Download Jorge Luis Borges. Los teólogos. Reseña de Mario Javier Pacheco
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Jorge Luis Borges. Los teólogos Personajes Platón Aureliano, coadjutor de Aquilea Juan de Panonia Objetos Civitas Dei De la envidia entre dos que son el mismo Los hunos entraron arrasando cálices y llegaron a la biblioteca del convento y quemaron y rompieron palimpsestos y libros que no entendían, sin embargo entre la hoguera, casi intacto se salvó el libro duodécimo de la Civitas Dei, en el cual Platón dice en Atenas que “al cabo de los siglos, todas las cosas recobran su estado anterior” y que él, en Atenas, ante el mismo auditorio de nuevo enseñará esa doctrina. El libro se volvió famoso y los lectores no entendían que esa doctrina la declaró Platón para poder confutarla más fácilmente. A orillas del Danubio secta de Monótonos o Anulares decía que “la historia es un círculo, y que nada es que no haya sido y que no será” En las montañas, la rueda y la serpiente desplazaron a la cruz. Pero Juan de Panonia, que había escrito sobre el séptimo atributo de Dios impugnaría la herejía. Pero siendo la teoría tan extrema como el tiempo circular, no le pareció arriesgado a Aureliano, porque en teología, las herejías peligrosas son las que se parecen a las ortodoxas. Pero a Aureliano lo que le disgustaba era que Panonia, con su tratado se hubiera entrometido en un tema de su especialidad, y le molestaba que fuera él quien refutara a los Anulares con los argumentos de Procusto. Esa noche Aureliano estudio a Plutarco sobre la cesación de los oráculos y la burla contra los estoicos y sus tesis sobre el infinito ciclo de mundos, lo que le pareció aclarador y “entonces resolvió adelantarse a Panonia y refutar primero a los heréticos de la Rueda” Estudiando su tesis olvidó el rencor contra Panonia, como cuando uno busca el amor de una mujer ´para olvidarse de ella. Evitó cualquier argumento que creyera que iba a utilizar Panonio para no coincidir con él. Leyó que Agustín escribió que Jesús es la vía recta que nos salva del laberinto circular de los impíos” Luego de 9 días de estudio, el 10 día le llegó la refutación de Panonia, breve pero conciso, universal, como si no hubiera sido redactado por un hombre, sino por todos los hombres, y Aureliano se sintió humillado y pensó destruir su trabajo de diez días, pero resolvió mandarlo a Roma sin cambiarlo. El discurso de Panonia fue el que llevó a Euforbo, de los Monótonos a la hoguera y “cayó la rueda ante la cruz” Pero Aureliano y Panonia “siguieron su batalla secreta, militaban los dos en el mismo ejército y anhelaban el mismo galardón, guerreaban con el mismo enemigo” Aparecieron nuevos cismáticos con otras doctrinas, especulares, abismales, cainitas o histriones que era el más conocido, aunque por todas partes les dieron nombres distintos. Todas eran blasfemas que despotricaban incluso contra sus propios dioses. Escribieron evangelios que desaparecieron. Toleraban el robo, el incesto, la impiedad, citaban a Corintios (13:12) “vemos por ahora por espejo, en oscuridad” para demost6rar que todo lo que vemos es falso. Imaginaron que todo hombre es dos hombres, y que el verdadero es el otro, el que está en el cielo. Y que nuestros actos proyectan el reflejo invertido si robamos el otro es honrado, si fornicamos, el orto es casto. Los proteicos, analógicamente, buscaron la purificación por el mal. Entendieron, como Carpócrates, que nadie saldrá de la cárcel hasta pagar el último óbolo (Lucas 12:59) “también decían que no ser malvados es una soberbia satánica” Aureliano terminó denunciando que las teorías heréticas tenían origen en unas palabras dichas anteriormente por Panonia. En su defensa que fue la antigua contra los Monótonos ya nadie la oía. Los monótonos estaban olvidados. Lo que antes fue ya no era. Discutió con sus jueces cometiendo la torpeza de hacerlo con ironía e ingenio, así que lo condenaron a muerte en la hoguera, sería quemado junto a su libro Adversus annulares Aureliano estuvo presente. Años después Aureliano muere quemado cuando un rayo al medio día provoca un incendio. La historia sucedió en el cielo, y como Dios se ocupa poco de las diferencias religiosas, lo tomó por Juan de Panonia. Aureliano comprendió que para Dios, “él y Juan de Panonia, (El ortodoxo y el hereje, el aborrecedor y el aborrecido, el acusador y la víctima) formaban una sola persona.” Mamá murió seis años antes de su muerte. Por eso cuando murió no se dio cuenta. Tuvo Alzheimer. Mi hijo en cambio, aún no sabe que murió del golpe