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Transcript
L- ECONOMIA PETROLERA
y
MINERA
POSICION CRITICA DE VENEZUELA
EN LA OPEP
La industria petrolera venezolana -representada en Petróleos de Venezuela, S.A., o sea PDVSA- y las autoridades nacionales se quejan, con
razón, de que Venezuela ha recibido en los últimos años un tratamiento
menos favorable en el seno de la OPEP que otros países miembros, entre
éstos Kuwait y los Emiratos Arabes Unidos. Por otra parte, la disciplina
de la Organización se quebranta con frecuencia en virtud de que algunos
de sus miembros -una vez más los mencionados- exceden las cuotas de
producción que les son asignadas y ocasionan, de esta manera, un relajamiento del mercado que se manifiesta en el debilitamiento de los precios.
El Presidente de la OPEP, el Ministro argelino de Minas y Petróleo, exigió
a los países miembros que respeten las cuotas fijadas en la última conferencia ministerial y que traten de sostener los niveles de precios para alcanzar la meta de 18 dólares el barril fijada por la Organización. Se ha
llegado a opinar en círculos vinculados a la industria petrolera que sería
conveniente reconsiderar la participación de Venezuela en la OPEP. Lo
cierto es que la conferencia de ministros de petróleo de la Organización,
que se reúne el presente mes de julio, está signada por graves tensiones y
preocupaciones por la ineficacia de aquella y por la desigualdad de tratamiento y comportamiento entre sus miembros.
La OPEP llegó a tener fuerza suficiente en 1973 yen 1979 para imponer la pauta de precios del petróleo en el mercado internacional; entonces
controlaba más del 50 por ciento de la oferta exportable del mundo. En el
presente ya la OPEP no tiene esa fuerza, en razón de que su participación
en el mercado es de sólo un tercio o un poco más (alrededor de 22 millones
de barriles diarios, de un total de 60 millones de bId). Además, la indisciplina de algunos miembros con respecto a las cuotas de producción que les
son asignadas y sobre la política de precios reduce aquella fuerza y ya no
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le permite ser marcadora de las pautas de precios y otras condiciones de
oferta. Otros factores intervienen para influir en el mercado, entre éstos
las negociaciones a futuro que se realizan en Nueva York y otros centros
internacionales. Si la OPEP quiere rescatar parte de su pasado poderío
tiene que crear y establecer mecanismos o dispositivos que le garanticenel
controlde su participación enel mercado. Tiene a su favordoscircunstancias de fondo, con peso en el largo plazo: posee el 80 por ciento de las
reservas mundiales de petróleo, exportables comercialmente a costos relativamente más bajos que los de otros productores; esas reservas están
situadas en posiciones estratégicas, geográficamente con referencia a los
principales mercados: Medio Oriente y América del Sur.
La Posición Critica de Venezuela
La cuota fijada a nuestro país en la OPEP no guarda relación con sus
reservas, las cuales han venido aumentando considerablemente en los últimos años. En el período 1981-89 la cuota venezolana en la OPEP ha
aumentado ensolo200.000 barriles diarios, mientras queotrospaísesmiembros han sidó favorecidos con incrementos sustanciales. Se advierte, por
ejemplo, que refinerías bajo el control venezolano, comola de las Antillas
Neerlandesas, son abastecidas con petróleo de otras procedencias, cuando
lo lógicoes que lo sean con petróleo venezolano. Los mercados naturales
de Venezuela demandan más petróleo (por ejemplo Estados Unidos y Canadá), pero la estrechez de la cuota permitida por la OPEP no permite
aprovecharese potencial dedemanda. PDVSAtieneplanespara la expansión de sus capacidades de producción y transformación de hidrocarburos,
que elevaránen el mediano plazosus posibilidades de conquistade mercados. Anteel relajamiento de la disciplina de la OPEP, y estas perspectivas
de expansiónpetrolera venezolana, se levantan voces para pedirque o bien
se rompatambién la disciplina de nuestro país encuantoa esos compromisos o se decidaa retirarsede la Organización.
La Permanencia en la OPEP'es el Menor de los Males
Venezuela es cofundador principal de la OPEP, juntocon ArabiaSaudita.
Tiene, por tanto, un compromiso calificado que debe mantener, siempre y
cuandosus intereses petroleros específicos no seaninadmisiblemente afectados. Si la OPEP se disolviera podría desatarse una guerra de preciosen
el mercado, con perjuicio para todoslosproductores. Si la OPEP decidie-
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ra ampliar mucho su techo de producción, para complacer las exigencias
de algunos de sus miembros urgidos de ingresos, el mercado respondería
con una baja sensible de precios y el nivel de referencia de 18 dólares el
barril actualmente fijado tendría que ser reducido a 15 ó 16 dólares. El
consumo mundial de petróleo aumenta a menos de 3 por ciento anual, en
concordancia con el crecimiento económico promedio, que tiene ese mismo rango. Hay que tener en cuenta el aumento de la producción de países
no miembros de la OPEP, tales como Canadá, México, Gran Bretaña,
Noruega, entre ellos. Desde luego la baja de los precios desestimularía la
actividad exploratoria y a la larga favorecería la posición de los países
que, como Venezuela, disponen de reservas cuantiosas casi inmediatamente explotables. Sin embargo, la guerra de precios golpearía los ingresos de
los exportadores durante algún tiempo y en ese río revuelto la oferta de los
países del Medio Oriente podría desplazar de sus mercados naturales a
Venezuela.
Necesidad de Nuevos Mecanismos de Regulación
Quizás la fijación rígida de cuotas de producción ha dejado de ser el
mecanismo más conveniente de regulación por parte de la OPEP. Hay que
tener en cuenta el crecimiento de los mercados internos de hidrocarburos y
Venezuela tiene al respecto una desventaja, ya que su consumo doméstico
se ha ampliado considerablemente los últimos años, a pesar de la crisis
económica, lo que no le permite aumentar su exportación en proporción
significativa. Se habla de una franja de variación de precios del petróleo
entre 14 y 18 dólares, como margen de operación, en lugar de una producción restringida. La autorregulación de la oferta por cada país -con vigilancia efectiva de la OPEP- para mantenerse dentro de ese margen de precios sería uno de los dispositivos a considerar.
El Financiamiento y los Planes de PD VSA
La expansión de la,industria petrolera y petroquímica venezolana para
el período 1990-95 exigirá una inversión del orden de Bs. 950.000 millones a precios de 1990, un equivalente de US$ 22.000 millones; de esa
suma se aplicarán a exploración y desarrollo, en la fase primaria, Bs.
423.000 millones (US$ 9.400 millones), para elevar el potencial disponible de producción a 3.500.000 barriles diarios. La capacidad de refinación
aumentará a 1.415.000 bId. Específicamente, la planta de licuefacción de
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gas en la Península de Paria (el llamado proyecto Colón) con una meta de
procesamiento de 600 millones de pies cúbicos de gas natural para exportación en 1998, se construirá con una inversión de US$ 3.100 millones,
para lo cual se cuentacon capitalextranjero. El programade Orimulsión
(derivado del petróleo, o mejor, producto de la tecnología de aprovechamiento de petróleo pesado), competidor delcarbón,para producir700.000
barriles diarios a mediados de esta década, exige una inversión de US$
1.500 millones.
Esa inversión no podrá hacerse sin un financiamiento garantizadoque,
al parecer, está fuera de las posibilidades actuales de PDVSA. Las alternativas planteadas, en el supuesto de que se considere necesario realizar
dicha inversión, que reafirmará y ampliará la posición de Venezuela como
potencia petrolera mundial hacia fines de siglo, son básicamente dos: 1)
financiamiento propio, es decir, sin endeudamiento externo ni inversión
extranjera en la industriapetrolera, lo que implicaría una reducción de la
carga fiscal de PDVSA, suficiente para permitirle aumentarsu excedente
invertible; esto significaría un sacrificio fiscal enaras del sectorpetrolero;
11) financiamiento externo, mediante endeudamiento y/o participación extranjera en la inversión planeada. Existe la posibilidad de combinar, en
determinadas proporciones, las dos alternativas. La preferencia política,
hasta ahora, manifestada por voceros del partidode gobierno y del propio
gobierno y de expertos notables de la oposición, como el Dr. Humberto
CalderónBerti,es la primeraalternativa, o sea, la delfinanciamiento interno; sin embargo, se estimaque no se requiere una reducción tan considerable, como indicaPDVSA, para cumplir esos objetivos: probablemente
entre un 5 y un 10 por ciento de la carga fiscal actual. Sin duda, el capital
extranjeroestará interesado en participaren esos proyectos; pero conviene tener prudencia enesteaspecto, sin descartarlo, ya que enalgunos casos
sería conveniente su incorporación para cooperación tecnológica y conquista de mercados.
La Competencia entre PDVSA y el MEM
Otro asuntoque se planteacomo controversia o disidencia en el senodel
sector oficial es el de la competencia de atribuciones y funciones entre el
Ministerio de Energía y Minas y PDVSA. Al parecer, esta últimatiendea
subestimar o minimizar la importancia del Ministerio en la orientación de
la política petrolera y quiere rendir cuentas directamente al Presidente de
la República. El Ministro, con razón, reclama el papel rectorde la política
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petrolera que, bajo la suprema dirección del Presidente de la República,
debe tener el Despacho. Las funciones están claras. PDVSA ejecuta la
política, opera eficientemente la industria y el comercio de hidrocarburos y
petroquímica, y aun puede hacer sus recomendaciones e indicaciones en
materia de política petrolera y petroquímica; pero no puede pretender
generar esa política. Por otra parte, PDVSA tiene que sujetarse al ordenamiento jurídico de la República, en cuanto a control fiscal y de gestión y
licitaciones de contratos, entre otras materias fundamentales.
La decisión de aplicar tan grandes recursos a la expansión de la industria petrolera (más de la mitad de la inversión pública prevista para los
próximos seis años) no puede ser tomada únicamente por el Ejecutivo
Nacional: el Congreso de la República debe considerar como de interés
nacional esa materia y pronunciarse, ya que, en última instancia, el
financiamiento, cualquiera que sea la vía escogida, requerirá el concurso
del Poder Legislativo, bien sea por la reforma legal o bien por el crédito
público.
La Perspectiva Petrolera Mundial
Si bien en estos momentos el mercado petrolero acusa cierta debilidad
en cuanto a precios -atribuido en alguna medida a la indisciplina manifiesta de algunos miembros de la OPEP, pero también a causas estacionales y
de bajo crecimiento de la economía de los países industrializados-, todos
los indicios conducen a esperar que entre el mediano y largo plazo, hacia
mediados de la década, el mercado se fortalecerá y los precios se recuperarán a niveles comprendidos entre 18 y 20 dólares el barril promedio. Entre
los factores y razones que se mencionan para tal pronóstico están los siguientes: la demanda mundial de petróleo aumentará sostenidamente los
próximos años a una tasa de 2,5 por ciento anual; los países que tienen
reservas probadas amplias de petróleo están contados (no se preveen nuevos socios importantes en el club del petróleo) y la mayoría están en la
OPEP o ajustan sus políticas petroleras a las decisiones de esta organización; los costos de exploración y desarrollo en petróleo son crecientes y se
requieren precios en alza para compensarlos; el consumidor mas grande
de petróleo en el mundo, Estados Unidos, tiene reservas insuficientes para
sostener una producción como la actual y recurrirá cada vez más a la
importación para cubrir sus necesidades.
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En ese escenario relativamente favorable, la posición venezolana está
en un rango intermedio. Tiene reservas para 80 años, al ritmo actual de
extracción, sin contar las de la Faja Petrolífera del Orinoco; puede elevar
su potencial en el mediano plazoa 3 millones de bId, incluyendo la ampliación de la capacidad de refinación; tiene posibilidades de mejorarsu
balance energético, tanto interno como externo, en base de carbón, gas
natural, hidroelectricidad, bitúmenes y otros medios. Se requiere, sin embargo, la diversificación de su dieta energética doméstica, con economía
de petróleo, y la de su paquete de exportaciones. En todo caso, este país
seguirá siendo un país petrolero (ojaláque lo sea también petroquímico y
carbonífero) por el resto del siglo y parte del próximo.
"Revista Bohemia".-Caracas, 16al 22 dejulio de 1990; pp. 8-11
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MAS ALLA DE LA CRISIS DEL
GOLFO PERSICO
Hacemos votos por la solución pacífica del conflicto desencadenado en
el Medio Oriente. Se le ha llamado la guerra del petróleo. En verdad el
petróleo está"en el centro del escenario, aunque otros intereses pudieran
formar parte de la explicación de esta crisis. No es de nuestra competencia
analizar la geopolítica de estos sucesos. Sólo intentaremos anticipar las
consecuencias económicas del drama centrado en el Golfo Pérsico, particularmente las que van a afectar a Venezuela, en el corto y el mediano
plazo.
La Vulnerabilidad Estratélica de Estados Unidos
Se ha puesto de manifiesto la dependencia sustancial de los EE.UU.,
con respecto al suministro externo de petróleo. Más del 50 por ciento de
su consumo de esta materia tiene que ser importado. De ese 50 por ciento,
por ahora ocho millones de barriles diarios, poco más de la mitad procede
del Medio Oriente. Los suplidores inmediatos, por la cercanía geográfica
y la relación económica, son Canadá y México, ambos con tendencia declinante en su potencial de exportación, en virtud del aumento de su consumo interno. En América del Sur el exportador de mayor significación es
Venezuela, con un potencial a corto plazo de 2.200.000 barriles diarios
(500.000 bId sobre lo que exporta actualmente, o antes del conflicto). El
Mar del Norte tiene un potencial declinante, lo mismo que Europa Oriental
(inclusive la URSS). Europa en conjunto, Japón y la mayor parte del Tercer Mundo son vulnerables a las contingencias petroleras. Países no ubicados en el Medio Oriente tampoco pueden cubrir la brecha que deje la
exportación de esa región con respecto a la demanda mundial.
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La Crisis Potencial de Energía
Una estimación burda permite apreciar que la oferta potencial de petróleo en el mundo excede a la demanda efectiva en ocho millones de barriles
diarios. En situación normal el aumento de la demanda se cifra en 3 por
ciento anual, aproximadamente 1.800.000 bId. En el supuesto de que no
aumente el potencial de oferta los próximos años, el excedente actual se
utilizaría a la vuelta de cinco años. A partir de ese momento (1995) se
abriría una brecha de producción y los precios se levantarían en curva
ascendente de, por lo menos, 45 grados. En un período de cinco años,
mediano plazo, la posibilidad de sustitución de petróleo por otros medios
energéticos es muy moderada, como también lo es la posibilidad de economizar energía por distintos medios. Tendría que haber una recesión económica grave para abatir sensiblemente el consumo.
La Carga del Conflicto para Estados Unidos
El peso decisivo del bloqueo militar a Irak/Kuwait lo ha llevado Estados Unidos, en su carácter de gendarme del mundo (sin cónnotaciones
Este/Oeste ahora). No podemos estimar el costo de esa acción, de complicada y exigente logística directa e indirecta; pero la escala debe estar en
las decenas de miles de millones de dólares. Arabia Saudita, posiblemente, contribuirá al financiamiento de esa operación; aun así, la carga norteamericana incidirá en el déficit del presupuesto de Washington -ya de por
si elevado- y en la balanza de pagos de EE.UU. Esto tiene por consecuencia el empeoramiento de las condiciones de la economía norteamericana,
propensa a la recesión y a la inflación. El dólar se debilitará y probablemente las tasas de interés subirán. La perspectiva económica tampoco es
bonancible para Europa y el Japón, mucho menos para el Tercer Mundo.
No es dificil el pronóstico de un deterioro de la economía mundial.
El Alza de los Precios del Petróleo
Aun sin conflicto, tiene que darse por descontada el alza del petróleo en
los próximos años. Con el conflicto esa probabilidad se hace mayor. Puede ser que en la emergencia los precios alcancen a 30 dólares el barril:
habrá seguramente un reajuste posterior, pero nunca hasta el nivel del 16 a
18 dólares preconflicto (para Venezuela 14 15 dólares). El alza es indispensable para hacer económicamente posible la inversión necesaria con el
ó
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objeto de ampliar el potencial de producción. Según la experiencia, el
nivel al que se puede llegar, más allá de la crisis del Golfo Pérsico, estaría
comprendido entre 20 y 23 dólares el barril. No está descaminada la OPEP
al fijar un precio-guía de US$ 21 el barril. Un precio demasiado elevado
golpearía a la demanda, estimularía la inflación y acercaría a la economía
mundial a una recesión. El petróleo es todavía un elemento estratégico de
paz y de guerra.
La Unidad y la Vi&encia de la OPEP
No cabe duda que la unidad de la OPEP puede resultar resquebrajada
en este conflicto. Siempre ha sido algo frágil, ya que algunos de los socios
quebrantan sistemáticamente las decisiones de la OPEP en cuanto a techo
de producción y cuotas asignadas. Kuwait es uno de ellos. No existen
mecanismos dentro de la organización para hacer respetar las decisiones.
Irak pretendió ser el gendarme de la OPEP por medios no aconsejables.
La propia unidad del mundo árabe queda fracturada con la crisis del Golfo
Pérsico. No hay tampoco unidad del mundo islámico. Hay intereses estratégicos, nacionales, de poder. Hay alineaciones en pro y en contra de
Estados Unidos (y de Occidente). Si la OPEP sobrevive a esta experiencia
-muy diferente a la de 1973 y 1979- tendrá que modificar el sistema de sus
relaciones internas y sus mecanismos de regulación. Los adversarios de la
OPEP -y de toda regulación del mercado, desde el punto de vista de los
países exportadores- han cobrado impulso. Hay que decir, sin embargo,
que sin la OPEP la crisis potencial del petróleo se acentuaría.
La Causa de Kuwait frente a Irak
El principio de la soberanía y la audotenninación de las naciones es
fundamental en el sistema de las relaciones mundiales. Este principio ha
sido violado reiteradamente por los Estados Unidos y la Unión Soviética.
El tratamiento al respecto es discriminatorio: frente a Grenada y Panamá
el mundo no manifestó su ira. Lo ha manifestado en el caso de Kuwait.
Vale la pena citar al comentarista de la UPI, señor Richard Gross, en su
artículo intitulado «La Guerra Parece Inevitable» (El Nacional, Caracas,
'19.08.90) quien expresa: «Washington, a instancias de la exiliada familia
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Al Sabah, propietariade Kuwait, tomó las riendas del control...» (subrayado nuestro). Es una sinceración de la situación. La familiamencionada
es el gobierno de Kuwait, propietariade sus recursos, de los que ha dispuesto a su arbitrio. No ha importado el pueblo kuwaití.
La Posición de Venezuela
Nos interesala posición de nuestro país en esta coyuntura. Somos un
país petrolero; seguiremos siéndolo, por lo menos, en los próximos diez o
quinceaños. La situación estratégica del petróleo venezolano es valiosa;
debe serlo en primer lugar para nosotros. No nos interesaespecularen la
emergencia, ni satisfacerrequerimientos transitorios de abastecimiento incondicionalmente. Lo deseable es quela OPEPfije losmárgenes y oportunidades de la producción suplementaria, de manerajusta. Dentro de ese
marco genérico, Venezuela tiene derecho a ejercer sus facultades de proveedor de petróleo a sus clientes, en'proporciones convenientes, sin dejar
de considerarlos pequeños clientes latinoamericanos y del Caribe. Venezuela debe exigira los EE.UU. una compensación por el suministro seguro, en todo tiempo, de petróleo: no solo el preciojusto, sino también un
tratamientoequitativo para el accesode exportaciones venezolanas no petroleras a su mercado. También un tratamiento justo en el problemade la
deuda.
El Destino de los Ingresos Adicionales
Es bastante dificil calcular la magnitud de los ingresos extraordinarios
que podamos obtenerpor el alza del petróleo y el incremento del volumen
de exportaciones. Esteaño podrían ser 2.000millones, más o menos. Este
ingresono modifica sensiblemente la situación económica del país. Nuestro problemacapital no es el dinero -contodo lo importante que es- sino el
cambioa fondo de la estructuraeconómica y social. Hay que serjuiciosos
con el ingreso adicional.
"Revista Bohemia".- Caracas, 3 al9 de septiembre de 1990; pp. 4-7
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LA PRrVATrZACION DE LA
KNDUS'i'RIA .?ETROLERA
El mayor y más atractivo campo de la inversión para el capital privado
es, sin duda, la industria de los hidrocarburos (petróleo y sus derivados,
gas natural, petroquímica). La llamada crisis del Golfo Pérsico -que tiene
la significación de una tercera crisis energética en los últimos veinte añosha puesto a valer el petróleo, que hasta el mes de julio, inclusive, estaba
algo decaído. Este valor del petróleo se manifiesta, de inmediato, en los
elevados precios que se ofrecen en el mercado emergente: entre 25 y 32
dólares el barril; y en la exigencia perentoria, diríamos que conminatoria,
de una producción adicional de cuatro millones de barriles diarios, para
cubrir la temporal ausencia del petróleo de Irak y Kuwait. Esta producción corre a cargo de los que pueden: Arabia Saudita, E.U.A., Venezuela
y otros; están los que pueden, pero no quieren, como Irán. La OPEP, en
reunión casi forzada, dio luz verde a la producción sustitutiva: es voluntaria, no obligatoria. Para Venezuela, particularmente, el valor estratégico
del petróleo aumenta, tanto a corto como a mediano plazo, por su potencial
existente y el que pudiera obtenerse, por su situación geográfica en medio
del continente americano, por su estabilidad política y por su relación histórica con los mayores consumidores de petróleo, en primer lugar Estados
Unidos, pero también Canadá y Europa Occidental. En virtud de estas
circunstancias y condiciones, Venezuelaestá en la ruta de los inversionistas
extranjeros de petróleo y gas: interesa a las transnacionales ya los gobiernos.
-Producir Para Invertir, Invertir para Producir.
- Lógicamente, buena parte del financiamiento necesario para aumentar
el potencial petrolero y gasífero debe originarse en el propio negocio. Para
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elloes indispensable que los precios se mantengan por encimade 20 dólares, lo que no es seguro: depende de la solución del conflicto en el Golfo
Pérsico. Nadiepuede confiaren que la situación deemergencia se prolongue más esteaño; es probable queelpróximo año hayaquereajustarhacia
abajo la producción de petróleo. En todo caso, quedará la convicción de
que Venezuela es una fuente estratégica de petróleo y gas, algo así como
una reserva de los países industrializados, en primer lugar Estados Unidos, que conviene mantener en buenaforma. Para ello se requieren inversionesy precios de estímulo. PDVSA exige que buenaparte, si no la totalidad de los ingresos extraordinarios del petróleo se destine a financiar la
expansión del negocio. Para elevarel potencial hasta 3,5 millones de bId
en 1994ó 1995 se necesitan 8.000 millones de dólares a losprecios actuales. Se piensaque el potencial debe aumentarse hasta cuatro millones de
barrilesdiarios y que,conlos programas de refinación y de procesamiento
de los petróleos extrapesados del Orinoco, las inversiones se elevarían a
20.000 millones de dólares los próximos cinco o siete años. Este es el
círculo: producir para invertir, invertir para producir, todo en el propio
negocio.
-El Triple Interés de la Inversión Extranjera
- Venezuela podría, ciertamente, prescindir delfinanciamiento extranjero para la expansión de la industria petrolera: para ellohabría que moderar las metas, o proyectarlas a más largo plazo; o se tendría la opciónde
asignar más recursos a PDVSA, con sacrificio fiscal, lo que significaría
menores ingresos del presupuesto para necesidades económico/sociales; o
mayor récurrencia o préstamos internacionales no destinados al petróleo.
Gobiernos y transnacionales (esencialmente Estados Unidos) tienen interés en que PDVSA se abra a la inversión externa, por varias razones:
primero, para participaren la orientación y ejecución de los programas y
proyectos; segundo, para asegurar, de ciertomodo, el accesoal potencial
petrolero venezolano «desde adentro»; tercero, por supuesto, porque el
petróleo es y será un excelente negocio. Por su parte, el gobierno venezolano (quetienecomo instrumento estratégico a PDVSA) tienesus razones:
la confiabilidad de los socios históricos necesita como garantía especial la
participación directay efectiva en el manejo de la fuente; hay que minimizar los recursos que se asignen a PDVSA para poderdisponer de mayores
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recursos para la recuperación económica del país; por último; y no menos
importante, hay que demostrar a los inversionistas extranjeros en general
que Venezuela está dispuesta a ser campoabiertode inversión inclusive en
la propia industriamatriz, como lo es la de petróleo, gas y petroquímica.
- Los Limites de la Nacionalización
- Hace quince años se discutíasobreel artículo5 de la Ley que Reserva
al Estado la Industriay el Comercio deHidrocarburos. La tesis oficialista
era la de que es conveniente dejar una puerta abierta para casos excepcionales en que fuese de interés la asociación con capitales privados en el
ejercicio de las actividades quese reserva el Estado, o sea, segúnel artículo 1°de la Ley: exploración, explotación, manufactura o refinación, transporte y almacenamiento, comercio interior y exteriorde las sustanciasexplotadas y refinadas: petróleo, asfalto y demás hidrocarburos. El consabidoartículo5°permite que «encasosespeciales y cuando así convenga al
interés público, el Ejecutivo Nacional (o losentescreados para cumplirlos
objetivos de la Ley) podrán, enel ejercicio de cualesquiera de las actividades señaladas (enel artículo 10,MZ), celebrarconvenios deasociación con
entesprivados, con una participación tal quegarantice el control por parte
del Estado con una duración determinada». El Congreso de la República
autorizará previamente esos convenios dentro de las condiciones que el
mismo fije. En su oportunidad, el Dr.Gonzalo Barriosllamó al artículo 5°
«el salvavidas».
El Presidente Pérezha dicho que no existe el propósito de modificar el
artículo5°para abrir paso a la inversión privada(extranjera). Este artículo establece a juicionuestro, tres restricciones: l- la excepcionalidad de los
casos en que los convenios previstos debancelebrarse; II-la preservación
del controlpor partedelEstado(a travésde sus entesoperativos, PDVSA)
lo que significa que el inversionista extranjero tendría una participación
minoritaria en los convenios (no siempre esta condición garantiza que el
control lo retiene el socio mayoritario); III-la autorización del Congreso
Nacional, que no se limitará a impartirsu aprobación sino que debe fijar
las condiciones genéricas de la asociación.. En aspectos puramente de estrategia, el Estadonodebecelebrarconvenios de asociación que afectensu
control absoluto sobre las áreas de exploración, extracción y refinación de
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los hidrocarburos; puede celebrarlos, si son específicamente convenientes, en otras áreas de procesamiento, industrialización o relacionadas
derivativamente con las fundamentales. En particular sería conveniente la
asociación condicionada en desarrollos tecnológicos y comerciales que
permitan el aprovechamiento de los bitúmenes de la Faja del Orínoco. En
todo caso, parece que hay un debate en puertas sobre esta matería, que
hasta ahora no ha sido bien precisada.
- La Privatización de la Industria Petrolera no se Justifica
-Si se aplican a la industria petrolera los criterios establecidos, o argumentos expuestos, para la privatización de empresas del Estado, no cabe
duda de que ésta no se justifica. Lejos de hacer incurrir en pérdidas fiscales, es la base de las finanzas públicas y de la economía exterior del país;
lejos de ser manejada con deficiencia, se presenta como modelo de alta
gerencia; lejos de ser una actividad accesoria o circunstancial, es una
industria básica y estratégica. El acto nacionalizador canceló una penosa
etapa en la vida venezolana: la concesionaria, la del dominio de los consorcios transnacionales que constituían un enclave neocolonial. Con la
proyección que ahora tiene el negocio petrolero -para veinte o veinticinco
años- la escasez de financiamiento no puede ser una razón válida para la
privatización, siquiera parcial, de esta industria. Una reinversión de US$
2.000 anuales los próximos cinco años permitiría alcanzar las metas racionales de expansión de la industria petrolera, sin endeudamiento ni participación foránea.
"Revista Bohemia"> Caracas, 24 al 30 de septiembre de 1990; p. 64-67
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PETROLEO Y CONFLICTO
El petróleo es una materia conflictiva, sin duda. Nadie puede desconocer que en la base del conflicto del Golfo Pérsico esta el empeño estratégico
de controlar las principales fuentes y reservas de petróleo. También es cierto que Estados Unidos tiene evidente interés en mostrar y demostrar su
poderío militar, cuando estima que ya no tiene émulo en el mundo. Venezuela, como país petrolero, no puede marginarse del problema. En alguna
parte su petróleo proporciona energía para la maquinaria económica y militar de Estados Unidos. Por ello ese país tiene interés en los recursos petroleros venezolanos, en el presente y en el futuro previsible, mientras el petróleo sea el principal medio energético utilizado.
Venezuela tiene una experiencia de más de setenta años en matena de
petróleo. Ello le permite, pero también la obliga, a la preservación, fomento y defensa de sus propios intereses. No debe, por tanto, adoptar una
posición pasiva en el desenvolvimiento de la estrategia petrolera mundial.
Se ha dicho hasta la saciedad que no puede obnubilarse por la afluencia
extraordinaria y transitoria de ingresos petroleros generados en la emergencia. Los precios pueden llegar a niveles muy elevados, pero en algún momento cercano pueden caer verticalmente. Así .mismo, la demanda de petróleo puede aumentar considerablemente, no porque la economía mundial, en trance de recesión, lo requiera, sino porque actúan otros factores y
circunstancias que perturban temporalmente al mercado. En virtud de ello
no es conveniente dejarse llevar simplemente por el sentido de la oportunidad para vender petróleo, sino que hay que ponderar las ventajas y las
desventajas de atender pedidos eventuales, que una vez pasada la emergencia desaparecen. Quiero indicar con esto que no hay que agotar en estos
momentos la capacidad máxima de extracción y refinación de crudo, sino
una proporción no muy superior a la que se determinaría en un mercado de
crecimiento normal. Por ejemplo diría que el volumen promedio de expor-
39
tación esteaño nodebeexceder de 1.900.000 barrilesdiarios. Y no hay que
pensar que habrá escasez de petróleo en el mundo, porque las reservas
comerciales y estratégicas enpoderde lospaíses industrializados, principalmente Estados Unidos, son muy elevadas.
Sinduda,el valorestratégico a corto,mediano y largoplazode los recursos petroleros venezolanos aumenta. Esto crea problemas de seguridad,
pero tambiénpermite negociar objetivamente, para la estabilidad futura de
nuestros mercados y para abrir camino a las exportaciones diferentes del
petróleo. Es igualmente importante para escoger entre las inversiones extranjeras que serán atraídas a nuestropaís, aquellas que nos permitan balancear nuestra economía y mejorar las condiciones socioeconómicas generales. En la situación que resulte delconflicto no será comoen el pasado
inmediato, que se consideraba beneficiosa cualquier inversión, sino que
Venezuela podránegociar con basemasfirme y mejorsentido de la oportunidad y de la necesidad, las inversiones más significativas que se ofrezcan.
Pareceexistiracuerdogeneral enque los ingresos adicionales del petróleo -diría por encimade 18 dólares el barril- sean represados en un fondo
especial, con doblefunción: anticoyuntural y de desarrollo. Opino que la
formación y la operación de esefondo deben ser objetode una leyespecial,
para evitar que las presiones de distinto carácter inclinen al gobierno a su
utilización improductiva o ajena al desarrollosociaI. La ley sugerida no
debería ser reglamentista, sino normativa, para no restar impropiamente
facultades delEjecutivo ni flexibilidad a la políticaeconómica. Pero la materia es de suficiente importancia comopara ameritarsu consideración por
el Congreso.
Una vez más se ponede manifiesto que la primeraprioridad económicosocial es la seguridad de abastecimiento de bienes de consumo esencial, y
ellosólopuedeser logrado mediante la propiacapacidad productiva, sobre
una baseagrícola estable y progresiva, y una industria integrada a los recursos naturalesdel país. Esta es la esencia de unaestrategia de supervivencia.
"El Nacional".- Caracas, 22 de enerode 1991; p. A-4
40
EL REGIMEN FISCAL PETROLERO
La reforma de la Ley del Impuesto Sobre la Renta -sancionada por el
Congresode la República- asimilalas empresaspetrolerasque se constituyan con participaciónde los entesestatalesde la industriapetrolera nacional, a los contribuyentes ordinarios que sean personasjurídicas, en cuanto
a la aplicaciónde la tarifatributaria. Ellosiemprey cuandose cumplan las
condiciones establecidas en el artículo 5° de la Ley, que Reserva al Estado
la Industriay el Comercio deHidrocarburos, adicionadas con las explícitamenteseftaladas en la propia reforma, Los supuestosson de que el control
pueda ser ejercidopor entes de la industriapetroleranacional,que contribuyan a la explotación y desarrollo de nuevas áreas dificiles, o no convencionales, de los recursos de hidrocarburos, con nuevas tecnologías y la
conquistade nuevosmercados, entreotrosobjetivos. Las asociaciones respectivas tienenque ser aprobadas por el Congreso. Ejemplo de estas es el
proyecto Cristóbal Colón, para explotar y licuar gas en el Golfo de Paria
con destino al mercado exterior. Se ofrece un incentivo a la inversión
privada para su incorporación en el negocio petrolero, mediante la disposición que permiteaplicarlela tasa impositiva de 30 por ciento,en lugar de la
de 67 por cientoaplicablea la industriapetroleranacional. De este modo,
la propia industria del Estadotiene la posibilidad de disfrutar de un tratamientofiscal más ventajoso, siempre y cuandose asocie con capital privado en las condiciones establecidas en las leyes.
Está a puntode iniciarse una nuevaetapa en la evolución de la actividad
petrolera venezolana. Los pronósticos coinciden en que los hidrocarburos
comandaránel balanceenergético mundial durante tiempoconsiderable, y
que conviene prepararsepara aprovecharesa perspectiva. Venezuela paseé
recursos de esta naturaleza, más que todo pesados y extrapesados, cuya
explotación comercial exigeapreciables inversiones y esfuerzos, tanto en el
área de la extraccióncomoen las de procesamiento y transporte. La tecno-
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logia venezolana ha creado un nuevo producto del petróleo, orimulsión,
viable en el mercado. Sin embargo, existe un campo muy ampliode oportunidades de desarrollo tecnológico y comercial de petróleos pesados y
extrapesados qüe no deben subestimarse. Es aquí donde la incorporación
de capital privadopuedeser útil siempre y cuando se haga en condiciones
concordantes con el interés nacional.
Las opciones de financiamiento de las nuevas inversiones en petróleo
son básicamente cuatro: con recursos propios, en asociación con intereses
privados,contratosque impliquen entregaen especie a futuro de productos
obtenidos, o endeudamiento externo. A mi juicio la opción más deseable
sería la primera y la menos deseable la última. No obstante, la industria
petroleranacional tienequeatender el requerimiento fiscal, ya queel presupuesto del Estadocontinúadependiendo delingreso petrolero, y será asíen
el futuro previsible. Ellosignifica quedentrode las limitaciones de la producción y 'el mercado, no dispone de suficientes recursos para el
autofinanciamiento totalde la inversión planeada. Esta se estimaen 40.000
millones de dólares para los próximos cinco o seis años. Puede y debe
someterse a rigurosa revisión, desde diferentes puntos de vista, el plan de
inversiones, para evitar las que no estén bien fundamentadas. Dentro del
propiogobierno hay dudasal respecto, queconviene despejar. Hay quienes
sustentanla tesisde que la inversión planeada es imprescindible si se quiere
mantener el potencial de producción, refinación y comercialización en situación de eficiencia o "competitividad". En todo caso, siempre hay que
considerar la alternativa deasignarmayores recursos a la industria petrolera
o al FiscoNacional.
La reformade la Leyde ISLR en cuantose refiere al régimen tributario
petrolero, puedey debeser una coyunturapara considerarla necesidad de
establecer un régimen integral de asignación del excedente petrolero entre
la propia industria y el Fisco, dentro del cual, definida una estrategia de
desarrollo nacional, puedaimplementarse un modelo operativo para la asignaciónóptimade aquelexcedente. Esto supone que el costode la industria
sea el mínimo posible; supone también que los costos de oportunidad
(financiamiento delgasto público e inversión petrolera) sean bien detenninados y ponderados. He aquí la materiade un gran debate nacional.
"El Nacional".-Caracas, 20 de agosto de 1991; p. A~4
42
LA DECLINACIÓN DEL PETRÓLEO
La perspectiva de corto plazo del negocio petrolero no es favorable.
Hay indicios de que comienza un movimiento de declinación de los precios, no obstante que en los países del norte, mayores consumidores de
petróleo, transcurre la estación invernal cuando la demanda de combustible para calefacción y otros fines debe aumentar sobre el promedio anual.
La demanda es débil, entre otras causas porque las economías
industrializadas, principalmente la de Estado Unidos, sufren una recesión
económica o una moderación de la actividad y los pronósticos de recuperación para los próximos meses son muy cautelosos o francamente pesimistas. Persisten, además, los designios de sustitución de petróleo por otros
medios energéticos: electricidad y gas en los automóviles, por ejemplo. Por
otra parte, la oferta de petróleo tiende a aumentar: la OPEP está produciendo casi 25 millones de barriles diarios, bastante por encima del techo
de 23,6 millones acordado en noviembre de! año pasado; algunos de sus
miembros (Irán, Emiratos Arabes, la propia Arabia Saudita) presionan
hacia un techo mayor; Kuwait quiere hacer efectiva rápidamente su cuota
ordinaria e Irak reclama un mejoramiento de la cuota de castigo que le ha
sido impuesta. Como contrapartida, la producción de la ex Unión Soviética apenas alcanza a cubrir sus necesidades internas y hay muy poco para
la exportación.
Los precios acusan la situación de debilidad del mercado: el precio de
referencia de la OPEP es de 21 dólares el barril; el precio de mercado cerró
el año pasado al nivel de 18,65 y actualmente está algo por debajo de éste.
En particular, el precio de la cesta de exportación venezolana, estimado en
19 dólares a efectos fiscales, en lo que va de enero no llega a 15 dólares. El
volumen de exportación ha sido fijado en 1.950.000 bid Y el gobierno ha
decidido reducirlo en 50.000 bid, con un efecto más que todo psicológico
en e! mercado, pero inefectivo. Se requiere que la OPEP en su reunión de
febrero próximo tome la decisión de reajuste e! techo de producción, por
43
ejemplo a 23 millones de bId, locual tendríaun efectosensible en cuanto a
la recuperación de los precios. Venezuela deberia tornar la iniciativa al
respecto, en lugar de tornardecisiones aisladas.
La estimación presupuestaria de ingreso petrolero para este año; a base
de 19 dólares el barril, ya parecíaexagerada a fines delaño pasado; ahora
no cabe duda de que fue injustificadamente optimista. Se saldría de esta
coyuntura relativamente bienlibrados si el preciopromedio que se alcance
en el año estuvieraen losalrededores de 1Tdólares. Aún así, se sufriria un
descenso de ingreso del presupuesto con respecto a los previstos. Declaracionesde funcionarios oficiales competentes pretenden crear la convicción
de que existenprevisiones para enfrentarla contingencia, inclusive recursos de tesoreriay reservas de 800 millones de dólares en el Fondode Estabilización Macroeconómica, cuya existencia, al parecer, algo ignorada,
cobra nuevo vigor, sólo que para utilizarlo en cubrir una brecha presupuestaria y no para fortalecerlo. Si la caída del petróleo fuese muy considerable -por debajo de 17dólares-la brechaseriabastanteancha;en cuanto a balanzade pagos, por cada dólarque bajeel precio, manteniéndose un
volumen de exportación de 1.950.000 bId la pérdida de divisas seria del
orden de 700'millones al afio, pocomenos de lo que se dicetieneel Fondo
de Estabilización Macroeconómica. La situación podria ser de verdadera
gravedad.
La presente coyuntura débil del negocio petrolero obliga a una seria y
serena reflexión nacional en torno a nuestrofuturo comopaís petrolero y,
general, sobre lo que debemos hacer en lo que resta de siglo. No puede
confiarse alegremente en que el petróleo seguirá sosteniéndonos sin que
realicemos esfuerzos para construiruna economía equilibrada, progresiva
y autosostenible. El petróleo puede ayudar en este camino, pero no puede
sustituir el esfuerzo de desarrollo que es menester, sin pausa, para enfrentar el riesgo de colapsoen el largoplazo vinculado a la dependencia absoluta con respecto al petróleo. En este afio no se ha apreciado mucho progreso en ese empeño; más aún: el propioempeño está disperso, carentede
organicidad y de orientación.
"El Nacional".-Caracas, 21 de enero de 1992; p. A-4
44
PETRÓLEO Y DÉFICIT
La industria petrolera venezolana ha llegado a un punto critico, en que
es indispensable tomar decisiones fundamentales para resolver problemas
de corto, mediano y largo plazos, sin lo cual la capacidad de esta industria
para generar ingresos de magnitud considerable declinará en un tiempo no
mayor de cinco años. Hay necesidad, según se informa, de hacer inversiones para mantener el potencial existente y no se dispone de fondos propios
suficientes para ello. PDVSA ha venido endeudándose en moneda extranjera en un monto que ahora alcanza a US dólares 5.000 millones y también
en moneda nacional. Este medio de obtener recursos es inconveniente,
sobre todo cuando el crédito es de corto plazo, de lo cual tenemos una
experiencia nefasta en el país. Parece que después del 04 de febrero de este
año la facilidad crediticia para PDVSA -y seguramente para las demás
empresas del Estado y para las privadas- ha disminuido y las condiciones
del crédito se han endurecido, razón adicional para no continuar endeudándose. Ello obliga a buscar otros medios y modos de financiamiento.
La evolución de los precios del petróleo -abstracción hecha de causas
estacionales o accidentales ..es bastante pausada, en la vecindad de un promedio de US dólares 15 por barril. Esto, junto con la limitación casi rígida
de la cantidad de producción, determina una suma de ingreso con escasa
perspectiva inmediata de aumento significativo. Por otra parte, el costo
total de la actividad petrolera venezolana ha venido aumentando por varias
razones: algunas técnicas; otras económicas, otras sociales. La consecuencia es que el excedente de ingreso o de explotación se ha estrechado, lo
que castiga simultáneamente al Fisco Nacional y a la propia industria: al
primero, porque el volumen de ingreso real en bolívares procedente de la
fuente petrolera se estanca o disminuye, aunque, por el artificio de la deva-
45
luación monetaria, los bolívares fiscales se incrementen; a la industria,
porque el margen que le queda, cubiertos los costos y cumplidas las obligaciones fiscales, es insuficiente, cada vez más, para atender las exigencias de la inversión. Dentro del problema básico del relativo estancamiento del ingreso, se inscribe el problema del reparto entre el Fisco y la industria. Aquel depende cada vez más del ingreso petrolero y es renuente a
permitir un mayor excedente disponible para la industria.
Lo anterior revela un transfondo inquietante en lo cual está implicado el
déficit fiscal; pero también el destino de la industria. El gasto público
tiende a aumentar, más en términos nominales que reales, mientras que las
aportaciones tributarias internas no alcanzan a cubrir la brecha entre ese
gasto y el ingreso petrolero. La devaluación no hace sino agravar el problema; también el endeudamiento público lo agrava, porque la deuda hay
que pagarla junto con sus intereses. El gobierno toma alrededor de un 85
por ciento del excedente petrolero y se resiste a tomar medidas para reducir esa participación. El riesgo parece ser que dentro de algún tiempo, el
propio excedente petrolero se contraerá en términos absolutos.
La solución a la mano para la aguda insuficiencia de ingreso neto disponible en la industria, consiste en la reducción progresiva de los llamados
valores fiscales de exportación (un anacronismo de la época concesionaria).
Otra solución, que no excluye la primera, es la celebración de contratos
operativos con empresas privadas, algunos de los cuales ya están en marcha. Quizás estos medios, junto con una estricta economía de costos, podrían aliviar las dificultades actuales de la industria; pero están planteados otros problemas de mediano y largo plazos, que tienen que ver con el
futuro de la actividad petrolera en Venezuela, en escenarios prospectivos
que alcanzan a los primeros años del siglo XXI. Es con relación a este
horizonte que deben tomarse decisiones importantes sin tardanza, pues los
procesos básicos de inversión se desenvuelven en períodos largos y tienen
su oportunidad.
Los analistas de PDVSA son optimistas con respecto al negocio petrolero en una perspectiva de diez o más años. Estiman que hay margen en un
mercado potencial futuro para una expansión de la producción, aun manteniendo una cuota de 10 por ciento en el volumen que corresponda a la
OPEP. Los precios reales del petróleo podrían seguir una trayectoria 010-
46
deradamente ascendente. Dicen que existen reservas convencionales para
.ampliarel potencialde producción y que es posible, bajo ciertas condiciones, incorporar al cuadro de explotación las reservas extrapesadas de la
faja del Orinoco. No tengo elementos de juicio para admitir o negar esas
posibilidades. La economía mundial está ensombrecida por la recesión y
otros fenómenos. El adelanto tecnológico parece- conspirar contra el consumo de petróleocomo medio energético. El riesgode ampliar el potencial
de producciónpara continuaren el mismo esquemade exportación de productos del petróleo,con bajo valor agregado, es considerable. Hay necesidad de una consulta nacional calificadapara tomar decisiones al respecto.
También hay necesidad de una solución estructural del problema de las
finanzas públicas. Es hora de grandes decisiones.
"El Nacional".-Caracas, 27 de octubre de 1992;
p. A-4
47
EL NUEVO ENCLAVE
En la época petrolera concesionaria en el país se consideraba a la economía como formada por dos grandes sectores estructurales: el de la explotación de petróleo, bajo el control del capital extranjero; y lo que se
llamaba, -en términos entre peyorativos y acomodaticios, el "resto de la
economía". Elsector petrolero funcionaba comoun enclave; es decir,como
un mundo aparte, incrustado en el territorio nacional, vinculado esencialmente con el exterior, cuyas únicas relaciones con el país consistían en la
compra de fuerza de trabajo de menores rangos de calificación, aprovechamientode los recursos del subsuelo y pago de menguados impuestosal
Estado. Ese enclavetenía sus propias normas, una balanza de pagos particular, un tipo de cambioespecífico y en casi todo se comportaba como un
Estado dentro del Estado.
Guardadas las debidas distancias, los tiemposy las circunstancias diferentes, la economía venezolana actual -y, hasta cierto punto, la sociedadtiene características asimilables a las de la época rememorada. Existe un
circuito de transaccioneseconómicas, de fenómenos particulares, de comportamientos diferenciados de los del resto del país, que se ha puesto
de relieve en las apreciaciones del ministro de Cordiplán, Dr. Ricardo
Hausmann, quien califica lo que ocurre en ese circuito o enclave como un
«auge técnico»de la economía. En efecto,segúnlos indicadores utilizados
por Hausmann, está en curso un proceso de crecimiento a tasas excepcionales en el mundo actual: entre.8 y 9 por ciento. Este crecimiento se
sustenta en la inversión privada, en buenaparte extranjera, que no ha cesado de aumentar no obstante la inestabilidad política y social, y aun la
incertidumbre económica, que se evidencia este año. También aumenta el
consumo, lo que permite señalar que la demanda efectiva global está
48
ampliándose. La gentecompramás alimentos, automóviles, vestidos, viaja
más, se divierte, juega en los hipódromos cantidades importantes, plena
las salas de espectáculos costosos y losbaresy comedores de los restoranes
caros. Es un tiempo de euforia, de vuelta a la buena vida, pasados los
tiempos dificiles y los vaticinios oscuros.
Bien es verdad -segúnse reconoce en los medios oficiales u oficiososque otros indicadores convencionales no muestrantan buenos signos. El
déficit fiscal se sitúa en niveles .impresionantes y sin precedentes; con el
agravante de que no se reconoce todo el déficit existente: hay una parte
subyacente, sumergida, clandestina, que presionapor su reconocimiento.
La balanza de pagosen cuentacorriente, del país (expresión básica del
sector externo) registra déficiteste año, por el estancamiento de la exportación y el desbordamiento de la importación, además de la fuerte y crecientecarga de intereses de la deudaexterna. El tipo de cambiose mueve
al alza, con ritmoextraordinario los últimos días de octubre; y obliga al
Banco Central a una actuación especial para intentar detener o suavizar
ese movimiento. Mientras tanto,el sistemafinanciero acusa agudas insuficienciasde liquidez y las tasas de interés en general ascienden extraordinariamente, lo que hace moderarla demanda de créditos para la producción
y el consumo, pero no detiene el impulso inflacionario. No es necesario
hablar de lo queocurrecon la industria petroleranacional, suficientemente
conocidoy que agrega un elemento más preocupante al cuadro adverso.
El nuevoenclave caracterizado por Hausmann tiene un comportamiento contrapuestoal del "resto de la economía". Mientras se venden sin demora oficinas y apartamentos deelevados precios, al contado, y automóviles de últimos modelos, sofisticados, y las grandes empresas acusan ganancias sustanciales, la agricultura acusa quebranto, la vivienda social y
de clase media apenas se construye, los niños padecen hambre en las
anchas franjas de pobreza crítica, escuelas y hospitales se deterioran, reaparecen enfermedades de la miseria y el atraso, centenares de miles de
buhoneros se apoderande avenidas, callesy plazas bajo la persecución de
la Policía, se denuncian hechos de corrupción en cifras multimillonarias, el
gobierno recurre al endeudamiento para cubrir la brecha del presupuesto,
los pensionados del Seguro Social cobran apenas Bs. 3.000 mensuales
cuando la cesta básica alimentaria cuestaBs. 12.000; éste es otro país, en
49
que la gente del común padece, desciende en las escalas de la pobreza,
manifiesta inconformidad, siente que se la excluye de la bonanza de
Hausmann, no lograentender esedespliegue de cifrasdeslumbrantes, cada
día la golpeael mercado; alimentos, medicamentos, vivienda, servicios.
La difusión de las ondas del bienestar parece que es muy lenta. La
economía es eficiente cuando genera riqueza para todos. La sociedad es
democrática cuandoasume equitativamente los sacrificios y los costos de
una transformación. Hay indicios en el mundo deque se acerca una nueva
era enque loeconómico y lo social seanelementos indisolublemente vinculadosy no se puedadecircomo al desgaire: "[ah, sí, tenemos un problema
social; pero la economía marcha muy bien!". La verdadera transformación consiste en suprimir los enclaves y hacer un solopaís.
"El Nacional".-Caracas, 10de noviembre de 1992; p. A-4
50
LA PAATICJPAC:ON PIETROLERA
Existen dos perspectivas principales y distintas en cuanto al futuro del
petróleo venezolano: la primera, convencional, descansa en la posibilidad
y necesidad de crecimiento de la actividad petrolera sin cambio significativo en el modo de explotación de los hidrocarburos; la otra, implica una
transformación sustancial de la actividad petrolera mediante la superación
de la etapa primariolexportadora tradicional. Lo que se ha dado en llamar
la apertura petrolera se inscribe en la primera perspectiva; es decir, se
proyecta a la prolongación del modo actual de explotación con la participación de intereses privados.
El petróleo fue hasta la década de los 70, aproximadamente, el producto
más significativo, de índole estratégica para la acumulación capitalista
mundial. El último cuarto de siglo ha sido el escenario temporal de la
declinación del petróleo como combustible primario: decrece su participación en el balance energético mundial y en la unidad de producción, aunque pasarán muchos años en que el petróleo ocupe un lugar considerable
en aquel balance energético. La demanda internacional de este producto
apenas varió de 65 millones de barriles diarios en 1991 a 66 millones en
1994; en 1995 la estimación es de poco menos de 67 millones de bId; la
proyección para el 2010 es de 76 millones de bId. La demanda del grupo
OCDE (el más industrializado) ha variado de 37 millones de bId en 1991 a
39 millones en 1995; este es el sector más dinámico del mercado. La participación de la OPEP en la oferta mundial se sitúa en 25,5 millones de
bId, un 38 por ciento del total. El pronóstico más confiable es de un
crecimiento muy moderado, de menos de 2 por ciento anual del consumo
mundial de petróleo hasta bien entrado el siglo XXI.
51
La posición petrolera de Venezuela es contradictoria: posee reservas
probados de 64.000 millones de barriles, con un 75 por ciento de crudos
pesados y extrapesados, pero dentro del esquema convencional; la expectativa de descubrimiento de nuevas reservas de crudos livianos y medianos
es de 40.000 millones de barriles; además, tiene el inmenso potencial de la
Faja del Orinoco, con 270.000 millones de barriles, recuperables quizá en
un 50 por ciento. Estos recursos naturales permiten proyectar un futuro
petrolero de largo alcance y significación. Quienes sostenemos la tesis de
la transformación del modo de explotación de esos recursos indicamos dos
posibilidades compatibles: una es la explotación parcial en un escenario de
refinación profunda y avanzada, para exportación, otra es la explotación
como materia prima para una nueva industrialización nacional, en combinación con otros recursos energéticos (hidroelectricidad, gas, carbón), minerales y agrícolas. Consideramos que ésta debe ser la nueva etapa de
desarrollo petrolero. Quienes administran la explotación de los hidrocarburos y conducen la política petrolera piensan que es necesario y conveniente ampliar el modo tradicional de la actividad, para lo cual diseñan
programas de inversión cuantificados entre $48.000 y $55.000 millones.
Fijan como meta en el mediano plazo una capacidad de extracción de 4
millones de bId, en comparación con 2,6 millones en el presente. Para
llevar a la práctica esos programas no hay recursos financieros que pudiera generar en este escenario la propia industria nacional; por ello, el gobierno ha optado' por la apertura petrolera, que implica una oferta estimulante al capital privado, es decir, el capital transnacional.
La oferta de referencia está contenida en un documento base para la
consolidación del desarrollo petrolero del país, aprobado por el Presidente
de la República en Consejo de Ministros y presentado al Congreso Nacional en diciembre de 1994. El esquema se fundamenta en la modalidad de
Ganancias Compartidas, supuestamente bajo los términos del artículo 50
de la Ley de Nacionalización Petrolera. Se indica que hay oportunidades
crecientes en el mercado petrolero internacional, que deben ser aprovechadas para un desarrollo en Venezuela, base del desarrollo económico del
país. En el Marco de Condiciones Propuestas para esa modalidad se contemplan ventajas fiscales, cambiarias y económicas para los convenios o
asociaciones que se celebren con intereses privados, obviando el requerimiento de participación accionaría. Se formaría un comité de control
paritario entre los asociados o participantes, de manera que existiría un
equilibrio formal de poder en la toma de decisiones. En los hechos se sabe
52
que ese equilibrio con participación del poder transnacional, sería ilusorio.
A cambio de sacrificio fiscal (reducción de impuestos) se establecería una
participación del Estado en las ganancias. La vinculación de las nuevas
empresas petroleras (entre filiales de PDVSA y capital extranjero) con la
economía nacional, en cuanto a suministro de bienes y servicios para las
operaciones e inversiones estaría sujeta a la condición de equivalencia de
ofertas entre el mercado interno y el internacional, una pretendida competencia en buena parte insostenible.
Estimo que la llamada apertura petrolera, en las condiciones mencionadas, contribuiría a acentuar la vulnerabilidad de la economía venezolana,
el carácter exportador primario de ésta y su dependencia de intereses
transnacionales. Hay que ponderar en el mediano y el largo plazo, las esperadas aportaciones en divisas de la apertura, la participación fiscal y los
factores del desarrollo económico nacional. Ello exige una discusión amplia y abierta de esta política, no limitada al ámbito gubernamental y legislativo, sino extendida a la sociedad civil, en sus instituciones calificadas e
independientes: partidos, sindicatos, agentes económicos, colegios profesionales, universidades, academias, comunidades, medios de comunicación y otros actores. Es un asunto que comprometería el futuro del país por
muchos años.
"El Nacional".- Caracas, 14 de junio de 1995; p. A-4
53
VEINTE AÑOS DESPUES
El I" de enero de 1976 entró en vigencia la Ley que Reserva al Estado la
Industria y el Comercio de Hidrocarburos, lo que se ha dado en llamar la
nacionalización petrolera. Han transcurrido 20 años de aquel acontecimiento histórico. Es oportuno intentar una evaluación del proceso que se
inició con la expropiación de las concesionarias, en una época de cambios
importantes en la economía mundial y en la propia economía venezolana.
Como antecedente mencionaré que el 23-12-74 fue presentado al Presidente de la República por la Comisión Presidencial de Reversión Petrolera el
proyecto que sirvió de base para la sanción de la ley. Tuve la fortuna de
participar en esa comisión y contribuir modestamente a la elaboración del
proyecto y los estudios que lo fundamentaron. Posteriormente el proyecto
sufrió modificaciones: en el seno del Poder Ejecutivo y en el Congreso
Nacional. Una de esas modificaciones fue la incorporación del artículo 5°,
que permite la formación de empresas mixtas, asociaciones o alianzas «estratégicas», diferentes de los convenios operativos que no implican asociación de ganancias compartidas. El artículo 50preanunciaba, hace 20 años,
la llamada apertura petrolera, ahora de actualidad. El 22 del mes en curso
se conocerán las transnacionales que explotarán 10 nuevos campos mediante el sistema de beneficios compartidos. Hay presión de factores influyentes para que la apertura petrolera se lleve hasta la. participación
accionaría en Pdvsa por intereses privados, inclusive extranjeros. Estos
signos conducen a pensar que se ha iniciado una nueva etapa en el proceso
de la nacionalización petrolera. Alguien la ha descrito como «el gran retorno de las empresas que abandonaron el país con la llegada de 1976... ».
Gastón Parra Luzardo, notable investigador de la economía petrolera y
profesor de la Universidad del Zulia, ha publicado un libro con el título de
«De la Nacionalización a la Apertura Petrolera (Derrumbe de una Esperanza). 1995». El objeto de la obra es demostrar que la nacionalización ha
sido incompleta y que ahora está bajo el riesgo de frustración. Sin embar-
54
go, mantiene su esperanza en el resurgimiento de una voluntad de auténtica nacionalización. Lo expresa así: «El sueño por la auténtica nacionalización petrolera no se ha desecho en la historia». La utopía está vigente.
Sin duda, el país de hoyes distinto del que existía hace 20 años. Puede
describirse un ciclo de este período: turbulenta abundancia (1975-79), zona
de transición (1980-82) crisis global prolongada y profunda (1983-95).
No se ha disipado. aún el asombro de propios y extraños por el hecho de
que en estas dos décadas el ingreso de divisas petroleras totalizó USS
265.000 millones, una suma como para impulsar decisivamente la transformación progresiva de toda la América Latina sin necesidad de endeudamiento externo. Sin embargo, Venezuela (su gobierno) se endeudó en forma neta en USS 28.000 millones en ese tiempo. Continúa en pie la pregunta: ¿Cómo fue aplicada a la economía y al país una suma de recursos
financieros que se aproxima a USS 300.000 millones? Por supuesto, parte
de esa suma se aplicó en la propia actividad petrolera: en 1975 las reservas
probadas de petróleo se situaban en 18.400 millones de barriles: actualmente son 65.000 millones de barriles, sin contar con el potencial de la faja
del Orinoco y las reservas de gas. La infraestructura petrolera se ha modernizado, se ha modificado la capacidad de refinación, se han hecho inversiones en el exterior (internacionalización), se ha avanzado en la investigación (la orimulsión es un resultado). Parte de las industrias básicas
de Guayana, de la petroquímica, de la minería nacional, es debida a la
inversión de recursos petroleros. Las ciudades han crecido, bien o mal; el
parque automotor se ha multiplicado; abundan los bienes durables de consumo; la industria manufacturera ha crecido; la base turística material del
paí~ ha sido construida en gran medida. Es posible cuantificar estas aplicaciones.
Al reverso de aquellos hechos se aprecian rasgos y perfiles negativos,
de honda preocupación. En primer lugar, hay que observar que no ha ocurrido la transformación estructural de la propia actividad petrolera. No se
ha integrado realmente a la economía ni al país. El negocio petrolero continúa siendo caracterizado por la extracción de crudos, su refinación simple y su exportación primaria. Ha debido servir como motor para la industrialización nacional, en combinación con la minería y la hidroelectricidad.
Ha debido generar efectos internos multiplicadores sostenidos en otras actividades. Ha debido integrarse como un complejo dinámico a la estructura
económica del país. Ha debido integrarse a la nación como un factor de
desarrollo. En buena parte la actividad petrolera ha permanecido como un
enclave, como en la época concesionaria. La sociedad venezolana -tan
55
quebrantada, tan fragmentada, tan fracturada- contempla a la actividad
petrolera como una referencia ajena, que contribuye cada vez menos; en
términos relativos, al sostenimiento del Estado. La consigna que en 1936
formuló el doctor Arturo Uslar Pietri: «Sembrar el Petróleo», no se ha
realizado. Tampoco se ha realizado una nueva consigna que pudiera ser
paradigmática: «Integrar el petróleo a la naciónvenezolana».
Hay otros cambios oscuros,perversos, en estos 20 años. Segúnel Atlas
1996 del Banco Mundial, el producto nacional bruto por habitante en el
mundo ha aumentado en el periodo 1990-95, pero Venezuela registra una
pérdida: en 1994dichoindicador estabaen 2.760 US dólares, en comparación con 2.840 US dólares en 1993. Hace dos décadas sobrepasaba ampliamente 3.000 US dólares por habitante y por año. No obstante, derrochamosenergía(fósil y eléctrica): consumimos el equivalente a 2.369 kgs.
por habitantey por año, másque Argentina) que Chile, que Colombia, que
varios países europeos. Perono hay correlación positivaentre el consumo
de energíay la generación de riqueza. En 1975 funcionaban los hospitales,
las escuelas, los servicios públicos, el Seguro Social: la infraestructura
fisica del país se conservaba; la inflación comenzaba a elevarse. Ha caído
el nivel de vida, se ha deteriorado la calidad de vida, ha empeorado la
distribución del ingreso, la educación está en crisis, numerosos grupos de
población padecen hambre; hay niños abandonados en las calles. En verdad han sido dos décadas perdidas, irrecuperables. Es la historia contrapuesta al curso del petróleo. Pero hay posibilidad y oportunidad de salir
adelante, de enmendar rumbos, corregir errores, emprender la construcción de una nuevarealidad. Para ellohay que integrarel petróleo, es decir,
nacionalizarlo.
"El Nacional".- Caracas, l Ode enerode 1996; p. A-4
56
PAGAa :"A ~J.:DDA CON PETROLEO
En los últimos tiempos han sido frecuentes y variadas las propuestas
para el pago de la deuda externa pública con petróleo. En este orden de
ideas -y seguramente la más seria y estudiada de estas fórmulas- ha sido
creado por voluntad legislativa el Fondo para el Rescate de la Deuda PÚblica, cuyo principal recurso será, por supuesto, el petróleo. En estos días,
el Dr. Luis Alberto Machado, teórico de la inteligencia y ex ministro, en
comunicaciones al Dr. Rafael Caldera, Presidente de la República, que el
propio remitente se encargó de difundir, ha hecho gala de elocuencia para
convencer a los medios de opinión de la justeza, oportunidad y viabilidad
de su propuesta que consiste, esencialmente, en aumentar la extracción de
petróleo y mediante su venta al exterior obtener capacidad de pago adicional para amortizar la deuda externa pública.
Huelga señalar que el crédito al Estado Venezolano por parte de entidades financieras internacionales, tiene la garantía real, en todo caso, de la
riqueza petrolera del país. Podría indicarse que, adicionalmente, la garantía de la deuda comprende otros recursos naturales no renovables de Venezuela que son o pueden ser objeto de provechosa explotación, tales como:
el aluminio, el hierro, el oro y otros minerales, así como también el potencial hidroeléctrico (en principio renovable) radicado en Guayana. Mientras los recursos mencionados estén en el margen de posibilidades económicas, o puedan ser incorporados a ese margen, los acreedores estarán
tranquilos. Con la sola reserva probada de petróleo (de alrededor de 70.000
millones de barriles), valorable al mínimo de un dólar de EE. UU, se podría
obtener (si su venta fuese posible en el corto o mediano plazo) una suma de
EE.UU.$ 70.000 millones, aproximadamente el doble de la deuda global
del sector público venezolano en esta fecha. Así, pues, la garantía es muy
57
amplia y por ello los prestamistas, vinculados de una u otro modo a las
transacionales, no tienen motivo para estar inquietos considerando la esencia de las cosas.
La deuda se ha estado pagando (se paga desde hace varios años y siempre estamos debiendo igualo mayor suma que la original) con los proventos
del petróleo y se continuará pagando de este modo. Alguien podría interpretar, de lo anterior, que los venezolanos como contribuyentes no soportan el peso del servicio de la deuda. Nada más erróneo. La riqueza petrolera -como las otras riquezas naturales minerales y de otra índole especiales de propiedad común de los venezolanos y el Estado la administra por
cuenta de éstos. Como tal riqueza común -no enajenable en estado de yacimiento en el subsuelo o en el suelo-la parte sustancial del ingreso nacional
debe ser distribuida equitativamente entre los propietarios, no la riqueza
en sí, que es como un patrimonio, sino la renta que se origina en ella. Esta
renta vierte al Estado que la administra y asigna a la satisfacción de necesidades públicas o sociales, básicamente la creación y mantenimiento de la
infraestructura fisica del país, de la infraestructura social (salud, educación, seguridad, recreación, reproducción) y de inversiones estructurales
para la creación y fomento de un potencial de producción alternativo o
complementario del que consiste en la explotación directa de los recursos
naturales.
Las propuestas de pagar deuda con petróleo -como la del Dr. Machadono son originales ni novedosas, pero tienen graves inconvenientes. En primer lugar, el incremento de la extracción de crudos con tal objeto no es
posible en el corto plazo, porque hay que ampliar el potencial existente
para-obtener volúmenes mayores que los actuales (se denuncia por algunas
fuentes internacionales que se está violando la cuota fijada dentro de la
OPEP por parte de Venezuela, lo que ha sido negado por las autoridades
nacionales competentes), lo cual exige inversiones y tiempo. En segundo
lugar, porque la situación mundial de los precios del petróleo y su perspectiva cercana no son lo suficientemente firmes como para permitir lanzar al
mercado cantidades adicionales significativas que acentuarían la tendencia a la sobreoferta. En tercer lugar, la recurrencia al capital extranjero
(que ahora toma la forma de «apertura») se haría masiva, con grave riesgo
para el control nacional de la industria que debe ser preservada, en todo
caso, no por simple formalidad sino por imperativo de dirigir nuestros
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propios asuntos con arreglo al interés nacional y no bajo el dominio de
intereses extraños, de lo cual tenemos experiencia penosaen el pasado no
lejano, bajo el régimen concesionario. Siempre existe la tentación de ponerle la mano a la «gallina de los huevos de oro» y en estos tiempos dificiles soplan vientos de facilismo para resolver nuestros problemas en base
de la venta de nuestrosactivos más preciados, en lugar de buscar el camino de la producción renovable, del trabajo creativo, de'la administración
austera, juiciosa y eficiente y del esfuerzocomún.
Entiendo y me inclino a la ideade utilizarmedios y recursosapropiados
para aliviar en lo posibleel peso de la deuda externa. Una reorganización
de las finanzas públicas nacionales y del Estado permitiría economizar
gastos, sin sacrificio de las necesidades públicas ·Iegítimas y esenciales,
cuyo destino principal podría ser la amortización de la deuda. Si mejoraran efectivay consistentemente los precios del petróleo en una perspectiva
de mediano y largo plazo, podríaatenderse al pago anticipadode la deuda
si de éste se lograran ventajas evidentes. El Fondode Rescate al que hice
referencia sería un buen mecanismo para ese objeto. Preocupa mucho,
desde luego, el peso de ese servicio. Preocupa igualmente que se vayan a
contraer nuevasdeudassin quesu aplicación sea de carácter reproductivo.
En este mismoordende ideasmueve a reflexión el hechode que los costos
de la industria petroleraesténaumentando sensiblemente, en relacióncon
un determinado volumen de actividades, mientras que el Fisco Nacional
esté sujeto a incurrir en déficit. Sería deseable que se procurara una demostración fehaciente del estado de costos y rendimientos de la industria
petrolera, sin que por ello se revelaran secretos estratégicos que conviene
guardar.
"El Nacional".- Caracas, 17 de abril de
1996~
p. A-4
S9
Las declaraciones emitidas por voceros oficiales, dirigentes políticos y
empresariales y de la propia industria petrolera, sobre el grave problema
de financianúento de las inversiones petroleras, del creciente déficit fiscal
y de la perspectiva de endeudamIento público, todos ellos interrelacionados,
mueven a una inquietud no exenta de alarma, a pesar de la actitud de
serenidad en el análisis que se pueda sostener. En efecto, según esas
declaraciones y estimaciones, la deuda de PDVSA en el exterior puede
alcanzar a US$ 5.000 millones actualmente y si se realizan nuevos
endeudanúentos programados el saldo podría ascender a corto plazo a
US$ 8.000 millones, lo que debe significar una proporción importante del
activo fijo de la empresa matriz petrolera del Estado. Quizá por ello
circulan informaciones dignas de crédito según las cuales los acreedores, actuales o potenciales, exigirán como garantía real directa
del endeudamiento los activos totales o parciales de PDVSA, lo
que sería una verdadera calamidad en virtud del elevado riesgo que ello
implica. Todas las opiniones coinciden en señalar la inconveniencia de
utilizar 1<\ vía del endeudamiento para atender los requerimientos financieros de inversión de la industria petrolera, inclusive la del propio presidente
de ésta, Dr. Gustavo Roosen. Pero si no hay una definición oficial clara y
precisa de la política al respecto, lo probable es que el proceso de endeu.
damiento continúe.
Las Raíces del Problema
No puede caber duda de que, con todo y la contingencias que debe
afrontar, la actividad petrolera es un buen negocio. Pero hay que mantenerlo en buenas condiciones operativas ) de crecimiento y para ello se
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necesitan inversiones, las cuales deben ser financiadas, en su mayor
parte, por el propio excedente económico del negocio. Mantener en
condiciones operativas a la industria debe significar, entre otros aspectos,
lo siguiente: i) capacidad disponible de extracción de crudo en relación
con fa producción comercialmente realizable; ii) ' capacidad de fas instalaciones y los equipos para el transporte, el procesamiento, el almacenamiento y la comercialización del petróleo y los derivados; iii) cierto margen de ampliación de las reservas probadas de petróleo para mantener y
aun mejorar la relación entre producción y reservas; iv) hacer lo necesario para que la tecnología aplicable a los distintos procesos sea la más
adelantada posible. Quizá los directivos de la industria agregarían el requerimiento de conquista de los mercados exteriores, para lo cual se
exigen inversiones adicionales (internacionalización).
La cuestión tiene sus restricciones en Venezuela. Los recursos en petróleo y similares del subsuelo son muy diversos: desde los más explotables, por su gravedad, composición, accesibilidad y otras características,
hasta los dificilmente explotables, por las mismas razones pero en sentido
contrario. Los recursos mayores consisten en petróleos y materias
(bitumenes) de baja gravedad, mezclados con componentes a los que es
necesario separar y cuya explotación es bastante costosa. Es posible, sin
embargo, que halla alternativa dentro del cuadro petrolero del país. Una
de ellas sería, quizá, la intensificación de la explotación en cuencas o
áreas convencionales, lo que implica mayor costo y cierto riesgo. Otra
sería la rehabilitación de campos marginales (como se trata de hacer mediante los convenios operativos celebrados, sujetos a controversia). Todas las alternativas implican inversiones más o menos considerables. De
no hacerlas oportunamente, el cuadro operativo producción/reservas se
deteriora y el negocio tiende a declinar. Hay que considerar, por otra
parte, la perspectiva a mediano y largo plazo del mercado internacional,
que en estos momentos no es buena. Sin pecar de pesimistas, una estimación de precios de exportación para el paquete venezolano exportable
durante el período 1993-96, no debe situarse más arriba de US$ 20 el
barril.
La Brecha Fiscal
La industria petrolera no puede disponer del excedente de explotación
que genera, salvo en una proporción bastante modesta, de no más de un
10 por ciento. El Fisco Nacional toma para sí el 90 por ciento del exceden-
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te, a través del impuesto sobre la renta, los valores fiscales de exportación, el derechode importación y otros impuestos menores. Esta participación es vital pero el FiscoNacional, es decir para el gobierno, pues el
Presupuesto descansa en la afluencia del ingreso petrolero en un 70 por
ciento, de manera directa, yen un 15 ó 20 por ciento más en forma
indirecta (mediante la devaluación delbolívar, la importación y otros arbitrios). Ni la economía nacional como un todo, ni las finanzas públicas concretamente, han generado alternativas para el ingreso petrolero y el complemento de éste es muy pequeño y condicionado al
gasto público financiado con petróleo y deuda (que es petróleotambién).
En razón de ello, mientras la capacidad de financiamiento fiscal tiende a
estancarse -y aun reducirse en términos reales y por habitante- las presiones para el aumento del gasto públicose fortalecen: está planteada la
brecha fiscal. El Fisco está cercado entre la industria petrolera, a la
que no se le puede extraer más dinero, sino que, por el contrario,
hay que permitirle tomar una proporción mayor de excedente, y el
contribuyente, que en su gran mayoría está afectado negativamente por una inflación, la crisis y el deterioro de los servicios públicos y no está en disposición de admitir una mayor carga tributaria.
Si el gobierno tiene que fijar más impuestos, tendrá que convencer al
contribuyente de que va a recibir alguna compensación bajo la forma de
seguridad, servicios mejores y freno al costo de vida, por lo menos.
El Recurso del Endeudamiento
El refinamiento de la deudapúblicaexternala ha hechomás obligante,
si cabe la expresión, por lo menos para el pago puntual de los intereses.
Los nuevos créditosque obtiene el gobierno en el exterior (del FMI, del
Banco Mundial, del BID, de otras instituciones financieras y de colocación de abonos en los mercados) alivian transitoriamente la situación financiera y de balanza de pagos, permiten mantener la fachada de las
reservas monetarias del BeV, y facilitan la realización de algunos programas de refunnas y de índole social; peroa mediano y largoplazoawnentan
la carga del servicio de la deuda y comprometen proporciones crecientes
del Presupuesto. De continuarse por este camino, para mediados de la
década tendremos una deuda pública externa de USS .2.800 millo-
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nes, que significaríaun 22 por cientode la exportación probable. Al comenzar a pagar el capital por esa misma fecha el servicio podría llegar a US$
4.000 o más millones, un 30 por cientode la exportación y quizá un 25 por
ciento del presupuestocentral.
La brecha fiscal existente, calculadaen Bs. 200.000 millones este año y
en Bs. 350.000 millones para el próximo, no se cubre con los impuestosen
proyecto, aun en el supuesto que éstos sean operativos desde el comienzo,
lo que es poco probable. Por tanto, si no se reajusta el gasto, la brecha
fiscalobligará a continuarrecurriendo, en cantidades mayores, a la emisión
de letras del Tesoro, cuyocosto financiero no bajará de 38 por cientoanual.
Si las letras que emita el gobierno no van hacer redimidas en su oportunidad
-como debería ser-, habrá necesidad de emisiones cada vez más cuantiosas, con el consiguiente deterioro de su cotización. Por supuesto, en esa
perspectiva, el mercadofinanciero se enturbiaría, el crédito para la inversión privada se reduciría aún más de lo que está y la economía no podrá
restablecerse. Ni hablar de la onda inflacionaria.
El Financiamiento de la Inversión Petrolera
Si no hay una salida favorable al problemade la inversión petrolera, que
pueda convertirse en una verdadera crisis, la situación fiscal será
peor que la actual. Este riesgo debe ser ponderado justamente, y por ello
hay que enfrentar con decisión la escojencia de alternativas. La más inmediata es la reducción progresivade los valores fiscales de exportación, lo
que implica realmente una disminución del ingresofiscal. Otra es la de los
convenios operativos petroleros -como los ya celebrados- pero habría que
encuadrarlosen una políticaorgánica, de consenso nacional, aunquejurídicamente puedan hacerse sin la aprobación del Congreso. Sin duda, hay
interés de los consorcios extranjeros del ramo en participar en el negocio
petrolero venezolano; pero es indispensable preservar la autonomía y el
control por parte no sólo de PDVSA y sus filiales sino también,
prelativamente, por parte de la República. En todo caso se plantea con
urgencia una consulta a fondo a la Nación sobre la materia.
Una Constelación Crítica
Los problemas mencionados, interdependientes, forman Ull nudo crítico de singular complejidad y gravedad, existe el riesgo de una declina-
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ción irreversible de la industria petrolera nacional en el mediano
plazo. El desequilibrio financiero del Estado se acentúa y no parece haber salida a corto plazo. La deuda pública externa está llegando a sus
límites. La deuda pública interna, en lugar de favorecer la dinámica del
mercado financiero, la deforma y hace más dificil el financiamiento de la
producción y la inversión privada. La inflación podría hacerse crónica
en niveles no inferiores a 40 por ciento. El sector externo marcha
hacia un déficit y la devaluación del bolívar podría acelerarse en 1993.
Si PDVSA sigué endeudándose podría verse en el caso de tener
que ceder control y autonomía al capital extranjero. Existen fuertes
presiones para la privatización total o parcial de nuestra industria petrolera. En esa posibilidad habríamos perdido dos décadas de nacionalización.
Estas cuestiones tan preocupantes tienen que ser discutidas objetivamente a escala nacional. Es indispensable la definición de una estrategia petrolera a corto, mediano y largo plazo. Es igualmente necesaria una estrategia para superar la crisis fiscal, que tiene relación ineludible con la reforma integral del Estado. Estos son temas
tantos o más importantes que la reforma constitucional en proyecto. Merecen la convocatoria a un referendun. Para llegar a esa decisión se requiere la creación de una conciencia pública al respecto, pues en esos
temas está envuelto el futuro del país y de la democracia.
Parece extenderse la convicción de que la crisis política e institucional
ha entrado en un terreno de estabilidad con miras a una solución. Lo que
no puede sostenerse es que la crisis económica y social esté aliviándose:
todo lo contrario, se agudiza y se hace peligrosa. Mal servicio se hace a la
nación al tratar de ocultarle esta realidad. Hoy más que nunca se requiere
un acuerdo nacional, pero de verdad, no artificioso y circunstancial.
"Revista Bohemia"> Caracas, 31de agosto al6 de septiembre de1992, pp.
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