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Centro afiliado a la Facultad de Teología del
Norte de España-Sede Burgos
--------Paseo de Filipinos, 7
47007 VALLADOLID
HISTORIA MEDIEVAL DE LA IGLESIA
Prof. Jesús Álvarez Fernández
II
LA EVANGELIZACIÓN DE EUROPA
Alamanes o suevos. Los bávaros. Los frisones. Juicio de esta
evangelización. La iglesia en Inglaterra. Un misionero del siglo VIII:
Bonifacio (672-754). Importancia de San Bonifacio y su obra. Los moravos.
Cirilo y Metodio.
Desde el siglo IV hasta el VII los pueblos que habían entrado en contacto con los
cristianos se habían ido convirtiendo al reconocer la superioridad de la religión cristiana. Pero los pueblos que ocupaban la parte occidental de Alemania (alamanes,
bávaros, sajones...) permanecían en el paganismo.
La conversión de Clodoveo hacia el año 499, y con él el reino franco significó
un gran triunfo para la Iglesia y el inicio de la conversión de los pueblos germanos. El
pueblo franco comenzó extendiéndose hacia el oriente y terminó conquistando los
territorios de los alamanes, bávaros, frisones... Todos estos pueblos germanos fueron cayendo bajo el dominio político de los francos y, por tanto, bajo su influjo cultural y
religioso. Sin embargo esta obra evangelizadora no la realizaron los francos, sino
misioneros de origen visigótico o celta (irlandés-escocés).
Estos misioneros (peregrinatio propter Christum) eran hombres de buena
familia, amplia formación y claro ejemplo. Su actividad desinteresada fue reconocida
por los mismos pueblos a los que evangelizaban, y prueba de ello es que casi todos
fueron venerados como santos no sólo en sus respectivas iglesias, sino en toda la iglesia
occidental. Ellos trabajaban duramente mientras los francos, ya católicos en decadencia,
no emprenden ninguna labor misionera seria entre estos pueblos.
2
Los métodos misionales no podían ser los mismos que en el mundo
grecorromano (acción lenta pero eficaz y fascinadora del ejemplo que desembocaba en
la conversión; conversación con los fieles como en el prístino método paulino), ni los
modernos (organización centralizada y sistemática). Ahora a las conversiones
individuales, bien pensadas, de la Edad Antigua sucede en la Edad Media las
conversiones de pueblos enteros. Y no todas las campañas de evangelización de los
pueblos del Norte se realizaron con métodos espirituales, pues los misioneros solían ir
protegidos por los reyes cristianos, sin cuyo auxilio (espada = “lengua de fuego”) les
hubiera sido difícil vencer ciertas dificultades. Una vez más el temor a las armas fue el
determinante de las conversiones, a pesar de la sentencia de Alcuino que decía que "un
hombre puede ser atraído a la fe, mas no forzado".
Los misioneros, de ordinario, son monjes que se establecen en un paisaje y
construyen un monasterio, que se convierte en centro de irradiación evangélica y de
atracción social y civilizada. Suelen catequizar sobre ciertos elementos precristianos ya
existentes como la creencia en Cristo, el gran Señor feudal y el Rey del pueblo, y que la
vida cristiana es un servicio de fidelidad a ese Señor... Inicialmente la predicación es
mínima, reservándose para después del bautismo la instrucción, más lenta y profunda.
Para arrancar basta la respuesta positiva a la pregunta "¿Crees en Dios Padre, Dios Hijo
y Dios Espíritu Santo?"
Es característico de esta época la dirección general que asume el romano
pontífice en la evangelización de los nuevos pueblos, de tal manera que bajo el
pontificado de Gregorio I (590-604) ya lo esencial de la antigua romanidad estaba
recobrado (re-cristianizado): los francos, longobardos, godos y anglosajones acataban la
fe de Roma. Si la unidad política era imposible, la unidad religiosa se imponía en todas
partes.
La pérdida de las provincias mediterráneas del antiguo imperio a manos de Alá
hubo que compensarlas con una evangelización del centro de Europa. El centro de
gravedad del mundo cristiano comenzó a desplazarse.
Alamanes o suevos
Los suevos rompen el confín romano y se establecen durante los siglos III-V en
la parte central de Europa, que hoy corresponde a la parte suroccidental de Alemania
(Alsacia), gran parte de Suiza septentrional y de Austria occidental.
3
Salvo los que pasaron a España mantienen su característico estilo de vida sin
contagiarse con la cultura romana: paganos, adorando árboles, colinas, barrancos... En
tiempos de Clodoveo, hacia 496-497, la parte septentrional es sometida bajo los francos
y se van convirtiendo a la religión de estos, por lo que poco a poco van surgiendo en
1
esta zona iglesias y capillas .
En la conversión de este pueblo tuvieron suma importancia los misioneros
extranjeros, sobre todo los escoceses. Entre ellos podemos recordar a San Fridolino,
venido de Poitiers y fundador de monasterios. Sucesor suyo fue San Columbano,
proveniente de Irlanda de donde trajo la liturgia celta, lo que le acarreó las iras de los
francos; fundador del monasterio de Luxeuil (Luxobium) en Francia y ferviente admirador de Roma, pues confesaba "creo indefectiblemente que la columna de la Iglesia
2
está en Roma" . Llamado por Toidolberto pasó a predicar entre los alamanes en las
cercanías de Zurich y Costanza, muriendo el año 615 en su monasterio de Bobbio
(Lombardía). Su compañero y discípulo San Gal se quedó predicando entre los
alamanes y fundó el monasterio que lleva su nombre y que fue uno de los más importantes entre los merovingios.
Los bávaros
Descienden de los marcomanos, iniciando su emigración en el siglo VI y,
rompiendo los confines romanos, se establecieron en la actual Baviera, gran parte de
Austria y el Tirol. Hacia el año 460 comienzan a estar sometidos a los francos.
Este pueblo tuvo ocasión de entrar pronto en contacto con el cristianismo, dado
que en los valles alpinos y zonas del Danubio quedaban muchos cristianos. S. Severino
y S. Valentín, S. Anastasio, discípulo de S. Columbano, y S. Ruperto, considerado el
"apóstol de Baviera", predicaron entre ellos.
Los frisones
Este pueblo se había establecido en los actuales Países Bajos y el norte de
Alemania.
1
. El Pactus Alamannorum, la más antigua ley alamana de aquella época, ya presenta coloración
cristiana, y es posible que en el siglo VI una asamblea de las estirpes y sus jefes aceptasen el cristianismo.
2
. VILLOSLADA, Historia de la Iglesia, II, 41.
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Entre estos pueblos la difusión del cristianismo encontró particular dificultad,
pues lo odiaban al ser la religión de los francos, pueblo dominador. Los frisones se
encontraban en una situación especial pues tenían que combatir contra los francos si
querían seguir siendo independientes, por tanto el odio hacia ese pueblo era extensivo
también hacia su religión. La muerte de Rabbodo (719), su mejor jefe, marcó el inicio
de la dependencia de los francos.
Entre los misioneros que trabajaron en esta zona cabe destacar la figura de S.
Amando, obispo de Maastrich (647-649) y "apóstol de Bélgica", y Willibrordo, quien
con el apoyo de Pipino y el papa Sergio I pudo trabajar durante 50 años, siendo
nombrado arzobispo de Utrecht (695) y fundar el monasterio de Echternach, centro de
evangelización, donde muere el año 739.
Juicio de esta evangelización
La labor misionera en Europa hasta ahora, aunque benéfica, carecía totalmente
de una impronta misionera unitaria y de una organización estable. Los misioneros
escoceses son más ascetas que misioneros, más peregrinos que pastores, más
individualistas que corporativos. Dan principio a su labor por pura iniciativa personal,
conservando sus costumbres, su mentalidad dentro de los pueblos totalmente diversos a
ellos.
El cambio lo darán los misioneros anglosajones, un poco más tarde. Estos, que
tienen el mismo origen que los pueblos bárbaros que han quedado en el Continente,
pueden comprender mejor su lengua, sus costumbres y su mentalidad. Por ello los
anglosajones se adaptaron mejor que los irlandeses, asimilaron mejor la cultura de los
pueblos misionados y trataron de remediar los defectos de sus antecesores en la
predicación mediante la constancia, la organización, la unión con la Iglesia universal y
la dependencia del centro de ella, Roma. Ellos serán los que introduzcan entre los
pueblos bárbaros la fuerte devoción a S. Pedro.
Por eso estudiaremos brevemente la situación de la iglesia en Inglaterra.
La Iglesia en Inglaterra
Los anglosajones en el siglo V ya tenían ocupada la isla, extirpando el
paganismo. A finales del siglo VI, en el 596, S. Gregorio Magno envió a Agustín (de
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Canterbury +604), Prepósito de su monasterio, con 40 monjes para que organizara la
iglesia inglesa, que desembocó en la división de dos provincias eclesiásticas (Londres y
York), teniendo cada una de ellas doce sedes episcopales.
Aunque la influencia de la iglesia irlandesa es notable hasta el siglo VIII, fue S.
Wilfrido quien comienza a despegarse y dirige su mirada hacia Roma. Este viaja a la
Urbe por primera vez el año 653 y allí pudo conocer a la iglesia romana: su liturgia,
superior a la anglosajona, su vida monástica, más razonable... A su vuelta a las islas
introduce la liturgia romana y la regla de S. Benito, pero por su dureza los monjes se
irán alejando de él.
En el año 664 se celebra un Sínodo entre las iglesias iroescocesas y los
partidarios de las usanzas romanas. Estas últimas se cuestionan, pero Wilfrido le
recuerda a Oswy, rey de Northumbria, que el jefe de la iglesia romana es el "Tu es
Petrus..." del evangelio, a lo que el monarca respondió que él nunca se opondría al
"Ostiario del reino de los cielos" por temor a que le dejara fuera del paraíso. Estas
palabras reflejan la influencia que ejerció en estos pueblos la devoción a S. Pedro,
personalizada luego en el papa, a quien consideran plenipotenciario del apóstol. Así en
este Sínodo, por mérito de S. Wilfrido, se implantó la observancia litúrgica romana.
Ese mismo año la peste se llevó a casi todos los obispos ingleses. Cinco años
más tarde (665), suplicado por dos reyes, el papa Vitaliano nombra a Teodoro de Tarso
(685) obispo de Canterbury, quien renovará sistemáticamente y organizará
jerárquicamente la iglesia insular introduciendo las usanzas romanas. La nómina del
arzobispo Teodoro señala el inicio de las elecciones, en virtud del poder primacial
del papa, para las iglesias de tierra de misión. Así la iglesia anglosajona se convierte
en hija de la romana, imponiendo esta su propia estructura. Durante todo el tiempo
siguiente las sedes de York y Canterbury estarán unidas a Roma por la liturgia y
disciplina eclesiásticas a través de las elecciones que el papa hace para ocupar dichas
sillas.
Se necesitaron cerca de 70 años después de Agustín de Canterbury para que la
iglesia de Inglaterra adquiriera una estructura jerárquica estable, cumpliéndose así los
deseos del papa Gregorio Magno.
Un misionero del s. VIII: Bonifacio (672-754)
Winfrido, de temperamento tristis et dubitans, nació en Wessex hacia el año
672/675, proporcionándole su familia una esmerada educación en los monasterios bene-
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dictinos de Exeter y Nursling, siendo en este último primero monje y después maestro.
Participó como consejero en varios sínodos insulares.
Sintiendo deseos de predicar entre los sajones continentales, emprende su primer
viaje en 716, pero su experiencia fue negativa, dado que el duque Rabbodo, que luchaba
contra Carlos Martel, reconquistó Frisia y sofocó el cristianismo.
Retorna a Nursling, donde es nombrado abad, y allí se da cuenta de que nada
conseguirá en el campo misional sin el apoyo político. El año 718 vuelve a Europa y se
acerca a Roma, donde es recibido por Gregorio II, quien le da instrucciones para su
misión de la zona oriental del Rhin, [y como era el día de S. Bonifacio (15 mayo) el
papa le cambia el nombre].
De Roma parte para la visita de Baviera y Turingia y recibe la noticia de la
muerte de Rabbodo, hecho que afectará positivamente la situación de los cristianos en
Frisia. Pero él se dirige hacia el centro de Alemania (721) y sus inicios son muy
prometedores.
Llamado por el papa Gregorio II, lo consagra obispo misionero de Germania,
pero sin nombrarlo titular de ninguna sede. En Roma hace un juramento de obediencia
al papa igual que el que hacían los obispos que pertenecían al patriarcado romano. En la
fórmula del juramento solamente cambiaba una cláusula: las palabras en las que se
prometía fidelidad al emperador de Oriente fueron permutadas por la promesa de que no
tendría comunión con los obispos que no siguieran las leyes romanas y que denunciaría
a los que no las observasen:
-unión de los miembros a la cabeza jerárquica.
-ajustarse a la liturgia romana
-acudir a la santa sede en caso de duda
Bonifacio, organizador y metódico, estaba convencido de que la unión con
Roma era indispensable para la prosperidad de la iglesia y en este aspecto se mostró
escrupuloso, enviando cartas a Roma aun para consultar cosas insignificantes.
Cuando baja a Roma hace una visita a Carlos Martel con el fin de conseguir su
tutela, gracia que alcanza. La sumisión al papa y al poder civil eran plenamente
compatibles en este tiempo de cohesión. Con la protección franca y papal en el año 723
da comienzo a su obra evangelizadora en la región de Hesse (Assia), pero se mantiene
unido a su patria por continua relación epistolar y bibliográfica con personas de vasta
cultura y alto ideal vocacional. Bonifacio va aumentando en fama y funda monasterios
7
(Fulda con 400 monjes), que se convertirán en centros de cultura y de irradiación
3
cristiana . El año 724 se atrevió a derribar la encina de Geismar, consagrada a la
divinidad Donar (=Thor, divinidad del trueno) , quedando admirados sus adoradores de
que sus dioses no tomasen venganza. Su madera sirvió para construir una capilla en
honor de S. Pedro.
En 732 es nombrado arzobispo por Gregorio III, pero sólo después de su tercer
viaje a Roma (737) comienza su trabajo reformador en calidad de Legado de la sede
apostólica organizando la iglesia de Baviera, subdividiéndola en varias diócesis con
obispos titulares en Freising, Ratisbona, Salzburgo y Passau. Entretanto no pierde de
vista la reforma radical de la que está necesitado el reino de los francos, en el que la
vida religiosa ha decaído por causa de un clero inferior inculto y de unos prelados
engolfados independientes de Roma.
Al franco Pipino el Medio le sucedió su hijo ilegítimo Carlos Martel (714-741),
príncipe no religioso pero bien dispuesto hacia Bonifacio, a quien toma bajo su
protección. Su victoria sobre los árabes en Poitiers (732) le permitió llevar a cabo la
primera secularización de bienes eclesiásticos. Al morir Carlos Martel divide el
mayordomazgo entre sus dos hijos Carlomán (Austrasia) y Pipino (Neustria). Por
iniciativa del primero Bonifacio participa en el primer sínodo germánico (742) en el que
se emanaron ciertos decretos disciplinares:
-reconstitución de las diócesis
-sujeción del clero a los obispos
-supresión de los obispos sin sede fija
-imposición de la regla benedictina so pena de cortar la cabellera a los monjes
opositores
-prohibición para los clérigos de llevar armas (caza o guerra)
-celibato para los clérigos y pena de azotes y 2 años de reclusión a pan y agua para
los sacerdotes inmorales
-combatir la superstición (sobre todo la extendida por el sacerdote Adalberto
quien afirmaba que no necesitaba ni de la jerarquía ni de los sacramentos para
ofrecer la salvación a sus fieles, pues poseía unas reliquias traídas por los
3
. Los monasterios "son casas de Dios, escuelas del servicio divino, seminarios, hospederías,
colegios y granjas agrícolas. Por ellos va a empezar la agricultura en Germania; por ellos se va a
inaugurar una era de intensa cultura científica, que es todavía el orgullo del pueblo alemán. Cuando la
invasión danesa se preparaba a destruir en Inglaterra la obra de Teodoro, Beda y Wilfrido, Alemania
recogía ávidamente el tesoro científico que le ofrecían los monjes ingleses. Enviábanse a Inglaterra los
productos del país: tejidos de piel de cabra, una piel para el anciano obispo de Winchester, escudos y
halcones para el rey Etelberto, un peine de marfil y un espejo de plata para la reina; pero en cambio los
abades y abadesas, siguiendo el ejemplo de Bonifacio, pedían que se les enviasen copias de obras
científicas, poéticas y religiosas que acababan de publicar los sabios anglosajones. 'Trasmitidme -escribía
Bonifacio- algunos escritos de Beda; enviadme algunas chispas de la antorcha que brilla en vuestra
tierra'": PÉREZ DE URGEL, J., Historia de la Orden Benedictina, Madrid 1941, 97.
8
ángeles del confín de la tierra y una carta de Cristo caída del cielo sobre Jerusalén).
En el 747 se reúne el Concilio general franco presidido por Bonifacio y mandan
al papa una profesión colectiva de fe católica, de adhesión a la unidad de la iglesia y de
sumisión a Roma, quebrantando así Bonifacio con su espíritu "romano" el achaque de la
iglesia franca, que yacía maniatada al arbitrio del poder civil. Esta fue la culminación de
la obra organizativa y el último acto reformador de Bonifacio.
Su influjo disminuyó desde el momento en que Carlomán decidió hacerse monje
en Monte Soratte y en Monte Casino, pues quedó como único señor de los francos
Pipino, quien no estaba en muy buena relación con Bonifacio.
El año 753 Bonifacio es nombrado obispo de Utrecht, consiguiendo poco
después que el monasterio de Fulda quede bajo la jurisdicción directa de Roma, lo que
constituirá el inicio de la exención monástica. Nuevamente vuelve a su sueño misionero
entre los frisones y sajones, pero su apostolado, aunque fructuoso, fue breve porque al
año siguiente fue asesinado en Dorkum. Su cuerpo fue enterrado en Fulda, donde se
conserva como símbolo de la unidad católica alemana.
Importancia de S. Bonifacio y su obra
Bonifacio no consiguió la plena reforma de los francos, pero logró una cosa
importantísima, su unión con la iglesia romana. La promesa de obediencia que los
obispos francos hicieron al papa en el año 747 es de máxima relevancia. La unión de
estos pueblos (franco-alemanes) a Roma no es un hecho que sólo importe a ellos, sino
que influye poderosamente en toda la historia de la Europa occidental.
Desde el siglo VII el Mediterráneo se convierte en encuentro de tres culturas y
de tres concepciones político-religiosas: bizantina, musulmana y europea occidental. De
ellas Bizancio ya no puede jugar un papel importante dado que las luchas externas e
internas (iconoclastas) lo han debilitado. El porvenir se encuentra en manos del Islam y
de Occidente. De los dos, el más fuerte es el Islam. Para defenderse de este Occidente
necesita estar unido.
Así pues todo el Occidente dependía de la consolidación del reino franco y
germano, dado que España ha caído en manos de los árabes e Inglaterra permanece más
o menos unida a Francia y a Roma. A este proceso de unificación y consolidación
contribuyó enormemente la misión y reforma llevada a cabo por Bonifacio. Este no tuvo
idea de la importancia de su labor, pero fue de capital relevancia porque si en el 732
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Carlos Martel, venciendo en Poitiers, consigue la defensa ab extrinseco, la obra de
Bonifacio logra la defensa ab intrinseco, mediante su impronta romana y la devoción a
S. Pedro, inculcada por los misioneros romanos en las islas y desde allí esparcida por
toda Europa.
Por último debemos destacar que la característica del trabajo misionero
anglosajón es su impronta romana: Wilfrido acude dos veces a Roma; Bonifacio hace lo
mismo para recibir sus respectivas misiones de manos de Sergio I y Gregorio II, y para
ser ordenado obispo. Posteriormente se le enviará el palio de arzobispo (título de
naturaleza honorífica otorgado a obispos con misión interprovincial). En el caso de
Agustín de Canterbury (+604) la iniciativa partió del papa Gregorio Magno, pero ahora
son los mismos protagonistas los que se presentan voluntariamente en Roma, y esta
postura aumenta y refuerza la autoridad pontificia, pues tras ella estaba la convicción de
que debían apoyarse en la autoridad papal para ser plenamente eficaces.
Toda esta labor misionera hubiera sido vana si no se hubiera encarnado en
Bonifacio, legado de Roma, unido al papa por el juramento de obediencia y que se
considera enviado por Roma y de S. Pedro. A través de él presentarán su obediencia a
Roma los pueblos germanos y Roma se hará presente en Turingia, Hesse, Baviera,
Francia... Nunca con anterioridad la Santa Sede había ejercido un influjo tan grande en
el Occidente cristiano.
Los moravos
Un sínodo franco celebrado en tiempos de Carlomagno impulsa la actividad
misionera entre los eslavos de más allá de Baviera (796). Las bases de esta
evangelización serán las ciudades de Regensburg, Passau y Salzburgo.
En el año 855 el príncipe de los moravos, Ratislav, se siente suficientemente
fuerte como para declararse independiente del rey carolingio Luis el Germánico. En
estos momentos la evangelización había hecho ya bastantes progresos, pero va a
detenerse en tiempo de Ratislav por haber estado demasiado unida a los intereses
políticos francos.
En el 862 se vuelve hacia Constantinopla para solicitar de la iglesia bizantina
que envíe misioneros griegos con el fin de no depender de los francos. Focio elige a dos
de sus mejores hombres: Metodio y Cirilo.
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Contantino Cirilo y Metodio
Eran hijos de un alto oficial de Tesalónica. A la muerte de su padre fueron
llamados a Constantinopla. Poco tiempo después Metodio fue nombrado gobernador de
Macedonia, mientras que su hermano Constantino permaneció en la corte, frecuentando
la escuela imperial, donde tuvo como profesor a Focio. Al acabar los estudios se ordena
de diácono y le nombran cartofilax (bibliotecario) de la basílica de Santa Sofía y
secretario del patriarca Ignacio (849). Pero tales honores no colman los deseos de
Constantino, que se retira a un monasterio en el Bósforo. Metodio sigue sus pasos, pero
refugiándose en otro claustro del monte Olimpo. Medio año después Constantino es
localizado y obligado a retornar a la corte para dar clases de Filosofía en la escuela
imperial, teniendo como compañero al que fuera su profesor, Focio. Cuando este es
nombrado patriarca, Constantino se retira donde su hermano, aunque él no se hace
monje.
Focio siempre fue un ferviente promotor de la fe entre los no-cristianos, y por
eso el año 860 llamó a los dos hermanos para que formasen parte de la legación mixta
(político-religiosa) que Miguel III enviaba al sur de Rusia (cázaros), donde encuentran
las supuestas reliquias del papa Clemente Romano (88-97) en Crimea.
En el 862 llegan a Bizancio los legados del príncipe Ratislav pidiendo
misioneros bizantinos. Nuevamente los dos hermanos serán elegidos para esta misión,
pues conocían perfectamente la lengua eslava. El mismo Constantino va a mostrar su
ingenio, ya que en la lengua eslava no existía la escritura y él crea un nuevo alfabeto de
38 caracteres (escritura glagolítica), y ayudado por su hermano se dedica a la transcripción de textos litúrgicos y bíblicos a la lengua eslava.
Aunque no tenemos noticia explícita de cuándo acaeció, sin duda alguna
Constantino ya había sido ordenado sacerdote antes de partir hacia Moravia. Por el
contrario Metodio, que había sido ekumenos (abad), no tenía ni siquiera las órdenes
menores.
Cuando llegan ambos al reino de los moravos se dan cuenta de que estos ya
poseen los rudimentos de la fe, inculcados por los misioneros francos. Y lo primero a lo
que se dedican es empeñarse en la instrucción de nativos que puedan llegar a ser
ordenados sacerdotes. Su evangelización será fructífera por las siguientes razones:
-por su esfuerzo puramente altruista que no se mezcla para nada en asuntos
políticos, como hacían los misioneros francos.
-por el perfecto conocimiento del idioma.
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-porque celebran la liturgia en lengua eslava, iniciativa revolucionaria para
aquella época, introducida con el consentimiento de su amigo el patriarca
Focio.
La obra de los dos hermanos tuvo inmediata repercusión y Ratislav expulsó a los
misioneros francos, quienes se enemistan con los dos hermanos y presionan ante Luis el
Germánico para que declare la guerra a Ratislav, quien pide la paz y promete el retorno
de los misioneros expulsados.
La vuelta de los misioneros francos creará ciertas dificultades a Constantino y
Metodio. Los sacerdotes latinos les recriminan que incumplen las antiguas tradiciones
en que las únicas lenguas permitidas en la liturgia son las tres en las que estaba escrito
el letrero de la cruz: hebreo, latín y griego. A estos responden con sus argumentos y
denominan a los latinos pilatinos.
La noticia del litigio llegó a Roma, pero ellos siguen trabajando sobre todo en la
formación de candidatos al sacerdocio. Como ellos no eran obispos se ven obligados a
ponerse en camino hacia Bizancio. Cuando atraviesan el margraviato de Pannonia,
donde el príncipe Kozel los protege y permite que prediquen y celebren en lengua
eslava, reciben la solicitud del papa Nicolás I de que se presenten en Roma para dar
cuenta de su trabajo.
Los hermanos no pueden esperar nada bueno de Nicolás I, papa enérgico, puesto
que:
1o. Son bizantinos.
2o. Se han entrometido en territorios que pertenecen al patriarcado romano.
3o Son amigos de Focio, quien ya había sido condenado por Nicolás I.
4o Han introducido una liturgia eslava.
Su buena estrella les hace llegar en el momento en que ha muerto Nicolás I y le
ha sucedido un pontífice más benigno y conciliador, Adriano II (867), a quien entregan
las reliquias de Clemente Romano. El papa se informa sobre la actividad y el método
misionero de Constantino y Metodio, y aprueba la obra que están llevando a cabo y él
mismo bendice los libros litúrgicos eslavos y consagra presbítero a Metodio; también
ordena que dos obispos -que se habían mostrado contrarios a los dos hermanosconsagren a tres de los discípulos que les habían acompañado.
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Durante su estancia en la Urbe Constantino cae enfermo y como ve próximo su
fin decide hacerse monje, cambiando su nombre por el de Cirilo, falleciendo poco
después y siendo sepultado en la basílica romana de San Clemente (14 febrero 869).
Poco tiempo después de la muerte de Cirilo llega a Roma una delegación de
Kozel solicitando del papa la ordenación episcopal de Metodio para la zona de
Pannonia. Adriano II va a cumplir satisfactoriamente tales deseos, pues Metodio es
consagrado obispo y después arzobispo de Sirmio (famosa sede por ser metropolitana de
varios sínodos, algunos arrianos), lo cual creará conflictos con obispos francos
(Regensburg, Passau, Salzburgo).
El año 869 Metodio viaja a la Pannonia y posteriormente a Moravia, pero llega
en un mal momento, pues Ratislav había declarado la guerra a los francos, quienes
vencen y aprisionan a Metodio (870), quien fue juzgado por los obispos francos y
encerrado en un monasterio de Baviera durante dos años. Los franco-bávaros se
preocuparon de mantener oculta a Roma tal decisión. Sólo a la muerte de Adriano II, ya
en tiempos de Juan VIII (872-882) se desvela y se envía una legación a Baviera para
conseguir, bajo pena de excomunión, la excarcelación de Metodio, quien puede abandonar la prisión de Ellwangen pero con la explícita prohibición de no celebrar la liturgia
en la lengua eslava.
Metodio retorna a Pannonia y allí vuelve a celebrar a la manera eslava. Pero al
morir Kozel, su protector, el margraviato pasa a manos de los francos, por lo que nuevamente Metodio juntamente con el clero eslavo tiene que abandonar el país.
En el año 879 el papa Juan VIII conmina a Metodio que abandone la lengua
eslava en la liturgia y que se presente en Roma. Metodio se pone en camino y en Roma
convence al pontífice de la oportunidad de la lengua eslava en la misión de aquellos
pueblos, por lo que recibe el beneplácito.
Metodio regresa a Bulgaria y allí se encuentra nuevamente con el problema de la
transcripción a escritura del lenguaje de los búlgaros e inventa otro alfabeto que pondrán por nombre cirílico. Murió en el año 885.
Bibliografía:
BIHLMEYER, K.-TÜECHLE, H., Storia della Chiesa. Il Medioevo, II, Brescia3 1966, 15-52.
JEDIN, H., Manual de Historia de la Iglesia. De la Iglesia de la primitiva Edad Media a la
Reforma Gregoriana (=Biblioteca Herder. Sección de Historia 78), III, Herder,
Barcelona 1970, 53-87.
13
LLORCA, B.-GARCÍA VILLOSLADA, R.-LETURIA, P. de-MONTALBÁN, F. J., Historia de la
Iglesia Católica. Edad Media (800-1303). La cristiandad en el mundo europeo y feudal
(=Sección V: Historia y Hagiografía 104, II, BAC, Madrid 1953, 36-67.
Nueva Historia de la Iglesia. La Iglesia en la Edad Media, II, Cristiandad, Madrid 1977, 17-68.
SZYMUSIAK, J. M., El Occidente cristiano y la invasión de los bárbaros, en Concilium n. 27
(1967) 19-31.