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UNIVERSIDAD DE LA
Ingenierías & Amazonia 4(2), 2011
AMAZONIA
INFLUENCIA DEL BALANCE CON MICRONUTRIENTES (B-Zn) EN LA
PRODUCTIVIDAD DEL BANANO Y LA SEVERIDAD DE Mycosphaerella fijiensis
Diana Marcela Gómez Ossa, Jaiver Danilo Sánchez Torres, Jaime Enrique Velásquez Restrepo,
Jean Alexánder Gamboa Tabares & Carmen Dolores Bedoya de Muñoz
Artículo recibido el 28 de Agosto de 2011, aprobado para publicación el 05 de Diciembre de 2011.
Resumen
Para determinar la influencia de la nutrición foliar y edáfica con los elementos Boro y Zinc sobre la productividad
del cultivo de banano y la severidad de la Sigatoka negra, durante dos ciclos vegetativos (enero a diciembre de
2009), se realizó una investigación en el Campo Experimental y Demostrativo de AUGURA, zona de Urabá
(Colombia). En un diseño completamente al azar, se evaluaron cuatro tratamientos (testigo, T1: sin aplicación
foliar, T2: aplicación foliar boro, T3: aplicación foliar zinc quelatado con EDTA y T4: aplicación mezcla foliar de
Boro y Zinc quelatado con EDTA) con cinco repeticiones. En todos los tratamientos se realizaron aplicación
edáfica de boro y zinc quelatado con EDTA cada siete semanas durante seis periodos, utilizando los productos
®
®
Cosmo Ion Boro (20,5% B) y Cosmo Quel EDTA Zinc (12% Zn). Se evaluaron parámetros de crecimiento y
producción y, por medio de las metodologías de severidad y preaviso biológico, fue evaluada la Sigatoka negra.
No se presentaron diferencias con el testigo, respecto al crecimiento y producción del cultivo, ni en el control de
la Sigatoka Negra. Estos resultados demuestran que bajo un adecuado suministro edáfico de Boro y Zinc
incluyendo fuentes que faciliten la disponibilidad del nutriente para la planta y con una adecuada frecuencia, no
es necesario la aplicación foliar de micronutrientes. Al comparar los parámetros de crecimiento entre la primera y
segunda generación evaluadas, se encontró que estos parámetros mejoraron de una generación a otra en todos los
tratamientos, lo que se atribuye a las aplicaciones frecuentes de Boro y Zinc quelatado con EDTA de manera
edáfica.
Palabras clave: Nutrición, elementos, crecimiento, producción, Sigatoka.
INFLUENCE OF BALANCE WITH MICRONUTRIENTS (B-Zn) IN BANANA PRODUCTION AND
SEVERITY OF Mycosphaerella fijiensis
Abstract
In order to determine the effect of foliar and soil nutrition with B and Zn on banana productivity and on black
sigatoka, a research was carried out at the Experimental and Demonstrative field of AUGURA in the Uraba zone
(Colombia). A completely randomized design was set with four treatments (T1: no foliar fertilizer, T2: B foliar,
T3: Foliar Zn chelated with EDTA, T4: foliar application of B and Zn chelated with EDTA) with five replications.
Edaphic fertilization with B and Zn chelated with EDTA was made to all treatments, every seven weeks, during
®
®
six periods, by using the products Cosmo Ion Boro (20,5% B) and Cosmo Quel EDTA Zinc (12% Zn). Growth
and production variables were evaluated as well as the black sigatoka by means of the severity and pre-warning
biological methodologies. There were no significant differences (P<0,05) between T1 and the foliar treatments
for the growth, production or black sigatoka variables. The growth variables for the second generation of plants
were higher (P<0,05) than for the first one. This result was associated to the frequent applications of B and Zn to
the soil. It was concluded that with the appropriate supply and frequency of edaphic applications of B and Zn to
banana crops, there is no necessity of foliar application of these elements.
Key words: Nutrition, elements, growth, production, Sigatoka.
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debido a la resistencia del patógeno, además de
provocar problemas ambientales e incrementar
los costos que representa en algunos casos el
45% del costo total de la producción (Arango,
2002). En la zona de Urabá para el año 2009 se
realizaron alrededor de 31 ciclos de fumigación
por año. Esta estrategia convencional de
control químico de la enfermedad, con
aplicaciones constantes de fungicidas, provoca
la aparición de poblaciones resistentes a ciertos
grupos químicos, daños ambientales y a la
salud humana, por lo que se sugiere la
necesidad de implementar nuevas estrategias
de combate, programas de manejo integrado de
la enfermedad, que permitan manejos
complementarios, como los principios de
Trofobiosis, donde la nutrición de la planta
influye en el comportamiento del patógeno.
Introducción
El 20% de la producción mundial de banano se
destina al comercio mundial, hecho que lo
convierte junto con las manzanas, uvas y
cítricos, en el conjunto más importante de
productos frutícolas comercializados en el
mundo. Colombia ocupa el cuarto lugar en la
exportación de banano, de ahí que genere
importantes divisas al país, que han oscilado
entre 400 y 444 millones de dólares desde 1995;
como consecuencia de la agroindustria
bananera que se ha consolidado como una
cadena agroexportadora tradicional. En el
ámbito internacional, el banano colombiano ha
experimentado una pérdida de posicionamiento
competitivo en el marco de un sobre
abastecimiento de los mercados mundiales, con
niveles próximos a la saturación especialmente
en países desarrollados, como consecuencia del
crecimiento de la oferta de competidores
fuertes como Ecuador. Este deterioro obedece a
diversos factores entre los que sobresalen la
baja productividad por hectárea del cultivo y el
deterioro en la calidad de la fruta, debido
principalmente a los problemas administrativos
y sanitarios en las plantaciones (Martínez y
Peña, 2006).
Para que haya un eficiente crecimiento y
desarrollo de la planta de banano es necesaria la
aplicación balanceada de nutrientes tanto en el
suelo como en el área foliar. Este manejo
permite mejorar y mantener la productividad,
como también adquirir cierta resistencia al
ataque de plagas y enfermedades. La
fertilización con los elementos menores Boro
(B) y Zinc (Zn) en las zonas bananeras de
Colombia es importante, debido a factores que
limitan su disponibilidad: bajo contenido
nativo, la reacción ligeramente ácida a básica
del suelo, alta saturación de cationes básicos,
prácticas inadecuadas de encalamiento,
demanda creciente por el cultivo y el
desbalance nutricional inducido por el uso
excesivo de fertilizantes (Carmona et al., 2007;
Vallejo, 1997).
Uno de los problemas fitosanitarios que
enfrenta el cultivo de banano, es el hongo
ascomiceto Mycosphaerella fijiensis Morelet,
causante de la enfermedad Sigatoka negra, la
cual es considerada la enfermedad foliar más
limitante y destructiva a escala mundial
(Mourichon et al., 2008; Aguirre et al., 2003;
Arango, 2002; Sierra, 1993). La Sigatoka
negra, causa la destrucción paulatina del área
foliar al producir necrosis, lo que afecta el
proceso fotosintético y provoca que la planta
llegue a la floración con un reducido número de
hojas funcionales, de modo que perjudica el
eficiente llenado de frutos y acelera su proceso
de maduración, motivo por el cual ocasiona
pérdidas económicas en la comercialización
(Mourichon et al., 2008).
Los elementos B y Zn son fundamentales en el
desarrollo de las plantas de banano y su
deficiencia incide específicamente en la
integridad de la pared y membrana celular, y en
la síntesis de algunas proteínas, razón por la
cual estos nutrientes juegan un papel
fundamental en la mitigación de los efectos de
las enfermedades en las plantas. Por tanto, es
necesario comprender el funcionamiento y
dinámica de estos elementos en la planta y a su
vez la del hongo M. fijiensis. Trabajos de
investigación realizados por CENIBANANO
han establecido el efecto individual y
Para el combate de M. fijiensis, los fungicidas
deben ser aplicados en intervalos de 7-12 días,
lo cual genera la aplicación de 35-50 ciclos de
-1
fungicidas año , dosis que tiende a aumentar
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combinado de los nutrientes con diferentes
dosificaciones y han encontrado un aumento
del 10% en el peso del racimo cuando tiene
aplicación de Zn, y mayor número de hojas a
floración al aplicar B (Carmona et al., 2007).
Los mismos autores encontraron
compatibilidad física a incorporar fertilizantes
foliares en las mezclas fungicidas utilizados en
el combate de la Sigatoka negra; sin embargo,
no se han realizado evaluaciones con
aplicaciones tanto edáficas como foliares para
determinar simultáneamente el efecto de B y Zn
en la producción de banano y en el combate de
M. fijiensis. Por lo anterior, el objetivo de esta
investigación fue determinar la influencia de la
nutrición con elementos menores B y Zn sobre
la productividad y la severidad de la Sigatoka
negra (M. fijiensis) en el cultivo de banano
(Musa AAA Simmonds) bajo las condiciones
agroecológicas de Urabá, Colombia.
hectáreas, con una densidad de siembra de 1472
plantas ha-1 para un total de 5300 plantas. Los
lotes fueron sembrados en octubre de 2005,
bajo sistema tradicional de monocultivo
perenne con sistema de riego, al cual se les
realizaron las prácticas culturales y
agronómicas propias del manejo del banano de
exportación.
El diseño experimental utilizado fue
completamente al azar con cuatro tratamientos
y cinco repeticiones, para un total de veinte
parcelas, cada una correspondiente a un botalón
(área comprendida entre canales terciarios) de
un tamaño promedio de 1800 m2
aproximadamente. A todo el campo
experimental se le aplicó el programa
balanceado de nutrientes, presentado en el
cuadro 1. Adicionalmente en el ensayo se
realizó el manejo de la Sigatoka negra, con
fumigaciones aéreas cada 1 a 3 semanas, y
labores culturales del cultivo como: desmache
cada cuatro semanas, realce, despunte, deshoje
fitosanitario, cirugía, control de malezas,
mantenimiento de la red de drenajes.
Materiales y métodos
La investigación se realizó en la zona bananera
de Urabá, en el Campo Experimental y
Demostrativo de AUGURA, ubicado en el
Centro de Investigación Tulenapa (CarepaAntioquia), con las siguientes condiciones
agroecológicas: humedad relativa 87%,
temperatura media de 27 ºC, brillo solar de
cinco horas diarias 1700 h año-1 y precipitación
-1
de 2896 mm año . El suelo es de textura franco
arcillo limosa, profundo y pobremente
drenado, con reacción fuertemente ácida (pH
5,2) en el horizonte superficial y
moderadamente ácida (pH 5,6 a 5,9) entre 13 y
50 cm de profundidad; la CIC es alta en
superficie y moderada en el resto del perfil; la
saturación de bases es mayor del 70% y el
contenido de K y P son bajos.
Los tratamientos evaluados fueron: T1:
Aplicación adicional en Drench de 4 Kg de B
-1
-1
-1
-1
ha año y 1,1 Kg Zn ha año ; T2: T1 + Boro
foliar (dosis foliar de B 2,4 Kg ha-1 año-1 de
producto comercial; T3: T1 + Zinc foliar (dosis
foliar de Zn 4,8 Kg Ha-1 año-1 de producto
comercial); y T4: T1 + B foliar + Zn foliar
-1
-1
(dosis foliar de 2,4 + 4,8 Kg ha año de
producto comercial). La dosificación se
distribuyó en seis aplicaciones en Drench
(aplicación con bomba de espalda en media
luna alrededor de cada planta) cada siete
semanas, en la semana correspondiente a la
fertilización se aplicó primero B y en la semana
siguiente Zn.
Se utilizaron plantas de banano Musa AAA
Simmonds c.v. Williams, en los lotes 2 y 3 del
campo experimental, en un área de 3,6
Para la fertilización foliar se realizaron seis
Cuadro 1. Programa balanceado de nutrientes aplicado en el campo experimental AUGURA.
Kg planta-1
Kg ha año-1
N
P2O5
K2O
CaO
MgO
S
B
Zn
0,207
305,0
0,061
89,2
0,397
584,4
0,052
76,5
0,029
42,0
0,060
88,6
0,0010
1,4
0,0014
2,1
90
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aplicaciones cada siete semanas intercalado a la
aplicación en Drench, para el tratamiento
cuatro se preparó mezcla de los dos
micronutrientes, se utilizó nebulizador de
motor, con capacidad de 12 l, marca Solo®. Las
aplicaciones en Drench se iniciaron en la
semana 4 del 2009, y la foliar en la semana 7 del
2009, ambas concluyeron en la semana 39 del
mismo año. Las fuentes que se utilizaron para B
fueron: producto comercial Cosmo Quel® con
un contenido de B elemental del 20,5%; y para
Zn: producto comercial Cosmo Zinc® que
contiene una concentración de 9% de Zn
elemental y agente quelatante EDTA del 56%.
hasta que la planta alcanzó la floración; cuando
esto sucedió, se inició a tomar los datos del hijo
de sucesión, el cual se encontraba en etapa
vegetativa. Las mediciones se realizaron
durante dos ciclos vegetativos y terminaron en
la semana 47 del 2009, para un total de 18
lecturas.
Producción
Para la toma de datos de producción, se
seleccionaron cinco racimos por parcela para
un total de 100 racimos cosechados, se
realizaron las cosechas cada tres semanas,
desde la semana 27 de 2009 hasta la semana 46
de 2009, para un total de 8 lecturas. Los racimos
evaluados se seleccionaron cuando la fruta
alcanzó la madurez fisiológica y cumplió con
los estándares de exportación (calibración y
grado), a las doce semanas después de haber
florecido.
Se tomaron los parámetros climáticos de la
estación meteorológica del Campo
Experimental AUGURA: precipitación (mm),
temperatura (°C), radiación solar (W m-2),
velocidad del viento (Km h-1) y humedad
relativa (%).
Las variables de producción fueron: peso del
racimo, peso total de fruta, peso de fruta de
primera (fruta para exportación de tamaño
mayor de 8 líneas), peso de fruta de segunda
(fruta para exportación cuya longitud de dedo
está entre 6 y 8 líneas), peso de fruta de
exportación, ratio (número de cajas exportables
por racimo), peso de raquis, largo de raquis,
número de manos, distancia entre manos,
número de dedos de la segunda mano, vitola
(calibre) y largo del dedo central la segunda
mano (1 línea= 1/32 pulgadas= 0,8 mm), vitola
y largo del dedo central de la última mano (1
pulgada= 25,4 mm), y número de hojas en el
momento de la cosecha.
Etapa de crecimiento
Las variables biométricas evaluadas fueron:
altura, circunferencia del pseudotallo y ritmo de
emisión foliar. Se seleccionaron 10 plantas al
azar que se encontraban en el mismo ciclo
vegetativo (etapa vegetativa) por parcela, con al
menos cinco hojas verdaderas y altura en
promedio de 1,5 m, para un total de 200 plantas.
La altura se midió desde el suelo hasta el vértice
formado por las dos últimas hojas abiertas o en
proceso de desdoblamiento; la circunferencia
del pseudotallo se midió a un 1,0 m de altura
desde el suelo y para determinar la emisión
foliar, se marcó un punto en la hoja número uno
desde la primera semana de evaluación (Marín
y Romero, 1992), y se estableció el estado de la
hoja candela o cigarro con base en los grados
establecidos por Brun (1963) citado por Marín
y Romero (1992), Sierra (1993), y Carmona et
al. (2007). De esta manera se halló el número de
hojas emitidas por la planta en un periodo de
tiempo determinado. Además se realizó el
conteo de las hojas emitidas al momento que la
planta alcanzó la floración.
Severidad de Mycosphaerella fijiensis
Las variables de severidad, que se evaluaron
fueron: número de hojas por planta (N/P), hoja
más joven enferma (HMJE), hoja más joven
manchada (HMJM), total de hojas infectadas
(THI) y promedio ponderado de infección
(PPI). Las lecturas se realizaron cada semana en
el mismo día, desde la semana 06 de 2009, hasta
la semana 40 de 2009, para un total de 30
lecturas. En cada evaluación por parcela se
buscó máximo 10 plantas en floración (recién
paridas). La evaluación consistió en la
Las lecturas se tomaron a partir de la semana 44
del 2008, cada tres semanas en el mismo día,
91
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0
1 (1%)
2 (5%)
3 (15%)
4 (33%)
5 (50%)
6
0
1 (1%)
2 (5%)
3 (15%)
4 (33%)
5 (50%)
6
Grado
0
1
2
3
4
5
6
Apariencia
Sin síntomas.
Estrías y hasta 10 manchas (de 2 mm de ancho).
Más de 10 manchas y hasta 5% del área foliar afectada.
De 6 a 15% del área foliar afectada.
De 16 a 33% del área foliar afectada.
De 34 a 50% del área foliar afectada.
Más de 50% del área foliar afectada.
Figura 1. Diagrama de la Escala de Stover (1980), modificada por Gaulh (1989).
estimación visual del área foliar afectada por la
enfermedad en todas las hojas de la planta, sin
necesidad de bajar la hoja y con excepción de la
hoja cigarro o candela. Para realizar la lectura
se consideraron los seis grados de severidad
referidos en la escala de Stover (1980),
modificada por Gaulh (1989) y citados por
Carlier et al. (2002) (Figura 1).
Preaviso biológico
Las variables evaluadas fueron: Suma Bruta y
Estado de Evolución, determinadas por medio
de la emisión foliar y el nivel de infección de la
enfermedad, de acuerdo con la escala de Fouré
(Sierra, 1993). Las lecturas se realizaron cada
semana en el mismo día, desde la semana 06 de
2009, hasta la semana 40 de 2009, para un total
92
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Cuadro 2. Escala de Fouré (Marín y Romero, 1992; Sierra, 1993).
Descripción del síntoma
Estadío
Pequeña decoloración o pigmentación de menos de 1mm que solo es observable en el envés de la hoja.
1
Incluye una pequeña pizca de color café rojizo dentro del área decolorada. No es visible a través de la
luz.
2
3
Pequeña estría de 1 - 3 mm de color café rojizo visible en el haz y en el envés.
La estría mayor de 3 mm, que puede alcanzar de 2 a 3 cm, aumenta su grosor y longitud, se mantiene de
color café rojizo.
4
5
6
Hay cambio de color a café oscuro y negro. Se considera este síntoma como mancha.
La mancha negra está rodeada de un halo amarillo (clorótico).
La mancha nuevamente sufre cambios de color, empieza a deprimirse, y en las zonas más claras (grisblanco) se observan los peritecios (puntos negros).
de 30 lecturas; en cada parcela se seleccionaron
10 plantas al azar que se encontraban en el
mismo ciclo vegetativo (etapa vegetativa), con
al menos cinco hojas verdaderas y una altura
promedio de 1,5 m, para un total de 50 plantas
por tratamiento. Las lecturas se realizaron de
manera continúa hasta que la planta alcanzó la
floración, cuando esto sucedió, se cambió por
otras plantas que conservaron las características
iniciales.
Análisis estadísticos
Para cada una de las variables evaluadas se
realizaron análisis de varianza de los
tratamientos, y comparación de medias
mediante la prueba DMS. Los parámetros
climáticos tomados se correlacionaron con las
variables de severidad y preaviso biológico de
M. fijiensis. Los datos fueron procesados en el
software de análisis estadísticos SPSS.
Resultados y discusión
El nivel de infección consistió en la evaluación
de las hojas II, III y IV, de acuerdo a los estadios
de la Sigatoka negra establecidos en la escala de
Fouré (Marín y Romero, 1992; Sierra, 1993)
(Cuadro 2). Al registrar el grado de ataque de la
Sigatoka, se estableció como referencia mas (+)
50 lesiones o menos (-) 50 lesiones, entonces,
según fuera el caso se registró como 2- o 2+, lo
cual dependió del estadio y la cantidad de
lesiones (Marín y Romero, 1992).
Crecimiento
No se presentaron diferencias estadísticamente
significativas entre tratamientos para la altura
de la planta madre (P= 0,502) ni en el hijo de
sucesión (P= 0,645) de primera generación, al
igual que en la planta madre (P= 0,717) o en el
hijo (P= 0,877) de la segunda generación
(Cuadro 3). Al comparar los promedios de
Cuadro 3. Promedio de altura (cm) de dos generaciones de plantas de banano con aplicación de B y Zn en Urabá.
Tratamientos
Primera generación
Altura madre
(cm)
(B+Zn) edáfico
(B+Zn) edáfico + B foliar
(B+Zn) edáfico + Zn foliar
(B+Zn) edáfico + (B + Zn) foliar
Promedio + eed*
Altura hijo
(cm)
Segunda generación
Altura madre
(cm)
308,5 a
323,5 a
121,5 a
290,2 a
311,5 a
112,0 a
294,6 a
315,7 a
115,7 a
306,4 a
323,6 a
124,6 a
299,9 + 13,91 B 118,5 + 10,65 A 318,6 + 12,51 A
Altura hijo
(cm)
116,4 a
114,8 a
118,3 a
120,5 a
117,5 + 9,60 A
a, b, Promedios con la misma letra entre filas, no presentan diferencias significativas (P<0,05), según la prueba DMS.
A, B Promedios con letras distintas ente columnas, son significativamente diferentes (P<0,05), según la prueba ¨t¨ de student entre plantas
madres o plantas hijas.
* eed = error estándar de la diferencia para comparación entre generaciones.
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altura entre las plantas madres de primera y
segunda generación, se observó diferencia
significativa (P<0,05) según la prueba “t” de
student, sin embargo entre plantas hijas, no
hubo diferencias (P<0,05) entre la primera y la
segunda generación.
promedio, la circunferencia fue de 64,4 cm,
14,2 cm, 68,7 cm y 15,3 cm, respectivamente
para madres e hijos de primera y segunda
generación. Al realizar una prueba “t” para los
promedios de las plantas entre las dos
generaciones, independientemente de los
tratamientos con B y Zn, se encontró diferencia
significativa (P<0,05) entre las plantas madres,
pero no entre las plantas hijas.
Las pendientes de crecimiento hasta floración
de las plantas madre, no presentaron diferencias
significativas entre los tratamientos, para la
primera (P=0,662) y la segunda (P=0,963)
generación. En general, el promedio de
crecimiento semanal fue de 5,4 cm y de 7,5 cm,
respectivamente.
Las pendientes de crecimiento de
circunferencia de las plantas madre, no
presentaron diferencias significativas debido a
los tratamientos, para la primera (P=0,392) o la
segunda (P=0,513) generación.
Las curvas de crecimiento para las plantas
madre de primera y segunda generación,
independientemente de los tratamientos con B y
Zn, presentadas en la figura 2, indican que,
aunque tuvieron un desarrollo similar en las
primeras semanas, las plantas de primera
generación mantuvieron una altura menor
durante su desarrollo hasta la floración. Las
pendientes de estas dos curvas fueron
significativamente diferentes (P<0,05) según la
prueba “t” de student.
Las curvas de crecimiento de circunferencia
para las plantas madre de primera y segunda
generación, independientemente de los
tratamientos con B y Zn, presentadas en la
figura 3, al igual que en altura, mostraron un
comportamiento similar en las primeras
semanas, las plantas de primera generación
mantuvieron una circunferencia menor durante
su desarrollo hasta la floración. Las pendientes
de estas dos curvas fueron significativamente
diferentes (P<0,05) según la prueba “t” de
student. En general, el promedio de crecimiento
por semana fue de 1,5 cm y 1,9 cm
respectivamente, para las plantas de primera y
segunda generación.
La circunferencia del pseudotallo al final del
estudio no presentó diferencias significativas
en madre (P= 0,439) o hijo (P= 0,448) de la
primera generación, ni para madre (P= 0,869) o
hijo (P= 0,652) de la segunda generación. En
70
350
Circunferencia (cm)
Altura (cm)
300
60
Y= 7,4664X + 345,21
250
200
Y= 5,3935X + 297,46
150
100
Y= 1,9958X + 72,46
50
40
Y= 1,4995X + 63,77
30
20
10
50
0
-33 -30 -27 -24 -21 -18 -15 -12 -9 -6 -3 0
0
-36 -33 -30 -27 -24 -21-18 -15 -12 -9 -6 -3 0
Semanas
Semanas
Primera generación
Primera generación
Segunda generación
Segunda generación
Figura 3. Crecimiento en circunferencia de
pseudotallos de banano de plantas madre de primera
y segunda generación con aplicación de B y Zn en
Urabá.
Figura 2. Crecimiento en altura de pseudotallos de
plantas madre de banano de primera y segunda
generación con aplicaciones de B y Zn en Urabá.
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La falta de diferencias estadísticas entre los
tratamientos con B y Zn, en altura y
circunferencia del pseudotallo, sugiere que las
plantas de banano tuvieron un adecuado
suministro de estos elementos al suelo, al
adquirir las cantidades necesarias para su
óptimo desarrollo, no siendo necesaria la
aplicación foliar. Estos resultados concuerdan
con los reportados por Alvarado (2007) quien al
aplicar los foliares B (0,35 Kg Ha-1año-1) y Zn
EDTA (2 Kg Ha-1.año-1) no encontró mejoría en
el crecimiento del primer ciclo del cultivo de
banano en Costa Rica. Sin embargo, Gómez y
Ortiz (2006), reportan mayor altura y
circunferencia al aplicar B y Zn, en
plantaciones de banano, en la zona del
Magdalena (Colombia), ellos afirman que se
puede asegurar un adecuado desarrollo y
producción en el hijo de sucesión de la
siguiente generación.
No se presentaron diferencias significativas en
ninguna de las variables: ritmo de emisión
foliar (REF) (P= 0,970), número de hojas a
floración (P= 0,179), número de hojas a
cosecha (P= 0,942), y en la cantidad de hojas
perdidas de floración a cosecha (P= 0,288).
Los promedios de REF, número de hojas de:
floración, cosecha, y perdidas entre floración a
cosecha, fueron de 0,742 ± 0,350; 13,4 ± 0,79;
8,2 ±0,81 y 5,25 ± 1,11 respectivamente.
El promedio de REF indica que se emitió una
hoja aproximadamente cada 10 días, este
resultado contrasta con el reportado por
Rodríguez y Cayón (2006) quienes señalaron
que la emisión foliar en la región de Urabá
durante la época de lluvias, es en promedio de
dos hojas cada 15 días. De igual forma,
Martínez (2002) y Belalcázar et al. (1991)
afirman que en el trópico húmedo se emite una
hoja cada 7 días, mientras que en el trópico
húmedo premontano es cada 12-13 días, lo cual
puede ser factor de mayor o menor duración del
ciclo vegetativo (Martínez, 2002).
La diferencia en altura y circunferencia entre la
primera y segunda generación pudo deberse a la
cantidad de ciclos de fertilización con B y Zn,
puesto que las plantas madre de primera
generación, recibieron dos ciclos de
fertilización: dos edáfico y dos foliar, cuando
las plantas estaban en la etapa de diferenciación
floral a floración. En cambio, las plantas madre
de la segunda generación adquirieron los cuatro
ciclos restantes tanto edáfico como foliar, y
probablemente los dos primeros ciclos, ya que
pudieron las plantas estar puyones. Esto
sugiere, que el efecto real de la aplicación de los
micronutrientes al suelo se observó en la
segunda generación y posiblemente en
generaciones futuras.
En relación al número de hojas presentes en el
momento de floración y cosecha, estos se
encuentran por encima del mínimo exigido por
las comercializadoras de banano, según el
Manual de Buenas Prácticas Agrícolas de
Uniban (2009); las cuales deben ser de 8 a 9
hojas funcionales para floración, y de mínimo 5
hojas funcionales para cosecha, lo que permite
obtener fruta que cumpla con los estándares de
exportación (Nava y Sosa, 2006; Cayón, 2004;
Nava y Vera, 2004; Bolaños et al., 2002;
Orellana et al., 2002; Belalcázar et al., 1991).
En cultivos de plátano en Venezuela Nava y
Villareal (2000), reportan mayor número de
hojas a floración, y a cosecha en los
tratamientos que tiene aplicación al suelo de B
y Zn por separado.
Se ha demostrado en diferentes trabajos de
investigación, la translocación de minerales del
pseudotallo de la planta madre recién
cosechada al hijo de sucesión, lo cual genera
dependencia fisiológica, en las primeras etapas
de crecimiento del hijo (Araya y Vargas 2000;
Hasan et al., 2000; Daniels y O'Farrel, 1987).
De acuerdo con lo anterior, podría generarse la
hipótesis que las plantas madre de primera
generación no adquirieron de la planta abuela
los micronutrientes B y Zn, ya que esta no
recibió la aplicación edáfica de los
micronutrientes del ensayo.
La importancia de las hojas que se pierden en el
periodo productivo, es según Belalcázar et al.
(1995), porque al producir la inflorescencia se
culmina la producción de hojas, razón por la
cual, el desarrollo y llenado de los frutos
depende de la actividad de las hojas funcionales
que estén presentes. Así mismo Nava y Sosa
95
Gómez et al. / Ingenierías & Amazonia 4(2), 2011, pp: 88 - 102
(2006), afirman que con plantas que presentan
10 a más hojas a floración, en el proceso de
llenado del racimo se pierden de 3 a 4 hojas bajo
condiciones normales, siendo esto inferior en
una hoja al promedio encontrado en este estudio
de 5 hojas perdidas.
complementaria a la fertilización al suelo, la
dosis de la aplicación foliar y la movilidad de
los nutrientes en la planta. Gutiérrez (2002)
afirma que el proceso de nutrición mineral es en
gran parte responsabilidad de las raíces. Murillo
et al. (2001) determinaron con el producto
Bayfolan Forte® que la fertilización foliar no
reemplaza la fertilización al suelo, ya que, no
observaron diferencias entre el tratamiento con
aplicación foliar sin edáfico, respecto al
tratamiento con aplicación al suelo únicamente,
aunque estos, fueron superiores en producción
y crecimiento al testigo absoluto que no recibió
ningún tipo de aplicación.
Producción
Las variables de producción (peso del racimo,
peso de fruta, peso de raquis, peso de fruta de
primera, peso de fruta de segunda, peso de fruta
de rechazo, peso de fruta de exportación, ratio,
largo de raquis, número de manos, distancia
entre manos, número de dedos en la segunda
mano) no presentaron diferencias significativas
(P<0,05) entre los tratamientos evaluados.
Malavolta (1994), Salas (2002b) y Molina
(2002a), concuerdan en que la nutrición foliar
solamente puede complementar y en ningún
momento sustituir la fertilización al suelo, esto
se debe a que las dosis de aplicación que pueden
suministrarse por vía foliar son muy pequeñas
en relación con los requerimientos de
fertilización utilizados por los cultivos para
alcanzar altos rendimientos.
En el cuadro 4, se indican los promedios de
parámetros de producción, que fueron, en peso
de racimo 31,05; peso de fruta 27,83; raquis
3,23; fruta de primera 25,18; fruta de segunda
1,27; rechazo 1,39; fruta de exportación 26,40 y
en ratio 1,33, largo de raquis 71,87 cm, número
de manos 8,19, distancia entre manos 8,73 cm, y
número de dedos de segunda mano 21,42.
Otra razón por la cual la fertilización foliar
posiblemente no presentó diferencias en
crecimiento y producción, se debe a que el B y
el Zn son elementos no traslocables, es decir,
una vez depositados en las hojas es poco
probable que se muevan a otros órganos de la
planta; por presentar baja movilidad en el
El no encontrarse diferencias significativas en
los tratamientos foliares con respecto al testigo,
se puede explicar por diferentes razones; la
nutrición de la planta se realiza principalmente
por las raíces, la fertilización foliar es
Cuadro 4. Promedios para variables de producción de plantas de banano con aplicaciones de B y Zn en Urabá.
Tratamientos
Variables de producción
Racimo (kg)
Fruta (kg)
Raquis (kg)
Fruta 1° (kg)
Fruta 2° (kg)
Rechazo (kg)
Fruta exportación (kg)
Ratio
Largo raquis (cm)
Número manos
Distancia entre manos (cm)
Número dedos segunda mano
T1
T2
T3
T4
Promedios
31,99 a
28,67 a
3,33 a
25,91 a
1,26 a
1,50 a
27,09 a
1,36 a
73,52 a
8,38 a
8,75 a
20,88 a
30,48 a
27,22 a
3,26 a
24,68 a
1,26 a
1,29 a
25,92 a
1,30 a
71,20 a
8,05 a
8,81 a
21,00 a
30,48 a
27,29 a
3,20 a
24,58 a
1,25 a
1,47 a
25,85 a
1,30 a
70,39 a
8,05 a
8,61 a
21,76 a
31,26 a
28,15 a
3,11 a
25,53 a
1,30 a
1,32 a
26,75 a
1,34 a
72,36 a
8,28 a
8,76 a
22,02 a
31,05
27,83
3,23
25,18
1,27
1,39
26,40
1,33
71,87
8,19
8,73
21,42
a,b,c Promedios con la misma letra entre filas, no presentan diferencias significativas (P<0,05), según prueba DMS. Tratamientos: T1:
(B+Zn) edáfico; T2: (B+Zn) edáfico + B foliar; T3: (B+ Zn) edáfico + Zn foliar; T4: (B+Zn) edáfico+(B+Zn)foliar
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Gómez et al. / Ingenierías & Amazonia 4(2), 2011, pp: 88 - 102
floema (Römheld y El-Fouly, 2002; Marschner,
2002; Salas, 2002a; Molina, 2002b). Malavé y
Carrero (2007) recomiendan para frutales la
aplicación de B directamente en los botones o
en las flores.
(2006) que mejoraron el peso del racimo,
cuando la dosis de B es 3,5 kg ha-1 año-1 en cv.
Williams. Así mismo, Moreira et al. (2009)
hallaron un adecuado desarrollo del cultivo y
un aumento en el peso del racimo al aplicar B,
en el primer ciclo de 3,4 kg ha-1 y en el segundo
-1
de 1,3 kg ha , mientras que Delgadillo et al.
(2006), observaron mayor rendimiento, al
aplicar por separado Zn y B, en dosis de 10,0 y
1,4 kg ha-1 año-1, respectivamente.
Arias y Serrano (2006) encontraron que al
aplicar Zn en forma de quelato en mezcla con
fungicida, este elemento permanece en la hoja
asperjada y no se mueve a otras hojas o tejidos
de la planta. Así mismo Alvarado (2007) no
encontró diferencias en producción al aplicar B
y Zn foliar. Y por su parte, O'Hallorans et al.
(2006) no observó diferencias significativas en
el rendimiento cuando se aplicó a las hojas B y
Zn, aunque en el suelo presentaba deficiencias
de estos elementos.
En el caso del largo y peso del raquis, son
variables que presentan alto margen de error,
debido al manejo de cosecha y postcosecha.
Blanco (2008) afirma que el peso del raquis
depende del proceso de cosecha de donde el
trabajador hace el corte. Por su parte, Vargas
(1999) no tiene en cuenta, el peso del raquis en
los análisis, pues este fluctúa, por la forma
como se realiza la remoción de las manos.
Sauvé y Edwarson (1998), recomiendan para la
fruta de exportación, dejar suficiente parte del
raquis, para prevenir la pudrición de corona.
Aunque se puede obtener otros datos, como lo
reporta Nava y Sosa (2006) que observaron que
el grosor del raquis a nivel de la primera mano,
es indicativo del peso final del racimo. Por su
parte Nava y Vera (2004) afirman que el grosor
del raquis a la altura de la primera mano se
mantiene constante durante el crecimiento del
racimo.
Por el contrario, el resultado obtenido por
Gómez y Ortiz (2006) evidencia un incremento
de producción del 20% cuando el tratamiento
tiene B y Zn edáfico de 2 y 8 kg ha-1 año-1
respectivamente, y un aumento del 25% cuando
la aplicación tiene la misma dosis anterior
edáfica, mas la foliar de B y Zn de 0,2 y 0,35 kg
-1
-1
ha año respectivamente, de modo que la
aplicación foliar aumenta en un 5% la
producción.
Los resultados obtenidos en este estudio,
demuestran que no es necesaria la aplicación
foliar de B y Zn; sinembargo para el cultivo de
banano en la zona de Urabá, en el trabajo de
Romero (2008) con varios planes de
fertilización compuesto por macro y micro
nutrientes, en diferentes dosis y mezclas, se
encontró un aumento del 10% en el peso del
racimo, cuando el tratamiento tiene en el plan
de fertilización la adición Zn de 2 Kg ha-1 año-1,
y en B observó un aumento en el número de
hojas funcionales a floración. De modo que, en
el cultivo de banano, cuando se maneja un plan
de fertilización balanceado donde se adicione B
y Zn, se obtiene un mejor peso de fruta, siendo
la aplicación edáfica, la manera más eficiente
como la planta puede adquirir estos
micronutrientes.
El número de manos y dedos presentes en cada
racimo, según varios autores, son factores
establecidos genéticamente por la planta,
durante la fase de diferenciación floral; ya que
en el meristemo floral, antes de que la
inflorescencia suba por el interior del
pseudotallo, se establece la cantidad de manos
y dedos que va a tener el racimo (Soto, 2008;
Perea, 2003; Espinosa et al., 1998; Belalcázar
et al., 1991). Sin embargo, Cayón et al. (1998),
Espinosa et al. (1998) y Belalcázar et al. (1991)
afirman que es posible la alteración de la
codificación genética, antes de la
diferenciación floral, al presentarse
condiciones que pueden favorecer o
desfavorecer el desarrollo normal de esta
transición, como es la nutrición y las
condiciones climáticas.
Varios autores reportan aumento en la
producción cuando se aplica al suelo los
micronutrientes, tal es el caso de Segura et al.
97
Gómez et al. / Ingenierías & Amazonia 4(2), 2011, pp: 88 - 102
Es así como, Gómez y Ortiz (2006)
comprobaron que el B y Zn están directamente
relacionados con el normal funcionamiento de
los procesos de división celular y expresión de
estructuras en el banano, por cuanto se
presentaron diferencias significativas e
-1
incrementos entre 10 y 30 dedos racimo ,
respecto al tratamiento testigo con control
NPK.
drenajes, y por las aplicaciones aéreas de
fungicidas. Las condiciones ambientales que se
dieron en la zona de Carepa, Urabá en la época
de la investigación, también pudieron limitar el
desarrollo del patógeno.
Alvarado (2007) encontró que la aspersión
foliar periódica de Ca ó B en mezcla con
Mancozeb, fungicida para el control de la
Sigatoka, reduce la severidad de la Sigatoka
negra, presentando una disminución en la
HMJM, aunque este efecto no se observó en la
mezcla de Ca y B
Severidad de M. fijiensis
No se encontraron diferencias significativas en
ninguna de las variables: número de hojas por
planta a floración H/P (P=0,603), hoja más
joven enferma HMJE (P=0,679), hoja más
joven manchada HMJM (P=0,317), porcentaje
total de hojas infectadas THI (P=0,855), y
promedio ponderado de infección PPI
(P=0,507).
Independientemente del tratamiento con B y
Zn, las variables de severidad THI y PPI,
presentaron una correlación media (R2: 0,58 y
0,68, respectivamente) en relación a la
precipitación, y baja en las demás variables
climáticas. El no encontrar una correlación alta
entre las variables climáticas y la severidad de
la sigatoka, se debe al índice de enfermedad que
se presentó en este estudio, el cual es
considerado bajo, siendo una situación
manejable, que no representa un nivel crítico de
la enfermedad. Pérez et al., (2006) observaron
una correlación alta entre las variables
climáticas y la velocidad de evolución de la M.
fijiensis, ya que las progresiones o regresiones
de la velocidad del hongo en el campo dependen
de la intensidad y duración de las lluvias,
humedad, temperatura y de la intensidad de la
humectación de las hojas acumulada durante 10
a 14 días entre 4 a 6 semanas antes de
observarse la infección en la hoja.
Los promedios de las variables de severidad de
la enfermedad, que fueron: H/P 13,5 ± 3,03;
HMJE 9,1 ± 2,04; HMJM 10,9 ± 3,32; THI 35,6
± 7,96; PPI 0,55 ± 0,131.
En general, el promedio ponderado de infección
(PPI) en los tratamientos, se encuentran por
debajo de uno; lo cual es considerado una
situación manejable de la enfermedad.
Martínez y Rey (2007) observaron en dos fincas
bananeras de Urabá (Colombia) un PPI que
osciló entre 1,5 a 2,5; muy superior a lo
encontrado en este estudio. El rango de PPI de 0
a 1,0 indica que la situación de la enfermedad es
manejable, de 1 a 1,5 se debe manejar acciones
preventivas y correctivas, y superiores de 1,5 se
debe realizar medidas correctivas y curativas,
además se pone en riesgo el cultivo, y por tanto
la calidad de la producción (Martínez y Rey,
2007).
Preaviso biológico
No se presentaron diferencias significativas en
los resultados obtenidos de preaviso biológico
de la enfermedad en las variables suma bruta
(SB) (P=0,933) y estado de evolución (EE)
(P=0,978). Los promedios de las variables de
preaviso biológico fueron SB de 1188 ± 67,5 y
EE de 1057 ± 55,8.
El no encontrarse el efecto de las aplicaciones
de B y Zn en el control del patógeno,
posiblemente puede ser consecuencia de la baja
incidencia de la enfermedad, debida
posiblemente a las labores culturales que se
realizaron para su control, como es el despunte,
deshoje fitosanitario, cirugía, control de
malezas, el mantenimiento de la red de
Aunque no se encontró diferencias entre los
tratamientos, los datos obtenidos son muy
inferiores a los reportados por Martínez y Rey
(2007), en la zona de Urabá, quienes obtuvieron
en suma bruta un mínimo de 1500 y un máximo
98
Gómez et al. / Ingenierías & Amazonia 4(2), 2011, pp: 88 - 102
musicola Leach y M. fijiensis Morelet, agentes
causantes de las sigatoka amarilla y sigatoka negra.
Revista Académica Colombia Ciencia 27(105):
619-623.
de 3500, lo cual corrobora el bajo nivel de la
enfermedad en el periodo de estudio.
Las correlaciones entre las variables climáticas
y las variables obtenidas de preaviso biológico.
Independientemente del tratamiento con B y
Zn, fueron muy bajas (menores a 0,19).
Alvarado, D. 2007. Efecto de la fertilización foliar
con Ca, Mg, Zn y B en la severidad de la Sigatoka
negra (Mycosphaerella fijiensis Morelet), en el
crecimiento y la producción del banano (Musa
AAA, cv. Grande naine). Tesis Pregrado. Instituto
Tecnológico de Costa Rica. San Carlos Costa Rica.
Pp. 35-50.
En general se puede concluir, que la aplicación
de B y Zn edáfico o edáfico mas foliar,
adicional al plan de fertilización de banano, no
incidió de manera significativa sobre los
parámetros biométricos, pero hubo diferencias
en altura y circunferencia de las plantas madre
de primera a segunda generación. El efecto de
las diferentes aplicaciones de B y Zn no influyó
significativamente en las variables de
productividad del banano, pero se obtuvo fruta
que cumplió con los estándares de calidad
establecidos para el banano de exportación, no
siendo necesario la aplicación foliar de los
micronutrientes. No se encontró un efecto de la
aplicación de los micronutrientes, en el control
de la Sigatoka negra, posiblemente por los
bajos niveles de la enfermedad, lo cual pudo ser
consecuencia de las labores culturales,
fumigaciones aéreas y por las condiciones
ambientales que no favorecieron el desarrollo
del patógeno en la zona de Urabá. Se observó
una correlación baja entre las variables
climáticas, y la enfermedad; y una correlación
media con la precipitación; estos resultados
fueron el producto de los bajos niveles de la
enfermedad.
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Agradecimientos
Al personal técnico y científico del Campo
Experimental y Demostrativo AUGURA. Al
Doctor Roberto Hoyos (presidente de AUGURA),
al Ingeniero Gabriel Jaime Elejalde (Director
Regional de Urabá), al Ingeniero Jhon Jairo Mira
(Director de CENIBANANO) y a Juan Felipe
Laverde (Director Regional Bogotá) por el apoyo
para el desarrollo de la presente investigación.
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Costa Rica. Historia y aspectos técnicos, periodo de
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Carmen Dolores Bedoya de Muñoz
Ingeniero Agrónomo, Universidad Nacional de
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