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los duendes existen porque hasta ahora nadie ha
podido demostrarnos que no existen.
En el campo de la jurisprudencia también
es frecuente su presencia porque allí se aplica
el principio de que ignorar la existencia de la
prueba exige el tener que considerar inocente a
un implicado hasta tanto no se le haya probado
su culpabilidad.
Esto es, apelaríamos a la ignorancia al recurrir
al argumento de ignorar el asunto, o haciéndole
decir a un contradictor lo que él nunca ha
dicho, o malinterpretarlo para poderlo refutar, o
cambiándole sutilmente el tema, etc.
Apelación inapropiada a la autoridad (celebridad),
“ad verecundiam”
Se presenta al argumentar que una determinada
conclusión es verdadera por estar apoyada en el
veredicto de una autoridad o experto, pero sin ser
éste el competente en la materia en discusión; o
como si recurrir a una autoridad nos exime de ser
ignorantes sobre la materia. Se comete falacia de
argumento ad verecundiam cuando se sustenta
un argumento con base en lo dicho por una
persona que, aún ser muy importante ella, es lega
en el asunto en cuestión.
Es bien problemática, ya que no son pocos los
grandes aportes y bellos trabajos que han podido
hacerse apelando a una autoridad. El discípulo
de Chaïm Perelman, Leo Apóstol, muy conocido
entre los Piaget-eanos, nos pone a reflexionar
cuando nos recuerda que el 98% de todo lo que
sabemos o más lo sabemos por argumentos de
autoridad.573
En el ámbito de la publicidad comercial es
donde se presentan las más flagrantes apelaciones
erróneas a la autoridad, induciéndonos a consumir
un determinado producto a través del testimonio
o seducción de un personaje (deportista, artista)
que sin conocimiento de causa aparece hablando
con autoridad sobre el asunto
“Una apelación al juicio de un distinguido físico sobre
la conveniencia de ratificar cierto tratado internacional
sería, así, un argumento ad verecundiam. De manera
parecida, admiramos la profundidad y sensibilidad
de la literatura –digamos en las novelas de Alexander
Solzhenitsyn o de Saul Bellow- pero recurrir a su
juicio en el contexto de una disputa política sería una
apelación ad verecundiam”574
Apelación a la Fuerza, “ad baculum”
Se refiere al argumento que se expresa bajo
el contexto de la vulnerabilidad o impotencia
del otro, que por estar en esta condición no tiene
más alternativa que aceptarlo, como cuando un
torturador le insinúa al torturado que diga lo
que él quiere que diga y éste sabe que no es la
verdad, pero que termina afirmándolo por obvias
razones. También se refiere a aquellos casos en
que está explícita o implícita una amenaza, como
cuando aquel dictador del Caribe expresaba en
pleno medio día “qué tan estrellada está la noche”
y quienes le rodeaban le contestaban en coro “sí,
es una hermosa noche”.
Apelación a la Sensiblería, “ad misericordiam”
Se refiere al argumento mediante el cual
busca manipularse el sentimiento o la creencia
de alguien, como cuando se aducen motivos
piadosos, desentendiéndose de la exigencia de
tener que presentar evidencias o argumentos
racionales.
“Ningún abogado defensor dejará de apelar a la
misericordia del jurado para obtener una sentencia
absolutoria o a una condena más leve… En su juicio
en Atenas, Sócrates se refiere con desdén a otros
defensores que se han presentado ante el jurado
acompañados de sus hijos y familias, buscando la
absolución en virtud de la piedad”575
Pregunta Compleja (presuposición de respuesta)
Es de las más comunes en el razonamiento
cotidiano. Se presenta al formular una pregunta
de tal forma que ya se está presuponiendo la
verdad de alguna conclusión implícita en la misma
pregunta, o al formular una pregunta sabiendo
de antemano que se responderá algo de lo cual
no teníamos evidencia. Por ejemplo, cuando con
mentiras se sacan verdades.576
La complejidad se hace más que peligrosa
cuando mediante una pregunta se busca que
alguien la responda aceptando algún hecho,
pero que al aceptarlo estaría implícita una
autoinculpación involuntaria y no cierta.
573 LEÓN GÓMEZ, Adolfo. Respuesta dada a Numas Armando Gil Olivera en “Reportaje a la Filosofía”, editorial punto inicial,
Bogotá, 1993, pág.104
574 COPI, Irving. Op. cit., pág. 130
575 Ibíd., pág. 140
576 Ibíd., pág. 132
PRAGMÁTICA empírico-analítica
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