Download identidad, sujeto y subjetividad en la modernidad.

Nº 10 (1), 2012
JULIO - DICIEMBRE
ISSN 1909‐955X
IDENTIDAD, SUJETO Y SUBJETIVIDAD EN LA
MODERNIDAD.
LILIANA TIQUE CALDERÓN
SILOGISMOS DE INVESTIGACIÓN
Nº 10 (1), 2012
JULIO - DICIEMBRE
ISSN 1909‐955X
SILOGISMOS DE
INVESTIGACIÓN
IDENTIDAD, SUJETO Y SUBJETIVIDAD EN LA MODERNIDAD.
LILIANA TIQUE CALDERÓN
IDENTIDAD, SUJETO Y SUBJETIVIDAD EN LA MODERNIDAD
IDENTITY, SUBJECT AND SUBJECTIVITY INTO THE MODERN
ENVIRONMENT
Liliana Tique Calderón
Magister en Investigación Social Interdisciplinaria
Docente Investigadora Secretaria de Educación Distrital
Contacto: [email protected]
Resumen
El presente artículo busca mostrar los devenires en la constitución del sujeto, como
éste deja de ser un sujeto cartesiano, consciente, dado e indivisible para constituirse
en un sujeto crítico, que cuestiona y plantea nuevas realidades. El sujeto en su
reivindicación social, construye nuevas identidades que es definida en la interacción
con los otros, la experiencia y los peculiares roles sociales que adquiere,
transformando su subjetividad que son esos distintos modos de aprehender el mundo,
de construirlo y entenderlo, esto lo lleva a la búsqueda de diversas formas de
emancipación que modifican su entorno material, transformando su realidad.
Palabras Claves: Subjetividad, sujeto, identidad, modernidad y constitución.
Abstract
This article try to show the becomings in the subject constitution, as him, let to be a
cartesian subject, conscient, indivisible to constitute a critic subject, who question and
pose new realities. The social claim of the subject, builds new identities defined in the
interection with others, the experience and the peculiar social roles that acquires,
transforming their subjectivity, that are different ways of grasping the world, build it
and understand it, this takes him in the search for various forms of emancipation
modifying his material surroundings, transforming his reality
Key words: Subjectivity, subject, identity, modernity and constitution.
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IDENTIDAD, SUJETO Y SUBJETIVIDAD EN LA MODERNIDAD.
LILIANA TIQUE CALDERÓN
Una mirada a la Modernidad.
Dentro de la historia de las ciencias sociales se encuentra la modernidad como una
época marcada por diversas rupturas y devenires que transformaron la historia
contemporánea, allí están reservados grandes hitos como la revolución francesa, la
Declaración de los Derechos del Hombre y la revolución Copérnico – Galileana, que
proporcionaron un nuevo rumbo al futuro y permitieron realizar grandes pasos en la
construcción de nuevas y dispares miradas.
Es de esta manera, como se podría realizar una diferenciación interna de la realidad en
distintas esferas donde el conocimiento y lo sagrado son separados, encontrando así
como la ética, la justicia, la estética, la política y el poder son alejados de la religión; la
razón se transforma en principio fundante para organizar la vida dejando a un lado lo
sagrado, esta racionalidad se convierte en centro organizativo, explicativo y
comprensivo de la realidad, al igual que en un modo de producción para los ámbitos
políticos e institucionales, la sociedad se transforma, regulándose y oponiéndose a lo
tradicional.
Las ideas universalizantes son validadas y reconocidas por todos los miembros de la
sociedad; la modernidad le permite al hombre cambiar las reglas que habían sido
impuestas durante largo tiempo en la vida social, racionalizando sus deseos y
pensamientos.
Esta racionalización es fundadora de la realidad y parte central de la modernidad es el
“dominio del formalismo lógico-deductivo que orienta permanentemente los procesos
de instrumentalización objetivante que sirven para calcular y cuantificar la realidad
bajo invariantes universales” (MÁRQUEZ, 2005: 2), el sujeto era dominado por la razón
y esto le permitía separarse de su objeto de estudio, investigando sólo a través del
método considerado el camino más seguro a este supuesto principio de verdad,
permitiendo a las ciencias sociales y humanas nuevas y diversas posibilidades.
Transformación en la perspectiva de Sujeto.
El sujeto en la modernidad (siglo XVll), es un sujeto cartesiano, dado, consciente e
indivisible, que posee un pensamiento unitario, sus acciones son guiadas únicamente
por la razón, además de ser supremo por que al pensar puede demostrar que los cosas
existen (DESCARTES, 1992), esta perspectiva rígida dio pie para que durante este
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periodo se evidenciara y se permitiera la emancipación del sujeto, ya que en este
contexto no existía, o mejor, no era evidente que existiera un sujeto, dividiéndolo de lo
divino, dándole un inconsciente, consolidando una recuperación del sujeto.
Sin embargo ya en el siglo XX esta perspectiva de sujeto se vio criticada y puesta en
duda, dando paso a la crisis de la modernidad, a la crisis de los metarrelatos, donde las
grandes corrientes del pensamiento son cuestionadas, “el debate
modernidad/posmodernidad iniciado en los ‘80 en torno al “fracaso” de los ideales de
la ilustración, había abierto camino a un potente replanteo teórico de los fundamentos
del universalismo que no solamente comprendía a la política, a los grandes sujetos
colectivos cuya muerte se anunciaba (el pueblo, la clase, el partido, la revolución…)
sino también a los “grandes relatos” legitimantes de la ciencia, el arte, la filosofía”
(ARFUCH, 2002: 19)
Así, se evidencia que ese sujeto no es tan racional y no todas las acciones que este
realiza son guiadas por la razón, la “conciencia” que posee el sujeto puede ser
cuestionada; esta crisis del concepto de la conciencia tiene su clímax en tres
pensadores que serán llamados los maestros de la sospecha (RICOEUR, 1975) Marx
que desde su mirada analiza que la conciencia siempre estará ligada a la clase social y
que esta conciencia es mentirosa y se oculta tras la clase, a la vez Nietzsche desde su
perspectiva, ve que la conciencia siempre está agazapada a una voluntad de poder,
que desea controlar al otro, existiendo un develamiento de la voluntad de poder en la
conciencia, y por último encontramos a Freud quien postula que esta conciencia se
encuentra anclada a lo inconsciente, donde residen las pulsaciones y los instintos.
Por lo tanto, en la conciencia se encuentran intereses ocultos, el poder, la clase y el
instinto, esta es mediada y determinada por estos tres intereses, evidenciando que los
sujetos ya no son tan razonables y tan conscientes como lo pretendió ser el sujeto
cartesiano.
El siglo XX, llamado a la vez la postmodernidad época que esta alrededor de los años
70, no solo cuestiona a este sujeto razonable sino que hay una emergencia y una
nueva lectura de sujeto, un sujeto que se cuestiona, que se plantea y que desea
conocer qué y cómo llegamos a ser quienes somos, se configura un sujeto singular
paralelamente al sujeto social y político, este es un sujeto ecléptico variable y diverso.
Esta postmodernidad que surge en contraposición del proyecto de la modernidad que
se queda corto en cada una de sus metas, realiza cambios enormes en la organización
de la vida cotidiana de las personas, se transforma la economía, pasándose de la
producción al consumo, los medios masivos de comunicación se convierten en centros
de poder donde lo ausente allí simplemente no existe, además, de ser los generadores
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de la verdad dentro de la sociedad; cada una de estos cambios tiene una gran
influencia en el sujeto configurándolo de un modo distinto, “la pérdida de certezas, la
difuminación de verdades y valores unívocos, es la percepción nítida de un decisivo
descentramiento de sujeto” (ARFUCH, 2002: 19)
Es así como los diversos cambios efectuados modificaron las condiciones de vida, al
mismo tiempo que a los sujetos convirtiéndolos en sujetos interculturales, tornándose
en seres indisociables con la tecnología, donde las grandes redes sociales encontradas
en la internet organizan las formas de pensar y de actuar de las personas, la figura de
ciudadanía y de ser reconocido como ciudadano se reconfigura a través del consumo y
los medios masivos de comunicación.
Son sujetos del presente que buscan lo inmediato donde el futuro y el pasado ya no
son relevantes, son pasajeros de un cibermundo y actores principales de una
revolución sexual, sujetos desengañados de las promesas de la modernidad, que
tienden más por la vanidad y la singularidad, olvidando su condición humana y con ella
su condición de espiritualidad, de alma, solo desean moverse y consumir en un mundo
globalizado, en donde la apuesta por lo colectivo ya no es tan interesante y lo
individual es lo que está latente.
Identidad y subjetividad como formas de constitución del sujeto.
Estos sujetos tienen una particular forma de ser, de pensar, de interactuar, de
comunicarse, de vivir la vida transformando el contexto en el cual se encuentran, estos
rasgos que permiten una distinción frente a los otros, constituyen su identidad,
(ARFUCH, 2002:21).
Sujetos individualizados dentro de un mundo globalizado que reclaman unas
identidades singulares, la postmodernidad por un lado nos entrega identidades
atomizadas y por el otro, gracias a la globalización, encontramos identidades
homogenizadas donde por causa del consumismo se compra y se ve lo mismo; en este
tiempo encontramos miradas extremas y polarizadas.
Ya para el inicio de esta época se evidencia que no solo hay sujetos históricos sino
sociales, buscando una reivindicación social de horizontalidad, estos sujetos son
portadores de una subjetividad y de una identidad, que la construyen por medio de los
roles particulares desempeñados en la sociedad y en la cultura en la que se encuentran
enraizados.
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A través de la identidad nos diferenciamos y nos reconocemos no solo como sujetos
diversos, sino como culturas distintas, teniendo en cuenta que la identidad es
individual y colectiva y que esta es un proceso continuo, siendo necesario
reconocernos por medio del otro y que el otro nos reconozca, “la identidad seria
entonces no un conjunto de cualidades predeterminadas-raza, color, sexo, clase,
cultura, nacionalidad, etc.- sino una construcción nunca acabada, abierta a la
temporalidad, la contingencia, una posicionalidad relacional solo temporariamente
fijada en el juego de las diferencias” (ARFUCH. 2002:21)
La identidad deviene de la subjetividad y esta nos permite tener una distinguibilidad,
que nos hace dispares a los otros. La identidad es reconocida en la interacción social,
donde juega un papel importante la comunicación; para Giménez (1997) “En suma, la
identidad de un actor social emerge y se afirma solo en la confrontación con otras
identidades en el proceso de interacción social, la cual frecuentemente implica
relación desigual y por ende luchas y contradicciones” (GIMÉNEZ. 1997:4), las
identidades entran en un proceso de pugna y confrontación, en tensión, de esta
manera se conquista en lo social.
Nuestra identidad también es definida por la experiencia, GIMENEZ (1997:7) por la
historia particular de vida, por la pertenencia a los distintos roles sociales y por la
narrativa biográfica, encontramos a la vez el espacio biográfico que es el escenario por
excelencia de la subjetividad.
En la postmodernidad, por otra parte, fueron evidentes las rupturas que comenzaron a
crearse, allí los movimientos sociales surgen y con ellos los protagonistas de las
transformaciones que encontramos dentro de la realidad, para Tourine (1993), el
individuo es aquella unidad donde la vida y el pensamiento se entremezclan,
encontrando a su vez, la experiencia y la conciencia. El sujeto como esa voluntad del
individuo de actuar y de ser reconocido como actor, ese sujeto que va del ello al yo, de
lo inconsciente a lo consciente, de lo logrado a lo posible, estableciendo diferencias
entre lo que es presente y futuro, estos son estados intermedios intersubjetivos
propios del sujeto antes de llegar a convertirse en un actor “el sujeto es el deseo del
individuo de ser un actor” (TOURAINE 1993: 83) es éste, el que se apropia de la
realidad e incide en ella transformándola, modificando su entorno material.
El sujeto en los tiempos contemporáneos anhela y busca una reivindicación en la cual
pueda pensar y actuar por sí mismo, desea crear y construir sus propios discursos,
como lo dice Touraine el sujeto humano es libertad, construye su historia de vida
concibiéndose a sí mismo como actor de esta; “la resistencia del individuo, su deseo de
ser actor, su esfuerzo de subjetivación, es decir, de rearticulación de una
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instrumentalidad que se vuelve producción y de una comunidad que se vuelve cultura”
(TOURAINE 1993: 86).
Pero este sujeto actor no solo posee una identidad sino que también construye
constantemente una subjetividad, esta subjetividad (ZEMELMAN y LEÓN: 1997) son
diversas formas de aprehender el mundo de construirlo y de entenderlo, de luchar en
la vida diaria, en los escenarios políticos, sociales, económicos y culturales.
Las subjetividades en la actualidad, se construyen en una sociedad diversa, cambiante,
compleja, con diferentes planos espacio temporales, donde el sujeto puede
constituirse a nivel individual y colectivo.
Esta realidad por lo tanto es diversa para todos los sujetos, influyen muchos factores
objetivos, como el lugar donde se nace, la cultura donde nos desarrollamos, la posición
social que ocupemos, el rol que desempeñemos en la sociedad, permitiendo que cada
día construyamos historia; nuevas significaciones y nuevos mundos, “El concepto de
sujeto social, por el contrario, involucra diferentes instancias constitutivas y supone
diversidad de universos simbólicos y, con ello, múltiples construcciones posibles de
realidad”. (TORRES Y TORRES. 2000: 23).
Así la subjetividad se va construyendo a través de los múltiples discursos, los
contextos y los hechos significativos que lo transforman en sujeto. Para Zemelman “la
subjetividad social (individual y colectiva ) es el plano de la realidad social donde se
articulan dimensiones como la memoria, la cultura, la conciencia, la voluntad y la
utopía, las cuales expresan la apropiación de la historicidad social a la vez que le
confieren sentido y animan su potencialidad” (TORRES Y TORRES. 2000:26), con lo
anterior podemos ver como la historia del sujeto es reconstruida a partir de su pasado
y de las experiencias que vive en su presente, evidenciándose la subjetividad en las
conductas y en los modos de ser de cada persona, ya que el concepto “de subjetividad
involucra al conjunto de normas, valores, creencias, lenguajes y formas de aprehender
el mundo consciente e inconscientemente materiales, intelectuales, afectivos o
eróticos en torno a los cuales se configuran las identidades, modos de ser y cambios
colectivos”(TORRES Y TORRES. 2000:22)
Dichas experiencias y realidades permiten nuevas subjetividades e identidades que
poseen toda una dimensión simbólica, cultural y política, y toda una lucha de
reivindicación buscando un reconocimiento dentro de un mundo de complejo.
Pero este reconocimiento no podría ser posible si no existe otro que me reconozca
“porque toda identidad o identificación, en tanto relacional, supone otro que no es “lo
mismo” y a partir del cual puedo afirmar mi diferencia” (ARFUCH. 2002:28), tal
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divergencia construye la identidad y la subjetividad, encontrándose dentro de estas las
narrativas y el espacio biográfico de los sujetos.
Los distintos discursos permiten que el sujeto delinee su identidad, comprendiendo así
su realidad desde otra mirada, esto da la posibilidad de ser construido por el discurso
del otro; gracias a estas interacciones donde media la narrativa, el sujeto se
reconstruye de manera diversa, influenciado por ese otro que está ahí, por su contexto
y por la cultura en la cual se está inmerso.
De esta manera ese sujeto cartesiano que antes era indivisible, razonable, se convierte
en un sujeto fraccionado, poseedor de una consciencia, una identidad y una
subjetividad que se construyen, encontrándose en continua configuración
permitiéndole transformarse; estas formas de constitución que subyacen desde la
modernidad permiten distintos modos de interactuar, pensarse, construir una realidad
diversa; la globalización y la tecnología han dado cabida a esta nueva constitución de
sujeto, donde éste encuentra maneras de constituirse influyendo en su contexto,
buscando su emancipación. De igual manera ninguna discusión académica puede darse
como agotada y queda abierto el debate en la construcción de las nuevas formas de
emergencia de los sujetos.
BIBLIOGRAFÍA
ARFUCH. L, (2002). Identidades, sujetos y subjetividades, Compiladora, autores Leonor
Arfuch, Gisela Catanzaro, Paola Di Cori, Mario Pecherry, Regine Robin, Leticia Sabsay,
Graciela Silvestr. Buenos Aires. Prometeo Libros.
DESCARTES, R. Discurso del método; trad., cronología, bibliografía y notas de Jorge
Aurelio Díaz A., ed. Norma. Santa Fe de Bogotá, 1992
GIMENEZ. G. (1997) Materiales para una teoría de las identidades sociales. México,
Frontera norte, Volumen 9.
MARQUEZ,
(2005)
encontrado
en:
www.orlandocarcamo.com/concepto_de_metarrelato.html+metarrelatos&cd=2&hl=e
s&ct=clnk&gl=c. Citado por: Orlando Cárcamo Berríos (Publicado en la revista Aulas y
Maestros, Año1, No. 1, 2007)
RICOEUR, P (1975). Freud: una interpretación de la cultura, México, Siglo Veintiuno, 3ª
edición.
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TORRES Alfonso, y TORRES Azocar, Juan Carlos. (2000) "Subjetividad y Sujetos sociales
en la obra de Hugo Zemelman”, en revista folios N° 12, Bogotá UPN.
TOURAINE. A, (1993). Critica de la modernidad, Madrid, temas de hoy.
ZEMELMAN, H y LEÓN, E. (1997). Subjetividad: Umbrales del pensamiento social.
México: Regional de Investigaciones Multidisciplinarias (UNAM).