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CAPÍTULO IX CARACTERIZACION DE LA NUEVA ESTRUCTURA ECONOMICA RESULTANTE 1. PRESENTACION En los últimos capítulos, hemos discutido algunos de los aspectos socioeconómicos importantes del proceso de transformaciones provocarlas por la introducción de un sector capitalista extranjero productor de materias primas destinadas al mercado externo en sociedades de base económica fundamentalmente precapitalista. En éste nos proponemos hacer una caracterización general de esos carnbios y extraer las conclusiones finales de la obra. Comenzaremos por caracterizar a la economía resultante de la institucionalización del modelo de crecimiento simple como una de estructura económica compleja, con un alto grado de concentración de la producción en el o los bienes explotados por el sector extranjero; técnica y socialmente deformada y ligada por una estrecha relación de dependencia a las decisiones tomadas en los centros metropolitanos originarios de las inversiones. Discutiremos ahora separadamente cada una de las características mencionadas. 2. LA COMPLEJIDAD ESTRUCTURAL Comenzaremos por recordar que definimos como estructura compleja a aquella en la que participan relaciones de producción 20'5 pertenecientes a distintos sistemas económicos, de tal modo que, aun existiendo un sistema fundamental por su influencia decisiva sobre el funcionamiento general de la economía, los otros tengan un peso específico suficiente para influir también sobre dicho funcionamiento.' El análisis del grado de complejidad de una estructura debe comenzar por la consideración de la importancia relativa de los distintos sectores económicos dentro del todo, para lo cual utilizaremos como indicadores sus respectivos aportes al empleo, al producto, a las exportaciones y a la formación del excedente económico territorial. Por razones ya expuestas, también aquí nuestro análisis se encuentra al caso específico de Venezuela. A. Distribución de la poblacion activa po;, sectores económicos Las cifras calculadas par:!. Venezuela durante el período de crecimiento simple (1920-36) indican una dinámica ascendente en la capacidad absoluta de empleo de todos los sectores, mucho más intensa en el sector público y en el capitalista extranjero que en los precapitalistas y capitalista interno. Los cambios en el peso relativo de cada uno de ellos fueron, sin embargo, poco reveladores de la magnitud de las transformaciones ocurridas durante el período, en primer lugar, por el bajo contenido de trabajo en la función de producción petrolera, lo que incapacita a su cifra relativa de ocupación como indicador de la importancia del sector; en segundo lugar debido a que en los sectores precapitalistas fueron más importantes los cambios en su composición interna 2 que el de su peso relativo dentro del total, que sólo bajó de 86,5 por ciento en 1920 a 81,9 por ciento en 1936, baja que fue absorbida de modo desigual por los demás sectores, pero en especial por el sector público, lo que refuerza algunas de las observaciones hechas en el capítulo anterior en relación al rápido crecimiento del empleo gt,bernamental. En todo caso, las cifras anteriores revelan que, 'en conjunto, los sectores atrasados siguen siendo 1. 2. La validez del concepto de complejidad estructural ha sido puesta en duda por algunos autores. Al final del punto discutiremos algunas de las críticas y expondremos nuestros puntos de vista al respecto. Vuélvase al cuadro N° VIII-I, que expresa la distinta dinámica de la agricultura, el artesanado, los trabajadores domésticos y los pequeños propietarios en comercio y servicio. 206 en 1936 los de mayor importancia como apartadores de empleo a las cuatro quintas partes de la población venezolana, que así resultaban excluidas, o participantes en ínfimo grado, del reparto de los frutos del crecimiento simple. Desde este punto de vista. pues, los cambios ocurridos aparecen de una importancia mucho menor de lo que fueron en la realidad. B. El aporte de cada sector al producto territorial Mucho más expresivos de la nueva dinámica resultan los cambios en la distribución del producto territorial que se presentan en el cuadro N9 IX- 2. Se evidencia allí que, a pesar del rápido crecimiento de los sectores precapitalistas y capitalista interno durante el período, sus respectivas participaciones dentro del total decrecen considerablemente en favor del sector capitalista extranjero que, partiendo casi de cero en 1920, aportaba en 1936 el 27,5 por ciento del PTN, cifra que no llega a expresar todavía la verdadera importancia relativa del sector." Para ello habrá que tomar en cuenta, más bien, su aporte a la producción territorial de bienes, que ascendía a 47,0 por ciento del total de 1936, cifra que expresa más cabalmente la verdadera naturaleza del cambio y coloca desde ya al sector extranjero como el fundamental de la estructura. Las cifras anteriores miden la importancia del producto petrolero en relación al total territorial. Una vía distinta es la consideración de su aporte neto al ingreso nacional que para 1936 ascendía aproximadamente a un 10 por ciento,' cifra que hay que tener en cuenta cuando se trata de medir la incidencia del sector sobre las posibilidades reales de desarrollo y otros aspectos importantes de la economía nacional propiamente dicha, porque es la 3. 4. Como ya se ha visto en el capítulo anterior, algunas de las actividades terciarias -transporte en especial- estaban íntimamente ligadas al sector petrolero y eran ejercidas por compañías contratistas extranjeras en su mayoría. Por otro lado, buena parte del incremento de la producción terciaria era impulsada por' el aumento del ingreso nacional petrolero, por estas y otras razones que se discuten con mayor detalle en Aspectos Teóricos del Subdesarrollo (p. 159 Y sig.), preferimos excluir a las actividades terciarias para medir la importancia relativa de un sector dentro de la economía. Para llegar a esta cifra sumamos el valor de los sueldos y salarios pagados por las empresas petroleras en 1936 tomados del B. C. V.: El Ingreso Nacional de Venezuela, op, cit., y el ingreso fiscal petrolero de dicho año tomado del Anuario Estadístico del Ministerio de fomento. La cifra de ingreso nacional es la que aparece en la primera obra citada. 207 que remunera a los factores residentes. Queremos llamar la atención, sin embargo, sobre el hecho de que la cifra de ingreso nacional es insuficiente para entender la esencia estructural de una economía subdesarrollada, por cuanto excluye la parte del ingreso territorial que se apropia la clase capitalista extranjera que, de esa manera, quedaría también excluida del conjunto de clases sociales que participan en la actividad productiva del país y se reparten sus resultados finales, procedimiento que altera elementos esenciales para la comprensión del subdesarrollo y en especial de la relación de dependencia económica que constituye uno de sus aspectos básicos. Tendremos oportunidad de volver sobre este punto que consideramos de crucial importancia. C. El aporte de cada sector a las exportaciones En este aspecto el cambio tuvo la máxima radicalidad, pues para 1936 el sector extranjero aportaba el 90 por ciento de las exportaciones (cuadro X-3) y el 67 por ciento de toda la capacidad de importar," variables que en la estructura anterior dependían totalmente de la producción precapitalista. D. La formación sectorial de excedente económico Dificultades derivadas de la escasez de información estadística nos impiden presentar el cuadro completo de los aportes de cada sector a la formación del excedente económico general. Apenas nas ha sido posible estimar el monto de la parte exportada en pago a los servicios del capital extranjero, que fue de 292,5 millones de bolívares en 1936,6 cifra igual al 20 por ciento del ingreso nacional de dicho año. Todas las evidencias indican que el coeficiente de inversión de la economía no petrolera estaba muy por debajo de 0,20, de donde se deduciría que, ya en dicho año, el sector extranjero se apropiaba mucho más de la mitad del excedente territorial real. Esto sin tomar en cuenta la traslación de 'excedente 5. 6. Estimación nuestra basada en cifras oficiales. Llegamos a esta cifra mediante el siguiente procedimiento: 1) Calculamos el porcentaje de beneficio bruto medio sobre las exportaciones durante el período 1941 a 1948; 2) Aplicamos dicho porcentaje a las exportaciones de 1936; 3) Restamos de la cifra resultante los pagos al gobierno (impuestos y rega· lías) y a los trabajadores. 208 hacia los países capitalistas por la vía de las exportaciones tradicionales y a través de las importaciones. E. El sistema económico fundamental Consideramos como sistema económico fundamental de la estructura a aquel que tiene la mayor influencia sobre la actividad productiva general y sobre la dinámica de su desenvolvimiento. El primer aspecto subraya su importancia funcional, el segundo su carácter de leading sector del comportamiento en el tiempo de la economía. El conjunto de indicadores considerados en los puntos anteriores permite comprobar el papel dominante que en ambos sentidos juega el sector capitalista extranjero. Ello da pie para considerar al sistema capitalista monopolista mundial como el fundamental de la estructura, entendiendo como tal, no sólo al conjunto de relaciones de producción que resulta de la operación del sector extranjero dentro de la economía territorial, sino, además, a todo el complejo de relaciones interestructurales que se crean y desarrollan entre ella y el resto del mundo capitalista, es decir, que incluimos a la amplia totalidad de relaciones de producción que conforman el complejo socioeconómico y técnico económico centro-periferia. Al referirnos a la relación de dependencia tendremos oportunidad de volver sobre este importante aspecto de la naturaleza del subdesarrollo. F. La validez del concepto de complejidad estructural del subdesarrollo La consideración de la complejidad estructural como característica importante del subdesarrollo constituye uno de los aspectos más controvertidos de la metodología que seguimos, por eso consideramos oportuno refetirnos aquí a algunos de los argumentos esgrimidos en contra del criterio. Comenzaremos por referirnos al punto de vista sustentado por el profesor D. F. Maza Zavala, quien señala: . .. una estructura, por compleja que sea, tiene una definición dentro del proceso de desarrollo social: así, tiene que estar ubicada como esclavista, o feudal, o capitalista, o socialista, según los casos. No puede decirse que se trata de estructuras mixtas, ni siquiera de 209 estructuras en transición. Una economía nacional, una organización nacional socioeconómica y política, tiene que ser definida como feudal, capitalista o socialista para atenerse a los sistemas históricamente realizados.' En otra obra, el autor es coherente con su planteamiento anterior y afirma: . .. en la necesidad de definir la estructura econorruca venezolana no se podría decir que es mixta o compleja, habría que caracterizarla como capitalista, pues las relaciones de producción prevalecientes son de tipo capitalista, sin lugar a dudas. Desde luego, es importante para el análisis de esta estructura concreta, en particular, ponderar la existencia de formas más atrasadas de producción simultáneamente con la más desarrollada. No existen modos de producción puros. En la práctica no hay sistemas delimitados que coexisten, sino que todos, en un espacio y en una época determinados están impregnados más o menos profundamente del modo de producción más avanzado. El problema de desarrollo no es encontrar un tipo híbrido de relaciones de producción, sino ajustar la economía en su conjunto al modo de producción prevaleciente.s Haciendo la salvedad de que tales planteamientos se refieren a la economía venezolana de 1966 y no a la de 1936 que venimos analizando, pasemos ahora a expresar nuestro criterio alrededor de los puntos de vista del distinguido economista venezolano. Comenzaremos con estar de acuerdo con él por lo que respecta al carácter dominante del modo de producción capitalista dentro de la estructura, aspecto al que nos hemos referido en éste y otros trabajos al definir al sistema fundamental de la estructura. Coincidimos también en que no existen modos de producción puros." Diferimos, en cambio, en su criterio de que una economía "tiene que ser definida como feudal, capitalista o socialista ... ", criterio que niega su sentido esencial al concepto de complejidad estructural característico del modelo de subdesarrollo. La argumentación del profesor Maza Zavala está en el siguiente párrafo: 7. 8. 9. D. F. Maza Zavala, prólogo a la obra de Ramón Losada A'dana: Dialértirn del subdesarrollo. op. cit., p. 23. D. F. Maza Zavala: Análisis Marl'oerollómico. Ediciones de la Biblioteca, UCV, Caracas, 1966, p. 123. Véase: Aspectos Teóricos del Subdesarrollo. 0IJ. cit., pp. 78, 111 Y 112. Y capítulo II de esta obra. 210 Hay modos de producción aproximadamente precapitalistas en los países subdesarrollados ... , y hay modos capitalistas de producción en diferentes grados de intensidad o desarrollo. El sector precapitalista está influenciado por el sector capitalista y éste aún tiene elementos parciales de precapitalismo, pero así ha sido siempre en la historia del desarrollo. El modo dominante de producción se va extendiendo y va desalojando progresivamente los residuos de modos obsoletos de producción. La Inglaterra de tiempos de Ricardo, y aun de Marx, era en buena parte precapitalista; pero no por ello dejaba de caracterizarse como capitalista. Los Estados Unidos en su parte sur era esclavista hasta la Guerra de Secesión, hace apenas un siglo, y no por ello se puede caracterizar la economía norteamericana como esclavista o "mixta", sino como capitalista. ID El fondo de nuestra diferencia con el criterio citado se ilustra claramente con los 'ejemplos históricos presentados por su autor. En efecto, el profesor Maza Zavala parece no distinguir entre la manera como se formaba y desarrollaba la economía capitalista inglesa "de tiempos de Ricardo, y aun de Marx" y la forma como el sector capitalista norteamericano de su ejemplo aniquiló de cuajo al sector esclavista, con la forma en que "el modo dominante de producción se va, extendiendo a todo el país" en el caso del modelo de subdesarrollo. En el caso inglés, el capitalismo tiene un origen endógeno, es el resultado de la descomposición del feudalismo, 'en forma tal que la emergencia del uno señala la muerte del otro, porque la contradicción entre ambos modos de producción no se resuelve sino con el triunfo de lo nuevo sobre lo viejo. De allí la imposibilidad de transacción o de colaboración alguna entre las clases dominantes de ambos sistemas económicos. En el caso de Estados Unidos, la pervivencia de un sistea de base esclavista en el Sur se oponía al desarrollo del sistema capitalista en toda la economía norteamericana, de tal modo que se plantea en un momento dado su destrucción como requisito al avance de las fuerzas productivas del país. Tampoco es posible aquí una colaboración entre las clases dominantes de ambos sistemas, ni el conflicto se resuelve por la vía de transacción sino por la única vía que permite la historia entre clases sociales antagónicas: la lucha a muerte. 10. Losada Aldana: op, cit., p. 23. 211 En el caso de los países subdesarrollados que analizamos, la situación presenta, en cambio, diferencias importantes. En primer lugar, el desarrollo capitalista no es aquí el resultado de la evolución endógena de un modo de producción anterior, sino que se origina por la traslación de las relaciones de producción capitalistas a través de la inserción de un sector extranjero. En segundo lugar, dado que este sector produce para un mercado mundial y no para el mercado interno, el atraso de los sectores precapitalistas no constituye freno alguno a su crecimiento. Se conforma, además -nos referimos siempre al modelo de crecimiento simple que discutimos-; un sector capitalista comercial ligado a las importaciones, que se constituye en brazo interno del capitalismo industrial externo cuyos intereses tampoco están en contradicción con los sectores atrasados y más bien coinciden con los del capitalismo extranjero. El resultado es una situación (ahistórica en relación al modelo de desarrollo capitalista tradicional) que permite la coexistencia de los distintos sistemas sin que existan entre ellos contradicciones irresolubles. De allí la conformación de una coalición de clases dominantes integrada por la burguesía imperialista, la clase terrateniente y la burguesía comercial interna, situación inconcebible en el caso inglés o el norteamericano citados por Maza Zavala. Lo anterior no significa que se haya creado un equilibrio socioeconómico estático. Cada sector tiene su propia dinámica, unos históricamente descendente, otros históricamente ascendente, todos interconectados, pero ninguno exigiendo la desaparición de los otros, sino, por el contrario, apoyándose cada cual en los demás para obtener su parte del producto, o para garantizar que su proceso declinante se realice dentro de las mejores condiciones posibles, como es el caso del sector latifundista. Muy ligado a este proceso de involución se encuentra otra de las diferencias entre el modelo capitalista típico y el que analizamos. Nos referimos a que en aquél la descomposición de la relación de servidumbre se opera a medida que se amplía el sector de trabajo asalariado, quedando siempre un margen de desempleo que oscila de acuerdo a la dinámica coyuntural (ejército industrial de reserva). En el país subdesarrollado, en cambio, los datos empíricos enseñan que el proceso de descomposición del campesinado y la consiguiente urbanización crean un nuevo tipo de desocupados característicos de las econo- 212 mías subdesarrolladas, condenados a no encontrar acceso a ocupaciones productivas en el sector capitalista, cuyo problema es entonces, no el de luchar contra la apropiación de su plusvalía por parte de la burguesía, sino el de enfrentarse a una sociedad que aun siendo fundamentalmente capitalista, le niega la posibilidad de vender su fuerza de trabajo y producir plusvalía para otros. Por esta y otras razones sobre las cuales consideramos innecesario abundar debido a que se exponen en otras partes de este trabajo, concluimos expresando que no vemos ninguna ventaja, y sí muchas limitaciones al considerar como capitalista a secas a lo que se presenta con marcadas diferencias respecto a lo que conocemos como estructura económica capitalista en su forma más generalmente tipificada. Otro autor que se manifiesta en desacuerdo con el criterio de la complejidad estructural de los países subdesarrollados es André Gunder Frank, quien en su trabajo Chile: Desarrollo del Subdesarrollo." sostiene un punto de vista sobre el problema cuya síntesis trataremos de presentar a continuación: 11. 1. El desarrollo capitalista y el subdesarrollo "no pueden ser considerados como producto de estructuras o sistemas económicos supuestamente distintos, ni de presuntas diferencias en cuanto a las etapas del crecimiento económico alcanzadas dentro del mismo sistema" (p. 14). 2. "La conquista española incorporó e integró plenamente a Chile dentro del sistema capitalista mercantil que se encontraba en proceso de expansión en el siglo dieciséis (el autor toma a Chile como ejemplo representativo de toda América Latina). Las contradicciones del capitalismo han generado el subdesarrollo estructural de Chile desde el mismo instante en que ese país irnpezó a participar de ese sistema de proyecciones mundiales" (p. 7). 3. Las "referencias a una economía de subsistencia, autárquica, cerrada, reclusa y feudal, interpretan erróneamente la realidad vivida por Chile y América Latina desde la conquista del siglo XVI" (p. 9). "El dinero y la dura realidad económica que él conlleva, fueron los elementos decisivos de la historia latinoaméricana desde sus mismos orígenes, y no las tradiciones, los principios y las relaciones aristocráticas o feudales" (pp. 29 Y 30). André Gunder Frank: "Chile: El Desarrollo del Subdesarrollo": Monthly Revieto (Selecciolles en castellano), enero-febrero, 1968, Año V, Nos. 46 y 47. 213 4. La verdadera realidad es que se conforma todo un sistema colo. nialista, análogo a un sistema solar, en que el sol metropolitano (los países capitalistas avanzados) se alimentan de sus colonias planetarias (España y Portugal) que, a su vez, tienen sus satélites (colonias latinoamericanas). Esta misma contradicción metrópoli-satélite llega más profundo y caracteriza todos los niveles y sectores del sistema capitalista mundial, desde su centro metropolitano supremo y pasando por cada uno de los centros nacionales, regionales, locales y empresarios. Consecuencia lógica de las relaciones exteriores de la economía del satélite es la pérdida de parte de su superávit económico a manos de la metrópoli (distintas páginas). I 5. En cuanto a la generación de subdesarrollo estructural, más importante aún que la succión del superávit económico del satélite tras de su incorporación como tal en el sistema capitalista mundial, es 1<1 impregnación de la economía interna del satélite por la misma estructura capitalista y sus contradicciones fundamentales. Es decir, una vez que un país o un pueblo es convertido en satélite de una metrópoli capitalista exterior, la estructura explotadora metrópoli-satélite se pone rápidamente a organizar y dominar la vida interna, económica, política y social de ese pueblo. Las contradicciones del capitalismo se recrean a nivel interno y llegan a generar tendencias al desarrollo en la metrópoli nacional y al subdesarrollo en sus satélites internos, tal como ocurre al nivel mundial, pero con una importante diferencia: el desarrollo de la metrópoli nacional necesariamente padece limitaciones, embotamiento en su desarrollo, que son desconocidos para la metrópoli capitalista mundial; y ello, porque la metrópoli nacional es también ella misma un satélite, mientras que la metrópoli mundial no. Del mismo modo las metrópolis regionales, locales o sectoriales del país satélite ven multiplicadas las limitaciones de su desarrollo por una estructura capitalista que las hace dependientes de toda una cadena de metrópolis ubicadas por encima de ellas (p. 15). 6. Hemos subrayado en el punto anterior el concepto de Frank de que "las contradicciones del capitalismo se recrean a nivel interno". En otra parte el autor señala y describe cuáles son esas contradicciones capitalistas: 19 ) La contradicción implícita en la expropiación-apropiación de excedente; 2 9 ) La contradicción de la polarización entre metrópoli y satélites; 39 ) La contradicción de la continuidad en el cambio. El mencionado trabajo de A. G. Frank -del cual la síntesis anterior no es más que un escueto y quizás insuficiente esquemapresenta muchos aspectos atractivos y contiene, sin lugar a dudas, 214 elementos importantes para la cabal comprensión del subdesarrollo, algunos de los cuales envueltos en el siempre sugestivo halo de la originalidad. Notamos también que algunas afirmaciones se subrayan con un enfatismo que contrasta a veces.con la insuficiencia de los argumentos presentados. No cabría en este trabajo, sin embargo, un análisis detallado de su interpretación;* nos limitaremos, por tanto, a comentar aquellos aspectos que se refieren a la naturaleza de la estructura económica del subdesarrollo. Nos referiremos en primer lugar a su afirmación de que el subdesarrollo latinoamericano surge como producto del desarrollo capitalista mundial desde el momento mismo de la conquista española. Dejando de lado cualquier discusión semántica acerca del contenido del concepto de subdesarrollo -aspecto muy secundario del problema-, consideramos poco útil la aplicación del concepto a un período en el que, por 10 menos, pueden distinguirse tres etapas bastante diferenciadas. La primera abarcaría todo el período colonial; la segunda el período independiente anterior a la etapa imperialista y la tercera toda la época imperialista hasta nuestros días. Nosotros consideramos como modelo de subdesarrollo el que se conforma durante la última etapa citada, pero no haremos aquí de ello punto de discusión. Lo que sí estimamos importante es que se trata de períodos distintos, con importantes diferencias estructurales y superestructurales que no pueden ser englobadas en una sola categoría sin llegar a un grado de generalización exagerado y, sobre todo, estéril para servir de base analítica al estudio de la historia latinoamericana. Por otra parte, la afirmación en sí de que la propia negada del conquistador trasmitió a nuestros países las contradicciones intemas del capitalismo, nos resulta muy poco convincente. En primer lugar, 10 que considera Frank como contradicciones del capitalismo que se recrean a nivel interno en el país satélite no son contradicciones características del capitalismo. En efecto, tanto la "contradicción metrópoli-satélite" como "la contradicción implícita en la expropiación-apropiación de excedentes" la encontramos entre la Roma antigua y sus colonias "satélites" y la en- * Véase en tal sentido: Armando Córdova, El capitalismo subdesarrollado de André Gunder Frank, Editorial Nueva Izquierda, Caracas, 1972. 215 contraremos dondequiera que haya habido una relación de explotación colonial, capitalista o no. Resulta evidente que el excedente económico extraído por España y Portugal de sus colonias americanas fluyó en gran medida hacia Inglaterra y que esa succión de excedente aceleró el desarrollo capitalista de 'este país, a la vez que frenaba el desarrollo de las fuerzas productivas en los países periféricos. Pero de allí a concluir que a través de este proceso nuestros países se impregnaran de la estructura capitalista y de sus contradicciones fundamentales nos parece ir demasiado lejos, puesto que ello implica no distinguir entre el conjunto de relaciones de producción que se 'establece entre los distintos integrantes de su "sistema solar" (relaciones entre distintas estructuras económicas que conducían a la explotación del excedente económico por parte de las metrópolis capitalistas) con el conjunto de relaciones internas de producción dentro del cual se creaba el producto que originaba el excedente. Al negar el carácter precapitalista (feudal o esclavista) de la organización productiva interna del país satélite, Frank deja un vacío que no logra llenar en toda su obra, pues resulta harto evidente que no eran obreros y capitalistas, sino esclavos, siervos, esclavistas y señores terratenientes las clases sociales que participaban en la producción del producto exportado. Al no tomarlas en cuenta como tales, cualquier análisis se limita a sí mismo para comprender la verdadera realidad del atraso histórico de América Latina. En cuanto a la segunda contradicción, a la cual considera la más importante para su análisis (p. 12), estimamos muy convincente su esquema de la forma "solar" en que operaba la contradicción metrópoli-satélite", pero, como ya se ha señalado, tal contradicción no es exclusiva del capitalismo. Lo que puede explicar su carácter específico en cualquier caso, es la determinación de cuáles son las clases sociales explotadoras y cuáles las explotadas. No son las "metrópolis" las que se apropian en última instancia el excedente, sino las clases dominantes de las estructuras económicas metropolitanas, de la misma manera que no son los "países satélites", sino que son sus trabajadores los que nutren con su plustrabajo el excedente apropiado por el conjunto de clases sociales -precapitalistas y capitalistas- explotadoras. Es este tipo de análisis socieconómico el que puede permitir distinguir las di216 ferencias entre la explotación colonial antigua con la capitalista y, aun, las diferencias de resultados entre las colonias latinoamericanas y las colonias inglesas de Norteamérica y Oceanía, aspecto este último que constituye uno de los puntos más débiles en el razonamiento de Frank. Según él, el desarrollo capitalista de estos últimos países se debió a que "los lazos entre ellos y la metrópoli europea no alcanzaron en ningún momento dependencia parecida a la de los actuales países subdesarrollados de América Latina, Asia y Africa". No nos explica, sin 'embargo, por qué no se crearon dichos lazos de dependencia, a pesar de que, en esos casos, a diferencia de América Latina, se trataba de satélites directos de la metrópoli capitalista solar. Creemos que aquí la consideración de la estructura interna de las relaciones de producción, dé una explicación más coherente, a la cual nos referimos en otra parte del trabajo," y es que, mientras que en el caso de las antiguas colonias inglesas citadas se crea básicamente una estructura capitalista, en el caso latinoamericano toda la organización productiva se conforma según las bases precapitalistas que podía darle su metrópoli atrasada. De allí que, mientras en el primer caso, las fuerzas productivas encontraron un marco propicio a su desarrollo, en el segundo, las relaciones con el mundo capitalista no llegaron a penetrar en el aparato productivo propiamente dicho, debido al freno que oponía la base precapitalista al desarrollo interno. Por lo que respecta al período propiamente imperialista, coincidimos en que el factor esencial del subdesarrollo es la explotación capitalista externa, pero sin subestimar, como ingrediente secundario pero también importante, la pervivencia de relaciones precapitalistas de producción, sin las cuales es imposible explicar a las sociedades subdesarrolladas. Al no distinguir en la forma cómo se produce y la forma cómo es apropiado el excedente económico, A. G. Frank ve el problema desde la metrópoli central, lo cual, si bien permite aclarar algunos aspectos importantes de la explotación capitalista de los países atrasados, desdibuja la realidad estructural interna del subdesarrollo, lo cual resulta poco favorable para la comprensión de su naturaleza económica y social, así como de sus particularidades estructurales y superestructurales. 12. Véanse caps. VII y VIII. 217 J. LA CONCENTRACION DE LA PRODUCCION El desarrollo de la producción del sector extranjero a una tasa de crecimiento mayor que el resto de la economía, conlleva a una creciente concentración, tanto del producto, como de las exportaciones en el producto creado por dicho sector. Ya se han visto las elevadas cifras en el caso venezolano; por lo que respecta a los demás países considerados, para 1959 el azúcar representaba el 83 por ciento de las exportaciones cubanas; 13 en Chile, la minería aportaba el 70 por ciento de las exportaciones (1945-47) 14 Y el 28 por ciento de la renta nacional (1940) ;'5 en Honduras, el sector bananero creaba el 81 por ciento de las exportaciones 16 y el 23 por ciento del producto territorial (1945).17 Podría parecer i:lconsistc",te señalar a l. ,"-VliL.:mraOGn o rnonoproducción como una de las consecuencias directas de la introducción del sector extranjero si se considera que dicho fenómeno es una de las características básicas de las economías latinoamericanas desde antes del arribo de las inversiones extranjeras directas del período capitalista monopolista. Creemos, sin embargo, que a pesar de sus similitudes existen suficientes diferencias tanto en la naturaleza como en los efectos del fenómeno en uno y otro' caso. Trataremos de ser explícitos al respecto. Durante todo el período colonial latinoamericano, la propia condición de colonia determina que el único crecimiento económico posible fuera el basado en la ampliación del sector externo. Más aún, como señalan muchos autores, la colonización de la América Latina fue una vasta empresa comercial organizada con la finaEdad de proveer recursos al comercio europeo." Por otra parte, la propia organización socioeconómica establecida, basada en for13. 14. 15. 16. 17. 18. Gute!man, Michel: L'agrimlture socidlisée á Ouba. F. Masperó, París. 1967. p. 38. La fuente del autor es: Instituto Cubano de Estabilización del Azúcar, Compi'ncián Estadística, La Habana, 1961. Naciones Unidas: El desarrollo econámico de América Latina en la postguerra. N. Y., 1963, p. 151. Felipe Herrera Lane: Política Económica. Ed. Universitaria de Chile, San: tiago, 1950, p. 72. Naciones Unidas: El desarrollo económico de Honduras. Op. cit., p. 74. Ibid., p. 68. Véase, en tal sentido, Caio Prado Junior: Historia Económica de Brasrl. Editorial Futuro, Buenos Aires, 1960, cap. I. 218 mas variables de esclavitud y servidumbre, se oponía a la conformación de un mercado interno, lo que institucionalizaba el crecimiento hacia fuera como única forma de desarrollo posible. Cabe además subrayar, que aun este tipo de crecimiento se enfrentaba a un conjunto de factores limitantes como las dificultades de transporte y conservación de productos que establecían restricciones cualitativas y cuantitativas a las exportaciones, así como la prohibición de comerciar con países distintos de la metrópoli peninsular. El fin de la Guerra de Independencia coincide con el auge capitalista iniciado por la revolución industrial inglesa, con el desarrollo de los medios de transporte interoceánicos y con la necesidad de ampliación del mercado mundial, que enfrentaba el desarrollo capitalista europeo, de tal modo que los atanes del desarrollo económico de los nuevos países se concentraron en la producción de bienes destinados a la exportación. Pero tanto la tecnología como la organización social del proceso productivo siguieron siendo los mismos de la época colonial, lo que limitaba considerablemente la expansión del mercado interno y la incorporación de las masas trabajadoras al sector monetarizado de la economía. En tales condiciones, existían pocos incentivos al llamado desarrollo hacia dentro, lo que determinaba que la parte del excedente producido por el sector externo que se quedaba en el país tendiera a reinvertirse en dicho sector, de allí que las exportaciones crecieran más rápidamente que el producto nacional. Por otra parte, las exportaciones tendían a concentrarse en aquellos productos 'en los que hubiera ventajas comparativas, pues la diversificación de las exportaciones planteaba problemas tecnológicos y requerimientos de inversión que no iban a ser enfrentados mientras existieran uno o dos productos que ofrecieran dichas ventajas comparativas. La consecuencia general es la concentración de la producción en uno o dos artículos fundamentales para cada país y la extremada sensibilidad de la economía a las oscilaciones de los precios y la demanda mundial de dichos productos, lo cual creaba un mercado interno inestable, factor que se sumaba a los ya citados para institucionalizar el crecimiento orientado hacia el exterior. Como ya se ha señalado, las clases dominantes de esta estructura eran los latifundistas propietarios de minas y comerciantes exportadores. 219 La concentración de la producción en un sector externo controlado por empresas extranjeras presenta muchos aspectos similares al proceso que acabamos de describir, pero también un conjunto de particularidades suficientemente importantes como para justificar una diferenciación de los dos tipos de concentración. En primer lugar, la producción del sector extranjero es dirigida por un consorcio monopolista con intereses similares en otras zonas del mundo, de tal modo que la exportación de cada país es planificada por el gran monopolio, tomando en cuenta, no sólo la satisfacción de un dado nivel de la demanda mundial, sino el aporte de cada país a la oferta programada en cada período, lo que hace al país subdesarrollado extremadamente sensible, no sólo a las modificaciones de la demanda mundial, sino también de las decisiones de los grandes consorcios en relación al nivel de precios y a las cuotas fijadas a cada país. Analizar el caso de Brasil y su control de la oferta de café. En segundo lugar, dado que el sector extranjero no requiere de intermediarios de sus exportaciones, el sector comercial externo tiene que limitar sus actividades al campo de las importaciones, lo cual implica un cambio importante de su posición frente al desarrollo del país. En tercer lugar, porque el valor de retorno de las exportaciones del sector extranjero es una cuota parte mucho menor que el de las exportaciones tradicionales. En síntesis, el nuevo tipo de monoproducción basado en el sector extranjero sirve de base a una relación de dependencia económica de forma diferenciada e intensidad mayor que la del modelo exportador tradicional. 4. LA DEPENDENCIA 'ECONOMICA A. Concepto y definición La característica fundamental de las economías consideradas una vez conformado el mecanismo de crecimiento simple, es su relación de dependencia económica respecto a los países capitalistas centrales, relación que determina, a su vez, variables elementos de dependencia política y cultural. No obstante, resulta ser la característica que suscita mayores reservas debido a la dificultad de acompañar al concepto con un conjunto de indicadores cuantitativos que le den un contenido inmune a las acusaciones de 220 partidarismo ideológico o enjuiciamiento valorativo. A la luz del análisis cumplido hasta ahora nos proponemos discutir aquí la naturaleza objetiva de esa relación de dependencia económica y, presentarla como una categoría específica, susceptible de ser definida y discutida al margen de cualquier esquema de juicios de valor. La forma más sencilla de plantear el problema es la que nos brinda la noción matemática de función que implica los conceptos de relación entre los valores de dos variables y de dependencia entre una y otra. Esta relación puede ser implícita cuando se supone la interacción mutua de una sobre la otra, y explícita, cuando se asume que la trasmisión de efectos opera en un solo sentido, desde una de ellas (variable independienteJ hasta la otra (variable dependienteJ. En el capítulo IV de este trabajo se trató de demostrar cómo la inversión extranjera directa y su influencia sobre el comercio internacional de mercancías y de factores de producción entre países capitalistas y países atrasados constituye una necesidad para los primeros durante su etapa imperialista. En tal sentido, puede afirmarse que dichos países dependen de sus relaciones con los atrasados para garantizar la expansión de sus actividades económicas. En el capítulo VIII, en cambio, vimos cómo, durante el período de crecimiento simple, la economía subdesarrollada depende también en alto grado de los países capitalistas que dirigen su sector exportador y satisfacen su demanda de bienes industriales a través de las importaciones. Puede decirse entonces que entre el subdesarrollo de estos países y el desarrollo de sus metrópolis capitalistas existe una relación de interdependencia o, en términos matemáticos, una relación funcional implícita en la que cada uno está ligado al otro de modo esencial e inseparable. Pero esa situación de interdependencia que expresa la relación funcional implícita, se hace explícita en la realidad como una relación de dependencia en un solo sentido, debido a la capacidad del poder imperial para controlar sus hilos fundamentales, en virtud de su alto grado de autonomía para tomar decisiones que repercuten sobre sus países periféricos. Para tal finalidad, la metrópoli capitalista tiene a su disposición una amplia gama de instrumentos económicos, políticos, militares, etc., que son manejados de acuerdo a los requerimientos de cada circunstancia particular. El aisla221 miento de los propios países subdesarrollados, su incapacidad, hasta ahora, para presentar un frente común, favorece en gran medida la operación de la dependencia, pero esa situación no está desligada de la propia acción de las potencias centrales a través de su capacidad de influencia sobre la coalición de clases dominantes de cada país de su periferia, mecanismo de presión que constituye, a su vez, uno de los instrumentos de la dependencia. Conviene recalcar que la situación de dependencia no es privativa del caso de crecimiento simple promovido por un sector extranjero. Se trata en líneas generales de una característica común a todos los países subdesarrollados, aun cuando existen diferencias en los mecanismos de operación de la relación, así como en su grado de intensidad, todo lo cual da lugar a una variada tipología de la dependencia sobre la cual, lamentablemente, se ha publicado muy poco hasta el presente. * En' todo caso, podemos definir en su más amplio sentido a la relación de dependencia económica como la subordinación de una economía a las decisiones autónomas -centralizadas o no- tomadas en otra economía con la cual ha establecido un esquema tal de relaciones de toda índole que institucionalizan la subordinacián e impiden la posibilidad de que pueda ejercerse una acción similar en sentido contrario. La definición anterior considera a la dependencia económica como una relación de producción que resulta de la operación de otras múltiples relaciones de producción que se institucionalizan a través de la operación de mecanismos superestructurales, jurídicos y políticos. Se trata, pues, de una relación entre hombres y hombres, o más bien, entre sociedades, con lo cual subrayamos una diferencia sustancial con el concepto más generalmente aceptado que se refiere a la dependencia de las exportaciones, dependencia del pet1'óleo, del café, etc., que establece la relación de dependencia entre la sociedad y una parte del producto por ella creado; es decir, una relación entre hombres y cosas. Pensamos que tal concepción se queda en el aspecto más aparente y superficial de la relación debido a que no penetra en su íntimo contenido social. En efecto, a través del control de las exportaciones, ya sea por la vía de la propiedad directa del sector o. del dominio de su comercialización in- * Recuérdese que la obra fue escrita cuando todavía no se había desarrollado la llamada Teoría de la - Dependencia, que ha popularizado el concepto y dado lugar a muchas investigaciones técnicas y empíricas. 222 ternacional, la "dependencia" de las exportaciones se transforma en una relación de subordinación de unos hombres con respecto a otros hombres, que deciden, en última instancia, sobre aspectos determinantes de su vida social. B. La naturaleza de la dependencia en la fase de crecimiento simple Conviene comenzar subrayando que la dependencia económica en nuestros cuatro países -como en toda América Latina- es un fenómeno anterior a su penetración por las inversiones directas de capital extranjero. Suficientemente conocido es que dicha relación estuvo presente durante todo el largo período colonial, acompañado de la relación de dependencia política. Se sabe, asimismo, que al establecerse relaciones comerciales directas Con los países capitalistas después de la Guerra de Independencia se conforma una nueva forma de dependencia económica (menos aguda que la anterior) basada en el control de las exportaciones por parte del aparato comercial y financiero del capitalismo mundial y en especial del' inglés. Consideramos, pues, a la relación de dependencia de nuestros países, como una constante histórica que cambia de forma cada vez que se operaron cambios significativos en sus relaciones con el resto del mundo. La introducción de un sector productivo interno controlado por empresas monopolistas y orientado a la exportación de bienes primarios constituye uno de esos cambios significativos que modifican la esencia de la dependencia económica, incrementándola a su máximo grado posible entre países políticamente independientes, pues en ese caso queda en manos de un poder foráneo el control de las exportaciones, variable que 'en las economías atrasadas "juega el mismo papel promtor de inestabilidad que tienen las inversiones en las economías más avanzadas"; 19 inestabilidad que será tanto mayor mientras más elevado sea el coeficiente de concentración de las exportaciones creadas por el sector extranjero y su aporte a la capacidad de importar del país. Ya se ha visto cómo en nuestros cuatro casos dichas variables tuvieron valores relativos elevados, a lo cual habría que agregar, como característica que acentúa la relación de dependencia, el control progresivo del sector extranjero por parte de un solo país, los 19. Raja Chelliah: Fiscal Policy in Underdeoeloped Countries. Ltd., Londres, 196o, p. 34. 223 Al len & Unwin Estados Unidos. En efecto, tanto en Cuba como en Honduras, las empresas extranjeras fueron desde su primer momento norteamericanas, mientras que en Chile y Venezuela, a pesar de haber sido compañías europeas las que iniciaron las explotaciones, no tuvo que pasar mucho tiempo para que el capital estadounidense ejerciera el control mayoritario del sector. Todavía, el dominio de las exportaciones no constituye sino uno de los aspectos operativos de la relación de dependencia. Otro es la necesidad del país subdesarrollado de adquirir en los países capitalistas bienes industriales que no produce. También las importaciones, tenderán, a través de distintos mecanismos, a concentrarse en los países de origen de las inversiones extranjeras. Una vez cerrado el cerco de la dependencia económica comenzarán a perfeccionarse los mecanismos estructurales y superestructurales que garanticen su institucionalización y permanencia. Ya nos hemos referido a uno, los tratados de reciprocidad comercial, pero hubo otros, tanto o más eficaces, cuyo uso ha dependido de condiciones históricas y geopolíticas, así como de la capacidad de la burguesía imperialista para ejercer su poder sobre las otras clases dominantes del país dependiente. Veamos ahora algunos aspectos particulares de cada uno de los cuatro casos estudiados. a) Cuba Ya en 1823, mucho ran iniciado su poderosa Q. Adams, Secretario de profetizaba el destino de antes de que los Estados Unidos hubiemarcha hacia el dominio imperial, John Estado del previsor Presidente Monroe, Cuba: Estas islas, por su posición local, son apéndices naturales del continente americano, y una de ellas, la isla de Cuba, casi a la vista de nuestras costas, ha venido a ser, por una multitud de razones, de trascendental importancia para los intereses políticos y comerciales de nuestra Unión. Cuando se echa una mirada hacia el curso que tomarán probablemente los acontecimientos en los próximos cincuenta años, casi es imposible resistir la convicción de queJa anexión de Cuba a nuestra República Federal será indispensable para la continuación de la Unión y el mantenimiento de su integridad.w 20. john Quincy Adams, nota enviada al Embajador de los Estados Unidos en Madrid el 28 de enero de 1823; citada por Genaro Carnero Checa: El Aguda Rampante. Ediciones Semanario Peruano, México, 1956, pp. 122 Y 123. 224 Para 1881 señalaba una publicación oficial norteamericana: Comercialmente, Cuba se ha convertido en una dependencia de los Estados Unidos, aunque políticamente continúe dependiendo de España.s- Una vez liberada de España, y como resultado de la turbia historia de intrigas de todo tipo tejida por la diplomacia y los intereses monopolistas norteamericanos, Cuba pasaría a depender, también políticamente, de los Estados Unidos. En 1903 se sancionaría la famosa Enmienda Platt, cuyo artículo tercero daba a este país el derecho de intervenir militarmente en la isla. "Yo voto por la Enmienda -dijo un senador americano-, ya que creo que su adopción asegura la continuación de nuestra soberanía sobre Cuba"." Existe una abundante literatura acerca de la historia de ultrajes y abusos cometidos por la clase capitalista de los Estados Unidos y por su protector gobierno en la isla de Cuba." Nuestro interés, más que el de insistir en dicho aspecto, es el de llegar a una síntesis de los mecanismos 'económicos y políticos que garantizaron el mantenimiento de la dependencia y sus efectos sobre el desarrollo económico del país. Dentro del esquema político que conformó la Enmienda Platt, fue sumamente fácil para el capital norteamericano controlar no sólo el sector azucarero sino prácticamente toda la vida económica de Cuba." Por otra parte, el Tratado de Reciprocidad Comercial vendría a asegurar el mercado cubano para la .industria de Estados Unidos. De este modo se establece, desde un primer momento, la forma más cruda de dependencia económica que haya conocido 21. n. B- 24. United States Consular Report 1881, citado por Leland H. Jenks: op, cit., p. 49. Citado por Leland H. Jenks: op, cit., p. 99. ecial, remitimos al lector interesado a dos obras publicadas por autores ncL-J,I·.--Jenks: Nuestra Colonia de Cuba. Editorial Panorteamenca lestra, Buenos Aires, 1960 (1' edición 1928), y Robert Freeman Smith: Estados Unidos y Cuba, Diplomacia y Negocios 1917-1960. Editorial Palestra, Buenos Aires, 1965. Las inversiones extranjeras penetraron "por orden de importancia... en las siguientes actividades: azúcar, tabaco, ganadería, ferrocarriles, bienes raíces, hipotecas, minería, bronce, teléfonos, frutos y vegetales, buques, industrias diversas y negocios de importación y exportación" (Antonio Ricardi: Visión Económica de Cuba, apéndice a la obra de 1. H. Jenks: op, cii., p. 305. 225 país latinoamericano alguno después de su liberación de España . y Portugal. El mecanismo general, aunque con detalles que cambiaban de acuerdo a circunstancias particulares, funcionaba grosso modo así: ya sea a través de manipulaciones en las tarifas arancelarías," ya mediante la fijación de cuotas a precios preferenciales," y aun mediante la constitución de un monopsonio oficializado por el gobierno de Estados Unidos," se controlaban las cantidades y los precios de la zafra de cada año. El resultado, una gran inestabilidad a corto plazo, y una tendencia al estancamiento de las exportaciones a largo plazo, que frenaban el desarrollo económico del país. Por su parte, las posibilidades de incremento de la producción interna 'estaban considerablemente limitadas por la competencia de las importaciones norteamericanas protegidas por las reducciones arancelarias a que obligaban los Convenios de Reciprocidad. Debido al alto grado de incertidumbre que determinaba la inestabilidad de las exportaciones y al propio crecimiento de la demanda interna, durante ciertos períodos las importaciones crecían más rapidamente que las exportaciones, originando saldos negativos en la balanza comercial que eran compensadas por nuevas inversiones directas norteamericanas o mediante la contratación de empréstitos en dicho país. De esta manera, el poder yanqui en la isla tendió a acrecentarse progresivamente. Otros instrumentos de carácter político y militar garantizaban el mantenimiento de la situación, con fuerte preeminencia de estos últimos, hasta que "la experiencia de la década de 1920 y la solución de la crisis de 1933 demostraron al Departamento de Estado que los intereses norteamericanos en Cuba podían protegerse mediante una combinación de factores. El apoyo a un político fuerte que disponía de poder militar, unido con la presión económica, eran los ingredientes del nuevo «garrote» en una política de guante de terciopelo"." b) Honduras La forma específica de la relación de dependencia en el caso hondureño, aunque coincidente en lo que al grado de subordinación 25. 26. 27. 28. Véase, Robert Freeman Smith: op, cit., caps. JII y IV. ldem. Ibid., pp. 20 Y 21. Ibid., p. 221. 226 se refiere, así como en lo referente al uso de instrumentos de presión diplomáticos y militares, tuvo en relación al cubano algunos aspectos diferentes que derivan de las siguientes razones: Primero, más que una provincia económica de Estados Unidos como lo fue Cuba, Honduras fue una provincia del imperio construido por una sola empresa, la United Fruit Company, en todo el istmo centroamericano, lo que permitía un dominio más centralizado y una explotación más conscientemente racionalizada al servicio de los intereses del gran trust bananero que, aparte del monopolio frutero, pudo extender su dominio a las importaciones, al comercio, al transporte, y a todas las ramas de la economía hondureña capaces de acrecentar su cuenta de beneficios;" Segundo, las exportaciones hondureñas de banano no tenían en Estados Unidos la oposición de productores nacionales competitivos como fue el caso de los productores de azúcar de remolacha en relación al producto cubano. Tal situación permite "'lue los negocios de u. F. c. o se realizaran dentro de una silenciosa reserva que no pudieron tener nunca las manipulaciones del mercado azucarero; Tercero, Honduras no tuvo nunca el atractivo del jugoso mercado cubano, lo que facilitó el dominio total como exportadora y como importadora de la compañía frutera. En síntesis, la relación de dependencia, cuyo mantenimiento en el caso de Cuba fue uno de los asuntos más complejos para el Congreso de los Estados Unidos y su Departamento de Estado, se conforma en Honduras de tal manera que sus hijos pudieron ser manejados prácticamente por el Consejo de Directores de una sola empresa que se constituyó en "dueña absoluta de vidas y haciendas, que manda en todos los aspectos de su vida económica y política"." Quizás ningún argumento exprese mejor el grado de sujeción de Honduras a la u. F. C. O que el miserable impuesto de exportación de un centavo de dólar que percibía su gobierno por cada racimo que se vendía en Estados Unidos 'entre tres y cinco dólares;" lo que no era inconveniente para que la u. F. C. O solicitara y consiguiera exenciones en el pago de derechos de importación por cantidades del mismo orden del presupuesto nacional hondureño." 29. 30. 31. 32. Véase, Genaro Carnero Checa: op, cit., p. 235. Vicente Sáenz: Rompiendo Cadenas. Editorial Palestra, Buenos Aires, 1961, p. 118. Ibid., p. 125. ldem, 227 c) Venezuela Cuando a comienzos del siglo xx se inicia el acelerado crecimiento de la demanda mundial de petróleo que trajo consigo el desarrollo del motor de combustión interna, el país padecía la dictadura de Cipriano Castro, cuyas relaciones con las potencias capitalistas de la época fueron desde un comienzo muy poco satisfactorias. En efecto, Castro asciende al poder en 1899 cuando todavía Venezuela estaba pendiente de los resultados del laudo arbitral a que había sido sometida la reclamación venezolana por la anexión británica de una parte de su territorio, y adoptó en la disputa una posición de consecuente defensa de los intereses nacionales." A esto había que agregar su expropiación en 1901 de la única compañía extranjera que hasta entonces explotaba hidrocarburos en Venezuela, la General Asphalt, subsidiaria de New York and Bermúdez Company, y que había financiado una guerra civil para derrocarlo." Castro otorgó las primeras concesiones para asfalto y petróleo entre 1905 y 1908 a "amigos personales suyos"," las cuales serían rápidamente traspasadas a compañías británicas, pero a pesar de tan liberal política concesionaria, Castro no hizo a Venezuela muy atrayente para las compañías extranjeras." El golpe incruento de Juan Vicente Gómez en 1908, estimulado activamente por los intereses europeos y norteamericanos," vino a cambiar la situación desde su primer manifiesto en el cual se comprometía a: 33. 34. "Uno de los primeros actos como gobernante, de Cipriano Castro, fue enviar un cable al representante de Venezuela en la Comisión Internacional de Arbitras Arbitradores que debía dictar el laudo sobre los problemas límites con la Guayana inglesa, recomendándole no aceptar una decisión contraria a los intereses nacionales" (Eduardo Machado: Las Primeras agresiones del imperialismo contra Venezuela. México, 1957, pp. 47-48). Dicha revuelta armada o "Guerra Libertadora" fue dirigida por el general Manuel Antonio Matos, comerciante, terrateniente y banquero que, según declaraciones de Castro, "había logrado por sus relaciones bancarias atraerse la voluntad y el apoyo de las grandes potencias" (Eduardo Machado: op, cit., pp. 50-51). 35. Edwin Liewen: op . cit., p. 30. 36. "7. Ibid., p. 34. Véase, Eduardo Machado: op, cit., pp. 43-59. 228 Amparar las industrias contra odiosas confabulaciones (y) buscar una decorosa y pacífica solución p.ara todas las contiendas internacionales.w De inmediato, Gómez "invitó oficialmente a los inversionistas extranjeros a que fueran a su país para explotar sus recursos"," prometiendo las mayores facilidades. Justo es reconocer que el dictador cumpliría cabalmente con sus promesas al capital internacional durante los veintisiete años que duró su dominio del país, en los cuales se desarrolló toda la fase venezolana de crecimiento simple. Para el momento del ascenso de Gómez al poder, dos grandes consorcios, la Standard Oil, norteamericana, y la Royal DutchShell, angloholandesa, luchaban por el dominio de las fuentes mundiales de petróleo. En Venezuela esta última firma tomó la ventaja inicial adquiriendo las primeras concesiones en la zona del Lago de Maracaibo, de tal manera que para 1920 las compañías británicas o angloholandesas controlaban casi totalmente las promisoras perspectivas del negocio petrolero de Venezuela frente, a la indiferencia de la Standard/o que no confiaba mucho en los resultados finales de las explotaciones. El estallido en 1922 del pozo Barroso NQ 2 vino a arrojar luz sobre la enorme riqueza de los yacimientos venezolanos y la competencia entre las empresas británicas y norteamericanas se hizo cada vez más enconada a medida que la producción se duplicaba cada año entre 1922 y 1928. A partir de ese momento, comenzarían a crecer las concesiones americanas dentro de un mundillo de maniobras diplomáticas, soborno de funcionarios públicos 41 y sucias argucias de ambas partes. 42 Para 1926, las empresas norteamericanas extraían el 40 por ciento de todo el petróleo exportado por el país; para 1935 dicha participación había ascendido al 71 por ciento. A todas estas, la industria petrolera expandía sus efectos a toda la vida económica del 38. 39. 40. 41. 42. Manifiesto de ]. V. Gómez al asumir el poder, en: Documentos que hacen Patria. Ediciones conmemorativas del Sesquicentenario de la Independencia. Presidencia de la República, Caracas, 1962. E. Liewen: op, cit., p. 35 (citando a la Memoria del Ministerio de Fomento en 1909, p. VI). E. Liewen: op, cit., p. 48. uu.. pp. 52, 124, 126. lbid., p. 49. 229 país, y ganaba el apoyo consciente de las clases dominantes internas, de tal manera que, como señala Liewen, "cuando murió el dictador político en 1935, Venezuela había heredado un dictador económico: la industria petrolera protegida de Gómez. El nuevo tirano era inmortal y las revueltas políticas le inquietaban poco. Respondía solamente a las demandas del mercado de Estados Unidos y de Europa Occidental, y esperaba las señales de llamada del extranjero. El que las decisiones de la industria resultasen perjudiciales para la sensible economía venezolana constituía un sino. No existía remedio alguno" .43 d) Chile La forma como operaron los mecanismos promotores de la dependencia económica durante el período chileno de crecimiento simple es una de las más iiustrativas del enorme poder sojuzgador, y de la variedad de recursos tácticos de las metrópolis capitalistas mundiales; porque si en Cuba y Honduras pueden señalarse las razones geopolíticas que hicieron del Caribe el mare nostrum de los Estados Unidos; en Honduras y en Venezuela el extremado atraso económico y social, y en los tres países la capacidad de los intereses norteamericanos para promover dictaduras militares defensoras de la subordinación, en Chile no estuvieron presentes ninguna de esas características. Arrinconado en el extremo sur del continente, Chile vivió un importante proceso de desarrollo cuando todavía los Estados Unidos no habían llevado su frontera hasta el Pacífico. Promotor del más importante desarrollo ideológico, político y cultural en América Latina durante el siglo XIX, Chile fue capaz de prever los peligros de la dependencia y de tomar deliberadas medidas para tratar de evitarla. Según el documento testimonio de A. G. Frank," entre 1819 y 1857 el país incrementó su marina mercante, inició la explotación de carbón, realizó grandes obras públicas, abrió vías férreas y desarrolló una próspera agricultura de exportación. No faltaron, asimismo, tentativas de promover las actividades industriales, entre las cuales "un importante esfuerzo en el campo metalúrgico" .45 43. 44. 45. E. Liewen: Petróleo en Venezuela. Op. cit., p. 41. Chile: Desarrollo del Subdesarrollo. Op, cit., pp. 66-77. Max Nolf: "Industria Manufacturera", en: Geografía Económica de Chile. Vol. m, 1962, p. 154; citado por Frank: op, cit., p. 69. 230 Durante el período se expandieron, además, las exportaciones mineras. Todo ese significativo desarrollo fue realizado, en lo fundamental, por capital chileno. Las inversiones inglesas estaban todavía en su etapa de expansión comercial y ferrocarrilera, que confiaba al control del comercio internacional la tarea de ser el mecanismo básico en la succión del excedente económico de la periferia. Es verdad que ese auge, en razón de su íntima conexión con la coyuntura capitalista mundial, tuvo sus alzas y sus bajas, de modo que cuando se inician los primeros intentos de penetración directa de capitales europeos en el aparato productivo chileno, ya las "fuerzas del mercado capitalista mundial" habían deshecho buena parte de las realizaciones logradas en el medio siglo anterior; pero, en todo caso, las condiciones que tenía que vencer Inglaterra para subordinar a la economía de Chile eran marcadamente menos ventajosas que las que tuvo que enfrentar Estados Unidos para someter a sus fáciles presas del Caribe. Según la gran mayoría de los autores chilenos consultados, un elemento importante que facilitó la penetración extranjera fue el cambio en la política económica proteccionista que había privado hasta 1860 46 Y que había estado conscientemente dirigida a favorecer el desarollo de la industria nacional. Tales medidas no alcanzaron los resultados previstos, pues a la postre, lo fundamental del crecimiento estuvo siempre orientado hacia el exterior. En todo caso, según el criterio de Pinto Santa Cruz, dicho proceso diversificó "en cierta medida la estructura productiva y por derivación lo político-social. A la clase terrateniente que dominó sin contrapeso en el primer lapso de la vida política independiente se agregan otros grupos entre los que sobresalen los empresarios mineros y los del sector comercial y financiero ... ".47 Ese cambio en la composición de las clases dominantes iba a favorecer el cambio de la política proteccionista, pues como apunta el mismo autor: 46. 47. Véase en tal sentido, Robert M. Will: "La política Económica de Chile, 1810-64". El Trimestre Económico. Vol. X'XVII (2), NQ 106, abril-junio, 1960; Felipe Herrera Lane: Política Económica. Editorial Jurídica de Chile, Santiago, 1950, p. 87. Aníbal Pinto Santa Cruz: op. cit., p. 38. ~éase, además, el nutrido grupo de autores citados por A. G. Frank (op, cit.), A. Pinto Santa Cruz: op, cit., p. 38. 231 Entre estas facciones hay diferencias y roces, pero no contradicciones profundas... Como grupos todos son productores primarios o de servicios anexos o subordinados, todos son más o menos librecambistas por la misma razón; sus mercados primordiales están afuera V en el exterior también se hallan los aprovisionamientos que se requieren a su demanda habitualmente refinada, no son proteccionistas porque tienen poco que proteger.w A esta coalición de clases domésticas habría que agregar aún la presencia interna de la clase capitalista internacional, lógicamente interesada en romper las barreras proteccionistas que obstaculizaban la penetración, porque, como bien señala Frank, "la estructura capitalista metrópoli-satélite no descansa sobre los tres pilares mencionados". Una vez conformada esa coalición de "cuatro pilares", que el ulterior desarrollo reduciría prácticamente a tres con la absorción de los intereses mineros por el capital extranjero, el pase a la forma de dependencia económica característica del modelo de enclave extranjero sería cuestión de detalles, los cuales fueron finalmente ultimados en un conjunto de turbias negociaciones que concluyeron poniendo en manos de "compradores misteriosos"," la riqueza minera peruana habida en Chile en la guerra del Pacífico y, más tarde, los propios recursos salitreros nacionales. 50 Todavía, el nacionalismo chileno haría un intento valiente de romper el ligamen de la independencia económica y promover el desarrollo integral del país durante el período del Presidente Balmaceda, quien trató de poner en práctica un programa de política económica tendiente a: 1. 2. 48. 49. 50. "Romper el monopolio que los capitalistas ingleses ejercían en Taracapá, como una manera de impedir que aquella región fuera convertida en una factoría extranjera". "Estimular la formación de compañías salitreras nacionales cuyas acciones fueran intransferibles a ciudadanos o empresas extranjeros. De este modo, junto con neutralizarse la preponderancia británica, se lograba radicar en Chile al menos una parte de los importantes provechos de la industria salitrera". Ibid. A. Pinto Santa Cruz (citando a Encina): op, cit., p. 55. El "proceso de desnacionalización... fue rápido y se extendió hasta el puno to de reducir la parte de la industria que contrataron los chilenos antes del conflicto". (Idem). 232 3. 4. Impedir el mayor desarrollo de las empresas extranjeras, aunque sin obstaculizar las actividades que ya realizaban". "Fomentar la producción de salitre mediante el empleo de medios técnicos más perfeccionados, la apertura de nuevos mercados y el abatimiento de los fletes marítimos y terrestres".» Frente a este programa de rescate, se movilizó de inmediato la coalición de clases dominantes, estimulada y protegida oficialmente por los gobiernos de Gran Bretaña y Estados Unidos." El resultado fue una cruenta guerra civil que terminó con la derrota y el suicidio de Balmaceda, acontecimiento que fue el punto de partida del período 1891-1920, calificado por Felipe Herrera Lane como de "funesta experiencia en lo político y en lo económico, el gobierno de la imprevisión y de la desorientación". Ya para 1903, el dominio salitrero había pasado en un 85 por ciento al capital extranjero. Con la entrada del siglo xx comienza la penetración directa del capital estadounidense en la explotación de mineral de cobre y la declinación del nitrato y de las inversiones inglesas que irían cediendo terreno frente al vigoroso ascenso del nuevo imperio norteamericano. Al finalizar el período de crecimiento simple, a comienzos de la década de los veinte, ya la relación de dependencia se había trasladado en gran medida de Europa a Estados Unidos. 5. LA DEFORMACION ESTRUCTURAL El tipo de crecimiento que analizamos es, sin lugar a dudas, una forma de desarrollo capitalista, pues son las relaciones de producción y la tecnología características de ese sistema las que privan en los sectores dinámicos de la economía. Se trata, sin embargo, de un desarrollo capitalista sui generis, que al ser comparado con el modelo histórico original presenta marcados rasgos de anomalía que se concretizan en una organización productiva distorsionada, tanto desde el punto de vista de la estructura económica como de la estructura técnica. A ello nos referimos cual).51. 52. Hernán Ramírez Necoechea, citado por André Gunder Frank: op, cit., p. 91Véase el nutrido conjunto de testimonios que en tal sentido señala A. G. Frank: ibid., pp. 84 Y siguientes. 233 do señalamos a la deformación como una de las características del modelo estructural que discutimos. A. La deformación de la estructura económica El primer aspecto de la deformación es la propia complejidad estructural, la coexistencia dentro de la organización socioeconómica de relaciones de producción históricamente contrapuestas, sin que se manifiesten contradicciones conflictivas entre ellas y, en especial, entre las clases dominantes de cada uno de los sistemas de relaciones presentes en la estructura, situación que hemos discutido en páginas anteriores. B. La deformación de la estructura técnica El modo capitalista de producción permite un considerable avance de la tecnología, que se expresa en el rápido desarrollo del sector secundario o de transformación y en una dependencia cada vez menor respecto a la naturaleza como factor productivo limitante. Yahémos visto cómo tales cambios tecnológicos determinan un crecimiento muy rápido de los sectores secundario y terciario con la consecuente disminución del peso relativo de la producción primaria dentro del total. Se conforma así una estructura técnica con uf} sector terciario mayor que el secundario y éste mayor que el primario." El patrón de. distribución de las actividades productivas entre el centro y la periferia del sistema capitalista mundial está basado en la especialización de los países dependientes en la producción de bienes primarios y de los capitalistas avanzados como productores de bienes industriales, de allí que la estructura técnica de los países subdesarrollados se caracterice por el alto peso del sector primario y el bajo peso del sector secundario." 53. 54. Los porcentajes para Estados Unidos en 195Q eran 12 por ciento el primario, 35 por ciento el secundario y 53 por ciento el terciario. Para cifras de varios países en distintos períodos de su desarrollo, véase: Simón Kuznets. Los porcentajes correspondientes a América Latina (1936.40) eran: 35 por ciento en el sector primario, 18 en el secundario y 47 en el terciario (Nacienes Unidas: El desarrollo de América Latina en la postguerra. Nueva York, 1963) . 234 Las consideraciones anteriores se refieren a la distribución por sectores técnicos de la producción total de cada grupo de países, es decir, de su oferta global. Si queremos, en cambio, obtener la composición sectorial de la demanda interna, tendremos que restar en cada sector técnico sus exportaciones, y sumar las importaciones, provenientes de los mismos sectores. ~ las limitaciones que tienen las estadísticas pertinentes hemos realizado los cálculos correspondientes a Estados Unidos y América Latina alrededor de 1950 (véase cuadro NQ IX-1). CUADRO N9 IX-1 DISTRIBUCION POR SECTORES TECNICOS DEL PRODUCTO TERRITORIAL BRUTO Y DEL USO INTERNO DE BIENES Y SERVICIOS EN ESTADOS UNIDOS Y AMERICA LATINA ALREDEDOR DE 1950 Estados Unidos, 1950 (Millones de dólares) Exportaciones PTB Importe- eiones % % (a) (b) ( e) Sector primario Sector secundario Sector terciario 31. 369 91. 493 138.586 12,0 35,0 53,0 2.649 7.499 7.330 1.523 36.050 85.517 138.546 13,8 32,8 53,2 Totales 261.408 100,0 10.148 8.853 260.113 100,0 (d) (e) (f) a) N. u. Yearbook of National Aecounts Ssatistics, N. Y., 1960; c) y d), Woytinsky & Woytinsky: World Commeree and governments. N. Y., 1955. FUENTES: América Latina (1945-49) (Millones de dólares de 1950) Exportaciones PTB Importa ciones % % (a) (b) (e) Sector primario Sector secundario Sector terciario 10.570 7.591 17.309 29,8 21,4 48,8 7.020 Totales 35.470 100,0 7.020 FUENTE: NN. UU.: (d) (e) (f) 5.140 3.550 12.731 17.309 10,6 37,3 51,5 5.140 33.590 100,0 El Desarrollo de América Latina en la Postguerra. N. Y., 1963. 235 Los resultados obtenidos son sumamente elocuentes. Desde el punto de vista de la oferta, las cifras de América Latina conforman una figura similar a un reloj de arena en el que el punto de estrangulación corresponde al sector secundario, figura muy diferente a la de Estados Unidos, que expresa la forma característica de un país capitalista de alto grado de desarrollo, Desde el punto de vista de la demanda, en cambio, las dos figuras tienden a adoptar la misma forma. 55 (Véase gráfico NQ 1). Lo anterior permite constatar que los países dependientes adaptan la composición por sectores técnicos, tanto de su oferta como de su demanda globales a las exigencias del mantenimiento del complejo centro-periferia, adaptación que se traduce en una institucionalización de la incapacidad del sistema para promover la trasmisión integral de la tecnología moderna desde los países centrales a la periferia subdesarrollada. Las comparaciones anteriores se refieren a toda América Latina en un período en el que ya unos cuantos países del área habían avanzado bastante en la fase de sustitución de importaciones. Por lo que respecta a los países que analizamos, la estrechez del sector secundario y la apertura del terciario es todavía mayor que en el total latinoamericano considerado anteriormente. (Véase cuadro NQ IX-2). CUADRO N'I IX-2 DISTRIBUCION l>ORCENTUAL DEL PTB POR SECTORES TECNICOS Países Venezuela (1936) Chile (1952) Honduras (1958) FUENTES: 55. Sector secundario Sector terciario Total primario 55,7 26,1 49,6 15,2 16,1 15,8 29,1 57,8 34,6 100 100 100 Sector Venezuela: Banco Central de Venezuela: El Ingreso Nacional de Venezuela. Caracas, 1949. Chile y Honduras: Naciones Unidas: Yearbook of National Accounting and Statistics. Nueva York, 1959. Las cifras indicarían, además, un resultado sorprendente, el de que la demanda relativa de bienes primarios es mayor en Estados Unidos que en América Latina, mientras que la de bienes industriales es mayor en América Latina que en Estados Unidos. Creemos, sin embargo, que una afirmación de tal naturaleza, aun cuando explicable desde algunos puntos de vista, debería ser sometida a una comprobación estadística más rigurosa. Por esto, preferimos, por ahora, referirnos únicamente a la forma general del fenómeno. 236 Hasta aquí hemos basado el análisis de la estructura técnica en la consideración de sectores propuesta por Clark, clasificación que tiene un distinto grado de aplicabilidad en las estructuras simples y en las complejas. En el caso de un país capitalista avanzado, la difusión tecnológica se opera con gran facilidad de unos sectores a otros debido a la existencia de relaciones de producción homogéneas (capitalistas) en todos los sectores y a la obligada correspondencia entre estructura económica y estructura técnica. Tiene entonces sentido incluir en el mismo sector técnico a las actividades de extracción de minerales y a la agricultura, pues ambos subsectores utilizan técnicas intensivas de capital, acordes con el grado de desarrollo de la tecnología alcanzada en toda la economía. Pueden haber sectores o subsectores retrasados, pero a la larga, la tendencia es hacia una fluida trasmisión intersectorial de los avances técnicos y una consiguiente convergencia en la productividad del trabajo en todos los sectores. De esta manera, "los frutos del progreso técnico" tienden a distribuirse entre toda la población con las limitaciones que establecen las relaciones capitalistas de distribución. Por lo que respecta al sector primario de nuestros cuatro países, hay que distinguir, en este sentido, dos componentes. Uno, constituido por la agricultura precapitalista, caracterizado por su atraso técnico, por el predominio de funciones de prodúcción con un bajísimo contenido de capital, y otro, el sector extranjero, que es una réplica de sus similares en los países capitalistas avanzados. Al separar ambos componentes se penetra en otro aspecto de la deformación de la estructura técnica, es decir, las enormes diferencias sectoriales en la productividad del factor trabajo. Los datos del caso venezolano, por ejemplo, señalaban una productividad por trabajador de 0,37 en la agricultura precapitalista contra 23,91 en el sector petrolero-minero para 1936. Ambas cifras están calculadas en relación a la productividad media nacional que se considera como la unidad. El modelo de crecimiento simple no ofrece ninguna posibilidad de solución al problema de las desigualdades sectoriales en la productividad del trabajo. Todo lo contrario, su propia dinámica tiende a incrementar aún más las' diferencias, debido a que los avances tecnológicos que se producen en los países capitalistas 237 centrales se trasmiten mucho más rápidamente al sector extranjero que al resto de la economía. Tampoco es uniforme la absorción de la técnica moderna en los demás sectores internos, pues aunque retrasado en relación al enclave, el sector capitalista nacional tiende a mejorar su capacidad productiva, mientras que en los sectores precapitalistas se mantienen las formas tradicionales de producir. De esa forma nos encontramos frente a un proceso de divergencia en el tiempo de la productividad del factor trabajo que constituye una nueva evidencia de crecimiento deformado. En el cuadro NQ IX-3 se presentan las cifras para el caso venezolano durante el período 1936-1958, que permiten comprobar el proceso divergente, a pesar de que durante dicho lapso se inicia la fase de sustitución de importaciones. CUADRO NQ IX-3 COMPORTAMIENTO EN EL TIEMPO DE LA PRODUCTIVIDAD SECTORIAL DEL FACTOR TRABAJO EN VENEZUELA (SECTORES PRIMARIO Y SECUNDARIO) (Media nacional = 1) SECTORES Primario: Precapitalista Capitalista extranjero 1936 1950 1958 0,37 23,91 0,11 11,55 0,10 14,67 1,26 1,01 1,06 0,40 1,30 0,28 Secundario: Capitalista Precapitalista FUENTES: 1936: Banco Central de Venezuela: El Ingreso Nacional de Venezuela. Caracas, 1949. Todo 10 anterior puede sintetizarse diciendo que los mecanismos de la dependencia económica conducen, por una parte, a la separación internacional de los procesos productivos, condenando al país subordinado a una absorción incompleta de la tecnología moderna y, por la otra, a impedir que dicha situación pueda ser corregida. Por esta vía se conforma una situación de doble alienación que refuerza la relación de dependencia. En primer lugar, aliena238 ción de la fuerza de trabajo a una tecnología que no corresponde a su grado de desarrollo y que, por su carácter parcial, resulta inaferrable en su integridad. En segundo lugar, alienación a un patrón de consumo satisfecho con importaciones que tampoco corresponde al verdadero desarrollo de las fuerzas productivas internas, lo que implica, a su vez, alienación a la tecnología con que se producen los bienes importados. A los anteriores elementos de deformación estructural hay todavía que agregar la desarticulación entre los diferentes sectores económicos desde el punto de vista de su capacidad para proveer insumos a los demás. En efecto, por lo que se refiere a la agricultura precapitalista, una parte del producto creado se queda dentro del mismo sector como autoconsumo y la destinada a la comercialización va en su casi totalidad a las exportaciones o a la demanda final. Su aporte a la demanda intermedia es muy pequeño, así como su demanda de insumos provenientes de los demás sectores. En cuanto al sector capitalista extranjero, recibe sus insumos del exterior y exporta la casi totalidad de su producción. El sector secundario nacional recibe tanto su equipo productivo como buena parte de sus insumas (materias primas artesanales o industriales) desde el exterior. Esta falta de relación entre los sectores, producto de la deformación tecnológica 'original, tiende a su vez a acrecentarla, acravando las dificultades de la trasmisión de progreso técnico y '-'de impulsos dinámicos de unos sectores a otros. Resulta evidente que todos esos mecanismos responden al objetivo de maximizar la parte del excedente económico creado en la periferia y apropiado por los países capitalistas centrales. No insistimos aquí sobre la enorme cuantía de ese flujo -sobre lo cual existen abundantes testimonios para subrayar más bien la naturaleza de las relaciones sociales y técnicas que lo hacen posible. Queremos así enfocar la atención sobre lo que consideramos el aspecto clave del problema, es decir, su carácter eminentemente estructural. De allí la conclusión de que sólo el cambio radical de la estructura 'económica puede resolver de modo cabal ese complejo de mecanismos negadores de la posibilidad de un desarrollo integral e independiente. 239 6. RESUMEN Y CONCLUSIONES Hemos señalado anteriormente que el modelo que discutimos es una forma de crecimiento capitalista. Podemos concluir ahora que se trata de un crecimiento capitalista dependiente y deforme, que constituye una etapa del subdesarrollo. El estudio de los cuatro casos señalados nos ha permitido, pues, constatar los aspectos generales del proceso mediante el cual un sector de inversiones extranjeras destinado a producir bienes primarios, creó en los países recipientes un conjunto de cambios estructurales que transforman a la economía atrasada anterior en una economía atrasada de nuevo tipo, es decir, en una economía subdesarrollada. Esos cambios estructurales resultan conformados de tal manera que engendran e institucionalizan una relación de dependencia de forma e intensidad diferente a la del modelo anterior, tanto desde el punto de vista socioeconómico como desde el punto de vista técnico, relación que tiene como objetivo final la traslación de excedente económico desde las áreas periféricas hasta las metrópolis capitalistas centrales. El "intercambio no equivalente" vendría a explicarse, pues, no como consecuencia del carácter meramente "geográfico" del sector extranjero, sino, al contrario, como resultado de la capacidad de éste para contribuir a conformar en el país dependiente un modelo 'estructural que permite e institucionaliza tanto dicho "intercambio no equivalente" como "la falta de trasmisión de progreso técnico" y tantos otros aspectos que se citan corrientemente como causas del subdesarrollo y que, de acuerdo a nuestro análisis, son más bien efectos del conjunto de características estructurales analizadas. Hemos insistido hasta aquí en subrayar los elementos y fuerzas estructurales y superestructurales que presionan en el sentido de .institucionalizar y mantener el modelo de crecimiento simple, lo cual no significa que demos a tal situación un carácter definitivo o insuperable. Ningún proceso social se reproduce a sí mismo ad eternum, pues la dinámica de sus propias contradicciones está constantemente engendrando nuevas fuerzas que se desarrollan en el sentido del cambio. Por razones endógenas y/o exógenas, la fase que analizamos fue superada en Chile (1920...), 240 Venezuela (1940 ...), Cuba (1940 ...), y parece estar llegando a su fin en Honduras. En todos ellos se pasa a una etapa siguiente del subdesarrollo, la de sustitución de importaciones, en la que sólo se operan modificaciones superficiales en la deformación y en la dependencia económica. Cuando hablamos de institucionalización nos referimos al conjunto de presiones en el sentido de mantener el statu quo, las cuales tienden a cambiar de forma cuando se pasa de una etapa a otra del subdesarrollo y sólo desaparecen con la ruptura y sustitución de la estructura por formas más avanzadas. Hemos sido testigos, además, de la ruptura del modelo de subdesarrollo en uno de los cuatro países considerados y de su sustitución por nuevas formas de organización social y económica, de cuyos resultados está pendiente todo el continente. Finalmente, queremos llamar la atención sobre un aspecto importante. Nuestro enfoque y sus correspondientes conclusiones se refieren a una forma específica de comportamiento del modelo de subdesarrollo durante una de sus etapas. No pretendemos, desde aquí, ir a la generalización sobre las otras formas de conformación del modelo, ni sobre otras etapas del mismo. Creemos que falta para ello mucha investigación sobre nuestra multifacética realidad continental. Nos sentiremos satisfechos tan sólo de que en este análisis parcial hubieran elementos capaces de contribuir, por poco que fuese, a una mayor comprensión de los casos estudiados o de otros que puedan asimilarse al modelo. Creemos que ello constituiría ya un aporte al conocimiento del fenómeno total. 241