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07 EL DR. RAMON 11/6/04 19:03 Página 131 EL DR. RAMÓN MARÍA ALLER ULLOA EN LA REVISTA “ASTRONOMISCHE NACHRICHTEN” TRADUCCIÓN Y COMENTARIO DE “DIE STERNSCHNUPPENFALL VON 9 OKTOBER 1933” LA REVISTA uena prueba de la calidad de los trabajos de D. Ramón María Aller Ulloa es el que gran parte de éstos se publicaran en la más antigua y prestigiosa revista de astronomía, la publicación alemana “Astronomische Nachrichten”, fundada en 1821. Todavía hoy sigue siendo la única revista de astronomía en Alemania. Para conocer sus orígenes hay que remontarse al fundador, H. C. Schumacher, astrónomo alemán nacido en Bramstedt de Holstein en 1780 y muerto en Antona en 1850. Schumacher estudió derecho en Kiel y matemáticas y astronomía en Copenhague y Gotinga. Fue profesor auxiliar de astronomía en Copenhague (1810), director del observatorio astronómico de Manheim (1813) y profesor en propiedad de astronomía en Copenhague (1815), aunque residiría la mayor parte del tiempo en Altona, donde se construiría un observatorio para él. Llevó a cabo mediciones de grado en Dinamarca, seguido por Gauss en Hannóver y realizó mapas para la Sociedad de Ciencias de Copenhague. También hizo trabajos de medición entre Altona y Greenwich junto con el Board B Carlos Viscasillas Vázquez-Ulloa of Longitude inglés y observaciones sobre la longitud del péndulo simple en el Palacio Güldenstein, en Fünen, que sirvieron de base para el sistema de medidas danés. Escribió varias obras, como Astronomische Abhandlungen (Altona 1823-1825) y Astronomische Jahrbücher (Tubinga, 1836-1844). Además, Peters publicó la correspondencia de Schumacher con Gauss. En la época en la que escribió Ramón María Aller Ulloa en la revista, era el director el señor Kobol. El Dr. Aller escribiría quince artículos, de los cuales tres son en español y uno en francés, todos ellos entre los años 1930 y 1939, haciendo una pausa durante la guerra civil española. Los temas de sus obras se centran sobre todo en el estudio de las estrellas dobles, las estrellas fugaces y los eclipses. LLUVIA DE ESTRELLAS Podríamos decir que las estrellas fugaces son estelas luminosas que a veces cruzan el firmamento para extinguirse al cabo de unos segundos, y que son producidas por cuerpos que en su mayoría no alcanzan el tamaño de una nuez, pero que al rozar la atmósfera terrestre se ponen incandescentes. Se puede asegurar que será difícil pasar una noche de observación en cualquier punto sin presenciar la aparición de estrellas fugaces. Generalmente estos cuerpos son meteoritos minúsculos o restos de algún cometa, como el 21P/Giacobini-Zinner, del que hablaremos más adelante, y que fue el causante de la espectacular lluvia de estrellas del 9 de octubre de 1933, y que D. Ramón observaría desde Lalín, dejándonos así constancia de ella. Estos restos de cometas que con el paso del tiempo se van desmoronando suelen seguir la antigua órbita del cometa y entran en la atmósfera a velocidades de entre 12 y 72 km/s. Al chocar con la atmósfera se inflaman por la resistencia que ésta opone al movimiento, poniéndose incandescentes y provocando fosforescencia y a veces fenómenos de bombardeo eléctrico, haciéndose visibles, por lo general, entre los 200 y 80 kilómetros de altura sobre el suelo, y volatilizándose casi siempre por ser sus tamaños de sólo algunos milímetros cúbicos, o de algún centímetro cúbico los más brillantes. Cuando pasan de estas dimensiones, llegan a caer en el 131 07 EL DR. RAMON 11/6/04 19:03 Página 132 Portada de un número de “Astronomische Nachrichten” en la actualidad. suelo y se les llama aerolitos o piedras meteóricas, como ocurrió en Madrid el 10 de febrero de 1896 a las 9:30 de la mañana, rompiéndose cristales y con un brillo superior al del Sol. Estos aerolitos suelen denominarse bólidos y alguno ha causado violentas conmociones, como el de Siberia en 1918. La tierra recibe aproximadamente 150 billones de impactos de estos objetos al año, que de no ser por la atmósfera que los pulveriza, caerían sobre nosotros. Los residuos de las estrellas fugaces, después de su volatilización a lo alto de la atmósfera, caen lentamente al suelo, como lo verifica la presencia de polvo meteórico sobre las nieves perpetuas de Groenlandia, Alpes y Pirineos. Los químicos han analizado los aerolitos, encontrando elementos conocidos en la Tierra, como parece indicar el análisis espectral de la luz llegada de las estrellas y del Sol. Abundan en ellos el oxígeno, el hierro, el silicio, el magnesio, el níquel, el sodio... El término lluvia de estrellas hace referencia a un gran número de estrellas fugaces en un periodo relativamente corto de tiempo. Se le dio este nombre en la antigüedad, cuando se confundían con verdaderos astros o estrellas 132 fijas. Valga la anécdota del campesino americano que después de presenciar la lluvia de estrellas de 1833 (históricamente la más espectacular de todas), quedó asombrado al comprobar que al día siguiente “quedaban todavía estrellas”. Aunque no hay noche en la que alguna estrella fugaz no haga su aparición, hay épocas del año más propicias a este fenómeno. Así, durante el año, según el punto o región del cielo de donde parecen provenir todas las estrellas fugaces o también llamado punto radiante, se producen Boótidas (2-3 de enero) con radiante en β Boyero con 28 estrellas fugaces aproximadamente cada hora; Líridas (20-22 de abril) en 104 Hérc. con aproximadamente 10 meteoros por hora; Acuáridas de mayo (1-13 de mayo) en γ Acuario y con cerca de 7 meteoros a la hora; Acuáridas de julio (25-30 de julio) en δ Acuario y con aproximadamente 27 meteoros a la hora; las Perseidas entre el 30 de julio y el 17 de agosto y tienen su radiante en η Perseo con alrededor de 69 estrellas fugaces a la hora. El 9 de octubre se producen las Dracónidas, objeto de la observación de D. Ramón y causantes de este artículo, pudiéndose ver en ξ Dragón y en una posición de 268º +54º; de estas Dracónidas hablaremos en el siguiente apartado; Oriónidas (16-22 de octubre) en la estrella ν de la constelación de Orión; Leónidas (15-20 de noviembre) en ζ León y con 21 meteoros a la hora; Andromédidas del 17 al 23 de noviembre en γ Andrómeda con 15 meteoros/ hora y para finalizar el año se encuentran las Gemínidas del 9 al 13 de diciembre en α Gemelos con 23 estrellas fugaces aproximadamente por cada hora. Dos estudiantes de la Universidad de Gotinga, Brandes y Benzenberger, idearon un interesante y sencillo método para calcular la altura a la que se extinguen las estrellas fugaces, basado en el paralaje y calculando la altura por un sistema mediante triangulación. EL COMETA 21P/GIACOBINI-ZINNER Principal responsable de las Dracónidas o también llamadas Giacobínidas en honor a su descubridor, tanto de las del 9 de octubre como las del 14 de noviembre, ya que la órbita del cometa y la de la tierra se cortan dos veces, en el nodo descendente y a relativamente poca dis- 07 EL DR. RAMON 11/6/04 19:03 Página 133 D. Ramón María Aller Ulloa junto con unos vecinos. tancia, por eso se producen primero en octubre y luego en noviembre. Este cometa se descubrió el día 20 de diciembre de 1900. Giacobini localizó el astro desde el Observatorio de Niza (Francia) cuatro semanas después del perihelio, cuando tenía magnitud 10.5. El 23 de octubre de 1913 Zinner encontró un cometa de magnitud 10 desde Bamberg (Alemania). Después de investigar la órbita se supo que se trataba del descubierto por Giacobini. Está muy influenciado por Júpiter, que condiciona su distancia del perihelio y por tanto su observabilidad. Este cometa es relativamente débil, con una magnitud absoluta de 9.0, 100 veces más débil que el Halley. Sólo en 1946 alcanzó una magnitud 6 y jamás habría llamado la atención si no fuera por la lluvia de meteoros que produce. LAS DRACÓNIDAS DEL 9 DE OCTUBRE DE 1933 Ya en 1915 fue indicada la posibilidad de lluvias de estrellas fugaces relacionadas con el cometa Giacobini-Zinner por el Sr. Davison. En 1926 publicó el Sr. Denning las observaciones del 9 de octubre de 1926, confirmándose la predicción de Davison. La de 1933 superó con creces a la de 1926 y cogió desprevenidos a la mayoría por desconocer la predicción o simplemente por el olvido, ya que desde la escasa lluvia de 1926 no se había vuelto a producir otra. Fue entonces, la de 1933, la que dio buena cuenta de la potencialidad de esta lluvia y la que provocó que cada 9 de octubre todos enfoquemos nuestros telescopios hacia la constelación del Dragón. Describe muy bien el fenómeno la siguiente frase: “Parecía como si nevase estrellas”, lo que indica lo impresionante de aquella lluvia del 9 de octubre de 1933. Fue vista por toda Europa y Lalín no fue una excepción (el tiempo acompañó). El Dr. Aller hizo una interesante anotación en un mapa de Europa con la frecuencia por minuto de estrellas fugaces en los principales observatorios europeos. Su radiante aparece cerca de la cabeza del Dragón. Fue pintada por Lucien Rudaux en la Larousse Encyclopaedia of Astronomy en 1959 y por Francisco M. Biosca, de la Sociedad Astronómica de España y América, en la Enciclopedia Labor de Astronomía de 1962, en la que se observan las espactaculares Dracónidas con la montaña del Tibidabo de Barcelona de fondo. Fue fotografiada en Bergerdorf y en Potsdam, lo cual dio mayor fiabilidad a la determinación del radiante. Desde Lalín también se dejó constancia de este gran día gracias a D. Ramón, que dejó relatado para la historia este fenómeno, sólo comparable con la lluvia de 1946, predicha en el New York Times el 7 de octubre. Lluvias menores se presentaron en 1926, 1952, 1972 y 1985. A diferencia de la mayoría de lluvias de estrellas, las Giacobínidas están en su máximo al anochecer, en lugar de que sea después de media noche, como puede comprobarse en la traducción del texto, donde D. Ramón comienza las primeras observaciones en torno a las 19:55 horas. La constelación del Dragón llega a su máxima altitud después del anochecer para latitudes medias del norte, moviéndose más abajo durante la noche y acercándose al horizonte para el amanecer. Europa y el oeste de Asia tienen las mejores oportunidades. Esta lluvia se vio por primera vez en 1926, al nivel de 15 a 20 por hora. Su radiante está en A.R. 17:28 horas, Dec +54º, 133 07 EL DR. RAMON 11/6/04 19:03 Página 134 como hemos dicho, cerca de la cabeza de Draco. De ahí viene su apodo de Dracónidas de octubre, para distinguirla de la lluvia procedente del cometa Pons-Winnecke. Como hemos mencionado, la órbita de la Tierra se cruza con la del cometa, pero puede suceder que se adelante la Tierra al paso del cometa o al contrario, circunstancia esta última más favorable al fenómeno y que se produjo en las grandes apariciones, como en 1933, en la que el cometa se adelantó 80 días a la Tierra, o en 1946, que se adelantó 15 días. También en 1972 se adelantó (59 días), y en 1985 (27 días). Pero esta norma no es infalible, como en 1952, que aun yendo la Tierra adelantada al cometa 196 días, se logró observar 250 meteoros por hora. En mayor o menor medida, también es importante el que en el trayecto de cada órbita, el enjambre se condensa en unas regiones y se dilata o desaparece en otras, por lo que si en el momento de cruzar la Tierra le corresponde pasar a una condensación, ocurre una lluvia de estrellas; pero si pasa una región enrarecida, serán unas pocas estrellas fugaces las visibles. Por último y antes de pasar a la traducción, indicar que el artículo en “Astronomische Nachrichten” se redactó dos días después de la lluvia y que, justo después de ser observadas, remitió al director del observatorio de Madrid los datos que había recogido. Estas observaciones fueron utilizadas por D. Victoriano Fernández Ascarza en el artículo que redactó para el “Boletín de la Sociedad Geográfica” y posteriormente se le solicitó un trabajo para el congreso que la “Asociación para el Progreso de las Ciencias” se proponía celebrar en Santiago y que finalmente se vería reflejado en una comunicación en la revista “Las Ciencias”. D. Ramón nos deja también constancia de este hecho, aparte de su artículo en la revista “L´Astronomie”, en su capítulo dedicado a los cometas (páginas 153 a 160) de su libro “Astronomía a simple vista”, editado en 1948. También decir que la órbita de las Dracónidas fue calculada por D. Ramón y plasmada en un artículo en la revista “Ibérica” del 16 de junio de 1934. A pocas horas de ocurri134 da la lluvia de las “Dracónidas” ya estaban calculados los elementos de su órbita e identificados con los de la órbita del cometa Giacobini-Zinner en multitud de observatorios. También dejaron su huella en un artículo en “Logos”*, publicado pocos meses después de la lluvia de estrellas y titulado “O fin do mundo”, en el que dice que después de semejante espectáculo mucha gente le preguntó acerca del fin del mundo. Debió de ser un espectáculo casi apocalíptico, quien lo ha visto debió de comprender bien que figure entre las pavorosas señales que, según la Biblia, predecirán el fin del mundo: “Stellae de coelo ceciderunt” (Apoc. 6;13) o “Stellae cadent de coelo” (Mat. 24;29) que se traduce como “Las estrellas caerán del cielo”. Sin embargo D. Ramón nos tranquiliza acerca de este día diciendo “sen embargo, non ocorriría sen aviso; porque sería mester que nos visitase un enxame tan grande, e de pezas tan diferentes dos enxames que coñecemos, que non pasaría inadvertido o visitante, de maneira que se calcularía a traxectoria e... sinalariamos o día e a hora... ¡do Xuízo Final! Por agora podemos estar tranquilos.” Después de todo lo dicho, podríamos decir que la lluvia de estrellas del 9 de octubre de 1933 sea uno de los temas sobre los que más escribió Ramón María Aller, después de las estrellas dobles. Su artículo en la revista “Las Ciencias” es quizás uno de los mejores y más pormenorizados estudios sobre aquel fenómeno y no puede pasar inadvertido para quien desee profundizar en este tema, y en él utiliza datos obtenidos en toda Europa (61 lugares), muchos de ellos de importantes revistas europeas, como “Die Himmelswelt”, “Popular Astronomy” o “The Journal of the British Astronomical Association”. En este artículo trata con absoluto detalle la determinación del radiante, promediando los datos obtenidos en toda Europa, dándole mayor peso a las determinaciones fotográficas ya mencionadas de Postdam y Bergedorf, llegando a un resultado final de Ascensión recta= 262º16´ y Declinación= 54º30´. Trata el tema de las órbitas, calculada por el mismo y publicada en “Iberia”. Establece importantes descripciones numéricas, estableciendo el máximo a las 19h 55m, trazando una interesante exponencial (y=2+398e-0´001t2) siendo t=19h 52m, que da idea de la magnitud del fenómeno durante su observación. Trata también el tema de las magnitudes aparentes, coloraciones y estelas y por último la composición del enjambre, tema éste último muy discutido tanto por la composición, indicando que en la lluvia de 1933 no se consiguió ni un solo espectrograma, como por el tamaño, discerniendo el Dr. Aller del señor Comas Solá en la forma de determinar las masas de las estrellas fugaces, diciendo este último que debe superar el centímetro cúbico, cuando los cálculos usuales nos conducen a un decigramo por término medio, basándose en la energía cinética transformada en calor y por consiguiente en luz. TEXTO Y TRADUCCIÓN. DIE STERNSCHNUPPENFALL VON 9 OKTOBER 1933 1933: Astronomische Nachrichten. Band 250. NR 5986, 174 Vom Observatorio Astronómico Lalín (Pontevedra): Ich konnte die Beobachtungen erst um 19h 55m W.-Z. beginnen. Zu dieser Zeit war die Erscheinung in ihrem größten Glanze. Tausende von Sternschnuppen folgten einander am ganzen Himmel. Mit außerordentlicher Regelmäßigkeit erschienen ihre Streifen um so kürzer, je näher sie dem Viereck ξ, v, y, ß Draconis aufleuchteten, von wo alle auszustrahlen schienen. In der Nähe von nur ξ und v Draconis waren die Streifen kleinste Strecken von nur einigen Bogenminuten oder auch einfache Punkte, aber in Perseus, Andromeda, Pegasus, Aquila, Ophiuchus und bei ähnlichem Winkelabstand von ξ Draconis erreichten die Streifen eine Ausdehnung von 8° oder 10°. Die Dauer der Sternschnuppen war etwa 1/2s. Die auffällige Regelmäßigkeit in der Verteilung nach Richtung und Ausdehnung gibt mit guter Sicherheit für den scheinbaren Ort des Radiationspunktes: α = 17h44m, δ= + 56° für den Beobachtungsort in φ= +42°39’40”, λ=0h 32m 27s .5 W. Greenw. 07 EL DR. RAMON 11/6/04 19:03 Página 135 um 20h 10m W.-Z. Zenitdistanz = 32°, Azimut= 139°. Man hat mir berichtet, daß schon beim Einbruch der Dunkelheit viele Sternschnuppen beobachtet sind. Die Zahl nahm rasch zu seit 19h 30m, so daß die Erscheinung ihr Maximum zwischen 19h 40m und 20h erreichte. Nach 20h 15m bemerkte ich eine Verminderung, zuerst schnell und später, zwischen 20h 30m und 21h 30m, langsam. Es ist schwierig, eine Vorzugsrichtung anzugeben, aber ich glaube, daß die Richtung nach Osten etwas überwiegend war. Die Helligkeit war sehr verschieden.. Die Mehrzahl übertraf nicht die zweite Größenklasse. Man sah ziemlich viele Sternschnuppen van 2. bis 0. Größenklasse und auch einige wenige von - Im bis -4m. Die letzteren hatten längere Streifen im Verhältnis zu der gleichen Entfernung vom Radianten und auch ihre Dauer war etwas größer, erreichte aber niemals eine Zeitsekunde. Die Farbe war weiß oder gelblich-weiß ohne Schweif, die hellsten hinterlieβen zuweilen Spuren mit einigen hellroten aufblitzenden Stellen. Lalín, 1933 Oktober 12. Ramón M. Aller. LAS ESTRELLAS FUGACES DEL 9 DE OCTUBRE DE 1933 1933: Astronomische Nachrichten. Tomo 250. NR 5986, 174 Desde el Observatorio Astronómico de Lalín (Pontevedra): Pude comenzar las primeras observaciones en torno a las 19h 55m W.-Z. A esa hora fue la aparición en su mayor esplendor. Miles de estrellas fugaces surgieron una tras otra en todo el cielo. Aparecieron con extraordinaria regularidad con sus trazas cada vez más cortas, cuanto más se acercaba al cuadrado ξ, ν, γ, β Draconis, desde donde todas parecían proceder. En las inmediaciones de ξ y ν Draconis las trazas eran pequeños recorridos de solamente unos minutos de arco o se reducían a sencillos puntos, pero en Perseus, Andrómeda, Pegasus, Aquila, Opichus y en distancias angulares semejantes de ξ Draconis las estelas alcanzaban una extensión de 8º o 10º. La duración de las estrellas fugaces fue de aproximadamente 1/2 s. La llamativa regularidad en la distribución tanto en dirección como en extensión da con gran seguridad como punto radiante aparen- te: α: 17h 44m, δ: +56º, para el lugar de observación φ:+42º 39’ 40”, λ: 0h 32m 27s.5 W. Greenw. en torno a las 20h 10m W-Z. Distancia zenital: 32º, Azimut: 139º. Se me informó que con la llegada de la noche han sido observadas muchas estrellas fugaces. La cantidad aumentó desde las 19h 30m, tal que alcanzaron su máxima aparición entre 19h 40m y 20h. Después de las 20h 15m percibí una disminución, primero rápida y más tarde, entre las 20h 30m y 21h 30m, lenta. Es difícil dar un punto de dirección preferente, pero considero que fue algo predominante la orientación al este. El brillo fue muy diferente. La mayoría no sobrepasó la magnitud 2. Se vieron muchas estrellas fugaces de magnitud 2 hasta 0. y también algunas pocas de –1m hasta –4m. Las últimas tenían estelas más largas en proporción a la misma distancia del radiante y también su duración fue algo más grande, si bien nunca alcanzaron una duración de segundos. El color era blanco o blanco-amarillento sin cola. Las más claras dejaron en algunos lugares estelas relampagueantes y de color rojo claro. NOTA * Vide “Logos”, p. 41 y ss. BIBLIOGRAFÍA BIOSCA, Francisco M. “Astronomía” Enciclopedia Labor, Tomo I, El Universo y la Tierra. Editorial Labor, 1962. COSTA, Jesús Manuel. Voz “Aller Ulloa, R”. Gran Enciclopedia Gallega, Vitoria, T2. COUCEIRO FREIXOMIL, A. “Aller Ulloa, R”. Bibliófilos Gallegos. Santiago, 1951. DOCOBO DURÁNTEZ, José. “Las publicaciones científicas del Dr. D. R. M. Aller Ulloa”. Universidad de Santiago, 1991. FILGUEIRA VALVERDE, José. “Os ensaios en galego do Dr. Ramón María Aller Ulloa”. Pontevedra, DPP, 1989. GÓMEZ BUXÁN, César. “Xenealoxías dezanas” Descubrindo, 2003. VIDAL ABASCAL, Enrique. “Unha vida apaixoada pola ciencia e chea de bonda- de”. 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