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LIBRO: Capitalismo Monopolista y Servicio Social.
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TEXTO: Punto 1.4. EI surgimiento del Servicio Social como profesi6n (Pag. 63 a 77)
AUTOR: NETTO, Jose Paulo.
EDITORIAL: Cortes
LUGAR Y FECHA:
San Pablo 1992
sociopolfticos si5 ,uUC,ClU vos ae los protagonistas historico-sociale:>
significativos -- de donde se deriva el privilegio que concedimos
a las proyecclones proletaria-revolucionaria, conservadora-burguesa [
y reforrnista-"revisionista", siempre manteniendo la insinuacion de
que sus repercusiones no coinciden necesariamente con bs fluidas
fronteras de clases.
Es obvio que la articulacion de estos proyectos distintos con
las practicas sOGiales y politicas de las clases y fracciones de clases
pasa por mediaciones extremadamente complicada~, s610 pasibles de
I'
120. Muestra privilegiada de esc panorama espectral es el campo de concknsaei6n
ideol6gica construido por la Iglesia cat6lica en la segunda rnitad del siglo XIX. No
hay ninguna duda de que su vector comprende especialmente la vertiente de cOllservantismo
-- en el, Leon XUI hasta parccc un "modernizador" si se Ie compara con PIO IX,
extraordinmio ejemplo de reaccionarismo y oscurantismo (PIO IX, 1951). Igualme-nte,
no hay dudas de que en esc perindo el catolieismo no contribu y 6 con ning6n ap6rte
para propuestas socialistas obreras (Hobsbawm, 1(87). Sin embargo, en SlJ campo de
condensacion van a abrigarse variadfsimas proposiciones societarias -- de las puramentc
restauradoras a LIs CJue procuraban "allliollizar" capital y trabajo --, eon"tituyendo un
polo ideologico de imantacion multiclasista cuya natura1eza polifacetica serla equivocado
ignorar.
121. AI interior del campn de eada uno de csos proyectos, el esc,'nario era
multifacetico y plurfvoco -- solamente senalamos [0 que en eUos gan6 hegefllonla. No
se pl.!cdc: olvidm, sin embargn, la ineidcncia de vectores socialistas cJaramente e,\'{adisto.,
ell c:l cenlro del campo proletario (rccuerc!esc: In imporlnnciCl de la influcom:in dc La,s:,ale);
en el C,lIUpO bu,'gUtS, el corte mas significativo tal va hay a sida io que distinguio a
los proyectos de los scctores monopo!istas de aCJuelbs palses dendc la lInidad nacional
fue resultante lk proccsns sociaLs CJue determiilaron 1'1 ampliacion Je la particij-Jacion
poJftica, del e1e aquellos palses donc!c la unificaci,in y 1'1 cOIlstrucciCin del Estado
nae;J\)ua1, ademiis de tardla, se eli 0 a partir de nJe;cilnismc;s elirisl<lS y exc)uJcnt"s.
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Entendemos que las tres proyecciunes que acabamos de sumariar
desempeuaI1 un papel centrJ.l en el comportamiento de los protago­
nistas hist6rico-sociales que se enfrelltaron en el surgimiento del
capitalismo de los monopolios - no eran las unicas que estaban
en presencia, pero fueron las decisivQs: orientaron en alguna medida
la movilizacion de las rcpresentacioncs y fracciones mas expresivas
de las c1ases socialGs en su colisi6n; de alguna manera se inscribieron
en las instituciones especfficas de la sociedad burguesa madura y
consolidada. Del enfrentamiento -de las estrategias que ellas viabilizan,
en grados distintos, redundaron estmcturas, instituciones y polfticas
que marcan la organizaci6n de la vida social en el orden monopolico.
1.4. El surgimiento del Servicio Social como profesi6n
Es solamente con la cont1uencia d~l conjunto de procesos
econ6micos, sociopolftlcos y te6rico-culturales, que mencionamos en
las seccioncs 3.nteriores, que se instaura el esp<1cio histcSr!~o-social
que posibilita e1 :surgimiento de! Servicio Sr..cial como profcsi6n.
Sin la consideracion de esw cuadro especffico, e1 analisis de 1.21
historia del Serv [cio Soclajl22 pierde concreci6n y termina par
trallsfonnarsc en una cronica esencialmente historiografica y lineal.
un
12.2. La bibliografL\ snbre 1'1 genesis profesL>oal del Servicio Sncial ya constituye
felati valnente pGlluerable. Entre el matGfial que exafuinarnos y que es pertinente
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CAPITAUSMO MONOrudSTA Y SERVICIO SOCIAL
LAS CONDICIONES HISTORICO·SOCIALES DEL SURGIMIENTO
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Esta cr6nica, generalmente rica, en informaciones sobre el
itinerario que transcurre desde los intentos de racionalizacion de la
asistencia (a partir de la segunda mitad del siglo XIX) a la creacion
de los primeros cursos de Servicio So~ial (en el pasaje del siglo
XIX para el XX), esta predominantemente sustentada en una tesis
simple: la constitucion de la profesion serfa el resultado de un
proceso acumulativo, cuyo punto de arranque estarfa en la "orga­
nizaci6n" de la filantropfa y cuya culminaci6n se locali'zarfa en la·
gradual incorporaci6n, por las actividades filantropicas ya "organi­
zadas", de parametros te6rico-cientfficos y en el perfeccionamiento
de un instrumental operativo de naturaleza tecnica; en suma, de las
protoformas del Servicio Social a este en cuanto profesion, la
evoluci6n como que dibujarfa un continuum,(La tesis, inscJ:iplapor
veces en analisis ingenuos, por veces en investigaciones mas pre­
tenciosas, se presenta en autores que se ubican en las posiciones
10 que Ie otorga una
teoricas e ideol6gicas mas diferentes I23 aurea de prestigioso consenso. Su debilidad, mas alIa de trazos
mecanicistas que exhibe con evidencia mayor 0 menor l24, es indis­
cutible: se muestra inepta para comprender un elemento central del·
proceso sobre el cual se vuelca - el fundamento que fegitima fa
profesionalidad del Servicio Social; frente a esta cuestion axial, la
solucion recurrente es la de atribuir ese soporte especialmente al
sistema de saber que pasa a conformar al Servicio SociaI.j Vale
decir: la legitimaci6n profesional es localizada en el sustento teorico 125 .
Lo que permanece intangible para esta perspectiva es precisamente'
a esta tematica destacamos: Richmond (1930), Sand (1932), Finck (1949), Pumphrey
y Pumphrey, org. (1967), Kruse (1967), Faleiros (1972), Kisnelman (1973, 1976),
Ander-Egg et alii (1975), Axinn y Levin (1975), Lima (1975), Lubove (1977), Vieira
(1977), Leiby (1978), Almeida (1979), Trattner (1979), Aguiar (1982), Iamamoto (1982),
Castro (1984), Sa (1984), Verdes-Leroux (1986), Mouro y Carvalho (1987) y Martinelli
(1989).
.
10 que a nuestro juicio constituye el efectivo fundamento profesional
del Seivicio Social: la creacion de un espacio,,- socio-ocupacional
dbndeel agente tecnico se moviliza - mas exactamente, el esta­
blecimiento de las condiciones hist6rico-sociales que demandan este
agente, configuradas en el surgirniento del mercado de trabajo.
Es obvio que la generalizacion y la persistencia de la perspectiva
tradicional a 1a que nos referimos sefiala mas que un equivoco
analftico de muchos autores que con ella se solidarizan. Creemos
que en su base existe un componente factual que recibe un tratamiento
que 10 desdibuja. Se trata de . . la relaci6n de continuidad que
efectivamente existe entre el Servicio Social profesional y las form as
filantropicas y asistenciales desarrolladas desde el surgimiento de
Ii .sociedad burguesa I26 • Esta relacion es innegable y en realidad
muy compleja; por UR; lido, abarca un universo ideopolftico y
tecnic9-cultllral que se. presellta en el pensal1l!~I1t<?~_s:.9n.s.~a:y.ador; por
otm, incorpora modalidades de interveneion caracterfsticas del ca­
x.itativismo - ambos velos cubriendo igualmcnte la asistencia "or­
ganizada" y el Servicio Social. Sobre todo, la reblci6n de continuidad
adquiere una visibilidad mllY grande porque hay una institucion que
desempefia un papel crucial en los d6s ambitos - la Iglesia catolica.
Como rn:is adelante se vera (ver el capitulo 2), _las implicaciones
de una tal continuidad afectan medularmente a1 Servicio Social;
menospreciarla 0 reducirla no contribuye para la comprension de
la profesi6n; sin embargo, ademas de explicable, eUa esta lejos de
otorgar la llave para dilucidar la profesionalizacion del Servicio
Social.
Por un lado, ella se explica porque un nuevo agente profesional,
en el marcQ de las reflexiones sobre la sociedad 0 de la intervencion
sobre los. procesos sociales, no se crea a partir de la nada. La
constitucion de un agente como este empieza por refuncionalizar
123. Ella es obvia en un profesional tan' tradicionalista como Vieira (1977) y ...
tacita en un renovador como Lima (1975).
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124. Esta Iincalidad mecanicista, que dirfamos cas] paradigmiilica en la auto-rep­
resentaci6n del Servicio Social, aparece nltida ya en Sand (1932: 27): "A traves de
los siglos, asistimos a un desencadenar continuo preparando la evoluci6n que condujo
de la concepci6n individualizada de la asistencia a una concepci6n sociol6gica; de la
fibntropia al sentido cfvico; de la caridad empirica y dispersa a un Servicio Social
organizado".
125. La problematica aludida en este momenta sera debatida en el capitulo 2.
126. Es preciso circunscribir can rigurosidad el periodo hist6rico en que esta
continuidad s~ revela - sin este cuidado, el continuum no se establece entre filantropla
organizaday'Servicio Social, sino entre la nebulosa noci6n de ayuda y la profesi6n.
Lo que aparece entollces es un espacio aleatorio, que tanto puede remitir a Ia Antigliechid
prccristiana (Vieira, 1977) como a las sociedades aut6ctonas americanas precolombinas
(Ander-Egg et alii, 1975). Tambien este punto sera tratado diferenciadamente en el
capitulo 2.
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CAPITALlSMO MO"OPOLlSTA Y SERVICIO SOCIAL
referencias y practicas preexistentes, asf ,Como las formas institucio­
nales y organizativas a las cuales elIas se vinculan. Par otro, porqne,
en Ia secuencia, cuando se conforman las referencias y pdcticas
propias del nueyo agente, estas no siempre implican la supresi6n,
sea del backgrOllnd ideal, sea de los sop0l1es institucional-organi­
zativos anteriores, pudiendo conservarlos por largo tiempo. En el
caso particular del Servicio Social, este proceso ocurri6 ejemplar­
mente, de modo que la relaci6n de continuidad se manifesto con
invulgar claridad 127 , creando, para observado.res poco atentos, la
ilusi6n de estarse verificando, desde las protofmmas del Servicio
Social a la profesi6n, un mero desarrollo inmanente.
Entre tanto, la relacion de condnuidad no es unica ni exclusiva
- ella coexiste con la relacion de ruptura que, esta si, se instaura
como decisiva en la constitucion del Scrvicio Social en cuanto
profesi6n. Sustantivamente, La ruptura se reveLa en eL hecho de
poco a poco las agentes haber comenzado a desempenar papeles
ejecutivos en proyectas de intervenci6n cuya funcionalidad real y
efectiva se impanen por una 16gica y una estmtegia objetiva que
independen de su intencionalid'1d. El camino de 1'1 profesionalizaci6n
del Servicio Social es, en verdad, el proceso por el cual sus. agentes
.--- aunque desarrollando una auto-representacion y un discurso
centrados en la autonomfa de sus valores y de su voluntad - se
inseltan en actividadcs intervcntivas cuya dlmimica, organizacion,
recursos y objetivos son detcrminados mas alIa de su controp28.
Esta insercion- en pocas palabras, la 10calizaci6n de los agentes
127. Y wnto mas mientras La injlueilcia instituciol'al de La J!5:esia cat6lica sc<
mantuvo durante todo el periodo de la projesionaLizaci6n, y Itasta cuando esta ya se
eonsolida. La capacidad articuladora y cohesiva de la Iglesia agui sc l'eveJo extraordi­
nariamente en la medida en que ella no se limito a disput8f vigorosamente Ia direccion
ideoJogica del proceso de profesionalizaci6n, sino cspeciaJrnente se empefi6 'en gc,r"flti7.arla
mediaflte un dispositivo organiwtivo de incidencia macrosc0pica - efl cuanto a esto
es suficiente pensar en iniciativas como Ja Union Cat6liea Jilternacional de Servicio
Social (VClSS, de 1922).
128. Es interesante obscrvar como, a 10 largo de toda L:t C'iOlucion del Servicio
Social profesional, esta tension cntre los "valores dc b prof"si6n" y los pupc!es que
obictivamente Ie fueron atribuidos result6 en una hipertrojio de los primeros en 12
lLllu·rcpresentaci6n profesion'll- resull<J en un voluntarismo que, bajo formas distintas,
cs siemprc evidente en el c1iscursc profesionaI.
LAS CONDICIONES HISTORICO-SOCIALES DEL SURGfMIENTO
67
en un topus particular de la estructura socioocupacional - , casi
siempre ocultada par la auto-representacion de los asistentes socia­
les 129, marca la profesionalizaci6n: precisamente cuando pasan a
desempenar papeles que Ie::; son atribuidos par organismos e instancia3
ajenos a las matrices originales de las protoformas del Servicio
Social, es que los agentes se profesionalizan. Nose trata de un
desplazamiento simple: las agencias en que se desarrollan las pro­
tofonnas del Servicio Social las piensan y realizan como conjllnto
de acciones no solo derivadas dejmpulsos etico-morales mas que
de necesidades 0 demandas sociales, sino especialmente c()InO ac­
tividades exteriores a la l6gica del mercado (y de ahf tambien el
privilegio del gracioso y voluntario trabajo "comunitario"); s610
cuando salen de esas agencias, 0 cuando ellas pasan a subordinarse
a una orientaci6n distinta, los agentes pueden emprender el camino
de 1a profesionalizacion - a pesar de que, reiterese, en este pasaje
conserven el referencial ideal producido en aquellas agencias. El
desplazamiento en cuesti6n no es simple porque puede darse (y
erecti vamente se dio) no solamente con la manutencion del referencial
ideal anterior sino principalmente con el mantenimiento de practicas
a el conectadas lJO - 10 que el desplazamiento altera visceralmente,
concretizando la ruphlra es, objetivamente, la condicic5n del age,nte
y el significado social de su acci6n; el agente pasa a inscrjbirs,e
en .una relac.i6n de asalariamiento y la significaci6n social de su
quchacer pas~ a tener u:r senti~o nU,evo ~n la malla de Ia reI!r~ducci6n'l
de las relaclOnes socIales. En smteslS: es con _este grro. que c1 .
Servicio Social se <;onstihlye como profesi6n, ID.sertandose en el
mercado . de tmbaja, ""con todas las consecnencias de ahf derivadas I
(principalmcnte cem SCl agentc~ hacienclose vendedor de su Jllerza.dc_ 1
.J
trab,~o).
129. No cabe aquf el ana\isis de las razones par las cuales la auto-n:;presentaci6n
dcl Servicio Social casi siempre contribl'ye. a disimular el proeeso efcctivo de Sll
profcsionalizacion. Cabe solamente anotar 10 que nos p1rece contener una de las
esencialidades de esas mOlivaciones: al eclecticis1Ul) dei anticapit"lismo lTl!l1anrico que
criglllalmcnte caracteriza su voluDtad de iIlterveneion, Ic rCfJugIla el recoDucimiento de
. la mereantilizacio;J. de su acci6n - el signo mas evidentt; de Ju profesionaliza.eion en'
d marco de las rel:\cioncs socialcs burgncsas.
130. Sllbre e,te punto, que conJicionara en buena medida las formas de 1cgitimaCion
. de la acci6n del Servicio Social, tamtJl(~n volveremos en cl pro.ximo capftlllo.
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Ahara bien, tal mereado no' se estructura para el agente
profesional mediante las transforrnaCiones ocurridas en el interior
de su referendal 0 en el marco de su practica - mas bien, estas,\
transformaciones expresan exactamente la composicion del mereado
de trabajo; en el surgimiento profesional del Servicio Social no es
este el que se constituye para crear un cierto espacio en la red
socio-ocupacional, sino que, es la existencia de este espacio 10 que
lleva a la constituci6n projesional. De dande se deriva la importallcia
del argumento arriba afirmado: no es la continuidad evolutiva de
las protoformas al Servicio Socialla que explica su profesionalizacion,
sino la ruptura con ellas, concretizada con el desplazamiento aludido,
desplazamiento posible (no necesario) por la instauracioll, inde­
pendientemente de las protojormas, de un espacio deterrninado en
la division social (y tecnica) 'del trabajo.
Se trata justamente del espacio que se engendra en la sociedad
burguesa cuando el monopolio se,' consolida, en el conflictuoso
proceso cuyospasos principales delineamos anteriormente. Es recien
en el orden societario comandado por el monopolio que se gestan
las condiciones historico-sociales para que, en la divisi6n social (y
tecnica) del trabajo, se constituya un espacio en que se puedan
mover practicas profesionales como las del asistente socia}!3!, La
profesionalizacion del Servicio Social no se relaciona decisivcimente
a la "evolucion de la ayuda", a la "racionalizaci6n de la filantropfa",
ni a la "organizaci6n de la caridad"; se vincula, por el contrario,
a la dinamica de la organizaci6n monop6lica 132 , Es solo en ese
contexto que la actividad de los agentes del Servicia Social puede
recibir publica y socialmente un caracter projesional: la legitimacion
(con una simultanea gratificacion monetaria) por el desempefio de
131. Es desnecesario observar que con el aparecimiento y la consolidacion del
orden mOQopoIista se dan las condiciones historico-socialcs para el surgimiento de todo
w, nuev[) conjunto de profesiones, Nuestro interes nos IIeva a restringir nucstra reflexion
al Servicio Social ~ sin que esto signifique cualqllier pri vilcgio para esta profesion,
132. Por eso mismo, no es un accidente cronologico que la institllcionalizacion
del Scrvicio Social coincida rigllrosamente con los !fmites historiognificos del - como
vimos en la certera caracterizacion de Mandel (seccion 1.1) -- pedodo clasico del
imperio!ismo, Una sintesis, de aqueIIa institucionalizacion se encuentra en Martinelli
(1989: 101 -108).
LAS CONDICIONES HISTORICO-SaCIALES DEL SURGIMIENTO
69
papeles, atribuciones y funciones a partir de la ocupaci6n de un
espacio en la division social (y tecnica) del trabajo en la sociedad
burg uesa consol1dada y madura; solamente entonces los agentes se
reproducen mediante un proceso de socializaci6n particular jurfdi­
camente garantizado y reiterable segun procedimientos reconocidos
por el Estado; solamente entonces el conjunto de los agentes (la
categoria profesionalizada) se laiciza, se independiza de confesio­
nalismos y/o particularismos 133 • El surgimiento, como profesion, del
Servicio Social es, en terrninos historico-universales, una variable
de la edad del monopolio; en cuanto profesion, el Servicio Social
es indi vorciable del orden monopolista - este crea y funda la
profesionahdad del Servicio~SociaL
El proceso por el cual el orden monopolista instaura el espacio
determinado que en la division social (y tecnica) del trabajo a 61
perteneciente, propicia lq. profesionalizacion del Servicio Social; tiene
su base en las modalidades a trave~ ae las cuales_ el Estado burgu6s
se enfrenta con la "cuestion s0cial", tipificadas e[1 las polfticas
sQcialei;. (ver seccion 1.1). Estas, ademas de sus medulares dimensiones
polfticas, se constituyen tambien como conjuntos de procedimientos
t6cnico-operativos; requieren, por 10 tanto, agentes tecnicos en dos
pIanos: el de su formulaci6n y el de su implementacion. En este
ultimo, donde la naturaleza de la practica tecnica es esencialmente
ejecutiva, se coloca la demanda de actores de los mas· variados
ordenes, entre los cuales estan aquellos que se siman prioritariamente
en la fase terminal de la accion ejecutiva - el punta en que los
divers os sectores -poblacionales 'vulnerabilizados por las secuelas y
refracciones de la "cuestion social" reciben la directa e inmediata
respu~sta articulada en las politicas sociales sectoriales. En este
ambito se sima el mercado de trabajo para el asistente social: este
es investido como uno de los agentes ejecutores de las po[(ticas
133. La laicizacion, tanto mas afirmada Cllanto mas nltido es elestatuto profesional,
no excluye una allto-representacion con trazos confesionales, ni aun men os la pretension
de organizaciones confesionales de dirigir las referencias y las practicas de los profe­
sionales. Los indicadores efectivos de la laicizacion son, por un lado, la reglamentacion
compulsoria y publica (estatal) de la formacion y del desempeno profesional, y por
otro, la diferenciacion ideal (teorico-cultural, ideo politica) intern a del colectivo profesional.
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70
CAPITALISMO MONlwOUSTA Y SERVICIO SOCIAL
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sociales. Los loci que pasa ocupar e~ la estructura socio-ocupacional
se circunscriben en el marco de las acciones ejecutivas, marco este
que contempla procedimientos diferenciados (de la admiHistraci6n
microsc6pica de recursos a la implementaci6n de "servicios"). El
campo para el desarTollo de las atribuciones profesionales a partir
de los loci entonces creados es verdaderamente' muy amplio. Por
un lado, la naturaleza inclusiva de 1a polftica social (como por
ejemplo, la tendencia a la formulaci6n de politicas sectoriales
un abanico cada vez mayor) y el canicter tendencialmcnte tentacular
de los "servicios" (dada su funcionalidad para obviar los obstaculos
a 1<1" valorizaci6n monop6lica y para adrhinistrar las demandas de
las masas trabajadoras) ponen como objeto de intervencion un
progresivamente mayor elenco de situaciones. Por otro lado, la
aIternancia y/o la coexistencia de los enfrentamientos "publico" y
"privado" de las manifestaciones de Iii "cuestion social" ofrecen la
posibilidad de la "especializaci6n" de los profesionales en ellos
involucrados.
La constitucion del mercado de trabajo para el asistente social
por la vfa de las polfticas sociales - y recuerdese que aquf hacemos
referencia a las polfticas sociales del Estado burgues en el capitalismo
monopolista -'- es la que abre la vfa para comprender simultaneamente
la continuidad y ]a mptura antes aludidas, que sefialan la profesio­
nalizacion del Servicio Social. De una parte, se recuperan formas
ya cristalizadas de manipulaci6n de los sectores vulnerabilizados
por las secuelas de la "cuesti6n social", as! como parte de su lastre
ideal (anclado en el pensamiento conservador), que aporta elementos
para compatibilizar las perspect\vas "p(lblica" y "privada" (vcr
secci6n 1.2). De otra, con s{r reposici6n en el campo de las politicas
sociales, se les introduce un' sentido diferente: su funcionalidad
estrategica pasa a emanar d~ los mecanismos especfficos del orden
monopolista para la preservaci6n y ei control de la fuerza de trabajo.
En cllalquier casa, sin embargo, hay que resaltar que el componente
de mptura no excluye, sii10 que supone, tanto en el proceso de
surgimiento profesional' cuanto en su desarrollo, patrones de inter­
venci6n y de representaci6n engel1drados en el seno de las agendas
externas al Estado y promotoras de politicas sociales propias (privadas)
- y esto porque, como ya sefialamos, el desarrollo del monopoliq
I
, LAS CONDICIONES h,v.ORICO-SOCfALES DEL SURGIMIENTO
71
tiende a subordinar tales polfticas a la logica y a la estrategia de
aquellas deflagradas por el Estado por el capturado 134 .
Al referido sentido,~ diferente, por otro lado, se hipoteca el
descubrimiento sea de fa inserci6n de la profesion en la estmctura
socio-ocupacional, sea de los papeles particulares que les son atri­
buidos. En cuanto intervinieI'lte en los mecanismos elementales de
la preservaci6n y deLcontr01 de la fuerza de trabajo,y simuItaneamente
,en los "servicios" que el Estado acciona pa~?-..:: reducir el conjunto
de trabas que la valorizaci6n del capitaJ c:ncuentra en el orden
monop6lico, el Servicio Social no desempefiafunciones productivas,
pero se inserta en las actividades que se tomaron auxiliares de los
procesos especfficamente monop6licos de la reproduccion, de la
acumulaci6n y de la valorizaci6n del capitajl35; el caracter' efecti­
vamente no liberal de su ejercicio profesional (salvo en situaciones
enteramente atfpicas) radica menos en su inserci6n en aquel arco
de actividades de que en la naturaleza ejecutiva de su oficio, que
s6lo puede ser realizada por la mediaci6n organizativa de instituciones,
publicas 0 no 136 donde surge la masividad de la reIaci6n
134. Esfa anotaci6n es importante por dos razones. Primera: el hecho de que las
polfticas sodales (pdblic<ls). instauren el espacio projesional para el Servicio Social no
significa inmediatamente que sea el Estado el detonador de procesos de cOJlstituci6n
del colectivo profesional; significa solamente que son ellas las que soportan el reco­
nocimiento profesional del Servicio Social, cuya dinamizaci6n puede partir inclusive de
grupos/instituciones sociales en conflicto con el Estado (piensese, por ejemplo, en las
complejas rclaciones entre la Iglesia cat61ica y los Estados frances y brasilefio en las
decadas primera y tercera ,de este siglo, respectivamente). -Segunda: el misrno hccho
no implica que a las ageneias estatales incumbidas de la ejesuci6n de polfticas socialcs
se atribuya la fuerza dc trabajo profesional; aquf 10 que es relcvanle no es el car<lcter
oficial 0 no de la organizacion a ia que se vincula el asistente social, sino la estrategia
de intervenciiln a la que ella se articula (piensese por ejemplo en el canicter de las
organizaciones que original y primordialmente emplean asistentes sociales en Europa
Occidental y en los Estadcs Unidos).
135. Es ejemplar aquf la formulaci6n de Iamamoto (in: Iamamoto y Carvalho,
1983: 86): "A pesar de que la profesi6n no se dedique prcfcrencialmente al descrnpefio
de funciones directarnente productivas, pudiendo ser en general caracterizada como 11n
trabajo irnprocluctivo, figurando entre los falsos costos de proclucci6n, participa, al lado
de oLIas profesioncs, de la t.'lfea de implementaci6n de condiciones necesarias a1 proceso de
reproducci6n en su conjunto, integrada como esla a la division social y tecnica del trabajo".
136. La hip6tesis de uil Servicio Social corriendo por afuera del marco institucional
- que a mediados de la decada de sctcnta gan6 cuerpo entre segrnentos renovadores
-"
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(
CAPITALISMO MOI\
JLISTA Y SERVICIO SOCIAL
profeslonal salarial. Tales acti vidades, ~n el caso del Servicio Social,
configuran un complejo heterogeneo de areas de intervenci6n, donde
se entrecruzan y rebaten todas las multiples dimensiones de las
polfticas sociales y en las cuales la acci6n profesional se mueve
entre la manipulaci6n practico-emp{rica de variables que afectan
inmediatamente los problemas sociales (tal como los caracterizamos
en la secci6n 1.2) y la articulaci6n simb6lica que puede ser constelada
en ella y a partir de ella. Realmente, la acci6n profesional se
despliega en estos dos niveles, imbricados pero no necesariamente
sincronizados. De una parte, la naturaleza interventiva que es propia
del Servicio Social se revela en la escala en que la implementaci6n
i de politicas sociales implica la alteraci6n practico-inmediata de
, situaciones determinadas; de otra, es componente de esta intervenci6n
una representaci6n ideal que tanto orienta la acci6n alteradora cuanto
la situaci6n en cuesti6n 137. Vale decir: la intervenci6n profesional
reproduce, en su proceso, las dimensiones de la respuesta integradora
pertinentes a la esencia de las politicas sociales.
Por tOdD 10 expuesto, y par el acumulo ya obtenido en parte
significativa de la literatura crftica del Servicio Social (especialmente
los autores identificados can el llamado movimiento de reconcep­
tualizaci6n), es superflllo observar que la profesi6n emerge can el
privilegio de sus potencialidades legitimadoras frente a la sociedad
burguesa - no es s6lo sn enraizamiento en la vertiente del pen­
samiento conservador que la vuelve extremamente funcional ,para
concebir (y tratar) las manifestaciones de la "cuesti6n' social" como
problemas autonomizados, para operar en sentido de promover la
psicologlzaci6n de la socialidad y para apostar en los vectores de
la cohesi6n social mediante los condllctos de la "reintegraci6n" de
los acometidos par las sociopat{as. Mas que este lastre (sefialado
de la profesioll, contando entonces inclusive can nuestra parcial adhesion - , inde'
pendientemente de su inspiracion teo,rica e ideoldgica, 10 convierte, en eI extrema, en
una 1TI0dalidad de interveneion que solo pllede sustentarse en un militantismo fundado
en soportes cxtraprofesionales,
137. Esta interveneion ados niveles referida a los trazos caraeterfstieamente
eeonomico-sociales del orden monopolista (tal como los sumarfamos en la seeeion L 1)
fue bien aclarada par lamamoto (in: Iamamoto y Carvalho, 1983: 97-123), siendo
enteramente superfluo sintetizarla aquf.
LAS CONDICIONES HISTORICO-SOCIALE§ DEL SURGIMIENTO
73
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en las secciones 1.2 y 1.3 y al que retornaremos, en el proxImo
capitulo), cuenta, en su dimensi6n y funcionqlidad simb6licas la
inversion estrategica del proyecto de clase predQminante y decisivo
al interior de la burguesfa cuando emerge el mono'polio (ver seccj6n
1.3) - en cuanto profesi6n el Servicio Social no es una posibilidad
puesta solam~nte por la l6gica econ6mico-social del orden mono­
polista: es dinamizada par el proyecto conservador que contempla
las reformas -dentro de este orden. Su entramado ideopolitico original,
par 10 tanto, no ~eja lugar a dudas: en·una apreciaci6n macrosc6pica,
el tiende al"reftierz0 de los mecanismo de poder econ6mico, polftico
e ideo16gic6;' en el sentido de subordinar la poblaci6n trabajadora
a las directrices de --las clases dominantes en contraposici6n a su
organizaci6n libre e independiente" (Iamamoto, in: Iamamoto ,y
Carvalho, 1983: 97). Esta clara, en esta determinaci6n, la conexi6n
entre el Servicio Social y el prptagonismo proletario que ya indicamos
(secci6n ,1.3) - una conexi6n reactiva.
Este entramado original - como tambien 10 destaca la autora
que acabamos de citar - caracteriza la representaci6n y auto-re­
presentaci6n en e1 Servicio Social como tendencia dominante, pero
no puede ser tornado como el'unico vector operante en su universo
ideal y simb6lico. Las razones de su fuerza y vitalidad fueron
ampliamente analizadas par los estudiosos mas modemos de la
historia de la profesi6n, y aunque no siempre de la forma mas
adecuada, son hoy algo mas a menos establecidos entre los sectores
miis crfticos del colectivo profesional - y no hay por que repetirlas
aquf138 . Lo que impOlta es res altar que este vector, en el propio
proceso de profesionalizaci6n del Servicio Social, encuentra la
concurrencia de un conjunto de componentes que segrega elementos
que tienden a problematizarlo como eje exclusivo de las referencias
138. Especialmente can el Movimiento de Reconeeptualizaei6n, que se mltri6 de
una crftica basicamente ideol6giea del pasado profesional, los valores del Servicio Social
se vieron puestos en euesti6n; de la bibliograffa que puso en jaque a la vertiente en
que se inscriben aquellos valores, configuradora de la tendencia dominantc meneionada,
se destaean: Kruse (1967), Faleiras (1972), Kisnerman (1973, 1976), Lima (1975) y
Iamamoto (1982).
En cuanto a ia forma en que esta crftica se vulgariz6, no hay dudas de que ella
acab6 por ser sintetizada en cliches simplistas, del genera "Ia profesi6n es un arma al
servicio de la burguesfa".
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CAPITAUSMO MONOPOLISTA Y SERVICIO 30CIAL
LAS ~NDlCIONES h_~ .0RICO-SOCIALES DEL SURGlMlENTO
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ideales de la profesi6n. En primer lugar, este no se levanta como
. un proyecto sociopolftico particular, sino como una articulaci6n
i heterogenea
de .ofestauraci6n y conservadurismo que, condensada
especialmente en el campo de 1£1 imantacion ideo16gica de la Iglesia'
cal6lica, es capturado e instrumentalizado pOl' el proyecto conservador
(este sf, sociopoHtico y de clase) burgues; en esta captura e integraci6n,
que no ocnrre sin tensiones, este camina para la laicizaci6n - y
he aquf que va a interactuar can otros proyectos sociopoHticos,
principalmcnte con el nuevo reformismo burgues de estratos medios
(vel' secci6n 1.3); en la mtdida en que avanza el proceso de
profesionalizacion, la interacci6n progresivamente se acentua. En
segundo lugar, la base propia de su profesionalidad, las polfticas
sociales, conforma un terreno de conflictos - y este es el aspecto
decisivo: constituidas como respuestas, tanto a las exigencias del
orden monopolista, cuanto al protagonismo proletario, elIas se mues­
tran como territorios de enfrentamientos en los cuales la actividad
profesional es tensionada pOl' las contradicciones y antagonismos
que las atraviesan en cuanto respuestas. 0 sea: dado que la practica
del ejercicio profesional esta inscripta en una dinamica instaurada
molecularmente par los enfrentamientos de clases y fracciones de
clases, ella abre 1£1 posibilidad para que repercutan en su referencial
ideal los proycctos de los varios protagonistas socio-hist6ricos.
Originalmente articulado para servir a uno de esos proyectos, 1£1
estructura ideopoHtica del Servicio Social no escapa al juego de
fuerzas ideopolfticas que percolTe el orden burgues: mientras mas
se profesionaliza, menos se muestra refractario a presiones de otros
proyectos - a medida en que avanza como actividad vocacionada
para manipular las respuestas que el Estado burgues en el capitalismo
monopolista ofrece institucionalmente a las manifestaciones de 1£1
"cuesti6n social", tambien se vulnerabiliza como proyecto de inter­
venci6n umbilicalmente vinculado a un solo protagonista socio-his­
torico.
Emergido como profes~6n a partir del background acumulado
en 1a organizaci6n de 1a filantropfa propia de la sociedad burguesa,
el Servicio Social desborda cl acervo de sus protoformas £11 desa­
rrollarse con un producto tfpico de la division social (y tecnica)
del trabajo del oruen monopolista. Originalmente parametrado y
dinamizado pOl' el pensamiento conservador, se adecu6 al tratamiento
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de los problemas' sociales, sea tornados en sus refracciones indivi­
tdualizadas (de donde se manifiesta la funcionalidad de la psicolo­
gizaci6n de. las relaciones sociales), sea tornados como secuelas
inevitables del "progreso" (de donde surge la funcionalidad de 1£1
i perspectiva "publica" de la intervenci6n) ~ y se desarro1l6 legiti­
t mandose precisamente como interviniente practico-empfrico y orga­
nizador simb6lico en el ambito de las polfticas sociales. En su
profesionalidad, se revela congruente con las exigencias econ6mi- .
co-sociales del orden monopolista; su intervenci6n disefia un aporte '1
£11 desempefio del Estado burgu6s y del comando del capital mo-.\
nopolisla para la reproducci6n de las condiciones mas compatibles
con la 16gica de la _valorizaci6n que se coloca en este marco 139.
Mas aun, la estructura misma de esa profesionalidad contiene
posibilidades que ofrecen efectivos margenes para movimientos
alternativos en su interior: en las mediaciones que, porIa accion
de clases y fracciones de clases, el Estado' se ve compelido a
introducir en el trato sistematico de las refracciones de 1£1 "cuesti6n
social", el Servicio Social puede desincumbirse de sus tareas, con­
templando diferencialmente los varios protagonistas socio-hist6ricos
en presencia. La opci6n pOl' un tratamiento privilegiado de cualquiera
de ellos, sin embargo, !l0 es funci6n de una eleccion personal de
los profesionales - a pesar de que la suponga, es una variable de
la ponderaci6n social y de la fuerza polarizadora de los protagonistas
mlsmos.
.El S:(l}IlPQ."Qd,Ss1J,:yiSi.9~~.S.q~.i~l, como pretende sosteneI' nuestra
argumentae i6n, est4 __d.~mE-xs.:_~g.Q"PQLlc.t ."~<Qnj.9Il};iQ:o __ .de~~.!1na,.,,,d"qble
dimlmica: la q~le cl.eri\l§l...q~l enfrenta11liep!0 e_J.1tE~ los ,PIQJ(lgQn..i~J<l§
139. En la bibliograffa nutS reciente del Servicio Social, por 10 menos tres autores
estudiaron. con enfoques y grados de prafundidad diferentes. la congniencia y el aportc
aqui aludidos: Faleiros (1980), a pesar de que sin tematizar exp](citamente el Servicio
Social. hace intercsantfsimas observaciones sobre la funci6n del segura y de la asistencia
social en el marco de aquella 16gica. abriendo I~ via para la comprensi6n del significado
social de la intervenci6n del asistente social; Iamamoto (in: Iamamoto y Carvalho.
1983) discule competcntemcnte. dcspuc.s de descifrar ei sentido de los servicios sociales.
el papel del Servicio Social en la reproducci6n de la fuerza de trabajo y en la
. reproducci6n de Sll control ideo16gico; Galpcr (1986) ofrece una matizada contribuci6n
para desvenJm la naturaleza econ6mico-social c ideopolftica de las intervenciones
concernientcs a! "bienestar social en la sociedad capitil1ista".
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CAPlTALISMO
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socio-hist6ricos en el surgimlento de~ orden monopolista y la que.
se instaura cuando, atenuando mediatamente aquel enfrentamiento
en la estructura social-ocupacional, toda una tradicion se instrumen­
taliza para dar cuerpo a altemativas de intervenci6n social profe­
sionalizadas. Ambas dinamicas se inscriben en el tejido armado por
el juego de las fuerzas de las elases sociales, a pesar de que no
sean directamente reductibles a este - dados el peso especffico y
la configuraci6n peculiar de los vectores constitutivos de aquella
tradici6n 140 •
A esta altura es pertinente sumariar, muy sin6pticamente, el
proceso de la pdmera de aquellas dinamicas - exactamente las
condiciones historico-sociales en el surgimiento del Servicio Social.
EI desarrollo capitalista alcanza su nivel miis alto en el orden
monopolista que cimienta la sociedad burguesa consolidada y madura.
La institucionalidad sociopolftica que Ie es propia no deriva inme­
diatamente de las exigencias economicas del dinamismo del capital
monopolista, sino que se produce como resultante del movimiento
de las clases sociales y sus proyectos. En ella, el Estado juega un
papel central y especffico, dado que Ie cabe asegurar las condiciones
de la reproducci6n social en el ambito de la 16gica monop6lica al
mismo tiempo en que debe legitimarse miis alIa de esta frontera
- de donde surge la potenciacion de su trazo intervencionista y
su relativa permeabilidad a demandas extramonopolistas incorporadas
selectivamente con la tendencia a neutralizarlas. Este nueleo elemental
de tensiones y conflictos aparece organizado en su modalidad tfpica
de intervencion sobre la "cuestion social", conformada en las polfticas
sociales - intervencion que la fragmenta en problemas autonomH
zadas, pera que se realiza sistematica, continua y estrategicamente,
en respuestas que trascienden largamente los lfmites de la coerci6n
siempre presente. Para tal intervenci6n se requieren agentes tecnicos
especializados - nuevos prafesionales, que se insertan en espacios
que amplfan y complejizan la division social (y tecnica) del trabajo.
Entre estos nuevos actores, se encuentran los asistentes sociales: a .
ellos se destinan funciones ejecutivas en la implementaci6n de
140. Al que concederemos un tratamiento pri vilegiado, retomando las implicaciones
de esta doble dimimica, en el capitulo 2.
-
LAS CONDICIONES HISTORlCO-SOCIALES DEL SURGIlvlIENTO
77
.
poIfticas sociales sectoriales, can el enfrentamiento (a traves de
mediaciones institucional-organizativas) de problemas sociales, en
una operaci6n en la que se combinan dimensiones practico-ympfricas
y simbolicas, determinadas por una perspectiva macroscopica que
uItrapasa Y subordina la intencionalidad de las agencias a las cuales
se vinculan los actores. Profesionales asalariados, los asistentes,
sociales tienen el fundamento de su ejercicio hipotecado y legitimado!
aI/en el desempefio de aquellas funciones ejecutivas, independien­
temente de la (auto-)representaci6n que de ellas hagan. Estructuran­
dose como colectivo profesional a partir de tipos sodales preexlstentes
al orden monopolista, originalmente conectados a un heterogeneo
referencial ideal incorporado por el proyecto sociopolftico conservador
(abierto a las reformas "dentro del orden") propio de la burguesfa
monopolista, en la medida que su profesionalizaci6n se afirrna, los
asistentes sociales se toman permeables a otros proyectos sociopoIfticos - especialmente en la escala en que estos repercuten en las
mismas politicas sociales.
!
FACULTAD DE TRABAJO SOCIAL - UNER
CATEDRA: Fundamentas de Trabaja Sacial- Ana 2009
LIBRO: Capitalismo Monopolista y Servicio Social.
TEXTO: Punto 1.4. El surgimiento del Servicio Social como profesi6n (Pag. 63 a 77)
AUTOR: NETTO, Jose Paulo.
EDITORIAL: Cortes
LUGAR Y FECHA: San Pablo 1992
GUiA DE LECTURA:
1) i,Que origen reconoce el autor al Servicio Social?
2) GEn que consiste la critica que hace el autor a la evoluci6n deja profesi6n como un
continum?
3) GPorque el autor habla de rupturas y continuidades? Desarrolle los aspectos relacionados
con las continuidades y que aspectos sefiala como rupturas.
4) GQue dice el autor en relaci6n a la auto-representaci6n y discurso de 10 profesionales?
5) Segun el autor explique c6mo y cuando el Servicio Social s e constituye como profesi6n?
6) 6D6nde ubica Netto el mercado de trabajo para el Asistente Social?
7) 6QUe pape] juega el Estado en la reproducci6n social del trabajo y a traves de que
mecanismo?
Observacion: busque en diccionario general y diccionario filos6fico (Biblioteca de la Facultad)
las palabras que desconoce. Leer las notas al pie de cada pagina.