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Titulo: Ser trabajadora informal, pobre y mujer en el Perú
Sesión científica Economía Informal y Género
Autora: Maria Bastidas Aliaga
Palabras Claves: Género, pobreza y economía informal
Institución procedencia: Asociación de Desarrollo Comunal - ADC
Introducción
La Asociación de Desarrollo Comunal ADC, es una institución sin fines de lucro,
constituida en el año 1995 con la misión de “promover el desarrollo humano sostenible
con igualdad de oportunidades desde la perspectiva de género”.
Dentro de este propósito ADC apunta a alcanzar los siguientes objetivos institucionales:
1. Incorporar en la agenda de los principales actores políticos, económicos y sociales, a
nivel nacional, regional y local, el enfoque de género en el conjunto de sus políticas,
programas, actividades y relaciones organizativas.
2. Fortalecer la predisposición de las autoridades a implementar políticas de igualdad de
oportunidades con enfoque de género en la economía formal e informal.
3. Capacitar y alentar a las dirigencias laborales y sociales, especialmente a las
secretarías de mujer y afines, para que actúen como promotoras de políticas y
proyectos con enfoque de género en su ámbito de actividad.
4. Aplicar localmente, dentro del universo de las mujeres trabajadoras de la economía
informal, en distritos de Lima Metropolitana y Callao, y las provincias del norte
chico (Huaura, Huaral, Barranca) la cultura de la defensa de sus derechos,
especialmente los referidos a la igualdad de oportunidades y la no discriminación.
5. Mejorar la capacidad de emprendimiento y gestión de las mujeres de la economía
informal, especialmente en el rango de edad de 18 a 25 años, creando condiciones
para una formalización que les signifique mayores oportunidades y derechos.
La presente investigación está orientada a llegar a conocer con mayor profundidad las
características, los problemas, necesidades y demandas de las trabajadoras de la
economía informal de algunos distritos de las provincias de Lima y Huaura, al norte de la
capital.
La hipótesis básica es que las condiciones discriminación, exclusión y pobreza que
afectan a una gran parte de la población peruana, y en mayor proporción a las mujeres,
les impiden acceder a un trabajo formal, con mínimos derechos e ingresos regulares. La
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informalidad es un recurso ante la falta de oportunidades que da lugar a mucha
precariedad laboral y a un reforzamiento de la pobreza y marginalidad.
En el Perú de los 2000, la mayoría de los/as trabajadores/as desarrolla actividades
económicas para asegurarse ingresos para ellos/as y sus familias, en el gran sector
informal. El 51% de los hombres que trabajan lo hacen de manera informal, mientras que
el 60% de las mujeres trabajadoras son informales. Los grupos más numerosos son el de
las trabajadoras por cuenta propia (que incluye a las vendedoras ambulantes y
trabajadoras a domicilio), trabajadoras de microempresas, trabajadoras temporeras
(participan de la siembra y cosecha), trabajadoras del hogar, trabajadoras familiares no
remuneradas y otras.
La condición de informalidad económica de las mujeres trae diversas consecuencias
negativas:
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Falta de protección social: seguro, pensiones y otros beneficios;
Duras condiciones laborales, ausencia de defensa ante el despido y las bajas
remuneraciones, poca seguridad y protección de salud;
Inseguridad respecto a sus capitales y bienes adquiridos por el trabajo;
Limitada organización para una representación eficaz;
Baja educación general y formación laboral;
Las leyes e instituciones públicas tienden a ignorar su existencia, salvo para
obligaciones tributarias;
La presente investigación comprende el recojo de información directa a través de
encuestas socio-económicas aplicadas a 382 mujeres trabajadoras informales, en tres
distritos de la provincia de Lima: Cercado, San Juan de Lurigancho y La Victoria; y a 209
mujeres trabajadoras de los distritos de Huacho, Huaura, Santa Maria y Hualmay de la
provincia de Huaura. Y la compilación de testimonios de mujeres trabajadoras de la
economía informal de diversos sectores.
ADC seleccionó cuatro campos de desempeño de la actividad informal femenina para su
investigación:
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Vendedoras ambulantes;
Trabajadoras a domicilio;
Temporeras rurales;
Trabajadoras del hogar;
Los resultados de esta investigación apuntan a precisar problemas, sistematizar
demandas y plantear desafíos para hacer frente a la realidad de las trabajadoras del
sector informal.
El documento que presentamos es resultado del estudio realizado en el Perú como parte
del proyecto: “Formación y Asesoría para Fomentar la Participación de las
Trabajadoras en Organizaciones del Sector Informal en las Provincias de Huaura y
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Lima - FATSI” que busca favorecer la mejora de las condiciones de trabajo y la calidad
de vida de las mujeres del sector informal de las provincias mencionadas. Dicho proyecto
cuenta con el auspicio de la Fundación Paz y Solidaridad de Comisiones Obreras de
Andalucía, y la financiación de la Junta de Andalucía de España, a los que expresamos
nuestro reconocimiento y agradecimiento.
Queremos agradecer a todas las mujeres trabajadoras de la economía informal que nos
permitieron compartir sus experiencias, sueños y desafíos, así como al Equipo de ADC
por su apoyo en la edición del texto. Esperamos que esta investigación pueda contribuir
a la creación de alternativas y respuestas eficaces para las trabajadoras de la economía
informal en el Perú.
1. Tres caras de la modernidad peruana
Ser informal en el Perú
Soy Eva González, de 36 años, vendo postres limeños en una esquina en los
Barrios Altos. Estoy casada, pero me separé hace algunos años. Gané un
concurso de dulces. Mi trabajo no es seguro, porque el municipio nos quita el
dinero y van cambiando las zonas donde podemos trabajar. Quieren
aburrirnos, pero yo sigo luchando.
(Testimonio, vendedora ambulante, Lima)
La explosión de actividades económicas informales en países como el Perú, se tiende a
explicar de diversas maneras:
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Como un desajuste entre legalidad y realidad (costos, trámites, etc.);
Como una expresión del déficit de empleo y la baja inversión;
Como una secuela de la crisis de los 80-90 y del desarrollo de las economías de
sobrevivencia;
Como un fenómeno derivado de las migraciones rurales a las ciudades;
Como un problema cultural y educativo, que impediría la incorporación a la
economía moderna.
Detrás del concepto de informalidad hay una discusión de fondo acerca de si es una
desviación del modelo de economía de mercado, un rezago de las economías tradicionales
o una componente irremediable del tipo de modernidad al que hemos sido incorporados.
Sin duda las migraciones masivas por la crisis del agro (décadas de los 50 y 60) y por la
violencia (80-90), generaron una gigantesca masa de marginales buscando la forma de
ganarse la vida en forma desesperada y desventajosa. También es cierto que el bajo nivel
educativo y los escasos conocimientos laborales que se imparten en las escuelas,
producen mano de obra descalificada sin acceso a mejores puestos de trabajo.
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Es verdad que en el país ha habido largos períodos de no inversión y de casi nula
demanda de nuevos trabajadores/as, lo que no niega que en las etapas en que ha subido la
inversión tampoco ha habido fuerte expansión del empleo formal por el tipo de
actividades a las que se orienta el capital. La crisis económica ciertamente eliminó
muchos puestos de trabajo y cerró numerosas empresas, lanzando a millones de
personas a la informalidad.
Finalmente, es indiscutible que en medio de la multiplicación de empleos informales, los
marcos legales del sistema para admitir nuevas expresiones económicas terminaron
resultando extremadamente estrechos. Lo informal está rodeado de elementos claves: baja
inversión, mínima tecnología, escasa seguridad laboral, ausencia de normas de trabajo,
nulos controles de calidad, evasión tributaria, ausencia de permisos, etc., y bajar la valla
de exigencias para asimilarlos no es tan fácil como decirlo.
La definición internacional de la economía informal se refiere al universo de pequeñas y
minúsculas actividades económicas realizadas por empresas e individuos libres, sin
registro, con trabajadores/as pagos o no pagos, y a los/as eventuales que carecen de
empleadores fijos. La informalidad peruana que se aprecia día a día, tiene la característica
de “empleo inventado”, a la medida de la persona que no tiene otra alternativa para
emplearse y que ciertamente prioriza su necesidad de subsistir al cumplimiento de las
normas.
La OIT estimó en el año 2005 que el 54.9% de la PEA peruana estaba ocupada en el
llamado Sector de la Economía Informal Urbana, y que tratándose de mujeres esta
proporción se elevaba al 60% de todas las mujeres que trabajan. Ser informal, les
representaba a estas mujeres que sólo el 15 % de ellas contaba con seguro de salud y
apenas 4% tenía afiliación a un sistema de pensiones.
La causa por la que las mujeres son más informales que los hombres, se debe a que ellas
sufren una mayor restricción de entrada para las actividades formales. Hay una ligazón
muy fuerte entre esta condición de exclusión con la pobreza y baja educación de muchas
mujeres. Los estudios de la informalidad señalan que el número de mujeres que trabajan o
buscan trabajar está en aumento en países como el Perú, lo que en los niveles sociales
más elevados viene de la necesidad de ganar autonomía, tener ingresos propios, invertir,
educarse, etc., pero en los sectores más pobres parece responder más bien a factores
como la crisis económica y la falta de ingresos mínimos, el desempleo, la presencia de
mujeres jefas de hogar, etc.
La propia situación de vulnerabilidad en que se desenvuelve una mujer pobre y con
limitado nivel educativo, con mayor razón si tiene que responder sola por sus hijos, hace
que se emplee en “cualquier cosa”. Las más hábiles podrán crear algún empleo a su
medida o un multiempleo (varias actividades a la vez), pero la mayoría tiende a aceptar
una posición de precariedad, temporalidad e ingresos mínimos.
Otro factor crítico es que los hombres muestran una mayor diversificación de
actividades, aún en el espacio informal, lo que a la larga permite que parte de ellos
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puedan salir por capacidades adquiridas que se reconocen en el mercado. En el caso de
las mujeres, la baja productividad de sus ocupaciones no las deja progresar ni calificarse
y tienden a quedarse.
Ser pobre en el Perú
¿Cuántas horas trabajan al día?
- Entre diez y doce horas, si nos quedamos todo el día nos pagan quince
soles o sea de seis de la mañana a seis de la tarde. No almorzamos hasta
que llegamos a casa, nos levantamos a eso de las tres de la madrugada
para hacer la comida.
¿Qué dificultades hay en el trabajo?
- Que te duele el cuerpo, trabajas de hambre o sea como no has comido en
todo el día pues no trabajas a gusto. Según el tiempo que haga, si hace
calor te duele la cabeza y si hace frío y llueve, te mojas y no te dan nada
para que te cubras.
(Testimonio: temporera de Huaura)
La pobreza no necesita definirse, porque le miramos la cara todos los días. Está hecha de
personas que tienen que doblegarse por necesidad, como la temporera que amanece
cuando todos duermen, trabaja de sol a sol, no almuerza hasta que acaba el día y carece
de protecciones mínimas para enfrentar el calor y el frío. Sin embargo, si se le pregunta
porqué acepta esta situación seguro contestará que por lo menos es un empleo y una
manera de llevar un pan a la casa.
En términos muy gruesos se acepta que de dos peruanos, uno es pobre; y de cinco
pobres, tres son mujeres. Una reflexión más amplia advierte que bajo el concepto de
pobreza hay un conjunto de realidades inaceptables:
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La desigualdad; que implica que existe una distribución diferenciada de
los recursos económicos, sociales y culturales, y del poder político, que
representa un bloqueo de oportunidades para un sector mayoritario de la
población.
La discriminación; que significa que determinados componentes de la
sociedad son puestos de lado por su condición de tales: por ser mujeres,
por tener una condición racial o étnica, por razón religiosa o cultural, etc.
La vulnerabilidad; que tiene que ver con la debilidad con que se afronta la
vida y que impide hacer frente a contingencias repentinas: muerte de
miembros de la familia que proveen recursos, enfermedades caras y
prolongadas, desastres naturales o sociales, etc. La vulnerabilidad
acompaña a la pobreza y la profundiza.
Las mujeres en situación de pobreza están colocadas generalmente en posición de
desigualdad, discriminación y vulnerabilidad, en un grado superior a los varones, lo que
les hace mucho más dificultoso superar su situación inicial.
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Para la OIT, existen cuatro determinantes de la pobreza de las mujeres dentro del campo
del trabajo:
1. La tasa de participación de las mujeres en el reparto del ingreso a través de las
remuneraciones, es muy inferior a la de los hombres, lo que implica que sus
promedios salariales son menores;
2. Los empleadores desvaloran económica y socialmente el desempeño de una mujer
, que se traduce que en la misma función y tarea, una mujer percibe menos
ingreso que un hombre;
3. Hay una desigualdad clara en el acceso a recursos productivos: capital, crédito,
tierra, empresas, etc.
4. Débil participación política que representa un menor poder de decisión para
orientar las políticas públicas a mejorar su situación.
Ser mujer en el Perú
Soy Margarita Montalbán, natural de Piura, de 48 años de edad, vivo 25
años en Huacho y vine porque me había casado y mi marido nos abandonó.
Me vine buscándolo, porque yo tenía dos pequeños bebes, de cinco y seis
años. Prácticamente me abandonó cuando estaba en estado del segundo bebe
y entonces yo supe que el estaba acá y cómo las chicas iban al colegio nos
hacía falta dinero. Razón económica, ¿no? Vine a pedirle que ayude a sus
hijas, pero no lo encontré y me quedé en esta ciudad. Él se vino huyendo de
Piura para no asumir la responsabilidad, yo me hice cargo de mí y de mis
hijos. Por eso empecé a trabajar.
(Testimonio: trabajadora del hogar, Huaura)
“Las formas históricas de la masculinidad y la feminidad se constituyen en torno al
trabajo”, afirma Marcela Legarde (Cautiverio de Mujeres: madresposas, monjas, putas,
presas, locas, UNAM México 1990), dando a entender que en la medida que la actividad
económica nos socializa, también traduce los roles centrales que cumplimos en la
sociedad.
La asignación histórica de trabajos basados en las diferencias sociales establecidas en
razón al género, que aparentemente derivan de la carga física e intelectual, del nivel de
responsabilidad, de la relación con la producción y con la vida de las familias, etc.,
encubre una división sexual del trabajo marcadamente desfavorable a las mujeres.
La dominación ideológica masculina se expresa en una negativa o limitación de los
derechos económicos de las mujeres y las priva de acceso a los mejores empleos, a los
económicos y a la participación política; las relega a trabajos de menos estatus y mal
remunerados. El universo machista concibe a las mujeres como débiles, menos valiosas, y
define sus habilidades propias a simples subjetividad femenina.
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El capitalismo al incorporar crecientemente el trabajo femenino ha puesto en evidencia la
desigualdad y la discriminación subyacentes, pero al mismo tiempo ha ido colocando
progresivamente en movimiento la fuerza liberadora de la igualdad, cuando más mujeres
han demostrado poder hacer las cosas mejor que los hombres y asumir altas
responsabilidades.
En el espacio de la informalidad el despertar de las mujeres hacia condiciones de mayor
igualdad, no discriminación y reducción de vulnerabilidades, también avanza, pero lo
hace con mucha mayor lentitud y en medio de contradicciones y retrocesos.
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2. Mujeres trabajadoras de la economía informal
Las mujeres, por lo general, realizan tareas que requieren más esfuerzo y que toman más
tiempo dentro del proceso de producción. Esto se debe a que al haber alcanzado la
condición laboral e insertarse en el mercado del trabajo (formal o informal), no se le
descargado la carga doméstica que nunca fue vista como “trabajo”, y en muchos casos las
parejas no han asumido que deben compartir mucho más este tipo de tareas. La cultura
dominante atribuye cualidades y características femeninas a ciertas actividades: cocina,
limpieza, tejido, etc., que se supone corresponden a habilidades con los dedos, exactitud
y paciencia, lo que determina su selección para esas funciones y no para otras.
La economía informal que es una especie de asignación espontánea dentro de las
opciones de empleo posibles está sin embargo marcada por el mismo estigma. Las
principales ocupaciones informales femeninas siguen la lógica señalada. Para fines de este
estudio hemos tomado cuatro casos de trabajadoras informales, que no agotan el
universo, pero sí son suficientemente representativas de la realidad.
Trabajo a domicilio
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“Yo me inicié en el trabajo por quiero apoyar a mi familia, porque el salario
de ellos no cubre el aspecto económico. Yo trabajo tejiendo chompas,
haciendo diversos productos a crochet, esto lo hago desde hace 18 años. A
mi me enseño esto una vecina por curiosidad y empecé hacer chompas de
alpaca y aprendí y si ahora no hago algo no puedo estar tranquila”
“Me gustaría capacitarme, capacitarme en negocios para así como no se,
como microempresarios para desenvolverme mejor o saber lo que estoy
haciendo por ejemplo, saber, claro, ahora también se de cuanto tengo,
cuanto gano, saber como hacer eso es lo que nos falta acá un montón,
trabajamos por trabajar, o sea, compras, vendes, compras, vendes, sabes
que de repente a veces te resulta o a veces no, entonces esas capacitaciones
aquí se necesitan bastante pero no las hay”
(Testimonios: trabajadoras a domicilio)
El 90% de las trabajadoras a domicilio lo hace en su propio hogar, en condiciones de
hacinamiento, haciéndose un espacio de trabajo en medio de la vida doméstica, muchas
veces con limitada iluminación y ventilación inadecuada.
Principalmente se trata de confección de prendas de vestir para su entrega a empresas,
trabajos en cuero, artesanías y otros. Las empresas recurren a estas destrezas de las
mujeres, advirtiendo que teniéndolas a ellas, ya no necesitan invertir en formación y
capacitación. Además pueden recurrir constantemente a diversas proveedoras a las que
pagan muy barato, debido a la gran masa de mujeres que desean trabajar.
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Las mujeres del trabajo a domicilio no cuentan con una formación técnica adecuada para
lograr la mayor calidad en su trabajo. El 69% refiere no haber recibido algún tipo de
capacitación o haber participado de talleres y charlas de información. Esto, sin duda va
en perjuicio de los contratantes que lograrían un mejor resultado con personas más
capacitadas y regularizadas.
El 96% de estas trabajadoras no participa en ninguna forma de organización o asociación.
La mayoría tiene temor de establecer una identidad colectiva con otras mujeres que
realizan igual trabajo para el mismo comprador y considera que si lo hacen sufrirían
represalias y no podrían vender sus productos.
Son responsables por la calidad de su trabajo. Cualquier defecto o pérdida le son
imputadas y deberá pagar los costos. De esta manera, las empresas ahorran costos y
pueden administrar la empresa de forma flexible, sin una carga laboral estable y con
beneficios sociales.
El proceso de separar y tercerizar funciones laborales por género, explica el porqué el
crecimiento de esta modalidad del trabajo informal, que es una forma indirecta de
explotar la fuerza de trabajo, negándole todo tipo de derechos.
Trabajo doméstico o del hogar
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“Yo trabajé con una mujer cuando tenia 12 años que me obligaba a utilizar
uniforme, pero a mi no me gustaba porque me daba vergüenza. Ella, para
obligarme, cogía mi ropa y me la cortaba y yo lloraba pues no quería salir a
la calle con ese uniforme. Pero en el extranjero si me convenía utilizar
uniforme, pues con la lejía te ensucias tu ropa y tienes que gastar en
comprarte más y con el uniforme pues no gastas y si se mancha mucho te
dan otro. Es más económico”.
“Trabajo en casa ya bastante tiempo como ocho a diez años. Me gusta el
trabajo porque al menos tengo un recurso económico que llevar a mi casa.
Yo tengo que lavar, cocinar, planchar, hacer limpieza y por eso me pagan
250 soles. Eso me ayuda mucho en mi hogar. Yo descanso los domingos, y de
lunes a sábado trabajo de siete de la mañana a siete de la noche. Descanso a
la hora de almuerzo”.
“La verdad no me gusta mucho este trabajo porque es muy cansado, la casa
es muy grande y a veces no me abastezco, pero como los dueños son buena
gente trato de quedar bien con ellos también porque a veces yo pido permiso
y me lo dan, bueno también una parte de retribuirles también”.
“Yo me inicié en el trabajo doméstico por mis padres, mi papá me envió
porque era menor de edad a los 15 años y así empecé. No me gusta el
trabajo que hago, porque siempre te gritan, te dicen cosas, te insultan, todo y
tienes que agacharte, tienes que aguantar pero yo por mi hija porque no tenía
donde como dije perdí contacto nunca tuve familia acá”.
(Testimonios: trabajadoras del hogar)
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Las trabajadoras del hogar son consideradas elementos auxiliares de las amas de casa.
Laboran bajo acuerdo con sus empleadores, generalmente sin contrato de trabajo,
derechos y beneficios laborales. La ley de protección aprobada por el Congreso durante
el gobierno de Toledo, tiene avances y también bastantes vacíos, pero lo principal es que
casi no se cumple.
Los niveles de instrucción de estas trabajadoras son muy bajos. El 50% de las
trabajadoras del hogar de Lima no concluyó los estudios básicos. En Huaura este
porcentaje asciende al 38%.
Trabajan bajo la amenaza del despido arbitrario, sin indemnización. Muchas han sufrido
violencia por parte de sus empleadores sea psicológica, física (maltratos) o acoso sexual.
Las trabajadoras del hogar sufren con mayor intensidad la discriminación étnica y de
género, por su condición de mujeres migrantes, principalmente de origen serrano y por
realizar labores que hasta ahora no son remuneradas en su verdadero valor y
reconocimiento económico y social.
El 94% de las trabajadoras del hogar no participa de ninguna organización, a pesar de
existir núcleos sindicalizados.
Trabajo agrícola temporal (temporeras)
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“Nosotros reclamamos porque nosotros trabajamos con los varones, los
varones hacen el mismo trabajo que hacen las mujeres y nosotros a veces
reclamamos, por qué a ellos les pagan más y por qué nosotros nos pagan
menos si hacemos el mismo trabajo que ellos están haciendo, ellos dicen que
porque son varones ganan más y eso no debe ser si el varón cuando va con
la mujer junto hacen el mismo trabajo, y trabajan iguales por qué tenía que
pagar ellos más y nosotros menos, y esa es la diferencia porque ellos son
varones, a veces hacemos nosotros también trabajo pesado así como hacen
los varones”.
“Los varones están ganando 15 soles por cinco horas también, ellos ganan
un poquito más que nosotros porque dicen que ellos tiran lampas, raspan,
siembran, bueno pero nosotros también lampamos pero a nosotros nos
pagan 12 soles nada más, los jefes dicen que nosotras no tenemos fuerza
para lampar como los hombres ni para rastrear, pero yo me preguntó por
qué no vamos a tener nosotros fuerza pues igual que los varones hacemos el
mismo trabajo”.
“Yo me levanto a las tres y media de la mañana entonces me vengo a la
esquina, a ver si encuentro trabajo, después regresamos a la casa, cocino,
dos o tres veces en semana lavo ropa, limpio…y después descanso”.
“Si, que ellos tiran lampas, trabajan más en lampas, raspan, siembran,
bueno pero nosotros también lampamos pero a nosotros nos pagan 12 soles
nada más”.
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(Testimonios temporeras)
Son mujeres que intervienen en las faenas agrícolas por períodos, especialmente en las
temporadas de siembra y cosecha. Es un sector laboral que no existe dentro de las
categorías de empleo. Carece de mínimos derechos laborales.
El trabajo agrícola temporal se realiza a través de reclutamientos realizados por terceros
que establecen las condiciones de contratación y se reservan para ello una parte de la
remuneración que es pagada por los contratantes. Este es el sistema conocido como
enganche que introduce una barrera entre el productor y la trabajadora, impidiéndole
discutir mejoras laborales y remunerativas.
A pesar de que un gran número de trabajadoras están en esta labor desde hace mucho
tiempo, se les trata como meras eventuales. La inestabilidad es permanente y los
empleadores y enganchadores pueden prescindir de las trabajadoras en cualquier
momento.
Las temporeras son trabajadoras del campo sin acceso a la propiedad de la tierra y a los
insumos básicos. El 86% no participa en organizaciones o asociaciones.
Trabajo ambulatorio
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“Me gustaría capacitarme, capacitarme en negocios para así como no se,
como microempresarios para desenvolverme mejor o saber lo que estoy
haciendo por ejemplo, saber, claro, cuánto tengo, cuánto gano, saber cómo
hacer. Eso es lo que nos falta acá, un montón, trabajamos por trabajar, o
sea, compras, vendes, compras, vendes, sabes que de repente a veces te
resulta o a veces no, entonces esas capacitaciones aquí se necesitan bastante
pero no las hay”.
“Yo me dedico a vender 4 o 5 horas al día y gano entre 15, 20 hasta 50
soles, pero como este dinero no me alcanza trato de economizar. Luego de
estar en mi negocio hasta las 12 o 1 de la tarde, me voy a recoger a mi hijo
al colegio, cocino, comemos junto y ya me pongo a hacer las cosas para
atenderlo. Por la tarde salgo, cuando hay que ir a hacer compras para la
mercadería, es cuando tengo menos tiempo”.
“Ahora hay problemas los municipales vienen nos sacan y estamos por aquí
y por allá trabajando. Después ya nos dejaron acá pero no sabemos hasta
cuando, eso es un problema. También he tenido problemas con los dueños de
las embarcaciones que venden el pescado a un revendedor y el nos vende a
los ambulantes. A veces quieres comprar pescado y no lo venden, te sientes
como oprimida, rechazada”.
(Testimonios trabajadoras ambulantes)
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Son trabajadoras que venden productos en la vía pública, generalmente adquiridos al
menudeo y muchos casos a proveedores también informales. Los municipios llevan un
registro de ellas y les cobran el derecho al uso de la calle, pero pueden cambiar en
cualquier momento esta situación, prohibiendo que en ciertas calles y plazas se realice la
venta e iniciando acciones de desalojo y decomiso.
Carecen de amparo legales para realizar su trabajo. Los períodos de descanso tienen que
dictárselos ellas mismas a costa de eventuales pérdidas de posibilidades de venta. En
general tratan de estirar el tiempo para mejorar sus ingresos.
En diversas zonas, por ejemplo en La Victoria, en Lima, las condiciones de trabajo
suponen riesgos serios de robo de sus mercaderías e ingresos y de violencia por la
proliferación de la delincuencia. También hay daños a la salud que se producen por
trabajar en zonas contaminadas o manipulación de cierto tipo de productos sin normas
sanitarias.
No están organizadas. En Lima sólo el 30% toma parte de alguna asociación. En Huaura,
este porcentaje es de menos del 10%. Carecen de protección social.
5. Lima como escenario de contrastes
(Análisis de la encuesta a 382 trabajadoras informales en tres distritos de Lima)
Identidad
¿Por qué motivo vinieron a Lima?
- Yo, por economía, no tenía ingresos de donde vengo.
- Yo, porque me trajeron de pequeña, sin consultarme.
- Yo, porque mi familia no tenía recursos económicos y me exigía que
trabaje.
- Yo vine siguiendo a mi esposo.
- Yo vine a los 15 años a trabajar donde una señora, amiga de mis padres.
- Yo vine a seguir estudiando, pero me puse a trabajar porque no tenía
economía.
- Yo vine a trabajar y sólo conseguí esto.
(Focus Group con siete trabajadoras del hogar en Lima)
Las trabajadoras encuestadas tienen edades que fluctúan en un amplio arco de edad, pero
mayoritariamente se concentran entre los 18 y 50 años (80%), siendo los grupos más
numerosos los de 31 a 40 (24 %) y 41-50 (23%), definidas como edades intermedias.
El 32% de las encuestadas son solteras, lo que representa prácticamente la tercera parte
de la muestra. El 28% son casadas y el 26% convivientes o con pareja estable, lo que
hace un 54%. El 7% son viudas, el 5% separadas y el 1% divorciadas. El 40% declara
vivir con su marido y compañero con sus hijos.
13
El 26% informa no tener hijos/as. El 48% tiene entre 1 y 3 hijos. El 22% entre 4 y 6
hijos. El 4% registra más de 6 hijos. Es posible inferir que muchas mujeres evitan tener
demasiada descendencia que obliga a mayor carga económica de obligaciones y dificulta
lograr un trabajo.
El 40% de las encuestadas es de origen limeño, el resto viene del interior del país. El
grupo más numeroso (9%) es el que proviene de Ayacucho; le sigue Ancash (8%)
Huánuco (6%), Cusco (6%), Puno (4%), Junín (4%), Cajamarca (4%), Arequipa (4%),
Apurimac (4%).
Se puede asumir que buena parte de las encuestadas limeñas, son hijas o nietas de
migrantes. Asimismo que la encuesta revela que el origen de las que vienen de fuera de
Lima se encuentra principalmente en departamentos de la sierra.
Educación
Carmen Amar Velásquez, con 42 años de edad, es viuda y tiene 5 hijos.
Con estudios primarios, nació en Casma: “… yo estudie, los primeros
años en un colegio gracias a un tío que ayudaba a mi mama, pero ya
cuando él falleció en un accidente todos mis hermanos fueron a un colegio
estatal pero yo viéndole como mi mama que trabajaba y que no se
abastecía, que no le alcanzaba solo terminé mi primaria (…). Yo tendría
como 11 o 12 años y cuidada a mis hermanos, los cambiaba a todos, los
mandaba al colegio y yo me la echaba a mi hermana a la espalda para
dejarla con mi mama para yo irme a estudiar, yo viendo todo eso en el
colegio no me podía concentrar porque veía que había mucho trabajo, ir
a cocinar, vuelta a regresar para comprar para el día siguiente y es la
razón por la que yo no llegué a terminar mis estudios. Yo hubiera querido
terminar pero yo me hice a la idea de que no…”
(Trabajadora ambulante en Lima)
El nivel de analfabetismo de las encuestadas en distritos de Lima es de 8%. El 25% sólo
cuenta con educación primaria, el 19% tiene educación secundaria incompleta y el 30%
ha recibido educación secundaria completa. Sólo el 5% acudió a la universidad sin
concluir estudios o siguió una carrera técnica.
Economía
14
Soy Estaulofila Román Castillo, tengo 52 años de edad, nací en Ancash y
vivo en San Juan de Lurigancho, con mi esposo y mi hijo. Hace años trabajé
en una tienda como vendedora, luego en una panadería, hasta que llegó el
ministerio de Trabajo y nos dieron apoyo en lo que es tejido bordados y
luego nos mandaban a las empresas y agarrábamos confianza donde me
pagaban puntual y eran puntuales. Estoy trabajando en tejido desde hace tres
años. Yo tejo a crochet, hago zapatitos, adornos para navidad y otras cosas
más como chompas. Trabajo con un grupo de entre 10 y 15 personas, pero
nuestros productos a veces no son bien pagados El riesgo es que si me roban
o se me pierden cosas yo tengo que pagarlo y si se maltrata también tengo
que pagarlo yo.
(Testimonio trabajadora a domicilio, Lima)
Dentro de la clasificación del estudio se ha establecido que las encuestadas se agrupan en
las siguientes categorías: trabajadoras independientes y de mercados (29%), vendedoras
ambulantes (27%), trabajadoras del hogar (26%) y trabajadoras a domicilio (18%)
La mayor parte está involucrada en actividades de comercio, siendo predominantes en
este rubro la venta verduras y productos perecibles, así como la de prendas de vestir.
El 54% de las encuestadas se define como trabajadora fija independiente, es decir que
tiene su propio negocio, el 25% son dependientes y el 21% eventuales. El 80% presenta
una antigüedad menos a los 10 años, lo que por la edad de la mayor parte de las
encuestadas y su presencia en Lima que es normalmente superior a los 20 años, lleva a
concluir que ha habido cambio de actividad, para algunas probablemente en desmedro de
la calidad del empleo y para otras de la labor doméstica a la económica.
Un 27% de las encuestadas responde que su centro de trabajo es la vivienda de otras
personas, lo que involucra el trabajo del hogar y el que se realiza a pedido a domicilio.
Un 13% trabaja en algún local de tipo independiente, el 16% dentro de su propia
vivienda y el 26% en la calle o vía pública.
El 61% de las encuestadas afirma que su horario de trabajo asciende a las diez horas
diarias o más. Esta es prácticamente la norma general. Las que trabajan más de ocho pero
menos de diez horas, son el 16%. El 11% trabaja ocho horas y una cantidad similar lo
hace entre cuatro y menos de ocho horas.
El 58% trabaja todos los días de las semana, incluyendo domingos y feriados. Un 6%
adicional lo hace todos los días, con domingos y sin feriados. Esto significa que el grupo
que trabaja toda la semana incluido domingos alcanza el 64%, dos tercios de la muestra.
El 28% lo hace todos los días menos domingos. Y el resto lo hace un menor número de
días dentro de la semana.
En cuanto al monto de ingresos, las encuestadas declaran que un 41% de ellas percibe
entre 251 y 500 soles, un 27% entre 100 y 250 soles y un 12% menos de 100%. Todos
15
estos suman un 80% de la muestra y se ubican bajo el mínimo vital, que a partir de enero
del 2008 asciende a 550 soles.
Se puede contrastar fácilmente la tremenda carga de trabajo que representan más de diez
horas de trabajo diario, todos los días, incluidos domingos y feriados, para lograr una
remuneración tan exigua.
El principal rubro de gasto de las trabajadoras informales encuestadas es el de la
alimentación de la familia, seguido por educación, salud, vivienda y gasto propio
(transporte, refrigerios). Este conjunto absorbe el 95% del gasto de las trabajadoras
familiares.
Dentro de los otros gastos, destaca notoriamente el apoyo a familiares. El ahorro
personal o familiar representa el 1% del gasto total. Consultadas sobre cuántas de las
encuestadas destinan algo de sus ingresos al ahorro se encuentra que lo hace alrededor del
25%, mientras que el 74% no lo hace.
Del total de encuestadas un 29% recurrió a entidades financieras para obtener un crédito,
pero sólo el 6% de la muestra lo consiguió. El 70% no consideró trabajar con crédito o
incrementar sus bienes por esta vía. Las que recurrieron a prestarse dinero lo destinaron
mayoritariamente (75%) al negocio propio y un 14% a la construcción o refacción de la
vivienda de la familia.
Salud
Jecilde Culqui Bola, 48 años, natural de Amazonas, trabajadora a
domicilio, San Juan de Lurigancho: Yo trato de cuidarme y no enfermarme,
sino imagínese como hago para mantener a a la familia, es una
preocupación, además que curarse es mucho gasto”.
(Testimonio: trabajadora a domicilio, Lima)
El 80% de las encuestadas declara haber sufrido por lo menos una enfermedad durante su
tiempo de trabajo. El 34% de la muestra afirma que ha tenido una sola enfermedad, el
20% dos enfermedades, el 12% tres y el 18% de cuatro a más enfermedades.
Entre las dolencias más recurrentes están los dolores de cabeza o cefaleas que afectan al
49% de las encuestadas; los problemas de la visión o dolencias oftálmicas (27%), las
inflamaciones en los ovarios o ginecológicas (26%), las infecciones urinarias (21.7%), las
enfermedades respiratorias (21%) y las artrosis (13%).
Un 57% de las encuestadas encuentra relación entre sus enfermedades y el trabajo que
desempeña. El 42% los considera no relacionados y el 1% no especifica. Las
16
enfermedades con mayor relación con el tema laboral son los dolores de cabeza, las de la
vista, las renales, del sistema nervioso, de los huesos y articulaciones.
En el estudio de la frecuencia con la que se recurre a la atención médica se establece que
el 31% de las mujeres no recurre nunca; el 16% lo ha hecho una sola vez; el 18%, dos
veces; el 24% más de tres veces.
El 85% de las trabajadoras informales entrevistadas carece de seguridad social y sólo el
15% se encuentra bajo esta protección. La mayoría (90%) argumenta razones
económicas para no contar con el seguro, algunas hablan de descuido y otras de no
considerarlo necesario.
Violencia
Lisbert Quispe: tiene 55 años de edad. Nació en Cusco y se vino a Lima a los
15 años como trabajadora del hogar: Yo tenía 7 u 8 años (la entrevistada
comienza a llorar) y fui al colegio, me mandó mi mamá y el profesor quería
usarme, me escapé y de ahí ya no más regresé al colegio”. “Luego de lo que me
pasó en el colegio, mi mamá me mandó a Cusco a la casa, cuando tenía 10 años
y me salí también porque mi tía me pegaba, me escapé me regresé a mi casa
(…)Pero cuando vine a Lima también me abusaron, entonces tengo una hija de
la edad, y por eso nunca fui al colegio”. (Testimonio trabajadora del hogar,
Lima).
El 44% de las mujeres encuestadas ha sufrido alguna forma de violencia, principalmente
de origen doméstico y familiar. El 17% afirma que esta violencia provino de un familiar
cercano, el 13% de su pareja y el 10% de su pareja. Esto da una altísima proporción de
40% víctimas de violencia intrafamiliar. Sólo un 3% indica haber sido afectadas por
terceros.
Las formas principales de violencia son de tipo psicológico, siguiendo en importancia la
violencia física y finalmente la sexual. Un porcentaje declara sufrir una violencia
frecuente, otras indican que ocurre rara vez y algunas una sola vez. Una causa de
violencia está referida a los estados de embriaguez.
Participación y Organización
Consuelo Cartagena Medina, 58 años, natural de Ayacucho. Separada
¿Conoces otro grupo de mujeres? La red de mujeres que a veces voy
también, pero el factor tiempo por lo que a veces no voy yo, hay veces voy a
veces no voy ¿te gustaría pertenecer a alguno? Si, se podría pertenecer ,
pero todo eso necesita también tiempo, para que me voy a comprometer si
no lo voy a cumplir, porque más me dedico a trabajar, juntar la plata, tengo
obligaciones que cumplir, entonces la vez pasada me invitaron la red de
mujeres, pero no he podido ir, para quedar mal
17
Si hubiera una organización de las mujeres ambulantes…te gustaría
participar? Claro, pero lamentablemente no hay
(Testimonio: Trabajadora Ambulante. Lima)
Las tres cuartas partes de la muestra (77%), no participa en ningún tipo de organización,
lo que es revelador de su débil conciencia sobre los derechos colectivos. Asimismo el
40% de los que dicen si estar integradas, asiste irregularmente a las reuniones y
actividades.
Muchas de las mujeres ven débiles a las organizaciones por la falta de participación, lo
que conduce a un círculo vicioso: la baja participación desalienta a otros participantes.
También se anota la falta de efectividad en sus fines, los manejos no transparentes de las
cuentas, la desorganización interna, la represión sobre los miembros, etc.
Las mujeres consideran que las relaciones hombre-mujer dentro de las organizaciones
están afectadas por diversos prejuicios de tipo machista: el 47% de los que participan
señala que no se considera la opinión de las mujeres; el 23% que la misma gente
(generalmente hombres) controlan los cargos dirigentes; el 17% que hay poco
reconocimiento al trabajo de las mujeres; el 8% que no se permite que las mujeres
asuman cargos.
6.
Huaura, tan cerca y tan lejos del corazón de la modernidad limeña
(Análisis de la encuesta a 209 trabajadoras informales en la provincia de Huaura)
Identidad
Me llamo Celia Santos Fernández y tengo 42 años. Soy de Chimbote pero vine
a Huacho a los dos años de edad, así que me considero huachana. Soy
trabajadora del hogar. Tengo mis hijos y 2 nietecitos. He vivido siempre acá. Ya
me he acostumbrado. En cuanto a mis estudios, me quedé en 4to. año de
secundaria, como se dice tuve errores, tuve a mi hijo y tuve que dejar de
estudiar y por eso no concluí mis estudios.
(Testimonio: Trabajadora del hogar. Huaura)
El grupo principal por edad entre las encuestadas de Huaura es el de 41 a 50 años (28%),
seguido por el de 31 a 40 (25%), de 18 a 25 y de 26 a 30, con 14% cada uno. Un 13%
señala edades entre 51 y 65 años. El perfil es similar al de distritos de Lima, con un
promedio de edad aún más elevado.
En cuanto al estado civil, las encuestadas indican que el 26% son solteras, el 34%
convivientes y el 30% casadas. Esto significa que un 64% de la muestra señala tener una
pareja estable, porcentaje superior al de los distritos de Lima, y con un mayor peso al
18
grupo de las convivientes. Un 6% son separadas pero apenas el 0.5% han llegado a
divorciarse. El 4% son viudas.
El 52% de las trabajadoras informales encuestadas vive con sus esposos con o sin hijos.
El 11% son madres solas con hijos y el 20% vive con sus padres y hermanos
(probablemente solteras). El 21% no tiene hijos, el 57% declara tener entre uno y tres
hijos, el 16% entre cuatro y 6 hijos y el 6% más de seis hijos. Se observa que en Lima,
las encuestadas, tenían en promedio un mayor número de hijos.
Las mujeres de edad intermedia (de 41 a 50, y de 31 a 40) son la que tienen mayor
número de hijos, siguiéndoles las de 50 a 65. En los grupos más jóvenes baja
sensiblemente la cantidad de hijos.
El 75% de la muestra de Huaura ha nacido dentro del departamento de Lima y el 13% en
Ancash, que es el principal departamento d origen de las migrantes. Otros puntos de
origen son La Libertad y Piura, lo que refleja una clara conexión con el norte del país.
Sólo el 9% vive en Huaura menos de diez años. La abrumadora mayoría es oriunda de la
provincia o lleva un largo tiempo viviendo en ella.
Educación
Ricardina Valencia, 57 años nacida en Huaral. “No, no fui al colegio.
Pues no se leer ni escribir, como ya empecé a trabajar pues no se puede,
ahorita no puedo. Bueno, como yo era la mayor de 6 hermanos pues me
tuve que quedar en la casa cuidando de mis hermanos”.
(Testimonio de Trabajadora Temporera. Huaura)
El 97% de las mujeres encuestadas en Huaura sabe leer y escribir, lo que supera en cinco
puntos a los distritos de Lima. El 26% ha terminado la secundaria, el 20% tiene
secundaria incompleta y el 23% se quedó en la primaria. El 15% ha cursado estudios
técnicos y 10% los ha hecho en alguna universidad. En línea general el nivel educativo de
las mujeres entrevistadas en Huaura es más alto que el de las de los distritos de Lima.
Economía
Aurora Tarnia Chinchaya, 51 años. Trabajadora del hogar, Huacho.
Bueno, trabajo en lo que puedo, por ejemplo cuando ya no puedo trabajar en
el servicio doméstico me dedico a hacer manualidades, así como tejido, hago
ponchos , hago carteras, me dedico a todo, fundamentalmente al hogar pero
a la chacra también.
(Testimonio: trabajadora del hogar. Huaura)
19
El 40% de la muestra está compuesta por trabajadoras dedicadas a la venta ambulatoria y
38% son trabajadoras independientes. El 12% son trabajadoras del hogar y 10%
temporeras. El 62% de estas trabajadoras se considera participante de un trabajo fijo
independiente, el 26% de un trabajo eventual y el 11% de uno fijo dependiente.
El 75% de las encuestadas en Huaura tiene menos de diez años en el sector informal.
Esto refleja el crecimiento de este tipo de actividades y el desplazamiento desde lo
formal a lo informal.
El 40% utiliza como centro de actividad, la vía pública o la calle; el 36% en su propia
vivienda; el 14% lo hace en la vivienda de otra persona (trabajadoras del hogar); y el 10%
en el campo.
El 50% trabaja sola, el 16% con su pareja, el 15% con sus hijos o hijas, el 10% con su
familia. Un 2% indica que trabaja con sus hermanas o hermanos, un 4% lo hace con
otras señoras, un 1% con ayudantes pagados.
El 43% de las encuestadas trabaja diez o más horas diarias; el 19% lo hace durante más
de 8 horas y menos de diez; 14% cumple las ocho horas diarias; 24% trabaja menos de
ocho horas. El 65% trabaja todos los días, incluyendo domingos y feriados. El 8% lo
hace todos los días incluyendo domingos. Entre estos dos grupos suman 73% de la
muestra. Un 13% trabaja todos los días menos domingo, 7% lo hace de lunes a viernes y
otro 7% trabaja menos de cinco días a la semana.
El 46% recibe ingresos entre 100 y 250 soles, el 24% entre 251 y 500 soles, y el 20%
menos de 100 soles. Todo esto quiere decir que nada menos que el 90% se ubica bajo el
mínimo legal. En nivel de ingresos promedio de las trabajadoras informales de Huaura es
marcadamente inferior al de Lima, que tampoco cumple con los mínimos legales.
El gasto mayoritario de las mujeres que perciben estos bajos ingresos se orienta a la
alimentación (46%), seguido por educación de los hijos (22%), gastos propios (25%),
vivienda (20%), salud (18%). Estos cinco rubros representan el 94% del gasto de las
trabajadoras informales que declaran para la encuesta.
Del total de encuestadas, sólo el 19% indica guardar una pequeña cantidad como ahorro.
El 81% no ahorra.
Las tres cuartas partes de las encuestadas de Huaura no ha solicitado nunca un crédito,
mientras que el 25% si lo ha solicitado. El 18% ha solicitado y obtenido el crédito
(porcentaje más elevado que en Lima) y el 7% solicitó pero falló en el intento. Los
préstamos se solicitan principalmente a bancos (48%), caja municipal (37%), familiares
y particulares (10%), ONG (4%) y otros (4%).
Los préstamos van a inversiones de negocios 86%, estudios 8% y gastos de vivienda
6%.
20
Salud
Faustina Carvajal Gamarra, nacida de Huacho. 30 años.
¿Y qué hace usted cuando se pone enferma? Nosotros mismos pues nos
curamos, pues tenemos que gastar de nuestro bolsillo pues no tenemos
seguro, no tenemos nada…a veces no alcanza, nos curamos con hierbas, con
medicinas caseras pues no podemos pagar pues…una consulta. Así no mas
nos cuidamos porque no nos alcanza como para ir con un doctor…
(Testimonio: temporera. Huaura)
El 15% de las encuestadas de Huaura declara no haber tenido enfermedades o problemas
de salud. El 21% ha tenido una enfermedad; otro 21%, dos enfermedades; y un 21% más,
declara tres enfermedades. Esto suma 63% de una a tres enfermedades. El 23% señala
haber padecido de4 a más enfermedades.
Las enfermedades más recurrentes son los dolores de cabeza (que la sufren el 43%), la
enfermedades urinarias (36%), las renales (33%), las del ovario (33%), de la vista (33%),
de las vías respiratorias (15%), huesos y articulaciones (12%), artrosis (11%).
El 76% relaciona sus enfermedades con el trabajo, mientras que el 24% no hace esa
relación. Entre las enfermedades más vinculadas al aspecto laboral se señalan las de los
huesos y articulaciones, renales, urinarias, nerviosas y los dolores de cabeza (posible
estrés laboral).
El 75% de las declarantes recibe atención en centros de salud, lo que es notoriamente
distinto a lo que ocurre en los distritos de Lima bajo estudio. Un 25% no recibe ninguna
atención para sus enfermedades.
A la pregunta de cuántas veces ha acudido al médico durante este año: 15% responde que
una vez, 18%, dos veces; 11%, tres veces; 22% más de tres; 33%, ninguna vez.
El 87% de mujeres trabajadoras informales de Huaura no cuenta con seguro social. Y al
igual que en Lima, argumentan que no lo tienen por falta de dinero.
Violencia
Lucila Collado tiene 30 años de edad, es natural de la provincia de
Oyón, y en la actualidad reside en Huaura: “A veces discutimos
nosotros con mi esposo por plata, a veces el gana menos, ahora que no
está trabajando por la Universidad porque esta en huelga ha bajado el
taxi. También a veces se molesta porque llego tarde de trabajar y no
quiere que vaya lejos, pero necesitamos el dinero”.
(Testimonio: temporera. Huaura)
21
El 62% de las encuestadas declara no haber sufrido violencia, mientras que el 38% si sido
víctima. Entre estas últimas, el 46% ha sido afectada por su actual pareja, el 29% por su
anterior pareja y el 25% por familiares cercanos.
Las que sufren la violencia la refieren en su mayor parte al pasado, con una frecuencia
intermedia (rara vez) y en algunos casos a una frecuencia mayor (casi siempre). Algunas
mujeres relacionan la violencia con la embriaguez.
Los casos de violencia doméstica declarados son más intensos en Lima que en la
provincia de Huaura.
Participación y Organización
Genoveva Angelicomec, 38 años, natural de Ancash
- ¿Participas en algún grupo? No
- Si hubiera una organización de las mujeres ambulantes, ¿te gustaría
participar? Si, porque siempre es bueno tener comunicación, conocer a
otras personas que te puedan apoyar, de repente en algo mejor, para
tener una meta.
- ¿Has ocupado algún cargo en alguna organización? En mi barrio, así
en la Junta directiva
- ¿Cómo te ves dentro de 10 años? De repente siguiendo trabajando así si
es que no hay otro modo de encontrar otro trabajo mejor.
(Testimonio. Trabajadora ambulante. Huaura)
El 79% de las encuestadas en Huaura no participa de ninguna organización o sindicato.
El 21% declara que sí pertenece. El porcentaje de no organizadas es ligeramente superior
al de Lima, pero indica la misma tendencia. En cambio hay diferencias cuando se
pregunta a las afiliadas si asisten a reuniones y participan de las actividades de su
organización.
En este caso en Huaura, una amplia mayoría (77%) sí participa de manera constante, un
14% dice que lo hace con poca frecuencia y 7% que no participa.
Entre los problemas de la organización, las mujeres indican que se advierte un débil
interés de las integrantes, lo que se debe entender como una crítica a los demás dado que
ellas mismas se consideran buenas participantes. Otro problema es la falta de apoyo o
incomprensión de las autoridades. También se menciona las limitaciones organizativas y
la falta de transparencia en las cuentas.
Entre las quejas sobre las relaciones hombres-mujeres, dentro de las organizaciones, se
menciona la falta de consideración a las opiniones de las mujeres, la escasa valoración de
su trabajo, el poco acceso a los cargos de decisión.
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Las trabajadoras de la economía informal no siempre encuentran en la organización el eco
y el clima apropiado para desarrollarse plenamente. Las razones de esta situación tienen
que ver en muchos casos con el contexto cultural en que están inmersos sobretodo las
organizaciones de los/as trabajadores/as ambulantes, donde se tiene de a replicar y hasta
ampliar las tradicionales barreras que se ponen a la igualdad de oportunidades para las
mujeres.
1. De los problemas a las soluciones
Problemas de las trabajadoras de la economía informal
-
-
-
-
Soy provinciana y me dedico a la venta de kion o jengibre, soy del distrito
de La Victoria, pertenezco a la asociación 20 de junio. El sueldo no es fijo,
pero logro algo así como 555 soles. (Trabajadora independiente)
Si, en las casa donde trabajamos nos tratan muchas veces mal, sin respeto,
hay racismo, nosotras queremos que nos apoyen con un psicólogo, pues
muchas veces los esposos son irresponsables y no nos comprenden.
(Trabajadora del Hogar)
Aquí en el Perú si, por el machismo no se valora a la mujer trabajadora.
Las mujeres que tienen un trabajo formalmente si las valoran pero las que
trabajamos informalmente, esta mal visto, poco reconocido. (Vendedora
ambulante)
Si señorita, por que nosotras trabajamos en la calle y con muchos peligros
de enfermedad y eso nadie nos lo reconoce, yo estoy mal de la vista y los
doctores cobran muchísimo y no lo puedo costear. (Trabajadora a
domicilio)
El estudio realizado ha permitido identificar un conjunto de problemas medulares que
determinan al actual trabajo informal como un factor de empobrecimiento y de
acentuamiento de las desigualdades y discriminación contra las mujeres:
1. Precariedad del empleo: que significa que los trabajos de tipo informal realizados por
mujeres son fáciles de perder, se acrecientan y disminuyen de acuerdo a las
circunstancias, tienen tendencia a la eventualidad, etc.
2. Limitados ingresos: los trabajos informales de mujeres por su naturaleza de no estar
regulados y controlados, ser realizados sin contratos formales, realizarse en hogares o
en la vía pública, proveen muy bajos ingresos mensuales, casi siempre inferiores a
los mínimos legales y a mucha distancia de las necesidades familiares.
3. Muy poco ahorro y gasto de sobrevivencia: las trabajadoras informales no tienen
ahorros con los cuales realizar futuras inversiones o precaverse en las dificultades, lo
23
que las hace más vulnerables. Su estructura de gasto se orienta a cubrir aspectos de
sobrevivencia: alimentación, educación, salud, vivienda y gastos propios.
4. Mínima o nula capacitación laboral y educación general: las trabajadoras informales
tienen un nivel de educación básica inferior al promedio nacional y no están
preparadas para el trabajo. Los conocimientos que aplican vienen de la práctica. No
reciben formación laboral que podría permitirles una mejor colocación.
5. Discriminación y maltrato: muchas mujeres informales han sufrido maltratos de
diverso tipo (abandono de la pareja, migraciones forzadas, violencia, deterioro de
salud, escasa educación, etc.) y no han tenido oportunidad de emplearse en un
puesto mejor al que ocupan. En sus actuales empleos son muchas veces víctimas de
discriminación y desvalorización por las personas o empresas con las que deben
tratar.
6. Riesgos de seguridad y salud: la mayor parte de las mujeres trabajadoras informales
carecen de seguridad social y otras formas de protección de la salud. Muchas
desempeñan trabajos inseguros, con riesgo de accidentes o de violencia contra ellas.
7. Débil identidad colectiva y baja organización: que significa que no ven sus problemas
como comunes a diversas personas y no buscan una manera de responder juntas a
ellos.
Demandas de las trabajadoras de la economía informal:
¿Qué les gustaría aprender?
- me gustaría aprender costura, bisutería y chocolatería.
- repostería.
- costura y repostería.
- cocina y corte y confección.
- corte y confección y cosmetología.
- perder el miedo y seguir enseñando a la gente todo lo que yo se.
(Focus Group con trabajadoras del hogar. Lima)
1. Demandas de apoyo estatal: que incluye facilidades de acceso a la formalidad que
evite los trámites y los costos, excesivos; política de tributos, que elimine las cargas
onerosas y establezca transparencia sobre el destino de lo que se recauda por los
municipios y SUNAT; oportunidades de trabajo que se abran para las mujeres.
2. Demandas de protección laboral: que implican leyes y normas de protección para
todo trabajador y con atención a la condición femenina; derechos fundamentales para
todos/as; cumplimiento del salario mínimo; protección contra el despido arbitrario;
contratos regulares para las trabajadoras del hogar, trabajadoras a domicilio y
temporeras.
24
3. Demandas de capacitación: talleres y cursos municipales de capacitación; políticas
para elevar los niveles de educación básica, técnica y superior de las trabajadoras
informales.
4. Demandas de salud: seguridad social para todos/as, a través de sistemas de
universalización de este derecho; acceso a atención médica y medicinas municipales;
acciones de prevención de la violencia doméstica y delincuencial.
Desafíos de las trabajadoras de la economía informal:
... debería ser un plan de trabajo junto con el gobierno, hubo un intento de
formalizarnos con un programa que se llama “mi empresa” pero no
pudimos hacerlo…
… en mi grupo estamos formalizándonos, a veces también requiere lo
económico porque se tiene que depositar una cierta cantidad como capital y
banco, eso seria unos de los obstáculos pero si nos formalizamos también
vendrían las desventajas de estar pagando los impuestos y todo eso! pagar a
la contadora pero no tenemos un trabajo fijo y como lo podríamos hacer
(Testimonio de trabajadoras a domicilio)
Los desafíos son los objetivos a alcanzar en una orientación de mejora de la condición
económica y social de las trabajadoras informales:
1. Plan de formalización que tome en cuenta requisitos y costos, y que represente
ventajas reales para las trabajadoras.
2. Centros de Formación Laboral en diversas especialidades, para el mejor desempeño
de sus actuales actividades o su reubicación.
3. Asesoría municipal para aspectos legales y empresariales.
4. Diálogo de todas las partes, es decir que auspicie el encuentro de empleadores y
trabajadoras, contratotes y contratadas, vendedoras y clientes, autoridades y
trabajadoras informales, sin imponer la fuerza de unos sobre la debilidad de las otras.
5. Guarderías infantiles para la vigilancia y cuidado de los hijos/as menores de las
mujeres que trabajan.
6. Limpieza y seguridad de áreas de trabajo.
7. Ley de protección del trabajo informal y ordenanzas complementarias.
25
8. Seguro Social para todas y todos.
9. Uso transparente e informado de las contribuciones que se otorgan bajo la modalidad
de SISA, por ocupación de la vía pública. Inversión de estos recursos para la creación
de áreas comerciales y puestos permanentes de venta.
10. Centros de estudios regulares para trabajadoras informales, que permitan concluir los
estudios básicos (primarios y secundarios) y lograr una mejor calificación
profesional.
11. Acceso a créditos blandos para la promoción de negocios, a través de entidades
bancarias asociadas al Estado y a los municipios, y de compromisos con la banca
comercial.
12. Erradicación de toda forma de violencia contra las mujeres.
8. Conclusiones de la investigación
•
Las transformaciones que ha experimentado el mercado laboral peruano, en especial a
partir de las políticas de ajuste y la flexibilización, así como las sucesivas crisis
económicas del país, han contribuido a incrementar las desigualdades de género y no
han sido eficaces para derrotar la pobreza. La creciente participación de las mujeres
informales y su escasa posibilidad de acceso a empleos de buena calidad, es un reflejo
de esta falta de oportunidades para todos y especialmente para las mujeres.
•
Ha aumentado la presencia de las mujeres en los negocios y actividades por cuenta
propia, al tiempo que también se ha incrementado el trabajo femenino no remunerado
y la subcontratación (como por ejemplo, las trabajadoras a domicilio). Las brechas de
género en los trabajos informales realizados por mujeres son cada vez más profundas
y difíciles de revertir.
•
El trabajo a mayor tiempo posible: más de diez horas y todos los días incluyendo
domingo y feriados se ha generalizado, al punto que en el sector informal comprende
a la mayor parte de trabajadoras. No existe ninguna defensa legal frente a este abuso
del derecho y resistirse equivale a perder el empleo.
•
El factor educación es significativo para la ubicación en el empleo. Las mujeres tienen
un nivel educativo y de preparación en promedio inferior a los hombres, lo que es
una de las causas de desvalorización. Sin embargo se observa que en el crecimiento
del trabajo informal en ciudades como Lima o Huacho, algunas mujeres alcanzan más
alto desarrollo educativo: secundaria completa, estudios universitarios y técnicos y
no logran una formalización con ingresos adecuados, prefiriendo continuar en su
trabajo marginal.
26
•
La rama de actividad donde más se percibe el empleo informal femenino es el
comercio ambulatorio, no registrado que abunda en las grandes ciudades. Los grupos
de personas solo con educación primaria son los que participan con mayor
intensidad en este tipo de empleo. El trabajo del hogar también es típico de personas
con escasa educación. En el trabajo a domicilio y por encargo, se descubre un nivel
educativo un poco más elevado.
•
A inicios de la década de los noventa, la población de trabajadora domésticas estaba
compuesta en su mayoría por mujeres jóvenes migrantes, de hasta 30 años que
trabajan entre 10 y 16 horas diarias con muy pocos o nulos derechos. Esta situación
ha cambiado en la actualidad, puesto que la una buena parte se sitúa en el rango etario
entre 40 y 55 años de edad, desarrollando jornadas largas, de cinco a seis días a la
semana (incluidos domingos y feriados). Sólo una pequeña parte trabaja menos de 40
horas a la semana, por arreglos previos.
•
Las trabajadoras del servicio doméstico son las que reciben los salarios más bajos de
la PEA, en especial las mujeres. Según el ministerio de trabajo el sueldo promedio es
de 300 nuevos soles mensuales (100 dólares), distante del mínimo establecido.
También es más acentuada la brecha de salario con los hombres, lo que indica el alto
nivel de discriminación frente a otros sectores y por género.
•
En cuanto a la protección laboral, las encuestas registran pocos casos de trabajadores
domésticos con contratos, nombramiento o formalización de su trabajo. Los services
sin control de los inspectores de trabajo, las subcontratan y les retienen los
documentos de identidad, disminuyendo y empeorando sus condiciones de trabajo.
Ello explica también el bajo porcentaje de afiliación al seguro social en este segmento
de la población.
•
De otro lado, de acuerdo al estudio realizado podemos afirmar que el trabajo que
realizan las mujeres trabajadoras de la economía informal de las provincias de Lima y
Huaura es considerados menos importantes, de menor calificación y con menor valor
económico, debido a que en este sector se reproduce y multiplica los mismos tipos
de segregación y desigualdad para las mujeres. Una de las causas más notables del
incremento de las mujeres en la economía informal es la pobreza que hace que un
mayor número de miembros de la familia se tengan que incorporan al mercado de
trabajo para la subsistencia familiar.
•
Las trabajadoras de la economía informal son las que reciben los salarios más bajos de
la PEA. Según los resultados de las encuestas realizadas el 79% de encuestadas
perciben un ingreso menor a salario mínimo vital que es de 550 nuevos soles
mensuales (180 dólares), de las cuales la mitad gana menos de S/. 250 nuevos soles
mensuales (80 dólares) distante del mínimo establecido. También es más acentuada la
brecha de salario con los hombres, lo que indica el alto nivel de discriminación frente
a otros sectores y por género.
27
•
La mayoría de trabajadoras de la economía informal trabajan sin ningún tipo de
protección social. Sus derechos (a licencia de maternidad, a protección social, a un
salario decente) son vapuleados. La falta de infraestructura básica, como guarderías,
centros de mayores, añaden nuevas dificultades a su acceso de trabajo, así como la
limitada formación continua que es prácticamente inexistente (el 63% del total de
encuestadas no ha recibido ningún tipo de capacitación, charla o taller). La situación
se agudiza para las mujeres que no saben leer ni escribir, así como para las mujeres
jefas de hogar que solas llevan adelante la familia. Todo ello, contribuye a la
feminización de la pobreza: las actividades laborales que dan menos ingresos y
paradójicamente exigen más trabajo, son un campo ocupado casi en su totalidad por
mano de obra femenina.
•
Existe una escasa participación plena e igualitaria de las mujeres trabajadoras de la
economía informal en los procesos de toma de decisiones. En Lima, sólo el 22% de
encuestadas participa en alguna asociación o sindicato, en Huaura, la cifra disminuye
en 21%.
•
Las actividades desarrolladas por mujeres trabajadoras de la economía informal, se
encuentran reguladas por el poder público, sin embargo estas leyes no se aplican en
el mundo real. La protección que el Estado debe de garantizar a las trabajadoras a
domicilio, a las trabajadoras del hogar, a las jornaleras agrícolas, y a los trabajadoras
autónomas del comercio ambulatorio no se concretiza, en la realidad es una simple
legislación nominativa.
Recomendaciones
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El Estado debe velar porque las políticas de igualdad de oportunidades entre hombres
y mujeres se enfoquen en las actividades laborales donde se encuentra una
predominancia de la población femenina, para de este modo velar por su protección
jurídica y garantizar sus derechos laborales establecidos por ley. Al respecto, seria
conveniente debatir políticas de inclusión, equiparación y generación de
oportunidades.
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Especial atención debería darse a las condiciones laborales de las trabajadoras de la
economía informal, es importante analizar con mayor detenimiento y promover el
mejoramiento de las condiciones de trabajo, niveles de remuneración, salud y ejercicio
de derechos. La organización y centralización de las mujeres trabajadoras de la
economía informal puede cumplir en este aspecto un aporte muy significativo.
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Se debería elaborar estadísticas desagregadas por sexo en el mercado laboral que
permitan conocer el peso específico de las trabajadoras de la economía informal y
formular políticas sensibles en materia de género para este sector de trabajadoras.
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Por otra parte, las trabajadoras de la economía informal deberían tener mayores
nociones sobre sus derechos, a fin de reivindicarlos. Esto implica promover el acceso
a información transparente sobre los salarios, horario de trabajo, tipo de trabajo, e
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instancias expeditas para exigir el cumplimiento de las normas.
Complementariamente, se deberían ampliar las denuncias sobre maltrato y abusos en
el trabajo.
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El Estado peruano debe garantizar el cumplimiento de los salarios mínimos de las
trabajadoras de la economía informal, en las áreas urbanas y áreas rurales. Para esto,
se puede recomendar efectuar un censo a nivel de hogares, para conocer con mayor
precisión los salarios y otros beneficios que reciben las trabajadoras de la economía
informal. También se debe actuar actuaciones para erradicar el trabajo de menores en
la economía informal, elaborando proyectos para que estas niñas y adolescentes se
incorporen al sistema educativo.
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También es necesario revisar el marco conceptual y jurídico del trabajo informal.
Esto implica, por ejemplo: definir bien las diversas modalidad de trabajo, así como
los derechos y deberes que implican; indicar los límites y obligaciones de
empleadores y empleados; controlar y regular las actividades de las trabajadoras a
domicilio, las trabajadoras temporeras, las trabajadoras de la venta ambulatoria,
examinando incentivos de formalización para los microemprendimientos.
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En el ámbito de las políticas sociales, es conveniente aumentar la cantidad y calidad
de los servicios de cuidado infantil próximos a hogares pobres. Esto permitirá que las
mujeres no sólo puedan trabajar más tranquilas, sino en mejores condiciones.
También debería hacerse esfuerzos en materia de información, educación y
concientización para promover que hombres y mujeres compartan las
responsabilidades familiares.
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Además, se debe promover la participación de las mujeres trabajadoras de la
economía informal en la adopción de políticas locales. Se requiere, para ello, que las
organizaciones de desarrollo, las autoridades locales y regionales, así como los
dirigentes sindicales fomenten activamente y apoyen la presencia de mujeres en los
procesos de planificación y decisión, tanto como integrantes de las organizaciones
como en los puestos de toma de decisiones. Entre los aspectos que hay que revisar
para conseguir una orientación de género destacan los siguientes: cultura y estructura
organizativa, procedimiento de contratación y ascenso del personal, condiciones de
trabajo (horarios), selección y designación de los miembros de la organización,
procedimientos en la adopción de decisiones, determinación del momento y lugar
para la celebración de reuniones y otras acciones.
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Entre algunas posibles medidas a escala local, regional y nacional, recomendamos:
- Creación de asociaciones y redes de mujeres trabajadoras de la economía
informal;
- Fortalecimiento de la participación femenina en las asociaciones, gremios
y sindicatos, así como en los espacios de toma de decisiones.
- Impulso a los grupos de mujeres para que soliciten la financiación de las
iniciativas de desarrollo;
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Conexión de las asociaciones de mujeres de la economía informal con las
organizaciones sindicales y de desarrollo;
Aumento de la importancia de los proyectos de integración en las
organizaciones existentes;
información a las asociaciones y redes de mujeres trabajadoras de la
economía informal.
Para que estas medidas se puedan implementar es necesario que se trabaje de manera
paralela la eliminación de los obstáculos que tienen las mujeres para su escasa
implicancia en las organizaciones: el limitado tiempo libre es una razón
frecuentemente aducida por las mujeres. Proporcionar servicios de transporte y
asistencia infantil, procurando que los hombres asuman más las responsabilidades
familiares; la educación es una de las mejores vías para conseguirlo.
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El desarrollo de la formación profesional y personal en el sector no estructurado de la
economía debe tener una orientación social y productiva que las propias mujeres
asuman como realmente válida, más aún si se tiene en cuenta que las encuestas
revelan de manera sistemática la necesidad de contar con una formación adecuada y
asequible. Las mujeres representan recursos inexplorados, pues reúnen una serie de
destrezas especiales que sólo requieren cierto desarrollo para ser aplicadas.
La formación previa sobre desarrollo personal, permite aumentar la confianza y
calificaciones básicas y el desarrollo de redes de apoyo mutuo y acción práctica, las
cuales conducen a su vez a la creación de organizaciones, creación de cooperativas,
pequeñas empresas o servicios locales.
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Acceso a las nuevas tecnologías de información, como vía de aprendizaje a distancia
en las zonas rurales, la mejora de su entorno personal y de la localidad en que se
desenvuelven
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La necesidad de servicios integrales, sobre todo para los jóvenes y las jóvenes
trabajadores/as de la economía informal, puesto que sus necesidades difieren de
las generaciones anteriores. La creación de un entramado social y comunitario que
cumpla esas expectativas constituye una parte esencial del desarrollo.
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Servicios de apoyo a las mujeres que opten por la actividad autónoma o abran
sus propias empresas o cooperativas, brindándoles asesoría técnica para que
desarrollen sus ideas, identifiquen sus y capacidades y refuercen su confianza.
Posteriormente, se debe brindar cursos especializados para la creación de
empresas, mejorar el acceso a la financiación y al crédito a través de fondos de
garantía.
Además de estas medidas de carácter general, se requiere desarrollar algunas
recomendaciones para cada sector de actividad:
Para las trabajadoras del hogar
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Promover la revisión de la actual Ley de trabajadoras del hogar porque muestra
contradicciones y vacíos importantes.
Ordenar por Ley que los contratos de servicio doméstico se realicen por escrito y
con copia al Registro especial de trabajadoras (res) del hogar.
Establecer sanciones pecuniarias para los empleadores que no se acojan al
Registro y no respeten los derechos de las trabajadoras.
Crear oficinas de registro y atención para las trabajadoras del hogar en las
municipales u órganos desconcentrados.
Encargar a los órganos de inspección (sea el gobierno municipal distrital, como el
MINTRA o la SUNAT) la supervisión y la facultad de imponer multas a quienes
incumplan la inscripción en el Registro.
Desarrollo de programas integrales de formación profesional para las trabajadoras
del hogar, que coadyuven a elevar sus niveles de confianza y calificaciones
básicas.
Establecer mecanismos especiales de protección para las trabajadoras del hogar
víctimas de violencia física, psicológica y sexual.
Promover la organización y centralización de las trabajadoras del hogar para la
defensa de sus derechos laborales.
Desarrollar campañas de sensibilización dirigido a las autoridades, funcionarios/as
y público en general para erradicar la estigmatización del trabajo doméstico.
Para las trabajadoras temporeras agrícolas
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El Estado deberá de reglamentar por medio de sus direcciones regionales o
jefaturas zonales de la autoridad administrativa del trabajo los lugares especiales
de contratación y velará por el cumplimiento de las formalidades de la ley.
El ministerio de Educación deberá de implementar cursos especiales de
alfabetización para las jornaleras agrícolas, a fin de que conozcan sus derechos.
El ministerio de Salud deberá implementar programas especiales de salud en base
a las enfermedades y dolencias que desarrollen las trabajadoras agrícolas en el
ejercicio de su actividad, así como la atención a su salud sexual y reproductiva.
Realizar investigaciones y diagnósticos participativos para identificar las
diferentes formas de discriminación y exclusión que enfrentan en el mundo del
trabajo, así como sus principales necesidades, demandas y propuestas.
Desarrollar campañas de sensibilización e información sobre la situación laboral
de las trabajadoras temporeras a fin de visibilizar su trabajo y aportes en el
desarrollo local.
Promover la plena participación de las mujeres en los procesos de toma de
decisiones.
Promover la articulación y organización de las trabajadoras temporeras en sus
localidades.
El Estado debe desarrollar servicios básicos de infraestructura que alivien la
sobrecarga de trabajo de las temporeras y que les permita su acceso a las
actividades económicas,.
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Para las trabajadoras a domicilio
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El Estado deberá de exigir a las empresas que se benefician con el trabajo a
domicilio la información referida a los precios y costos de los productos
elaborados total o parcialmente por las trabajadoras y si es posible determinar
una retribución justa.
El ministerio de Trabajo deberá velar porque sus programas orientados a
trabajadoras a domicilio resulten en el cumplimiento de las condiciones y
formalidades de contratación determinados por la ley.
Realizar estudios de investigación para medirla magnitud e impacto, por sectores
económicos, y analizar las características del trabajo a domicilio.
A través de capacitaciones y asesorías mejorar las condiciones laborales de las
trabajadoras a domicilio.
Fortalecer la capacidad de negociación y la consideración de los aspectos sociales
de las trabajadoras a domicilio a través de la constitución de organizaciones y
redes.
Promover criterios y marcos institucionales que permitan incluyan, visibilicen
esta categoría de trabajadores/as.
Promover marcos jurídicos y normativos apropiados en los que se respeten los
derechos laborales de los
trabajadores y trabajadoras a domicilio, así como
políticas de protección adecuada.
Poner en marcha políticas y programas para crear oportunidades de empleo
decente, mejorando la productividad y los niveles de remuneración de los/as
trabajadores a domicilio.
Promover la representación colectiva de esa categoría de trabajadores/as y su
poder de negociación inclusive fortaleciendo la capacidad de las organizaciones
sindicales de llegar a los mismos a organizarlos y atender sus necesidades.
Para las trabajadoras ambulantes
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El Estado deberá cumplir con emitir la Ley del Comercio Ambulatorio en base a
la realidad socio-económica de la población y con la participación de los sectores
organizados de las asociaciones de comerciantes ambulatorios.
Los Municipios deberán establecer tasas mínimas por concepto de
reconocimiento e inscripción en el Registro Único de Organizaciones Sociales
respectivo. Deberán de levantar sus restricciones al ejercicio del comercio
ambulatorio basados en el domicilio y la procedencia del trabajador.
El Estado deberá en coordinación con los municipios distritales de establecer
locales donde se pueda ejercer el comercio como parte del proceso de
formalización.
Construir una base de información sobre los/as vendedores/as ambulantes.
Desarrollar políticas nacionales a favor de los/as vendedores ambulantes.
Dotación de licencias, reconocimiento legal y lugares para vender.
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Reconocer a los/as vendedores/as ambulantes como parte integral del sistema de
distribución urbana.
Medidas de ayuda en situaciones de desastre y calamidades naturales.
Protección y expansión del medio de subsistencia actual de los/as vendedores/as
ambulantes.