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ANALISIS
Componentes de una nueva
arquitectura de seguridad en
la región
Gral. Juan E. Cheyre
Comandante en Jefe del Ejército
N
os ha convocado en esta Academia un propósito que es parte fundamental del que
hacer de la investigación, la discusión y el
análisis, no sólo de este instituto, sino que del Ministerio de Defensa Nacional, del Ministerio de Relaciones Exteriores y de nuestro coorganizador
del evento, el Consejo Chileno para las Relaciones Internacionales. En efecto, analizar las actuales relaciones internacionales de nuestro país
en el contexto de la seguridad hemisférica pone
de relieve una materia que debe ser abordada con
profundidad, creatividad -no exenta de realismo
político- y sin postergaciones. Éste ha sido un desafío al que nos motivó la Sra. Ministra de Defensa Nacional para generar un escenario propicio
donde pudiera debatirse ampliamente este asunto y contribuir a la labor que, en este ámbito, lleva
a cabo el Ministerio de Relaciones Exteriores, encargado de delinear y administrar la conducción
de la política exterior de la nación, facultad privativa, en su definición, de S.E. el Presidente de la
República. Los aportes recibidos en esta jornada han sido esenciales y han permitido -a nuestro juicio- lograr el objetivo que nos reunió. Ellos
demuestran una convergencia en ciertos consensos básicos, a saber:
a. la desaparición del "enemigo" común que nos
forzaba a una defensa colectiva.
b. el diagnóstico generalizado sobre las actuales
carencias y falencias del sistema de seguridad
hemisférico en vigencia.
c. la necesidad de reformularlo, lo cual no resulta
sinónimo de borrar el existente, sino, tal vez,
partir de lo ya construido.
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d. las nuevas amenazas y la pervivencia del conflicto, en todas sus formas.
e. la gravitación de los Estados Unidos sobre el
continente y su relación futura con la región.
f. el reconocimiento de que existe un conjunto de
mecanismos bi y multilaterales que concitan
un clima de seguridad, que no se contrapone
con el sistema vigente.
g. la visión conservadora y pragmática, más que
rupturista, para percibir eventuales nuevos esquemas de seguridad.
h. la existencia, efectiva y plenamente vigente,
de una red amplia de relaciones entre países
que consideran, entre otros, los aspectos de
seguridad.
Por otra parte, persiste la percepción que avanzar demasiado a prisa en este tema no estaría
libre de dificultades estructurales, como las siguientes:
a. un cambio radical del actual sistema podría
afectar la promoción de acuerdos bilaterales y
subregionales más avanzados.
b. la idea de que la seguridad colectiva no sería la
más apropiada para el presente tiempo.
c. una percepción de que la definición de "amenaza" actual tiene mucho camino por recorrer
para, desde ahí, pensarse en una reestructuración del actual sistema. En efecto, pareciera
que un sistema de seguridad no puede fundamentarse hoy en el común objetivo de enfrentar una sola amenaza, contra la cual todos deben defenderse.
Fasoc, Año 17, N° 3, julio-septiembre, 2002
Componentes de una nueva arquitectura de seguridad en la región
Con todo, y siempre dentro del marco teórico
de investigación respecto de este tema, y sin invadir las facultades privativas que le competen al
Poder Ejecutivo y al Ministerio de Relaciones Exteriores, estimo que la complejidad de la discusión y el hecho de que nos encontremos prácticamente en el inicio de este debate objetivo en
torno a una nueva arquitectura de seguridad, pareciera resaltar la importancia de una contribución propositiva al mismo -en el ámbito de nuestra competencia-, toda vez que concurren en él
diferentes actores vinculados al tema.
Tal vez el mérito, a priori, de esta jornada es,
precisamente, haber generado una instancia de
reflexión seria, organizada por instituciones con
objetivos comunes en este sentido, pero con prismas que, dada la naturaleza de ellas, tienden a
complementarse, llegándose a establecer un
lineamiento muy general -pero que marca un avance muy concreto en el reto al cual Chile no puede
sustraerse - de ir buscando una respuesta sobre
la forma que podría adquirir esta nueva arquitectura de seguridad hemisférica.
Al respecto, y concordando con el planteamiento inicial de la Sra. Ministra de Defensa Nacional,
creo que podemos afirmar responsablemente
que, tal vez, el desafío no consistiría en plantear
un nuevo concepto, sino que ordenar, jerarquizar,
interrelacionar y dar contenido a las instancias y
realidades existentes, a la cual se refirieron los
destacados expositores: el Honorable Senador de
la República Don Gabriel Valdés, el cientista político y Director de la FLACSO, Don Francisco
Rojas, y el General de Brigada José Miguel Piuzzi,
Director del CESIM.
Por mi parte, y al tener el privilegio de clausurar este evento, estimo que mi posible aporte al
seminario debe partir por hacerse cargo y coincidir con la descripción, en lo global, del escenario
y visiones aquí presentadas. Basado en ello, y a
manera de una aplicación teórica, creo poder proponer a ustedes ciertos componentes, que surgen de las realidades descritas, y que, independientemente de cualquier diseño de una nueva arquitectura -lo que ya sería presuntuoso, anticipado e imposible de realizar, sin antes haber avanzado en debates, como los que hoy nos hace
confluir- sí puede establecerse que constituyen
Gral. Juan E. Cheyre
verdaderas condiciones que, pareciera, tendrían
que estar presentes para llegar a definir una adecuada respuesta a la nueva realidad hemisférica
que se ha descrito en esta jornada.
En tal sentido, creo que existen premisas básicas vinculadas a tres grandes temáticas, que
incorporan una visión actualizada de la seguridad
en la dimensión que hoy prevalece, y que en esta
ocasión ha sido tan bien descrita, a saber:
¢Condiciones vinculadas a las relaciones políticas e internacionales.
¢Condiciones relacionadas con una visión actualizada de la seguridad.
¢Condiciones que marcan tendencias predominantes de carácter específico en las Américas.
A continuación pasaré una rápida revista a estas premisas para ilustrar con más detalle el contenido de las mismas. Ellas serían, según lo ya
adelantado, las condiciones sine qua non que deberían estar presentes en una nueva arquitectura
de seguridad, no descartando, por cierto, que
aparezcan otras.
Premisas básicas vinculadas a las relaciones
políticas internacionales vigentes
Sin duda, podrían enumerarse muchas, pero
pareciera que las fundamentales son las siguientes:
¢ Estado "motor" versus Estado
"engranaje"
La evolución del mundo ha generado procesos de relaciones complejas donde los EstadosNaciones mantienen interacciones (aquellas que
son propias e ineludibles), pero dejan de ser los
únicos agentes válidos para relacionarse, compartiendo espacios con otros referentes. Sintetiza esta premisa el cambio post guerra fría cuando el Estado deja de ser "motor de todo tipo de
relaciones" para adquirir el carácter de "engranaje" de relaciones políticas, sociales, económicas,
de seguridad y otras posibles de observar.
Fasoc, Año 17, N° 3, julio-septiembre, 2002
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ANALISIS
¢ Valores o principios rectores del régimen
internacional occidental
La democracia, como forma de gobierno; la
economía abierta sin restricciones, como modelo imperante; el respeto a los derechos humanos,
como obligación para establecer relaciones válidas entre las sociedades; el privilegio a la negociación, que se opone al uso de la fuerza, sin legitimación ni reglas; la integración y la cooperación,
como referentes que transitan hacia procesos
globalizadores, son tendencias no solamente "deseables", sino que "exigibles" en cualquier nuevo
diseño de esquemas de seguridad. Al mismo
tiempo, la necesaria consideración del derecho y
la justicia internacionales, elementos básicos para
evitar un relativismo que, en temas de esta naturaleza, pueden llevar a escenarios muy peligrosos.
cerradas las posibilidades para potenciar relaciones profundas a nivel regional o mundial. Sin
embargo, la difusión y anarquía, ya enunciadas
como características, atraviesan dudosos campos de acción política al haberse abandonado el
concepto de una "geopolítica auto centrada", para
dar paso a la creciente posibilidad de "nexos de
interconexión e interdependencia" entre actores de muy variada índole- pero todos activos y
propositivos en la arena internacional. En este
contexto, el nuevo entramado abre insospechados pasos a las regiones y subregiones, especialmente en la temática que nos ha convocado.
Es decir, aunque periféricos, hay posibilidades
ciertas en la región -visualizadas inicialmente con
más fuerza en el Cono Sur de América- de que
se encuentre en la ocasión propicia para plantear
sus relaciones de seguridad con originalidad.
¢ La economía al servicio de la política
¢ El unipolarismo y sus consecuencias
El nuevo marco de este sistema internacional
ha borrado la larga experiencia del mundo bipolar,
dando origen a una conformación básicamente
unipolar, que para muchos tendría carácter de transitoria. En este nuevo esquema -en apariencia
ordenado, hegemónico y uniforme- surgen claras expresiones que en los hechos lo reflejan difuso y anárquico, características que son poco
percibidas ni menos aprovechadas para ocupar
espacios supuestamente exclusivos de la potencia dominante en el sistema. De allí la necesidad
de asumir que el unipolarismo no resulta contradictorio a la imperiosa necesidad de que otros
Estados fuertes también los ocupen. El no hacerlo produciría anarquía, tal vez lo más peligroso en la realidad internacional de hoy.
¢ Realidad en la periferia del sistema
internacional
En este sistema se muestran, por una parte,
áreas donde los "nuevos códigos" funcionan perfectamente y se ven reflejados en organizaciones, métodos y formas de operar. De otro lado,
puede observarse -y el Cono Sur de América es
un caso- una "periferia" donde los efectos del nuevo orden no son tan claros. Ello supondría que
esos actores -aquellos más alejados de los espacios donde los nuevos códigos operan- verían
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La autoridad y autonomía no solamente de los
Estados, sino también la del "nuevo referente",
caracterizado por las regiones y subregiones, en
gran medida ha transitado, desde un basamento
cimentado en consideraciones políticas, hacia otro
que va configurando un grado de "autonomía" y
"autoridad" sustentado en bienes o servicios que
producen en común. Este elemento incuestionable sin duda requiere atención, ya que no puede
reducirse la política a una visión reduccionista,
frente a una preponderancia de variables económicas que pretendan dominar las relaciones de
poder.
Sin embargo, lo importante es que, independiente de la aprehensión antes señalada, en los
hechos, la economía ha servido como "factor
modificador" del orden geopolítico y estratégico
imperante hasta el fin de la guerra fría en el mundo en general, y en América en particular. De allí
que, como efecto, es factible afirmar que hoy día
pareciera que sólo la "asociación" surge como
el modelo deseable y posible. Dentro de ella, una
de sus particularidades es que Estados Unidos
define las políticas, quedando un espacio importante para ser explotado, especialmente por las
regiones y subregiones, buscando diseñar un "régimen internacional vinculante". En este nuevo referente, la economía sería un agente vital, pero
precaviéndose de rescatar para la política y otras
Fasoc, Año 17, N° 3, julio-septiembre, 2002
Componentes de una nueva arquitectura de seguridad en la región
variables propias de las relaciones -entre ellas la
seguridad- el debido espacio, donde resultaría peligroso seguir sustentando tan complejos vínculos solamente en relaciones económicas, por
esencia inestables. En síntesis, se requiere un
sistema interdependiente, de carácter global.
¢ Vigencia y legitimidad del sistema
El esquema general descrito, que se basa en
las premisas básicas antes definidas, lleva a establecer la última de ellas desde la perspectiva
política y de las RR.II. Ésta señala que el sistema
vigente necesita avanzar hacia la reformulación
de una nueva relación multilateral y bilateral con
organizaciones y normas jurídicas diferentes a las
existentes. Pareciera imposible diseñar una arquitectura de seguridad -acorde a la realidad
imperante- manteniendo estructuras sobrepasadas por el tiempo y las circunstancias. Por su parte
y tal vez más importante, ese esquema -hoy formalmente existente, pero sobrepasado- se ha
demostrado como insuficiente para los problemas
que ha debido enfrentar. A ello se suma una dudosa vigencia jurídica de las normas que consagran su ordenamiento básico. La referencia anterior se vincula al Sistema Interamericano de Seguridad y su principal norma reguladora, el TIAR,
dada la gravitación en las aproximaciones de su
influencia, en una nueva arquitectura de seguridad para el Hemisferio. Sin embargo, tal tránsito
nos parece que debería ser eminentemente conservador y pragmático. Es decir, resulta conveniente establecer que una solución deseada no
presupone destruir el sistema existente, sino
construir -como se dijo- y readecuar, a partir de lo
vigente. El desafío es pues transitar desde la "vieja
institucionalidad" hacia la consolidación de una
"institucionalidad emergente".
Gral. Juan E. Cheyre
la visión Estado-céntrica, propia del "realismo
político", normalmente de tendencia unilateral. Por
el contrario, los modelos futuros son propios de
una visión "aperturista de la seguridad", donde
surgen entramados de relaciones de carácter
político, societal, ambiental, militar y otros; todos
con distintas intensidades entre los componentes de un sistema situado en un plano regional.
¢ La subregión, un nuevo referente para la
seguridad
La tendencia al derrumbamiento de fronteras
sociales, económicas y políticas ha permitido que
surjan espacios territoriales compuestos por más
de un Estado, con unidad y coherencia distintas
a otras regiones donde se generan áreas para
aplicar el concepto de seguridad antes reseñado.
En éstos se presentan las oportunidades de dar
cabida a dimensiones políticas, económicas, sociales, culturales y medio ambientales, que sin
duda sobrepasan la concepción clásica del Estado; dando origen a un concepto de seguridad
amplia.
¢ Las relaciones económicas como factor
modificador
La economía ha adquirido una importancia y
preponderancia fundamental en la forma de gravitar sobre las nuevas tendencias. Es así que, en
la práctica, la geopolítica y la estrategia mantenidas en el mundo en general, y en Sudamérica en
particular, como "variables indómitas", cedieron
terreno ante el fenómeno de la globalización, integración e interdependencia. Esto permite que
el nuevo esquema considere a la economía como
"factor modificador" en las relaciones vinculadas
a la seguridad que se construyan en la región.
¢ Socios en la seguridad
Premisas básicas vinculadas a una visión
actualizada de seguridad:
Al igual que las ya establecidas se buscará definir aquellas que se estiman fundamentales, entre las que se destacan las siguientes:
¢ Aperturismo de la seguridad
La arquitectura de seguridad que llegue a
definirse para el hemisferio requiere abandonar
La tendencia imperante demuestra que las relaciones de cooperación prevalecen sobre las de
conflicto y de allí se desprende, como premisa
básica, que la nueva arquitectura se oriente a la
búsqueda de "asociaciones de seguridad"; concepto amplio en cuanto a sus componentes, ya
no solamente restringidos a la variable militar independiente de su insustituible presencia- sino
que también orientada hacia una efectiva búsqueda de solución de problemas de distinta índole,
Fasoc, Año 17, N° 3, julio-septiembre, 2002
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ANALISIS
que al ser vencidos o aminorados propenden y
fortalecen la viabilidad de integrarse en un esquema de cooperación. Una clara demostración es
el hecho probado que, al menos en el Cono Sur
de América, desde 1989 a 2000, la zona fue menos conflictiva que en otros períodos, donde se
privilegió la búsqueda de soluciones a los problemas, entre otros aspectos, debido a la integración y mutua dependencia económica.
¢ La confianza mutua, un medio y no un fin
Dentro del esquema de seguridad, las MM.C.M.
se han constituido en importantes instrumentos
para prevenir situaciones de alta conflictividad. Por
su parte, han demostrado ser efectivas, especialmente en el ámbito bilateral y subregional, jugando un papel fundamental en la futura arquitectura
de un sistema de seguridad hemisférico.
Sin embargo, para que ello se constituya en
un elemento importante deberían fortalecer su carácter de medio y no de un fin en sí mismas; además, tendrían que fortalecer su naturaleza especial, aplicable a realidades concretas, que se
orienten a enfrentar los temas que tipifican la
emergencia de los "nuevos factores
desestabilizadores" y generadores de inseguridad,
como son -entre otros- el terrorismo, las migraciones, las drogas, las rivalidades navales, el control de zonas marítimas y los problemas étnicos;
todos los cuales conforman un cuadro diverso y
complejo.
En síntesis, estas medidas -previo análisis y
evaluación de sus resultados- deberían generar
un régimen internacional de seguridad -vinculado
a un esquema de seguridad- donde los Estados
se sometan a reglas universales iguales y
vinculantes que enfrenten los conflictos reales,
siendo fundamental orientarlas a las causas que
los originan, perdiendo su nivel "formal o testimonial" y transitando hacia acuerdos con efectos
reales enlazados al escenario estratégico y
geopolítico que el nuevo escenario demanda. En
el fondo, creemos, es el momento de dejar una
proliferación aislada de ellas, para incorporarlas
a una visión sistémica.
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Premisas básicas vinculadas a las tendencias predominantes en las relaciones de
seguridad en las Américas:
Dado que el continente presenta realidades
que no son homogéneas se destacarán las siguientes, pero advirtiendo que no pueden tomarse como rigurosamente acotadas, sino una apreciación basada en la observación, que puede, por
cierto, conducir a errores de apreciación:
¢ Asimetrías en la región
Hay que reconocer la existencia de "profundas
asimetrías" que inciden en la viabilidad, importancia verdadera y factibilidad de desarrollo y permanencia en el tiempo de este importante referente. Entre ellas destacan, en la actualidad, la
mantención de "fuerzas centrífugas" que contribuyen a fragmentar un continente, llamado naturalmente a una unidad política que no se ha producido. Por su parte, en el mismo tenor, persisten diferencias importantes en el desarrollo político, social, económico y cultural entre los Estados que configuran la región; todo lo cual tiene
que ser considerado en el momento de diseñar
modelos y sistemas que de no incorporar estas
variables, parten de una supuesta "unidad", que
en los hechos no se da, ya que existen profundas
diferencias con efectos significativos en los acuerdos que se adopten y, lo que es más relevante,
en las visiones comunes a que están obligados
todos los procesos asociativos o de integración.
Una prueba del efecto que producen percepciones, situaciones o realidades diferentes, entre
actores comprometidos en un proyecto común,
es la situación del MERCOSUR a diez años de
su creación.
¢ El rol de Estados Unidos
En la región, el país del norte mantiene una
presencia importante, pero ambigua. En efecto,
la demostración más clara fue su política de
"abandono benigno", de la década del '70. A su
vez, el comportamiento de la potencia en el conflicto de las Malvinas, donde privilegió su alianza
europea en detrimento de su obligación como
miembro pleno de la OEA y principal garante del
TIAR, demuestra la existencia de prioridades a
que siempre se encontrará expuesto. Por lo se-
Fasoc, Año 17, N° 3, julio-septiembre, 2002
Componentes de una nueva arquitectura de seguridad en la región
ñalado, el rediseño de una arquitectura de seguridad no puede desconocer la importancia de Estados Unidos y su indiscutible "papel preponderante en el área". Sin embargo, con la misma
fuerza se deben hacer concordantes los intereses de dicha potencia y la visión de los Estados
directamente involucrados. En tal sentido, la simple aceptación de un esquema que pretenda
"amarrar" el nuevo sistema a un ambiente
multilateral, propio del concepto de "seguridad
colectiva", o una visión restringida de "seguridad cooperativa", pareciera simplificar y predeterminar una solución que, teniendo importantes
elementos valederos, puede ser incompleta para
consensuar un adecuado esquema de seguridad
que dé origen a verdaderos acuerdos, organizaciones y marco jurídico concordante con la realidad imperante. Hay que decirlo, la súper potencia, como nunca, tiene una responsabilidad, en
los asuntos mundiales, que va más allá de su mero
poder militar. Ésta la concebimos como el gran
imperativo ético por establecer un orden de paz
para la libertad. En una tarea de tal envergadura,
pareciera que nadie -y menos un país como Chile- puede sustraerse al desafío que ella conlleva.
¢ Efectos de los procesos económicos en la
estabilidad política
La economía, como ya se ha advertido, ha sido
variable fundamental en los procesos que, con
un dinamismo, rapidez y eficiencia, no conocidos
hasta la década de los '90, vino a acelerar soluciones a viejos problemas en el área, fundamentalmente vinculados a temas territoriales relacionados al amplio concepto de la soberanía. Sin
embargo, este factor, que ha tenido un rol estabilizador indiscutible, se encuentra actualmente
afectado por crisis económicas que se traspasan de una economía a otra y por importantes
casos de largos y profundos procesos de inestabilidad política en países que son actores importantes del sistema regional y subregional; la situación antes resumida, sin duda, atenta contra
procesos integradores. Una nueva arquitectura de
seguridad requiere solucionar, o al menos aminorar, signos de inestabilidad como es el caso entre otros- de Argentina, Colombia, Perú, Paraguay y Venezuela, que pueden conducir a procesos regresivos económicos, políticos o culturales, con grandes efectos en las relaciones
geopolíticas y estratégicas.
Gral. Juan E. Cheyre
Lo antes expuesto lleva a establecer como
"premisa básica" la constatación de estos hechos,
donde pareciera que lo fundamental radica en no
reducirlos a relaciones económicas, sino que
ampliarlas hacia vínculos políticos que integren a
la seguridad en su amplio sentido; donde se constituye en un imperativo solucionar estos factores
de inestabilidad, que impiden procesos de integración y creación de modelos de "asociación de
seguridad" verdaderos y estables.
¢ Conflictos internos y conflictos vecinales
América ha abandonado el escenario de "alta
conflictividad", que lo caracterizó en el pasado.
En general, impera la voluntad de solucionar los
conflictos a través de procesos de negociación y
acuerdo. Sin embargo, subsisten crisis o tensiones de tipo político (Argentina, Colombia, Perú,
Paraguay, Venezuela); aspectos de delimitación
geográfica indefinida ya muy restringidos (Chile/
Argentina); problemas de interpretación geográfica (Perú/Ecuador); asuntos que configuran realidades especiales cuya evolución depende de elementos ajenos a la región (las Malvinas y
Antártida); reivindicaciones que no se sustentan
con fundamentos jurídicos; temáticas de conflictos latentes vinculados a problemas étnicos, movimientos de minorías desesperanzadas, influencia de conflictos emergentes como drogas,
narcotráfico y otros.
Por todo lo expuesto, como "premisa básica"
pareciera que es posible establecer que la
conflictividad en la región se vincula a divergencias internas originadas en asuntos políticos o
económicos muy marcados por la falta de éxito
en avanzar hacia el desarrollo de una cultura popular, concordante con las exigencias que los
nuevos modelos de integración exigen. Con todo,
la peligrosidad, desde el punto de vista de las vinculaciones internacionales, es baja, pero requiere superar antiguas "barreras emocionales", para
así hacer viables nuevos modelos de sistemas
de seguridad que no podrían desarrollarse, de
subsistir los elementos reseñados, donde la inestabilidad interna, las crisis político-diplomáticas y
las asimetrías existentes no permiten dar consistencia a un nuevo tipo de acuerdos que requieren estar fundados en relaciones estables y de
confianza.
Fasoc, Año 17, N° 3, julio-septiembre, 2002
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ANALISIS
¢ Interpenetración político-estratégica
Finalmente, la última "premisa básica", desde
esta perspectiva, es la imperiosa necesidad de
desarrollar en América Latina, en general, y en el
Cono Sur, en particular, una comunidad de seguridad amplia, con actores informados, preparados y provenientes de los diversos sectores que
configuran el vasto concepto de seguridad.
En ese contexto es del todo necesario, a nivel
Estado y región, dar vida a una estructura
organizacional
que
interrelacione
sistemáticamente las visiones propias de las
RR.II. con aquellas de carácter estratégico. En
tal sentido, hay que precaverse de la tentación
orientada a limitar esta comunidad a una preeminencia civil o militar. Por el contrario, el desafío
es incorporar ambas vertientes en los niveles que
corresponda, debidamente relacionados e integrados. Esa sería la mejor forma de evitar
protagonismos, velando por eliminar asesorías
formales o tardías y generando una interacción
hasta ahora desconocida e inexistente -tal vez
incipientes, en el caso de Chile, como ha quedado demostrado en esta jornada-, capaz de ampliar, diversificar, intensificar y tratar con profundidad agendas cada vez más complejas.
Pareciera que ésta es la fórmula que puede
dar vida a una creciente asociación de seguridad,
dejando atrás los viejos esquemas -la "vieja" seguridad, como lo señaló el profesor Rojas- sobrepasados por el tiempo y asumir una nueva situación, que llama al impostergable desafío de
reconocer las tendencias emergentes para añadirles signos de estabilidad, profundidad y permanencia.
Finalmente, creo que lo más valioso que podríamos extraer de una jornada, como la que hemos disfrutado, es reconocer que actores tan importantes como los aquí reunidos -con su sola
presencia e interés por el tema- reconocen la urgente necesidad de adecuar un viejo sistema, no
por ello totalmente descartable, a una nueva realidad que estimo ha sido tan completamente expuesta.
Por otra parte, y este es un mérito no menor,
que en un país y en una cultura se perciba la integración existente en análisis de esta naturaleza,
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por sectores normalmente vistos como elementos que transitan por cauces no solamente faltos
de integración, sino que, incluso, contrapuestos
en sus visiones, apreciaciones, y proposiciones.
De allí que la multiplicidad de enfoques es, tal vez,
el germen embrionario de la necesaria generación de aportes integrados para el análisis y resolución de la autoridad a la cual le compete, en
exclusiva, la formulación de la política exterior chilena. Al respecto, pienso sinceramente que éste,
nuestro Chile -observado hoy como una verdadera "isla" en Sudamérica, dado el grado de
institucionalidad alcanzado, el sólido nivel de su
economía, la credibilidad de que goza en el exterior y la forma de solución de una mayoría de sus
conflictos internos- requiere más que nunca de la
configuración de verdaderas redes de pensamiento, en un mundo donde la característica es la incertidumbre, que sólo puede ser desafiada cuando en los enfoques participan actores que puedan despejar las variadas interrogantes de un
escenario diverso, anárquico, lleno de contenidos
y particularidades, que ningún interlocutor único
podría llegar a dominar, sin la necesaria
interpenetración político-estratégica a la que hice
referencia precedentemente.
En mi condición de Comandante en Jefe no
podría dejar de reiterar nuestra permanente disposición de contribuir, en el ámbito de nuestra
competencia, a todo aquello que permita avanzar
en la dirección y unidad de propósitos que hoy
hemos procurado concertar, en coordinación con
el C.C.RR.II.
Por último, y no pretendiendo que constituya
una apreciación definitiva, creo que no estarían
dadas las condiciones para adelantar modelos de
una nueva arquitectura de seguridad hemisférica
(salvo en un ejercicio teórico). Pareciera que es
el momento de transitar hacia la definición de los
componentes básicos de la misma. También es
un hecho que en la búsqueda de tal definición es
imperativo partir de una amplia red de
interacciones, ya existentes, cuya naturaleza y
características, sobre todo de los más modernos
acuerdos, responden a la realidad vigente, pero
necesitan un marco de referencia e integración,
el cual sin duda hoy no presentan. En síntesis,
planteo como desafío continuar avanzando hacia
la búsqueda del ideal de paz en un sistema de
Fasoc, Año 17, N° 3, julio-septiembre, 2002
Componentes de una nueva arquitectura de seguridad en la región
seguridad, regional y continental, al cual va a contribuir un régimen que, a no dudar, será diferente
al existente, pero que sólo podrá definirse cuando se conjuguen y armonicen estas redes funcionales. Las premisas básicas, que han constituido el eje central de mi exposición, estimo son elementos -deducidos de esta jornada- que permitirían transitar en la dirección descrita.
Termino mis palabras con una reflexión directamente vinculada a mi visión como CJE. con respecto a esta temática. En términos generales
podríamos decir que esta mañana ha sido una
provechosa jornada de reflexión, que nos plantea
retos y oportunidades. Nuestra tarea como Ejército es seguir colaborando para que Chile se pueda proyectar en el tiempo como una Nación próspera. Por ello, y coherente con el plan de modernización, iniciado hace algunos años, en el presente estamos avanzando hacia una etapa de
grandes perspectivas. Se trata de compatibilizar
un nuevo desarrollo de la fuerza con la obtención
de reales capacidades de cooperación y de
disuasión en el actual panorama internacional.
Así, a través de premisas tan básicas como proyección de la fuerza, multifuncionalidad,
sustentabilidad, refuerzo de un modelo vocacional-profesional, y con un claro aporte al espíritu
Gral. Juan E. Cheyre
republicano, hemos emprendido un desafío que
nos permitirá aprovechar las enormes capacidades de que dispone el Ejército.
Con esto no quiero decir que tenemos resuelta las tareas que aquí se han planteado, pero creemos estar en la línea de lo que el país necesita, y
con la clara convicción de que debemos avanzar
muy integrados, mirando más el futuro con un claro compromiso con las nuevas generaciones de
chilenos, frente a los que no podríamos justificar
nuestra falta de empuje y voluntad, aduciendo una
preocupación por resolver todos los problemas
del pasado.
Sinceramente, me siento muy satisfecho y reconfortado con la presencia y participación de
ustedes en este seminario. Ello reafirma que la
voluntad y disposición de preocuparse por estos
problemas de Estado -a la luz del enfoque político y también militar- tiene un sustento en hombres y mujeres muy capaces y que mucho pueden entregar a Chile. Por eso, vaya a todos ustedes, autoridades, invitados especiales, señoras
y señores, el reconocimiento del Ejército de Chile, y el compromiso que nuestros esfuerzos coincidirán siempre con los grandes intereses de la
Patria, que son el factor de unión y una responsabilidad que todos compartimos.
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