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La gaceta
curiosa
El periódico de los alumnos de ciclo III
del Liceo Francés de Sevilla
Los autores de este periódico son la clase de CE2 y CM1 (3º y 4º de Primaria)
¡Somos escritores!
Con este periódico queremos mostrar que los niños también sabemos escribir poesía o historias.
¡Todo el mundo puede hacerlo! Somos muy afortunados por poder publicar nuestras creaciones.
Esperamos que disfrutéis de nuestro periódico literario y que os guste mucho.
“LA FANTASÍA”
A mí me gustaría volar
Con las alas de la felicidad.
Fantasear,
nunca cambiar de edad.
Me gustaría cantar
con la felicidad.
También nadar
en la Antigüedad.
Clara Briand
_________________________________________
“La bailarina”
La bailarina baila
como la flor, flor, flor.
La vida de la bailarina
es la danza.
Tiran rojas flores a la bailarina,
llora de alegría.
Gracias, gracias, bailarina,
bailarina, baila para mí.
Tu rosa es mi corazón.
Nacho Rodríguez
1
La gaceta curiosa
Poesía de primavera
“Las flores”
Las flores, qué bonitas,
multicolores.
Las abejas
quieren sus olores,
hacen miel.
¡Qué dulce, qué dulce!
Saad Jouhari
…………………………………………………………………………………………………………
“Las flores”
”
“Las abejas”
”
Las rosas son risas,
muy contentas,
Con sus colores,
maravillosas.
Las amapolas,
son rojas y delicadas.
Las margaritas,
no se pueden confundir
con las pizzas.
Las abejas vuelan
de flor en flor,
¡qué bonitas son
con su color!
Hacen miel,
qué trabajadoras
y su reina
que se peina.
Maximilien Sanchez
Francisco Monteiro
…………………………………………………………………………………………………………
Un poema adivinanza…
“El hotel loco”
El hotel, es de miel.
Los turistas no van, porque le pican.
La cama, de manzana.
Los empleados, matados.
¿Quién será? CONTINUARÁ...
Eleonora Rambaud
2
La gaceta curiosa
Poesía de otoño
(Solución en página 8.)
“LAS HOJAS EN OTOÑO”
Las hojas rojas en otoño
son rojas como la sangre,
tanta tristeza me tiene hasta el moño,
oro, sangre y esperanza
verde, amarillo.
La melancolía de un paseo
en otoño se convierte en un suspiro,
solo puedo soportarlo
si bromeo
y
mientras anhelo, respiro.
Gonzalo Alcántara
“Las hojas del otoño”
La hojas naranja como el crepúsculo.
Las hojas amarillas como el oro.
Las hojas rojas como la sangre.
Las hojas marrones como el cuero.
Las hojas verdes como el pino.
“El viento”
El viento sopla
como el rumor del mar.
El rumor del mar
suena como el sonido
del viento.
Alejandro Bièvre
Nathan Fournié
Poesía a la familia
“Mi familia”
Julien siempre se sube al manzanar.
Mi madre se llama Cinta,
y siempre en la pared pinta.
Lucía tiene una amiga llamada María.
A Óscar le molestan las moscas.
Amélie se ríe por la nariz.
Lucía Schuler
3
La gaceta curiosa
Poesía a la naturaleza
“Rosa blanca”
Rosa blanca,
significas muchas cosas:
la nube,
la nieve,
y la lana blanca.
Pero para mí
tú eres
la alegría,
la libertad.
la naturaleza
y todas estas cosas.
Tess Di Rosa
……………………………………………………………………………………………………………….
“La luna”
La luna, qué mona.
Redonda, qué buena.
Luminosa, maravillosa.
El mundo completo
con su vestido de plata.
Zaynab Jouhari
……………………………………………………………………………………………………………….
“Las estrellas”
Estrellita de mar,
estrellita del cielo,
cuál es la diferencia.
La estrella de mar
tiene los ojos
como el mar,
la estrella del cielo
tiene los ojos
como la noche.
Estrellita de mar,
estrellita del cielo,
vosotras brilláis
como la luna.
Antonia Di Rosa
4
La gaceta curiosa
Poesía a los animales
“Los animales”
La amistad
no tiene piedad.
Los animales se esconden
en los matorrales
y otros animales en los árboles.
Y el león
como el viento
sopla como el rumor.
Álvaro González
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“EL LORO”
El loro es muy bonito
pero se esconde muy bien.
Tiene las alas como la miel.
Puede vivir en libertad
o con nosotros,
Ven a jugar
con el loroloroloro.
¡Yupi!
Amaya Lebron
La gaceta curiosa
Un poema a la profe
“Rosa”
Rosa es muy maravillosa,
es una trabajadora muy gentil,
¡pero cuando está nerviosa
no es muy graciosa!
5
La gaceta curiosa
Historias y más historias
“El monstruo de las gominolas y las chucherías”
Había una vez un monstruo que solo comía chucherías. Un día se encontró con Mercedes, que tenía
chucherías. Entonces el monstruo cogió a Mercedes y se la comió enterita con sus chucherías.
Otro día marcos llegó por primera vez a esa urbanización y fue a casa del monstruo. Cuando Marcos
entró en la casa descubrió que la casa estaba encantada. Entonces Marcos se cayó subiendo la escalera
para entrar en el salón. Después, cuando se paseaba por la casa se dio la vuelta y la puerta ya no estaba
porque se había cambiado de sitio: era una casa encantada, pero también una casa laberinto.
Marcos siguió y pensó en que iba a encontrar al monstruo. Vio la puerta de la habitación del monstruo:
− ¡Para de asustarme, solo he venido en paz! − dijo Marcos.
− ¿Qué quieres? ¡Oaaa! − dijo el monstruo.
− ¡Quiero que pares de comerte a los demás niños que huelen a chuches o que las están comiendo! ¿Por
qué lo haces? − preguntó Marcos.
El monstruo respondió:
− Porque me encantan las chuches y huelen muy bien.
Marcos dijo:
− Ya, pero es que eso está muy mal y nadie te querrá si sigues así.
− ¡Para o te como entero! − gritó el monstruo.
− Tengo una idea: si tú dejas de comerte a los niños, todas las tardes te traigo muchas chuches.
Pero el monstruo no le escuchó y entonces Marcos se fue.
Desde ese día Marcos no dejó de chillar, hasta que un día su hermana Laura volvía de dar un paseo.
− Marcos, tienes que venir conmigo, he visto algo extraordinario en la casa de enfrente y no sé quién
vive ahí. ¿Tú sabes quién vive? − dijo Laura.
− Sí, vive el monstruo de las chuches. ¿Qué es eso tan extraordinario? − preguntó Marcos.
− Pues que he visto a Margarita en la boca de alguien. Conoces a Margarita, ¿verdad? − preguntó Laura.
− Sí, la conozco. Pues llama a la policía y explícales lo que ha pasado − dijo Marcos.
Laura llamó a la policía:
− ¿Policía? Soy Laura, vivo en la calle San Luis, nº 3 y en la casa que está enfrente de la nuestra he visto a
un monstruo comiéndose a Margarita − dijo Laura asustada.
− Laura, cálmate, voy a ir a ver lo que pasa y arrestaremos al monstruo − respondió el policía.
Pero ni Laura ni Marcos ni el policía sabían que detrás vivía un ogro, el hermano del monstruo. El policía
llegó y dijo:
− Vamos, acompañadme, no voy a ir yo solo.
− ¡Yo ya he ido y no quiero volver a ir nunca más! − dijo Marcos.
− Yo voy contigo, me encantan los momentos de aventuras! − respondió Laura.
El policía y Laura se fueron y Marcos dijo:
− Me voy con vosotros, es más seguro.
Los tres llegaron a casa del monstruo y llamaron a la puerta. Entraron y Marcos dijo:
− Cuidado, esta casa es una casa encantada y es una casa laberinto.
− Atención, chicos: esta casa tiene seguramente muchas trampas. Tened los ojos abiertos − dijo el policía.
Laura no tenía miedo, se aventuró hacia dentro pero Marcos, como era un miedica, se quedó atrás y
además tardaba cinco minutos para cada paso.
Llegaron al cuarto de baño y Laura encontró un pasadizo secreto y dijo:
− Cuidado, sobre todo tú, Marcos, la escalera está oxidada. ¿Tienes una linterna, policía?
− No lo sé, voy a buscar entre mis cosas − respondió el policía.
− Hoy tengo mucho miedo, tendríamos que irnos −dijo Marcos preocupado.
− ¡No! − dijo Laura −, ya hemos llegado a nuestro destino y no vamos a dar media vuelta.
− Pero es que tengo mucho miedo y tengo escalofríos por todo el cuerpo − dijo Marcos.
− Laura − dijo el policía −, toma este escudo de policía para protegerte y toma esta espada para darle.
− ¡Sí, señor! − respondió Laura.
Avanzaron hasta la cama del monstruo y Laura cogió la espada y le dio. Los tres se fueron muy contentos,
sobre todo Marcos. Después, cuando llegaron a casa invitaron a todos sus amigos y a los demás policías
para celebrar la aventura que habían vivido.
El ogro se enteró de que los dos niños y el policía mataron a su hermano y se fue de Huelva, la ciudad
donde vivían Laura y Marcos. Ahora todos los niños pueden estar seguros de que no hay ningún
monstruo ni ningún ogro en Huelva.
Lucía Schuler
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La gaceta curiosa
Historias y más historias
“En el futuro”
Jorge y Jack estaban jugando. De pronto, Jack vio un hueco en el suelo. Jorge también
lo vio. Bajaron por el agujero y se cayeron en una máquina. Jorge apretó un botón y
fueron transportados en unas sillas. Jack se levantó y Jorge también. ¡Estaban en una
época donde había comida que se preparaba sola! Comieron y después trataron de
volver a su época. No podían pues no estaban las sillas. Pronto vieron una puerta que
no estaba antes. La abrieron y vieron otro hueco. Saltaron y estaban en una casa.
Pronto llegó un ciclón y la casa se fue corriendo con patas escapándose del ciclón.
Jack miró su reloj, eran las 8:45. ¡La hora de ir al colegio! Fueron al colegio en autobús
sin conductor y llegaron a la escuela. Jack y Jorge se dieron cuenta de que eran nuevos.
Su madre les había cambiado de colegio.
La profesora de historia preguntó en qué siglo estaban, Jorge dijo que era el siglo XXI
pero una niña llamada Ana dijo que era el siglo L.
− ¡Bravo, Ana! − dijo la maestra − Ayer cambiamos de siglo.
Jorge pensó: “Pero cuando nos caímos en el hueco era el 8 de agosto de 2012. Creo
que estamos en el futuro”. Después susurró a Jack:
− ¡Estamos en el futuro!
− Es verdad − respondió Jack −. Nos fuimos en 2012 y ahora estamos en 4978. ¿Cuándo
vamos a llegar a casa?
− Tenemos que volver por una de las sillas.
− Pero ya no están − dijo Jack.
Cuando sonó el timbre, Jack se cayó en un hueco que había provocado el sonido. Jorge
fue a buscarlo pero el hueco se había cerrado. La maestra preguntó:
− ¿Dónde está tu hermano, Jorge?
− No sé − dijo Jorge −. Se ha caído por el hueco y se ha cerrado.
− ¿Por qué se ha caído? − preguntó la maestra.
− No sé − respondió Jorge.
− Hay algo rojo − dijo la maestra.
− No lo había visto.
Y Jorge pulsó el botón y se cayó en otro hueco. Encontró a Jack sentado y también otro
botón.
− Jack, ¿te has fijado en este botón?
− No − respondió Jack y apretó arriba.
Una palanca se abrió y vinieron sus sillas. Pero cuando se subieron descubrieron que
solo era una ilusión óptica. Eran dos gigantes arañas que estaban hablando. Cuando
Jack y Jorge se subieron, las dos arañas se convirtieron en dos niños. Se llamaban Dick y
Amaya. Llegaron los cuatro a cuatro sillas. Revisaron bien antes de subirse en las sillas,
pero cuando llegaron descubrieron que estaban en el siglo IC.
Volvieron a subir en las sillas y llegaron al siglo CC, pero Amaya vio que había una
palanca y que volvían a su época. Estaban en su cama los cuatro hermanos. Jack
aseguraba que habían vivido juntos una aventura pero los otros dijeron que no.
Clara Briand
7
La gaceta curiosa
Historias y más historias
“Filipo y yo”
”
Érase una vez un niño que se llamaba Maxi. En su casa no tenía habitación, sus
padres y sus hermanas sí. Él quería una mascota: un gato, un perro..., pero su
madre quería algo más básico.
Un día pasó por la tienda de animales y vio una jaula de hámsters. Todos se
movían menos uno. De repente, entre ese hámster y Maxi hubo una fuerza que
les unía. Entonces Maxi lo compró y decidió llamarlo Filipo. Maxi y Filipo se
hicieron muy amigos. Un día Filipo se perdió, Maxi estaba muy inquieto pero lo
encontró y se puso muy contento.
Otro día Maxi se levantó, miró en la jaula de Filipo y había ocurrido una
tragedia: Filipo habia muerto. Maxi estaba muy triste. Su madre lo consoló pero
fue muy difícil. Maxi decidió enterrarlo en su lugar favorito: la montaña donde
veían la puesta de sol todos los días. Aunque Maxi y Filipo estuvieran separados
siempre seguirían siendo amigos.
Nacho Rodríguez
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“Citronia”
Hace mucho tiempo, en un planeta muy, muy pequeño de color verde, había
plantas que podían jugar, estudiar, correr… Pero el mundo era muy, muy, muy
aburrido. ¿Por qué? Porque nadie sabía hablar.
Un día el profesor Maíz pensó que podían inventar una lengua de plantas.
¿Cómo? El Planten, que significaba lengua. El profesor Maíz escribió todas las
palabras de “Lengua de Plantas” y dibujó su significado. Hizo 100.000.000 de
copias para las plantas de Citronia.
En un año todos sabían hablar “La lengua de Plantas”. Pero en un año había
2013 plantas que habían nacido, así que había que hacer 2013 copias más.
Al final el profesor Maíz, la estudiante Rosa, el presidente Citrón y el director
Fresa han dibujado todas las plantas de Citronia que no podían inventar en su
lengua propia. Después de esa reunión muy, muy pero que muy triste, no
quedó nadie en Citronia. Todos se fueron a la Tierra. ¡Ahora es seguro que
están hablando una lengua y están felices!
Rebeka Milius
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Solución del poema adivinanza: el hotel loco es la colmena.
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