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INSTITUTO TECNOLÓGICO Y DE ESTUDIOS SUPERIORES DE MONTERREY ECONOMÍA ECOLÓGICA CASO CHINA Abril Ayón, Brian Gallegos 26 de noviembre de 2013 1 INTRODUCCIÓN Los objetivos de esta investigación consisten en conocer en qué se basan las políticas que se han creado alrededor del tema de la ecología económica y ver cuál es el beneficio que se pretende conseguir con ellas. Relacionado a lo anterior se atiende al caso concreto de China, que se ha encargado de destinar paquetes financieros a la construcción de ciudades verdes. Por lo tanto queda como objetivo general, conocer en qué consisten estas políticas alrededor de dicho tema y como objetivo particular se pretende saber qué se ha llevado a cabo entorno a dicha materia en relación con China y así mismo, investigar cuál es el impacto que busca generar el país asiático atendiendo a las medidas lleva a cabo. Se hizo una investigación de tipo documental que llevó a responder las preguntas que se tienen en los objetivos, es decir, se logró una revisión del tema en cuanto a cuáles son las políticas de economía ecológica que se presentan alrededor del mundo para proveer un marco general de la situación que atiende a los objetivos generales y se habla de un caso concreto, teniendo como actor a la República Popular de China con respecto a los paquetes de “estimulación verde” que ha implementado recientemente, con el fin de aludir a los objetivos particulares. La justificación de esto recae en que recientemente los países alrededor del mundo están incluyendo en sus agendas medidas para conjugar el desarrollo económico con el ecológico, esto por la acrecentada necesidad por preservar los recursos naturales y los ecosistemas que conforman el patrimonio de las futuras generaciones. Por otro lado, se debe recalcar que los problemas ecológicos y medio ambientales de los actores internacionales tienen un efecto igualador, por lo que estas cuestiones dejan de ser de carácter interno y pasarán a afectar a los todos los demás países, trascendiendo sus fronteras pues existe un universalismo de los peligros y una globalización de los riesgos ecológicos. Desde antaño el cuidado que se le debe dar a los recursos naturales y al medio ambiente han sido temas que han generado controversia y que han estado presente en las agendas políticas sin embargo, es en la actualidad y en medio de las consecuencias negativas que ha traído el mal uso y descuido de éstos dos elementos, que se ha generado un interés más arraigado entorno a los 2 debates que giran alrededor de temas como la sustentabilidad, la sobreexplotación, la degradación ambiental, la escasez de recursos, la economía ambiental, entre otros temas. Cabe destacar que se reconoce la importancia no sólo entre los gobiernos de diversos países en sus diferentes niveles, sino también entre organizaciones no gubernamentales pro-defensoras del medio ambiente, organizaciones internacionales y la opinión pública. Empero, las discusiones que se llevan a cabo alrededor del tema no van a la par con las mejoras que se han hecho acerca del mismo. Por otro lado, es primordial esclarecer cuáles son los conceptos de economía ambiental y economía ecológica, que si bien están interrelacionados no deben confundirse. El caso del primer concepto maneja que en “[…] este enfoque es posible contar con métodos económicos de mercado que permiten obtener, de forma eficiente, un nivel óptimo de degradación ambiental y una valoración económica del daño ambiental, como base para la toma de decisiones. (Pichs, 2011) Es decir, son los gobiernos a través de diversos mecanismos, como manejo de gravámenes sobre el medio ambiente y la negociación de los permisos de emisión de contaminantes, como se refleja de manera tangible en el Protocolo de Kioto, entre otros instrumentos internacionales, que sostienen un aparente equilibrio entre los recursos ecológicos y medio ambientales con la utilización de ellos. Sin embargo, lo complejo de esto se denota cuando no se encuentra un “adecuado” valor pecuniario como penalización a las actividades nocivas o bien, cuando no se llega a un consenso sobre las normas ambientales o peor aún, cuando ninguna de estas dos situaciones son respetadas a pesar de su existencia. Es por lo anterior que se deriva hacia la década de los 80´s, el concepto de la economía ecológica que va más allá del manejo artificial de lo natural es decir, los recursos naturales en razón de la economía, y que trata de embonar el crecimiento económico con la sustentabilidad ambiental y que consiste por lo tanto en una “gestión de la sostenibilidad” (Pérez, 2009). Cabe aclarar, que inversamente a lo que se ha manejado tradicionalmente, este enfoque desarrolla la noción de sistema y subsistema, colocando a la economía como parte integrante de la biosfera y que como tal, las decisiones se deben tomar en función de esta reestructuración. Como se ha hablado anteriormente la preocupación se ha dado a nivel global, sin embargo, hay países que presentan mayores complicaciones por el exponencial crecimiento de la población que se relocaliza dentro de las ciudades, lo que genera una alarma debido a las consecuencias económicas, sociales y medioambientales que esto traerá sobre todo para aquellos 3 países como China e India en donde el crecimiento urbano se incrementará en gran medida, como lo ha pronosticado la ONU. Si bien China es criticada por el deficiente manejo de sus políticas medioambientales, ha entrado a participar dentro de la economía ecológica a través de algunas medidas que ha tomado recientemente como lo es la construcción de ciudades verdes. Es mediante el estudio de estas innovaciones implementadas que se verá que el país en cuestión no está haciendo esto en función de un beneficio mundial a largo plazo sino como una operación basada en provecho propio y que no puede ser reproducido como un mecanismo que contrarreste el deterioro medioambiental y el mejor aprovechamiento de los recursos a nivel mundial, pues no todos los países cuentan con el recurso económico ni tecnológico para desarrollar estas tipo de ciudades. MARCO TEÓRICO El capitalismo, según la economía ecológica, es un sistema cerrado, que contempla un ciclo en el que el protagonista son las empresas, las cuales “producen los bienes y servicios que son comprados por las familias que, a su vez ofrecen en el mercado capital, tierra y trabajo que es comprado por las empresas y así sucesivamente”. (Foladori) Sin embargo, dentro de este ciclo no están incluidos los recursos naturales, los cuáles deberían ser un elemento primordial dentro de la economía. El funcionamiento del sistema capitalista es muy cuestionable, ya que crea una gran brecha entre los sectores de la sociedad. La concentración de riqueza y poder condicionan los procesos que se refieren a la base material del sistema de producción. Como dice Michael Zürn, entre la destrucción medioambiental como resultado del bienestar y la destrucción medioambiental como resultado de la pobreza existe una diferencia esencial. (Ituarte, 2012) El hecho de que las economías capitalistas sean tan excluyentes provoca que los sectores más pobres, al no tener acceso a las comodidades y los recursos de que disponen los ricos tengan que buscar la manera de subsistir, sin importar que para ello deban hacer uso de los recursos existentes, sin pensar en los daños colaterales que pudieran surgir de esto. “Los pobres están más preocupados de sobrevivir, recolectar y aun depredar para alimentar a los hijos, antes que pasar frío contemplando el bosque nativo.” (Bardón, 2008) Lo anterior va relacionado con el tema de justicia ambiental, que se centra en el hecho de que el daño medioambiental se da de manera desigual dentro del sistema, ya que la contaminación y 4 agotamiento de los recursos naturales afecta principalmente a los países y grupos de población más desfavorecidos a nivel internacional. Lo anterior, coincide con una publicación que ofrece el Polo de Socio-Economía Solidaria (PSES) llamada Justicia Ambiental, Deuda Ecológica y Sustentabilidad en la cual se habla de la enorme brecha entre los países norte-sur, además toma el tema de la sustentabilidad desde una perspectiva más humanística, que no se enfoca solo a la conservación ambiental, sino también a los derechos de la población desfavorecida. (Alianza por un mundo responsable) En otras cuestiones, cabe resaltar que los instrumentos jurídicos internacionales hechos alrededor de la cuestión medioambiental comenzaron a tomar importancia durante el siglo XX, después de la Segunda Guerra Mundial, entre los que se encuentran la Convención Internacional para la Prevención de la Contaminación por Petróleo de los Mares (1954), la Convención de París sobre la responsabilidad de terceras partes en el campo de la energía nuclear (1960), La Conferencia de Estocolmo sobre el Medio Ambiente, convocada por las Naciones Unidas en 1972, la cual aumentó la conciencia política sobre la naturaleza global de muchas amenazas al medio ambiental y que llevó a la creación del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente. En 1992 las Naciones Unidas convocaron una Conferencia global sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo en la que se aprobaron la Convención Marco sobre el Cambio Climático y la Convención sobre Diversidad Biológica. El protocolo de Kioto que entró en vigor en 2005 y que algunos países aún no ratifican. Es muy importante para esta investigación establecer una relación entre la teoría del riesgo de Ulrick Beck y los daños medioambientales. El riesgo es un enfoque moderno de previsión y control de las consecuencias futuras de la acción humana y está relacionado ampliamente con la toma de decisiones. Anteriormente esas decisiones se tomaban calculadas por normas que minimizaban los riesgos, sin embargo, en la actualidad se han invalidado esas normas y se ha entrado en una sociedad del riesgo global, en la cual estas normas ya no son tomadas en cuenta, según Ulrich Beck los riesgos causan daños sistemáticos que desencadenan un proceso de desigualdad social, se habla de una incertidumbre y amenazas causadas por una sociedad industrial en la que hay una capacidad para destruir todo tipo de vida sobre la tierra. (Beck, 2002) Actualmente vivimos en una sociedad de riesgo en la que las decisiones que se toman en el sistema internacional están basadas en intereses económicos que no miden los efectos a largo 5 plazo, afectando gravemente la calidad de vida de la población, además de aumentar las posibilidades de que el sistema económico vigente se desestabilice, en gran medida debido a los fenómenos de la globalización y modernización, los cuales exigen cada vez más explotación de recursos. En el caso particular de China se puede observar cómo las decisiones tomadas para acelerar el crecimiento económico y colocar al país como una potencia no contemplaron el daño social que provocarían y que aunque se esté trabajando para solucionarlo, los efectos ya causados no pueden revertirse. LA PROBLEMÁTICA MEDIOAMBIENTAL A NIVEL INTERNACIONAL Y EL CASO DE CHINA Debido a una creciente preocupación a nivel internacional acerca de las problemáticas medioambientales, una concientización masiva sobre la fragilidad de los ecosistemas y al reconocimiento por parte de los Estados de la importancia del medio ambiente, no solo como un ente proveedor de recursos naturales, sino como un todo con una mayor relevancia, cada vez son más los países que incluyen políticas o legislaciones basadas en la preservación del medio ambiente, acentuando un incremento en los proyectos ecológicos para ir alejando cada vez más los problemas basados en el consumo con el objetivo de encontrar la autosuficiencia y el desarrollo sostenible dentro de sus comunidades, con bases en el respeto y preservación del ambiente. Este interés, no podría ser catalogado simplemente como algo inherente a la preocupación de los países por estos rubros, sino que se debe en gran medida, a las acciones multilaterales y al trabajo en conjunto que tienen lugar en la agenda de los grandes organismos internacionales como lo son la misma Organización de las Naciones Unidas (y sus diferentes subdirecciones especializadas) como el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y otras ONGs, refiriéndose específicamente a los debates sobre la “economía verde en el contexto del desarrollo sostenible y la erradicación de la pobreza” como uno de los dos temas fundamentales de la agenda de la Conferencia de las Naciones Unidas Río+20 en 2012, junto al tema “marco institucional para el desarrollo sostenible” (Centro de investigaciones de la Economía Mundial, 2013) como ejemplos de las acciones y esfuerzos de cooperación multilateral 6 y del interés de los países por los temas de desarrollo sostenible y del cuidado del medio ambiente para su propio desarrollo. Aunado a lo mencionado anteriormente, la revista latinoamericana de ciencias sociales Nueva Sociedad, menciona en su publicación “Ciudades Justas”, la siguiente observación en cuanto a proyecciones sobre la coyuntura internacional: “vivimos en un mundo cada vez más urbano. Las previsiones de la ONU señalan que en 2050 más de 70% de la población mundial vivirá en ciudades. Más de la mitad del crecimiento urbano total tendrá lugar en China y la India, que se están erigiendo en centros de crecimiento económico. Por eso, en un contexto de cambio climático, resulta necesario volver sobre el concepto de ciudades sostenibles y justas […]” (Roth, 2013) por lo que queda entredicho, que probablemente en el mediano o corto plazo, los estándares de crecimiento y desarrollo económico estarán mayormente condicionados o en función, no solo de factores económicos, sino de la capacidad que tengan los países para mantener una economía a flote, teniendo como pilar el cuidado de sus recursos naturales y a su espacio medioambiental como pieza clave en este desarrollo, por lo que queda, a partir de este punto, más que recalcada la importancia de este tipo de políticas (o lo debería tener) en la agenda de los países. Dando continuidad al tema central de esta investigación, es importante recabar ciertos conceptos importantes para poder entender las diferencias entre los diferentes tipos de políticas en temas medioambientales, poniendo énfasis en la definición del concepto de políticas económicas ecológicas. Ramón Pichs Madruga, subdirector del Centro de Investigaciones de la Economía, en la Habana, Cuba la define como “ un nuevo campo trans-disciplinario dedicado al estudio de las relaciones entre los ecosistemas y los sistemas económicos en el sentido más amplio, incluyendo los conflictos entre el crecimiento económico y los límites biofísicos de los ecosistemas” (Centro de investigaciones de la Economía Mundial, 2013) el mismo Madruga en su publicación, señala el creciente despliegue de este tipo de políticas a nivel mundial destacando con esta definición que de cierta manera, se puede validar la postura expuesta anteriormente de la cada vez mayor interconexión entre crecimiento y desarrollo económico con el eje ecológicomedioambiental. En este mismo artículo, Madruga señala que dentro del campo de la economía ecológica, se han incorporado conceptos de distintos campos de la ciencia incluyendo por supuesto, a la ecología, el derecho internacional, ciencias económicas y un enfoque crítico del 7 análisis económico neoclásico, señalando como uno de los principales postulados de la economía ecológica la idea de que “el medio ambiente tiene una gran capacidad para proporcionar recursos naturales destinados a las actividades humanas y para absorber desechos, pero esta capacidad es limitada.” (Centro de investigaciones de la Economía Mundial, 2013). Otras ideas dentro del pensamiento de la economía ecológica de relevancia son las nociones de los límites del crecimiento material, incluida la posibilidad de desarrollo sin crecimiento bajo el enfoque del “estado estacionario” (de Herman Daly), acerca de que la naturaleza tiene valor por sí misma, más allá de su utilidad directa para el hombre. “Los estudios acerca de la huella ecológica y la conclusión de que los países desarrollados deben reducir drásticamente su consumo de materiales y energía, así como los residuos generados ya que el consumo tras superar cierto umbral no conduce a la felicidad;” (Centro de investigaciones de la Economía Mundial, 2013). Según lo relata Madruga en su artículo, las más recientes iniciativas de “economía verde” han alcanzado su máxima expresión a raíz de la actual crisis económica global, desatada en el 2008, que como se conoce no constituye un crisis cíclica más, sino una crisis estructural y multifacética con múltiples dimensiones (inmobiliaria, financiera, comercial, social, alimentaria, energética y ambiental, entre otras). Se menciona que al desatarse la crisis económica global, un grupo de países anunció la inclusión, en los paquetes de recuperación económica, de fondos destinados a los llamados “estímulos verdes”, “que llegaron a totalizar unos 188 mil millones de dólares entre el estallido de la crisis (en septiembre de 2008) y mayo de 2010.” (Centro de investigaciones de la Economía Mundial, 2013). En este debate sobre la economía verde, se da a conocer que los mayores paquetes de “estímulos verdes” corresponden a EE.UU. (con 67 mil millones de dólares), China (con 47 mil millones de dólares) y Corea del Sur (25 mil millones de dólares), dato que sin lugar a dudas, destaca la posición de estos 2 países asiáticos ante el desarrollo de este tipo de políticas en la región. 8 Sin embargo, el desembolso de tales fondos, como parte de las iniciativas de “economía verde”, según lo relata este informe, ha sido muy lento y a finales de 2009 sólo se había ejecutado alrededor del 9% del monto anunciado (REN21, 2010). En países como EE.UU. los círculos de intereses económicos y políticos vinculados a los combustibles fósiles y otros grupos de presión afines tienden a obstaculizar este tipo de inversiones. Se considera que Asia, sobre todo China y Corea del Sur, lideran las tendencias globales de la “economía verde”. En el caso chino se destacan las inversiones para desarrollar fuentes de energía renovable (como la eólica y la solar) y la eficiencia energética; en tanto Corea del Sur se destaca por inversiones ambientales, como las dirigidas a desarrollar vehículos con bajas emisiones. China invirtió 49 mil millones de dólares para fomentar las fuentes de energía renovable en 2010, superando por segundo año consecutivo a EE.UU. (que dedicó 25 mil millones de dólares en ese año) en este tipo de inversiones (REN21, 2010 y 2011), información que podría demostrar el nuevo orden internacional, respecto al liderazgo en cuanto a implementación e inversión en el área ambiental. Sin embargo, es importante digerir esta información objetivamente, ya que, por otra parte, es por demás conocido que China es catalogada como uno de los países a nivel mundial con mayores problemas de contaminación y de daños ecológicos. Según el periódico de Jalisco, el Informador “China se encuentra en la tercera posición de entre los 10 países más contaminados del mundo, seguido de Estados Unidos (en primer lugar) y Rusia (en segundo)” (El informador, 2013). Es pues que este país “tiene el 70% de contaminación en sus playas. Las empresas petroleras han retrasado durante años la mejora del diésel que queman. Como resultado, los niveles de sulfuro del diésel chino son al menos 23 veces los de Estados Unidos” (El informador, 2013) por lo que podría interpretarse lo anterior mencionado sobre el nuevo liderazgo ecológico chino, más bien como una preocupación interna para resolver estos problemas (y el reconocimiento de la importancia de los problemas ambientales como un asunto político) y no tanto como un ejemplo a nivel mundial sobre implementación de este tipo de políticas como lo menciona en su informe Madruga. Sin embargo, es importante reconocer que, aunque China tenga una situación tan agravada en términos de preservación y cuidado del medio ambiente, sí se podría reconocer un cierto “liderazgo” en cuanto al combate de estas importantes problemáticas causadas por la exponencial industrialización del país, poniendo como 9 ejemplo afirmativo a esta aseveración, una nota publicada a inicios del 2013 por el periódico mexicano El País, la cual menciona que el gobierno chino “gastará 277.000 millones de dólares en los próximos cinco años para combatir la contaminación” (El País, 2013) además del desarrollo de un ambicioso proyecto de inversión para recuperar tierras contaminadas, con la creación de la primera ciudad ecológica del mundo: Tianjin Eco-City a manera de una respuesta positiva ante estas problemáticas. Para hablar más a fondo sobre este proyecto, la ambiciosa propuesta de una "ciudad ecológica" se presentó al gobierno chino en abril de 2007, y se aprobó con ciertas condiciones: debía llevarse a cabo en un terreno totalmente inhabitable, que no fuera apto para la agricultura (para no impedir el desarrollo de esta actividad) y con acceso a agua contaminada. El objetivo de estos requisitos era claro: hacer de un ámbito totalmente "muerto" un espacio apto para la vida urbana. (La nación, 2013) Así, según lo señala el artículo del periódico argentino La nación, “en 2008 comenzaron las primeras etapas de construcción del proyecto al norte del país en Tianjin (ubicado a 150 kilómetros del centro de Beijing) que incluirá 30 kilómetros cuadrados de extensión y podrá albergar a 350.000 habitantes. "Una ciudad próspera que es armoniosa socialmente, amigable con el medio ambiente y eficiente en el uso de recursos", aseguraron en la presentación del proyecto sus creadores: los gobiernos de China y Singapur, mismos responsables de su financiamiento (La nación, 2013). Resaltando los tintes confusionistas de la ciudad, este proyecto se basa en tres tipos de armonías y tres habilidades. “En primer lugar: la sociedad viviendo en armonía con otras sociedades, con sus actividades económicas y con el medio ambiente. En segundo lugar, el proyecto de "ciudad ecológica" tendrá tres habilidades: será práctica (las tecnologías aplicadas deben ser económica y comercialmente viables), reproducible (se busca que el modelo se replique en otras ciudades de China y de otros países del mundo), y a escala (sus características han sido pensadas para poder adaptarse con facilidad a nuevos proyectos).” (La nación, 2013) muestra del espíritu chino en la planeación. Entre las especificaciones del proyecto, uno de sus principales objetivos es el darle una nueva vida a un terreno inhabitable, cuyo suelo está contaminado por los residuos tóxicos que allí 10 se depositaron en el pasado. Además, según el reportaje, “se desarrollarán parques eólicos que permitan aprovechar el viento para la generación de electricidad y el abastecimiento del consumo energético de sus ciudadanos […] se instalarán paneles y calentadores solares para emplear al máximo la energía del sol. Así, el agua de los edificios saldrá caliente gracias al sol. Se estima que entre los aerogeneradores y los paneles solares se podrá producir el 20% de la energía de la ciudad. El porcentaje restante buscará satisfacerse a través de bombas de calor que aprovechan la diferencia de temperatura entre la superficie y el subsuelo para generar energía.” (La nación, 2013) Los edificios serán ubicados con una determinada orientación de modo de aprovechar los ciclos naturales del día y la noche. Además, dispondrán de la última tecnología en materia de eficiencia como sensores de movimiento para la luz, persianas "inteligentes" para regular la iluminación y temperatura en el interior, ventanas de doble vidrio y materiales aislantes en las paredes. Cabe destacar que todo edificio debe cumplir con el requisito de arquitectura sustentable, no hay ninguno que pueda escapar a esta condición. Respecto a la vida dentro de este tipo de ciudades, se tiene especificado que “cada uno de sus habitantes deberá separar la basura en reciclable y no reciclable, la cual será recogida por medio de un sistema neumático para el cual no se requiere contar con camiones. Para este 2013, aspiraron a generar sólo 0,8 kilos de basura por persona. El 60% del total deberá poder reciclarse.” (La nación, 2013) Respecto al trabajo local, la ciudad, como se detalla en el artículo, “incluirá edificios y oficinas comerciales a fin que se constituyan en el ámbito de trabajo de sus propios habitantes. De este modo, se ahorraría tiempo, dinero e impacto ambiental en el traslado del hogar al trabajo.” (La nación, 2013) además de que existirá un predominio de espacios verdes, fundamentales para mantener presente la naturaleza en las grandes urbes. Cada edificio contará con un proyecto de terraza o techo verde. Se crearán cañaverales para favorecer el asentamiento de las aves y contribuir a la reutilización del agua. Cabe destacar que todo el proyecto arquitectónico fue pensado y diseñado en forma de cuadrícula para que pueda ser atravesado por un valle verde con rutas para ciclistas y el tranvía. Y al menos el 70% de la vegetación utilizada deberá ser nativa. (La nación, 2013) 11 Para concluir con los detalles del ya mencionado proyecto, el artículo menciona que “con el proceso de producción en marcha, ocho kilómetros cuadrados ya concluidos y 200 familias viviendo en el lugar desde marzo de 2012, se espera que la Tianjin Eco-city esté finalizada en el 2016. Para el 2020 se estima que habrá 350.000 residentes en la ciudad” (La nación, 2013) por lo que ya es relativamente un hecho que, por lo menos en términos de funcionalidad este tipo de proyectos se encuentran en funcionamiento, denotando que en el corto plazo, sabremos los impactos verdaderos que traiga consigo esta nueva ciudad ecológica. CONCLUSIONES Las nociones de una ciudad con estas características dan un panorama totalmente idealista e innovador como respuesta a uno de los grandes problemas ecológicos en China (hacer más funcionales las ciudades, utilizando al máximo los recursos y con respeto al ambiente directo) pero ¿sería totalmente viable pensar en replicar este modelo de ciudades verdes en otras regiones del mundo? ¿Es posible que sea sustentable para el mismo gobierno chino implementar más ciudades de este tipo dentro de su territorio? Al margen de esta investigación, resulta complejo contestar a ciencia cierta estas interrogantes, pero en términos de costos de inversión, hasta para la misma China que tuvo que recurrir del apoyo financiero del gobierno de Singapur, resulta complicado replicar este tipo de ciudades dentro de su propio territorio. Según la página oficial del proyecto Tianjin Eco-City, la ciudad ecológica tiene hasta el momento una inversión total de ¥150 billones (US$22 billones), por lo que pensar en instalar este tipo de proyectos en países subdesarrollados o en crecimiento como América Latina, África o incluso para economías consolidadas como los Estados Unidos o la misma Unión Europea, significaría un golpe fuerte para sus finanzas internas ante un panorama que no ha sido 100% probado ya que existe cierto escepticismo y especulación respecto a los impactos reales de este tipo de proyectos, por lo que no es sencillo que se replicaran completamente en otras regiones del mundo. Quizá antes que pensar en este tipo de soluciones que no se acercan siquiera a erradicar el problema, éste debería atacarse desde la raíz, concientizando a la población para que se tomen medidas preventivas para que el problema no empeore, apelando al buen juicio y los valores tanto de los directivos de las grandes corporaciones y miembros del gobierno como de la sociedad civil, principalmente entre los jóvenes, quienes están más propensos a sufrir las consecuencias de los actos que hoy se están 12 llevando a cabo y que sin duda, afectarán gravemente la calidad de vida de las futuras generaciones. Por último, otra de las conclusiones a las que se ha llegado, a partir de la exploración de la literatura y los artículos informativos, es que, a diferencia de la opinión con la que se inició esta investigación respecto al liderazgo e interés Chino para resolver los grandes problemas mundiales ambientales y la utilización de este tipo de políticas económicas ecológicas, basadas en proyectos de auto-sustentabilidad buscando respuestas alternativas y diferentes soluciones, se podría inferir que este actuar y modificación en la agenda del gobierno chino, ha sido más bien una respuesta a sus graves problemas ambientales (solución de un problema interno que ha repercutido gravemente en su territorio) que un afán por convertirse en un líder mundial del fomento y la protección del medio ambiente, producto de una política externa e interna basada en el pragmatismo. REFERENCIAS Alianza por un mundo responsable, p. y. (s.f.). SocioEco. 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