México
R. Dominicana
Colombia
Perú
El Salvador
Ecuador TN
Paraguay
Bolivia
2008 -5.5487227
-0.777521
-0.3723614
-0.3189699
0.30433286
0.63881006
1.72813063
2.23418558
2.2602625
4.16708517
4.45928074
4.67743659
4.74529245
4.97310253
5.03302838
5.97232074
2008 (E) -5.5487227
1.00788576
1.02326355
1.11217545
1.55857721
1.44765999
2.58435095
2.83701495
2.97754081
4.75466171
5.35504265
5.25293041
5.54185526
5.42351422
5.81171856
7.08266731
Nicaragua
5.97656598
6.74641999
Guatemala
Honduras
6.22931139
6.71564132
6.73565908
7.48596144
Lo importante es que el nivel de desarrollo de la seguridad social de los países es sensible
a la forma como se incluye el tema de cobertura. Es decir, la necesidad de que el indicador
incluya el nivel de la prestación y el número de beneficiarios, expresados por la brecha. Se
ve que el hecho de exigir prestaciones equivalentes a las de los países de mayor nivel de
desarrollo, puede reducir el número de beneficiarios si no se aumenta la capacidad de
financiamiento.
Las prestaciones deben ajustarse a la realidad de cada país (habitualmente relativas a su
nivel de desarrollo económico y social acá medido por PIB per cápita) y sobre esa norma
fijar su nivel de desarrollo de la seguridad social como la brecha entre quienes necesitan y
reciben la prestación. Observamos la paradoja de que la exigencia de prestaciones a nivel
de España, reduciría el nivel de desarrollo de la seguridad social en América Latina
fundamentalmente por cuanto se disminuiría el nivel de beneficiarios cubierto, debido a
que la verdadera limitante es la capacidad efectiva de financiamiento que tienen los países.
Centro Interamericano de Estudios de Seguridad Social
43
VII. Conclusiones El
ranking de países conforme al desarrollo de su seguridad social puede realizarse a
partir un indicador de brechas que compara indicadores de personas vulnerables y
beneficiarias. Su elaboración muestra una gran heterogeneidad entre países, tanto por la
estructura de su población como por su capacidad de financiar prestaciones, ya sea
mediante regímenes contributivos (aquí limitados por la formalidad del empleo) o no
contributivos (limitados por el tamaño de gasto público social). Por tanto, contrario a lo
ocurrido durante los últimos años, no parece adecuado sugerir diseños de sistemas de
seguridad social únicos, sino que estos deben variar entre grupos de países y en la medida
que estos avanzan en el desarrollo de su demografía, mercado de trabajo y finanzas
públicas.
El ranking es claro en señalar que en el desarrollo de la seguridad social juegan un papel
fundamental, por el lado de la vulnerabilidad, la demografía y el mercado de trabajo. La
primera por cuanto explica cambios en la estructura por edades y sexo, y estos son buenos
predictores de riesgos en la población. El segundo, por cuanto determina la calidad de los
empleos y la capacidad de que los trabajadores puedan cumplir con las obligaciones de los
modelos contributivos.
En todo caso, el Por el lado del financiamiento el papel fundamental en la
determinación del desarrollo de la seguridad social son esenciales
dos variables: por un lado, las finanzas públicas que determinan la
capacidad del Estado por asignar recursos a las políticas de
protección social. Por otro lado, es fundamental el nivel de las
prestaciones garantizadas. Debe guardar relación con el nivel de
desarrollo del país, y asegurar su relación con sistemas equilibrados
desde el punto de vista financiero.
desarrollo de la seguridad social en los últimos años muestra avances en prácticamente todos los países, pero marcados por los rasgos esenciales que experimentaban a Por el lado de la vulnerabilidad es posible distinguir cuatro grupos
comienzos del nuevo de países que ven limitado el desarrollo de su seguridad social por
siglo (2002). el tamaño y la composición de su población vulnerable. Sus estados
de desarrollo de la seguridad social pueden explicarse por el rezago
en sus procesos de transición demográfica, y de tránsito de sus mercados de trabajo desde
aquellos tradicionales e informales hacia otros modernos y formales. El grupo más
rezagado enfrenta aun elevados niveles de fecundidad, alta informalidad y baja capacidad
de financiamiento público. Existen luego otros grupos que difieren por que han ido
rompiendo alguna de estas limitaciones, llegando hasta los países más avanzados donde
aún persisten resabios de estos factores estructurales que lo alejan de estados de desarrollo
más avanzados como España.
En todo caso, el desarrollo de la seguridad social en los últimos años muestra avances en
prácticamente todos los países, pero marcados por los rasgos esenciales que
Centro Interamericano de Estudios de Seguridad Social
44
experimentaba a comienzos del nuevo siglo (2002). Las variables más relevantes para el
avance son la ampliación de la cobertura del empleo formal y mejoras en la asignación de
recursos públicos a la política social.
El Índice de Desarrollo de la Seguridad Social muestra que sus diferentes estados son
reflejo y no pueden independizarse de la situación económica y social. No es posible
avanzar sin que lo haga concomitante con el desarrollo económico y social. El ranking que
entrega el índice guarda una relación muy estrecha con otros indicadores como el del
Índice de Desarrollo Humano y otros indicadores de resultados como aquellos de las
políticas de alivio a la pobreza, de cobertura de salud y pensiones y de uso y efectividad
de prestaciones sanitarias.
A su vez, la utopía de demandar prestaciones de países más desarrollados como España,
destaca inmediatamente las limitaciones impuestas por las restricciones presupuestarias
de cada país. De ahí que el nivel de desarrollo debe medirse sobre la base de prestaciones
ajustadas a la realidad de cada país. Cualquier otra imposición generará inmediatamente
un conflicto entre mejoras de prestaciones y ampliación de cobertura. El desarrollo de la
seguridad social debe buscar la armonía entre ambos.
El Índice de Desarrollo de la Seguridad Social toma en consideración la forma como las
limitaciones impuestas por la estructura demográfica, la estructura del mercado de trabajo
y las restricciones presupuestarias impiden alcanzar el marco normativo de la seguridad
social, expresado en el índice como la necesidad de cerrar la brecha entre la población
vulnerable y aquellas que podrían beneficiarse con prestaciones financiadas con el
presupuesto.
Por último, la calidad del índice de desarrollo puede tener grandes deficiencias, en
particular debido a la dificultad de obtener información para hacerla comparativa entre
países y a lo largo del tiempo. Los mayores avances existen en las variables demográficas a
nivel agregado. No puede decirse lo mismo de las variables sobre empleo y mercado de
trabajo y sobre la cobertura de las cifras de gasto social público (acaso incluyen los mismo
conceptos en cada país), los cuales son difíciles de obtener y hacerlas comparables. Si bien
este hecho obliga a mirar este trabajo con reservas, el mismo puede servir de base para
elaborar una estrategia de información para el diseño de sistema de seguridad social. La
misma dificultad se encuentra para entrar con más detalle en el análisis de los sistemas en
forma comparada (sindicalización por ejemplo), y para elaborar indicadores con los cuales
verificar si el ranking tiene alguna relevancia o no.
Centro Interamericano de Estudios de Seguridad Social
45
Anexo I. Obtención de la curva de oferta de servicios sociales por parte del Estado 1. Derivación de la curva teórica Para obtener una “Curva de oferta” potencial de servicios sociales por parte del Estado, se
definirán las siguientes variables:
Sean:
 PIB = Producto Interno Bruto
 T = Recaudación tributaria total
 GS = Gasto social total
 N = Población total
 F = Número de trabajadores formales de la economía en edad activa
 D = Número de personas “dependientes” de los trabajadores formales
 B = Monto del beneficio promedio potencial que el Estado otorga a un dependiente
Donde se cumple que D + F = N
El número de individuos dependientes a los que podría atender el Estado de una
economía es igual al gasto social que realiza dividido por el monto del beneficio promedio
que entrega a cada uno, es decir que:
Si consideramos que la recaudación tributaria total es una proporción fija t del Producto
Interno Bruto tal que T = tPIB y que el gasto social es una proporción fija s de lo recaudado
tal que GS = sT lo anterior puede reescribirse como:
Llamando f a la relación entre el número de trabajadores formales (entre 15 y 59 años) y la
población total (f = F/N) podemos dividir entre F ambos lados de la igualdad anterior y
reescribirla como:
Centro Interamericano de Estudios de Seguridad Social
46
o lo que es lo mismo:
Se hace el supuesto que la proporción f es una función creciente (a tasa decreciente) del
nivel de producto per cápita de la economía denotando que, a medida que una economía se
desarrolla la proporción de formales en el total aumenta.12
De tal modo se plantea que:
Con el requisito que 0 < φ < 1 tal que f´ > 0 pero f´´ < 0.
Sustituyendo f por su expresión queda:
Se hará también el supuesto que los beneficios dependen de forma positiva del producto
per cápita tal que al aumentar este, estos aumentan, pero a una tasa decreciente. Se puede
entonces formular la siguiente “función de producción” de beneficios a partir del PIB per cápita:
donde 0 β1 tal que B´ 0 pero B´´ 0.
12
Este supuesto se contrastó con la realidad al estimar los parámetros y pareció ser adecuado.
Centro Interamericano de Estudios de Seguridad Social
47
Entonces sustituyendo B por su expresión en términos del PIB per cápita:
La ecuación (5) nos da la curva teórica de oferta potencial de servicios sociales por parte
del Estado. En la subsección siguiente los parámetros de dicha curva se estimarán
econométricamente con la excepción de β para el cual se tomarán valores de modo que los
B resultantes constituyan una cierta proporción del PIB per cápita compatible con lo
observado en la realidad.
2. Estimación de los parámetros a) Estimación de “st” Primero se estimó en forma conjunta el producto de parámetros st notando que GS per cápita = st (PIB per cápita).
Se estimó una regresión lineal entre el gasto social per cápita y el PIB per cápita con datos de
panel para los años 1999 a 2001 obteniéndose un valor estimado de st = 0.17, muy similar al
valor de la pendiente de una simple tendencia lineal por la totalidad de los puntos.
b) Estimación de “c” y de “φ” Se despejó la ecuación para f a modo de estimar:
La estimación se realizó con datos de panel para los años 1990, 1997 y 2002 que son los
años para los cuales se contó con datos sobre el ratio f. Las estimaciones dieron como
resultado un coeficiente φ=0.24 y c =2.93.
Nuevamente el parámetro φ estimado es similar al que surge de ajustar una tendencia
lineal entre las variables f y PIB per cápita (ambas en logaritmos).
Centro Interamericano de Estudios de Seguridad Social
48
3. Construcción de la curva de oferta potencial de servicios sociales por parte del Estado Sustituyendo los valores estimados en la curva de la ecuación (5) obtenemos:
Se pueden dar distintos valores a β (que cumplan la condición 0 β1) y obtener así
distintas posibilidades de localización de esta curva de oferta.
Sin embargo es importante tener en cuenta que los valores de β deben ser tales que la
función de beneficios genere montos de B consistentes con la realidad. La ecuación (1)
postuló que D = GS/B lo cual implica que B = GS/D. Calculando entonces GS/D para las
distintas economías se obtuvo un monto de B promedio que se situó entre 0.1% y 0.3% del
PIB per cápita. En la “función de producción de beneficios”, un valor de β que garantiza
obtener montos de B en estos órdenes de magnitud es β = 0.35.
Centro Interamericano de Estudios de Seguridad Social
49
Bases de datos consultadas BRECHA Índice de Vulnerabilidad: D/F Real
CEPAL para países de América Latina
INE para España
Total de dependientes: CEPAL para países de América Latina
INE para España
Total de formales: CEPAL para países de América Latina
INE para España
http://www.segsocial.es/Internet_1/Trabajadores/Afiliacion/Afiliaciondetrabaja7332/index.htm
Inactivos, desempleados, menores de 15, mayores de 60, informales: CEPAL para América Latina
INE para España, KILM 6th, Banco Mundial para Desempleo de España
Índice de Suficiencia: D/F Teórico: CEPAL para América Latina
INE para España
PIB per cápita: CEPAL para América Latina
OIT para España, KILM 6th (Unidades en PPP 2005 en dólares a precios
constantes)
Gasto público social per cápita:
CEPAL para América Latina
OECD para España (Unidades en PPP 2005 en dólares a precios constantes)
RESULTADOS: Porcentaje de menores de 15 fuera de la pobreza: CEPALSTAT para América Latina
INE para España (para España se utilizó el parámetro menores de 16)
Porcentaje de mayores de 65 fuera de la pobreza: CEPALSTAT para América Latina
INE para España
Porcentaje de ocupados que declaran cotizar a la seguridad social: Panorama Laboral 2010 OIT, INE para España, CEPAL
Medidas contraceptivas, lugares sanitarios habilitados, niños sin desnutrición infantil (menores de 5 años), supervivencia maternal, mujeres que reciben atención prenatal: Banco Mundial
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