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Foroo Alternativo a los Modelos y Métodos de
Desarrollo Económico y Social
TOGO
Movimiento
social
Eruditos
fuera del
cuadro de
los
movimientos
de resistencia
Las verdaderas
victimas : las
mujeres
comerciantes
Intelectuales e instruidos
de los países al margen
de las luchas sociales (no
informados)
Movimiento
social
Organizadores de los
Foros Sociales :
Los
muchas veces
participantes :
intelectuales
intelectuales
de los
diversos
países
Las verdaderas
víctimas : los
jóvenes y
niños
Las verdaderas
víctimas: los
habitantes de los
países africanos
Las verdaderas
víctimas : los
productores
agrícolas
Las
verdaderas
víctimas:
los sin tierra
Movimiento
social local
Las verdaderas
víctimas : clases
bajas
Las
verdaderas
víctimas
Síntesis Contribución al FSM Bamako 2006
Preparado y presentado por: ETCHRI Sassou B. Koffi
Director ONG-AJEGAT
Coordinador de FAMDES
Siège social:TSEVIE-TOGO
B.P.:56,TSEVIE-TOGO
Tel:(228) 948 05 75/ 931.81.35
E-mail: [email protected] ou [email protected]
ETCHRI Sassou B. Koffi, Coordinateur du forum alternatif aux modèles et méthodes de développement économique et social (FAMDES)-0
Togo.
Contribution au FSM Bamako, Janvier 2006
SUMARIO
I- Introducción………………………………………………………………………………………….3
II-Las luchas sociales mundiales y regionales y las realidades locales de
África…………….......................................................................................................................4
III- Las luchas locales y nacionales, necesidades para una resistencia mundial eficaz......….5
IV- Los movimientos sociales locales, las poblaciones y los conflictos de intereses……........8
V- Los dirigentes, autoridades locales y resistencias locales……………………………….......9
VI-La cuestión de movilización de los medios para la descentralización de las
luchas…………..................................................................................................................…..11
Conclusión……………………………………………………………………………………………12
Bibliografía...……………………………………………………………………………...............…13
ETCHRI Sassou B. Koffi, Coordinateur du forum alternatif aux modèles et méthodes de développement économique et social (FAMDES)-1
Togo.
Contribution au FSM Bamako, Janvier 2006
Dinámicas y dialécticas : debilidades de los movimientos sociales
de resistencia, principalmente en África.
I- Introducción
Resistir es crear, decían Florence Aubenas y Miguel Benasayag. Manifiestamente, crear es
también resistir. La creación de un nuevo mundo, si es posible, debe acarrear de forma
natural la resistencia a un viejo mundo. En ese momento serán necesarias estrategias
apropiadas, tácticas minuciosas y rigurosas. Si en África iniciamos a los movimientos
sociales en la resistencia a los efectos perversos de la globalización deberíamos alcanzar
un espíritu de iniciativas y de creatividad que dé lugar, ante cualquier situación, a una
alternativa apropiada, adaptada y precisa. Me parece que queda mucho por hacer en ese
sentido en el campo de los movimientos sociales africanos de resistencia. En nuestro
entorno falta la movilización popular local al lado de los movimientos mundiales. ¿Es una
falta de iniciativa y de creatividad de esos movimientos o es un rechazo de los pueblos a
defenderse de sus problemas?
Efectivamente, es sorprendente darse cuenta de que a dos semanas de la organización del
Foro Social Mundial que se celebra en África, a algunos kilómetros de Togo, incluso la
mayoría de los intelectuales, de los responsables de algunas ONG y organizaciones de la
sociedad civil no están al corriente de este gran acontecimiento. En lugar de inscribirse en
un proceso de acciones permanentes descentralizadas, el carácter de acto más temporal y
global de los foros impide participar en ellos a muchos individuos que podrían estar
interesados. Incluso si son organizadas en África, parece que las acciones alternativas a la
globalización se hacen al margen de la mayoría de la población africana.
Más del 98% de la gente de nuestro entorno a la que por curiosidad le hemos planteado la
pregunta de si está al corriente del Foro Social Mundial que se celebra en Bamako en enero
de 2006 ignora este gran acontecimiento, que sin embargo ha sido concebido para defender
tanto su causa como la de los demás. ¿Qué diríamos de las clases populares de nuestros
países?
Esta realidad era ya visible en el curso de una investigación para la memoria de fin de
carrera realizada en 2004 en Togo por un estudiante de la Universidad Católica de LouvainLa-Neuve junto con FAMDES. La observación más sorprendente fue la insuficiencia de
información y documentación sobre la globalización entre los dirigentes y agentes de
desarrollo de las zonas. Hay una ignorancia total sobre la problemática de la globalización y
fundamentalmente sobre los problemas de la población en su vida diaria. Este déficit
también lo encontramos entre los responsables de los servicios sociales y económicos,
llaves de la vida de la ciudadanía y de la nación (Bertin Salumu, 2005, 22-26 et 72).
A la vista de estos hechos palpables, se plantean varias cuestiones en lo que concierne al
valor de los movimientos sociales de la nueva resistencia en África. ¿Cómo se crean?
¿Cómo funcionan? ¿Al lado de los movimientos sociales internacionales cuáles son sus
funciones y los impactos de sus acciones sobre la comunidad y frente a la globalización?
Los límites de sus procesos de información, de concienciación y de movilización se aprecian
claramente. Se pone de manifiesto que los movimientos alternativos que emergen en África
se mantienen como copias de los de occidente. Queriendo imitarlos únicamente por los
foros periódicos, sus acciones son escasísimas sobre el terreno. La constante actual es que
los impactos de estas acciones devienen efímeros y no consiguen abarcar las realidades
sociales. Es como si estos movimientos africanos arrastraran el “código cultural” del Norte,
que no les permite movilizar sus comunidades de base en torno a caminos propios. Si éste
ETCHRI Sassou B. Koffi, Coordinateur du forum alternatif aux modèles et méthodes de développement économique et social (FAMDES)-2
Togo.
Contribution au FSM Bamako, Janvier 2006
es el caso, ¿qué habría que hacer para corregir los errores y hacer a estos movimientos
más activos en la movilización local? Así se resume mi contribución a este Foro Social 2006.
II-Las luchas sociales mundiales y regionales y las realidades
locales de África.
En Occidente se han creado movimientos sociales alrededor de una ideología anticapitalista
que han extendido ampliamente en su medio de origen. Luego han levantado vuelo hacia
otros continentes, entre ellos África, pero siempre llevan consigo el código cultural del Norte.
Este párrafo, inspirado en una idea del estudio de investigación del señor Hugo Roegiers
(estudiante de fin de carrera en ciencias políticas y sociales) sobre los movimientos sociales
africanos, plantea claramente lo abordado en mi contribución.
En el mundo entero se organizan resistencias contra el neoliberalismo y por la abolición de
la deuda de los países en vía de desarrollo. Pero las cosas se mueven mucho más
lentamente en ciertas zonas. En África, todo lleva a creer que los pueblos aún no están
preparados para entrar en esas luchas sociales importadas que, sin embargo, les
conciernen. La adaptación de los movimientos tropiezan con una falta de anclaje entre la
población. Frente a los efectos perversos de la globalización, la resistencia africana es
todavía elitista. Los pueblos indígenas, los más numerosos y los verdaderos factores de una
movilización popular, se mantienen al margen de las luchas. Además, pocas son las elites
africanas y los dirigentes que se toman en serio esta lucha social. Todo es cuestión de
“interés propio” (llenar la panza). Sus esfuerzos tienden más hacia la acumulación de
bienes, colaborando con el sistema que combatimos. Ellos son, sin duda alguna, los
garantes del capitalismo en África.
En algunos países sus dirigentes siguen siendo cómplices activos de los males que sufren
sus poblaciones, sea reprimiendo o captando para las organizaciones políticas los
movimientos sociales, ahogando con ello toda posibilidad de acción local de resistencia.
La comprensión de las formas en que los movimientos se inician, se animan, se organizan y
se financian, la comprensión de sus objetivos no aparentes nos permitirán asegurar “la
participación de un buen número de ciudadanos”. A menudo, sólo las elites están implicadas
en la organización de estos movimientos, que se limitan a esperar las financiaciones
exteriores para realizar sus acciones. Estas elites rápidamente son captadas, amenazadas o
se mueven a remolque de cualquiera que les ofrezca garantía financiera.
Una movilización popular es difícil de reprimir, salvo por una detención colectiva o una
masacre. El individuo, solo, es rápidamente transformable por las fuerzas dominantes de la
zona. Por esta razón creemos que la movilización popular para la resistencia en África debe
valorar la concienciación del individuo.
Si hasta hoy esta movilización es frágil en África, nos preguntamos si los sectores populares
son visiblemente y/o individualmente conscientes de los contenidos y efectos de la
globalización (la deuda, la altermundialización, las intenciones de reducción de la pobreza,
etc.) ¿Son realmente conscientes de los problemas que estos conceptos generan en su vida
diaria? ¿O, una vez más, es Occidente el único que toma conciencia de sus problemas? Los
pueblos sólo sufren otra vez las alternativas como Manas de los Manes (almas de los
muertos) del norte.
Que nos disculpe el profesor Michael Singleton si nuestras reflexiones son un error de
apreciación. Simplemente lo que queremos poner de manifiesto aquí es que para que la
resistencia global alcance resultados más concretos son necesarias, además de procesos
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globales, resistencias apropiadas y adaptadas a cada medio e incluso a cada individuo. Es
necesario adaptar los procesos y estrategias de movilización de masa a cada “África y a
cada africano”, es decir, a cada lugar concreto de África según sus realidades sociales
recurrentes (Singleton, 1998, 22-37). Es en este punto donde el papel de los movimientos
locales que se crean por todas partes en África se pone de manifiesto: en ellos se sustenta
la descentralización de las acciones de la resistencia global.
La pasividad de los sectores populares africanos en esta lucha interpela tanto a las
estrategias de acción de los movimientos como a sus líderes. ¿Revierten éstos los actos de
los foros a sus entornos? ¿Proporcionan al menos a los más instruidos la documentación
necesaria para la comprensión de sus males?
Los efectos de los foros sociales y de las acciones de las luchas globales y/o regionales
alcanzan raramente a los sectores populares. Hay una gran distancia entre las elites que
participan en esos foros y las masas populares africanas. Así, la mayoría de las veces, las
conclusiones permanecen en los cajones de los participantes que, a su vuelta, no tienen los
medios para su distribución. Un gran número de nuestras poblaciones no tiene información
sobre la globalización y sobre los foros sociales de resistencia (Modli, 2004, 221-226).
Partiendo de aquí, se evidencia que para una lucha eficaz es urgente una reorganización del
proceso de movilización de los movimientos sociales (foros) en África:
- Por una parte, los países en los que ya existen movimientos sociales deben integrar a
diversos niveles no sólo a las elites organizadoras de los foros, sino a la mayoría social, que
son en su mayoría los verdaderos excluidos de las relaciones mundiales. La dinámica y la
dialéctica entre todos los actores son necesarias para ganar la batalla contra las injusticias
mundiales. Según los casos específicos, en algunos países sería lógico incorporar a
algunos estamentos del Estado (las estructuras institucionales) con el fin de poder engrasar
los engranajes de una movilización popular sin riesgo de represión. Estos movimientos de
resistencia han de prestar atención al poder político con el fin de garantizar la dignidad de
unos verdaderos movimientos sociales.
- Por otra parte, los países en los que casi no había organización de este tipo deben
hacerlas emerger teniendo en cuenta las especificidades respectivas y los contextos,
además de valorar las experiencias de los países en los que estos movimientos existen. Es
necesaria una movilización popular en todo lugar del globo para cambiar las cosas.
De esta manera, las acciones que se pongan en marcha se pueden acercar con más o
menos certeza a los problemas de la gente, para luego motivarles hacia una movilización
más amplia. El despertar de la conciencia de los pueblos en relación con la actual
globalización es evidente, pero para llegar a es punto es necesario incidir primero sobre sus
propios problemas. A este efecto, además de los foros mundiales, los movimientos locales
deben llevar a cabo acciones sobre el terreno y de proximidad, están obligados a readaptar
las movilizaciones sociales a las condiciones específicas de cada individuo, de cada lugar,
de cada país y del mundo. Ello les permitirá producir alternativas perceptibles y precisas en
cada nivel de lucha. Pretender resistir sólo globalmente contra las injusticias mundiales,
muy heterogéneas, puede dar lugar a nuevas injusticias.
También para evitar la dispersión de las fuerzas, los movimientos africanos deben delimitar
el campo del concepto de “movimientos sociales”. De lo contrario, van a caer rápidamente
en las trampas del concepto de sociedad civil. Es necesaria esta delimitación para minimizar
los enormes problemas de politización, de integración y de exclusión que el concepto de
sociedad civil provoca en África (François Houtart & al., 1998, 205 p).
En conclusión, los movimientos sociales africanos con identidades propias y con un punto
de vista social global son necesarios para conseguir un impacto perceptible localmente.
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Queriendo demasiado y siempre ser las copias de Occidente, los movimientos sociales
africanos se apartan de sus contextos locales y escapan de la verdadera movilización
popular (ETCHRI, 2003, 4-7).
III- Las luchas locales y nacionales, necesidades para una
resistencia mundial eficaz.
La especificidad de las luchas locales en África debe ser reconocida como inevitable e
integrada en las estrategias mundiales de acción, porque estas luchas buscan alternativas a
problemas concretos con el fin de cambiar la vida de los individuos. La reorganización de las
luchas mundiales hacia luchas descentralizadas se asienta en la idea de que los foros no
sólo están generalmente muy alejados de nuestras poblaciones, que realmente necesitan
estos foros para su concienciación, sino también de la diversidad de los problemas propios
de cada lugar. Raramente la población es informada de las conclusiones de los foros. Sigue
siendo necesario que los foros tengan en cuenta sus problemas específicos.
Acciones concretas de proximidad, alternativas locales apropiadas y progresivas permitirán
a la población comprender sus propios problemas y, a través de ellos, los problemas
mundiales. No se puede concienciar eficazmente a la población sin tierras a organizar
luchas sociales a favor de los herreros ni a los pescadores para conseguir tierras para los
sin tierras.
Se pone de manifiesto la distancia que existe entre las resistencias globales y las luchas
locales desatendidas. Cada categoría de población estará más motivada si la lucha le
permitiera alcanzar sus objetivos sociales. Solamente a través de la satisfacción de sus
propias necesidades la población podrá participar activamente en la lucha colectiva. Incluso
a ese nivel, es el grado de interés que les aportará la lucha global en tanto que individuos lo
que determinará su motivación.
La unión que antes hacía la fuerza en África no la hace ya. Es el individuo que domina tanto
sus problemas como los de otros quien tiene la fuerza. Actualmente el individuo no se
asocia a las acciones (de grupo) locales, regionales ni mundiales en función de los intereses
colectivos, sino por su propio interés. En África, el individuo se aparta de los vínculos
familiares y relacionales tradicionales de antaño para hacerse fuerte individualmente con
vistas a adquirir los medios para su supervivencia. La solidaridad mecánica que existía
desaparece. Cada uno con sus problemas y los grupos con los suyos (F. Aubenas y M.
Benasyag, 2002, 84-86).
De ello resulta que, en la medida en que se pueda y más allá de los acercamientos globales
a los problemas mundiales, es necesario sugerir acercamientos locales y específicos, por
entorno y por individuo concretos, para despertar su interés por la resistencia colectiva. Es
necesario movilizar la dinámica social y la dialéctica sutil individual para reunir nuestros
entornos alrededor de un ideal común: la resistencia contra el neoliberalismo, las deudas,
etcétera. Sin ello, la gran mayoría de la población estará siempre fuera de las acciones que
le conciernen pues no estará motivada para las resistencias colectivas (M. Gauchet, 2002, IXXIX). En ese sentido, los efectos de las luchas mundiales serán imperceptibles en estos
lugares.
Además de los foros mundiales es necesario crear dinámicas locales susceptibles de limitar
los efectos perversos de la globalización y de los grandes problemas sobre los planos
locales e individuales. Puesto que la sociedad se encuentra en un sistema de evolución
permanente, la resistencia contra los hechos sociales debe dar un giro en su proceso.
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No negamos los valores intrínsecos y los impactos de los foros sociales mundiales y
regionales sobre la opinión internacional e incluso local de los países respectivos (Samir &
Houtart, 2004, 7-8). No decimos solamente que deben continuar conjuntamente con las
acciones locales de proximidad (viceversa) porque las acciones regionales y mundiales de
resistencia solas, sin las dinámicas locales sobre el terreno, no pueden combatir
eficazmente los males específicos de cada lugar del planeta. Entre los foros sociales
mundiales, nacionales, locales, cargados de sentido, y los individuos concretos debe existir
una solidaridad profunda y firme.
Tememos que las maneras globalizantes de organización de las resistencias, incluso con
cierta reducción de los lugares sin movilización consciente de gran parte de las víctimas de
los problemas que combatimos, nos conducen a peores injusticias que aquellas que
criticamos. Una generalización de las alternativas puede da lugar a divergencias
inesperadas. Como condición previa a la gran movilización en nuestros entornos es
necesario un proceso concienciador de proximidad para conducir a la población hacia la
defensa de su propia causa. La mayor parte de estas poblaciones hoy en día ignoran los
problemas mundiales que les conciernen o están alienadas por los discursos capitalistas,
siempre mantenidos y relanzados por nuestros dirigentes.
En el seno de las alternativas globales debe haber lugar para las alternativas específicas
porque no debemos perder de visa en las resistencias mundiales la cuestión de la
heterogeneidad intrínseca que comporta toda homogeneidad aparente del grupo. Cada
entorno tiene sus especificad intrínseca. Para que la gente actúe colectiva y
permanentemente es necesario que individualmente se rinda a la evidencia de los hechos.
Es necesario que sean conscientes de sus propios males, de los males que “viven” sin
saberlo. Si no, irían a remolque de los movimientos sociales sin tomar conciencia de la
necesidad de las luchas, y esto es lo que ocurre en lo que se refiere a la globalización
salvaje.
Nuestros pueblos sufren individualmente los efectos de la globalización sin conocer su
origen. La toma de conciencia respecto a las raíces de estos efectos puede provocar la
movilización activa, más sólida, para una resistencia colectiva duradera. A la comprensión
de los problemas colectivos se puede llegar únicamente a través de la comprensión
consciente de sus problemas individuales expresados en palabras concientes y lugares
apropiados. Quien tiene un problema de venta a bajo precio del arroz no estará tan motivado
para una lucha por la comercialización de las legumbres; del mismo modo, los productores
del algodón estarán más interesados por una movilización popular que reivindicara la
abolición de las subvenciones a los productores agrícolas del Norte. Es necesario explicar a
la gente los problemas mundiales en su situación concreta. Seguramente eso exige
acciones de proximidad que los movimientos sociales mundiales tienen menos en cuenta.
Es necesario pasar a la acción local.
Partiendo de ahí, en un primer momento es necesario motivar la movilización de los
ciudadanos atendiendo a su ámbito de interés específico. Los problemas globales de un
grupo no hacen necesariamente la suma de los problemas individuales de sus miembros.
Ante sus problemas personales, cada uno aparta los problemas globales, y no encontrar
soluciones para estas cuestiones individuales puede debilitar la motivación activa del grupo.
Además, es cierto que la gente que no es capaz de defenderse localmente no puede resistir
eficazmente ante los problemas mundiales.
El nacimiento y la organización consciente de movimientos de nuestras clases más
populares constituirían el inicio de estrategias para una resistencia mundial más fuerte y
más dinámica, porque todas las fuerzas asociadas posibles deben ser valoradas (Diouf,
2002, 12). La creación de fuertes movimientos de información y de concienciación de estas
poblaciones locales de diferentes categorías en su entorno será necesaria para preparar la
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vía hacia su movilización efectiva. Para conseguirlo, esta concienciación debe ser
expresada con palabras cercanas a sus problemas y en lugares apropiados (Etchri, 2003, 56). De lo contrario, lo que ocurrirá es que mientras que las resistencias mundiales darán
lugar a efectos positivos globales, estos efectos se amortiguaran en el plano local o nacional
porque faltará la renovación social local e individual (Etchri, 2004). Es el caso que
observamos en la actualidad: incluso los grandes dirigentes y las elites de nuestros entornos
en su gran mayoría están menos informados de los problemas mundiales que destruyen su
vida económica, social y cultural; por otro lado, tampoco intentan acercarse a las soluciones
que se buscan en el mundo para atenuar sus problemas (Bertin Salumu, 2005),
normalmente les falta información de proximidad. Y éste debe ser el papel de los
movimientos locales.
Las luchas sociales siembran el éxito por el mundo, pero sus impactos en la toma de
conciencia en el plano local, sobre todo en África, son casi invisibles, salvo quizás en los
países organizadores de los foros y de las acciones de resistencia. Además, hay que
preguntarse si las clases populares están al corriente de estas acciones que se hacen a su
favor. Si en estos lugares no había movimientos locales sólidos para informarles y mantener
las presiones nacionales y descentralizadas hay muchas posibilidades de que los esfuerzos
mundiales no sean rentabilizados en beneficio de las poblaciones alejadas de los lugares de
toma de decisiones.
Creemos que para que haya una movilización popular para pedir la anulación de la deuda es
necesario que la gente sepa que su país tiene deudas y que éstas son reales; es necesario
que conozcan el origen de esas deudas y sus situaciones actuales de devolución; es
necesario que se den cuanta de que estas deudas son causantes de su sufrimiento
individual. Pero esto no ocurre en nuestros entornos, la gente no sabe nada de estas
deudas ni de las grandes cuestiones que les afectan cada día. Incluso los grandes cuadros
dirigentes de nuestros países no tienen ninguna noción del valor actual de estas deudas.
Prácticamente no hay documentación relativa a estos datos. Cuando nuestras poblaciones
tomen conciencia de su papel e intereses individuales en esta lucha su movilización será
significativa.
Hoy día, en estos entornos la gente no se reagrupa más que alrededor de los intereses
individuales puestos en común, y no alrededor de intereses llamados comunes. Formando
parte de un grupo, cada uno espera alcanzar sus propios objetivos. En el momento en que
los intereses de los miembros son alcanzados o desplazados, la cohesión del grupo se
debilita rápidamente a favor de otro interés. En estas cuestiones las movilizaciones locales
deben hacerse a través de acciones conscientes que pueden procurar al individuo la
disminución permanente y progresiva de su sufrimiento o darle posibilidades de alternativas
precisas.
En lo sucesivo, las resistencias sociales deben inscribirse en un proceso dinámico y
dialéctico entre los individuos y los medios locales, nacionales, regionales e internacionales.
Ya no serán los grupos los que participen en las resistencias sociales, sino los individuos
que actúan juntos. En nuestros entornos los grupos raramente calman hoy el interés de los
individuos. El individuo se posiciona en este caso como actor influyente en su propia causa.
En este sentido, los foros sociales globales deben incitar a acciones locales que puedan
garantizar el interés de cada individuo por su entorno. La movilización activa popular no
puede ser posible más que a través de estas acciones conscientes que los foros regionales
e internacionales solos no pueden engendrar entre los medios locales e individuales.
Creemos que en la motivación colectiva deben existir motivaciones individuales que
mantienen la cohesión de las acciones de masa.
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Por otro lado, es necesario que los foros locales y las acciones concretas apoyen los
esfuerzos mundiales para la movilización local, que luego devenga global.
IV- Los movimientos sociales locales, las poblaciones y los
conflictos de intereses.
Otro factor freno a la movilización popular para las luchas sociales en nuestros entornos
parece ser el hecho de que los movimientos sociales locales que deben organizar las
movilizaciones encuentran su emergencia confundida con las organizaciones no
gubernamentales de desarrollo y, de resultas, en opinión de los ciudadanos caen en la
lógica del conflicto de intereses que acompañan a los proyectos de desarrollo.
“Se les ha dado dinero para dárnoslo; se lo comen ellos mismos y luego vienen a contarnos.
Eso es lo que vamos a comer”. Éstas son algunas reacciones de las clases bajas, pues los
proyectos raramente les alcanzan. Sus problemas no son los mismos que apuntan los
creadores de los movimientos, que frecuentemente son élites confundidas con los
responsables de las ONG. Son sus situaciones recurrentes las que les preocupan. Para
estas poblaciones locales una organización no-gubernamental es un proveedor de proyectos
concretos sobre el terreno y, por lo tanto, medios y dinero. Es necesario que las acciones
sigan a las palabras. Su resistencia debe ser seguida de ganancias inmediatas. Lo que
cuenta para estas poblaciones es su supervivencia cotidiana y no una resistencia mundial
para un futuro mejor. No distinguen entre los movimientos sociales de resistencia y las
organizaciones no gubernamentales de desarrollo, del mismo modo que entienden los
proyectos de desarrollo como Manás que vienen de Norte. Hay que operar un cambio de
mentalidades tanto entre las elites como entre la población en general para inducir a la toma
de conciencia. La noción de concienciación viene conjunta con esta lucha, si no, la
movilización en África seguirá siendo más elitista que popular.
La cuestión de conflicto de intereses entre los promotores de los movimientos y las
poblaciones se refuerza más cuando ocurre que la mayor parte de los primeros es gente
que no tiene ninguna idea de los problemas que sus organizaciones pretenden abordar. Un
buen número de estos promotores únicamente busca su propia supervivencia diaria, como
el pueblo. En ese momento, la creación de los movimientos no es más que una respuesta a
otro fenómeno social, y en este hecho el antagonismo y las rivalidades en el seno y/o entre
los movimientos sociales africanos encuentran sus raíces (Bertin Salumu, 2005, 64-67). Las
situaciones socialmente difíciles en las que nuestros pueblos se sumergen actualmente
empujan a la gente a los seguidismos, a los plagios, a las delaciones, a los menosprecios y
a los prejuicios de toda clase.
Las nuevas tecnologías de la información y de comunicación ayudan: bastará con buscar
direcciones de socios y luego enviarles dossiers bien elaborados, a veces con la ayuda o
mediante copia de otros. ¿Cómo hacer para, a partir de esos movimientos que no tienen las
mismas características que las ONG, satisfacer nuestras propias necesidades recurrentes?:
esta es la intención originaria para la creación de algunas de estas estructuras. Es bastante
normal que alguien que busca sus medios de supervivencia creando, por altruismo, un
movimiento o una ONG como estrategia de acción pueda satisfacerse a sí mismo antes de
interesarse por el prójimo. La creación de algunos de estos movimientos locales es, pues,
una realidad “altruista” de búsqueda de la seguridad social y económica personal y no suele
tener en cuenta los objetivos reales de su fundación. Algunos de estos movimientos sociales
creados en nuestro entorno esperan apoyos de movimientos sociales del Norte que le
aseguren sus medios de actuación, pero estas acciones son efímeras, ni
complementariedad ni sinergia se sienten sobre el terreno. Al contrario, estos movimientos
son coto privado de promotores que no se conocen, aunque dicen perseguir el mismo fin, el
de la movilización popular para las acciones sociales (Etchri, 2004, 5-7).
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Togo.
Contribution au FSM Bamako, Janvier 2006
Es necesario que este aspecto, freno a la movilización para las luchas sociales locales, sea
integrado en las reflexiones, porque la resistencia mundial contra la globalización debe hoy
observarse en términos de dinámica popular local entre todos los actores posibles. Además,
es necesario darse cuenta de que en el seno de una misma acción de lucha social pueden
cohabitar sensibilidades divergentes y que una convergencia de divergencias locales puede
ser útil.
En esta lucha se trata de la movilización popular para defender nuestra causa común. Es
nuestra propia causa la que está en juego. Pero, ¿esta causa no puede agrupar
sensibilidades diversas? Cuando no se manifiesta perceptible a cada individuo de nuestro
entorno, esta causa dará lugar necesariamente a interpretaciones diversas. Es necesario
perseverar en su concienciación. Un día la gente comprenderá y se incorporará a la lucha.
Aunque actualmente cada uno tiene su interés, que difiere de aquel del grupo de
pertenencia, también es verdad que la valoración de todos esos intereses individuales y
colectivos sería un triunfo para la lucha común, incluso un importante triunfo si se crean
grupos en el seno de la resistencia. Si la creación de un mundo nuevo es posible para los
altermundialistas que somos, las rivalidades y antagonismos que los intereses individuales
engendran a nivel de los promotores de los movimientos locales deben ceder su lugar a una
profunda y mecánica solidaridad. Debemos integrar eficazmente la lucha en el seno de las
poblaciones y de nuestras propias familias para una resistencia mundial que mitigue los
intereses específicos individuales.
Invito a los colegas de los movimientos sociales de los países africanos a extender el cordón
de la dinámica y de la dialéctica en sus acciones sobre el terreno y en el plano internacional.
V- Los dirigentes, autoridades locales y las resistencias locales.
Sólo conseguiremos romper con las presiones de algunos dirigentes y autoridades de
nuestros entornos siendo solidarios en nuestra convicción de una globalización alternativa y
desafiando los riesgos para una verdadera resistencia local. La captación para las
organizaciones políticas de los movimientos sociales y su debilitamiento será menor. Los
foros sociales solos no pueden alcanzar las sensibilidades políticas locales o nacionales.
Son necesarias acciones de proximidad que puedan captar las atenciones locales. Es
necesario que poco a poco cultivemos entre los dirigentes, autoridades y electos locales una
voluntad política que progresivamente pueda llevarles a deshacerse de su silencio culpable.
Deben estar asociados a las luchas, si no, la descentralización de las luchas que sugerimos
sufrirá una evidente represión en los países en los que la democracia formal sutilmente ha
ocupado el sitio de la dictadura. Si las presiones inteligentes y convergentes de los
movimientos sociales no intervienen en estos entornos locales de decisiones, los dirigentes
y autoridades seguirán protegiendo los intereses de las grandes instituciones en detrimento
de sus pueblos.
La hostilidad de algunos actores de los servicios públicos respecto a los discursos
alternativos, que a sus ojos parecen depredadores de sus intereses capitalistas,
seguramente empujará a estas autoridades locales y nacionales a obstaculizar las acciones
si no están preparados para el cambio. Nuestras acciones deben ir al encuentro y en ese
sentido de cambio de sus mentalidades.
Un ejemplo pertinente de mi país confirma el papel de catalizador que los movimientos
sociales locales pueden desempeñar en relación con los dirigentes, las autoridades y la
poblaciones: la zona de regadío del valle del Zio, en Togo, creado por la China de Formosa
ETCHRI Sassou B. Koffi, Coordinateur du forum alternatif aux modèles et méthodes de développement économique et social (FAMDES)-9
Togo.
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(isla de Taiwán)1 en el año 1963 en una superficie de alrededor de 660 hectáreas. En la
actualidad sólo son explotadas 360 hectáreas.
La producción total de arroz blanco en Togo fue de una media de 5.000 toneladas en el año
2000. Si la necesidad de consumo de arroz blanco del país, estimada en el mismo periodo
en 60.000 toneladas, ha sido de sobras satisfecha (Rapport Diagnostic, OADA, 2000, p. 49),
quiere decir que hay una producción que viene de fuera y que sobrepasa la producción del
país en lugar de compensar la carencia que existe. De ello se puede deducir que Togo
importa más allá de su necesidad nacional de arroz blanco (Etchri, 2002, 31-36). ¿No será
que los mercados locales están ocupados por las importaciones? Por otra parte, el problema
de la venta a pérdidas del arroz local choca en esta zona con la disminución de la
producción, mientras que la necesidad de consumo dibuja una curva creciente (78.000
toneladas en 2005). El aumento de la importación de arroz blanco mantiene igualmente su
crecimiento, haciendo emerger el contraste. El arroz local es cada vez más caro que los
arroces importados a causa de los costes de los materiales y de producción, también
importados, y con ello se agudizan los efectos de esta venta a pérdidas. El arroz importado
cuesta más de dos veces menos que el arroz local. Los agricultores están eternamente
endeudados (Rapport Diagnostic OADA, 2000; p.22), no consiguen devolver el dinero de los
créditos de producción. Sin embargo, la producción es estimada rentable por todas los
balances de explotación técnicos y económicos (Etchri, 2002, 35).
Sin hacer un análisis razonable de las causas intrínsecas de esta venta a pérdidas y de este
endeudamiento, el Estado acaba de consentir en este fin del año 2005 más de dos mil
millones de FCFA para la ampliación de la zona a 1.000 hectáreas sin un dispositivo de
regulación de la importación del arroz blanco. En el dossier del proyecto no aparece ninguna
información sobre esta importante y galopante importación. Sin embargo, se ha llevado a
cabo un estudio técnico-económico de posibilidades confiado a la Organización Árabe de
Desarrollo Agrícola (OADA) por el Banco Árabe para el Desarrollo en África (BADEA) y el
Ministerio togolés de Agricultura, de Ganadería y de Pesca. ¿Cómo se puede ignorar
completamente este fenómeno económico y social, muy notable, que es el peso de la
importación de arroz blanco sobre los mercados locales (Rapport Diagnostic OADA, 2000;
pp. 64-65)? Así, la competencia que el arroz importado ejerce sobre el arroz local en su
propio mercado se oculta e ignora intencionadamente por las autoridades. Los movimientos
sociales locales deben asistirles con reflexiones e informaciones concretas, pero nadie se
atreve. En cuanto a los productores, inconscientemente, están contentos porque aún hay un
fondo perdido que les llega. En esta lógica, es inevitable que el desembolso de este fondo
(préstamo) esté comprometido al inicio del proyecto, haciendo más pesada la cartera de
deudas del país.
Los problemas de esta zona de regadío que hemos tomado como ejemplo son muy
complejos en cuanto a los efectos perversos de la globalización sobre nuestros entornos y
no pueden ser expuestos aquí en su totalidad. Las acciones locales de reflexiones
permanentes de los movimientos sociales para conseguir alternativas concretas a los
problemas mundiales en sus manifestaciones específicas en determinados medios son
intangibles en una resistencia global eficaz. Es necesario descentralizar las acciones de
resistencia hacia los entornos próximos de las poblaciones. También en este sentido son
inevitables los apoyos de los movimientos sociales mundiales y alternativos.
La insuficiencia de conocimientos y de dominio de los contenidos de la globalización por
algunos altos responsables de la administración y ciertas elites de nuestros países son
potenciales fuentes de bloqueo de los movimientos de resistencia (Bertin Salumu, 2005, 6465,67). Pero es necesario que ciertas personas se sacrifiquen para iniciar estos
movimientos, siempre midiendo los riesgos potenciales. El apoyo de los movimientos
1
En la actualidad, Taiwán es el primer exportador mundial de arroz blanco.
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Togo.
Contribution au FSM Bamako, Janvier 2006
mundiales es necesario para reforzar el ánimo de quienes se arriesguen porque pueden
sufrir todo tipo de presiones. A veces, el miedo a estas presiones conduce bien al
debilitamiento de la acción o bien a la captación de estos movimientos locales por las
organizaciones políticas o capitalistas. Una supervisión internacional de las acciones es útil
para intervenir ante autoridades locales e internacionales en ciertos casos de presión
extrema. También es importante que los líderes de los movimientos sociales locales sean
formados en materia de no-violencia con vistas a la buena dirección y gestión ponderada de
las acciones sobre el terreno.
Un intenso trabajo de movilización de las conciencias locales y de educación de los grupos
sociales de nuestros países (los dirigentes, autoridades locales, las asociaciones, las ONG y
la población en general) puede ayudar a las acciones locales de resistencia; excluirles del
proceso será funesto para la organización de las acciones (sobre el terreno) que deben
recibir su bendición (autorizaciones oficiales) para ser posibles. Es absolutamente
imprescindible buscar su colaboración mediante estrategias de implicación tácita, de
atracción, de persuasión o de participación consciente, y ello no puede ser posible si no se
ponen en práctica dinámicas individuales, locales, nacionales, regionales e internacionales.
Estos grupos sociales de los que hablamos tienen sus sistemas, sus mecanismos y su
poder de acción, que resisten a los factores desfavorables a su estabilidad y evolución; lo
existente resiste siempre a la novedad. Si no se insiste en esta formación en la no-violencia,
el contacto con estos grupos corre el riesgo de producir una violencia insospechada. Son
necesarias fuerzas locales y exteriores individuales y/o colectivas formadas en esta materia
que puedan actuar favorablemente sobre las mentalidades políticas y ciudadanas. Los
movimientos sociales africanos necesitan apoyos de personas cualificadas locales y
externas en conferencias, en debates públicos, en reflexiones, en sesiones educativas de
masa y en acciones de proximidad.
Nuestra acción de concienciación sobre el terreno debe procurar que las mentalidades
locales sean cada vez más lúcidas y más estructuradas para comprender de manera distinta
a la habitual la globalización. Aceptarla en tanto que hecho social que amenaza la evolución
justa de los seres humanos es necesario.
Si las mujeres toman el poder en diferentes partes del mundo es porque las cosas cambian
y evolucionan. Del mismo modo, las mentalidades deben evolucionar para integrar estas
dificultades en su lucha diaria. Es necesaria la reestructuración de la mentalidad de los
individuos como componente de todas las estrategias de nuestra sociedad. Los movimientos
locales necesitan obligatoriamente recursos facilitadores y medios convincentes y
motivadores que salvaguarden el interés de cada uno de los actores de este trabajo de
proximidad. Creemos que más información y su compromiso con los problemas reales,
siempre enmascarados en nuestros entornos en provecho de las fuerzas dominantes, serán
incentivos para desbloquear más o menos las presiones de ciertas autoridades dirigentes
frente a las luchas sociales. Para llegar ahí, los movimientos sociales locales deben valorar
sus divergencias en beneficio de una convergencia de acción, deben unir sus fuerzas y
medios antes de esperar los apoyos de sus colegas del Norte, por el momento inevitables.
En ese sentido, la solidaridad internacional para una resistencia mundial sólida merece la
pena. Aquí, la unión que no hace la fuerza recupera su espacio ordinario. En esta lucha
necesitamos tanto acciones individuales y locales como mundiales.
VI- La cuestión de la movilización de los medios para la
descentralización de las luchas.
A veces, la voluntad de poner en práctica una idea pertinente e incluso convincente no es
suficiente para que la experiencia resulte efectiva. Si la descentralización de las luchas
(acciones de proximidad) que sugerimos parece ser pertinente, al menos en relación con la
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Togo.
Contribution au FSM Bamako, Janvier 2006
movilización de las clases populares de nuestros entornos, no se puede hacer sin los costes
correspondientes. Son necesarios los medios suficientes para su realización.
Ya se sabía que había problemas de movilización de medios para las acciones de masas
diseminadas por nuestro entorno. Podemos tener la voluntad de sacrificarnos por un mundo
nuevo y más justo, pero si faltaran los medios para llevar a su fin esta voluntad la idea se
mantendría en la etapa de idea. Éstos son los problemas que frenan a ciertas iniciativas
pertinentes de luchas sociales locales, sobre todo en África, que se asfixian en estado
embrionario por falta de medios. Asimismo, la opinión local y nacional por el momento está
muy lejos de las causas que estos movimientos pretenden defender. La movilización de los
fondos locales es muy difícil. Se puede tener la voluntad de realizar una acción de valor,
pero la falta o la insuficiencia de medios pueden constituir un freno; lo que nos lleva a
percatarnos de que incluso los altermundialistas y los movimientos sociales de luchas
sociales necesitan capital para sus acciones contra el capitalismo salvaje, y es una cuestión
a la que los movimientos sociales de resistencia deben prestar atención, si no, la justicia
buscada se convertirá en otra injusticia permanente2. Del mismo modo, si los movimientos
sociales, sobre todo los africanos, no son prudentes en relación a la búsqueda de medios
para la realización de sus acciones, serán captados y absorbidos por los movimientos procapitalistas. Es necesaria una solidaridad protegida, sin fallas, entre los movimientos
alternativos para solucionar algunos de sus problemas de disponibilidad de medios, uno de
los factores bloqueadores del anclaje de sus acciones en ciertos medios locales (Bertin
Salumu, 2005, 82-83). Desde esta óptica, los proyectos de movilización de los medios
deben emerger para sostener las luchas sociales locales en África.
Conclusión
Los movimientos sociales de resistencia existen en África como copias de los del Norte, sin
acciones reales de movilización ciudadana. Las huellas de sus acciones son siempre
elitistas, efímeras y casi desconocidas para gran parte de la población. Es necesaria la
reorganización de las acciones y su readaptación a los contextos locales. Para conseguir
una resistencia global perceptible en todas partes, con fuerza permanente en las luchas
sociales locales, los movimientos sociales deben actuar desde dentro y/o desde fuera,
siempre garantizando que sean experiencias compartidas, la complementariedad y la
sinergia de las acciones. La convergencia de sus esfuerzos es necesaria. Deben reconocer
la diversidad de los límites internos y/o externos que influyen negativamente sobre la
movilización ciudadana. Estas diversidades deben incitar tanto a estrategias de acciones
específicas como globales. Las creatividades locales deben emerger y ocupar espacio a su
alrededor antes de crecer hacia espacios inmediatos (nacionales) y lejanos (mundiales).
Es evidente que los foros sociales mundiales periódicos solos no pueden llegar a las
especificidades locales de la sociedad africana para movilizarla en la resistencia. Son
necesarios verdaderos movimientos sociales locales y acciones descentralizadas que
adopten estrategias de proximidad para la concienciación, utilizando para ello los problemas
recurrentes de sus propios entornos.
Es indudable que las clases bajas deben participar en la lucha al lado de los movimientos
mundiales, si no, los resultados mundiales no tendrán un impacto duradero sobre ellas.
¿Pero, más allá de los foros sociales mundiales, es posible la movilización de los medios de
que se dispone para llevar a cabo estas acciones locales de proximidad?
2
Una sociedad sin injusticia es una sociedad sin justicia.
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Togo.
Contribution au FSM Bamako, Janvier 2006
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Contribution au FSM Bamako, Janvier 2006