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08/07/13
Hojas Recicladas: Formión o actualizar un clásico
Hojas Recicladas
Espacio en el que encontrarás una selección de textos de José Castillo Baeza
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Artículos
Reflexión literaria
Narrativa
Entrevista
viernes, 28 de junio de 2013
Formión o actualizar un clásico
Todavía hay quien se refiere a los llamados “clásicos” como si fuesen textos sagrados, libros
a los que hay que acercarse con mucho cuidado y sumo respeto por la “sabiduría” que
guardan sus páginas enmohecidas. Todavía hay quien censura la adaptaciones que hacen
de estos “clásicos” textos más accesibles para niños y adolescentes, e incluso para el
ciudadano de a pie. ¡Cómo es posible que se mutile a Cervantes! ¡Cómo va a ser que los
jóvenes no lean completa la Ilíada!
Si bien lo anterior aún es objeto de controversia, cabe decir, por otro lado, que da mucho
gusto ver que la compañía Teatro hacia el margen, a través de la dirección de Miguel Ángel
Canto, haya decidido montar “Formión” de Publio Terencio Africano, comedia latina con
más de dos mil años de antigüedad. La obra relata las aventuras amorosas, embustes y
picardías de Anfitón ( Alfonso García ) y Fedro (Paris Gasca) ,quienes se han escabullido
del orden de la sociedad romana para satisfacer sus placeres carnales, el uno casándose con
Fania, mujer sin dote, el otro enamorándose de una prostituta propiedad de Dorion
(Sebastián Liera). Todo ello bajo la influencia de un pícaro vividor de nombre Formión
(Pablo Herrero).
El esclavo Geta (Miguel Flota) se encargará de resolver el conflicto de la obra (inaugurando
así una larga tradición donde los esclavos, sirvientes o campesinos terminan por ser
siempre los más cuerdos y sensatos en el teatro moderno occidental) ante los enfurecidos
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Demifón (Teodoro Flores) y Cremes (Sebastián Liera ), representantes de la tradición y el
orden social y, por ende, de la doble moral también.
Si bien la comedia toca temas cuya vigencia es palpable en nuestras sociedades, también es
cierto que el humor de Terencio no embona directamente con nuestra sensibilidad actual y
quizá Miguel Ángel Canto debió meter mano con más fuerza en la obra original. Debo
confesar que me costó mucho trabajo entrar en la ilusión escénica, dado que la puesta en
escena tiene un ritmo vertiginoso que apenas deja respirar al espectador, lo cual no tendría
nada de malo si no fuera porque los propios actores hablaban muy rápido también (Poco
ayudó la acústica de La Rendija donde, por cierto, había mucho calor hacia el final de la
obra).
Pienso que fueron poco afortunados los intentos de Miguel Ángel Canto por “actualizar” la
lectura de Formión: La cumbia de la Sonora Santanera que bailan los personajes en cierto
momento (aún con la letra cambiada), la mención de palabras como “chela” (junto a
expresiones como “perdido estoy” o “triste de mí”), la especie de ronda con la que inicia la
obra y el infantil berrinche de Fedro terminan por generar confusión y romper la ilusión
teatral. Y es que si de por sí ya resulta difícil para el espectador hacer suya una sensibilidad
tan lejana, los detalles que menciono y los juegos autorreferenciales terminan por generar
extrañeza y un tono que no termina por definirse. Sin afán de hacerla de crítico o director
creo, incluso, que se pudo haber prescindido de algunos personajes.
Por otro lado, fue un deleite ver cómo los mismos actores encarnaban personajes tan
diferentes entre sí. Resalto particularmente el caso de Sebastián Liera (que se ha
convertido en un camaleón de la escena) pero Teodoro Flores Y Miguel Flota también
destacaron en sus actuaciones. Siempre será laudable el hecho de que un director apueste
por concentrar sus recursos en el trabajo actoral, y no en invenciones que a veces están
demás.
Miguel Ángel Canto y el equipo de trabajo de Formión nos demuestran, con esta obra, que
más allá de las etiquetas, de lo clásico o lo moderno, las obras literarias siguen diciendo
cosas en la medida en que con nuestra lectura las hacemos hablar.
[email protected]
Publicado por José Castillo Baeza (Chetumal, México 1987) en 08:01
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