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MÉTODOS CUALITATIVOS DE INVESTIGACIÓN EN CIENCIAS SOCIALES
Profesor: Lupicinio Iñiguez
http://psicologiasocial.uab.cat/lupicinio
Maestría en Ciencias Sociales
Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades
Universidad de Guadalajara
GUADALAJARA 8-12 Septiembre 2008
MÉTODOS CUALITATIVOS
[EXTRACTOS DE: Íñiguez,L. (Ed.) (1995) Métodos cualitativos en Psicología Social Revista de Psicología Social
Aplicada, Vol.5, nº1/2. y de Ibáñez, T. e Íñiguez, L. (1996) Aspectos metodológicos de la Psicología Social Aplicada En
J.L. Álvaro; A. Garrido; J.R. Torregrosa (Coor.). Psicología Social Aplicada. Madrid: McGraw-Hill. pp.57-82]
La multiplicidad de métodos y la amplitud de su uso hace prácticamente imposible
ofrecer una lista exhaustiva de ellos. Por ello, en lugar de enumerar simplemente un
listado, citaré algunos métodos insertos en cuatro tradiciones metodológicas: la
tradición de la Investigación - Acción, la etnográfica, la interaccionista y la lingüística.
Una visión amplia, exhaustiva y sistemática de métodos y técnicas cualitativas, puede
consultarse en la obra de Denzin y Lincoln (2005).
(a) La tradición de la Investigación - Acción
La Investigación-Acción Participante (IAP) entronca con la investigación-acción
lewiniana y con otras formas de investigación participativa tradicionales como las de
Whyte (1943). Los supuestos básicos de este método son que: las personas construyen
la realidad en la que viven; las comunidades y los grupos en las que están insertas tienen
su propio desarrollo histórico y cultural, es decir, antecede y continúa a la investigación;
la relación entre investigador/a y personas de la comunidad o grupo han de ser
horizontales y dialógicas; toda comunidad dispone de los recursos necesarios para su
evolución y transformación y , finalmente, asume la conveniencia de utilizar distintas
herramientas metodológicas, tanto cualitativas como cuantitativas (Montero, 1994).
La IAP es el método asociado a la Psicología Social Comunitaria, tal y como es
practicada en Latinoamérica (Lane y Sawaia, 1991; Montero,1994; Serrano y Rosario,
1992). Esta orientación de la Psicología Comunitaria se origina en la experiencia de la
educación popular (Freire, 1970) y adopta, de forma bastante generalizada, algunos
modelos teóricos y prácticos como el Construccionismo Social y la Teología de la
Liberación (Montero, 1994). Asume, además y en coherencia con ello, ciertos
compromisos con la realidad social como la necesidad de hacer una Psicología de teoría
y praxis, la consideración del/a profesional como un agente de cambio social, la relación
con el desarrollo de la conciencia social y el reconocimiento del carácter histórico y
cultural de los fenómenos psicológicos y sociales.
Como práctica, la IAP asume ciertos presupuestos ideológicos (Serrano, 1989)
como que la neutralidad valorativa no es una posibilidad para los seres humanos por lo
que cuando el/a profesional expresa los valores que guían su trabajo está facilitando de
hecho su evaluación por otras personas. Igualmente asume que el compromiso del/a
investigador es con las personas investigadas y que los procesos de intervención e
investigación son simultáneos e inseparables. En la práctica y como práctica, la IAP
tiene además las siguientes características: la investigación se produce en un espacio
histórico determinado, la investigación es propiedad de las personas investigadas, la
persona que investiga ejerce un rol de persona que se inserta en una comunidad, la
investigación es un proceso dialógico en el que el diálogo es a la vez una categoría
social y epistemológica, el proceso de investigación debe romper la relación de
dependencia intelectual y sustituirla por un modelo de relación horizontal con las
personas investigadas (Serrano, 1992).
Este método ejerce una notable influencia en la forma de conceptualizar teoría y
práctica en el conjunto de las perspectivas críticas. Se ha valorado mucho la
aproximación y la consideración de las personas como agentes de su propia situación y
motores de su propio cambio. No obstante, su marcado posicionamiento ha levantado
críticas. Así por ejemplo para algunos/as (Jiménez-Domínguez, 1995) la IAP
desprovista del compromiso ético-político, de la Teología de la Liberación y del
militantismo, no se diferenciaría prácticamente en nada del la Investigación-Acción
Lewiniana. Hay que señalar, no obstante, como este mismo autor señala (JiménezDomínguez, en Montero, 1994) que la IAP es una metodología alternativa con la que se
han identificado no sólo los proyectos de la Psicología Social Comunitaria sino también
las propuestas críticas de la nueva Psicología Social.
(b) La tradición etnográfica
La Etnografía es el método inicialmente desarrollado en la Antropología
Cultural. Aunque el término ha inducido a algunos y algunas a cierta confusión puesto
que "etnografía" se refiere indistintamente a un proceso, el método de investigación, y a
un producto, el resultado de la investigación. Aquí, obviamente, usamos el término en
tanto que proceso. Para muchos autores y autoras, la etnografía es la forma básica y
fundamental de investigación cualitativa (Hammersley y Atkinson 1983, 1995) en tanto
que permite la aprehensión de los significados culturales del grupo social que se analiza.
Desde el análisis de culturas muy lejanas a la nuestra por parte de la
Antropología, los métodos etnográficos se aplicaron con el tiempo a contextos
culturales más cercanos, pudiéndose encontrar ahora estudios etnográficos de entornos
sociales y culturales inmediatos. Las aportaciones metodológicas y técnicas de la
Etnografía se aplican en distintas situaciones por parte de investigadores/as de distintas
disciplinas de las Ciencias Sociales. La recuperación de la Etnografía ha asumido las
formas, los procedimientos y el punto de vista de los estudios originarios en los que la
etnografía era, como hemos dicho, un producto para convertirla en proceso, es decir, en
método. Para distinguir ambos enfoques, estas prácticas se denominan "investigación
etnográfica" o "de tipo etnográfico", entendiéndose por ellas la participación del/a
investigador/a en la vida cotidiana de la gente en un período largo de tiempo en el cual
observa, escucha, habla con la gente, en definitiva, recopila la información disponible
sobre las cuestiones objeto de investigación.
En efecto, esta concepción extendida de Etnografía ha permitido un amplio
abanico de diseños de investigación y de técnicas de investigación específicas
(Hammersley y Atkinson, 1995) que basándose en la observación participante, echa
mano también de la entrevista en profundidad, y otras técnicas de entrevista como la
grupal, el análisis de textos y de documentos, y otros procedimientos técnicos. Cuando
esta variedad de procedimientos técnicos se utiliza durante un período de tiempo corto y
de forma extensiva, los diseños de investigación reciben el nombre de "cuasietnográficos".
En la investigación aplicada, los métodos etnográfico y cuasi-etnográfico, son
extremadamente útiles pues son herramientas privilegiadas para aprehender los
significados culturales, compartidos por las comunidades afectadas o implicadas en los
procesos de intervención.
En nuestro ámbito, la investigación etnográfica ha entrado sobretodo de la mano
de la investigación educativa (Goetz y LeCompte, 1984; Velasco, García y Díaz de
Rada, 1993; Woods, 1986) aunque se han presentado otros contextos de aplicación
como los medios de comunicación de masas (Morley y Silver Stone 1993).
(c) La tradición interaccionista
Es reconocida la importancia que el Interaccionismo Simbólico (Blumer, 1969)
ha tenido en la emergencia, desarrollo y consolidación de las Ciencias sociales. Sus
premisas son también sobradamente conocidas: en primer lugar, “el ser humano orienta
sus actos en relación con las cosas basándose en el significado que éstas encierran”
(Blumer, 1969:3); en segundo lugar, que el significado “es fruto del proceso de
interacción entre los individuos” (Blumer, 1969:4); y, en tercer lugar, que “la
utilización del significado por la persona que actúa, o agente, se produce a través de un
proceso de interpretación” (Blumer, 1969:4). De estas premisas se deduce que la labor
del/a analista ha de consistir sobretodo en identificar los significados, en indagar cómo
se construye en los procesos de interacción social, y en determinar cómo opera en la
constitución tanto de las propias personas como de las situaciones y contextos sociales
donde se produce la acción.
Aunque diversas formas de Análisis de Contenido pueden ser incluidas dentro de
esta tradición, es la “Grounded Theory”1 (GT) el método interaccionista más utilizado
contemporáneamente. Recibe el nombre de GT una teoría derivada inductivamente del
estudio del fenómeno del que da cuenta. Esta teoría se descubre, se desarrolla y se
verifica en y por la recogida de datos, y su análisis correspondiente, relacionados con
ese fenómeno. de acuerdo con esta definición, tanto la recogida de datos como su
análisis y la teoría misma se encuentran recíprocamente relacionados unos con otros.
Teoría inductiva en este caso implica, evidentemente, que uno/a no comienza con la
teoría, sino que más bien acaba con ella.
El término "Grounded Theory" (Glaser y Strauss, 1967) designa también, de
forma más general, un método de investigación cualitativo que, mediante ciertos
procedimientos interpretativos y de codificación, construye inductivamente una teoría
sobre un fenómeno. En tanto que método, la GT se enmarca dentro de la tradición del
Pragmatismo norteamericano y el Interaccionismo Simbólico. En efecto, la GT (Strauss
y Corbin, 1990) asume que el/a investigador debe introducirse en el campo de si de
verdad quiere conocer cómo van las cosas, reconoce del papel activo de las personas
tienen en la formación del mundo en el que vive, otorga una gran importancia al
significado y a la acción de las personas, etc.
En un parámetro de lectura europeo la GT remite al análisis de contenido
categorial aunque sus autores han pretendido marcar su espacio, metodológico y
técnico. Sobre la base de materiales de entrevista, de observación o documentales, la
GT opera siguiendo diversas estrategias analíticas y de interpretación basadas
principalmente en la codificación, entendida como una técnica de conceptualización de
los datos (Strauss, 1987).
1
No se encuentra una expresión en castellano con la que traducir adecuadamente la "Grounded Theory",
por lo que hemos preferido mantener su nombre en inglés.
(d) La tradición lingüística
Denomino lingüistica a la tradición que contiene tanto la aparición y el
desarrollo de la Lingüistica, como el establecimiento de enfoques filosóficos, teorías y
métodos relacionados con el lenguaje. Estos incluyen la Gramática, la Semántica, la
Retórica y la Pragmática y, en general, cualquier enfoque relacionado con el lenguaje y
su uso tanto verbal como escrito.
Aunque la Lexicometría y ciertas formas de Análisis de Contenido, así como
otros métodos, se incluyen también en esta tradición, referiré someramente sólo dos: el
Análisis Conversacional y el Análisis del Discurso.
Análisis Conversacional
La Etnometodología (Coulon, 1987) es una rama de la Sociología, aparecida en
los años 60, que supuso una ruptura importantísima con las tradiciones teóricas estándar
aportando un enfoque distinto centrado en el análisis de los procesos "micro", y
apostando por la comprensión de los procesos sociales antes que por su explicación, y el
estudio mediante métodos cualitativos antes que cualitativos.
El Análisis Conversacional (AC) (Atkinson y Heritage, 1984; Boden y
Zimmerman, 1991) es uno de los métodos que surgen de la Etnometodología. Debido a
este origen, el AC estudia procesos psicosociales que se dan en situación de interacción
"cara a cara". Su punto de partida básico es que el lenguaje puede ser comprendido por
su uso y, por ello, reconoce la conversación como la forma social del lenguaje, es decir
"de hacer cosas con las palabras" conjuntamente con otras personas (Antaki, 1994;
Kottler y Swartz, 1996).
El planteamiento del AC asume, como la Etnometodología, que el objetivo
principal es el de buscar, empíricamente, cómo las personas actúan en su cotidianeidad
y mediante qué procedimientos les dan sentido a sus acciones. El postulado básico del
AC, es que el significado no es el resultado de una operación que un/a observador/a
externo de las acciones de la gente realice, sino más bien el intento de aprehensión del
significado que las personas participantes en una situación dan a sus propias acciones, a
la situación misma y a las consecuencias que se derivan de ellas.
La consecuencia de ello es muy importante para la investigación. En efecto, este
postulado implica que los procesos que se analizan son construidos por las personas
que participan en la interacción y, por lo tanto, que el significado lo proporcionan las
personas interactuantes y no los/as analistas (Antaki e Íñiguez, 1996; Díaz, 1996).
Pudiera parecer una cuestión de detalle pero este postulado tiene una implicación
capital: la posición de los/as investigadores/as no es la de comprender, ellos y ellas
mismos, qué está sucediendo y qué significa lo que está sucediendo, sino más bien, cuál
es el significado que los propios actores/as de un contexto particular, dan a sus acciones.
El procedimiento técnico del AC consiste básicamente en el análisis de los
turnos de intervención en las conversaciones, identificando las implicaciones que cada
uno de los turnos conlleva y en la identificación del sistema de normas y de reglas que
se pone en juego en esa clase de interacción. Este procedimiento implica la
transcripción literal y minuciosa de las conversaciones que se analizan, respetando
fielmente el orden y el origen de cada intervención.
Este método ha sido muy poco utilizado en investigación aplicada (el trabajo de
Edwards y Mercer, 1987, podría ser ilustrativo de esta posibilidad), pero su uso
conllevaría consecuencias muy interesantes. Efectivamente, el AC es uno de los
métodos que mejor asume las sensibilidades a las que nos referimos con anterioridad.
El Análisis de la Conversación es un método que está siendo utilizado con gran
éxito en el análisis de contextos de la vida cotidiana más común, como los
institucionales, y de la vida cotidiana más "excepcional" como los contextos
terapéuticos o jurídicos (Boden, 1994; Drew y Heritage, 1992).
En el ámbito disciplinar de la Psicología Social sin embargo, el Análisis
Conversacional está penetrando sobretodo en tanto método riguroso de análisis de las
interacciones sociales. Particularmente ha mostrado su complementariedad con una
parte de la Psicología Social que, después de interesarse por las atribuciones de causa,
derivó al estudio de las explicaciones que damos en la vida cotidiana (Antaki, 1988;
Antaki, 1994). Los trabajos de Antaki (1995) y Díaz (1995) son representativas del
creciente interés que se observa en Psicología Social por el Análisis Conversacional.
Antaki muestra cómo investigar las interacciones sociales teniendo en cuenta la
organización de las expresiones y la conducta de la gente, y lo hace analizando el caso
particular de las discusiones. Este artículo es un magnífico ejemplo de las consecuencias
que se desprenden de la posición de la Etnometodología y el Análisis Conversacional,
que los procesos sociales no pueden ser analizados al margen de los/as agentes sociales
mismos ni al margen de sus propias comprensiones. Díaz (1995), por su parte, se centra
en el análisis de un caso particular de interacción muy bien descrito por el Análisis
Conversacional, los posicionamientos colectivos. Este artículo destaca, sobretodo, el
carácter práctico del Análisis Conversacional. Ilustra también la posibilidad de hacer
compatible el análisis con los compromisos éticos del/a investigador/a con los grupos
más desfavorecidos; efectivamente, devolviendo la voz a los/as agentes de lo colectivo
se deconstruye la aparente neutralidad del/a analista y convierte el análisis en una
práctica social con consecuencias provechosas para ellos/as.
Análisis del Discurso
Análisis del Discurso es una etiqueta que, por el momento, nombra distintas
prácticas, distintos procedimientos con raíces y fundamentos teóricos muy diferentes en
cada uno de ellos (Schiffrin, 1994). Simplificando mucho, hay un primer gran conjunto,
de orientación lingüística que está relacionado con la teoría de los Actos del Habla, con
la Sociolingüística y con la Pragmática (aunque nunca en dosis homogéneas). En estas
perspectivas el discurso se entiende como lenguaje en uso, la comunicación entre
actores en un contexto determinado. Como ejemplos, podemos citar el caso de Brown y
Yule (1983) o de Stubbs (1983).
Menos clásico, pero también proveniente de la lingüística, existe otro conjunto
de analistas del discurso cuyos planteamientos le acercan a las Ciencias Sociales de una
forma más clara. Conecta con lo que se conoce como post-estructuralismo y es deudor
del trabajo de Foucault. En este grupo la concepción de discurso es más social, siempre
ideológico y de carácter dialógico (Lozano, Peña-Martín y Abril, 1989; Macdonell,
1986).
La Escuela Francesa de Análisis del Discurso engloba otro conjunto de
concepciones y de prácticas analíticas basadas en la teoría de la enunciación
complementadada con una fructífera lectura del trabajo de M.Foucault (Maingueneau,
1991).
Mencionaré por último el Análisis del Discurso surgido de la Lingüística crítica.
Es partícipe de los rasgos fundamentales de los tres grupos mencionados hasta ahora,
pero ha puesto el énfasis en la conceptualización del discurso como práctica social, una
práctica ideológica y de significación que construye y reconstruye las entidades
sociales. Ocupa una posición privilegiada para poder analizar cuál es la conexión entre
las prácticas discursivas, como prácticas sociales, y la estructura social (Fairclough,
1989, 1992).
En Psicología Social la concepción del discurso y del Análisis del Discurso se ha
orientado psicosocialmente, asumiendo el papel del lenguaje y de la interpretación en
los procesos sociales; la deuda contraída aquí con Billig ha sido enorme (1987). De
forma totalmente provisional, discurso se ha definido como "conjunto de prácticas
lingüísticas que mantienen y promueven ciertas relaciones sociales. El análisis consiste
en estudiar cómo estas prácticas actúan en el presente manteniendo y promoviendo
estas relaciones. es sacar a la luz el poder del lenguaje como una práctica constituyente
y regulativa" (Íñiguez y Antaki, 1994:63).
El Análisis del Discurso irrumpió en la Psicología Social con el trabajo de Potter
y Wetherell (1987). Pero a pesar del impacto que esta obra tuvo, no existe acuerdo ni
en las concepciones de discurso, ni en la prácticas analíticas ni en los fundamentos
epistemológicos. Esta falta de acuerdo se aprecia nítidamente en la apuesta de Parker
por un Análisis del Discurso Crítico (1992). En el trabajo de Burman y Parker (1993)
pueden encontrarse una variedad de trabajos decididamente psicosociales orientados de
formas distintas, unos en concepciones lingüísticas del discurso, otros próximos al
Análisis Conversacional, a la Língüística Crítica, al post-estructuralismo o al Análisis
del Discurso en versión continental.
En la actualidad el número de trabajos ha crecido sin cesar, al menos en la
Psicología Social Europea, constituyendo el grupo de trabajos más grande entre los de
orientación cualitativa. Billig y otros/as (1988) con el análisis de las cuestiones
cotidianas más inmediatas de carácter dilemático, Billig (1991) con el análisis retórico
de los procesos del pensamiento cotidiano de carácter ideológico, Edwards y Mercer
(1987) con su estudio de la construcción del conocimiento en las aulas, o Wetherell y
Potter (1992) con su excepcional análisis del racismo, son hitos importantes en las
corrientes post-crisis de la Psicología Social y representativos de estas formas de
análisis.