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Transcript
MANEJO DE PLAGAS CLAVES DEL CULTIVO DE MAIZ
Ing. Nicolás Iannone – Inta Pergamino
El barrenador del tallo Diatraea saccharalis en maíz
Su bioecología, y actual impacto en la producción
El barrenador del tallo Diatraea saccharalis sigue siendo plaga clave del cultivo de maíz,
aunque a partir del año 2001 viene disminuyendo considerablemente su población año tras año. Para
dar una idea de ello podría referirse a las estimaciones de ataques de la plaga en maíz, en referencia a
situaciones promedio de la región pampeana. En este sentido, para el período anterior al 2001 esta
plaga presentaba ataques con impacto económico en 1 de cada 2 a 5 lotes de maíz, mientras que para la
última campaña dichos ataques sólo se registraron en 1 de cada 10 a 30 lotes de maíces
convencionales.
Tal situación es resultante de una significativa disminución de la población de Diatraea a nivel
de la región pampeana, y ésta puede verse reflejada en la variación de los niveles de capturas de
adultos de la plaga a través de los años (Gráfico 1), donde se observa claramente la tendencia de una
marcada declinación de los picos de capturas a partir de la campaña 2001/02, acentuándose
fundamentalmente en los últimos años.
Gráfico 1
DINAMICA POBLACIONAL DEL "BARRENADOR DEL TALLO"
Picos de capturas de D. saccharalis - Variación en 10 años
Nº de Adultos
900
Bt
700
500
300
100
96/97
97/98
98/99
99/00
00/01
01/02
02/03
03/04
04/05
05/06
Años
El referido fenómeno se debe principalmente, entre muchos otros factores que siempre
interactúan sobre el desarrollo de una población de insectos, a la eliminación de la descendencia de la
población de Diatraea que ovipone sobre maíces transgénicos Bt, ya que la hembra adulta de este
lepidóptero no distingue entre maíces Bt y convencionales al depositar sus masas de huevos. Por tal
motivo, es posible inferir que esta plaga continuará con niveles bajos durante las próximas campañas
maiceras.
Independientemente de ello y considerando las pérdidas de producción en los lotes que resulten
atacados por Diatraea, para las siembras tempranas de setiembre se presentan pérdidas promedio
cercanas al 8 - 10% de la producción (gráfico 2). En maíces tardíos de octubre las pérdidas registradas
son de alrededor del 15 - 20%, y en maíces de segunda éstas normalmente varían del 20 al 45 % de la
producción. Las pérdidas esperadas promedio que se muestran en el gráfico 2 se refieren sólo a los
lotes atacados por la plaga.
Gráfico 2
Pérdidas esperadas en lotes atacados por D. saccharalis
según fechas de siembra del maíz (*)
8-10 %
Ppio. Setiembre
15-20 %
Octubre
20-35 %
Noviembre
20-45 %
Maíz de segunda
(*) Promedio
de lotes atacados
solamente
NIVEL
DE PERCEPCION
DEL
PROBLEMA
En cuanto a los aspectos más importantes de la bioecología de Diatraea saccharalis fab.,
insecto lepidóptero (Familia: Pyralidae) se menciona que es una plaga que afecta a gramíneas, ya que
tiene como hospederas a plantas cultivadas y silvestres como son el maíz, sorgo granífero, caña de
azúcar, trigo, arroz, sorgo de Alepo y otras gramíneas forrajeras como Phalaris sp. y Penisetum sp.
Las mariposas aparecen en primavera e inician la primera generación colocando oviposiciones
en el maíz preferentemente en el envés de las hojas, siempre que éste tenga 3 o más hojas.
Normalmente esta primera generación encuentra al maíz recién sembrado o en emergencia, y en estos
casos la hembra adulta prefiere oviponer sobre trigo u otras gramíneas hospederas. La segunda
generación generalmente encuentra al maíz en un estado vegetativo bastante desarrollado o bien en
estado reproductivo, según su fecha de siembra, y es la generación que produce el mayor impacto
sobre el cultivo, siendo que las siembras muy tardías o de segunda son las menos frecuentes y donde
tendría una alta incidencia la tercera generación de la plaga.
Cada oviposición es una masa de 10-50 huevos con apariencia escamosa y de coloración
blanca cuando están recién colocados, tornando al amarillento y finalmente al anaranjado cuando están
próximos a eclosionar. El período de huevos puede durar entre 6 y 10 días según un amplio rango de
temperaturas, aunque generalmente se cumple entre 7 y 9 días. Estudios realizados en INTA
Pergamino indican que la gran mayoría de las oviposiciones son colocadas en el tercio medio e inferior
de la planta de maíz, registrándose entre el 50 y 60% del total en el tercio medio. Esta información
tiene particular importancia al momento de aplicar la solución insecticida.
Las larvas al nacer se dirigen hacia la axila, entre el tallo y las vainas de las hojas. Después de
2 o 3 días atraviesan las vainas que envuelven el tallo y se ubican entre ésta y la caña, quedando
protegidas detrás de la vaina hasta cumplir alrededor de una semana, para luego comenzar a penetrar
en el tallo donde desarrollan el resto de su vida larval produciendo galerías. Presentan 5 estadíos
larvales comprendidos en un período de alrededor de 25 días, dependiendo de las temperaturas
reinantes. Hiberna como larva en raíces y base del tallo de plantas hospedantes, y fundamentalmente
en los tocones de rastrojos de maíz y sorgo.
Manejo y tecnología de control
El tratamiento químico de Diatraea en maíz debe realizarse antes de que las larvas penetren en
el tallo, ya que cuando están dentro del mismo resultará inútil cualquier medida de control. Esto no
significa que el tiempo disponible para realizar las aplicaciones de insecticidas sea muy breve. Todo lo
contrario, la tecnología de control de Diatraea permite disponer para la toma de decisión de un tiempo
mayor que el que se tiene para la mayoría de las plagas de cultivos extensivos según se analizará más
adelante.
Otra característica distintiva del control de Diatraea es que la toma de decisión se basa en el
monitoreo de huevos (oviposiciones) mientras que el manejo clásico adoptado para el control de otras
plagas de cultivos granarios propone el monitoreo de larvas como en el caso de lepidópteros o de
ninfas y adultos hemípteros, por citar las familias de plagas más comunes de la soja. También resulta
relevante a destacar que para el control de la mayoría de otras plagas el mayor énfasis se pone en el
producto y dosis a utilizar, mientras que para el control de Diatraea tanto o más importantes son el
momento y el sistema de aplicación.
Momento de aplicación
Las generaciones de la plaga no están definidas en un tiempo preciso, sino que sus apariciones
varían por influencia de un complejo de factores bióticos y abióticos. Por ejemplo, para el núcleo
pampeano los períodos más probables de aparición de los picos de adultos de cada una de las
generaciones son: 2da quincena de octubre y 1era quincena de noviembre para la primera generación, 2da
quincena de diciembre a principios de enero para la segunda, y fines de enero a mediados de febrero
para la 3era generación.
La aparición de los adultos de Diatraea es detectada a través de sus capturas en trampas de luz.
Sin embargo, el uso de trampa de luz por parte del productor no es condición necesaria para aplicar la
tecnología de control químico de Diatraea en maíz. Será suficiente con estar atento a los "Alertas
regionales" sobre la presencia de Diatraea, los cuales son ampliamente difundidos por el INTA y otras
entidades a través de medios masivos y también en forma personalizada por correo electrónico (para
recibir los avisos de Alertas, solicitarlo a: [email protected])
El Alerta sobre la presencia zonal de Diatraea tiene por objeto indicar el momento de iniciar el
monitoreo o revisión de los lotes a fin de detectar la presencia de posturas de huevos de la plaga. La
utilidad del aviso de alerta para una zona radica en que nos permitirá ahorrar el trabajo de monitoreo
durante gran parte del ciclo del cultivo de maíz. En suma, el monitoreo quedará circunscrito a sólo dos
o tres semanas posteriores al aviso de alerta. Esta es otra característica diferencial del manejo de
Diatraea respecto a la mayoría de las plagas de cultivos extensivos. Así por ejemplo, para el barrenador
y defoliadoras en soja existe la necesidad de efectuar monitoreos durante todo el ciclo, mientras que
para Diatraea sólo será necesario el monitoreo del lote cuando el "sistema de alerta" indique la
presencia de la plaga en la zona y por ende el riesgo de que algunos lotes tengan posturas o vayan a
tenerla en el corto plazo.
Desde la aparición de una determinada generación de Diatraea detectada por la captura de
adultos en trampa de luz hasta la postura de las oviposiciones en un lote, transcurre un período que
puede variar desde unos pocos días a un par de semanas. La actividad de los adultos para la migración,
cópula, y oviposición está muy influenciada por condiciones climáticas imperantes principalmente
desde las 20 hs a las 02 hs. A su vez, después de colocada la oviposición deben pasar entre 7 y 9 días
para el nacimiento de las larvas, momento a partir del cual debe realizarse el control. La captura de
adultos en trampa de luz suele quedar muy alejada en tiempo del momento de control, por lo cual no
constituye una herramienta eficaz para la toma de decisiones. El momento oportuno para decidir el
control deberá determinarse directamente a través del monitoreo de huevos en el lote.
Monitoreo y toma de decisión
El monitoreo de una plaga tiene por objeto medir la densidad de la misma a fin de tomar o no
la decisión de controlar según el nivel de daño económico conocido. Simplificando, el monitoreo es
una herramienta fundamentalmente útil para decidir el control. En el caso de Diatraea, el monitoreo
tiene mayor relevancia aún porque adicionalmente cumple un rol excluyente en la determinación del
momento oportuno de aplicación. El monitoreo de esta plaga consiste en registrar la presencia de
oviposiciones en el lote. Para ello se tomarán 10 plantas al azar (no seguidas) por zona, evaluándose
entre 4 y 6 zonas por lote siguiendo una distribución que sea representativa.
La oviposición de Diatraea consta de una cantidad variable de huevos, generalmente entre 10
y 50, aunque no son poco frecuentes las oviposiciones de 60 a 80 huevos o más. Debido a una
competencia intraespecífica y al contacto del follaje entre plantas, sobre todo en maíces con cierto
grado de desarrollo, las larvas eclosionadas de una misma oviposición o postura pueden afectar
muchas plantas de la cercanía, favorecida su dispersión a través del contacto entre las hojas.
Según estudios desarrollados por el INTA Pergamino, la toma de decisión para el control
químico de Diatraea se deberá adoptar cuando se registre cerca de 1 oviposición cada 10 plantas, o
sea con el 8 a10 % de plantas con posturas.
Las posturas son blancas cuando están recién colocadas, luego van tornando al amarillento, y
finalmente son de color anaranjadas durante los dos días previos al nacimiento de las pequeñas
larvas. El período de huevos se cumple entre 7 y 9 días. La coloración de las oviposiciones es de
gran importancia para elegir el momento más oportuno de aplicación. Ejemplo, si al realizar el
monitoreo se registra que las oviposiciones son blancas, se sabrá que deberá pasar más de una
semana para realizar la aplicación. Si la mayoría de las oviposiciones son de color anaranjadas, se
infiere que el grueso de las larvas comenzará a nacer entre las 24 y 48 horas siguientes.
Considerando que las larvas penetran en el tallo a la semana de su nacimiento, el momento oportuno
de control estará dentro de los 6 días posteriores a la detección de oviposiciones en su mayoría
amarillento-anaranjadas. Por lo tanto, el usuario podrá optar por el servicio de aplicación con la
tranquilidad de un amplio tiempo disponible.
Sistema de aplicación
Este es un punto tan crítico como el del momento de aplicación para lograr el éxito en el
control químico. Las aplicaciones tradicionales de insecticidas resultan de una calidad normalmente
deficitaria. Esta plaga requiere asegurar la llegada del insecticida fundamentalmente a las hojas del
tercio medio e inferior de un maíz desarrollado. En una biomasa de maíz tan densa como alta, más de
2 mts de altura, la adecuada llegada del insecticida a dichos destinos resulta imprescindible ya que
éstos coinciden con la ubicación preferida por Diatraea para colocar las oviposiciones.
En Inta Pergamino se demostró que se puede lograr una buena calidad de aplicación y alta
eficiencia en el control de esta plaga tanto con equipos terrestres como aéreos. Para el control de las 2da
y 3era generación de Diatraea en maíz, los equipos terrestres deben ser de alto despegue (Tipo
Golondrín). Se recomienda utilizar un caudal de alrededor de 120 -150 litros por hectárea y una
presión de trabajo de 70 lb/pg2. También se consiguen excelentes resultados con la aplicación aérea. El
caudal a utilizar en las aplicaciones aéreas tiene una importancia extrema para la llegada del
insecticida al destino correcto.
Como las aplicaciones para el control de Diatraea se realizan en verano, conviene evitar las
aplicaciones aéreas entre las 10hs y las 17hs en días soleados, porque en dicho período es muy normal
que exista una muy baja humedad relativa. La humedad ambiente por debajo del 50 – 55% es el
enemigo número uno de la aplicación aérea, ya que favorece una alta evaporación de las microgotas
que salen de los picos del avión. El normal uso de agua como vehículo en aplicaciones bajo estas
condiciones ambientales conduce al fracaso de la calidad por evaporación del caldo y obviamente del
producto químico aplicado. En el caso contrario, o sea el de no poder evitar que la aplicación se realice
en presencia de baja humedad ambiente, resultará necesario el agregado de aceite emulsionable al
caldo a fin de evitar o minimizar la evaporación de las gotas. Tampoco en estos casos es eficiente para
el control de Diatraea el uso de gasoil o aceite puro, ya que si bien de esta manera se minimiza la
evaporación, como se parte con un bajo volumen por hectárea las gotas resultantes a nivel del tercio
medio de la planta de maíz serán insuficientes para el adecuado control de la plaga. Por lo tanto, para
una buena llegada de gotas dentro del cultivo es condición necesaria el uso de alto volumen y proteger
a las gotas de la evaporación. Trabajos del Inta Pergamino han demostrado el logro de eficiencia de
control cuando se usa 10 lts/ha de agua con el agregado de 2 lts/ha de aceite emulsionable.
Si bien el uso de alto volumen en la aplicación aérea resulta clave y decisivo para el logro de
un eficiente control, contradictoriamente, el propio usuario se muestra renuente al pago de un plus por
el servicio de aplicación con volúmenes superiores a los tradicionalmente usados para otras plagas y/o
cultivos. Sin duda, ello contribuye a una muy probable menor calidad de aplicación, tan necesaria para
el éxito en el control de esta plaga.
En el caso de otras plagas, una aplicación deficiente puede verificarse muy rápidamente porque
el remanente de isocas, chinches, pulgones, etc se puede observar sobre el cultivo, salvándose el error
con una aplicación de repaso. El caso de Diatraea también es diferencial en este sentido, ya que la
detección de la plaga es prácticamente imposible o al menos extremadamente dificultosa. Por lo tanto,
las aplicaciones deficientes sólo podrían corroborarse al momento de precosecha mediante la
observación de perforaciones en la caña, o sea muy tarde para remediarlas. Sin embargo, existe una
manera muy sencilla y práctica, que permite conocer casi instantáneamente la calidad de la aplicación
para el control de Diatraea: el uso de tarjetas sensibles. En ellas quedan marcadas las gotas que han
llegado a destino después de la aplicación, pudiéndose cuantificar el número de impactos por
centímetro cuadrado. Bastará con colocar a la altura de las espigas unas pocas tarjetas sensibles,
separadas a más de 30 mts entre sí a fin de controlar diferentes pasadas del avión. Estas tarjetas, de
muy bajo costo, sin dudas constituirán un argumento irrefutable sobre la calidad de la aplicación.
Isoca Militar tardía Spodoptera frugiperda Smith
Bioecología y daños
La "isoca cogollera" o "isoca militar tardía", Spodoptera frugiperda (Smith) es un lepidóptero
(Familia: Noctuidae) de amplia distribución en todo el continente americano. Esta plaga si bien es
polífaga muestra una preferencia por gramíneas, produciendo los mayores daños en las especies
cultivadas maíz, sorgo, moha y mijo. Así por ejemplo, en los últimos años ha mostrado una creciente
incidencia en los cultivos de maíz de la región pampeana, mientras que para el norte de nuestro país es
una plaga clave del cultivo. También soja, alfalfa, varias especies hortícolas, y malezas gramíneas
como sorgo de Alepo.
Las larvas tienen un color verde claro en sus primeros estadíos, y tonalidades más oscuras con
líneas longitudinales amarillentas y pardo oscuras a partir del cuarto estadío. Pueden presentar una
gran diversidad de colores, por lo cual este carácter no es útil para su identificación. A partir del 5to
estadío presenta en la cabeza una figura en forma de "Y" invertida de color blanco (sutura cefálica). La
máxima longitud de la isoca es de 35-40 mm al completar sus 6 estadíos larvales. El estado de pupa
transcurre en el suelo durante una semana, e hiberna en dicho estado. El adulto es una mariposa de
hábitos nocturnos, y la hembra coloca numerosos huevos en grupos sobre el haz de hojas jóvenes, a los
que cubre con escamas de su abdomen confiriéndole un aspecto terroso. El período de huevo se
cumple en 3 días, y el ciclo total en alrededor de 25 días.
A esta plaga se la conoce comúnmente en cultivos de maíz como "isoca cogollera", debido a
que el daño más típico lo produce en los casos en que la larva actúa a nivel del "cogollo" de la planta
joven de maíz o espacio central superior conformado por las hojas todavía enrolladas. Cuando el
ataque en el cogollo es previo al desarrollo del primordio apical (hasta 4 hojas), la isoca se alimenta de
las hojas, produciendo daños intensos aunque normalmente sin llegar a matar la planta. En cambio,
con la aparición del primordio apical (a partir de la 5ta y 6ta hoja) la isoca se alimenta del mismo,
pudiendo producir la muerte de la planta. En años de altas infestaciones tardías puede dañar a la espiga
en cualquier lugar de la misma. También, suele actuar como cortadora cuando previo a la siembra del
maíz se producen oviposiciones sobre terrenos enmalezados, y en estos casos las plántulas dañadas
generalmente se recuperan pero sufren un considerable retraso.
Los daños de la plaga ocurren más frecuentemente a partir de noviembre, presentando 2 a 3
generaciones en la región pampeana. Los maíces cultivados en zonas del norte del país, así como los
maíces de siembra muy tardía de la región pampeana son afectados por la "isoca cogollera" todos los
años, y de manera particularmente severa los de la primer región mencionada debido al desarrollo de
muy altos niveles poblacionales y a la presencia de generaciones superpuestas.
Entre sus enemigos naturales más importantes se destaca la "Juanita" o "Boticario" (Calosoma
sp.). El control cultural posible de realizar para tratar de minimizar el impacto de la plaga en maíz se
basa en la implantación temprana del cultivo sobre un rastrojo libre de malezas. Así como también,
existen referencias sobre una menor incidencia de la plaga en condiciones de siembra directa.
Niveles de decisión y pautas de control
Para una toma de decisión racional resulta imprescindible disponer y cotejar dos
informaciones, el nivel de infestación o de ataque de la plaga y el nivel de decisión o de daño
económico (nivel de ataque cuyos daños comienzan a producir una pérdida económica). Sobre la base
del monitoreo de las plantas de maíz, mediante la observación de los daños y la presencia de isocas o
de sus excrementos frescos en el "cogollo", se determinará el grado de infestación de la plaga. Así, se
podrá obtener el porcentaje de plantas atacadas resultante de observar 20 plantas por zona, tomando 4
a 6 zonas dentro del lote. Según el nivel de ataque que se registre y el estado del cultivo, se decidirá la
adopción de una medida de control en los casos en que se alcancen niveles del 15 a 20% de plantas
atacadas en maíces de hasta 4 hojas y cerca del 10% de plantas atacadas para maíces de 5 a 8 hojas.
Vale remarcar que para cogollera una racional toma de decisión deberá tener en cuenta
además del nivel de plaga presente (grado de ataque) también deberá privilegiar el momento del
tratamiento químico. El momento de aplicación más oportuno es cuando se observan ligeros daños en
hojas, con pequeños círculos de parénquima comidos sin atravesar la lámina de la hoja, o bien cuando
se registran los primeros orificios en la misma. Estos síntomas iniciales son indicadores de la presencia
de isocas todavía pequeñas y en su mayoría ubicadas en forma expuesta al contacto con la aplicación
insecticida.
El control químico de la isoca cogollera resulta muchas veces poco eficiente debido
fundamentalmente a que, por el hábito que tiene la plaga de estar en el cogollo, se dificulta el contacto
y/o la acción del insecticida sobre la isoca. A fin de maximizar los resultados en los tratamientos
químicos de esta plaga, se recomienda seguir las siguientes pautas de control:
1. No aplicar durante la mañana, fundamentalmente debido al rocío nocturno. Es muy importante
enfatizar este aspecto porque es causa de frecuentes fracasos en el control de la cogollera. El
rocío chorrea sobre las pequeñas hojas, y a través de un "efecto embudo" va cayendo y
acumulándose el agua en el cogollo de la planta. El agua acumulada produce dos
consecuencias no deseables para el control de la plaga: a) las escasas microgotas de solución
insecticida que alcanzan a llegar a un cogollo conteniendo agua sufren una dilución muy
grande, lo cual reduce enormemente la concentración de la solución y por ende las
posibilidades de control; b) la presencia de agua acumulada en el cogollo obliga a la isoca a
introducirse más para protegerse debajo de un tapón de “aserrín” (detritos), o bien a frenar su
actividad, todo lo cual reduce enormemente la posibilidad de la acción insecticida.
2. Aplicar preferentemente con equipo terrestre, con un volumen no inferior a 100 lts/ha, y alta
presión de trabajo de 70 lb/pg2, a fin de que por alta presión se obtenga un "efecto rebote" de
las gotas, y así, una mayor llegada de las mismas al interior del cogollo.
3. En el caso de utilizar equipo aéreo aplicar un volumen no inferior a 10 lt/ha, con el agregado
de aceite al caldo para reducir la evaporación de las gotas. El agregado de aceite es
recomendable aún en aplicaciones terrestres.
4. Utilizar tensioactivo cualquiera sea el sistema de aplicación a usar.
5. Observar la ubicación de la isoca, y en el caso de que se encuentre trabajando muy profundo en
el cogollo (larvas no expuestas al insecticida), no utilizar productos piretroides para el control.
6. Para zonas donde el impacto de la plaga es seguro, se debieran utilizar híbridos de maíz que
posean el evento Cry 1F de alta tolerancia a cogollera. En el caso de usarse híbridos
convencionales el monitoreo de los lotes desde la emergencia del cultivo debiera ser una
herramienta de imperiosa necesidad y adopción, a fin de poder tomar medidas oportunas tan
importantes para esta plaga como determinantes de un control racional en dichas zonas donde
la especie es endémica.
7. Una estrategia de control a contemplar en aquellas zonas o regiones que presentan incidencia
crítica de cogollera en maíz comprende el uso de eficientes terápicos de semillas de acción
prolongada, y el posterior uso de un insecticida regulador del crecimiento aplicado al momento
de producirse la pérdida de residualidad del tratamiento de semilla, y en oportunidad del
nacimiento de larvas o durante sus dos primeros estadíos.
Gusanos blancos en siembra directa de maíz
Los gusanos blancos corresponden a un grupo de coleópteros de la familia Scarabaeidae, los
cuales habitan en la tierra al estado larval produciendo daños durante este período, y toman la forma de
escarabajos al estado adulto. A este grupo de gusanos se lo considera entre los más importantes
insectos del suelo de Argentina. Relevamientos de gusanos blancos efectuados por el autor en el
núcleo pampeano indican que las especies más abundantes son: Philochloenia bonariensis,
Cyclocephala signaticollis, Diloboderus abderus, C. putrida, C. modesta, Anomala testaceipennis,
Heterogeniata bonariensis y otras especies con menor participación en el complejo de gusanos
blancos. Los tres primeros géneros mencionados son los que se encuentran presentes en mayor
cantidad, dependiendo su abundancia relativa principalmente del sistema de siembra y de la rotación.
Dentro del complejo de especies de gusanos blancos se destaca por su impacto en la
producción agropecuaria el conocido vulgarmente como “bicho torito” Diloboderus abderus. Las
larvas de esta especie de gusano blanco producen daños fundamentalmente a especies gramíneas,
como cultivos de trigo y maíz en siembra directa (SD) y forrajeras perennes.
El ciclo de vida se cumple en el término de un año. Las larvas son más voraces en el tercer
estadío, el cual por lo general se presenta en el norte de la provincia de Buenos Aires desde la segunda
quincena de abril hasta mediados de octubre cuando entra en estado de prepupa. Con relación al ciclo
de la plaga, se infiere que siembras tempranas están más expuestas al ataque. En cambio, al
postergarse la fecha de siembra disminuirán los daños por gusanos blancos, pero se expone el cultivo
al daño de otras plagas.
Las larvas pueden dañar semillas tanto intactas como recién germinadas. Los daños son más
graves y evidentes durante las primeras etapas de desarrollo del cultivo. Al iniciarse el período
vegetativo consumen la planta comenzando desde la raíz. Con plantas más desarrolladas se alimentan
exclusivamente de raíces, aunque en este estado hay mayor tolerancia al daño de estos insectos.
Monitoreo e identificación del problema
La forma precisa de monitorear la población de gusanos blancos en cada lote destinado a la
siembra del maíz se basa en la toma de muestras de suelo, consistente en la realización de pozos de 50
cm x 50 cm y 30 cm de profundidad. La observación de toda la tierra obtenida del pozo con la
precaución de realizar el correspondiente desterronado manual permitirá registrar la totalidad de larvas
de gusanos blancos presentes en dicha muestra. Para cada lote será necesario repetir este proceso
realizando 8 a 10 pozos como mínimo, dependiendo de la superficie del mismo.
Es obvio que el método descrito además de ser preciso también puede resultar engorroso. Ello
es tan así que la realidad indica, en base a estimaciones de referentes técnicos de distintas zonas de la
región pampeana, que la implementación del método es escasa. Atendiendo a ello, para los casos que
no se tuviera la posibilidad de aplicar este preciso método de monitoreo y a fin de evitar la ausencia de
información sobre la presencia de gusanos blancos, conviene al menos disponer de una evidencia
empírica pero práctica y que no requiere esfuerzo a fin de tener una "idea a priori" de la posible
existencia del problema. La misma consiste en observar en la superficie del terreno la presencia de
pequeños cúmulos o montículos de tierra removida, producto de la construcción de galerías por parte
de la larva. Estos montículos de tierra son fáciles de ver a simple vista, y mejor aún después de una
lluvia ya que la larva al reconstruir su galería renueva el montículo de tierra húmeda.
Sin embargo, en los casos de SD con mucho rastrojo en superficie, puede dificultarse la
observación de los montículos. En tal situación, una rápida indicación de la posible presencia del
insecto puede lograrse a través de la observación de los agujeros o bocas de galerías con la ayuda de
una pala ancha pasándola en forma rasante al terreno. Lo interesante de esta alternativa, además de su
practicidad, radica en que los montículos de tierra pueden ser producidos sólo por dos insectos de
suelo, bicho torito y grillo. En el caso que se observen frecuentes montículos o agujeros en la
superficie del lote se recomienda tomar varios de ellos al azar y seguir el recorrido de las galerías con
una pala a fin de encontrar al insecto y comprobar si corresponde al bicho torito. En dicho caso luego
será sumamente fácil estimar la cantidad por metro cuadrado presente en el lote, con sólo contar los
montículos de tierra. De esta manera, podremos tener una idea aproximada sobre la presencia de bicho
torito en el lote, lo cual se constituye en un parámetro de rápida obtención, muy superador en relación
a una ausencia de información.
Con cierta frecuencia es posible advertir el grave error de considerar la población de gusanos
blancos como sinónimo de bicho torito, mientras que en la realidad lo que se registra con mayor
frecuencia de casos es que la mayoría de las larvas encontradas responden a otras especies de gusanos
blancos sin impacto en la producción. Por lo tanto resulta de suma importancia reconocer aquellas
larvas de gusanos blancos con potencial de daño en maíz y cuantificarlas en cada lote a fin de poder
tomar decisiones lo más racionales posibles. En otras palabras, si no se identifican y cuantifican las
especies presentes en el lote, o al menos cuantificar las larvas de D. abderus por ser la especie que
tiene mayor importancia en la producción del cultivo, existirá un riesgo cierto de tomar decisiones
incorrectas.
Existen claves para la identificación de especies de gusanos blancos basadas en la disposición
de pelos en el raster de las larvas, aunque esta alternativa puede resultar demasiado engorrosa si no se
cuenta con la asistencia de un especialista. Sin embargo, se puede hacer una rápida y práctica
identificación a campo de larvas de bicho torito tomando en cuenta características fácilmente
detectables a simple vista. En este sentido, las larvas de bicho torito se pueden diferenciar a campo del
resto de las especies por:
1. Tamaño de la larva: desde mayo a octubre ninguna especie de gusano blanco tiene el tamaño
de la larva de D. abderus (mayor de 5 cm en bicho torito, mientras que las otras especies de
gusanos blancos en algunos casos pueden alcanzar como máximo 3,5 cm)
2. Color de la cabeza: el color de la cabeza de D. abderus es marrón-rojizo (borravino), mientras
que las otras especies de gusanos blancos tienen cabeza color castaño bien claro o a lo sumo
color caramelo (hay una sola excepción correspondiente a la larva de Bothynus sp., que si bien
su cabeza es de igual color a D. abderus se diferencia de ésta por un apreciable menor tamaño).
3. Tamaño de la cabeza: el ancho de la cabeza (viendo al gusano de frente) en D. abderus es casi
tan ancha como el ancho de su cuerpo, mientras que en las otras especies el ancho de la cabeza
es bastante menor al ancho de su cuerpo.
Nivel de acción
Según se expresara anteriormente alrededor de diez especies conforman el complejo de
gusanos blancos, aunque la especie de comprobado impacto sobre la producción de maíz es el bicho
torito Diloboderus abderus. Además del bicho torito, hay evidencia de daños producidos por
Cyclocephala signaticollis. Si bien los daños de esta especie en maíz son de mucho menor
relevancia que los de D. abderus, el estudio del nivel de daño económico (NDE) necesita ser
determinado. Asimismo, recientemente ha aparecido un gusano blanco distinto a los conocidos
produciendo severos daños en implantación de maíz en el norte de la provincia de Córdoba
(gentileza de Serviagro SRL), cuya especie todavía no ha podido ser identificada.
La información disponible hasta el momento indica que para la especie de gusano blanco más
importante del cultivo, Diloboderus abderus, el NDE (cantidad de larvas presentes de bicho torito que
justifican el control) es de 4 larvas/m2. El NDE de bicho torito se constituye en una herramienta
esencial para la toma de decisiones previo a la siembra de maíz, y sobremanera cuando este cultivo se
debe implantar en lotes con muchos años de siembra directa o como cabeza de rotación después de
una pastura. Esta aseveración se fundamenta en los mismos resultados del relevamiento mencionado,
los cuales demuestran la proliferación de gusanos blancos en lotes de SD y de pasturas perennes
respecto de aquellos bajo labranza convencional.
Control de gusanos blancos en SD de maíz
En cultivos con labranza convencional, la tecnología de control de gusanos blancos consiste en
la incorporación del insecticida al suelo mediante la remoción del mismo después de la aplicación. El
panorama es totalmente distinto para cultivos en siembra directa (SD), ya que en estos casos resulta
obvia la imposibilidad de la remoción a fin de incorporar los insecticidas al suelo. En tal sentido, los
resultados obtenidos a través de trabajos de investigación permiten señalar que la tecnología de
tratamientos de semillas, utilizando productos y dosis adecuados, resulta eficiente para el control de
bicho torito en SD de maíz.
Otra alternativa evaluada para cultivos de maíz en directa consiste en la aplicación de
soluciones insecticidas dentro del pequeño surco de remoción que permite la SD. Esta tecnología de
control mediante aplicación de insecticidas a nivel de la semilla (no en superficie) posibilita alcanzar
igual eficiencia de control del bicho torito que los tratamientos de semillas, aunque la desventaja de
esta alternativa radica en la disponibilidad del equipo de aplicación de fertilizantes líquidos.
Cabe la reflexión en cuanto al control sobre cuestiones que no siempre son debidamente
internalizadas. Específicamente, se debe tener en cuenta que una semilla protegida contra bicho torito
también será una semilla protegida contra otras plagas del suelo que en la práctica son muy difíciles de
detectar oportunamente, como moscas de la semilla, gusanos alambre, etc. A su vez, que un adecuado
tratamiento para evitar la incidencia de estos insectos, ya sea mediante tratamiento de semillas o
aplicaciones líquidas dentro del surco de remoción, además de tener un retorno económico en muchos
casos permiten obtener niveles de producción que sin su uso no sería posible de alcanzar.
También resulta conveniente visualizar que la problemática de insectos del suelo es como el
témpano, ya que suele apreciarse sólo una parte del real problema, los casos más graves o extremos. A
nivel de lotes, la mayoría de los casos de problemas leves a moderados en implantación de maíz
frecuentemente son desestimados, aunque en realidad éstos alteran la densidad y fundamentalmente la
“uniformidad de planteo”. Sabemos de la importancia de la uniformidad de plateo para la producción
de maíz. Tan importante es para este cultivo, además de su adecuada densidad, que difícilmente
podamos encontrar un lote cuyo rendimiento haya superado los 100 q/ha sin haber logrado
uniformidad en su implantación. Sin embargo, la realidad indica que ciertos niveles de falta de
plántulas son considerados como “normales” o bien atribuidos a otros factores, sin al menos
cuestionarnos que el real problema podría haber sido la acción de insectos del suelo.