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Transcript
40 NEGOCIOS OPINIÓN
INTERNACIONALES
ALGUNAS
CONSECUENCIAS DESEADAS
de la no firma del TLC con EE.UU.
P
ara evitar malos entendidos, esto es lo que pienso de
un tratado de libre comercio entre el Perú y los Estados Unidos:
- Que es de vital importancia para el Perú desde un punto
de vista comercial, financiero, de promoción de inversiones
y, también, desde una perspectiva geopolítica.
- Que es de verdadera importancia ideológica y geopolítica
para los Estados Unidos, pero de casi cero importancia desde un punto de vista comercial y financiero.
- Que, indefectiblemente, todo tratado de libre comercio
genera ganadores y perdedores.
- Que en el corto y el mediano plazo un TLC es el camino
más certero para ir revelando y desarrollando -de a pocosnuestras verdaderas capacidades competitivas.
- Que con un tratado de libre comercio con los Estados
Unidos se irán cerrando los candados para que el Perú cuente, finalmente, con un marco jurídico que haga cada vez más
difícil, sino imposible, el uso ciego de la economía en favor de
los caprichos de la política.
De igual manera y con igual intensidad, no creo -ni por
asomo- en ninguno de los siguientes vaticinios o análisis hechos por "expertos" en la materia:
- Que el "culpable" de que no se apruebe a tiempo el TLC
en el Congreso de los Estados Unidos sea el ahora ex presidente Alejandro Toledo.
- Que si el TLC se firma, esto se deberá a la gracia y los
contactos del bienhadado Hernando de Soto.
- Que los esfuerzos políticos y diplomáticos de la nueva
administración constituyan la clave para deshacer el entuerto.
- Que la no firma del TLC significará una catástrofe para la
economía peruana.
- Que quienes se oponen al TLC tal y como está sean
capaces de concebir un TLC de alguna otra manera (la ideología actúa en ellos como una verdadera "funda" mental en
lugar de como una verdad fundamental).
- Que una llamadita telefónica (de presidente a presidente) bastará para salvarnos.
Me parece que esta demora en la aprobación del TLC
por el actual Congreso norteamericano, demora que por lo
demás bien podría hacerse eterna, nos sirve para revelar
algunas consecuencias deseadas para que el Perú pueda llegar a transitar, algún día, por una senda firme de modernidad.
¿A qué consecuencias deseadas me refiero?
- La demora nos revela, sin ambages, la larga de lista de
personas, instituciones y estamentos de la sociedad que están sinceramente interesados en el desarrollo económico y
en la modernidad en el Perú. Los hemos visto en las noticias,
Por Carlos Anderson
los escuchamos en los gremios y los extrañamos en el mundo de la política. Ellos son quienes están decididamente a
favor del TLC, a pesar de sus innegables faltas. Y de igual
manera, esta demora nos ha revelado -ya sin caretas- a aquellos que declarándose nacionalistas y revolucionarios son apenas unos grandes conservadores de izquierda (y en algunos
casos de centro-izquierda). A estos, el TLC así o asá les
resulta a priori igualmente malo.
- La demora "inesperada" nos ha revelado una tragedia
nacional: nuestra infinita capacidad para la imprevisión y la
autocomplacencia. Cualquier analista más o menos enterado
hubiera podido prever, por lo menos un año y medio atrás,
que el camino hacia la aprobación del TLC con el Perú en el
Congreso norteamericano estaba minado por las peculiaridades y necesidades del proceso político en ese país, y que
por lo tanto era necesario apurar los tiempos. Si bien hubiera
sido difícil prever la magnitud de la derrota republicana en las
elecciones del 7 de noviembre pasado, nadie en su sano
juicio, observando el desarrollo de la guerra en Iraq y su
profundo impacto sobre el sentir del electorado norteamericano, hubiera esperado -como al parecer sí lo hicieron los
negociadores peruanos- que las cartas estuvieran echadas a
su favor y que, por lo tanto, la aprobación del TLC fuera un
"done deal".
- Las acciones tomadas por la nueva administración, desde el nombramiento de un supuesto súper negociador del
TLC hasta el envío de una misión ministerial nada secreta,
nos muestran a las claras un grave desconocimiento de cómo
funciona la política en el gran país del norte. Allí la política es
siempre local y esta con frecuencia tiene preeminencia sobre
las propias cuestiones de Estado. Además, dada la naturaleza
federal de su organización política, el respeto estricto a la
independencia de poderes y los controles post-Watergate,
que recortaron las alas del poder imperial con que antes
contaban los presidentes norteamericanos, es muy poco lo
que el Sr. Bush puede hacer de motu proprio. Ciertamente,
y para desgracia nuestra, existen varios otros temas que tienen prioridad para la administración del Sr. Bush en estos
momentos en que ve diluirse lo poco que le queda de capital
político. Más efectivo hubiera sido seguir trabajando con las
firmas especializadas en hacer lobby en el Congreso estadounidense.
- Ya sea para exagerar su importancia o para minimizarla,
los "actores" en el debate en torno al TLC han usado con
frecuencia insana la hipérbole como arma preferida. Así, hay
quienes han afirmado que la no firma del TLC implica la
destrucción de cientos de miles de empleos, mientras que
otros consideran que el TLC hacia afuera tan solo beneficia al
2% de las empresas y que, por lo tanto, más importante es
fomentar un TLC "hacia dentro" (sic). Los que defienden el
atraso y los intereses particulares de un sector de la sociedad
se han opuesto a la firma del TLC con los Estados Unidos
porque -según dicen- significaría la destrucción de nuestro
sector agrícola, en tanto quienes apuestan todo por su aprobación nos dicen que sin TLC ni APTDEA el sector textil
quebrará y con él otras industrias conexas. La verdad, como
casi siempre, no está en ninguno de los extremos. Ni la
economía ha de colapsar ni tampoco ha de desaparecer la
agricultura ni nuestro sector textil. Ciertamente, las cosas se
pondrán duras y habrá que actuar con decisión. Pero, ¿acaso
no es hora ya de que estos sectores vivan su realidad y se
fuercen a encontrar sus verdaderas fortalezas?
- La posible no firma del TLC con los Estados Unidos y la
exposición más franca a las exigencias del comercio internacional constituyen ciertamente un reto mayor, que ha de dejar en el camino a una serie de industrias y sectores económi-
Cualquier analista más o menos enterado hubiera
podido prever, por lo menos un año y medio atrás, que el
camino hacia la aprobación del TLC con el Perú en el
Congreso norteamericano estaba minado por las
peculiaridades y necesidades del proceso político en ese
país, y que por lo tanto era necesario apurar los tiempos.
cos de poca viabilidad y racionalidad económica para un país
con las ventajas y desventajas comparativas del Perú. Pero el
país no tiene por qué paralizarse. La firma de un TLC no es
condición indispensable para avanzar en la ruta del progreso
(ni China ni la India ni Chile necesitaron de un TLC para
impulsar sus economías). Si por uno de esos milagros, el
Congreso norteamericano aprueba en el corto plazo el TLC
con el Perú, pues en buena hora. Pero ni su firma asegurará
el desarrollo del país ni su no firma nos ha de condenar al
fracaso. „
42 NEGOCIOS OPINIÓN
INTERNACIONALES
El deceso de
FRIEDMAN y EL TLC
Por Pedro Llosa Vélez
R
esulta pintoresco que todavía algunos columnistas aboguen por el libre comercio como si la discusión se
limitara a un eje dicotómico entre anarquía o autarquía. Hoy nadie discute los beneficios del comercio per se, ni
siquiera Fidel Castro, porque tanto sus ventajas como perjuicios han quedado bien sentados en la tradición.
Lo que sí se discute, más bien, obedece al plano específico de cada país. Todos quieren saber si un tratado particular
los beneficiará o no y en qué forma. Quien no lo ve así, es
porque cree que la economía es un fenómeno axiomático
que puede deducir a priori toda la conducta humana. Veamos
el discutido TLC con EE.UU. a la luz de algunos aportes del
recientemente fallecido Milton Friedman. Este valioso liberal,
que obtuvo el premio Nobel de Economía en 1976, revolucionó el siglo XX por sus aportes monetarios antes que por
su postura política.
Friedman, en su libro Libertad de elegir, se sorprendía
del temor que tantos tienen por las balanzas
comerciales deficitarias. Para él, un superávit prolongado
solo genera divisas que tienen que ser gastadas. De
manera directa o a través de un tercer país, nuestros
dólares serán gastados en importaciones, es decir,
regresarán al lugar de donde vinieron.
LA PARADOJA MERCANTILISTA
Uno de los mayores errores que se comete al pronosticar los beneficios del TLC, está en creer que este acuerdo va
a ser saludable solo porque permitirá un nivel de exportaciones que prolongue el superávit de la balanza comercial.
Friedman, en su libro Libertad de elegir, se sorprendía del
temor que tantos tienen por las balanzas comerciales
deficitarias. Para él, un superávit prolongado solo genera divisas que tienen que ser gastadas. De manera directa o a través
de un tercer país, nuestros dólares serán gastados en importaciones, es decir, regresarán al lugar de donde vinieron.
Si Estados Unidos acepta firmar acuerdos de libre comercio con países con los que posee balanzas comerciales
deficitarias, es porque entiende el presupuesto teórico de
que esta cuenta es un péndulo perfecto cuya próxima etapa
será el superávit y así sucesivamente.
Esta ilusión óptica de la acumulación ha sido un espejismo
que inundó a los mercantilistas de los siglos XVI y XVII y que
todavía deja secuelas en el mundo. Tener más divisas, oro en
ese entonces o dólares hoy, significa que éstas tendrán que
ser usadas en algún momento, de lo contrario estaríamos
trabajando gratis para otro. Con o sin TLC, nuestros términos de intercambio llegarán a un tope y el Banco Central
tendrá que reducir sus reservas para suplir la alta demanda de
importaciones que eventualmente aparecerá. Solo podemos disfrutar de esas importaciones cuando lleguen, e intentar suavizar
cualquier impacto negativo que éstas puedan tener en la producción local, especialmente en los sectores más vulnerables.
EL IDÍLICO LARGO PLAZO
Otro sustento que también usaba Friedman para abogar
por el libre comercio, era el de las famosas Ventajas Comparativas del inglés David Ricardo. En resumen, estas nos dicen
que si EE.UU. nos vende carros y nosotros le vendemos
uvas, no es porque ellos sean menos eficientes en la producción de uvas, sino porque a ellos les resulta más provechoso
especializarse en la producción de autos y comercializarlos.
Por descarte, nosotros producimos y comercializamos uvas.
Es de lo anterior que Friedman obtiene lo que hoy es el
himno, a sangre y fuego, de todos los librecambistas: la especialización, en el Largo Plazo, beneficiará a todos los países.
Unos de los mayores blancos de ataque que tuvo Friedman
fue justamente el de sus plazos de ajuste. En economía el
corto o largo plazo no corresponden a espacios de tiempo
definidos (un año, cinco años, etc.) sino que son plazos cuya
definición parte de los sucesos mismos.
Sabemos que el TLC incrementará las exportaciones por
un lado, pero que traerá pobreza por otro. Sabemos que
habrá un tiempo de ajuste para que cierren viejas industrias y
se abran nuevas. Sabemos que en algún momento, cuando
se logre la especialización, llegaremos al Largo Plazo y el país
será el que todos esperamos.
La pregunta que aparece es: ¿cuál es el costo de ese tránsito? Cuando un número de nuevos pobres justifica una décima de incremento en el PBI, el tema pasa de lo técnico a lo
político porque afecta a toda la población. Este debió ser el
motivo por el que John Maynard Keynes, todavía vivo cuando
Friedman lo destronó, pudo defenderse diciéndole que "en
el Largo Plazo, todos estamos muertos".
Más agudo todavía, Friedman iba más allá y afirmaba que ni
siquiera el subsidio otorgado por un país a sus exportadores
(tema fundamental en lo concerniente al agro para el TLC)
debía preocuparle al país importador, pues los subsidios eran
necesariamente la contracara de algún impuesto que ajustaría
por un lado lo que se estaba aflojando por otro. ¿Podría el
Perú soportar un nivel de proteccionismo por parte de EE.UU.
gracias a que en el Largo Plazo toda distorsión se corrige?
Quienes abogan por un libre comercio sin límites, suelen
referir el nombre de Adam Smith y su laissez-faire, un escocés que, doscientos años antes que Friedman, sentó las bases de una economía de mercado fuertemente sustentada
en principios morales. Sería una sorpresa grande para muchos descubrir que este filósofo moral creía en un Estado
muy similar al que existe ahora en los países más desarrollados y que, más aún, creía en la existencia de salarios mínimos
o justos y los exigía (algo inconcebible para un anarquista).
Bajo esa lógica, este epítome del liberalismo estaría más cerca de ser un senador demócrata norteamericano que un
soldado del darwinismo empresarial.
En definitiva, poco más de cien días de gobierno han servido únicamente para designar los nombres de un equipo
que ha salido en cargamontón a buscar la aprobación de un
tratado diseñado por la administración anterior, pues ni las
condiciones aprobadas por los poderes ejecutivos podían
ser alteradas, ni la aprobación del Congreso estadounidense
podía ser apurada.
La demora en la firma del TLC puede poner en riesgo las
exportaciones, es verdad. Con ello, la ganancia de varios
empresarios y el trabajo de muchísimas personas. Por otro
lado, hay miles de peruanos aterrados por ese tránsito
traumático hacia el sueño llamado Largo Plazo (donde solo
los eficientes sobrevivirán). Sin embargo, si tenemos en cuenta que la eficiencia va a primar por ley de gravedad con o sin
TLC, y si, para suerte de los liberales, el acuerdo está en
manos de demócratas que van a exigir condiciones laborales
mínimas al puro estilo de Adam Smith, entonces los riesgos
de un aplazamiento quedan más que sopesados y podríamos pensar en dejarlo para que sea aprobado en el "Largo
Plazo". ¿O es que acaso alguien piensa que los presagios de
Keynes se podrían cumplir en el Perú? „
1
FRIEDMAN, MILTON & ROSE, Libertad de elegir. Cap. 1.
RICARDO, DAVID, Principios de economía política y tributación.
Cap. 7.
3
SMITH, ADAM. La Riqueza de las Naciones. (Libro 1, Cap. VIII).
2
44 NEGOCIOS OPINIÓN
INTERNACIONALES
Entre LIMA y CHICAGO
A
quien le sorprenda el título lo tranquilizaré aclarando
que no se trata de un cuento de viajes o un estudio
de corte transversal, sino, más bien, de repasar los
primeros días del gobierno aprista en términos del más grande economista neoclásico del siglo XX: Milton Friedman.
Vale aclarar, de antemano, que cien días son escasos incluso
para evaluar a una mascota, razón por la cual estas serán
conjeturas de un tiempo venidero, siempre que se siga el
rumbo aparentemente trazado.
"Los gobiernos nunca aprenden. Solo la gente aprende",
enunciaba el padre de la Escuela de Chicago, y pareciera que
Alan lo atendió. A la sazón de un pésimo primer gobierno,
hoy nos tranquiliza apreciar a un gobernante más maduro,
más ecuánime, aunque siempre locuaz. Suponemos -el tiempo nos lo aclarará- que su cháchara es parte inherente a su
persona, pero que mantendrá la prudencia ante eventuales
decisiones de carácter formal. Al menos, eso esperamos.
En materia económica, habría que destacar la terna favorecida para liderar el directorio del Banco Central de Reserva
(BCR), ente emisor que estuviera copado por ingenieros
sociales sin juicio en temas monetarios. La excesiva emisión
del gobierno saliente -esterilizada por la coactada compra de
certificados por parte de las AFP- demostraba un desconocimiento asombroso de una relación peligrosa: aquella de la
emisión y la inflación, sinónimos a fin de cuentas.
"La inflación es la única forma de impuestos que se puede
imponer sin legislación", aleccionaba Friedman. No es por
ello asombroso que la primera decisión del nuevo directorio
girase alrededor del límite impuesto a las inversiones de las
AFP en el extranjero y la noticia de su paulatino desenvolvimiento hacia el 20%. Con respecto a esta última propuesta,
habría que intervenir en favor de los jubilados y expresar que
cualquier límite es un atropello, en tanto los fondos deben de
invertirse en aquellas monedas e inversiones donde menor
riesgo se presente, más allá de las nacionalidades. Esos fondos
son privados y por ello no pueden ser objeto o parte de la
"ingeniería social" del gobernante de turno.
La política tributaria, variable que encierra en mayor medida a lo considerado el desarrollo o fracaso de un gobierno,
es actualmente una de espanto. "Estoy a favor de bajar los
impuestos bajo cualquier circunstancia, por cualquier excusa
y por cualquier razón, siempre que sea posible", señalaba
Friedman, y ahora rogamos que Alan entienda sus razones.
Los impuestos disminuyen sustancialmente la capacidad de
Por Juan José Garrido Koechlin
ahorro e inversión, es decir, reducen la capacidad de desarrollo. Así de simple y sencillo. El Estado, al expropiar -dado que
no son recursos otorgados por mutua aprobación-, comprime la tasa de capitalización de los más productivos, fuera de
los espasmos morales que dicha expropiación significa.
Por otro lado, la famosa redistribución marxista -en base
a los impuestos progresivos- vulnera esencialmente los conceptos de justicia y de libertad que toda sociedad debiera
defender. La actual migración hacia impuestos flat o planos
por parte de los países de Europa del Este, y próximamente
de Alemania, Holanda, Grecia, y muchos estados norteamericanos, atiende dicho impasse.
En cuanto a la política laboral del régimen, esta aparenta
transitar hacia una de escalofríos económicos. Friedman, refiriéndose a dichas prácticas, decía: "Tenemos un sistema que
cobra cada vez más impuestos al trabajo y subsidia el no trabajar".
En el Perú, el trabajo aparenta ser un lujo, como todo bien
escaso. A la ya rígida, sobreprotegida y sobrecostosa ley laboral,
el Congreso actual discute volverla aún más severa, desconociendo la causalidad existente entre dichas prácticas y el desempleo. El presidente ha enunciado constantemente diversos shocks
de inversión; sería bueno notificar a los futuros inversionistas
sobre los cambios laborales venideros, al menos así no se verán
traicionados por el Estado peruano una vez más.
Finalmente, es obligatorio destacar la inevitable reforma
del Estado, léase, la necesidad de minimizarlo. Una vez más,
en palabras del Nobel de 1976: "La solución gubernamental a
un problema es normalmente tan mala como el mismo problema". En nuestro caso, no solo la solución es mala, sino
onerosa. El Estado peruano ha demostrado -eso sí, con mucho esmero- ser un pésimo administrador, más allá de los
efectos de rebalse negativos de su intervención. En el agro, la
minería, el petróleo, la industria, la educación, o cualquier otro
ejemplo aleatorio, el resultado a la fecha es desalentador.
La intervención estatal es nociva por dos razones fundamentales: la primera, la ausencia del incentivo fundamental en
todo ejercicio: la utilidad o beneficio residual del mismo; la
segunda (y más importante) es la restricción de las libertades
individuales. "Si un intercambio entre dos partes es voluntario,
no tendrá lugar a menos que ambas partes crean que se beneficiarán de él. La mayoría de las falacias económicas derivan del
perder de vista esta simple reflexión", clamaba Friedman.
Ojalá eso se escuchara en Palacio. Ahí sí creeríamos que
aprendió. „
46 NEGOCIOS OPINIÓN
INTERNACIONALES
¿Felices 100 DÍAS?
Algunas buenas propuestas, importantes ausencias y mensajes contradictorios.
LOS PRIMEROS 100 DÍAS DEL GOBIERNO: ALGUNOS ASPECTOS DE POLÍTICA ECONÓMICA
Política
Algunos temas y comentarios
Exoneraciones: mientras que el MEF busca evitar su proliferación y racionalizar las existentes, el Congreso cree que son la única política saludable para fomentar
un sector. Para fines de octubre ya se había presentado 19 proyectos de ley que proponen 14 exoneraciones de IR, IGV e ISC en diversos sectores (aunque el Ejecutivo
también ha aportado su cuota de contradicción con los beneficios tributarios a zonas altoandinas o ZEEDEPUNO, por ejemplo). Ello a pesar de su ya demostrado fracaso
(basta mirar a la Amazonía y ZOFRATACNA, donde el gran ganador ha sido el contrabando).
Política tributaria
Reducción arancelaria: actualmente, buena parte de los alimentos paga un arancel del 25%; los productos de vestido y calzado, 20%; y las medicinas, 12%. Estas
tasas incrementan el precio final de los bienes de primera necesidad en un país donde alrededor del 50% de la población es pobre. Por ello, consideramos que debería
promoverse una reducción arancelaria generalizada a insumos, bienes de capital y de consumo final, pues así no solo se fomentaría nuestra competitividad a través de
la competencia con los productos importados, sino también se favorecería a los consumidores peruanos, a quienes prácticamente no se ha tomado en cuenta en la política
arancelaria de los últimos años. Felizmente, el Ejecutivo estaría evaluando un plan de desgravación arancelaria progresiva ignorando por fin el criterio de "no
producidos".
Minería: la actitud hacia esta actividad también ha mostrado contradicciones. El Ejecutivo propuso a las empresas mineras un aporte voluntario (adicional a los que
ya realizan estas empresas, en forma de infraestructura vial o incluso colegios). A pesar de ello, a algunos congresistas no se les ocurrió mejor idea que insistir con
impuestos a las sobreganancias, cuando eso era lo que se buscaba evitar pues es una medida que desincentiva la inversión.
ITF: perjudica especialmente a los exportadores por tener mayor número de etapas productivas. Se podría continuar con la obligación de la bancarización y el empleo
de los medios de pago (lo cual sí contribuye a la formalización de la economía), pero sin el pago del impuesto. No obstante, parece poco probable su pronta eliminación.
Reforma tributaria en general: desde el 23 de octubre pasado, el MEF ha comenzado a reunirse con los gremios empresariales para coordinar diversos cambios
a la política tributaria que la harían más amigable a los contribuyentes. Es un tema complicado, pero parece existir la voluntad para realizar algunas modificaciones.
Austeridad y equilibrio fiscal: se estima que se ahorraría S/. 170 millones en el 2006 gracias a las medidas de austeridad fiscal, pero habría que tener cuidado con
no confundir gastos innecesarios con gastos requeridos para una eficiente labor estatal y que serían más bien una inversión (como los recursos del SENASA para
abrir mercados a nuestras agroexportaciones o los que necesitan nuestras agregadurías comerciales para promocionar nuestros productos y apoyar a nuestras
empresas en el exterior). Por otro lado, también ayudará al control del gasto la aplicación de sanciones por el incumplimiento de las reglas fiscales (focalizadas ahora
en el gasto corriente), y contribuirá a su eficiencia el proyecto de presupuesto por resultados. No obstante, se sigue aprobando medidas que no han funcionado en el
pasado, como la ampliación del capital del Banco Agrario a S/. 260 millones por parte del Pleno del Congreso.
Sierra exportadora: este programa puede ayudar a la descentralización y al desarrollo del interior del país, pero crear un Organismo Público Descentralizado para
administrarlo significa más burocraria, cuando se puede integrar las capacidades y programas ya existentes para alcanzar sus objetivos.
Shock de inversiones y concesiones: es positivo que se asignen más recursos a la tan relegada inversión pública, primero en obras más inmediatas como caminos
rurales y vecinales. Pero aún es pronto para determinar qué tan exitoso será este programa. Respecto a las concesiones, se ha retrocedido por ejemplo en proyectos eléctricos
como la concesión de la línea de transmisión Tocache-Bellavista (el MEM ha solicitado su exclusión del proceso de privatización). Asimismo, se ha postergado del segundo
trimestre del 2007 al tercero y cuarto, la adjudicación de los terminales portuarios de Paita e Ilo, respectivamente. En saneamiento, el cierre del proceso de concesión de dichos
servicios en las provincias de Piura y Paita se ha postergado para marzo del 2007, pero con "Agua Para Todos" ya están en marcha proyectos de agua y alcantarillado en algunas
zonas de Lima.
Gasto público, burocracia e inversión
Simplificación administrativa: destaca la reciente presentación de 14 medidas, como el silencio administrativo positivo a fin de reducir la demora para obtener
licencias, la ley marco de licencia de funcionamiento para uniformar los requisitos, la creación de un ente supervisor de servicios municipales para sancionar los excesos
y de la ventanilla única para el comercio exterior. El 3 de noviembre se publicó el D.S. Nº 165-2006-EF con el fin acelerar la implementación de esta última. Se espera
que en enero del 2007 ya esté integrada la información de SUNAT, DIGEMID, SENASA, DIGESA y PRODUCE (principales entidades que controlan mercancías).
Descentralización: más allá de la transferencia de recursos y autonomía, la capacitación técnica es uno de los factores más relevantes para que la descentralización
(sobre todo en lo referente a ejecución de proyectos de inversión) tenga éxito. Asimismo, para que funcionen programas como Sierra Exportadora, además de
infraestructura y otros factores, es necesaria la presencia del Estado mediante oficinas descentralizadas de entidades como SENASA y SUNAT, que funcionen de verdad
y faciliten la actividad privada. Por otro lado, se ha criticado mucho al SNIP por las demoras en evaluar proyectos, pero cabe recordar que ya en el 2004 los gobiernos
regionales y locales evaluaban el 81% de los proyectos. Además, en ese mismo año, el SNIP solo rechazó el 3% de los proyectos presentados. Debería apuntarse a
fortalecer la tarea del SNIP de generar las capacidades para que las entidades subnacionales puedan realizar una efectiva labor técnica. Así no seguiremos viendo
monumentos a la maca en poblados sin desagüe.
Compras públicas y programas sociales: felicitamos las propuestas del Ejecutivo para agilizar las adquisiciones y contrataciones estatales (por ejemplo, el que
solo sea susceptible de impugnación el acto de otorgamiento de la "buena pro" mediante recurso de apelación ante el Tribunal de Adquisiciones y Contrataciones del
Estado). No obstante, persiste la discriminación entre proveedores nacionales y extranjeros, por la que se obvia el criterio calidad-precio. Si se quiere mejorar la
eficiencia de los programas sociales, ¿por qué, por ejemplo, se sigue impidiendo la participación de productos extranjeros en las compras del PRONAA, sin importar
que los nacionales sean más caros o tengan menos nutrientes? Cabe destacar, sin embargo, la iniciativa planteada por Unidad Nacional, que ahorraría recursos en
esta área: reestablecer las compras estatales a través de la bolsa de productos.
Educación y salud: parecen ser los grandes ausentes. En educación se discutió la municipalización, pero parece una estrategia un tanto improvisada. Ya en el gobierno
de Alejandro Toledo se venía ejecutando la Evaluación Nacional de Docentes; sobre la base de esta se puede trabajar en la capacitación continua de los maestros. Pero
la estabilidad laboral que los favorece no es precisamente un incentivo para mejorar su desempeño. Por otro lado, la mayor participación de los padres de familia podría
ayudar a realizar un mejor control de la calidad educativa. Sin embargo, en general no hay señales claras de reforma.
Política laboral
Ley General de Trabajo y proyecto sobre services: se insiste en el actual proyecto de LGT, que solo nos haría retroceder en el tiempo hacia sobrecostos laborales
que hacen más difícil a la gran mayoría conseguir empleo formal; es decir, se desprotegería a la mayoría de trabajadores. Por el lado de los services, el Ejecutivo ha
propuesto un proyecto que busca que sus trabajadores participen del reparto de utilidades de las empresas que los contratan, lo cual reduce la flexibilidad de una
herramienta caracterizada por ello, incentivando la informalidad. Si el presidente García realmente no cree en la rigidez y busca lo mejor para la mayoría de trabajadores,
debería impedir que se promueva este tipo de normas (o dejar de promoverlas).
TLC con EE.UU.: si bien en un inicio el gobierno parecía no tener muy clara la importancia de promover en EE.UU. la ratificación del TLC por parte del Congreso
de dicho país, felizmente reaccionó. Ahora que los demócratas dominan aquel Parlamento, necesitamos multiplicar esfuerzos (tanto públicos como privados). No
obstante, no hay un líder visible o bien definido para esta gran tarea.
Política comercial
Relaciones comerciales con Chile: sin duda, están mejorando. La intención del gobierno en ese sentido sí ha sido clara. Se culminó la ampliación del Acuerdo de
Complementación Económica con el país del sur, que continuará impulsando no solo nuestro comercio de bienes, sino también de servicios y los flujos de inversión en ambos
sentidos. Se han realizado varias reuniones entre empresarios y autoridades de los dos países y se ha suscrito acuerdos en diversas áreas (como el convenio entre Prompex
y ProChile para evaluar la complementación de nuestras ofertas exportables con miras al Asia Pacífico), e incluso se ha creado un Consejo de Integración Social PeruanoChileno.
Relaciones comerciales con China: en el Semanario Nº 399 comentamos las grandes oportunidades que ofrece el mercado asiático, en especial China. El presidente
García ha reconocido su potencial y ha señalado que busca atraer inversión china, pero si queremos aumentar el interés del dragón en nuestro país, debemos darle
señales claras. Esperamos que este gobierno no mantenga la confusión de la administración de Alejandro Toledo, quien declaró reconocer a China como economía
de mercado, pero luego dio marcha atrás, a pesar de que el gigante asiático le había tomado la palabra. Aplicar una vez más salvaguardias sin fundamento tampoco
ayudaría, sobre todo si queremos un TLC que abra las puertas de China a nuestros productos no tradicionales, con mayor valor agregado, que serían los principales
ganadores con él.
Elaboración: COMEXPERU.
Amenaza / no atendido
Contradicciones
En proceso