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Los mesembs
por Lic. Oscar Romero (Licenciado en Ciencias Biológicas (UBA) -
Jefe del Laboratorio de Micropropagación Vegetal de la Fundación Pablo Cassará)
A pesar de que aún la importancia económica reside principalmente en su utilización
decorativa, varias especies de esta familia, está adquiriendo cada vez más importancia
su utilización como fuente de materia primas para productos farmacéuticos,
cosmetológicos y alimenticios.
Así se los conoce popularmente: los
mesembs. En realidad, ese nombre no es
otra cosa que la abreviatura de la familia
taxonómica a la que pertenecen que es
Messembrianthemaceae, pero que hoy en
día también se la conoce como Aizoaceae,
la
cual
comprende
1700
especies,
repartidas en 127 géneros. Un 63 % de
dichas especies son típicas de Sudáfrica, representando el 10 % del total de la flora
africana, aunque también se los encuentra en las zonas costeras del Mediterráneo, de
Australia y de la costa del océano Pacífico en Sudamérica.
Los
mesembs
son
plantas
suculentas o crasas, rastreras, arbustivas
o
subarbustivas,
desarrollándose
estado silvestre en
radiación solar
en
zonas de alta
y temperatura, sobre
terrenos arenosos o sueltos, siendo las
bajas temperaturas el factor limitante de
su desarrollo, Sobreviven muy bien en zonas áridas y semiáridas. Florecen
abundantemente en primavera y verano, abriendo sus
pequeñas y bellas flores sobre todo en las horas de máxima
radiación. La polinización de las mismas es llevada a cabo
por insectos.
Lo expuesto hace que estas plantas sean muy
utilizadas en los jardines con rocallas o borduras, aunque en
muchos casos también se las utiliza para formar pequeñas
cascadas vegetales en los balcones.
Sin embargo, a pesar de que aún su importancia económica reside
principalmente en su utilización decorativa, está adquiriendo cada vez más
importancia su utilización como fuente de materia prima para productos
farmacéuticos, cosmetológicos y alimenticios.
En investigaciones preliminares se observó que los nativos de las regiones
donde crecían estas plantas, las aprovechaban con distintos fines, lo que indujo a los
científicos a realizar diferentes estudios fisiológicos.
Una de las especies más estudiadas fue el Sceletium tortuosum, planta nativa
de Sudáfrica y conocida allí como Kanna o Kauwgoed. Se observó que, habitualmente,
los nativos mascaban material seco de dicha planta y que también solían utilizarla en la
preparación de infusiones o tinturas. Los principales efectos que produce su consumo
es
un
marcado
mejoramiento
del
ánimo
de
la
persona,
disminuyendo
simultáneamente los estados de tensión y estrés, algunos pastores también lo
utilizaban como un supresor del apetito.
Las investigaciones llevadas a cabo
determinaron la presencia de distintos
alcaloides
como
mesembrenol
y
la
mesembrina,
tortuosamina.
Estos
compuestos interactúan con los receptores
de dopamina y serotonina a nivel cerebral.
En algunos pocos casos se observó que su
consumo
producía
algunos
efectos
secundarios como dolor de cabeza, náuseas
e insomnio, lo que desaparece con la
suspensión de su consumo.
Es interesante destacar que los científicos encontraron que la producción de
alcaloides variaba según el estado y tratamiento de la planta, así vieron que los niveles
de alcaloides eran relativamente bajos en material fresco, pero, se incrementaban
substancialmente cuando dicho material era picado y macerado para su desecación,
proceso que obviamente también se produce con el mascado por parte de los nativos
de la zona.
Aunque el género Sceletium sp, es el más
estudiado y utilizado con fines comerciales, no hay
que dejar de mencionar que también se ha
detectado la presencia de alcaloides en otros
mesembs utilizados habitualmente como plantas
de jardín, entre ellos podemos citar a Astenia sp,
Lampranthus sp y Oscularia sp.
Otro género interesante desde el punto de vista medicinal es el Carpobrotus.
Especies de dicho género fueron investigadas con distintos fines medicinales. Así,
Carpobrotus mellei, planta nativa de la región del Cabo, en Sudáfrica, fue estudiada por
su potencial antimicrobiano debido a que la población nativa la utilizaba para tratar
diferentes dolencias, como dolor de garganta, dolor de muelas o infecciones bucales.
Encontrándose que los extractos en acetato de etilo y libres de taninos, realizados a
partir de las hojas secas, dieron como resultado ocho componentes, de los cuales siete
poseían actividad antibacteriana contra Staphylococcus aureus y sólo tres contra
Mycobacterium smegmatis, dando valores significativos de MIC y MBC, que justifican
claramente el uso popular de dicha planta.
Por otra parte, en las costas lusitanas se encuentra Carpobrotus edulis, de la
cual, los extractos presentaron una fuerte actividad antibacteriana. Mediante el
método de fingerprint se identificaron inicialmente compuestos flavonoides como
rutina, neohesperidina y ácido ferúlico. Otros investigadores trabajando en esta misma
especie encontraron, también, que los extractos realizados poseían un efecto
inmumomodulador sobre células cancerígenas, pudiendo ser utilizado en el futuro en
tratamientos quimioterápicos.
Otras especies promisorias dentro de este
género son C. muirii y C. cuadrifidus, las cuales también
presentaron actividad antimicrobiana.
Por otra parte los mesembs, en general, se
encuentran sometidos a altas radiaciones lumínicas,
tolerando perfectamente la radiación UV recibida.
Estudios
realizados
en
Mesembryanthemum
crystallinum demostraron que es altamente resistente
al stress por alta radiación, produciendo rápidamente
una acumulación de metabolitos secundarios en la epidermis de la cara superior de la
hoja, lo cual no ocurre si se somete la planta a stress hídrico o salino. Dichos
compuestos consistían en betacianina y flavonoles conjugados y compuestos fenólicos,
entre estos últimos se encontró BHT o butilhidróxitolueno, un potente antioxidante.
Por último cabe aclarar que ya son varios los patentamientos existentes para la
extracción y utilización de compuestos con distintos fines que van desde la producción
de gomas para la industria alimenticia a medicamentos oncológicos, sin dejar de pasar
por la industria cosmetológica.
De esta manera podemos afirmar la existencia de un futuro promisorio para los
mesembs más allá de su utilización decorativa en los jardines y balcones de nuestras
viviendas.
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