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Anillo Rojo en Palma Aceitera:
Una Guía de Manejo
Carlos Chinchilla
Julio 2010
Importancia y Distribución de la Enfermedad
Algunos de los brotes de mayor importancia económica de esta enfermedad en palma
aceitera han ocurrido en Venezuela, Honduras y Costa Rica. Actualmente (2010) la
enfermedad se encuentra ampliamente distribuida a lo largo de la costa Atlántica de
Honduras, en donde amenaza la supervivencia de muchas de las plantaciones,
particularmente de pequeños productores, que no cuentan con los recursos para combatir
efectivamente la enfermedad.
En palmas jóvenes (menores de cinco años) la incidencia es normalmente muy baja, pero
en lotes adultos (10-15 años), 20% o más de las plantas pueden ser afectadas. En algunas
áreas, hasta 60 % o más de las palmas pueden enfermarse.
En otros países (Méjico, resto de Centroamérica, varias de las islas del Caribe, Colombia,
Ecuador, Brasil y Perú entre otros), la enfermedad no es de tan amplia distribución e
importancia, aunque el vector, Rhynchophorus palmarum es un actor de primera
importancia en el destino final de miles de plantas afectadas por pudriciones de cogollo y
cualquier tipo de daño mecánico.
Síntomas
Generalidades. Los síntomas de esta enfermedad fueron inicialmente descritos en
cocotero, pero en palma aceitera pueden variar bastante. El agente causal reconocido de la
enfermedad es el nematodo Bursaphelenchus cocophillus, que tiene como vector
(transmisor) al picudo americano de las palmas, Rhynchophorus palmarum. Otros insectos
presentes en plantaciones de palma aceitera (ej. Metamasius hemipterus y Rhyna
barbirostris) no constituyen vectores de importancia práctica. Por otra parte, la posible
transmisión del nematodo a través de las semillas, las raíces, o mediante herramientas de
cosecha, no ha sido documentado.
Síntomas externos. Existen dos manifestaciones aparentemente contrastantes de la
enfermedad en la palma aceitera, y una multitud de síntomas intermedios entre ambas; por
lo cual se le ha denominado "síndrome del anillo rojo/hoja pequeña" (AR/HP).
En la sintomatología clásica o aguda, se desarrolla un amarillamiento y secamiento
progresivo a partir de las hojas inferiores. Las hojas más jóvenes pueden aparecer más
cortas, pero sin deformaciones aparentes. Conforme los síntomas avanzan, hojas cada vez
más jóvenes son afectadas y la muerte de la palma puede ocurrir en unos pocos meses; lo
cual se acelera cuando se desarrollan pudriciones extensivas en la región del cogollo
producto de los daños de larvas del picudo. En muchas plantas afectadas se desarrolla una
coloración naranja en las bases peciolares y los racimos en desarrollo pueden podrirse.
Esta manifestación extrema de la enfermedad era poco común en la costa del Atlántico de
Honduras, pero frecuente en la costa del Pacífico de Costa Rica hace apenas dos décadas.
Sin embargo, actualmente los síntomas agudos (la palma muere en pocos meses) y sus
variaciones, son cada vez más frecuentes en Honduras. Estas variaciones incluyen el
desarrollo de amarillamientos, secamientos y pudriciones en las hojas más jóvenes como
los primeros síntomas, acompañados de arrepollamiento de estas hojas y falla de racimos.
Las hojas más viejas se mantienen relativamente verdes durante estas fases iniciales.
Síntomas clásicos de anillo
Síntomas crónicos de anillo rojo (hoja pequeña) en donde
rojo. El amarillamiento de las
no existe amarillamiento o este es tenue y limitado
hojas es conspicuo
Síntomas comunes actuales del anillo rojo en la costa Atlántica de Honduras con pudrición
de racimos, arrepollamiento del cogollo, amarillamiento y necrosis de hojas nuevas y color
amarillo-naranja en los peciolos
La otra sintomatología (muy frecuente en Honduras y Venezuela) ocurre cuando las
actividades del nematodo se concentran en la región del cogollo, particularmente en las
hojas primordiales en la fase de rápido crecimiento, lo que causa que la palma emita
sucesivamente hojas cada vez más cortas y deformes. Las hojas más jóvenes de las plantas
así afectadas toman una apariencia arrepollada y la tasa de crecimiento del tronco se reduce
con los años, por lo cual la altura de las plantas es normalmente inferior a la de sus
hermanas de la misma edad. La ausencia de amarillamiento y la presencia de estas hojas de
menor longitud, le ha dado el nombre de hoja pequeña a esta manifestación de la
enfermedad. Este tipo de síntoma puede definirse como crónico, ya que la palma puede
permanecer viva por años.
La hoja pequeña, y los síntomas agudos o clásicos son los dos extremos de un continuo que
se presenta en el campo, por lo cual es posible encontrar palmas que presentan una mezcla
de ambas sintomatologías, que incluye patrones que pueden dificultar la identificación del
problema como anillo rojo.
Izquierda. La palma de la izquierda está sana y las dos de la derecha han mostrado los
síntomas clásicos de hoja pequeña por varios años. Derecha. Un corte de los peciolos más
jóvenes muestra las manchas anaranjadas características de la enfermedad.
Izquierda. Daño en las hojas en la fase de rápida elongación aún dentro del cogollo de la
palma afectada. Derecha. Hojas ya emitidas mostrando el daño que fue causado cuando
estaban en la fase de elongación.
Palma muerta por el anillo rojo, cuyo cogollo en pudrición atrae al insecto vector de la
enfermedad (larva de R. palmarum a la derecha) y le sirve de sitio de reproducción
Síntomas internos. Aunque la presencia de un anillo de tejido descolorido (rojizo) en el
tronco de las palmas afectadas es común en el cocotero, esto no es una regla en la palma
aceitera. Cuando se presenta un anillo de tejido descolorido en palma aceitera, este puede o
no ser continuo, y su coloración puede tomar varios tonos de pardo, café muy oscuro hasta
casi negro, y en algunos casos rosado. No obstante, la presencia del anillo o manchas en el
tronco no puede tomarse como el único síntoma válido para diagnosticar la enfermedad en
palma aceitera, ya que tales síntomas pueden estar ausentes.
Ocasionalmente, aparece una zona central necrótica en el tallo, que puede incluso
desintegrarse dejando hueco el tronco, lo cual a veces ocurre en palmas que han mostrado
los síntomas crónicos por varios años.
Cuando una planta muestra el síntoma de hoja pequeña (forma crónica), el movimiento del
nematodo en el tronco de la palma parece que es muy limitado y la multiplicación activa
del patógeno parece estar restringida únicamente a aquella región del cogollo en donde las
hojas jóvenes están en la fase de rápida elongación. Las plantas con hoja pequeña,
comúnmente no presentan señales de actividad del nematodo en el tallo (no aparece el
anillo y a veces solo hay unas pocas manchas necróticas), y los nematodos, si están
presentes en el tallo, parecen poco activos. Las interacciones específicas
(genotipo/patógeno/ambiente) que podrían explicar las diferencias en los síntomas (crónico
vs. agudo) no son claras. Además, no se ha podido asociar los síntomas en referencia con
razas morfológicas reconocibles del nematodo. Por otra parte, también existe la posibilidad
de que las diferencias en sintomatología sean causadas por diferencias ambientales.
Gama de síntomas en el tronco y el peciolo de hojas en palmas infectadas por el nematodo
del anillo rojo
Comportamiento del Vector y la Enfermedad (Epidemiología)
La incidencia de AR/HP puede variar grandemente aún dentro de una plantación particular,
lo cual depende de la edad de las plantas (mayor incidencia en palmas de edad intermedia),
la cercanía a fuentes de inóculo (áreas vecinas afectadas), la población infectada del vector
y las prácticas de manejo, que siendo inadecuadas, más bien pueden incrementarla. Sin
embargo, no existe evidencia alguna de que el nematodo agente causal pueda ser
transmitido en la semilla o a través de las herramientas de la cosecha. No obstante, las
heridas hechas por trabajadores inexpertos durante la cosecha y poda de hojas viejas
pueden atraer al vector, y de esta manera la planta adquiere el patógeno.
La enfermedad es rara en palmas jóvenes (menores de cuatro años), pero a partir de ahí
puede aumentar su incidencia hasta alcanzar un porcentaje muy significativo en
plantaciones adultas. La menor incidencia de la enfermedad en palmas jóvenes se debe en
parte a que la población de insectos adultos en ellas es también baja. El picudo adulto no
gusta mucho de esas áreas debido posiblemente a que son más soleadas, menos húmedas y
también a que existen menos sitios de reproducción (palmas con pudriciones o daños
mecánicos), particularmente antes de que la cosecha sea iniciada.
Conforme las plantas se desarrollan, el follaje se entrecruza y la plantación se convierte en
un sitio más sombreado y húmedo; condiciones que gustan al insecto adulto. Además, en
palmares adultos, también aumenta el número de palmas que atraen y sirven de sitios de
reproducción del insecto: palmas enfermas y dañadas por la cosecha y poda de hojas, rayos,
vientos etc. En plantaciones de edad intermedia (normalmente entre 9 y 14 años), la
incidencia del anillo rojo tiende a aumentar. En palmas viejas (alrededor de 16 años), la
población del vector puede ser relativamente alta pero estable, y la enfermedad tiene una
tasa menor de incremento, en parte debido a que penetra más luz por el crecimiento
desigual en altura de las plantas y la pérdida de plantas por diversas causas (enfermedades,
viento, rayos etc.)
En plantaciones adultas, una palma infectada por la enfermedad puede actuar como fuente
de infección para 3-5 palmas vecinas, las cuales no necesariamente son contiguas, sino
estar dentro de un radio de aproximadamente 36 metros. De esta manera se forman
pequeños focos, en donde la situación más común es encontrar una palma central con
síntomas más avanzados y otras con una infección más reciente separadas de la primera por
una o dos palmas sanas. Es común encontrar focos de la enfermedad cerca de los linderos
de la plantación contiguo a plantaciones mal manejadas o áreas incultas en donde crecen
palmeras silvestres u otras plantas hospederas del picudo. No obstante, cuando se descuida
el control de la enfermedad en una plantación, es obvio que esta misma genera la mayor
parte de los insectos contaminados.
El estudio de las curvas de incremento de la enfermedad en el tiempo ayuda a entender su
comportamiento epidemiológico, puesto que tales curvas combinan los efectos del
patógeno, el huésped y el ambiente. Existen dos curvas básicas teóricas: las que siguen los
llamados patógenos policíclicos o los monocíclicos. Las ecuaciones monomoleculares y de
Gompertz se usan normalmente para describir esos comportamientos epidemiológicos.
Sorprendentemente, el comportamiento epidemiológico de la enfermedad del anillo rojo fue
diferente según el tipo prevalente de síntomas presentes (agudo vs. crónico).
En la costa Atlántica de Honduras, en donde la condición de la hoja pequeña era prevalente
en las décadas de los 80 y 90 (síntoma crónico), los datos de incidencia en el tiempo, fueron
mejor ajustados con la ecuación monomolecular (crecimiento de interés simple). En otros
sitios, en donde prevalecía el síntoma agudo, la ecuación que mejor se ajustó fue la de
Gompertz (crecimiento del tipo del interés compuesto), lo cual significa un incremento
mayor en el tiempo. Tales diferencias en el comportamiento epidemiológico, podrían ser
explicadas, al menos parcialmente, considerando el comportamiento del vector y la
habilidad de la planta afectada de regular o restringir de alguna manera la multiplicación y
movimiento del nematodo dentro de sus diferentes tejidos. Actualmente (2010) es posible
que el incremento de la incidencia de la enfermedad en el tiempo en la costa Atlántica de
Honduras siga un incremento del tipo logístico, debido al cambio en el tipo de
sintomatología ahora prevalente (similar al clásico).
La pudrición de tejidos en el cogollo es poco frecuente cuando se presentan los síntomas de
la hoja pequeña, lo cual hace a estas plantas poco atractivas a la llegada de más adultos del
vector, pues estos responden a volátiles que emanan de las heridas frescas o pudriciones.
De esta manera, la presencia de adultos y larvas en plantas afectadas por la hoja pequeña
típica es poco frecuente; y esta es una de las razones por las cuales esas plantas pueden
vivir por varios años. El resultado final es un incremento relativamente lento de la
incidencia, ya que ésta depende principalmente de la población del vector inicialmente
infectada por el nematodo. En Honduras, en la década de los noventa, la proporción de
adultos de R. palmarum que acarreaban el nematodo era relativamente alta, pero aún así, el
comportamiento epidemiológico de la enfermedad se pudo ajustar mejor a la
ecuación monomolecular, lo cual no es necesariamente el caso actualmente (2010).
Cuando los síntomas agudos son los que prevalecen, es común que se desarrollen
pudriciones en la región del cogollo que atraen a los adultos del picudo cuyas larvas
claramente contribuyen a la muerte de las plantas en poco tiempo. En tales condiciones,
muchos de los insectos que se desarrollan en las palmas enfermas pueden adquirir el
nematodo y convertirse a su vez en vectores potenciales, lo cual causa un incremento de la
enfermedad del tipo de interés compuesto.
El Vector, Rhynchophorus palmarum
Los adultos de R. palmarum presentan una gran variación en tamaño, de 20 a 41 mm,
excluyendo el rostrum. El largo promedio en los machos es mayor que en las hembras. Los
sexos pueden ser normalmente diferenciados, considerando que el macho tiene un penacho
de setas sobre el rostrum. Sin embargo, esta característica puede estar ausente en los
individuos de menor tamaño. Elrostrum de la hembra es más largo, delgado y curvado que
el del macho.
El ciclo de vida de huevo a adulto, ocurre en 80-160 días, y el adulto puede vivir por tres
meses o más. Las hembras ponen entre 10 y 48 huevos cada día durante un periodo de 8-11
días y algunas pueden poner hasta 60 huevos durante los primeros tres días. El
apareamiento y ovoposición ocurren dentro de las dos primeras semanas, pero la
copulación puede ocurrir aún entre individuos recién emergidos de la pupa y toma unos tres
minutos. La emergencia de los huevos ocurre en unos tres días y le siguen nueve estadios
larvales (aproximadamente 60 días), un estado de pre-pupa y finalmente la pupa. Los
adultos tienden a ser más activos temprano en la mañana y en las tardes.
Las hembras adultas del picudo son atraídas por compuestos volátiles que emanan de
palmas con heridas o pudriciones en las cuales ovopositan. Por consiguiente, las larvas
crecerán en un medio saturado de nematodos y los ingerirán si la palma atacada ya tiene
anillo rojo. El nematodo sobrevive a las mudas de la larva y eventualmente puede viajar en
el adulto cuando este abandona la palma infectada y así llegar hasta plantas sanas e
infectarlas.
La población adulta de R. palmarum tiende a ser agregada dentro y entre parcelas o lotes de
cosecha según su edad, ubicación y manejo, lo cual es un factor que contribuye al
comportamiento epidemiológico de la enfermedad. La población también fluctúa a través
del año y las máximas capturas en trampas se obtienen durante la estación seca, pero el
porcentaje de insectos que lleva el nematodo (vectores potenciales), es comúnmente mayor
durante la última parte de la estación de lluvias.
Pareja de adultos de R. palmarum y pupa con un adulto próximo a emerger
El Hospedero (la Palma) y el Ambiente
La incidencia del anillo rojo es normalmente baja en palma joven (antes de que el follaje
cierre), lo cual ocurre por una combinación de factores, como un ambiente más soleado y
menos húmedo; lo cual no es agradable para el picudo. Por otro lado, existen menos sitios
que atraen al insecto (como heridas en el caso de que la cosecha aún no se inicie), menos
daño por vientos y en general menos palmas afectadas por diversas enfermedades.
Conforme la plantación crece y las hojas se van alargando, empieza a formarse un ambiente
de sombra y humedad que es particularmente agradable para que el picudo (vector de la
enfermedad) tienda a quedarse, favoreciendo su diseminación. La situación se puede
complicar aún más cuando existen problemas de drenaje, particularmente superficial y
cuando los ciclos de poda de hojas viejas (que envejecen en forma prematura) son muy
largos; todo lo cual promueve un ambiente húmedo y sombreado dentro del palmar. Esta es
la etapa más crítica de la enfermedad, la cual comúnmente ocurre cuando las palmas tienen
entre 8 y 13 años de edad; lo cual también depende de la densidad de siembra.
Finalmente, la muerte de palmas por diversas causas y el crecimiento desigual en la altura
de las mismas permiten una mayor entrada de luz a la plantación, lo cual se asocia con un
descenso en la incidencia de la enfermedad.
Cuando la presión de la enfermedad es alta, la siembra de variedades de crecimiento
vigoroso y hojas largas como Deli x AVROS, Deli x Yangambi, algunos cruces Deli x La
Mé y particularmente Deli x Ekona puede favorecerla, puesto que el follaje cierra en forma
más temprana. En el caso de siembras con Deli x Ekona espaciadas a 8.5 x 8.5 metros, en
sitios con baja disponibilidad de luz y con alta presión de la enfermedad, se ha observado
un fuerte ahilamiento (etiolación) y una alta incidencia de anillo rojo en forma temprana,
que solo sería esperable en palmas de mayor edad.
Un ambiente húmedo y de umbría también suele estar asociado a la presencia de la
enfermedad de la Pestalotiopsis en el follaje, por lo cual las medidas de manejo del anillo
rojo también tendrán repercusión sobre ese hongo del follaje.
Percepción del Palmero Hacia la Enfermedad y Concecuencias del
Manejo Inadecuado
Debido a que el incremento en incidencia del anillo rojo suele ser lento durante varios años,
el productor puede crearse una falsa confianza sobre su verdadero potencial. En estas
circunstancias, las medidas de control que se tomen inicialmente dependen en mucho de si
el problema se visualiza como una amenaza real, o como algo que simplemente podría no
causar mayores problemas en el futuro. Las decisiones que tomen los productores,
particularmente los pequeños, pueden tener un impacto importante sobre los resultados que
se obtengan en toda una región. La falta de iniciativa en tomar medidas de control efectivas
y la esperanza de recuperar palmas enfermas y de recibir ayuda del gobierno o de las
empresas grandes, roba tiempo importante mientras la enfermedad se acrescenta. Algunas
de las apreciaciones que conducen a un aumento incontrolable del anillo rojo son:





Creencia de que la enfermedad ´siempre ha existido en la región´ y aún así las
plantaciones han sobrevivido. Esta creencia solo empieza a desvanecerse cuando la
incidencia alcanza niveles tales que complican la efectividad de las medidas de
control que puedan tomarse
Asumir que el trampeo de insectos vectores (picudos) es por si suficiente para
controlar la enfermedad. El manejo de la enfermedad del anillo rojo comprende una
serie de prácticas dentro de las cuales el trampeo de adultos es solo una parte, que
por sí sola, no puede lograr el cometido buscado
Falta de información sobre la incidencia real y el avance de la enfermedad en el
tiempo. Es un problema ocurre particularmente entre pequeños productores que no
llevan registros confiables, o del todo no los llevan
Desconocimiento de los síntomas. Esta situación crea en algunos casos la falsa
sensación de que se logró recuperar palmas enfermas a través de un tratamiento
'mila-groso'.
Falsas expectativas sobre la existencia de un tratamiento o procedimiento
particular que recupera las plantas enfermas Posiblemente esta sea la percepción


potencialmente más problemática, ya que pueden aparecer en escena nuevos
personajes ofreciendo la cura para los síntomas, tratamientos para eliminar los
picudos e incluso la 'va- cunación' de las palmas. El pequeño productor es
particularmente vulnerable a caer en la tentación de recurrir a estos tratamientos,
que prometen lograr resultados con el mínimo esfuerzo.
Retrasar la eliminación de la planta enferma para "aprovechar" uno o dos racimos
adicionales en el futuro Este es un problema difícil de manejar dado que para los
pequeños productores cada fruta cuenta; pero constituye un riesgo, debido a que lo
aconsejable es eliminar la palma enferma tan pronto como los primeros síntomas
sean detectados. La eliminación de la planta enferma tempranamente permite el uso
eficiente del herbicida MSMA para matar la planta rápidamente y reducir las
probabilidades de que resulte atractiva para el picudo.
Asumir que se debe mantener la población original de 143 palmas para garantizar
los rendimientos óptimos por áreaEsta suposición hace que el agricultor intente
rellenar los espacios dejados por palmas muertas o eliminadas, con otras palmas
jóvenes de vivero; lo cual solo crea mayores condiciones de sombra y humedad
dentro del palmar que gustan al picudo, favoreciendo de alguna manera la
persistencia del problema.
Palmas de resiembra dentro de una plantación adulta. Izquierda. Palma dañada por bovinos
con escasas o nulas probabilidades de ser buena productora. Derecha. Palmas de tres
edades muy diferentes dentro del mismo palmar
Plantación con problemas de drenaje superficial evidentes, lo cual se debe en parte a la falta
de drenajes y al escaso o nulo mantenimiento de los existentes. A la derecha un canal
totalmente obstruido por malezas y hojas de cosecha. Nótese también el largo de las hojas
las cuales alcanzan a la palma vecina.
Propuesta de Manejo
El manejo del anillo rojo requiere de la toma de una serie de medidas integradas que
abarquen toda la plantación de interés; pero no debe dejarse de lado lo que está ocurriendo
en sus alrededores y en toda la región palmera. El control debe dirigirse a reducir las
fuentes de infección del nematodo (palmas enfermas), la población del insecto vector, y al
manejo del ambiente del palmar para hacerlo menos atractivo al insecto. Con base a la
experiencia de campo de muchos años en el combate de esta enfermedad en Centro
América, se han definido siete frentes de acción principales, que han permitido reducir con
éxito la incidencia del anillo rojo hasta niveles económicamente aceptables.
Organización del personal de fitosanidad. En toda plantación comercial se debe
organizar un grupo de personas encargadas de identificar, cuantificar y manejar los
problemas fitosanitarios. En el caso del anillo rojo se requiere que estas personas estén
entrenadas en el reconocimiento de los síntomas y sus múltiples variaciones,
principalmente en las etapas iniciales de la enfermedad. Deben también conocerse muy
bien las relaciones de la enfermedad con el vector y el comportamiento de este último. Las
visitas de inspección y eliminación de palmas enfermas deben hacerse preferiblemente cada
dos semanas en las áreas de mayor incidencia y cada mes en toda la plantación.
Eliminación de las palmas con síntomas. El tratamiento de las palmas enfermas
con nematicidas tradicionales no es recomendable, ya que la respuesta obtenida es errática.
Se han intentado aplicaciones al cogollo, al suelo, vía radical y por inyección al tronco con
diferentes productos y dosis. En el caso de la manifestación clásica (síntomas agudos)
nunca ha habido respuesta a los tratamientos. No obstante, algunas pocas palmas con los
síntomas de la hoja pequeña pueden mostrar signos de aparente recuperación después de
algún tratamiento, pero la mayoría de estas eventualmente vuelven a mostrar síntomas. El
porcentaje de palmas que parecen responder a los tratamientos nematicidas es, en todo
caso, similar al que experimenta una recuperación espontánea (aunque frecuentemente
pasajera) del problema. La respuesta errática a los nematicidas y el riesgo que estos ofrecen
para el ambiente hacen que su uso como tratamiento preventivo o curativo sea muy
cuestionable y las palmas que no responden al tratamiento (la gran mayoría) constituyen un
riesgo para el resto de la población sana.
Las palmas enfermas constituyen las fuentes de infección, por lo cual deben eliminarse en
forma temprana. B. cocophillus es un parásito obligado, y normalmente no sobrevive más
allá de tres meses en los troncos de palmas cortadas (no obstante, esto necesita verificación
en cada ambiente) y en el suelo desaparece luego de unos pocos días. La eliminación de
otras palmas infectadas (principalmente cocoteros) en las áreas vecinas, también contribuye
a reducir la enfermedad dentro de la plantación. Las palmas enfermas deben eliminarse con
ayuda de un arboricida. Como el objetivo es detectar las palmas afectadas con los primeros
síntomas, estas tienen todavía la capacidad de desplazar o mover hasta el follaje un
producto inyectado al tronco.
Además del producto escogido, la forma y el momento de la aplicación son importantes. El
herbicida debe matar un alto porcentaje de las plantas tratadas y los tejidos deben sufrir un
rápido deterioro, de manera que las larvas del vector que pudieran estar presentes, no
puedan cumplir su ciclo y emerger como adultos y posibles vectores. También es deseable
que el producto tenga algún efecto insecticida o repelente a la ovoposición o
establecimiento de las larvas. Varias de estas características se encuentran en el herbicida
Daconate (MSMA), el cual cuando es inyectado al tronco de palmas adultas en una dosis de
150 cc, mata un alto porcentaje de las palmas y efectivamente previene el desarrollo de
nuevas larvas de R. palmarum en el tronco. La mejor respuesta al Daconate se logra cuando
el tratamiento se hace en suelos no saturados de humedad y en palmas con síntomas
iniciales. En todo caso, la prudencia llama a revisar un porcentaje de las plantas tratadas y
ya secas, para constatar que efectivamente no albergan larvas. Esto debe hacerse dentro de
los dos meses siguientes al envenenamiento.
En algunas circunstancias, una cierta cantidad de palmas debe ser tratada de nuevo pues no
mueren rápidamente. Dado que esto sube los costos de la operación, siempre se está a la
búsqueda de otras alternativas. El Glifosato (Round Up) mata rápidamente las palmas y es
eficiente desde un punto de vista económico, pero no previene necesariamente el desarrollo
de las larvas del picudo, y su uso no es recomendable.
En el caso de palmas con síntomas muy severos (pudriciones), que ya han perdido la mayor
parte de su follaje, será necesario eliminarlas de tal forma que no puedan constituirse en
fuentes de insectos infectados. Para esto existen al menos tres opciones:
a. Desraizar la palma con pala, quitarle la corona de hojas y llevar el tronco a un lugar
en donde pueda ser quemado o enterrado. Esta opción es costosa e impráctica
cuando la incidencia es muy alta, pero puede aplicarse en palmares jóvenes y en
general en donde la incidencia sea baja
b. Cortar la palma enferma con motosierra tan cerca del suelo como sea posible y
luego cortar el tronco en pedazos pequeños. Los pedazos deben ser de un tamaño tal
que no contengan alimento suficiente para que una larva pueda completar su ciclo
de vida (chips). La pala o balde de un retroexcavador puede ser modificado para
lograr este objetivo y también sirve para tumbar la palma inicialmente. Los trozos
son luego extendidos y se les aplica un insecticida (ej. carbaryl o fipronil). Las
palmas enfermas con anillo rojo no deben ser usadas para preparar trampas, pues
esto implica un riesgo importante en caso de que algo falle (la aplicación del
insecticida por ejemplo).
c. Desraizar la palma con pala o cortar con motosierra tan cerca del suelo como sea
posible. El tocón se cubre con tierra luego de aplicar insecticida. Después, la región
del cogollo se parte en trozos pequeños hasta donde exista evidencia de que hay
larvas en el tejido deteriorado; de manera que sean expuestas y puedan ser tratadas
con insecticida. No usar estas plantas para preparar trampas para el picudo. El
remanente del tronco que no haya sido picado con la motosierra debe revisarse
luego (preferiblemente antes de cumplir dos meses de cortado) para verificar que no
se haya convertido nuevamente en un criadero de picudos.
Izquierda. El tejido desmenuzado de un tronco recibe la visita de picudos adultos por lo
cual debe protegerse con insecticida. Derecha. El cogollo de esta planta fue cortado en
pedazos que contenían larvas del picudo, pero el resto del tronco parecía sano, por lo cual
solo se protegió con insecticida, pero debe revisarse en forma rutinaria luego.
Los troncos de palmas enfermas fueron picados con motosierra o bien con una
retroexcavadora con el balde modificado
Reducción de los sitios de cría del vector. Los adultos de R. palmarum son atraídos por
olores (volátiles) que emanan de heridas o pudriciones y las hembras depositan sus huevos
allí. Los daños mecánicos en palmas son producidos por prácticas de cosecha y poda de
hojas inadecuadas (trabajadores inexpertos), ráfagas de viento, ratas (en palmas jóvenes),
rayos, etc. En el caso de las enfermedades, las palmas con pudriciones de flechas y cogollo,
así como las afectadas por el anillo rojo, son particularmente atractivas.
Las palmas afectadas por pudriciones deben limpiarse y tratarse en la medida de lo posible
con un insecticida con efecto contra R. palmarum. Cuando el grado de la pudrición no
permita una recuperación razonable de la palma, esta debe eliminarse.
La forma de destruir las palmas puede tener un profundo impacto sobre la población del
picudo. Cuando la palma es cortada conmotosierra, los cortes atraen a los adultos del
insecto, que podrían reproducirse en estos tejidos. Si la palma eliminada estaba
contaminada con el nematodo del anillo rojo, existe el riesgo de que algunas larvas que se
desarrollen en estas palmas sean portadoras del nematodo. Estos adultos infectados
emergen en aproximadamente dos meses y medio después de completar su etapa de larva y
de pupa, y serían los causantes de un incremento en el número de nuevos casos de la
enfermedad en aproximadamente otros tres meses, luego de transcurrido el periodo de
incubación de la enfermedad. En sitios con alta incidencia del anillo rojo se deben revisar
todas las palmas eliminadas (cortadas) en el pasado, pues pueden contener larvas, que
aunque no estén infestadas con el nematodo, deben ser eliminadas.
Reducción de la población adulta del vector. Los adultos de R. palmarum son atraídos
por los volátiles que emanan de heridas y ciertas pudriciones en diferentes palmas y otras
plantas como la caña de azúcar y frutas de piña. Este comportamiento se ha utilizado para
atraer y capturar a los insectos adultos en trampas preparadas con pedazos de tejido de esas
plantas. El costo de preparación y mantenimiento de las trampas es alto, pues la fuente
alimentaria debe ser reemplazada normalmente cada 8-10 días. Conforme el tejido se seca
(lo cual ocurre más rápidamente durante el verano), el poder de atracción disminuye.
Cuando la incidencia del anillo rojo y la población del insecto vector son altas, estas
trampas pueden ser insuficientes para lograr bajar la enfermedad a un nivel económico
aceptable.
El uso del "rincoforol", feromona de agregación producida por el macho de R. palmarum,
permite aumentar la eficiencia de las capturas en las trampas en 6-30 veces o más. Una de
las trampas más eficientes probadas comercialmente en el campo consiste en un recipiente
de plástico con una capacidad entre 5 y 20 litros. Envases de desecho de algunos
agroquímicos son adecuados para preparar las trampas.
Como fuente de alimento se ha preferido el uso de la caña de azúcar por ser un material
normalmente fácil de obtener y por permanecer atractivo al insecto por un periodo de hasta
dos semanas, según su preparación y las condiciones ambientales. Normalmente la caña es
impregnada con melaza para mejorar la atracción y mantener la humedad dentro de la
trampa (lo cual es fundamental para mantenerla atractiva para el picudo). El jugo de piña
también es un atractivo muy eficaz. La caña puede impregnarse con un insecticida como el
Carbaryl, de manera que los insectos que visitan la trampa mueran al alimentarse. Se deben
evitar los insecticidas de fuerte olor pues estos actúan como repelentes para el insecto.
La fuente de alimento se coloca en el fondo del recipiente en una cantidad suficiente, de tal
manera que cubra al menos todo el fondo (preferiblemente dos capas), ya que R.
palmarum gusta de ocultarse en lugares oscuros y húmedos. La feromona se coloca en la
parte superior de la trampa. Para permitir la entrada de los insectos visitantes se hacen
agujeros en la parte superior del recipiente, los cuales también facilitan la dispersión de la
feromona. La parte externa de la trampa se cubre algunas veces con una tela rugosa para
que los insectos que pudieran posarse sobre ella puedan agarrarse y subir. No obstante,
siempre debe verificarse que exista una forma fácil de entrada (puente) para los insectos
que, en su gran mayoría, primero se posan sobre el tronco de la palma y luego caminan
hacia la trampa.
En áreas con una población alta de insectos vectores e incidencia alta del anillo rojo, se han
obtenido buenos resultados colocando inicialmente una trampa cada 1-2 ha. Como la
población adulta de R. palmarum está fuertemente agregada, las trampas deben moverse
inicialmente para buscar los sitios de máximas capturas. Las trampas se colocan sobre el
tronco de las palmas o en el suelo entre los montones de hojas podadas (cosecha de racimos
y poda). Cuando la incidencia de la enfermedad y la población del insecto, hayan sido
reducidas significativamente, se puede disminuir la densidad de trampas a una cada 5-10
ha, aunque siempre habrá áreas que requieran un trampeo más intensivo. Se considera que
dos o menos insectos por trampa en dos semanas es una baja captura. Ocho o más insectos
capturados por trampa por semana es un número elevado y requiere intensificar el trampeo.
Las trampas deben ser mantenidas permanente de modo que tengan suficiente caña y
melaza fresca, estén bien ubicadas (a la sombra, libres de lianas y otras plantas, y en lugares
donde las capturas son mayores), y que las feromonas estén en buen estado para permitir
una captura eficiente.
El programa de trampeo y sanidad debe ser permanente. Inicialmente debe esperarse
aproximadamente unos nueve meses para detectar su beneficio en la plantación. Esto
porque es necesario bajar significativamente la población total del insecto y se debe esperar
a que transcurra el periodo de incubación normal de la enfermedad y que se manifiesten
síntomas en muchas palmas cuya infección ocurrió en el periodo en que el trampeo no era
aun totalmente efectivo.
Trampeo en áreas para resiembra. Los lotes de más edad de una plantación deben de ser
renovados cuando la productividad cae por debajo de un nivel económico aceptable o
cuando la cosecha se dificulta en extremo debido a la altura de las palmas. La forma de
eliminar estas áreas puede ser determinante en el curso que tomará la enfermedad del anillo
rojo en el resto de la plantación. El uso de un tractor para tumbar las palmas, aligera
enormemente la preparación del terreno, pero provoca muchas heridas en las mismas.
Cuando existe una población alta de picudos, lo cual es frecuente en plantaciones viejas,
estos se ven forzados a abandonar el área en busca de plantaciones en donde las
condiciones les sean favorables (palmas de edad intermedia). Muchos de estos insectos
también son atraídos por los cortes en los troncos.
Dos tipos de trampas para picudos comúnmente usadas en plantaciones de palma aceitera.
Izquierda. Esta trampa en particular necesita algunos agujeros para drenaje en las paredes a
aproximadamente una pulgada del fondo. La feromona en ambas trampas se coloca en la
tapa colgando de un alambre corto. La caña no tiene necesariamente que ser cortada o
machacada
El resultado puede ser un aumento en la población del picudo. Los troncos pueden
permanecer atractivos para la ovoposición por un año o más:, lo cual permite la
reproducción de varias generaciones de insectos. Si estas áreas por renovar tienen una alta
incidencia de anillo rojo, muchas de las palmas colonizadas por los insectos podrían
acarrear el nematodo, con lo cual se crearía por lo menos una nueva generación del vector
contaminada. Estos insectos al emerger migrarían hasta áreas vecinas, en donde causarían
nuevos focos de la enfermedad. Para evitar estos riesgos se deben tomar al menos dos
precauciones:
a. Reducir mediante trampeo la población residente de picudos en el área antes de
eliminar las palmas (sean estas envenenadas o tumbadas con tractor).
b. Envenenar las palmas con un arboricida (MSMA) y botarlas después de secas.
Existe también la posibilidad de tumbar las palmas con un tractor y quemarlas
posteriormente, pero esto no es permitido en algunos países.
Cuando hay secciones o lotes enteros en donde la incidencia de anillo rojo es muy alta
(>30%), pero la producción de racimos es aún buena, se puede intentar realizar
un underplanting (siembra bajo las palmas en pie) forzado. En este caso el interés debe
concentrarse en las palmas jóvenes, de manera que estas reciban tanta luz como sea posible
durante su desarrollo inicial, lo cual obliga a eliminar todas las palmas viejas en pie dentro
del año siguiente a la nueva siembra.
Manejo agronómico. Debido a que al picudo le gustan los sitios húmedos y sombreados,
es claro que entre las medidas para su control se debe contemplar el mejoramiento del
sistema de drenaje en la plantación y darle un buen mantenimiento para que sea efectivo. Se
debe crear una cultura, para que la red de canales de drenaje reciba mantenimiento y no sea
bloqueada con sedimentos, malezas y hojas cortadas de la palma. El mantenimiento de la
red de drenaje es una labor permanente, que requiere ser intensificada después de la
ocurrencia de periodos de lluvias intensas causantes de inundaciones.
Dentro del manejo agronómico también se debe considerar la densidad de siembra a ser
utilizada dependiendo de las variedades escogidas para iniciar o renovar las plantaciones.
En el caso de variedades de crecimiento vigoroso y hojas muy largas como Deli x AVROS,
Deli x Yangambi, algunos cruces Deli x La Mé, y particularmente Deli x Ekona, se debe
tomar en cuenta que estas tienen hojas muy largas con una tasa rápida de elongación,
particularmente durante los primeros 10-11 años; de modo que deben ser sembradas a una
densidad menor que la convencional de 143 palmas por hectárea (espaciamiento de 9x9
metros), particular-mente en áreas con fuerte presión de anillo rojo. En el mercado también
hay disponibles variedades como la Deli x Ghana y las compactas, cuyas hojas son más
cortas y por consiguiente se las puede plantar a una densidad mayor que la convencional,
aunque esta depende de factores ambientales como la disponibilidad de luz y la humedad y
otros relacionados con el manejo (nutrición). En todo caso, estas variedades deberían de ser
sembradas en el extremo inferior del ámbito de densidades recomendado en zonas con baja
disponibilidad de luz en lugares con alta presión del anillo rojo.
En condiciones en donde exista una alta presión de la enfermedad, particularmente en
palmas de edad intermedia, resulta contraproducente intentar mantener la población
original de palmas (resembrando palmas de vivero en los sitios vacantes). La situación
inversa es deseable, de modo que es conveniente entrar en la etapa de mayor
susceptibilidad con una menor población de plantas favoreciendo con esto la entrada de luz.
Para esto, es recomendable eliminar oportunamente las palmas improductivas, anormales,
enfermas y otras indeseables antes de que la competencia por luz se torne fuerte. De igual
manera es recomendable mantener ciclos cortos de poda de hojas viejas para favorecer una
mayor entrada de luz dentro de la plantación.
La realidad es que se pueden obtener rendimientos de fruta similares dentro de un ámbito
de densidades y que la densidad de 143 palmas por hectárea es solo un convencionalismo.
En plantaciones jóvenes (antes de que las palmas entren en competencia por luz), el
rendimiento es una función del número de palmas, pero conforme estas crecen y el follaje
se traslapa, la competencia por luz hace que el rendimiento esté en función de cuánta luz
puede recibir cada planta, de modo que densidades altas son contraproducentes. Existen
algunas consideraciones importantes aquí que son válidas para plantaciones de cualquier
tamaño:
a. La 'resiembra' de plantas en una plantación ya establecida es práctica solo en el
siguiente año de la siembra. Las palmas que se siembran en plantaciones ya
establecidas nunca tienen un buen desempeño, pues su crecimiento es seriamente
limitado por la sombra que reciben de las palmas de mayor edad. Estas palmas se
ahilan (etiolan) severamente y tienden a producir solo flores macho y
ocasionalmente algunos racimos de muy bajo peso. Adicionalmente, estas plantas
poco productivas implican un costo en el mantenimiento de los círculos (rodajas) y
en fertilización, y muy comúnmente son dañadas por bovinos y cerdos que pueden
ser plagas frecuentes en las plantaciones
b. La cosecha de palmas de diferente altura es un problema logístico importante y el
resultado final es que muy comúnmente las palmas resembradas inoportunamente se
quedan sin cosechar
c. En plantaciones adultas en donde existe competencia por luz, la desaparición de una
palma proporciona una ventaja para las vecinas que compensan con creces el
rendimiento de la palma faltante
Ley de sanidad. Un elemento que se consi- dera muy importante es la promulgación de
una ley (decreto) que obligue a todo productor a considerar el combate de la enfermedad
del anillo rojo como prioritario. Esto hace que las labores de eliminación de fuentes de
inóculo y reducción de la población del insecto vector se puedan extender a grandes áreas.
Protocolos de acción. Estos deben abarcar las labores agronómicas recomendadas, los
ciclos de visita, los criterios para definir los síntomas y las acciones a tomar en cada caso,
el tipo de trampa y su manejo, etc. Estos protocolos deben ser seguidos por todos, para lo
cual es necesario realizar reuniones y charlas para transferir la tecnología a toda la
comunidad palmera de la región.
Conclusiones
La
enfermedad
del
anillo
rojo,
causada
por
el
nematodo Bursaphelenchus (Rhadinaphelenchus) cocophilus y transmitida por el picudo
americano de las palmas, Rhynchophorus palmarum, ha sido considerada la enfermedad
más importante del cocotero y la palma aceitera en América tropical y todavía hoy en día es
común y alcanza altas incidencias en algunas plantaciones. El progreso de los síntomas
puede ser muy rápido (forma aguda) y la palma afectada puede morir en unos pocos meses
después de que aparecen los primeros síntomas. En el otro extremo de un continuo de
síntomas, las hojas más jóvenes emergen cortas y con varios tipos de malformaciones, pero
las plantas pueden permanecer vivas por varios años (forma crónica).
La incidencia de la enfermedad puede ser mantenida a un bajo nivel, si se sigue una
estrategia de manejo integrado, que incluya los siete puntos detallados en esta guía. El
obviar la importancia que puede adquirir el anillo rojo en una plantación adulta, puede
conducir a tomar medidas inadecuadas de manejo, que más bien crearán condiciones para
que la enfermedad se disemine más rápidamente y abarque amplias zonas geográficas.
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