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Ficha técnica Nº 9 Oruga bolillera –Helicoverpa gelotopoeon En el año 1988 apareció por primera vez en soja. Volvió a aparecer en 1995-96, luego en 2003-2005, nuevamente en 2008-2009 y desde allí todas las campañas dijo presente. En aquella primera gran incursión de los años 88-89 todavía no había siembra directa y la sequía se hacía sentir en muchas zonas tanto como ahora. Con poca experiencia aún, recurríamos a los especialistas para preguntarles “cual es el umbral para controlar esta oruga en sojas que están emergiendo o en V1? “ Desde el INTA Marcos Juárez dijeron “3 por metro “…. Porque ese era el umbral que se usaba en USA. Cuando dejábamos que llegaran a 3 por metro, a los 3 días no había más soja… Estos umbrales matan. Allí empezamos a respetarla. El ataque en las primeras etapas es muy incidente en los rendimientos. Al afectar el ápice principal de crecimiento, la planta es inducida a emitir ramificaciones laterales. Las ramas secundarias en la soja rinden menos que la principal, por lo que ya hay un daño de importancia. La cantidad de botes afectados va a depender de la condición de la planta. En lotes donde las plantas crecen lento por falta de humedad es más incidente el ataque que en lotes con buenas condiciones hídricas. Hace dos años, con condiciones de stress, los daños en esta etapa marcaron diferencias de hasta 10 quintales entre lotes protegidos y no protegidos para bolillera. Descripción y comportamiento: Dos años seguidos de primaveras secas predisponen al ataque de la bolillera. Los ataques comienzan en lotes con poco rastrojo o en aquellos donde no hay siembra directa. También en los que se han quemado o el rastrojo ha sido arrastrado por agua, sobre todo en las zonas medias-altas de algunos campos. La larva de la “bolillera” es fácil de reconocer en los estadios más avanzados, pero es importante hacerlo luego de que abandona los huevos. Las larvas de primero y segundo estadio tienen la cabeza negra y se encuentran alojadas en los folíolos aún cerrados. La larva produce hilos de seda con lo que impide a los folíolos desplegarse. Las larvas más grandes tienen las siguientes características para diferenciarlas en el campo: El color es variable, desde verde, pasando por tonos anaranjados, hasta casi negra. Sea cual fuere el color siempre se observa una banda lateral (con un recorrido en zig-zag) que recorre todo el cuerpo, de un color diferente a la tonalidad general del cuerpo. Colocándola a trasluz se pueden ver en todo el cuerpo pelos blancos, pocos, pero muy notorios (en los primeros estadios estos pelos son oscuros). El último segmento del abdomen, sobre el último par de patas falsas, tiene una caída muy particular en un ángulo de 45 grados. Finalmente cuando se la molesta o se la toca, se enrosca sobre si misma. Ciclo biológico: La polilla, de hábitos nocturnos, ovipone en las zonas apicales. En la base de los folíolos recién formados. Los huevos son individuales, son pequeñas “perlitas” estriadas, de color blanco cremoso al principio y brillante luego, colocadas sobre el pecíolo o en la base de los folíolos, normalmente del lado de abajo (cara abaxial). Presentan manchas marrones en círculo, poco perceptibles a simple vista, cuando la larva está por eclosionar. Daños: La polilla coloca los huevos en los brotes especialmente. Si no los pone allí, las larvas recién nacidas se dirigen a los brotes. Algunas dañan cotiledones, otras cortan los tallos, otras permanecen un tiempo comiendo en el ápice. El corte de plantas es el daño más notorio en esta etapa. Una oruga corta una plántula e inmediatamente pasa a otra para continuar el daño. Orugas de último estadio se dedican exclusivamente a cortar plantas. A veces sobre los cotiledones, a veces por debajo. Cuando cortan por debajo, la planta muere. Cuando lo hacen por encima la planta puede sobrevivir si hay condiciones de humedad, pero empieza a ramificar muy tempranamente. Si el período de sequía se extiende, las plantas pueden morir o producir muy poco. El síntoma en campo se observa como una serie de 5 a 6 plantas continuas con la mencionada sintomatología de corte sobre los cotiledones. Escribía Jorge Aragón en sus inolvidables informes del Sistema de Alarma de Plagas en 2005, último año de presencia importante de esta especie: “Las larvas de la oruga bolillera cortan los tallos de las plantas jóvenes, lo que induce el crecimiento de ramas laterales originando posteriormente plantas de baja altura. En plantas menores de 10 cm de altura, la oruga bolillera consume, con preferencia, brotes y tallos tiernos. En este caso, la planta puede recuperarse luego, emitiendo brotes axilares, fenómeno que origina plantas más bajas que lo normal, que dan menor rinde “ y relata que las condiciones climáticas de ese año eran muy similares a las de 198889. Tal vez se pudiera pensar que en esta etapa se puede manejar esta plaga como una oruga cortadora. Si se recurre a los umbrales para estas isocas en el cultivo de soja, se tienen cifras de 7 a 10 % de plantas cortadas encontrando al menos 2 orugas cada 100 plantas. Estos son umbrales son mucho más “permisivos” que para maíz o girasol, en la seguridad que la planta de soja puede “compensar” rendimiento de una planta faltante con las que la rodean. Pero el ataque de la oruga bolillera tiene un aditamento que echa por tierra esta hipótesis. Los ataques son en manchones. Entonces las plantas contiguas no encuentran “compañera” para que compense su rendimiento. Posiblemente si el brote es dañado por encima de los cotiledones, la planta reaccione dando un nuevo brote lateral que luego se va a comportar como principal, siendo menor producción de las ramas laterales. A medida que el cultivo avanza en su desarrollo, el daño en el número de nudos es afectado en menor medida por dos razones, hay más nudos ya desarrollados y porque con el inicio de la ramificación bolillera no está solo circunscripta al bote terminal, moviéndose entre otros ápices. Pasada la etapa de plántula las polillas oviponen en los brotes foliares. La cita que sigue también es de los informes de Jorge Aragón: “En etapas iniciales de desarrollo las larvas se alimentan en el interior de los brotes de soja y suelen ser confundidas con las larvas de Epinotia ( barrenador del brote). U. De tratamiento sugerido : 2- 3 larvas /m de surco”.. No solo las larvas se confunden con el barrenador, aunque técnicamente hay grandes diferencias, sino principalmente los daños. Los brotes afectados presentan una epinastia (comienzos de un marchitamiento), cambiando el color verde normal de la planta por un verde pálido que luego se torna marrón claro y luego, torciéndose hacia abajo comienza a secarse. La larva produce hilos de seda con lo que impide a los folíolos desplegarse. Allí encuentra alimento y protección. Para entender el potencial biótico de esta especie, hay coincidencia entre distintos autores sobre la cantidad de huevos que coloca. Según una recopilación de Daniel Calapanchay para el INTA Villa María: “la hembra puede colocar entre 300 a 1000 huevos, en forma aislada en cualquier parte de la planta, preferentemente en brotes terminales. Dichos huevos son de forma hemisféricos, blancos perlados y con estrías, los cuales eclosionan a los 5 o 9 días.” Por esta causa, pocas polillas por noche en trampas de luz, pueden pronosticar infestaciones de importancia en las zonas monitoreadas por estos sistemas. El principal daño que la oruga produce en esta etapa es la ruptura de la dominancia apical. Este fenómeno parece no ser exclusivo de la oruga bolillera. Según el recordado Hector Baigorrí, “la ruptura de dominancia puede ocurrir también por efectos de sequía y altas temperaturas.” Esto fue observado en años o zonas donde no fue importante la presencia de esta plaga. Este año podría darse un doble efecto de la sequía y la plaga en conjunto. Según Nicolás Ianonne de INTA Pergamino “Esta plaga puede producir graves problemas en soja de segunda en estado vegetativo, ya que los cortes de pecíolos y/o tallitos tiernos producirán un significativo retraso en su desarrollo, con menor altura y ramificaciones.” La influencia de la ruptura de dominancia sobre el rendimiento no puede predecirse con claridad. La planta ramifica y produce nuevos tallos. Pero la carga estará dispuesta con seguridad en zonas más bajas, con la consiguiente dificultad de la cosechadora para levantarla. En etapa vegetativa la soja aún puede compensar bien ya que “a medida que la soja progresa hacia nuevas etapas reproductivas, la capacidad de compensación ante situaciones de estrés disminuye y las pérdidas potenciales de rendimiento se incrementan” de acuerdo a una recopilación de Claudia Vega de INTA Manfredi. Es decir que en etapas vegetativas aún hay varias posibilidades de compensación de rendimiento. Aunque produce defoliación, no parece ser éste un daño de importancia en oruga bolillera. Las hojas comidas siempre quedan abajo, son más sombreadas y su capacidad fotosintética disminuida. Cuando la defoliación es más arriba, no alcanza a consumir lo que otras orugas como la medidora. Por tanto los dos factores relacionados con la oruga bolillera que más estarían influyendo sobre la capacidad de la planta para expresar sus rendimientos potenciales en estados vegetativos son el retraso (más que nada en sojas de segunda) que puede dar como resultado la falta de cuaje y menos carga y la ruptura de dominancia apical, cuya gravedad dependerá de la situación climática que siga al perjuicio de la plaga. La etapa de floración (R1-R2) es más decisiva para la formación del rendimiento, aunque de acuerdo a la recopilación mencionada de Claudia Vega “El número de flores en soja excede en gran medida la capacidad potencial para su fijación, aún bajo condiciones ambientales no restrictivas. La fijación de los granos, al contrario, es muy sensible a la disponibilidad de recursos, por lo que el estado fisiológico del cultivo durante el período crítico es decisivo en la determinación de los niveles de aborto de vainas y granos. Entonces, no es el número de flores iniciadas, sino el número de las mismas que sobreviven, el principal factor asociado con la variaciones del rendimiento “ Entonces, si la oruga bolillera causa daños como destrucción y aborto de racimos florales, la influencia sobre el rendimiento solo se conocerá de acuerdo a la compensación que logre. Y esto ya depende de factores climáticos, de densidad de siembra, de desarrollo de las plantas, etc. No puede extrapolarse un daño directo calculado ya que la pérdida de racimos florales puede compensarse porque puede existir compensación entre componentes de rendimiento (menor número de vainas compensa con aumento del número de granos por vaina y/o peso de grano), a medida que la soja progresa hacia nuevas etapas reproductivas.” Sabiendo que la compensación va disminuyendo progresivamente a medida que la planta progresa en los estados fenológicos reproductivos, los daños anteriores en racimos florales, trasladados a nudos con chauchas en R3-4 son mucho más certeros. Foto original Roberto Peralta Pero la oruga ya en R4 y hasta inclusive R6 va directamente a dañar granos. Aquí el cálculo puede hacerse directamente, ya que alguna compensación podrá haber en cuanto al peso de algunos granos, pero la pérdida es bastante directa, siendo mayor cuanto mas avanzado sea el estado Reproductivo de la planta. Monitoreo y control: Deben buscarse los huevos en la base de las hojas nuevas. Esto ya da una idea de la magnitud de la infestación. Encontrar 5 o más huevos por metro lineal a 0,52, indica posibilidades de daños importantes de progresar el ataque. De no lograr esta observación, aunque las plantas parezcan sanas, deben abrirse los folíolos plegados de los brotes. Allí se puede encontrar una larva color crema con la cabeza negra, que es nada más y nada menos que la bolillera que está dañando el ápice de crecimiento. Este es el daño más importante que solo se dimensionará a cosecha. La cantidad de botes afectados va a depender de la condición de la planta. En lotes donde las plantas crecen lento por falta de humedad es más incidente el ataque que en lotes con buenas condiciones hídricas. En 2009, con condiciones de stress, los daños en esta etapa marcaron diferencias de hasta 10 quintales entre lotes protegidos y no protegidos para bolillera. Aunque los “umbrales” digan otra cosa, pocas bolilleras, casi una por metro lineal, causarán daños de importancia en sojas estresadas entre V2 y V5-6 (Luego tolera más). Si las plantas están creciendo normalmente es posible que se pueda tolerar hasta 2 por metro lineal en sojas a 0,52. Estas sugerencias de “umbrales” se modifican con el grupo de madurez que se trate en cada zona. Cuanto más corto sea el ciclo menos daño deberá aceptarse. En estas primeras etapas de la soja, casi no hay superficie foliar para que los productos tengan persistencia. Por tanto hay que apelar al contacto si la oruga está expuesta (situaciones sin estrés). Si se usan productos que persistan en suelo… dependerá del rastrojo si llega o no al sitio por dónde camina la bolillera (que no es común que se desplace por el suelo) y si se producen lluvias posteriores a las aplicaciones… en definitiva, casi todos los productos pueden funcionar bien… pero caso por caso. En algunas oportunidades será el contacto, en otras la persistencia en suelo y en otras la penetración en las hojas para llegar donde se encuentra protegida y en la mayoría la ingestión. Recordar que los productos comúnmente utilizados (piretroides solos o en mezcla con fosforados) no tienen ninguna persistencia en plantas en emergencia y en primeros estados fenológicos. Esto se debe a que los insecticidas de contacto o de penetración en hojas, protegen las partes verdes que tocan, pero al ocurrir una brotación, estas partes nuevas no tienen producto. Y la bolillera ovipone casi siempre en los brotes nuevos. Cuando se evalúa una semana después de la aplicación hay larvas nuevas. No son las mismas sobre las que hizo el tratamiento. Cualquier producto piretroide, fosforado, carbamato o Regulador de crecimiento, NO VA PROTEGER LAS PLANTAS POR MAS DE UNA SEMANA. Es que la oruga dentro de los brotes va a morir principalmente por ingestión. Por su hábito de oviponer en brotes nuevos, estos no estarán protegidos si el tratamiento fue la semana anterior. Al funcionar solo por ingestión (ya que ni siquiera la tensión de vapor llega dentro del folíolo plegado) las dosis deben ser ajustadas, debido a que los marbetes muestran dosificaciones por contacto e ingestión combinando estos efectos. Solo en algunos tratamientos efectuados con rynaxypyr se observó protección de folíolos que no estaban a la hora del tratamiento. Este efecto se producirá solo cuando el producto alcance el tallo con la suficiente materia activa como para sistematizarse hacia los puntos de crecimiento. En definitiva, el producto puede hacerlo, pero depende de una cuidadosa aplicación y uso de coadyuvantes, especialmente muy buenos humectantes. En etapas vegetativas más avanzadas se pueden permitir más orugas sin afectar el rinde. Sobre todo cuando se detecta que el daño no es en brotes sino que actúa como defoliadora. Los productos de persistencia son los más indicados para esta etapa. Sugerencia de niveles de tolerancia para sojas de grupos de madurez IV y V sembradas a 0,52. Control biológico: No han sido detectados muchos parasitoides ni predatores en las primeras etapas del cultivo. El único parasitoide observado en la zona central de Argentina, aunque muy esporádicamente fue el del género Campoletis. (foto original INTA Oliveros). Lo que se observa con mayor frecuencia es la presencia de hormigas predatoras. En muchas ocasiones hay brotes que fueron dañados, con signos presentes como tela, excrementos y perforaciones hachas por las pequeñas orugas, pero las larvas no están. Estas hormigas, coloradas con el abdomen más oscuro, casi negro, las matan y las llevan a sus nidos. Foto original Ing. Agr. Juan Cacciavillani – Laboratorio Demeter Ordoñez - Córdoba