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PROPUESTA PARA UN MANEJO INTEGRADO DE PLAGAS
EN PASTURAS TROPICALES
RODRIGO A. VERGARA R.1
1. INTRODUCCION
La producción animal no solo se ve afectada por los ecto y endoparásitos de las
especies de explotaciones pecuarias. El suministro de alimentos de baja
calidad, determina pérdidas en las empresas. En el caso de las pasturas
tropicales, fuente nutricional de gran importancia, los insectos-plagas pueden
deteriorar sus rendimientos y valor nutritivo. Este es un aspecto al cual no se le
ha dado su real atención. Los productores siempre han asociado el aporte
nutritivo de los pastos al ganado, con condiciones ecoclimáticas, tipos de suelo,
prácticas de manejo de las pasturas, tipo de éstas y fertilización, entre otras.
Debido a la incidencia nociva de especies insectiles conocidas con nombres
comunes como: miones o salivitas, gusanos ejércitos, chizas y últimamente los
chinches, se ha logrado despertar en los últimos años cierto interés por estas
plagas. Los artrópodos que se alimentan a expensas de gramíneas y
leguminosas, constituyen un grupo que es necesario estudiarlo y conocerlo.
Las pasturas tropicales requieren de una mayor atención en todos los aspectos,
para evitar problemas de tipo fitosanitario. Los insectos fitófagos de los pastos
revisten condiciones diferentes a las de otros cultivos. Cuando se requiere
adelantar el control de una plaga en pastos, intervienen diferentes componentes.
Inicialmente la especie cultivada y el tipo de plaga que la está atacando; la edad
del pasto y el tipo de explotación ganadera; el tipo de control que se seleccione
y su impacto en el ganado; y por último las posibles consecuencias de la
práctica de control, en la sanidad vegetal, animal y salud de los consumidores.
La problemática entomológica de pastos es más compleja de lo que se ha
considerado hasta el presente.
1
I.A., M.Sc. Profesor Asociado. Facultad de Ciencias Agropecuarias. Universidad
Nacional de Colombia, Sede Medellín. Apartado 1779.
1
Como resultado de controles químicos equivocados contra plagas como miones
o salivitas, chinches, gusanos del follaje y otros grupos, hoy en día se presentan
situaciones críticas en diversas zonas del país. Posiblemente por la necesidad
de un control de efecto rápido, por el daño inusitado de la plaga o por
desconocimiento, se ha abusado del empleo de insecticidas. En casi todos los
departamentos del país se ha cometido el mismo error. Para citar un solo
ejemplo, en el control de la chinche de los pastos Collaria spp (Hemiptera:
Miridae), las aplicaciones de insecticidas (solos o en mezclas) de todos los
grupos es el denominador común.
Los lectores podrán imaginarse los
problemas que se están generando.
Como es comprensible, se tiene entonces que plantear una alternativa o
estrategia de control de plagas en pasturas que sea más racional. Si el
productor, el técnico, el investigador, analizan los elementos que constituyen el
agroecosistema de las pasturas y sus objetivos, aceptaran la necesidad del
cambio. No pueden contaminarse pastos, animales, productos y consumidores,
con la excusa del control de una plaga.
Las consideraciones anteriores se han elaborado para demostrar como estos
elementos de la producción animal, tienen que preservarse. A nivel mundial se
viene impulsando el empleo de tecnologías que trabajen con la naturaleza y no
contra ella. Estas tecnologías pueden combinarse. Se ha comprobado que el
Manejo Integrado de Plagas (MIP) es el método más acertado, ventajosos y
ecológicamente más limpio para el control de plagas. En este documento se
presenta una propuesta de MIP en pasturas tropicales.
2. ANOTACIONES SOBRE EL MANEJO INTEGRADO DE PLAGAS
Los artrópodos que son comunes a las pasturas tropicales y en especial
aquellos que son nocivos, motivan al hombre a la selección de métodos de
control de plagas. Se reconoce que ningún método en forma unilateral puede
brindar resultados exitosos a largo plazo. En el desarrollo de sus poblaciones
las plagas exhiben capacidades extraordinarias para superar condiciones
adversas. En su biología, ecología y etología, las especies nocivas presentan
ventajas que posibilitan sus éxitos y por ende sus daños. Cuando están
presionados por una sola forma de control, como en el caso del uso de
insecticidas, las plagas demuestran sus capacidades y persistencia.
2
El MIP, de acuerdo con el panel de expertos de la FAO (1967) es un sistema de
manipulaciones de plagas que en el contexto del ambiente relacionado y la
dinámica de población de la especie dañina, utiliza todas las técnicas y métodos
apropiados de la manera más compatible posible y mantiene la población de la
plaga a niveles inferiores a los que causarían daño económico.
En Colombia se debe buscar un trabajo de tipo interinstitucional que facilite el
diseño de un MIP en pasturas. De los aspectos en los cuales tiene que basarse
un programa de este tipo se destacan:
-
Conocimiento de las especies insectiles, tanto en su biología, fisiología y
ecología.
-
Identificación correcta de los enemigos naturales de las plagas.
-
Niveles de población y/o de daño que pueden tolerar las pasturas, sin
que se afecte la producción económicamente. Esto implica serios
conocimientos sobre la fisiología de las especies vegetales.
-
Precisar los principales factores bióticos y abióticos causantes de las
fluctuaciones estacionales y anuales de las poblaciones plagas.
-
El impacto que puedan tener las prácticas de control sobre todos los
componentes del agroecosistema.
-
Diseñar un sistema de muestreo y evaluación, que facilite la toma de
decisiones. En el caso de las plagas tiene que cuantificarse la población
para recomendar un tipo de control.
3. LOS PASTOS Y LA ENTOMOFAUNA ASOCIADA
Las especies vegetales utilizadas en las pasturas colombianas (gramíneas y/o
leguminosas), no han sido un tema de estudio constante en el aspecto
entomológico. Las investigaciones sobre los grupos insectiles nocivos son
puntuales. Es preciso insistir que la complejidad de los problemas con plagas en
pastos obliga a la búsqueda e implementación de soluciones diferentes a las
3
utilizadas en los cultivos tradicionales. Generalmente los pastos no tienen un
alto valor económico, los potreros se manejan en muchas ocasiones sin criterios
técnicos y además es frecuente el uso irracional indiscriminado de insecticidas.
Los pastos y los insectos asociados a ellos presentan una co-evolución a través
del tiempo que no puede ser desconocida.
Cronológicamente los pastos se originan en la era Terciaria (70 millones de
años) y su evolución ha estado asociada al pastoreo de animales. Vargas
(1984) afirma que existen unos 700 géneros de gramíneas con 10.000 especies
de los cuales son importantes unas 40 y destaca los géneros Agrostis,
Andropogun, Axonopus, Brachiaria Cenchrus, Choris, Cynodon, Dactylis,
Digitaria, Festuca, Lolium, Melinis, Panicum, Paspalum y Pennisetum entre
otros. Aunque se han desarrollado investigaciones entomológicas en varios de
estos géneros, cuando se hace un inventario de entomofauna no se especifica
esa relación, planta-insecto.
Con relación a los problemas entomológicos en pastos hoy en día, valdría la
pena que en cualquier análisis que se efectúe, se tenga en cuenta la aparición
cronológica de los insectos hace más de 350 millones de años. A partir de
ancestros poco evolucionados han llegado a especies con grandes capacidades
de adaptación. En los pastos afectan todas las estructuras vegetales e inclusive
existen especies insectiles capaces de tener en la fase de su ciclo un diferente
modo de alimentación. Esto es importante para estructurar planes de MIP.
La modalidad de una ganadería extensiva, aunada a factores de composición
genética de los hatos, y a unas condiciones nutricionales de los suelos muy
pobres, en zonas de vida con características climáticas difíciles, determinan que
la producción, calidad y disponibilidad de pastos para los animales sean
precarias. Dentro de las recomendaciones para un óptimo manejo de los
potreros no solo se incluirían las que solucionen los problemas anteriores, es
también necesario buscar un adecuado manejo de los problemas fitosanitarios y
dentro de éstos los ocasionados por las especies insectiles. Para que el
productor y el técnico puedan adelantar correctas prácticas de manejo de plagas
necesitan reconocer cuales son los insectos fitófagos más incidentes y en
especial desarrollar métodos de evaluación que les permitan en forma oportuna
establecer las diversas maneras como las plagas inician la colonización de los
potreros, los lugares preferidos para su desarrollo y las épocas críticas de
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ataques. Esto debe entenderse como el acopio del conocimiento sobre la
biología, la ecología y la etología de las plagas para poder practicar un óptimo
manejo de las pasturas y los organismos competidores.
3.1 INVENTARIOS ENTOMOLOGICOS EN PASTOS
Debido a una sub-valoración de la importancia de los artrópodos asociados a los
pastos, existen pocos inventarios. En Colombia no se tiene un diagnóstico
preciso sobre la biodiversidad de insecto y ácaros de las pasturas. Posada
(1989) hace un inventario de 87 especies atacando pastos en Colombia,
ubicadas en 70 géneros y pertenecientes a 33 familias y 8 órdenes. En cambio
Zenner y Saldarriaga (1987) mencionan 21 especies, las cuales incluyen en 7
grupos a saber:
Chisas; trozadores o tierreros; comedores de follaje;
cucarroncitos del follaje; chupadores; miones o salivitas, y hormigas, en cada
uno de ellos se destacan las especies de interés económico. El CIAT (1986)
ordena las plagas de los pastos según las etapas vegetativas en diferentes
grupos así: Plagas durante el establecimiento (trozadores y comedores de
follaje) y plagas de praderas establecidas (1. Plagas que atacan el follaje:
masticadores; raspadores, chupadores.
2.
Barrenadores del tallo. 3.
Perforadores de botones florales y 4. Plagas que atacan la raíz).
En Colombia los géneros con mayor número de especies que se han registrado
atacando pastos son: Blissus spp (4 especies); Aeneolamia spp (5 especies) y
Mocis spp (5 especies); el orden que aporta el mayor número de familias es
Homoptera con diez y 35 especies fitófagas (Posada, 1989). En zonas del
Tolima, Esguerra, Laiseca y Vergara (1991) precisaron que el principal problema
en los pastos está representado por las especies Aeneolamia reducta
Lallemand, Aeneolamia flavilatera Urich y Zulia colombiana Lallemand.
Recientemente en Antioquia Yepes (1993) demostró que el insecto más común
en los pastos es Collaria sp (Hemiptera: Miridae), reconocido como tal en 18 de
32 explotaciones pecuarias evaluadas; Draeculacephala sp (Homoptera:
Cicadellidae) de importancia económica en varias fincas y zonas, y además los
miones Zulia colombiana y Zulia pubescens F.
Como las principales plagas de los pastos en Colombia, Posada, Zenner y
Calderón (1971) presentaban las siguientes especies: Spodoptera frugiperda
J.E. Smith; Agrotis ipsilon Hufnagel (Lepidoptera-Noctuidae); Ancognatha spp,
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Euetheola spp, Cyclocephala spp (Coleoptera-Scarabaeidae); Blissus spp
(Hemíptera-Lygaeidae); Aeneolamia spp (Homoptera-Cercopidae); Antonina
graminis Maskell (Homoptera-Pseudococcidae); Targiona sacchari Cokerell
(Homoptera-Diaspididae); Epitrix sp (Coleoptera-Chrysomelidae); Agriotes spp
(Coleoptera-Elateridae); Sipha flava, Rhopalosiphum maidis Fithc (HomopteraAphididae) y además Empoasca sp, Cicadulina sp y Draeculacephala sp
(Homoptera-Cicadellidae).
Navas (1989) presenta la entomofauna de los pastos agrupada en solo tres
plagas principales a saber: saliveros a los cuales llama también salivazo, mosca
pinta, chinche salivosa o miones y relaciona los géneros Prosapia, Tomaspis y
Aeneolamia; Chinche de la grama o chinche de los pastos: Blissus insularis
Barber y los gusanos cortadores con las especies Spodoptera frugiperda (J.E.
Smith) y Mocis latipes (Guen). Para la región Centroamericana, este último
grupo constituye el principal problema, presentándose ataques severos
considerados como devastadores.
Los inventarios realizados por Bernal (1991) logran destacar unas doce (12)
plagas de cinco (5) órdenes y siete (7) familias. Se incluyen en este trabajo, los
tierreros (Spodoptera, Agrotis); las chizas (Ancognatha, Euetheola,
Ciclocephala), los miones (Aeneolamia, Zulia); chinches (solo el género Blissus);
la pulguilla (Epitrix), los saltahojas (Empoasca, Draeculacephala) y el áfido
amarillo (Sipha).
El orden Homopotera, es el que según Gallego y Vélez (1992), tiene el número
más alto de especies, en un total de siete (7) familias. Estos autroes presentan
un listado de 35 especies fitófagas sobre los pastos.
4. PLAGAS DE IMPORTANCIA ECONOMICA
Para efectos del análisis que se propone este documento, un grupo insectil
puede ser constituido bien sea por su taxonomía, su hábitat, su especialización
alimentaria, por la naturaleza del daño o por otros aspectos bioecológicos. A
continuación se presenta información abreviada sobre los principales complejos.
4.1 DE HABITOS ALIMENTICIOS MASTICADORES
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Diversos grupos insectiles, cuyas especies tienen hábitos alimenticios
masticando, trozando o cortando partes de las plantas gramíneas y/o
leguminosas de mayor siembra en pasturas, potreros y similares
denominaciones se han reportado como plagas en el país. Para Posada (1989)
los complejos más comunes están ubicados en los ordenes Orthoptera
(Acrididae); Coleoptera (Scarabaeidae, Lycidae, Coccinellidae, Tenebrionidae,
Meloidae, Chrysomelidae y Curculionidae); en Lepidoptera (Hesperiidae,
Arctiidae, Noctuidae y Pyralidae), además del orden Díptera en la familia
Cecidomyiidae y el Hymenoptera (Formicidae).
4.1.1 Grupo de trozadores o tierreros. En el suelo de pasturas o praderas a
diferentes profundidades es común encontrar formas biológicas de varias
especies insectiles, en casi todos los casos del orden Lepidoptera que afectan el
sistema radicular de los pastos y cortan además las plántulas a ras del suelo.
Los daños pueden detectarse por cuanto los ataques los realizan en parches o
focos. Se han detectado haciendo este daño especies como: Agrotis ipsilon;
Spodoptera frugiperda, Feltia sp estas larvas se encuentran bajo la superficie del
suelo.
Los tierreros son de hábitos nocturnos o crepusculares tanto en su estado
causante del daño o sea larvas y en el estado adulto. Depositan las hembras
los huevos en grupos en hojarasca, cavidades del suelo, residuos de cosecha,
pudientdo una especie colocar de 200 a 1000 huevos durante unos 8 días; estos
huevos incuban entre 6 a 10 días son estriados radialmente y las larvas que de
allí emergen son eruciformes poseen 3 pares de patas en el tórax, 4 pares de
pseudopatas abdominales y un par anal o telson; alcanzan a medir hasta 4.5
cms en su máximo desarrollo; empupan en el suelo en celdas elaboradas con
terrones material vegetal. La larva puede vivir entre 20 a 25 días y la pupa de
15 a 25 días de acuerdo a las condiciones climáticas (Vélez, 1985).
El control de estas especies debe basarse en estrategias combinadas que
conduzcan a un MIP y por esto debe pensarse en respetar la abundante fauna
benéfica que las controla tal como los parasitoides: Gonia sp; Incamya sp,
Eucelatoria sp, Archytas sp (Diptera-Tachinidae); Apanteles sp, Meteorus sp
(Hymenoptera-Braconidae) y predatores como:
Polistes sp (Vespidae),
Calosoma sp (Carabidae), Zelus sp (Reduviidae), así como entomopatógenos en
especial Metarhizium sp.
7
En el control cultural debe pensarse en el empleo de prácticas como
sobrepastoreo, riego, preparación del suelo, etc. y si se requiere un control
químico lo más prudente es acudir al uso de cebos envenenados a base de
Bacillus thuringiensis Berliner (Vélez, 1985).
4.1.2 Complejos de hormigas. Constituyen un problema importante en las
praderas, abundan con preferencia en las sabanas nativas y ocasionan daños
graves en la fase de establecimiento de las praderas. Su daño consiste en
trozar las plántulas recién emergidas, bien sea de gramíneas o leguminosas, las
plántulas mueren porque no compensan el daño mediante su rebrote. Las
hormigas son también plagas en potreros establecidos de leguminosas o
gramíneas.
En Colombia, Posada (1989) señala como las hormigas que atacan el Pasto
Imperial: Brachymyrmex sp; Iridomyrmex humilis (Mayr) y Pheidole sp
(Hymenoptera-Formicidae).
Otras especies mencionadas con mayor frecuencia son: Acromyrmex landolti,
Atta cephalotes (L) y Atta laevigata (Smith); estas plagas viven bajo la superficie
del suelo en hormigueros densamente poblados, especialmente por obreras,
pero en las colonias hay además una ó más hembras fértiles (reinas) y los
machos o zánganos; King y Saunders (1984) afirman que la población puede
alcanzar el millón o más individuos y Vélez (1985) quien cita a Wille, dice que
una colonia requiere para alcanzar su máximo desarrollo 10 años y para ese
tiempo el nido puede alcanzar una superficie de 100 m2 y con unas 100
cámaras, con unos 3 millones de obreras con una reina única.
Las hormigas defolian los cultivos haciendo cortes semicirculares en los
márgenes de las hojas, son activas y laboriosas, recorren grandes distancias a
través de senderos que marcan para así poder transportar a sus hormigueros el
material que cortan, el cual mastican y preparan para que les sirva de sustrato
para cultivar el hongo Pholiota (Rhozites) gongylophora u otros, el cual sirve
para alimentar las formas inmaduras y obreras. Hay especificidad entre hongos
cultivados y hormigas (Vélez, 1985).
El control de este grupo se dificulta por cuanto sus hormigueros son profusos
(hasta 20 por hectárea) donde se han establecido, por esta razón se investiga la
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actividad de plantas con efectos repelentes o fúngicos, como Tagetes sp y
Canavalia ensiformis y estudios sobre tolerancia de especies vegetales como
Brachiaria humidicola en lugar de susceptibles como Andropogon gayanus
(CIAT, 1985; King y Saunders, 1984).
El control químico debe hacerse con preferencia empleando cebos tóxicos
elaborados en una matriz (pulpa de naranja o pasto seco) y melaza como
atrayentes; ácido propiónico como preservativo y una sustancia tóxica que
puede ser un insecticida microencapsulado. Estos cebos son más ventajosos
porque: se pueden hacer en cada localidad; la microencapsulación facilita la
liberación sostenida del insecticida y reduce la toxicidad; las hormigas son
atraídas y llevarán el cebo a sus cámaras; se reduce la persistencia y
destrucción de fauna benéfica, en especial parasitoides y predatores (CIAT,
1985).
4.1.3 Plagas comedoras de follaje. El grupo de especies que se denominan
como comedores de follaje pertenece en forma particular al orden Lepidoptera.
Para el caso de Colombia, Posada (1989) registra varias especies tales como:
Arctia sp, Estigmene sp (Lepidoptera-Arctiidae); Cirphis sp; Heliophila sp;
Heliothis zea (Boddie); Mocis latipes (Guenée); Mocis repanda (F.); Mocis sp;
Spodoptera sp; Spodoptera frugiperda (J.E. Smith) y Thioptera botyoides
(Guenée) todas las anteriores pertenecen a la familia Noctuidae. El estado
causante del daño es la larva, se les denomina además gusanos cortadores, los
cuales se presentan ocasionando los ataques durante los veranos prolongados y
obviamente con altas temperaturas (Navas, 1989).
De acuerdo con lo expresado por CIAT (1982) los llamados gusanos "Santa
María" Antarctia sp (Arctiidae) atacan el follaje de las gramíneas, la larva es
negra con franjas transversales de color rojo anaranjado y el cuerpo cubierto
totalmente de setas largas y negras, con estas y la seda teje un capullo sobre el
follaje o tallo de las plantas, dentro del cual empupa. Tiene hábitos gregarios y
ataca por focos.
Como plaga severa, cuando hay irrupciones, califican a Mocis latipes (Guenée),
King y Saunders (1984), que es conocido como el falso medidor de los pastos.
Las hembras colocan huevos en forma aislada en el envés de las hojas cerca a
la nervadura central, durante los primeros 8 días de los 10 a 15 que viven los
adultos. Los huevos son redondeados con estrías radiales, pasan por diferente
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color, cuando recién puestos son cremas, luego verde pálido y cerca a la
eclosión verde grisáceo; entre 150 a 400 huevos son generados por cada
hembra, eclosionando en unos 10 días.
Las larvas son eruciformes, con 3 pares de patas torácicas, 2 pares de
pseudopatas abdominales que se ubican en los segmentos 5 y 6, un par anal o
telson. Su color puede ser verde oscuro con rayas longitudinales castaño
oscuro, separadas por bandas amarillas, se desplaza arqueándose y come de
los bordes de la hoja hacia la nervadura central, pueden alcanzar a medir hasta
50 mms, pasan por 7 instares y pueden vivir entre 15 a 40 días. Empupa en un
capullo envuelto en el follaje, son las pupas tipo obtecta, color café oscuro.
Alcanzan a durar como tales entre 8 a 15 días. El daño de esta plaga es al inicio
en focos o calvas y luego en un corte uniforme se afirma que una larva puede
consumir en promedio 442 mg de pasto San Agustín Stenotaphrum secundatum
durante su vida (Vélez, 1985).
Quizás no existe otro grupo de plagas de los pastos que posea tantos enemigos
naturales como este, en el caso de S. frugiperda los interesados pueden
consultar el trabajo de Uribe (1993) y para Mocis latipes, Vélez (1985) da
referencias de los parasitoides Spilochalcis spp, Brachymeria spp, (Chalcididae),
Euplectrus sp (Eulophidae); Emicospilus spp (Ichneumonidae) y además los
Tachinidos: Archytas sp, Atacta sp, Oxysarcodexia sp y Winthemia sp, esto sin
mencionar predatores y patógenos.
4.1.4 Los crisomélidos. Así se denomina el complejo de Crisomelidos, estos
insectos según Zenner y Saldarriaga (1987) podrían constituirse en un problema
de importancia económica durante veranos prolongados, y presentan como
especies más comunes: Diabrotica sp, Maecolaspis sp, Diphaulaca aulica; y
Megascelis integra. En cambio CIAT (1981) referencia a Diabrotica sp; D.
gratiosa Baly; D. speciosa Germar; Gynandrobrotica sp; Cerotoma salvini Baly;
C. fascialis Erichson; C. arcuata (Oliv. ); Colaspis sp y Chaetonecma sp.
Estas plagas en su estado larval destruyen los sistemas radiculares y podrían
trozar plántulas, los adultos consumen áreas foliares entre las nervaduras
secundarias y pueden dejar perforaciones más o menos circulares. La dinámica
poblacional de estas plagas según CIAT (1981, 1986) se presenta en sus
mayores intensidades durante la época lluviosa, pero los daños más severos
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ocurren en épocas de sequía, cuando las plantas no tienen poder de
recuperación. Los daños se presentan por igual en praderas en establecimiento
como en potreros establecidos. Las pérdidas de área foliar disminuyen el área
fotosintética de la planta con la consecuente pérdida de vigor y retraso en el
crecimiento (Vergara, 1995).
La biología y el comportamiento de estas especies es muy similar. De su ciclo
de vida, los estados de huevo, larva, prepupa y pupa transcurren en los suelos.
Los huevos vistos individualmente son ovales, con su superficie reticulada, color
anaranjado o ladrillo y miden un poco menos de 1 mm; las larvas tienen diez
segmentos abdominales, en el noveno se encuentra la placa anal y en el décimo
se observa una transformación en una falsa pata que emplean para locomoción.
La cápsula cefálica es grande y al igual que la placa anal está bien esclerotizada
y de color café. Tienen tres pares de patas torácicas. Empupan en el suelo, es
exarata, de color cremoso con ojos café. el ciclo de vida se puede desarrollar
según la especie, la zona de vida y las condiciones climáticas entre 20 a 40
días. Los huevos incuban entre 5 a 7 días, las larvas viven entre 10 a 15 días, lo
mismo que las pupas y los adultos viven como mínimo 25 días (Vélez, 1985).
Los controles están apoyados inicialmente en enemigos naturales como
aracnidos de varias familias, predatores insectiles como Geocoris sp y
entomopatógenos como Metarhizium, Beauveria y Entomophthora; pero las
prácticas culturales constituyen el fundamento y se recomienda el riego si existe
esa posibilidad (CIAT, 1982; Vélez, 1985).
4.2 DE HABITOS ALIMENTICIOS CHUPADORES.
Este grupo está conformado por especies que se han especializado en la
extracción de alimento de los pastos y /o leguminosas, mediante un proceso de
succión. Para Posada (1989) las plagas que tienen este hábito alimenticio se
encuentran en los órdenes Thysanoptera (Thripidae); Hemiptera (Miridae,
Tingidae, Lygaeidae, Pentatomidae y Cydnidae); en Homoptera (Membracidae,
Cicadellidae, Cercopidae, Delphacidae, Cixiidae, Aphididae, Diaspididae,
Coccidae y Pseudococcidae).
Estos insectos plagas son chupadores de savia del follaje, de tallos, de raíces, y
de nudos, siendo reportados en pastos como: Kikuyo, Granadilla, Paja mona,
Paspalum sp; Poa sp; Guinea, Angleton, Brachiaria, Guatemala, Pará e Imperial.
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4.2.1 Complejo de saltahojas. Este es un grupo de especial interés, por
cuanto en él se encuentran especies con capacidad de transmisión de
enfermedades de tipo viral. Pertenecen al complejo de chupadores, muy
asociados con chinches. Los registros de Posada (1989) para diversas zonas
del país, incluyen: Amplicephalus brevis Linnavuori; A. funzaensis Linnavuori;
Balclutha neglecta (Delong & Davidson); Cicadulina pastusae Ruppel & Delong;
Draeculacephala soluta Gibson; Empoasca bispinata (Davidson & Delong);
Metascarta impressifrons (Signoret); Paratanus sativa Young y P. yusti Young.
Estas plagas son Homopteros de la familia Cicadellidae, pueden afectar las
leguminosas y gramíneas forrajeras, tanto los adultos como las ninfas chupan la
savia, el CIAT (1988) plantea que las especies más frecuentes son: Hortensia
similis (Walker); Empoasca sp; Agallia lingula Van Duzee; Erythrogonia
quadriplagiata (Walker); Parallaxis donalsoni Baker, P. guzmani Baker y
Graminella sp; en cambio Zenner y Saldarriaga (1987) solo mencionan:
Dicranotropis bipectinata, Cicadulina pastusae, Paratanus yusti y
Draeculacephala sp, éste último señalado como plaga principal en varias fincas
ganaderas en Antioquia, por Yepes (1993).
Cuando las ninfas y adultos se alimentan extraen con su estilete los jugos
vegetales de las hojas y partes tiernas de las plantas, observándose en estas
partes puntos o manchas blancas alrededor de los sitios de succión, con
ataques severos puede ocurrir decoloración total de la lámina foliar. En el caso
de Empoasca, el CIAT (1982) documenta un daño físico ya que la penetración
del estilete ocasiona desorganización y granulación de los plastidios celulares y
taponamiento de los haces conductores, lo que se traduce en malformación de
las hojas y cuando los ataques son severos, en una necrosis moderada. Los
daños de los saltahojas deterioran severamente la calidad del forraje,
disminuyen el rendimiento y causan retraso en el desarrollo de las plantas
(CIAT, 1982; Vélez, 1985).
El ciclo de vida de los saltahojas es muy similar, los huevos son insertados
dentro de los tejidos en el envés de las hojas, de nervaduras, peciolos o tallos
de los pastos; estos huevos eclosionan en 1 ó 2 semanas; las ninfas pasan por
5 instares, ápteras, se alimentan en el envés y pueden llegar a vivir de 8 a 20
días; los adultos tienen una forma general de cuña, colores variados y con pintas
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y máculas sobre sus elitros, viven entre 2 a 3 meses (Vergara,1995).
El control de estas plagas está relacionado con prácticas como manejo de la
fertilización (no exceder el nitrógeno), uso del riego y favorecer la acción de
control natural de hongos como Entomophthora, predatores como las arañas y
chinches de las familias Nabidae y Reduviidae (CIAT, 1982; Vélez, 1985).
4.2.2 Salivitas, salivazos o miones. Estos insectos fitófagos se les denomina
además como salivazos o saliveros y de ellos se tienen registros de especies
afectando Kikuyo, Angleton, Brachiaria, Guinea, Imperial. De las especies más
frecuentes se pueden mencionar: Aeneolamia lepidior (Fowler); A. reducta
(Lallemand); A. varia (F.); A. varia - bogotansis Distant; Aeneolamia sp; Zulia
colombiana Lallemand y Z. pubescens (F.) (Posada, 1989). En este grupo que
tiene una alta dinámica poblacional, tanto los estados ninfales como los adultos,
están capacitados para realizar daños.
Este es el grupo de homopteros que se considera la principal plaga de las
gramíneas forrajeras. CIAT (1982, 1985, 1986, 1987) dice que se les llama
además salivitas, "candelilla" (Venezuela), "Mosca pinta" (México), Cigarrinha
(Brasil) y se registran diversas especies de los géneros Aeneolamia, Zulia, Deois
y Mahanarva, así mismo de esta familia Cercopidae se tienen los géneros
Clastoptera y Sphenorrhina.
El ataque que producen se traduce en la extracción de savia ocasionando
pérdida de vigor de las plantas, disminución en el rendimiento, pérdidas en la
calidad del follaje que repercute en la palatabilidad, además de disminuir en
forma significativa el contenido de Nitrógeno y Azufre en las hojas atacadas.
Las ninfas que se encuentran recubiertas de una secreción húmeda similar a
una saliva, pican las partes descubiertas de las raíces y las zonas bajas del tallo
alcanzando los haces vasculares, restringiendo el paso del agua y nutrientes y
por los efectos de la succión de savia producen clorosis intensa en los pastos
afectados (CIAT, 1981, 1982, 1985). Pero el CIAT (1982) anota que los daños
más severos son causados por los adultos ya que provocan el secamiento del
follaje produciendo un síntoma típico de quemazón, esto por cuanto el adulto al
alimentarse inyecta sustancias cáusticas que afectan el parénquima foliar; se
afirma que en su saliva hay presencia de enzimas amiolíticas y oxidantes y
varios aminoácidos con efectos tóxicos de acción sistémica en el tejido de la
13
planta.
Las hembras colocan los huevos en el suelo a 1 ó 2 cm de profundidad o los
coloca sobre la superficie del suelo o en residuos vegetales, son de forma
alargada, color amarillo cremoso y cerca a la eclosión son rojizos y con un 80 a
90% de humedad eclosionan en 15 días, el número de huevos por hembra es
variable y puede ser de 30 a 300. Las ninfas son pequeñas con una longitud
promedia de 1 mm y se caracterizan por no poseer zonas quitinizadas y estar
rodeadas por las sustancias viscosas como tipo salivas; pasan por cinco instares
y viven de 35 a 60 días. Los adultos tienen hábitos aéreos, son de frente
convexa y sobresaliente con dos pequeños ocelos en medio de los ojos
compuestos que son más protuberantes. Antenas cortas y setaceas con dos
segmentos basales cortos y el resto filiforme. Pronoto grande, hexagonal o
trapezoidal. Sus colores son variados y pueden vivir entre 15 a 25 días (CIAT,
1982; Vélez, 1985).
El control de los miones debe enmarcarse en un MIP, iniciando con la siembra
de gramíneas tolerantes o resistentes a los daños y que tengan capacidad de
rebrote.
Entre los enemigos naturales se referencia por Vélez (1985)
Salpingogaster spp (Syrphidae) depredador muy activo, lo mismo que los
chinches: Castolus sp, Zelus sp y Apiomerus sp (Reduviidae) y entre los
entomopatógenos el hongo Metarhizium anisopliae. El control cultural basado
en: la selección de gramíneas propias para cada región; la diversificación de
pastos; el establecimiento de praderas mixtas; usar el pastoreo
estratégicamente; hacer quemas dirigidas y manejar la fertilización puede
complementar la estrategia de MIP (Vergara, 1995).
4.2.3 El grupo de los chinches. En Colombia, se han reportado daños de
plagas denominados chinches en diversas zonas, afectando en los potreros
Kikuyo, Guatemala, Pángola, Pará y Brachiaria entre otros. Las especies
mencionadas por Posada (1989) son: Collaria oleosa Distant (HemipteraMiridae), Leptodictya tabida (Herrich-Schaeffer) [Tingidae]. Blissus insularis
Barber; B. leucopterus (Say); B. pulchellus Montadan; Blissus sp (Lygaeidae);
Solubea sp (Pentatomidae); Alkindus atratus Distant (Cydnidae). Como en otros
grupos de plagas que tienen estos hábitos, tanto las formas inmaduras (ninfas)
como las maduras (adultos) ocasionan los daños.
Las plagas del orden Hemiptera que son señaladas ocmo de importancia
14
económica en los pastos son: Blissus spp (Lygaeidae), Collaria spp (Miridae).
En el caso de Blissus las lesiones las producen en raíces, bases de los tallos,
ocasionan marchitez, amarillamiento, desecación del follaje, achaparramiento y
en ocasiones muerte de la planta; en los ataques de Collaria cuando se produce
la alimentación se observan puntos blancos en el follaje, el daño retarda el
crecimiento de los pastos y reduce su calidad y palatabilidad para el ganado
(King y Saunders, 1984; Metcalf y Flint, 1978).
La distribución de los daños de estos insectos en los potreros es por focos,
parches o manchas, lo cual facilita su detección ya que pueden visualizarse en
forma rápida. Esta situación señala el procedimiento de control cuando se
acude a productos químicos y no hacerlo en forma generalizada.
Las hembras de Blissus depositan sus huevos debajo del follaje cercano a la
base de los tallos, o si el suelo está suelto en o cerca a las raíces, estos huevos
incuban entre 8 a 10 días y las ninfas recién nacidas tienen la cabeza y el tórax
color marrón, el abdomen varía del rojo al anaranjado, con una mancha casi
negra al final del abdomen, pasan por 5 instares, pueden vivir unos 25 a 30 días
en estado y en el último estadio adquiere las alas. Los adultos tienen el cuerpo
negro, las cubiertas de las alas son blancas y cada una de ellas está marcada
con una mancha negra triangular a la mitad de sus márgenes externos. Las
patas son color rojizo a amarillo rojizo, alcanzan a vivir más de 90 días (King y
Saunders, 1984; Metcalf y Flint, 1978).
A partir de 1992, se han realizado registros en diversas zonas de Colombia, del
daño a potreros de Kikuyo P. clandestinum de especies del género Collaria spp
(Hemiptera-Miridae). Según los lugares donde se ha reportado, se le han
asignado nombres comunes como "el secador" (Boyacá); "chinche" "grillo de los
pastos" y "saltador" (Antioquia) y "chinche chupador de los pastos"
(Cundinamarca).
Aunque se ha señalado a este insecto como una nueva plaga de los pastos en
Colombia, se tienen registros de su presencia desde 1953 cuando se le detectó
atacando pastos en Bello (Departamento de Antioquia) y se identificó como
Ultimamente se ha reportado la especie C.
Collaria oleosa (Distant).
columbiensis (Carvalho).
15
De Menezes (1990), comenta que el género Collaria Provancher 1872, está
representado en la región Neotropical por cuatro especies todas graminícolas las
cuales son: C. explicata Uhler; C. oculata (Reuter); C. scenica Stäl y C. oleosa
Distant.
El tamaño de los adultos de Collaria es variable, lo cual depende de las zonas
de vida donde se encuentre y del tipo de planta hospedera de la cual se
alimenta. Pueden medir de 6 a 8 mm de largo y son de cuerpo elongado y
estrecho. El color es castaño claro, el pronoto y la cabeza son más oscuros. La
diferenciación de hembras de los machos es clara por cuanto las primeras son
más gruesas y su ovipositor se evidencia con facilidad.
Las hembras hacen sus oviposiciones entre la vaina de la primera hoja y la base
del tallo en los pastos afectados, de esta forma los huevos van insertados a lado
y lado, en camadas simples, con los operculos próximos a la parte marginal de
la vaina. En cada postura pueden encontrarse de 2 a 14 huevos con un
promedio de 6 a 8. Estas posturas incuban entre los 12 a 13 días (De Menezes,
1990).
Las ninfas y adultos, se alimentan de hojas nuevas o tiernas. Los adultos con
frecuencia se les puede encontrar en la parte apical de rebrotes de los pastos
(gramíneas). Las ninfas se protegen en la parte basal de los tallos. En el
proceso alimentario los adultos introducen el estilete de su aparato alimenticio, a
través de la epidermis, rompiendo de esta manera las paredes de las células
cercanas al mesofilo. Al repetir esta acción el insecto deja grupo de estrias
paralelas cloróticas o decoloradas. Las estrías se necrosan por muerte del tejido
y así pueden producir el secamiento de los pastos (De Menezes, 1986 y
Kalvelage, 1988).
En Antioquia Yepes (1993) afirma que el establecimiento de praderas donde
predomina el Pennisetum clandestinum, la muy baja población de leguminosas,
la ausencia de cultivos agrícolas para programar rotaciones periódicas y la
excesiva utilización de fertilización nitrogenada, con la exclusión permanente del
potasio, está condicionando el incremento de las poblaciones de Collaria y otros
insectos chupadores.
16
Las especies de Collaria se han reportado alimentándose de las plantas: Avena
Negra (Avena strigosa); Pasto orchorol (Dactilus glomerata); Festuca (Festuca
arudinacea); Pasto Lanudo (Holcum lanatus); Acebo (Dolium multiflora); Maíz
(Zea maiz); Trigo (Triticum sp); Arroz (Oryza sativa); Pasto Kikuyo (Pennisetum
clandestinum); Pasto Pangola (Panicum numidianum); así como en los géneros:
Phalaris spp; Stenotaphrun spp; Lolium spp y Brachiaria sp.
5. SISTEMAS DE MUESTREO Y EVALUACION DE PLAGAS.
Antes de implementar cualquier medida de control, los técnicos y los productores
deben tener en cuenta que se requiere una cuidadosa evaluación de los daños
y/o nivel de población de los insectos plagas que serán el objetivo de un
adecuado programa de manejo. Para esto es necesario tener en cuenta toda la
información posible sobre la biología, la ecología y el comportamiento de las
especies insectiles. Debe entenderse que las plagas de las pasturas tropicales
son un fenómeno bioecológico y deben ser manejadas las situaciones críticas
con ellas con medidas bioecológicas (Vergara, 1995).
La evaluación de plagas en los potreros tiene que ser permanente, ya que en
ocasiones el daño que manifiesten los pastos, puede ser superior al que se
puede tolerar. Es decir la gravedad de una plaga puede calificarse según su
nivel de daño económico y este puede ser más bajo que el daño visual. Cuando
se hacen cuantificaciones de una plaga, deberá tenerse en cuenta que los
insectos si correspondan a poblaciones del lote y no de migraciones. También
es fundamental tener en cuenta el estado del tiempo. En el caso de Collaria, se
informa que según estudios de dinámica poblacional, se registran altas
poblaciones de la plaga, tanto en época seca como lluviosa. Sin embargo, hay
diferencias en el nivel de daño. En época seca, es mayor, porque a la presencia
de la plaga, se suman otros factores, que inciden como la temperatura y sequía
(La República, agosto 1997). En las épocas de lluvias el daño de Collaria, es
menos perceptible por el rápido crecimiento del pasto y la abundancia del
forraje.
Debido a que las poblaciones de insectos exhiben diferentes patrones de
dispersión en los campos y en las plantas (espacio) y en el tiempo, debe tenerse
en cuenta este aspecto al diseñar una estrategia de muestreo. Los insectos
pueden estar distribuidos al azar, en forma uniforme o en agregados. Además
17
se recomienda definir el número de muestras que se deben tomar para que la
evaluación sea confiable (Vergara, 1995).
La evaluación de cada caso con una plaga en un potrero llevará a los
interesados a poseer un nivel de daño o población que facilite la toma de
decisiones. Se pueden utilizar diversas formas para este proceso, dependiendo
de cada caso en particular pero en general la magnitud y complejidad de los
daños ocasionados por las especies insectiles en los pastos puede hacerse
utilizando la escala propuesta por CIAT (1982). Las escalas conducen a
establecer un nivel que bien manejado facilite decidir y así disminuya la aversión
al riesgo por parte de los profesionales que están al frente del manejo técnico de
los potreros. La escala propuesta es la siguiente:
Grado
1
2
3
4
Observaciones
Presencia de insectos; daño menor del 1% o
ausencia de daño
Daño leve
Daño moderado
Daño grave
Para la aplicación de esta escala se requiere objetividad y conocimiento
detallado del tipo de daño que es producido por la especie evaluada. Puede
emplearse con los diferentes grupos o complejos de plagas.
5.1 ESCALA PARA DAÑO DE TIERREROS
En el caso del grupo de plagas descritos en el numeral 3.1.1 de este documento,
la escala recomendada es:
Grado
1
2
Observaciones
Ausencia de daño, no se encuentran plántulas
trozadas.
Daño leve: menos del 10% de plántulas trozadas
necesidad de implementar control).
18
3
4
Daño moderado: entre 11 y 20% de plántulas
trozadas (nivel de daño económico).
Daño grave: más de 20% de plántulas trozadas.
5.2 ESCALA PARA DAÑO DE MASTICADORES
La escala que se presenta puede ser usada para aquellas especies de plagas
descritas en esta publicación en los numerales (4.1.1; 4.1.2; 4.1.3 y 4.1.4).
Grado
1
2
3
4
Observaciones
Ausencia de daño. Plantas con el área foliar completa y
ausencia de perforaciones.
Daño leve: los insectos han hecho perforaciones o han
consumido entre el 1 y 10% del área foliar.
Daño moderado: los insectos han consumido entre el 11 y
20% del área foliar (empleo del control)
Daño grave: los insectos han consumido más del 20% del
área foliar.
5.3 ESCALA PARA DAÑO DE CHUPADORES
En este caso hay dos grupos que por similitudes en el comportamiento pueden
diferenciarse: uno conformado por las chicharritas o saltahojas y los chinches y
el complejo de miones de los pastos, para los cuales pueden usarse dos escalas
diferentes, así:
5.3.1. Escala para el complejo de saltahojas y chinches.
Grado
1
2
3
Observaciones
Ausencia de daño: color de las plantas normal, sin
decoloraciones, ni moteados.
Daño leve: algunas hojas ocn decoloración o moteado, en
no más de una tercera parte del follaje.
Daño moderado:
manchas de color amarillo o
blanquecinas que cubren entre 1/3 y 2/3 del área foliar.
Hay inicio de amarillamiento y necrosis.
19
4
Daño grave: hay amrillamiento casi total del follaje y se
observa defoliación.
5.3.2 Escala para miones o salivitas
Grado
1
2
3
4
Observaciones
Ausencia de daño: follaje con color normal, no hay
ninfas ni adultos.
Daño leve: plantas con pocas manchas largas o
rayas de color amarillo pálido; se encuentran
algunas ninfas y/o adultos.
Daño moderado: plantas con abundantes manchas
largas o rayas de color amarillo; algunas hojas con
coloración parda o marrón. Se encuentra una
mediana población de ninfas y adultos.
Daño grave: plantas con coloración parda o marrón
en casi todo el follaje, se encuentran algunas plantas
muertas.
Estas escalas no constituyen una herramienta absoluta y definida, pueden
adaptarse o buscar su flexibilidad pero con criterio entomológico y razonando en
cada caso las alternativas. En cada finca o una zona geográfica en particular es
posible que la dinámica del problema insectil obligue a efectuar modificaciones
en las escalas y/o metodologías de evaluación.
6. COMENTARIOS SOBRE LA PROPUESTA
En el contenido de este documento se han presentado algunos de los
componentes de un MIP en pasturas. Se han especificado los principales
problemas entomológicos. De las plagas de mayor interés se presentan datos
de su ciclo, biología, daños y controles en forma general. Además se ha
planteado la necesidad de un proceso de evaluación con modelos de escalas de
daño.
Deberá tenerse en cuenta que el sistema de evaluación y muestreo que se
adopte debe basarse en el conocimiento de la distribución espacial del
20
organismo nocivo, el número y la localización de las muestras que deben ser
tomadas y el instrumento diseñado o adoptado para el muestreo. Es factible
definir en muchos casos el número de muestras, pero ello depende de quien
toma las decisiones y además de la aversión al riesgo de estas personas. De
todas maneras tiene que entenderse que un MIP en pastos se deben asumir
responsabilidades, es por esto que estimados de densidad relativa de
organismos tienen que correlacionarse con los niveles de daño tolerables. Las
decisiones implican costos no sólo económicos, sino ecológicos y sociales.
Los pastos deben manejarse como cualquier cultivo agrícola y cada práctica que
se introduzca debe ser considerada con relación a los posibles efectos sobre los
componentes del agroecosistema. Es así como la excesiva aplicación de
productos nitrogenados estimula un crecimiento vegetativo exagerado, creando
mayor humedad alrededor de las plantas, conduciendo a un acolchonamiento de
los pastos y facilitando la infección de hongos fitopatógenos; en cambio el
potasio contribuye a la firmeza de los tejidos y mejora la tolerancia a los
fitopatógenos.
El azufre es fundamental en el metabolismo del Nitrógeno y permite una rápida
conversión de los nitratos en aminoácidos y proteínas, disminuyendo así los
riesgos de acumulación de nitritos y nitratos, éstos últimos como resultado del
uso frecuente y excesivo de materia orgánica en la porquinaza líquida.
En Antioquia se han detectado, como en otros lugares del país, incrementos de
insectos-plagas chupadoras motivadas en el uso irracional de fertilizantes
orgánicos, lo cual ha llevado al empleo de insecticidas con las consecuentes
implicaciones en los desarreglos de la salud animal, presentando los animales
niveles anormales de la actividad de la colinesterasa.
Los métodos de control que en cada caso se implementen deben da basarse
ante todo en la seguridad que representen para los usuarios, los animales y los
consumidores; en la efectividad biológica para reducir poblaciones plagas y
evitar daños y además en las ventajas económicas, ecológicas y sociales. Debe
recordarse que los pastos producen una elevada biomasa, tienen un crecimiento
denso y con abundante follaje. Este es un medio óptimo para la multiplicación
de organismos nocivos, además de ello impide la adecuada penetración de los
agrotóxicos.
21
Los productores tienen que reconocer la importancia de los artrópodos-plagas y
en el caso de problemas en las pasturas hacer un análisis cuidadoso de la
situación. No incurrir en la aplicación irracional de plaguicidas, en especial
insecticidas. Estos productos deben considerarse como el último recurso. En
los programas de MIP y de acuerdo con el tipo de plaga se pueden seleccionar
métodos de control compatibles. Recordar ante todo un manejo de las pasturas,
como un cultivo. Los mismos animales en turnos de pastoreo controlado
reducen poblaciones de plagas y a veces es recomendable hacerlo en forma
intensiva. Se impone un uso racional de los fertilizantes, en especial los de tipo
orgánico. Respetar la acción de los enemigos naturales, acudir al empleo de
controles biológicos y etológicos. Debe brindársele a los animales un potrero de
excelentes condiciones, libre del daño de plagas. Osorio (1997) destaca la
importancia de la calidad del potrero en el siguiente párrafo:
En muchas explotaciones, aún de ganado lechero
especializado, es común encontrar que, después del
destete, los animales salen a pastorear en los
peores potreros de la explotación, o detrás del lote
de vacas en producción, lo que implica una oferta
forrajera de escasa calidad y cantidad. Como
consecuencia de lo anterior, las novillas alcanzan la
pubertad a una edad tardía, el crecimiento mamario
se retrasa y, por la tanto, al llegar a la primera
lactancia estos animales lucen pequeños con ubres
poco desarrolladas, y con altas posibilidades de
tener problemas durante el parto.
22
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