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Scale­ups​
: un modelo conveniente para la sociedad En Costa Rica, en el 2014, las pymes emplearon al 24,7% de la fuerza laboral del sector productivo, mientras que las grandes empresas dieron empleo al 68,5% del sector. Foto ThinkStock para EF
Por: Marianela Ureña Directora de Comunicación Institucional Ulacit Mucho se habla de las ​
start­ups y cómo estas tienen el poder de crear empleo y aportar dinamismo a las economías a través de la innovación, tanto en productos y servicios, como en modelos de negocios. Recientemente, ​
El Financiero dedicó un suplemento para profundizar en este concepto, su proceso de desarrollo y cómo pueden encontrar financiamiento. Sin embargo, también vale la pena reflexionar sobre qué viene después de las start­ups y si existe un modelo aún más conveniente para la sociedad. Para responder ambas preguntas, es importante conocer qué es una ​
scale­up​
. Según la definición de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), las scale­ups son empresas con un crecimiento promedio de su planilla o facturación superior al 20% por ciento al año, durante un período de tres años, y con 10 o más empleados al inicio del período de observación. Es decir, las ​
scale­ups parecen ser un modelo más conveniente para la sociedad, justamente porque tienen la posibilidad de generar mayor cantidad de empleo, aportando mayor dinamismo a las economías, pero sobre todo haciendo una redistribución del uso de los recursos más eficiente. Según información del US Census Bureau, en el 2011 en Estados Unidos, el 79% de las empresas tenían una planilla de entre uno y nueve colaboradores, lo que equivale al 11% de la población empleada. Por otra parte, el 1,43% de las compañías contaban con más de 100 empleados, lo que representa el 14% de la población laboral; y el 0,31% de las empresas tenían una planilla mayor a 500 empleados, lo que constituye más del 51% de los empleados. En conclusión, el 65% del empleo en ese país fue generado por menos del 2% de las compañías. En el caso de nuestro país, el fenómeno no es muy distinto. Según el Estado de Situación de las PYME en Costa Rica, elaborado por el Ministerio de Economía Industria y Comercio (MEIC), para el 2014, el 94% del sector empresarial estaba conformado por las micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes), las cuales emplearon al 24,7% de la fuerza laboral del sector productivo en el país; en tanto que las grandes empresas (aquellas con más de 100 empleados), las cuales representaban tan solo el 6% de este sector, dieron empleo al 68,5% del sector productivo. Además, según el informe del MEIC, las grandes empresas contribuyeron con el 85% del valor total de las exportaciones de nuestro país, mientras las pymes aportaron el 13%. Regresando al origen de este artículo, la respuesta a la pregunta de por qué es más conveniente para la sociedad tener mayor cantidad de ​
scale­ups​
, que ​
start­ups,​
es porque las primeras son la evolución o sello de madurez y crecimiento de las segundas; porque una scale­up significa que cuando las jóvenes ​
start­ups superaron el “valle de la muerte”, están listas para expandirse y crear más valor social, generando mayor cantidad de empleos e innovación a partir de la escalabilidad de sus negocios. Va más allá de un nombre Varios autores coinciden en que hay dos formas de clasificar las ​
scale­ups,​
a saber: aquellas que demuestran su crecimiento con el aumento de sus ingresos y que muestran incremento en su productividad; y las que basan su crecimiento en el aumento de su planilla, pero que son menos propensas a mostrar crecimiento en su productividad (al menos en el corto tiempo). Sin embargo, no se trata de trivializar la discusión clasificando las empresas como ​
start­up​
s o ​
scale­ups​
, tampoco de definir como factor de éxito para entrar en una u otra categoría el alcanzar un número mínimo en ventas o empleos generados; más bien el objetivo es motivar a los actuales y futuros emprendedores a plantear sus modelos de negocios ​
para que sean escalables​
, no solo pensando en que eso les generará en el largo plazo mayor ganancia, sino porque es la forma en la que pueden hacer una mayor contribución a la sociedad, creando mayores fuentes de empleo y atrayendo talento que aporte cada vez más innovación. El cómo plantear un modelo para desarrollar una ​
scale­up es un tema para desarrollar en sí mismo. Por lo pronto, se puede decir que lo mínimo que deberían considerar quienes estén pensando en modelos escalables es atender las 5C de la economía digital: ​
cloud — content — connectivity — contraption — community​
; que se pueden traducir como información en la nube, generación de contenido, diseño pensando en la conectividad, dispositivos y conectividad. El reto de las ​
scale­ups Según el informe ​
The Scale­up Challenge o ​
El reto de las scale­ups,​
presentado en el 2014 por Deloitte, uno de los efectos de este modelo es el desplazamiento o reducción de empresas que hacen un uso menos eficiente de los recursos, lo cual es consistente con el aumento de la competitividad que aportan estas compañías al ecosistema, ya que las empresas con mayor capacidad de innovación –al igual que en el proceso de selección natural– reemplazan a aquellas que son incapaces de adaptarse a un ciclo de innovación y mejora de la productividad. Otro aspecto positivo del modelo de ​
scale­ups es el efecto multiplicador, que expertos en emprendimiento como Dan Isenbeg, profesor de Babson College, explican como el fenómeno de emprendedores que inicialmente no tenían interés en tener un modelo de negocio escalable (desarrollar una ​
scale­up)​
, hasta que vieron a otros haciéndolo y ahora ellos lo están haciendo. Así que si usted es un emprendedor o está en proceso de convertirse en uno, es momento de que se plantee el reto de hacer de su negocio una ​
scale­up​
, más que una ​
start­up​
, pues independientemente de su propuesta –sea ésta tecnológica o no–, con este modelo usted tiene la oportunidad de contribuir no solo al crecimiento de nuestro país, sino de aportar como un ciudadano global.