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ECOSISTEMAS TERRESTRES DE CANARIAS. 2ª PARTE 3. PISO MONTANO: MONTEVERDE Y PINAR 3.1. MONTEVERDE: Laurisilva y fayal-brezal El llamado Monteverde canario, que se instala entre los 600 y 1.200 m de altura en las zonas más húmedas de las cinco islas más altas de Canarias, es una de las formaciones arbóreas más conocidas de Canarias. El monteverde incluye dos formaciones bien diferenciadas: la laurisilva y el fayal-brezal. La influencia de los alisios húmedos del NE y, por tanto, del mar de nubes, factor climático que reduce la insolación y aporta una humedad adicional a través de la lluvia horizontal, son determinantes en el desarrollo de esta formación boscosa. El Monteverde canario se distribuye por la vertiente norte de las islas más altas y en la zona sur y oeste de las islas donde desborda el mar de nubes, como en La Gomera. La bóveda vegetal es elevada, pudiendo alcanzar los 25 metros de altura. Las especies que componen la laurisilva se desarrollan en las zonas más húmedas, mientras que el fayal-brezal, considerado como una comunidad degradada, se desarrolla a la misma altitud en lugares que son demasiado secos para las especies de la laurisilva. El fayal-brezal puede existir como zona natural de transición a los pinares, tanto en las cotas altas de laurisilva, como en las marginales (zona de cambio de vertientes). LA LAURISILVA La laurisilva es un bosque de hoja perenne, ya que la suavidad del clima permite una actividad biológica continua; es una selva templada con una cubierta arbórea densa, que apenas deja pasar algo de luz a los estratos inferiores, por lo que tiene un sotobosque, constituido sobre todo por helechos, líquenes, musgos, hongos y arbustos. En la laurisilva, las lauráceas (con hojas anchas, grandes y lustrosas de forma lanceoladas) está representada por cuatro especies: El laurel (Laurus azorica), el viñátigo (Persea Indica)(en la imagen de la derecha), el tilo (Ocotea Foetens) y el barbusano ( Apollonias Barbujana). Existen otras especies de diferentes familias, como el acebiño (Ilex canariensis), el mocán (Visnea mocanera), el palo blanco (Notolaea excelsa), etc. La laurisilva posee una gran riqueza desde el punto de vista de la fauna. Albergando una gran diversidad de endemismos. Sus especiales condiciones de humedad y umbría favorecen el desarrollo de lombrices, moluscos y, sobre todo, artrópodos. Los insectos constituyen el grupo más abundante de los invertebrados. Destaca el escarabajo fausto, endémico de la laurisilva de Tenerife y La cleopatra canaria (en la imagen de la izquierda), que es una mariposa diurna endémica de la laurisilva, de colores amarillos intensos. De la fauna vertebrada destaca la presencia de algunos murciélagos y de buen número de aves, con dos importantes endemismos: la paloma rabiche (en la imagen) (Columba Junoniae) y la paloma turqué (Columba Bollii). Un ave muy frecuente en el monteverde es el pinzón vulgar (Fringilla coelebs). Entre los mamíferos, hay varias especies de murciélagos y mamíferos introducidos como los ratones, las ratas y gatos asilvestrados o cimarrones. EL FAYAL-BREZAL En el fayal-brezal, las especies dominantes son el brezo (Erica arbórea) en la imagen de la derecha, y la faya (Myrica faya) y otros arbustos. Debido a su resistencia a condiciones climáticas desfavorables, las especies propias del fayalbrezal van a dominar en los límites superiores de la laurisilva y en las zonas escarpadas.. Sin embargo, la gran extensión que hoy ocupa esta formación arbórea, sometida a un intenso y regular aprovechamiento forestal, tiene su origen en antiguos bosques de laurisilva, ya que después de varias talas desaparecen las especies más nobles (viñátigos, tilos, etc.) ESTADO DE CONSERVACIÓN A estos bosques se hacen frecuentes alusiones en radio y prensa, comentando su deficiente estado de conservación frente a su papel importantísimo en el mantenimiento del equilibrio ecológico en las Islas. Su función no sólo se relaciona con los recursos hidráulicos, como captador de agua por condensación, fijador del suelo, evitando la erosión y facilitando la infiltración, sino también por su gran interés científico como bosque de reliquias de la Era Terciaria, pues tuvieron amplia distribución en diversos puntos del sur de Europa, a juzgar por los fósiles que allí se han encontrado. La necesidad de conservar estos bosques es evidente para todos. No obstante, las necesidades momentáneas de obtener recursos rápidos (madera, hojarasca, etc.) han llevado a casi su total desaparición en algunas islas como Gran Canaria, y la pequeña zona que poseía Fuerteventura. En la imagen observamos el buen estado de conservación del bosque de laurisilva en Los Tilos de La Palma. 3. 2. PINAR En las vertientes del norte se sitúa por encima de la laurisilva, es decir, a partir de los 1.4001.500 metros, mientras que en las vertientes meridionales, su límite inferior potencial puede considerarse alrededor de los 400 metros, alcanzando una cota máxima entre 1900 y 2000metros. Se trata de una formación monótona, formada principalmente por el Pino canario (Pinus canariensis), una especie muy resistente a climas adversos. Es una especie bien adaptada a las condiciones de sequedad: sistemas radiculares muy desarrollados, hojas de tamaño reducido y cubiertas duras, savia resinosa, semillas con cortezas duras, etc. Los pinares canarios suelen ser bosques pobres en especies, quizás debido a la acción del hombre (pastoreos e incendios), que ha eliminado o desplazado a las especies del sotobosque. Los pinares van cambiando su composición florística según la altitud. En el norte, en sus límites inferiores aparecen asociados al monte bajo de brezos y fayas, para dar paso, en zonas más altas a los codesos (Adenocarpus foliolosus) y escobones (Chamaecytisus proliferus). También forman parte del sotobosque del pinar especies como las jaras, tomillos, poleos y la cresta de gallo. En los límites superiores de los pinares, hace su aparición el cedro canario (Juniperus cedros), árbol de majestuoso porte que por su apreciada madera fue muy buscado en tiempos anteriores. Las jaras (a la izquierda), y el tomillo (a la derecha), son especies que componen el sotobosque del pinar. (MC) Características del ‘Pino Canario’ El pino canario ha jugado un papel muy importante en la colonización de los terrenos arrasados por los volcanes, siempre que se hallen dentro de su área potencial (entre 400 y 2.000 metros). Es, por tanto, un elemento importante en la alteración de las rocas, creando nuevas condiciones que permiten la instalación de otras plantas. Presenta, asimismo, el interés de ser una especie resistente al fuego, gracias a lo cual todas las cumbres insulares no son en la actualidad áreas deforestadas o auténticos desiertos de rocas erosionadas. Por otra parte, ha sido imprescindible en la construcción de las viviendas tradicionales de las Islas, donde la madera tiene mucha importancia (puertas, ventanas, corredores, suelos, balcones y techos artesanos). Lo más valioso es su parte vieja, la tea, símbolo de fortaleza. Su resistencia y color se los proporciona la gran cantidad de resinas que la impregnan. La fauna del pinar es más pobre que la del monteverde, debido a la homogeneidad del medio y a que el mantillo, cuando es muy ácido, carece de fauna. Entre los insectos más característicos están pino (Bachyderes spp.), el gran mariposa pino (Macaronesia nocturna del los gorgojos escarabajo (Buprestis del berthelotii) y fortunata), cuya oruga, conocida como “lagarta” se alimenta también de las hojas del pino. En los pinares se encuentra una gran cantidad y diversidad de aves. Una de las especies más emblemáticas azul, que insectos es se y el pinzón alimenta semillas. de Este endemismo canario se distribuye en las islas de Tenerife y Gran Canaria. En esta isla, apenas supera los doscientos ejemplares y se encuentra en peligro de extinción, por lo que ha sido incluida en el Catálogo Nacional de Especies Amenazadas. El pico picapinos (Dendrocopos major), conocido en Canarias como pájaro peto o pájaro carpintero, es un ave característica de los pinares y se encuentran sólo en los pinares de Tenerife y Gran Canaria. Los herrerillos (Parus caeruleus) se encuentran en todas las Islas, y constituyen un buen ejemplo de especiación insular, que ha dado lugar a cuatro razas bien diferenciadas. 4. MATORRAL DE CUMBRE Después de sobrepasar el límite del pinar, tan sólo las islas de Tenerife y La Palma ofrecen aún una vegetación variada y especializada. A ello hay que añadirle algunos testimonios de matorral de montaña que se encuentran en las cumbres de Gran Canaria, pero que no constituyen un piso de vegetación en sí. Por encima de los 2.000 metros de altitud, la vegetación ha tenido que adaptarse a unas condiciones climáticas duras, como escasez de precipitaciones que durante el invierno aparecen en forma de nieve, heladas, alta oscilación térmica, fuerte insolación con mayoría de días despejados a lo largo del año, fuertes vientos, etc. El tajinaste rojo es quizás la especie más emblemática de las cumbres de Tenerife junto con la violeta del Teide. La vegetación de alta montaña constituye un denso matorral de 1-2 metros de altura. Debido a las extremas condiciones, las especies han desarrollado diferentes mecanismos de adaptación al medio. De esta forma, nos encontramos con plantas que presentan un porte almohadillado o achaparrado, lo que genera un microclima en su interior, donde las condiciones de temperatura y humedad quedan amortiguadas. En otras ocasiones, las especies se adaptan buscando las grietas o las escorias volcánicas, aprovechando de esta forma los lugares donde existe un poco de humedad y la insolación es menos intensa. También, para protegerse de la excesiva insolación, las plantas adquieren tonos blanquecinos o grisáceos, que reflejan las radiaciones solares y disminuyen las radiaciones nocturnas. Las especies que encontramos en las áreas de alta montaña son normalmente los codesos (Adenocarpus viscosus), especialmente en la isla de La Palma y, la retama blanca (Spartocytisus supranubius), más común en las cumbres de Tenerife. La fauna invertebrada se caracteriza por presentar un elevado porcentaje de endemismos, dominada por los insectos como el gran gorgojo del Teide, endemismo de las cumbres de Tenerife y escarabajos como la Pimelia del Teide, y el escarabajo longicornio de las Cañadas. Es muy frecuente en este piso la pequeña mariposa manto de Canarias, de alas azuladas, que tiene preferencia por zonas abiertas. Los vertebrados están poco representados; son frecuentes el lagarto tizón, el conejo, el erizo moruno, las ratas, los murciélagos y los muflones. El muflón fue introducido en Tenerife, en 1970, y el arruí en La Palma, en 1972, por motivos cinegéticos.