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Transcript
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Módulo 1
Política agroindustrial. Fundamentos para el desarrollo sostenido y sustentable de la agroindustria
(enfoque histórico, económico – social)
Alberto Porto
Alejandro Onofri
Julio Nogués
César Ciappa
Univ. Nac. de la Plata
Univ. Nac. de la Plata
Univ. Torcuato Di Tella
Univ. Nac. de la Plata
Ernesto Liboreiro
Fundación INAI
LAS IDEAS PRINCIPALES
Las retenciones nacieron en 1955 y se restablecieron en 2002. Se justifican bajo la idea de que son una fuente de recursos fiscales y permiten controlar el precio de los alimentos.
Para compensar el efecto de la eliminación de las retenciones se necesitaría: disminuir la evasión fiscal y aumentar la
eficiencia del gasto público, implementar un impuesto alternativo y encarar un reordenamiento de la relación entre la
nación y las provincias.
El federalismo fiscal es vital para la correcta administración de los recursos.
Al eliminar las retenciones la canasta alimentaria pasaría de $237 a $281, la total de $533 a $577. La pobreza pasaría del
24% al 27,3%, la indigencia de 7,4% a 9,76%.
Se necesitaría un programa de bonos alimentarios de $6 mil millones para producir una reducción compensatoria de la
pobreza en 2% y de la indigencia en un 1,4%.
La eliminación de las retenciones repercutiría en 3 puntos: una elasticidad positiva de la oferta, un traslado de las ganancias a los sueldos rurales, y una apreciación del tipo de cambio sin efectos nocivos esperables.
Entre 1875 y 1929 se dio un periodo de crecimiento industrial a la par del agropecuario, natural y sin necesidad de protecciones. Desde 1930 hasta hoy Argentina ha estado con un régimen de protección que solo ha servido para crear una
industria ineficiente.
En igual periodo Argentina creció un 50% y Australia un 150%. Entre las medidas del éxito de ese país se cuenta una
reforma fiscal en los ’80, la flexibilización de la política cambiaria y la apertura de su economía.
ACERCA DE
LOS
DISERTANTES
ACERCA
DEL
DISERTANTE
ACERCA
DEL
DISERTANTE
ACERCA
DEL
DISERTANTE
ACERCA
AlbertoDEL
PortoDISERTANTE
: Contador Público, Licenciado en Economía y Doctor en Ciencias Económicas, Universidad Nacional de La Plata.
Profesor titular
de grado y posgrado en la Facultad de Ciencias Económicas, UNLP. Miembro Titular de la Academia Nacional de Ciencias Económicas.
Alejandro Onofri: Licenciado en Economía, Universidad Nacional de La Plata. Posgrado en Economía, Universidad Torcuato Di Tella. Ph.D. in
Agricultural Economics, University of Nebraska–Lincoln, EEUU. Investigador en la Universidad Nacional de La Plata.
Julio Nogués: Licenciado en Economía, Universidad Católica Argentina. Doctor en Economía (PhD), Universidad de Minnesota. Miembro de la
Academia Nacional de Ciencias Económicas. Consultor del Banco Mundial, Naciones Unidas y Banco Interamericano de Desarrollo.
César Ciappa: Licenciado en Economía, Universidad Nacional de La Plata. Ph.D. en Agricultural and Consumer Economics, University of Illinois,
EEUU. Master en Finanzas, Department of Finance, University of Illinois, EEUU. Posgrado en Economía, Instituto Torcuato Di Tella.
Ernesto Liboreiro: Contador Público, Universidad Nacional del Sur. Master y Ph. D. en Economía Agraria, Michigan State University. Director
ejecutivo de la Fundación INAI (Instituto para las Negociaciones Agrícolas Internacionales).
ACERCA DEL DISERTANTE
FORO DE LA CADENA AGROINDUSTRIAL ARGENTINA
Av. Corrientes 127 Piso 7 Of. 703 – C1043AAB – C.A.B.A. – Tel. (011) 4312-4602 – www.foroagroindustrial.org.
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Alberto Porto
El trabajo tiene algunos antecedentes que vale la pena recordar. El primero es el de Córdoba. ¿Cuál fue el objetivo entonces? Presentar
de forma clara, detallando metodologías y fuentes de información, para que se pudieran presentar coincidencias y disidencias, un
informe sobre el impacto que los impuestos tenían sobre las exportaciones, cómo actuaban las restricciones a la exportación, y las
repercusiones en recaudación fiscal, pobreza, etcétera.
El trabajo tuvo repercusión en medios académicos, opinión pública y medios internacionales. El punto más fuerte en ese momento era
el impacto fiscal sobre las exportaciones en relación al federalismo.
Las retenciones nacieron en 1955 y se restablecieron en 2002. La primera justificación es que es una fuente de recursos fiscales. Sus
fallas se dan en tanto es un impuesto no legislado que concentra recursos en el Gobierno nacional. La segunda justificación es que es
un mecanismo de control de precio para los alimentos. Sin duda son dos objetivos valiosos.
En 2007 presentamos una mirada más amplia sobre las retenciones. En relación al impacto fiscal, lo que se perdería de no existir las
retenciones puede recuperarse en gran medida por el funcionamiento normal del sistema tributario. En cuanto al control de precios
descubrimos que no era el mejor mecanismo. Sabemos que también debilita las finanzas de las provincias y los municipios.
Otro punto importante es que las restricciones cuantitativas suponen la disminución del precio al productor y el aumento para el
consumidor. La diferencia no queda en el fisco, sino en manos de intermediarios.
En aquel trabajo incorporamos la dimensión temporal. El enfoque estático era insuficiente porque siempre hay un periodo de ajuste de
los recursos tributarios. Nos había quedado el sector público con déficit. Esbozamos algunos lineamientos fiscales pero no avanzamos
mucho más.
Mi área es el impacto fiscal. El problema no es menor, en 2008 las retenciones fueron el 4.o tributo en orden de importancia, $36 mil
millones, de los cuales la mitad los aportó la cadena agroindustrial. El resto es petróleo, gas, etcétera. En ese año los ingresos por esta vía
alcanzaron el 7% de los recursos percibidos por el Estado. Es un problema cuantitativo muy importante. Construimos escenarios para
ver qué pasaría si se reducen las retenciones o se eliminan. Por practicidad y simpatía trabajaré ahora sólo sobre la eliminación.
Hay varios efectos a tener en cuenta, en el año 5 del ajuste nos encontraríamos con que el Gobierno perdería $17 mil millones, es un
efecto directo. El indirecto es que el sector privado, de acuerdo al sistema tributario general, aportaría $7.300 millones. La diferencia
es que la pérdida es toda nacional y la ganancia es una parte de nación y una parte de provincia. Un efecto indirecto adicional es un
recupero por eliminación del subsidio al consumo interno de bienes de la cadena de $3.000 millones, aunque también compartidos.
Sumemos a esto la posibilidad de que el aumento del precio expanda la oferta, y esa mayor actividad económica signifique mayor
recaudación.
Al completarse los ajustes la Nación perdería $11 mil millones y las provincias ganarían $5.300. Por su parte, el sector público quedaría
con un déficit de $5.800. El precio interno de los alimentos va a aumentar, lo cual implica un impacto sobre indigencia y pobreza,
compensar ese efecto costaría $6 mil millones. El problema es de dónde sacar ese dinero para no desfinanciar al sector público.
Existen varios caminos. Por un lado es necesario disminuir la evasión y aumentar la eficiencia del gasto público. Es fácil decirlo, difícil
hacerlo. El objetivo realista y modesto sería reducir la evasión un 1,5% y mejorar el gasto hasta reducirlo en un 1,5%. En sustitución de
las retenciones debería implementarse algún impuesto alternativo; a la renta potencial de la tierra, o una combinación de impuesto a
la tierra y a la primera venta. También habría que encarar un reordenamiento de la relación entre la Nación y las provincias.
Con un impuesto a la renta potencial de la tierra se podrían recuperar $3.900 millones. Para un buen funcionamiento del federalismo lo
hemos dejado en las provincias, por lo cual el déficit nacional seguiría igual, las provincias tendrían un superávit de 9.200 y habríamos
bajado el déficit fiscal total a 1.900.
Con la mejora en evasión y la eficiencia del gasto tendríamos $7.900 millones, repartidos entre nación y provincia según corresponda.
El déficit nacional bajaría a 5.800, el superávit provincial llegaría a 11.800 y el sector público tendría 6 mil de superávit.
Nosotros creemos que hay que cambiar la relación entre la nación y las provincias. Actualmente se concentran recursos y luego
distribuyen de forma discrecional. Proponemos que de los $15.300 millones discrecionales se vaya a $9.000. Bajo este esquema
pasaríamos a tener 3.100 de superávit, las provincias tendrían un sobrante de solo de 2.800. Quedaría consolidado un superávit de
6.000 para financiar el plan de bonos alimentarios.
El federalismo fiscal es importante. Juan Bautista Alberdi afirmó que de lejos se gasta mal, por eso el sistema argentino es
descentralizado.
“Argentina no tiene políticas de estado, sino de estadio, de barrabravas, es el estilo que ha destruido
gran parte de la institucionalidad
del país”
“Nosotros creemos que hay que
cambiar la relación entre la nación y
las provincias. Actualmente se concentran recursos y luego distribuyen
de forma discrecional”
“Las retenciones se impusieron
por ser un impuesto no legislado
y no coparticipable, va directo al
Gobierno Nacional. Además los
costos de recaudación son reducidos”
Enrique Szewach
Alberto Porto
Alberto Porto
Módulo 1
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César Ciappa
Una de las principales preocupaciones que teníamos era cómo salir del esquema de retenciones sin generar mayor pobreza e indigencia.
Concluimos que las transferencias condicionadas de ingresos serían los mecanismos más adecuados ante el alza de precios producto
de la salida del esquema de retenciones. De esa conclusión construimos modelos de simulación.
Se realizó un cálculo sobre el impacto que sufriría la canasta básica alimentaria y la total. El resultado era diferente si utilizábamos datos
del Gobierno ($29 extras sobre la canasta básica alimentaria) que si lo hacíamos con mediciones privadas. Para no subestimar el efecto
de los precios tomamos mediciones privadas, la alimentaria pasaría de $237 a $281, la total de $533 a $577. La pobreza pasaría de 24%
a 27,3%, la indigencia de 7,4% a 9,76%. Son aumentos significativos.
Simulamos entonces distintos programas de transferencia condicionada de ingresos. Los programas de bonos alimentarios 1 y 2,
focalizados según el número de individuos en el hogar resultaron los más adecuados. Si bien el 1 sería eficaz, el 2, con un costo de $6
mil millones, sería muy viable en tanto repercute muy bien en pobreza e indigencia, la reducción seria de 2% y 1,4% respectivamente.
Los bonos alimentarios suponen la entrega de $40 por habitante en cada hogar considerado pobre. En la simulación identificamos los
hogares y luego calculamos el monto necesario a transferir. El programa actual de ingreso universal para niños ha mostrado un cálculo
considerablemente mayor al nuestro, pero nosotros sólo hemos planteado un mecanismo de compensación ante la eliminación de las
retenciones. No estamos hablando de un instrumento para combatir la totalidad del problema, sólo el programa que podría generar
la medida.
Alejandro Onofri
En base al trabajo de 2007 evaluamos 3 puntos: la respuesta del sector agropecuario a los incentivos, el ajuste de los salarios ante el
aumento de los precios y el eventual ajuste del tipo de cambio ante un aumento de las exportaciones.
En cuanto al primer punto encontramos elasticidades positivas en respuesta a los precios. En relación a lo que ha ocurrido recientemente
con el área sembrada en el sector se aprecia una caída del 8%, principalmente en cereales, siendo justamente el trigo y maíz, los
productos con mayor intervención por parte del Gobierno. Los principales cultivos nos muestran una caída del 31% en la última
campaña sojera, principalmente por la sequía, el trigo cayó 49% y el maíz 47%.
En cuanto al sector ganadero, en los últimos 3 años se han dado indicadores negativos. En 2006 es justo cuando el Gobierno empezó a
intervenir fuertemente restringiendo las exportaciones. Al mismo tiempo se dio un notable crecimiento de la faena, pero con una caída
de las exportaciones en relación a la producción. También ha crecido mucho la faena de hembras.
Los efectos negativos se trasladan a la cadena productiva, con una gran caída del consumo de fertilizantes, 32%. La demanda de
maquinarias también se ha visto afectada.
Por otro lado, las ganancias de una eventual eliminación del derecho a la exportación se trasladarían al sueldo de los trabajadores
rurales. El salario desde 2001 muestra que existe una relación con los precios a los productores. Ocurre aún en el sector informal.
En cuanto al ajuste del tipo de cambio, revisamos lo que se denomina “enfermedad holandesa”, los perjuicios ocasionados por la
apreciación en el tipo de cambio como resultado de un boom de exportación de un recurso no renovable. En tales situaciones se da
un efecto destructivo sobre la industria local menos competitiva y los beneficios resultan transitorios, porque el auge se basa en un
recurso agotable.
Otros autores sin embargo dicen que no se puede hablar de un auge nocivo si el recurso no es extractivo, y si es un fenómeno basado
en cambios estructurales.
Julio Nogués
El ensayo ofrece una interpretación del crecimiento industrial y agropecuario desde 1875. Mi reseña para la exposición se divide en
1875-1929 y 1930 hasta la actualidad.
Lo primero que debo decir es que durante las primeras 5 décadas ambos sectores crecieron de manera pareja, y hacia el final del periodo
el crecimiento industrial fue más acelerado. Contra lo que dicta la intuición, el crecimiento industrial ha sido siempre ligeramente
“Está claro que la evolución de la participación de Argentina fue
menor al crecimiento del comercio mundial, sólo la recuperó en un
año en el cual los precios de las commodites subieron por encima de
los productos procesados”
Ernesto Liboreiro
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mayor. Hablamos de tasas del 5% y 6%.
Estos resultados se dieron por un esfuerzo grande para fortalecer las instituciones, pagar las deudas y hacer bajar el riesgo país luego de
grandes periodos de guerras internas. El capital expandió el ferrocarril, el ferrocarril la frontera agropecuaria. Los salarios eran mejores
que en Italia, España y Francia. Los salarios reales tenían una tendencia al crecimiento y se dio muchas veces una situación de pleno
empleo (tasas de desempleo del 4%).
Hay características del proceso de industrialización, que han sido tapadas por la ideología de muchos analistas. Primero, tuvo lugar
en una economía que no era ni abierta ni cerrada. Argentina tenía niveles de protección similares al de muchos otros países. En ese
periodo tuvo lugar una gran caída del costo marítimo para muchos productos. La industrialización tuvo que luchar contra importaciones
crecientes facilitadas por el boom exportador agropecuario, y a pesar de ello fue sólida.
A partir de 1930 el crecimiento agropecuario casi desaparece y el crecimiento industrial se desacelera.
Algunas de las políticas económicas más distorsivas y responsables de la caída fueron el crecimiento lento durante el ‘30 y luego
acelerado, de la protección industrial y la incrementación de las barreras agropecuarias. También el desarrollo de un fuerte sindicalismo
con crecientes impuestos sobre los salarios, y ciclos repetitivos de ajustes cambiarios acompañados por picos de protección para el
sector industrial y derechos de exportación para el sector agropecuario.
Al principio la protección se dio a través del tipo de cambio. Se creaba una brecha enorme de incentivos entre el sector agropecuario y
el industrial. La tasa de crecimiento del PBI se redujo un 50% durante esta etapa. Existió una masiva transferencia de recursos del sector
agropecuario al industrial, o urbano. En 1955 encontramos que el empleo rural cayó un 15% y el manufacturero subió un 29%. En el
sector rural se da una depreciación de los precios y un aumento de los insumos.
En la economía argentina se ven ciertas características permanentes en cuanto a los ciclos y las políticas que los acompañan. Existe un
amor casi pasional por el tipo de cambio fijo o cuasi fijo. Las políticas comerciales son sistemáticas, lo que vivimos ahora no es nuevo:
se devalúa el tipo de cambio y aumentan las barreras sobre las exportaciones; también se da el proceso inverso. Cuando se aprecia el
tipo de cambio -este es uno de esos momentos- se observan grandes presiones del sector industrial, de ahí el aumento de la protección
a los electrónicos.
Lo que surge de estos ciclos es un sector industrial aislado por el gobierno y un sector agropecuario cuyos incentivos vuelan por los
aires en cada ciclo. Nos pasa desde los 40, una o dos veces por década.
En comparación con Australia, nuestro PBI creció un 50%, el de ellos un 150%. Cuando ellos cayeron 4 veces, nosotros 14. Australia
debió hacer muchas cosas bien, dos de ellas fueron la reforma fiscal de los ’80, y la flexibilización de su política cambiaria. Lo otro fue la
apertura de su economía de un modo sostenido y sustentable.
Podemos señalar 3 diferencias. La protección manufacturera en Argentina siempre ha sido más elevada que en Australia, la discriminación
contra el sector agropecuario también. En los ´50, Australia pasó de una política de impuestos sobre las exportaciones a una de subsidios
(duró 40 años). Australia está cerca del libre comercio, ha desmantelado sus subsidios agropecuarios y la protección industrial.
En el largo plazo encontramos la dimensión de la distribución del ingreso. Observemos el salario por PBI por persona ocupada. En
Argentina hay 3 periodos, en los primeros años de crecimiento se dio una tendencia positiva a la distribución funcional del ingreso,
luego de la década del ´30 empeora la relación, el pico llega con el salariazo de Perón del 48-49, que en realidad era insostenible para
cualquier economía. Dos años después entramos en crisis. A partir de ahí se da una caída aguda. En Australia la distribución ha sido
más equitativa de una forma sostenida. En esa economía no se ha dado un antagonismo entre crecimiento y distribución. En Argentina
se generó un proceso de lucha por distribución del ingreso como resultado de las políticas distorsivas que sólo lograron una economía
más injusta.
En el primer periodo el crecimiento industrial fue tan acelerado como el agropecuario. La industrialización ocurrió de forma natural, sin
protección y con fuerza competitiva. Desde los ‘40 y hasta los ‘90, y en el 2000 la protección industrial se hace prohibitiva creando una
industria ineficiente y con baja capacidad de generar empleo productivo. Es una de las razones de la informalidad de la fuerza laboral
argentina.
A pesar de la evidencia la política persiste. Sin tanta protección tendríamos más agro, más industria, más recursos públicos y una mejor
distribución del ingreso. Una de las razones por las que no hemos aprendido de la historia tiene que ver con el velo ideológico que
pseudo-intelectuales y políticos han colocado sobre la realidad. El sector agropecuario debe liderar el proceso de esclarecimiento a
través de instituciones tales como la Mesa de Enlace. Actualmente tenemos la lógica de “yo te doy la plata del campo si vos me votas
“Las políticas comerciales son sistemáticas: se devalúa el tipo de cambio y aumentan las barreras sobre las exportaciones; también se da el proceso inverso.
Cuando se aprecia el tipo de cambio se observan grandes presiones del sector
industrial, de ahí el aumento de la protección a los electrónicos”
Julio Nogués
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para que se la sigamos sacando”.
Ernesto Liboreiro
Hemos investigado la participación de la Argentina en las exportaciones mundiales. Tenemos datos hasta 2007.
Argentina aumenta su participación en el comercio mundial, alcanzando un máximo en 1998, y lo recupera en 2007. Por eso debatimos
si la política actual fue favorable o no para el comercio internacional. Está claro que la evolución de la participación de Argentina fue
menor al crecimiento del comercio mundial, solo la recuperó en un año en el cual los precios de las commodities subieron por encima
de los productos procesados.
¿Qué países crecieron en su participación? Chile representaba el 0,38%, en 2005/07 llegó al 1,21%; supone un crecimiento del 218%.
También tuvieron un buen incremento China, España, Polonia, México, Tailandia, Alemania y Holanda. Francia cayó un 10%, Malasia
un 10,5%, Canadá 11,8%, Australia 30% y Estados Unidos 42% (pasó del 17% al 9% en productos del agro). Si uno observa en dólares
corrientes a los Estados Unidos, se puede decir que creció de forma importante, en constantes la suba es menor. Es la llamada “ilusión
monetaria”.
Claro que es diferente la repercusión cuando en Alemania el porcentaje de las exportaciones que representan estos productos es de
5,3% y para Argentina el 50%. El precio unitario de la exportación de Alemania es de U$S 1.088, en Argentina U$S 333, en Brasil U$S 515.
Estos parámetros definen las diferentes formas en las que se insertaron los países en el comercio mundial con sus productos agrarios.
¿Cuál es el modelo chileno? Exportaciones medianamente concentradas en nichos del mercado, con commodities y algunos
productos terminados para el producto final. Políticas empleadas: estabilidad macroeconómica, consenso inter partidario, respeto
al funcionamiento de los mercados, una fundación para la promoción de las exportaciones, y la suscripción de numerosos acuerdos
comerciales.
China empleo políticas de estabilidad macroeconómica, planes de desarrollo, reconocimiento de derecho de propiedad y apropiación
de ganancias, respeto al funcionamiento del mercado, diferenciales arancelarios a importaciones y exportaciones. También una
canalización de recursos para fomentar exportaciones y promover la innovación.
Alemania se insertó con productos de alto grado de elaboración. Empleó políticas de consenso inter partidario, estabilidad de las
reglas de juego y apoyó la profundización de la Unión Europea. Además sostuvo subsidios a la producción y la exportación (marcando
diferencia respecto a otros casos), niveles arancelarios elevados para las importaciones con un fuerte escalonamiento para algunos
productos agropecuarios.
Estados Unidos tiene una amplia diversificación entre commodities y productos de alto precio unitario, con una fuerte apuesta en
investigación y desarrollo. Se basó en políticas de estabilidad macroeconómica, consenso inter partidarios, estabilidad de reglas de
juego, leyes agrícolas de vigencia quinquenal, fomento de algunos desarrollos industriales, subsidios a la producción y créditos a la
exportación.
Brasil está medianamente concentrado en commodities, 6 productos suponían el 49% de la exportación en 2007. Empleó una
macroeconomía estable, consenso inter partidario, respeto al funcionamiento del mercado, estímulos a la producción, precios
garantizados para varios productos y créditos a bajo costo. Subvenciones y apoyo al multilateralismo.
Argentina tiene una alta concentración en commodities. Ha empleado políticas errantes, actitud cambiante frente a los mercados,
adicción a los derechos a la exportación, desprecio por los acuerdos de integración. Énfasis generalizado en la producción industrial.
Creación y funcionamiento de Exportar, que está trabajando bastante bien. Diferenciales arancelarios de exportación e importación.
A veces se dice que la clave está en las políticas gubernamentales. Las políticas de inserción en mucho se deben a las políticas de las
empresas, pero es una afirmación válida cuando existe estabilidad en la política. En países donde la inestabilidad es alta, las empresas
actúan a consecuencia.
Preguntas y Respuestas
Si se eliminan las retenciones se pierden recursos fiscales, pero se supone que aumentan los precios y la
actividad económica, de esta manera el estado recupera una parte de lo perdido. Ahora bien, mucha gente
“Personalmente creo que Argentina debería tomar medidas para la estabilidad
a largo plazo. Con políticas estables vamos a tener empresas que pensarán que
con el crecimiento mundial de las exportaciones en procesados Argentina tiene
un papel a jugar. Pero para ello se necesitan acuerdos regionales”
Ernesto Liboreiro
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puede preguntarse ¿Por qué necesitamos otro nuevo impuesto compensatorio?
Alberto Porto (A. P.):- No es algo nuevo, no inventamos nada. Hablamos de un impuesto sobre la tierra que tiene una larga tradición en
el país, pero con el tiempo ha ido perdiendo importancia relativa.
En el fondo estamos ante un problema de relación entre la nación y las provincias, cuando la nación avanza sobre las fuentes tributarias
debilita las bases tributarias de las provincias. Quizás lo nuevo es el impuesto a la primera venta, su función no es tanto recaudatoria
como para controlar la evasión.
Se ha dicho que las retenciones tienen como beneficio es que son difíciles de evadir.
A. P.:- Si un impuesto no se paga es porque la AFIP está funcionando mal. Las retenciones se impusieron por ser un impuesto no
legislado y no coparticipable, va directo al Gobierno nacional. Además los costos de recaudación son reducidos.
Uno de los argumentos que hemos escuchado durante estos años, ratificado por los números -y consecuencia
de las políticas-, es el problema de la concentración en la soja. ¿La liberación de precios puede empeorar el
problema? ¿Se puede compensar esta tendencia?
Alejandro Onofri (A. O.):- En los datos del trabajo se puede observar que la pérdida de incentivo más notable se da en trigo, maíz, y el
sector ganadero. Las intervenciones del gobierno lo que menos lograron es la reducción de la soja. Lo más nocivos son las restricciones
cuantitativas. La eliminación de estas políticas sería un buen comienzo.
Hemos visto que hay países con un mayor valor agregado en las exportaciones del sector. ¿Lo que ocurre
en Argentina es producto de este esquema tributario o faltan políticas adicionales?
A. O.:- Las intervenciones en Argentina se dirigen a los bienes salario, la canasta básica. Ahí están las mayores distorsiones. Seguramente
harían falta políticas adicionales en el sector ganadero para separar el producto de consumo interno de aquel que se exporta. Son
cortes claramente diferentes. Habrá que pensar cómo favorecer la separación de los mercados.
Ernesto Liboreiro (E. L.):- Nosotros hicimos un análisis. ¿Qué debería hacer el país? Tiene distintas opciones estratégicas. Algunos países
perdieron participación a nivel mundial mientras que Argentina y Brasil crecieron en competitividad y ganaron espacios. Podemos
seguir jugando ese rol. También es cierto que la caída de Estados Unidos y otros se debe a que están creciendo en la participación de
productos procesados y semi-procesados. ¿Qué nos conviene? Tenemos que llegar a una definición de país.
Una opción es aprovechar el rol de competitividad y la actual inserción. Otra es tratar de convertirnos en un país exportador de
productos procesados. Una tercera opción es seguir como ahora, con una ventaja competitiva que vamos construyendo en productos
del mercado de los semi-procesados.
Personalmente creo que Argentina debería tomar medidas para la estabilidad a largo plazo. Con políticas estables vamos a tener
empresas que pensarán que con el crecimiento mundial de las exportaciones en procesados Argentina tiene un papel a jugar. Pero para
ello se necesitan acuerdos regionales.
Julio Nogués (J. N.):- En nuestra historia se observa que las políticas han destruido la riqueza, generaron pobreza y desigualdad. Creo
entonces en un gobierno chico que establezca reglas de juego estables. De esa manera el país podrá agregar valor a sus productos
primarios. La inestabilidad política, el abuso del poder, la corrupción, conspiran contra este objetivo.
Se ha planteado un desarrollo paralelo entre la industria y la agroindustria. La primera etapa de ese
crecimiento tiene que ver con la baja en el costo del capital para poder subir salarios. En la segunda etapa
no se le dio la misma importancia. ¿Acaso ahora son más importantes otros factores?
J. N.:- Son los mismos factores, las mismas políticas. La caída institucional, por ejemplo, es un elemento central que no enfaticé tanto en
la segunda parte, pero sigue siendo importante. No vamos a crecer antes que ordenemos un poco el país.
Otro punto que se ha destacado es la alta protección a la industria y las repercusiones en el sector agrícola.
Hoy estamos en el MERCOSUR y hay muchos productos con bajo arancel, algunos sectores tienen comercio
administrado, la industria tiene altos derechos a las exportaciones porque no le pagan los reintegros,
“En los datos del trabajo se puede observar que la pérdida de incentivo más
notable se da en trigo, maíz, y el sector ganadero. Las intervenciones del Gobierno lo que menos lograron es la reducción de la soja”
Alejandro Onofri
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etcétera. Parece que tenemos una discriminación para ambos sectores. ¿La protección al sector industrial
es un argumento real?
J. N.:- Hay mucho que puede hacerse en términos de protección y el país lo hace con entusiasmo. Por ejemplo, se cobran altos aranceles.
Claro que hay protecciones que han caído, Brasil nos vigila para que no nos alejemos del arancel externo común; sin embargo, la
estrategia persiste, quizás con menos entusiasmo que antes.
E. L.:- El año pasado hicimos un relevamiento de los mecanismos que utiliza el gobierno. Luego realizamos un análisis y descubrimos
que los sectores menos protegidos son los cereales, las oleaginosas y lo bovinos, y el más cuidado el automotriz.
De esa política ¿Cuánto es patológicamente nuestro y cuanto es internacional?
E. L.:- Argentina es uno de los países más proteccionistas. Si vemos las negociaciones de la OMC y MERCOSUR-UE lo podemos observar.
El núcleo más duro a las concesiones comerciales está formado por la India y Argentina.
¿Cómo deberían funcionar los bonos alimenticios para no caer en el clientelismo, la filtración y los problemas
de registro?
César Ciappa (C. C.):- No se si puedo dar una respuesta firme. Son problemas que vamos a tener en cualquier plan similar. El gobierno
tiene una oficina dedicada a hacer un ranking de necesidades de las familias, donde se puede cruzar la información de quienes reciben
los distintos planes.
La historia de estos programas es casi la historia del fracaso, por eso se opta por la transferencia universal, pero teniendo recursos
escasos esto supone otro problema. El derrame se produce cuando le pasamos fondos a quienes no los necesitan o a los “amigos”.
Creemos que hay que profundizar en esta base de datos ya existente.
Si aumenta la actividad y el empleo con el fin de las retenciones, muchos de estos problemas podrían
convertirse en algo puramente abstracto. ¿Hay simulaciones sobre el efecto en crecimiento y empleo?
A. O.:- En 2007 habíamos previsto algo así, obteníamos dos lados buenos: más dinero para el gobierno, menos precio para los alimentos.
Claro que encontramos el lado malo, había un efecto negativo sobre la oferta del sector agropecuario en el corto plazo. En el largo
plazo, sin embargo se daba una expansión. No está claro el fundamento teórico, pero sí se ha demostrado empíricamente. Se desplaza
el parámetro de eficiencia, y redunda en recursos fiscales.
Ahora bien, si aumentan los precios disminuye el salario real, aunque el aumento al precio para el productor debe trasladarse a los
salarios. El efecto sobre el empleo es difícil de medir, pero esperamos buenos resultados. El problema es que todo esto requiere tiempo,
y mientras son necesarias medidas compensatorias.
Habrá quien diga que este modelo sin retenciones es para pocos, porque el sector no genera empleo, la
economía no crece, no distribuye el ingreso como lo hace el sector público.
A. O.:- Argentina tiene muchos problemas, uno de ellos es el Interior vs el Conurbano. Hay economías del interior donde la participación
del sector sobre el producto bruto total es del 60%. Al conurbano hay que atenderlo de urgencia, claro.
J. N.:- La relación entre la apertura de la economía y el crecimiento es muy sólida, es una constante para todo el mundo. Las fuerzas del
mercado deberían transformar nuestra economía.
Se habló de la enfermedad holandesa, de la caída del tipo de cambio por la acción de un sector muy
competitivo. En general al país cuando le va bien siempre tiene un problema de tipo de cambio atrasado,
los países que contrarrestaron esto lo hicieron con políticas fiscales. ¿Cómo lo ven ustedes?
J. N.:- El tipo de cambio no es un elemento aislado de otras políticas públicas, menos de la fiscal. Y a nosotros nos falta cohesión. Hasta
que logremos ese valor vamos a vivir en la inestabilidad.
A. O.:- Un estudió del Banco Mundial revela que en un escenario sin retenciones la apreciación sería del 3,5%, lejos de la enfermedad
holandesa. La expansión del gasto en 2006 provocó una apreciación del 6%.
“Una de las principales preocupaciones que teníamos era cómo salir del esquema
de retenciones sin generar mayor pobreza e indigencia. Concluimos que las transferencias condicionadas de ingresos serían los mecanismos más adecuados ante el
alza de precios producto de la salida del esquema de retenciones”
César Ciappa
Módulo 1