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Pensiones: una reforma medular
Reinventar la Seguridad Social para impulsar el bienestar y el crecimiento
La Fundación de Estudios Financieros y el Círculo de Empresarios se han unido para
presentar un volumen sobre las pensiones por un doble motivo:
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Por un lado, la constatación de que, a pesar de lo que se ha avanzado, todavía
no está claro en qué sentido de futuro se mueve una institución, la Seguridad
Social, que ha servido muy bien a la sociedad española durante un siglo.
Por otro lado, la tradicional preocupación de nuestras dos instituciones por
mantener abierto un debate que permita definir un sistema transparente,
sostenible, suficiente y equitativo.
En esta ocasión, se presenta un nuevo estudio que plantea la necesidad de pensar en
términos de una reforma continua de nuestro sistema de pensiones. Este estudio se
publica coincidiendo con una nueva reforma del sistema de pensiones para la
adopción del denominado Factor de Sostenibilidad.
Una vez que se ha avanzado en la solución del grave problema de la sostenibilidad de
nuestro sistema, habrá que afrontar los problemas de suficiencia y eficiencia de las
pensiones, pues el sistema acumula una serie de disfunciones que lo hacen, a la vez,
menos eficiente y equitativo de lo que se cree.
Partimos de la consideración de que el cambio demográfico que nos concierne de
muchas maneras es estructural y de una gran envergadura, habiéndose acumulado tal
retraso en la necesaria adaptación económica, social y de los estilos de vida ligados a
las pensiones, que el cambio global de la sociedad, la economía y las bases
financieras de la Seguridad Social del futuro deben replantearse con valentía y
generosidad, como se hizo hace aproximadamente un siglo.
Esta reinvención de la Seguridad Social no debe hacerse precipitadamente y el
proceso debe recibir aportaciones de todos. El Círculo de Empresarios y la Fundación
de Estudios Financieros creemos cumplir con nuestra razón de ser al trasladar nuestra
contribución a la sociedad. Las variadísimas perspectivas que se ponen de manifiesto
en la publicación dan pie a extraer una serie de conclusiones con vistas a encauzar el
debate sobre el futuro de las pensiones en el nuevo contexto que trazan la reforma de
2011 y, especialmente, el Proyecto de Ley del Factor de Sostenibilidad.
Las conclusiones que siguen, que reflejan la posición de las dos instituciones, se
dirigen a la sociedad, los agentes socio-económicos, los gestores del sistema público
de pensiones y los reguladores de las pensiones privadas, así como a los propios
agentes proveedores de estos productos llamados a tener un creciente protagonismo
en las pensiones del Siglo XXI.
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CONCLUSIONES
1.- Las medidas planteadas en las reformas de nuestro sistema público de pensiones
de 2011 y 2013, no son especialmente novedosas ni radicales sino que están en línea
con las tomadas por otros países de nuestro entorno (edad legal de jubilación, carrera
de jubilación, periodo de cómputo, factor de sostenibilidad e índice de revalorización).
Se trata de reformas parciales que se conocen como reformas paramétricas cuyo
objetivo es aumentar la sostenibilidad y estabilidad financiera en el medio y largo
plazo.
2.- Dichas reformas han avanzado en la solución del problema de la sostenibilidad,
pero no aseguran la completa suficiencia y equidad de las pensiones. Por ello, el
sistema va a requerir continuas adaptaciones para hacerlo más eficiente, justo y
coherente. Especialmente en nuestro país en el que la demografía parece tener una
tendencia imparable. En consecuencia, es muy probable que en el futuro sean
necesarias reformas adicionales en algunos de los parámetros del mismo, por lo que
habrá que seguir trabajando para lograr una combinación de esquemas de pensiones
que lo consiga.
3.- La reforma de las pensiones debe ser enfocada como una gran reforma
estructural, que tiene amplia repercusión en el conjunto del sistema financiero y de la
economía, como se ha demostrado en los países que la abordaron en la década de los
noventa. El modelo de pensiones debe de buscar no solo un sistema que sea
financieramente sostenible, sino además elevar la tasa de ahorro de la economía
española para permitirnos financiar la inversión que asegure nuestro crecimiento a
largo plazo.
4.- La productividad es determinante para conseguir unas pensiones mejores en el
futuro. La productividad determina el nivel de los salarios (las bases de cotización) y
éstos el nivel de las pensiones. Por ello, las políticas de promoción del crecimiento y
de la productividad terminan siendo de apoyo al sistema de protección social y son
claves para asegurar pensiones mejores en el futuro.
5.- En el sistema español de pensiones subsisten “injusticias actuariales” derivadas
de la mayor longevidad diferencial de la que disfrutan ciertos grupos de población o
colectivos, de manera que unos financian las pensiones de otros. Estos desajustes
deben resolverse en la medida de lo posible para lo que es necesario que cada
colectivo conozca mejor el rendimiento interno de las cotizaciones que realiza al
sistema.
6.- La mitad de la población española mantiene una posición favorable hacia una
responsabilidad compartida entre el individuo y el Estado en la provisión de
pensiones. La sociedad comprende bien la necesidad de ahorrar adicionalmente para
la jubilación, aunque se enfrenta a canales y/o incentivos insuficientemente
desarrollados. Entre las carencias que más se echan en falta en esta materia por parte
de la población se encuentran las pensiones complementarias de empresa.
Es necesario un cambio cultural que combine la contribución pública y la privada, el
interés particular y el general. Deben ilustrarse las propiedades de los sistemas
mixtos enfatizando cómo la combinación de lo público y lo privado ayudan, cada uno
por su parte, a mitigar las consecuencias del avance de la longevidad sobre las
variables clave de las pensiones. Ninguno de los dos sistemas por separado (de
reparto y de capitalización) es superior al otro en todos los frentes en los que se puede
evaluar su eficiencia. La combinación de ambos en un sistema mixto (de doble renta)
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es la estrategia más adecuada para promover el bienestar y el crecimiento económico
sostenido, como así lo avalan las experiencias más avanzadas en otros países.
7.- La transición hacia un sistema mixto requiere tiempo y prudencia, pero es
posible y deseable. Puede requerir de recursos que no disponemos en estos
momentos pero es necesario sentar las bases hoy mismo para diseñar el sistema que
queremos a largo plazo. La indecisión o la falta de visión para abordar dicho proceso
es lo que puede acabar limitando nuestras posibilidades de alcanzar las pensiones
que una sociedad avanzada, siempre debería poder permitirse.
8.- Es necesario impulsar la existencia de mercados financieros más líquidos y
profundos que faciliten una mayor capitalización de las empresas y el crecimiento
económico fundamentado en una mayor base de capital y una menor base de deuda.
También se requieren instrumentos o vehículos que permitan productos necesarios
para el desarrollo de las pensiones. La industria de pensiones debe innovar para
aportar productos vitalicios eficientes y competitivos.
9.- Es necesario mejorar la transparencia del sistema actual. No solo es deseable
aumentar la transparencia y eficacia con la que se comunican a la sociedad las
características, retos y reformas de las pensiones. También hay que exigir esa
transparencia en conceptos como la contribución que hace cada individuo al sistema
de pensiones durante su vida laboral y el retorno en forma de prestaciones que va a
recibir cuando se retire.
En este sentido, el sistema de cuentas nocionales que han implantado países como
Suecia, Alemania e Italia es muy ilustrativo. Este sistema refuerza la relación entre
aportaciones y prestaciones, a la vez que establece incentivos para trabajar un mayor
número de años y flexibilizar la edad de jubilación. A su vez, la sociedad debe
empezar a asumir conceptos tales como el volumen o suma de prestaciones que
recibirá cada individuo en su conjunto del sistema y no solamente fijarse en la
prestación inicial que se va a percibir, ya que esta no tiene en cuenta la esperanza de
vida.
También es aconsejable la adopción en nuestro país de sistemas de información a
los trabajadores cotizantes sobre estimaciones de la pensión que se recibiría en
diversos supuestos de edad de jubilación, para que les ayude a tomar decisiones de
planificación de su retiro. Una información clara sobre todas estas cuestiones facilita la
comprensión de la sociedad y permite una visión coherente del problema.
En resumen, conviene insistir en que más allá de la sostenibilidad, el sistema de
pensiones debe incorporar todavía numerosas adaptaciones más o menos intensas
para hacerlo más eficiente, justo, contributivo y transparente y, especialmente,
para hacerlo coherente, en términos de suficiencia de las pensiones obtenidas, con
las implicaciones que conlleva la creciente longevidad.
Enero 2014.
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