Download dimensión política del voluntariado

Document related concepts

Voluntariado wikipedia , lookup

Service Civil International wikipedia , lookup

Voluntariado en línea wikipedia , lookup

Voluntarios de las Naciones Unidas wikipedia , lookup

Día Internacional de los Voluntarios wikipedia , lookup

Transcript
PANEL DE EXPERIENCIAS COLECTIVAS
Intervención de Quique Falcón
XI FÒRUM 'CRISTIANISME I M ÓN D'AVUI ' 2000
«No podeu servir alhora Déu i els diners»
[intervención en panel de experiencias colectivas]
Fòrum 'Xtme i món d'avui' ------------ (marzo de 2000)
dimensión política del voluntariado
–quique falcón–
M
e encantaría comenzar esta intervención sobre voluntariado (y sobre dimensiones políticas
del voluntariado) con la lectura de un poema de Bertolt Brecht. Creo que es bueno
empezar a hablar del voluntariado social precisamente sospechando de él y una buena
dosis de sospecha –y también de profunda interpelación– es la que Brecht nos lanza desde este
poema. Lo tituló la «Canción del parche y el abrigo» y dice:
Cada vez que nuestro abrigo está raído
vienen ustedes corriendo y nos dicen: "¡No es posible que sigan así!
¡Hay que ayudarles, y por todos los medios!"
Y llenos de ira se dirigen a los dueños
mientras nosotros, congelándonos, esperamos.
Y ustedes regresan triunfantes;
nos muestran lo que acaban de conquistar para nosotros:
un pequeño parche.
Bien, ése es el parche.
¿Pero dónde está el abrigo?
Cada vez que gritamos por hambre
vienen ustedes corriendo y nos dicen: "¡No es posible que sigan así!
¡Hay que ayudarles, y por todos los medios!"
Y llenos de ira se dirigen a los dueños
mientras nosotros, congelándonos, esperamos.
Y ustedes regresan triunfantes;
nos muestran lo que acaban de conquistar para nosotros:
alguna migaja.
Bien, ésa es la migaja.
¿Pero dónde está el pan?
Necesitamos no sólo el parche
sino también el abrigo.
Necesitamos no sólo la migaja
sino también todo el pan.
Necesitamos no sólo el puesto de trabajo,
sino toda la fábrica y el carbón
y el mineral y el poder del Estado.
Bien, eso es lo que necesitamos.
¿Pero qué
nos ofrecen ustedes?
Dimensión política del voluntariado
pág. 1
PANEL DE EXPERIENCIAS COLECTIVAS
Intervención de Quique Falcón
XI FÒRUM 'CRISTIANISME I M ÓN D'AVUI ' 2000
«No podeu servir alhora Déu i els diners»
Durísimo. Ustedes –nosotros– solemos a veces ofrecer voluntariado.
Hace apenas 3 años, Francis Fukuyama publicó un libro titulado Confianza: las virtudes
sociales y la creación de prosperidad. Creo que siempre es bueno conocer al enemigo. A
Fukuyama ya lo conocéis: antiguo analista asesor para el Departamento de Estado del Gobierno de
EEUU y uno de los más importantes intelectuales orgánicos del llamado Pensamiento
Postmoderno, es uno de los autores de la tesis de que –en el Nuevo Orden Mundial– las ideologías
ya no cuentan, han muerto las utopías prometidas y la Historia ya ha acabado.
Pues bien, en el libro que os comento, Fukuyama da un paso más: según él, la sociedad civil
–cuando actúa– crea un «capital social» en forma de recursos humanos, de ahorro para las
administraciones, de servicios de ayuda voluntaria, de redes de organización y relación más o
menos espontáneas, de asociacionismo y de iniciativas basadas en la cooperación y en la confianza.
Este capital social, nos dice Fukuyama, es “útil” para la consolidación económica del capitalismo,
ya que incrementa la productividad y suaviza las fricciones que genera la gran máquina del Capital.
Para desarrollar este capital social, la sociedad civil (es decir, iniciativas libres que ni son
estatales ni son mercantiles) articula organizaciones y estructuras intermedias e intermediarias
donde parecen caber muchas cosas: grupos vecinales, organizaciones de consumidores, clubes
deportivos, asociaciones de rotarios, delegaciones de la Cruz Roja, amigos de las más increibles
aficiones, etc. Y –además– todo lo que podríamos entender como “voluntariado social de
marginación”. Aquí es donde Fukuyama y su tesis nos tocan de lleno.
—————————————
La acusación es fuerte, y a nosotros –situados desde el otro lado– no deja de interpelarnos
duramente: el voluntariado cumple (según esto) una función sistémica en las sociedades capitalistas
avanzadas: suaviza las fricciones que el sistema genera injustamente y ayuda eficazmente a la
consolidación económica del mismo.
Cuando preparé para la colección de 'Cristianisme i Justícia' aquel cuaderno sobre
Dimensiones políticas del voluntariado (que –en el fondo– es por lo que me han traído aquí), no
tenía más intención que mostrar la posibilidad de un debate sobre cuál está siendo realmente el
papel que jugamos los voluntariados sociales en este mundo del que formamos parte y del que
somos profundamente responsables, es decir, si nuestra presencia en los ámbitos de la exclusión
social no viene más que a acallar conciencias, lamer heridas, tapar agujeros, hacer la cama al sistema
y (si puede ser de paso) ser considerados –nosotros, los voluntarios– buenos chicos que puedan
presumir de solidaridad.
La otra obsesión que me llevó a escribir aquello también la sigo manteniendo hoy: la necesidad
de articular, desde el voluntariado y otros movimientos sociales, una manera conflictiva y crítica de
actuación, políticamente cargada, en la que pudiéramos confluir creyentes y no-creyentes. El librito,
escrito (lo confieso) durante unos Ejercicios Espirituales Ignacianos que pasé con gente de mi
Comunidad, excluye de hecho cualquier referencia al Resucitado (aunque a mí me laten al leer
aquellas límeas) y a la opción por los pobres a la que se llama a nuestra Iglesia. El librito, de hecho,
fue publicado tanto en una colección cristiana como 'Cristianisme i Justícia', al mismo tiempo que lo
hacía en algunas revistas de colectivos de izquierda.
Lo poco que por entonces quería comunicar es básicamente lo siguiente: en medio de un
impresionante despertar del voluntariado y de las organizaciones sociales voluntarias (ya sabéis: el
famoso «boom»), resulta hoy imposible hablar del voluntariado como una única realidad
homogénea y sin fisuras. Casi me inclino a pensar en la necesidad de que hablemos de "los
voluntariados", así, en plural, porque en la arena pública y en el quehacer cotidiano de las entidades
sociales, se están encarnando –en la práctica– diferentes modelos de voluntariado social, los cuales
–a menudo– parecen hasta contradictorios y excluyentes entre sí.
Dimensión política del voluntariado
pág. 2
PANEL DE EXPERIENCIAS COLECTIVAS
Intervención de Quique Falcón
XI FÒRUM 'CRISTIANISME I M ÓN D'AVUI ' 2000
«No podeu servir alhora Déu i els diners»
El voluntariado puede –de hecho– estar siendo parcelación de la vida, justificación de lo
injustificable, paracaidismo social, puede hacer daño a quienes ya reconocen pisoteada su dignidad,
excusa y lavaconciencias de niños ricos, tapaagujeros del sistema, mera ambulancia de la historia,
acción irresponsable, asistencialismo paternalista y bobo, y compensación y huída de frustraciones
personales...
Al mismo tiempo, hasta el Estado –por un lado– y el Mercado –por otro– parecen tener una
idea más o menos clara de qué hacer con el voluntariado, instrumentalizándolo, neutralizando sus
potenciales cargas de denuncia, mercantilizándolo, normalizándolo y hasta legislándolo, por no
hablar de la tendencia a incorporar la solidaridad misma como valor rentable e intercambiable a
añadir a la plusvalía de los productos de consumo puestos en circulación a lo largo y ancho del
mercado.
Y por otra parte, paradójicamente, resulta que hay otro voluntariado que parece querer
transformar, denunciar, resistir, desobedecer, presionar, emancipar y reivindicar. ...Haciéndolo
–además– en un tiempo igualmente paradójico en el que la transformación de estructuras, la
denuncia social, la resistencia activa, la desobediencia civil, los proyectos de emancipación y las
reivindicaciones comprometidas parecen estar fuera de tiempo.
Basta con echar una ojeada a algunas entidades implicadas en el mundo de la exclusión
social para darnos cuenta de la insistencia (no tan última) de que el voluntariado está llamado a ir
"transformando las estructuras y las causas que producen la marginación social", más allá de las
meras tareas de asistencia, cuidado y promoción directa de los excluidos.
Basta igualmente prestar un poco de atención a algunos de los debates actuales entre
organizaciones de voluntariado para darnos también cuenta de las veces en que se va planteando
sobre la mesa la cuestión de "profundizar en la dimensión política del voluntariado social" y en la
necesidad de ensayar posibilidades, compartir estrategias y buscar conjuntamente medios
encaminados en dicha dirección.
Creo que en este camino estos voluntariados no están solos. Ni deberían estarlo. Detrás de
ellos, y junto con ellos, existe una larga tradición de lucha, resistencia y denuncia llevada a cabo por
otros movimientos sociales, eclesiales, políticos y sindicales. En el cuadernillo insistí mucho en esta
idea: la necesidad de que este tipo de voluntariado actuara desde las redes tejidas por los Nuevos
Movimientos Sociales, actuando con ellos y contando –también y al mismo tiempo– con la
situación de crisis de algunos de ellos.
—————————————
Supongo que mañana Imanol Zubero (que, por cierto, ha escrito mucho, y bueno, sobre
estos temas de voluntariado) hará mención a una de las tesis más cruciales de su manera de pensar,
y que desde aquí comparto. Imanol suele repetir mucho que "en la actualidad no existe posibilidad
alguna de poner en marcha una práctica emancipatoria significativa si no es sobre la base de una
previa tarea de transformación cultural". (Merece la pena repetirlo: "en la actualidad no existe
posibilidad alguna de poner en marcha una práctica emancipatoria significativa si no es sobre la
base de una previa tarea de transformación cultural"). Pues bien, estoy de verdad convencido que,
para esta tarea de combate cultural, las aportaciones que puede hacer determinado tipo de
voluntariado social son determinantes.
Me gustaría detenerme en estas aportaciones de sentido. Las otras que desarrollé en el
cuaderno, de carácter más estrictamente político, las podéis encontrar en él. Ahora sólo las enumero
como de pasada: hacían referencia a la articulación del voluntariado de marginación entre el
paradigma político de los Nuevos Movimientos Sociales; a la narración pública de lo invisible y de
lo residualmente inútil; a la recreación de frentes comunes entre las organizaciones de voluntariado;
a la restitución del protagonismo de la voz del otro, del excluido (y sin caer en la presunción de
aquello de "ser voz de los sin voz"); al desarrollo de la interlocución institucional de las entidades
Dimensión política del voluntariado
pág. 3
PANEL DE EXPERIENCIAS COLECTIVAS
Intervención de Quique Falcón
XI FÒRUM 'CRISTIANISME I M ÓN D'AVUI ' 2000
«No podeu servir alhora Déu i els diners»
sociales de voluntariado; a las estrategias de intervención política de las mismas; a la necesidad de
mantener un cierto grado de rigor teórico en nuestro discurso; a la incisión sobre el desarrollo del
tejido comunitario del entorno local; a las posibles posturas públicas de estas entidades ante las
realidades de legislación impuestas por el Estado (y cuidado con esto, que se nos viene ahora una
probable ley sobre Servicio Civil Voluntario, en línea con toda la legislación restante que convierte
el proyecto del "Estado del Bienestar" en realidad de "Estado Mínimo"). En fin: muchas cosas para
comentarlas ahora.
Por tanto: si, en nuestras sociedades de control y exclusión, es cierta –como señala Zubero–
la necesidad de una tarea previa (pre-política) de transformación cultural, en este camino (en el
que –inisisto– no estamos solos) el voluntariado que trabaja significativamente con los rostros de la
exclusión tiene algo que aportar. En concreto, me gustaría comentaros 2 posibles aportaciones: (1ª)
el voluntariado abre e interpela procesos personales (rompiendo complicidades); y (2ª) el
voluntariado hace visible una cultura de la subversión.
—————————————
Pero antes de todo, me gustaría poner sobre la mesa una advertencia, que me gustaría fuera
el marco del que no se pudieran olvidar luego las 2 reflexiones que después compartiré con
vosotros. Es éste:
El sentido que hace legítimo repensar y ensayar cualquier dimensión del voluntariado que
quiera formularse en términos políticos, el sentido de esto –primero y último–, el lugar que pisan
los pobres, es terreno sagrado en el que el voluntariado social ha de llamar primero y entrar con los
pies descalzos después.
Me explico: los territorios y los rostros de la exclusión son prioritarios en la cultura de la
acción social voluntaria. Por ello, el voluntariado social ha de reconocerse al servicio del otro y no
de sí mismo, ni siquiera cuando de modo exigente quiera plantearse sus propios retos y
posibilidades. Seguramente deberíamos poner más cuidado en el momento de reclamar para el
voluntariado el intento de trazar sus repercusiones políticas, pues muy a menudo podemos estar
tomando la palabra de los pobres en vano y olvidar que ellos –y no otros– son el centro (ni siquiera
el objeto "destinatario", como desgraciadamente a menudo se les nombra) de voluntarios,
voluntarias, entidades de voluntariado y acciones sociales voluntarias.
Por la experiencia misma que a lo largo de años compañeros y compañeras de Claver y de
otros colectivos han ido compartiendo, y ante la realidad de una dignidad de hombre que
sistemáticamente va siendo pisoteada, algo de silencio y de ojos bajos ha de pedirse también a los
agentes de la solidaridad (y también a reflexiones como ésta), porque en ese preciso momento sólo
se pronuncian –significativamente– el silencio que acompaña o la rabia que protesta.
(1ª aportación pre-política)
abrir e interpelar procesos personales
(rompiendo complicidades)
El voluntariado social de marginación no suele contentarse con ser un viaje de
ida desde las motivaciones y disponibilidades de la persona hacia la realidad del otro y
de la exclusión social. El viaje suele serlo también de vuelta.
Un compañero de viaje en el Voluntariado de Marginación Claver, Darío Mollà,
ha sabido describir este proceso –"peligroso", vital– que casi llega a golpear en las
opciones personales de quien lo inicia: con lo que al principio podrían ser unos tiempos
de dedicación voluntaria en los espacios sociales y entre los rostros con historia de la
marginación, queremos abrir las ventanas de nuestras habitaciones individuales –de
Dimensión política del voluntariado
pág. 4
PANEL DE EXPERIENCIAS COLECTIVAS
Intervención de Quique Falcón
XI FÒRUM 'CRISTIANISME I M ÓN D'AVUI ' 2000
«No podeu servir alhora Déu i els diners»
nuestro mundo, en definitiva– a la realidad de afuera, la verdadera, la mayoritaria, la
de la exclusión y la de lo precario.
Creíamos que –una vez abiertas las ventanas– entraría sólo aire fresco a nuestras
habitaciones, a nuestras convicciones sociales, a nuestras seguiridades religiosas y a la
comodidad de nuestros estilos y modos de vida concretos. Pero lo que llega a entrarnos
va a ser, más bien, un vendaval: como sugiere Darío, un demoledor vendaval que descoloca las cosas de su sitio.
La experiencia de la gratuidad (la experiencia subversiva de la gratuidad) y de la
mirada presente en las barriadas y en las narraciones concretas de la marginación social
–el encuentro con los derrotados pero todavía no vencidos– nos devuelve (y por esto el
viaje de todo voluntario se hace viaje de vuelta) un vendaval que altera nuestras
controladas seguridades personales. Y las descompone de tal modo que ya no todo
vuelve a ser igual: la presencia interpeladora de la pobreza puede plantear al voluntario
social cómo reorganizar sus opciones personales, si (y continúo la parábola de la
habitación y la ventana abierta) reordenar de modo distinto nuestras casas, si
reconstruirlas en otro sitio (posiblemente, no tan 'céntrico') o –incluso– si ya no
construir casa alguna y vivir, como tantos, a la intemperie de la realidad.
La peligrosa opción de trabajar puntualmente para los doblados de la historia, a
su servicio puede plantear al voluntario social si tener que vivir teniéndoles muy en
cuenta, si vivir con ellos y desde sus causas, o si vivir incluso como ellos. Son tres
caminos posibles abiertos, insobornablemente, desde la esperanza.
La necesidad de acompañar, de contrastar, de compartir estos procesos
personales de toma de opciones se hace entonces imprescindible en nuestras entidades.
El voluntariado habrá de saber crear para ello espacios adecuados al contraste y al
acompañamiento de estos procesos. Es entonces también cuando el voluntariado
–iniciándose a menudo como actividad puntual y controlada de un servicio– va
volviéndose militancia y desborda la vida entera.
Es entonces también cuando las opciones que se experimentaban inicialmente
en parcelas acotadas de tiempo y espacio ("voluntariado de horas sueltas") van a ir
globalizándose, dejando afectar a la vida entera del voluntario y transformando de
verdad sus propias complicidades y opciones de vida. La disponibilidad (rasgo
importantísimo para el voluntariado social) ya no va a ser tanto de tiempos y energías
(que también) como de interpelación y crecimiento: las motivaciones del yo dan paso a
las del nosotros. La protesta que hace nacer es también protesta ante la complicidad con
la injusticia que encontramos –nosotros, los voluntarios/as– en nuestro propio estilo y
en nuestras opciones reales de vida.
(2ª aportación pre-política)
hacer visible una cultura de la subversión
De hecho, el voluntariado de marginación, en tanto agente social movilizador, ha
hecho hablar –desde la particularidad de sus experiencias– de una "cultura del
voluntariado".
A dicha cultura, muy a menudo nombrada, se la ha querido describir con
diversas adscripciones: cultura de la gratuidad, de la relación solidaria a escala humana,
de la ciudadanía y de la participación pública, cultura de la dinamización comunitaria, de
la atención al otro y de la inmediatez, de la búsqueda y el encuentro con lo periférico y
lo institucionalmente inservible, microcultura de la justicia y del cuidado, de la
disponibilidad y de la entrega, etc. Por supuesto, no es éste el lugar de definirla (como
Dimensión política del voluntariado
pág. 5
PANEL DE EXPERIENCIAS COLECTIVAS
Intervención de Quique Falcón
XI FÒRUM 'CRISTIANISME I M ÓN D'AVUI ' 2000
«No podeu servir alhora Déu i els diners»
tantas veces se ha hecho), sino de resituar el carácter subversivo de muchos de estos
elementos.
Vaya, por supuesto, por delante que en la configuración de los mismos (valores
que encarnan, opciones reales, presupuestos de partida, horizontes de utopía,
realizaciones prácticas...) no sólo no ha intervenido exclusivamente el voluntariado en
sí, sino que en el desarrollo de dicha cultura la aportación de otros movimientos
sociales de emancipación va siendo más que apreciable a simple vista.
Lo importante en todo caso no es más que traer a cuenta que en un sistema de
sociedades como las nuestras –de control, de exclusión y mercantilización de la
existencia, y de extrema injusticia social– discursos y, sobre todo, experiencias
concretas de gratuidad (por poner un solo ejemplo) se hacen significativamente
subversivas. Sólo los dinamismos controladores de la pacificación social las pueden
interpretar y presentar luego como experiencias tranquilizadoras de 'solidaridad
ciudadana'. Las palabras suelen tener dueño y de sobra conocemos los usos de ésta
('solidaridad') en concreto: cuántas experiencias "solidarias" se nos presentan
aplaudidas y valoradas socialmente, ...hasta quedar neutralizadas casi por completo en
su dimensión conflictiva.
El voluntariado tiene su máxima riqueza en los elementos de gratuidad, justicia y
cuidado, de visión desde los de abajo (su mirada es, por ello, 'sub-versiva') que
configuran su cultura. Pero le sigue siendo reto inaplazable el mantener dicha cultura
en lo que es y puede ser: una cultura intranquilizante. En poco tiene que ver ésta con la
cultura de la dominación, de los intercambios sociales basados en la mercantilización y
del consumo de bienes (no sólo materiales) y siempre a expensas de la suerte de los
otros.
No se trata más que de hacer socialmente –políticamente– visibles apuestas por
(1º) lo "no-funcional" (muy a pesar de los usuales reconocimientos de la utilidad del
voluntariado por parte de las instituciones del Estado); (2º) de lo gratuito y lo "norentable" (muy a pesar de los fomentos del voluntariado por parte de algunas instancias
mercantiles o bancarias); y (3º) de la "pre-ocupación", del "hacerse cargo" y del
"cargar" con la suerte de las personas y colectivos que para poco cuentan (y muy a
pesar de los discursos culturales oficiales en los que se muestra una 'solidaridad
gratificante y tranquilizadora', ajena al sacrificio). No se trata más –en definitiva– que
de hacer presente que sí existe, y latiendo, una otra cultura de elementos en realidad
alternativos.
—————————————
H
e querido abrir esta intervención con un poema durísimo de Bertolt Brecht. Quisiera ahora
–si me lo permitís– cerrarla con otro poema, no mío, sino de Mario Benedetti. Suelo leérselo
a voluntarios y voluntarias sociales en foros de formación sobre las actitudes y trampas que
rodean nuestro trabajo de encuentro con los doblados del sistema. En el fondo, creo que esto es lo
Dimensión política del voluntariado
pág. 6
PANEL DE EXPERIENCIAS COLECTIVAS
Intervención de Quique Falcón
XI FÒRUM 'CRISTIANISME I M ÓN D'AVUI ' 2000
«No podeu servir alhora Déu i els diners»
único que honradamente podemos comunicar: la necesidad de seguir tendiendo puentes y,
políticamente, denunciar contra todo descanso a los que persisten en izar puentes levadizos.
«Contra los puentes levadizos» es, de hecho, el título del libro donde Benedetti quiso publicar este
poema, con cuya lectura ahora mismo termino:
Puedo permanecer en mi baluarte
en esta o en aquella soledad sin derecho
disfrutando mis últimos
racimos de silencio
puedo asomarme al tiempo
a las nubes al río
perderme en el follaje que está lejos
pero me consta y sé
nunca lo olvido
que mi destino fértil voluntario
es convertirme en ojos boca manos
para otras manos bocas y miradas
que baje el puente y que se quede abajo
que entren amor y odio y voz y gritos
que venga la tristeza con sus brazos abiertos
y la ilusión con sus zapatos nuevos
que venga el frío germinal y honesto
y el verano de angustias calcinadas
que vengan los rencores con su niebla
y los adioses con su pan de lágrimas
que venga el muerto y sobre todo el vivo
y el viejo olor de la melancolía
que baje el puente y que se quede abajo
que entren la rabia y su ademán oscuro
que entren el mal y el bien
y lo que media
entre uno y otro
o sea
la verdad ese péndulo
que entre el incendio con o sin la lluvia
y las mujeres con o sin historia
que entre el trabajo y sobre todo el ocio
ese derecho al sueño
ese arco iris
que baje el puente y que se quede abajo
que entren los perros
los hijos de perra
las comadronas los sepultureros
los ángeles si los hubiera
y si no hay
que entre la luna con su niño frío
que baje el puente y que se quede abajo
que entre el que sabe lo que no sabemos
y amasa pan
o hace revoluciones
y el que no puede hacerlas
y el que cierra los ojos
en fin
para que nadie se llame a confusiones
que entre mi prójimo ese insoportable
tan fuerte y frágil
ese necesario
ese con dudas sombra rostro sangre
y vida a término
ese bienvenido
que sólo quede afuera
el encargado
de levantar el puente
a esta altura
no ha de ser un secreto
para nadie
que yo estoy contra los puentes levadizos
—quique falcón
Dimensión política del voluntariado
pág. 7