Download 4.9. Exportaciones, demanda y crecimiento económico en Europa

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Transcript
VII Reunión de Economía Mundial
Luis Fernando Lobejón Herrero
Universidad de Valladolid
[email protected]
Exportaciones, demanda y crecimiento económico en Europa. Las lecciones de la
experiencia italiana.*
*
Este trabajo forma parte del proyecto “Crecimiento de las economías de la UE. Explicación desde los componentes
de la demanda agregada y diferencias de estilos de crecimiento entre los países”, que cuenta con financiación del
Rectorado de la Universidad Complutense (PR 1/05-13359 Proyectos Complutense).
Exportaciones, demanda y crecimiento económico en Europa. Las lecciones de la
experiencia italiana.*
Introducción.
En el transcurso de los últimos años, la mayor parte de los países pertenecientes
a la zona euro han registrado un crecimiento muy discreto.1 Esta situación contrasta con
el gran dinamismo que estas mismas economías mostraron en períodos anteriores, sobre
todo en la segunda mitad de los años cincuenta del siglo pasado y prácticamente durante
toda la década siguiente. A partir de entonces, el incremento de su PIB ha oscilado
significativamente, pero puede afirmarse que, en la mayor parte de los casos,
contemplándolo desde una perspectiva temporal amplia, se ha ido debilitando,
inscribiéndose en una tendencia de progresiva desaceleración a medio plazo.
Los datos correspondientes a los dos últimos ejercicios parecen confirmar esa
tendencia, si bien existen diferencias relativamente importantes por países. Algunos
como Francia o, sobre todo, España, destacan porque la tasa de variación de su
producción supera a la que se registra, como media, en toda la zona euro, gracias al
dinamismo mostrado por su demanda interna. Prevalece, sin embargo, el patrón que se
observa en países como Italia o Alemania, que resaltan justamente por lo contrario, es
decir, por un incremento muy escaso de dicha demanda, consistente con un crecimiento
económico particularmente débil.
La escasa vitalidad que, con la salvedad de las excepciones reseñadas,
caracteriza a la referida demanda interna, hace que el incremento de las exportaciones se
convierta en uno de los retos más importantes para los países de la UEM. Algunos de
ellos, como Alemania han respondido positivamente a ese desafío, como lo pone de
manifiesto el vigor mostrado recientemente por sus ventas en el exterior. Otros, sin
embargo, como Italia, se enfrentan a una situación comprometida en este ámbito, ya que
sus exportaciones ofrecen síntomas claros de debilidad, como consecuencia, entre otros
factores, de su necesidad de competir con países de bajos salarios en ramas muy
importantes para su patrón tradicional de ventajas comparativas.
*
Este trabajo forma parte del proyecto “Crecimiento de las economías de la UE. Explicación desde los componentes
de la demanda agregada y diferencias de estilos de crecimiento entre los países”, que cuenta con financiación del
Rectorado de la Universidad Complutense (PR 1/05-13359 Proyectos Complutense).
1
Según los datos más recientes publicados por la OCDE, desde el año 2000 el crecimiento anual del PIB en la zona
euro no ha superado el nivel del 1,8%, situándose, en término medio, en torno al 1,25%. Según la misma fuente, las
previsiones para 2005 apuntan a un crecimiento del orden del 1,2%.
Reflexionando sobre lo sucedido en esta última economía, puede afirmarse que
su situación sintetiza los efectos de las dificultades más importantes a las que se
enfrenta la eurozona desde la perspectiva de la demanda, ya que, por una parte, el
componente interno de ésta carece de vigor y, por otro lado, sus exportaciones, al
contrario de lo que ocurrió durante las fases de mayor dinamismo de este país, muestran
una capacidad de crecimiento muy discreta. El resultado de esta combinación es un
incremento muy lento de la actividad económica, que puede entenderse como la
culminación de un prolongado proceso de declive, uno de los más claros de los
registrados en la eurozona (Ver gráfico 1).
Una parte de la población italiana se muestra muy decepcionada ante este
panorama y contempla, además, con gran preocupación el reducido margen de maniobra
que supone su participación en la UEM para la adopción de medidas que propicien un
incremento de la capacidad de crecimiento del país. Algunos sectores han adoptado
incluso una posición radical, que no tiene precedentes en ningún otro país de la zona
euro, reclamando el abandono de ésta y proponiendo el retorno a la lira.
Aprovechando el carácter extremo y paradigmático del caso italiano, en este
trabajo se utiliza la experiencia de este país para analizar la pérdida de dinamismo
sufrida, en general, por los que integran la zona euro, desde la denominada “edad de oro
del crecimiento” hasta nuestros días. Para llevar a cabo este propósito se adoptará una
perspectiva basada en el comportamiento de la demanda, haciendo hincapié en el papel
desempeñado concretamente por las exportaciones.
En la primera sección del texto se presenta el marco teórico que sirve de base al
análisis. Dicho marco entronca con importantes contribuciones keynesianas y
postkeynesianas, en las que se resalta precisamente la contribución de las exportaciones
al crecimiento económico, asumiendo en algunos casos, y con diferentes variantes, la
existencia de una restricción externa.
El segundo apartado comienza con una aplicación de parte de ese marco teórico al
análisis de la evolución a medio plazo del crecimiento económico en algunos países
desarrollados representativos, prestando una especial atención a los pertenecientes a la
zona euro. La metodología empleada en este apartado se basa concretamente en la
comparación de dicho crecimiento con el que hubiese sido compatible con un equilibrio
entre las exportaciones y las importaciones de bienes y servicios. A continuación,
utilizando esa misma metodología, y a partir de la referencia que constituye el análisis
de lo sucedido en los países de la UEM, se entra en detalle en el estudio del caso
italiano.
En el tercer apartado se profundiza en la reflexión sobre este caso, utilizando con
ese propósito dos sencillos modelos econométricos. El primero de ellos establece
simplemente una relación entre la variación del PIB y el comportamiento de las
exportaciones. El segundo generaliza el punto de vista ofrecido por el anterior, sin salir
de una perspectiva keynesiana, valorando la posible influencia sobre el crecimiento
económico italiano de todos los componentes de la demanda que pueden considerarse
autónomos. Los resultados que ofrece la estimación de ambos modelos resultan muy
útiles para discutir, por un lado, cuáles han sido los determinantes del crecimiento
económico italiano, desde los años sesenta, desde la perspectiva de la demanda y, por
otro, cómo ha influido en dicho crecimiento la adopción de medidas relacionadas con la
participación en procesos de integración monetaria, concretamente, en el Sistema
Monetario Europeo y en la UEM.
GRÁFICO 1
ITALIA. CRECIMIENTO ECONÓMICO
10
8
6
%
4
2
0
-2
2001
1999
1997
1995
1993
1991
1989
1987
1985
1983
1981
1979
1977
1975
1973
1971
1969
1967
1965
1963
1961
-4
FUENTE: Base de datos de la OCDE.
1. Crecimiento y exportaciones desde una perspectiva keynesiana.
1.1. Las exportaciones como motor del crecimiento en la tradición kaldoriana.
Dentro de las aportaciones teóricas que permiten estudiar el crecimiento económico
existe una corriente keynesiana que ofrece un atractivo especial para llevar a cabo un
análisis como el que se propone en este trabajo, ya que se centra en el papel que
desempeña en dicho crecimiento el comportamiento de las exportaciones. Este enfoque,
que podría vincularse, en concreto, con la corriente postkeynesiana, tiene como
antecedente una serie de estudios publicados en los años setenta, entre los que destaca,
por su influencia y por su carácter pionero, un conocido trabajo publicado por Kaldor
(Kaldor, 1970).
Al basarse en la influencia de un solo factor (el dinamismo exportador), los estudios
que conforman esta tradición ofrecen una visión ciertamente restrictiva de un fenómeno
muy complejo, como es el crecimiento económico. Sin embargo, a favor de esta
propuesta teórica, habría que resaltar que muchas experiencias, incluida la italiana,
avalan la trascendencia de las ventas en el exterior como motor del desarrollo
económico.2 Además, dado el importante avance de la interdependencia económica
internacional, los países son, por lo general, cada vez más abiertos, por lo que las
exportaciones tienen una trascendencia creciente en la explicación del dinamismo de
cualquiera de ellos.
Se puede plasmar la influencia de las exportaciones en el crecimiento a través de
una expresión muy sencilla. Si se denomina “y” a la tasa de variación de la renta de una
economía y “x” a la de sus exportaciones, respectivamente, puede establecerse una
relación funcional entre ellas, recogida por α, de forma que:
(1)
y =α x
Si existe interés en contrastar econométricamente la validez de esta expresión,
basta con añadir un término que refleje la existencia de una perturbación aleatoria. Si,
además, se incorpora un término que represente la ordenada en el origen, la fórmula que
se emplearía en la estimación sería:
(2)
y = c +α x + µ
A pesar de la gran sencillez de la fórmula y de que, como se ha advertido, se
basa en una visión que simplifica mucho la concepción del crecimiento económico,
puede resultar interesante para disponer de una primera percepción acerca de la
influencia de las exportaciones en los patrones de crecimiento. Por esta razón, esta
2
El fuerte crecimiento registrado por Italia, especialmente en la etapa del denominado “milagro económico”, suele
utilizarse como ejemplo de la capacidad de las exportaciones para generar un intenso incremento de la actividad
económica.
misma expresión, o bien otras similares, se han empleado en algunos estudios que tratan
de analizar el origen del crecimiento desde la perspectiva de la demanda.3
Habitualmente se asume que la trayectoria de las exportaciones de un país
depende, a su vez, del tipo de cambio de su moneda, de sus precios y de los precios del
resto del mundo, y de la coyuntura externa. Estas consideraciones pueden concretarse en
una función de exportaciones convencional. En esa función, el valor de las
exportaciones, X, depende del tipo de cambio, de la renta del resto del mundo (Y*) y de
los niveles de precios nacional (P) y extranjero (P*). Si, para simplificar, se expresan
ambos niveles de precios en una misma moneda no se necesita incluir el tipo de cambio
en la función, de modo que ésta puede ajustarse a la siguiente fórmula:
γ
⎛ P ⎞ *ε
X = a⎜
⎟ Y
⎝ P *⎠
(3)
Esta expresión se puede transformar tomando logaritmos y diferenciando, lo que
permite trabajar con los ritmos de variación de las variables en lugar de hacerlo con sus
valores absolutos:
(4)
x = γ ( p − p *) + ε y *
Basta con combinar las ecuaciones (1) y (4) para llegar a una nueva fórmula, en
la que el crecimiento económico pasa a depender de los factores que explican la
evolución del ritmo exportador:
(5)
y = α [γ ( p − p *) + ε y *]
La ecuación se puede simplificar fácilmente realizando el siguiente cambio de
notación: αγ = β1 ; αε = β 2 . Si, una vez realizado el cambio, se decide contrastar el
planteamiento que se ha descrito llevando a cabo una estimación econométrica, sólo
sería necesario añadir, de nuevo, el término que recoja la correspondiente perturbación
aleatoria, de forma que la expresión que se emplearía sería:
(6)
y = β 1 ( p − p *) + β 2 y * + µ
Esta fórmula u otras similares se han empleado también con cierta frecuencia en
trabajos que analizan el crecimiento económico adoptando un punto de vista propio del
enfoque keynesiano, y, más concretamente, un planteamiento propio de la tradición
iniciada por Kaldor (Atesoglou, 1996).
3
Puede citarse como ejemplo una de las expresiones que se utiliza para analizar el crecimiento económico en
Alemania en el trabajo de H.S. Atesoglou (Atesoglou, 1996).
1.2. Crecimiento económico y restricción externa.
Existen algunas variantes muy difundidas de la última expresión que se ha
presentado en el apartado anterior. Probablemente la más conocida de todas ellas es la
que se basa en la inclusión de una restricción externa al crecimiento, cuyo principal
exponente es la denominada Ley de Thirlwall.4
En relación con dicha restricción, conviene comenzar reconociendo que
prácticamente todos los países disponen, en principio, de la posibilidad de compensar
un desfase entre sus operaciones comerciales, sus exportaciones e importaciones de
bienes y servicios o sus transacciones corrientes, recurriendo al resto de componentes de
su balanza de pagos. Evidentemente, esa posibilidad no es independiente del país en
cuestión ni de las circunstancias por las que atraviese,5 pero la propia existencia de ese
margen de maniobra hace que, en una primera reflexión, pueda ponerse en duda que el
crecimiento económico puede verse limitado por su propensión a generar un desfase
como los que se han descrito (comercial, de bienes y servicios o corriente). 6
A pesar de lo que se acaba de señalar, conviene reconocer al mismo tiempo que si la
expansión de una economía se ve acompañada de un desequilibrio externo, esa situación
puede ocasionar inestabilidad a corto plazo y, sobre todo, comprometer su viabilidad a
largo plazo. La trascendencia de la restricción externa alcanza su verdadera dimensión
desde esta última perspectiva; así, si la economía en cuestión mantiene un régimen de
cambios estable, la acumulación de desequilibrios del mismo signo (déficit o superávit)
se traducirá en una variación de reservas muy difícil de gestionar con el paso de los
años. Si ha optado por un régimen de cambios flexible, esos desequilibrios acabarán
generando fuertes oscilaciones del valor de la moneda nacional, lo que puede provocar
problemas económicos importantes.
Partiendo de la noción de restricción externa, entendida de esta forma, una economía
debería intentar mantener a largo plazo el equilibrio de su sub-balanza comercial, de
4
Suele considerarse que la existencia de una restricción externa al crecimiento fue planteada por primera vez por
Harrod (Harrod, 1933). Desde de entonces, el que más ha contribuido a difundir esa idea ha sido Thirlwall, a partir
del famoso artículo publicado a finales de los años setenta (Thirlwall, 1979).
5
No a todos los países se les ofrecen las mismas oportunidades a la hora de hacer frente a sus desequilibrios externos.
Poniendo un ejemplo muy claro, es obvio que Estados Unidos estaría, en este sentido, en una posición de privilegio
en relación con una economía subdesarrollada que no gozara de un atractivo especial para capital procedente del
exterior. Por otra parte, habría que contar, además, con la trayectoria previa del país en cuestión, ya que las
posibilidades de financiar un desequilibrio externo disminuyen a medida que dicho desequilibrio se convierte en un
problema estructural. En ese caso la restricción externa se hace cada vez más patente, como se indica en el párrafo
siguiente.
6
Esas dudas cobran más sentido en las circunstancias actuales, ya que el intenso proceso de liberalización que ha
tenido lugar en el transcurso de las dos últimas décadas ha facilitado a numerosas economías el acceso, a través del
mercado, a los recursos que se precisan para financiar los eventuales desequilibrios externos a los que puede dar lugar
el crecimiento.
bienes y servicios o por cuenta corriente, todo ello dependiendo de las partidas de la
balanza de pagos que consideremos. Si nos centramos concretamente en las
exportaciones e importaciones de bienes y servicios, tendría que garantizarse la igualdad
entre el valor de unas y otras, de forma que:
VX = VM
(7)
El valor se obtiene en ambos casos a partir del volumen de exportaciones e
importaciones, multiplicado por los niveles de precios de los productos exportados
(precios nacionales) y de los importados (precios del resto del mundo), respectivamente.
Si, para simplificar, se expresan en una moneda común se llega a la siguiente fórmula:7
(8)
PX = P * M
Tomando logaritmos y diferenciando, de esta igualdad se puede pasar a la siguiente:
(9)
x + p = m+ p*
En esta igualdad, las minúsculas expresan nuevamente tasas de variación.
Llegados a este punto, se pueden incorporar al análisis, por una parte, la misma
función de exportaciones a la que se ha hecho referencia previamente y, por otra, una
función de demanda de importaciones que responda a la misma concepción.8 Si,
también en este caso, se toman logaritmos y se diferencia, se obtendrían dos nuevas
ecuaciones:
(10)
x = γ ( p − p *) + ε y *
(11)
m = η ( p * − p) + π y
Las minúsculas representan una vez más las tasas de variación de las magnitudes
correspondientes. La de la renta nacional, de acuerdo con lo que refleja la última de las
expresiones, sería:
(12)
y=
m −η ( p * − p)
π
Esa variación, que se puede asimilar con el ritmo de crecimiento del PIB, será
compatible con la restricción externa si el ritmo de incremento de las importaciones
respeta lo que se establecía en (9):
7
Si no estuvieran expresadas en la misma moneda habría que incluir en la fórmula el tipo de cambio, como se hace
en otros trabajos. Se ha prescindido de esta variable con el único fin de simplificar el desarrollo formal de esta parte
del estudio.
8
La función de oferta de exportaciones a la que se hace referencia es la que corresponde a la fórmula (3). La
demanda de importaciones que se ajustaría a un planteamiento análogo sería de la forma:
η
⎛ P *⎞ π
M = b⎜
⎟ Y
⎝ P ⎠
m = x + p − p*
(13)
Teniendo en cuenta esta apreciación, si se sustituye el valor que tiene la
variación de las importaciones según esta última fórmula en la expresión (12) se obtiene
el nivel de crecimiento consistente con la restricción externa, que denominaremos yr:
(14)
yr =
x + p − p * −η ( p * − p )
π
En esta última ecuación se puede sustituir, a su vez, x por su valor en (10). Si se
realiza este cambio, se agrupan términos y se saca factor común, se obtiene otra fórmula
del crecimiento compatible con la restricción externa:
(15)
yr =
(1 + γ + η )( p − p *) + ε y *
π
Aunque conviene admitir que se trata de una hipótesis realmente restrictiva, para
simplificar esta última expresión en la línea de lo que propone Thirlwall, ha de
admitirse que en un horizonte de largo plazo, como el que se precisa para dar verdadero
sentido a la restricción externa, tiende a cumplirse la paridad del poder de compra, por
lo que el tipo de cambio acabaría absorbiendo las diferencias entre el ritmo de aumento
de los precios nacionales y de los extranjeros. Si, como en este caso, esas variaciones se
expresan en una misma moneda, se igualarían, es decir, se anularía la diferencia entre p
y p*. Como consecuencia de ello, según esa hipótesis, a largo plazo, la ecuación (17) se
transformaría en una fórmula mucho más simple:
(16)
yr =
ε y*
π
Esta ecuación constituye el resultado final y el más conocido del planteamiento
adoptado por Thirlwall, y se conoce como Ley de Thirlwall. De acuerdo con lo que se
ha señalado previamente, se puede interpretar en el siguiente sentido: con el paso de los
años, la tasa de crecimiento del PIB estará determinada esencialmente por el ritmo de
variación de la renta del resto del mundo, ponderado por el cociente de las elasticidades
de exportación e importación.9
9
Esta interpretación supone que a largo plazo, la evolución del crecimiento económico está determinada por la
trayectoria demanda, y más concretamente, por las exportaciones, que de acuerdo con Thirlwall, son el único
componente genuinamente autónomo de ésta. No obstante, la oferta está de algún modo presente en la fórmula, ya
que de sus características (grado de intensidad tecnológica, calidad, variedad.. etc) depende la elasticidad-renta de
exportaciones y de las importaciones (McCombie y Thirlwall, 1994). En otro orden de cosas, conviene advertir que
se llega a esta expresión a partir de un proceso que requiere asumir un marco de hipótesis verdaderamente restrictivo,
y combinar una serie de fórmulas que reflejan realmente identidades contables, que se cumplen ex post. El interés que
ofrece esta expresión, al menos en lo que concierne a este trabajo, reside fundamentalmente en lo atractiva que resulta
por su sencillez y en lo fácil que es encontrar información para contrastarla. En ningún momento ha de entenderse
como el resultado de un esfuerzo sistemático encaminado a identificar las relaciones causales que permiten explicar
el crecimiento de cualquier economía, independientemente de sus circunstancias.
La principal variación respecto de la expresión (7), en la que se recoge un
modelo muy sencillo de crecimiento impulsado por las exportaciones, es la ausencia del
ritmo de evolución de los precios, tanto nacionales como extranjeros. La forma en que
se ha incorporado la restricción externa en este caso hace que éstos no aparezcan, ya que
la Ley de Thirlwall es consistente con la hipótesis que considera que las transacciones
externas en general, y las exportaciones en particular, apenas son sensibles a las
variaciones en los precios.10
Se puede trabajar con expresiones basadas en la restricción externa, pero que, al
contrario de lo que ocurre con la citada Ley Thirlwall, permiten valorar el
comportamiento de los precios de importación y de exportación, rompiendo con la
hipótesis que se acaba de mencionar. Puede llegarse a una expresión de ese tipo
introduciendo en el análisis el concepto de relación de intercambio.11
En la ecuación (8) P y P* representan los índices de precios de los productos
exportados e importados. De acuerdo con la noción más habitual de relación de
intercambio, ésta expresa precisamente el cociente entre el primero de los índices y el
segundo. De este modo, si se denomina T a la relación de intercambio, a partir de esa
ecuación se llega a la siguiente fórmula:
(17)
TX = M
Tomando logaritmos y diferenciando obtendríamos que:
(18)
t+x=m
Por otra parte, si se entiende que la elasticidad-renta de las importaciones, π,
representa la respuesta de éstas ante variaciones en la renta del país que las lleva a cabo,
puede escribirse:
(19)
π=
m
y
Combinando las dos últimas identidades se llega a una fórmula del ritmo de
crecimiento de la renta que respeta la restricción externa. Así, si se sustituye el valor
que tiene la variación de las importaciones de acuerdo con la expresión (18) en (19), se
obtiene que:
(20)
10
π=
t+x
y
Se trata, por tanto, de otra hipótesis restrictiva que se encuentra tras el razonamiento que finalmente da lugar a la
Ley de Thirlwall (Alonso y Garcimartín, 1999:10)
11
Esta alternativa es la que se emplea en uno de los trabajos de Carluccio Bianchi que se cita en la bibliografía
(Bianchi, 2004).
Puede despejarse la variación de la renta, que, al cumplirse lo establecido en (18), es
compatible con la restricción externa, es decir, se puede notar como yr:
(21)
yr =
t+x
π
Esta ecuación indica que, a largo plazo, el ritmo de crecimiento compatible con una
balanza de bienes y servicios equilibrada depende directamente de la evolución de la
relación de intercambio y del crecimiento de las exportaciones, e inversamente de la
elasticidad-renta de las importaciones.12
1. 3. Un análisis del crecimiento a partir de los componentes autónomos de la
demanda.
Puede superarse la limitación que afecta a los estudios que tratan de ofrecer una
explicación del crecimiento basada únicamente en el comportamiento de las
exportaciones (y que eventualmente incorporan la noción de restricción externa), sin
salir de las fronteras del enfoque keynesiano. Algunos análisis empíricos recientes
vinculados con este enfoque ya han planteado diferentes alternativas para eludir esa
limitación, incorporando, junto a las exportaciones, otras variables que pueden aclarar el
comportamiento del crecimiento, concretamente otros componentes autónomos de la
demanda.13 Llevando esta idea hasta sus últimas consecuencias, y asumiendo el interés
que puede tener ofrecer un punto de vista lo más completo posible, en este trabajo se
propone valorar la repercusión de todos los componentes autónomos de esa demanda
12
Se puede establecer con relativa facilidad una relación entre esta fórmula y la Ley de Thirlwall. Para ello habría
que partir de (12) y sustituir el crecimiento de las importaciones por el valor que éste debe tener para que se igualen
exportaciones e importaciones de bienes y servicios, de acuerdo con la expresión (18), en la que aparece la relación
de intercambio. Una vez que se efectúa ese cambio, si se sustituye el crecimiento de las exportaciones por su valor,
según la ecuación (4), y se agrupan los términos similares, se llega a la siguiente fórmula:
yr =
(γ + η )( p − p *) + ε y * + t
π
Si, como consecuencia del cumplimiento de la paridad del poder de compra, p y p* se igualan, la fórmula se reduce a:
yr =
ε y *+t
π
La única diferencia entre esta última ecuación y la Ley de Thirlwall estriba en la presencia de t, que
representa la variación de la relación de intercambio. Podría entenderse que esa variación tiende a anularse como
consecuencia del cumplimiento de la referida paridad, ya que se trata de la relación entre los cambios de los precios
nacionales y extranjeros expresados en la misma moneda. En ese caso estaríamos, sin más, en presencia de la Ley de
Thirlwall.
13
Se trata de un planteamiento que rompe con la Ley de Thirlwall, ya que ésta parte de la idea de que las
exportaciones constituyen el único componente genuinamente autónomo de la demanda. Ver supra, nota 9. Se
incorporan otros componentes de ésta, en la línea de lo que se sugiere en esta parte del texto, por ejemplo, en el ya
referido trabajo de Atesoglou (Atesoglou, 1996) o, partiendo de un desarrollo teórico diferente, en una publicación
reciente de N. H. Barbosa (Barbosa, 2001).
sobre el crecimiento, a través de una expresión sencilla, que requiere asumir importantes
restricciones, basada en el conocido equilibrio entre oferta y demanda agregada14:
Y =C +G+ I + X −M
(22)
Si se adopta la hipótesis de que el gasto público, la inversión y las exportaciones no
dependen del nivel de renta, mientras que el consumo y las importaciones son función
de ésta, a través de una relación lineal, de forma que:
(23)
C = cY
(24)
M = mY
se llega a la siguiente fórmula:
Y = λ (G + I + X )
(25)
En esta ecuación, λ expresa la variación de la renta ante cambios en los
componentes autónomos, de acuerdo con las hipótesis que se han asumido, es decir, es
el multiplicador del gasto autónomo en economía abierta:
λ=
(26)
1
(1 − c + m )
Suponiendo que ese multiplicador es constante y diferenciando en (25), dividiendo
después toda la expresión por Y, para, finalmente, multiplicar y dividir cada uno de los
sumandos de la derecha de la igualdad resultante por G, I y X, respectivamente,
llegamos a la siguiente fórmula:
(27)
dY
G dG
I dI
X dX
=λ
+λ
+λ
Y
Y G
Y I
Y X
Si cambiamos la notación de los coeficientes asociados a cada tasa de variación, de
forma que:
(28)
βG = λ
G
I
X
; βI = λ ; β X = λ
Y
Y
Y
obtenemos la siguiente expresión:
(29)
dY
dG
dI
dX
= βG
+ βI
+ βX
Y
G
I
X
Se puede cambiar la notación, representando, de nuevo, con minúsculas las
variaciones experimentadas por cada magnitud. Si, una vez que se efectúa esa
modificación, se introduce una constante y un término µ que represente la perturbación
14
El desarrollo concreto de este razonamiento, basado en el conocido modelo de determinación del nivel de renta en
economía abierta, procede de las discusiones que han tenido lugar en el seno del Grupo de Investigación sobre
Crecimiento de la Economía Mundial (GICEM). En cualquier caso, el autor de este texto asume las consecuencias de
todas las limitaciones y todos los problemas a los que dicho modelo puede dar lugar.
aleatoria, se llega a una nueva fórmula que permite trasladar a un análisis econométrico
todo el planteamiento que se ha desarrollado:
(30)
y = β0 + βG g + β I i + β X x + µ
Teniendo en cuenta el modo en que se han calculado, los parámetros de este
modelo (los β) pueden interpretarse como las participaciones de cada uno de los
componentes autónomos de la demanda en el valor total alcanzado por la suma de
éstos.15 Pueden interpretarse también como elasticidades, lo que equivale a considerar
que el producto depende únicamente de los componentes autónomos de la demanda
(gasto público, inversión y exportaciones)16, a través de una relación funcional como la
siguiente17:
(31)
Y = G βG I β I X β X
Al tomar logaritmos y diferenciar en esta fórmula, puede comprobarse que se pasa a
otra expresión que coincide con (29), es decir:
(32)
dY
G dG
I dI
X dX
= βG
+ βI
+ βX
Y
Y G
Y I
Y X
La correspondencia de este modelo teórico con los postulados keynesianos es
evidente, dado que éste no hace sino reflejar en qué medida puede explicarse la
variación de la producción a partir del comportamiento de la demanda agregada, y más
concretamente, de los componentes autónomos de ésta. La conexión con esos
postulados queda confirmada por el hecho de que, utilizando algunos de los más
15
Partiendo, por ejemplo, de βG, sabemos que
βG = λ
G
;
Y
por otra parte, conocemos la expresión del
Y = λ (G + I + X ) . Despejando λ de esta fórmula obtenemos un valor que, al sustituirlo en la
G
, es decir, el coeficiente que acompaña al gasto
ecuación anterior, nos permite demostrar que β G =
G+I +X
multiplicador:
público expresa la proporción que éste representa en el valor total de los componentes autónomos de la demanda. Con
idéntico razonamiento puede llegarse a la conclusión de que βI y βX expresan, respectivamente, el peso relativo de la
inversión y de las exportaciones en ese valor.
16
Conviene llamar la atención sobre el cambio que supone, respecto del planteamiento basado en la existencia de una
restricción externa, el papel de las importaciones. En dicho planteamiento éstas influyen sobre el crecimiento
económico, restringiendo su potencial, ya que se asume que es necesario mantener cierto equilibrio entre
importaciones y exportaciones, al menos, a largo plazo. Por el contrario, en la propuesta teórica que se acaba de
presentar, en la que se parte del equilibrio entre oferta y demanda agregada, se considera que las importaciones
dependen de la renta y se supone que el multiplicador es constante. Como consecuencia de ello, las importaciones no
influyen en el crecimiento económico; éste sólo depende, como se acaba de indicar en el texto, de los componentes de
la demanda que se han supuesto autónomos: gasto público, inversión y exportaciones.
17
La presentación de un modelo en el que la tasa de crecimiento depende del comportamiento de los componentes
autónomos de la demanda podría haber partido, sin más, de la relación funcional que se plantea en (31). El desarrollo
anterior ayuda, no obstante, por un lado, a percibir las duras hipótesis que se encuentran detrás de una relación como
ésa, y, por otro, a interpretar los coeficientes que acompañan a los componentes autónomos como participaciones en
el valor total de éstos.
conocidos, puede justificarse la influencia ejercida por cada uno de esos componentes
autónomos, por separado. De este modo:
-
La consideración del gasto público como variable explicativa puede relacionarse con
el reconocido protagonismo que Keynes y, a partir de él, diferentes corrientes
keynesianas, conceden a la política fiscal como parte de la estrategia de manejo de
la demanda efectiva, especialmente como alternativa a la hora de evitar los efectos
de las situaciones caracterizadas por el desempleo de recursos.18
-
La influencia de la inversión en la determinación de la demanda agregada y, en
última instancia, en el nivel de actividad, podría vincularse con la lógica que surge
del funcionamiento del mecanismo del multiplicador-acelerador, siguiendo la línea
que, interpretando a Keynes, parte de trabajos como los de Samuelson y Hicks.19
-
La inclusión de las exportaciones estaría justificada, en la línea de lo que ya se ha
señalado, a partir de consideraciones como las realizadas por los autores que, desde
una perspectiva postkeynesiana, plantean un modelo de crecimiento guiado por
dichas exportaciones, en muchos casos reconociendo la necesidad de que éstas
guarden equilibrio con las importaciones, al menos a largo plazo.
2. Restricción externa y crecimiento económico. La experiencia italiana en el
contexto de la UEM.
2.1. La influencia de la restricción externa en los países de la eurozona.
El análisis basado en la existencia de una restricción externa al crecimiento se
enfrenta a la severa limitación que supone, por un lado, el estricto marco de hipótesis en
que se basa y, por otro, el hecho de que se fundamenta en identidades contables cuyo
cumplimiento está garantizado ex post.20 No obstante, partiendo siempre de la cautela
que exigen esas importantes consideraciones, puede admitirse que ofrece un atractivo
18
Puede afirmarse que el reconocimiento de las ventajas del gasto público como medida para suavizar el efecto de los
ciclos es en realidad anterior a la publicación de la obra de Keynes. Como antecedente, y como señala Mark Blaug,
coincidiendo con la crisis de finales del siglo XIX, muchos autores demostraron un enorme interés por el estudio de
la incidencia de dichos ciclos económicos. Ya en el inicio del siglo XX aparecen con relativa frecuencia referencias
explícitas a las obras públicas como instrumento anticíclico, por ejemplo, en el Minority Report of the Poor Law
Comisión, de 1909, o en contribuciones de Bowley, Webb o, sobre todo, Pigou (Blaug, 1988).
19
En un sentido más general, sin hacer referencia a argumentos concretos, puede decirse que en la obra de Keynes la
inversión es una variable fundamental (o incluso la variable fundamental) en la determinación de los niveles de
producción y de empleo (Palazuelos, 2000:169).
20
Ver supra, nota 9. Conviene reseñar, además, que, en consonancia con la sencillez con la que se ha planteado todo
el desarrollo teórico en este trabajo y asumiendo, además, que se pretende únicamente disponer de un punto de
partida para analizar las relaciones entre crecimiento y dinamismo exportador, para obtener la elasticidad de las
exportaciones se ha dividido simplemente el incremento anual de éstas por la variación experimentada por el PIB. Un
cálculo de esa elasticidad por métodos más consistentes probablemente arrojaría resultados distintos y mucho más
estables que los recogidos en el cuadro 1.
punto de partida para llevar a cabo una sencilla reflexión en torno a la relación entre el
dinamismo económico de cualquier país y la trayectoria de sus exportaciones.
CUADRO 1
CRECIMIENTO COMPATIBLE CON LA RESTRICCIÓN EXTERNA1
PAÍSES
ALEMANIA
AUSTRIA
BÉLGICA
DINAMARCA
ESPAÑA
FRANCIA
FINLANDIA
GRECIA
HOLANDA
IRLANDA
ITALIA
LUXEMBURGO
PORTUGAL
REINO UNIDO
SUECIA
EE.UU.
JAPÓN
PERÍODO
1971-1980
1981-1990
1991-2000
1971-1980
1981-1990
1991-2000
1971-1980
1981-1990
1991-2000
1971-1980
1981-1990
1991-2000
1971-1980
1981-1990
1991-2000
1971-1980
1981-1990
1991-2000
1971-1980
1981-1990
1991-2000
1971-1980
1981-1990
1991-2000
1971-1980
1981-1990
1991-2000
1971-1980
1981-1990
1991-2000
1971-1980
1981-1990
1991-2000
1971-1980
1981-1990
1991-2000
1971-1980
1981-1990
1991-2000
1971-1980
1981-1990
1991-2000
1971-1980
1981-1990
1991-2000
1971-1980
1981-1990
1991-2000
1971-1980
1981-1990
1991-2000
CRECIMIENTO
REAL
2,8
2,3
3,0
3,6
2,3
2,6
3,4
2,1
2,2
2,0
1,6
2,3
3,6
2,9
2,7
3,3
2,4
1,9
3,5
3,1
2,0
4,7
0,7
2,4
3,0
2,3
2,9
4,8
3,7
7,2
3,6
2,3
1,6
2,7
5,0
5,5
4,8
3,3
2,8
2,0
2,7
2,4
1,9
2,2
2,0
3,2
3,3
3,3
4,5
4,0
1,5
CRECIMIENTO
COMPATIBLE
CON LA
RESTRICCIÓN
EXTERNA
1,2
5,2
-0,1
Nd
Nd
2,4
Nd
Nd
2,5
0,0
10,6
2,0
2,4
-0,8
2,7
18,2
1,9
2,3
3,3
4,3
-5,0
7,9
-3,3
4,6
3,4
-9,0
7,6
6,9
4,2
7,4
1,4
2,3
0,4
Nd
9,0
4,8
Nd
Nd
Nd
3,7
2,8
2,7
1,0
4,9
3,0
nd
6,4
2,4
5,1
13,6
-4,3
RELACIÓN DE
INTERCAMBIO
ELASTICIDAD DE
LAS
IMPORTACIONES
VARIACIÓN
DE LAS
EXPORTACIONES.
-1,0
1,7
-0,9
Nd
Nd
-2,1
Nd
Nd
-0,8
-2,4
0,9
-0,3
-2,8
2,1
0,0
-1,5
1,3
-0,2
-1,2
1,9
-0,7
-2,2
0,5
-0,7
-1,6
0,5
0,5
-0,6
1,2
-1,0
-2,7
2,0
0,0
Nd
-0,7
-1,2
Nd
Nd
Nd
0,1
-0,1
0,4
-1,0
1,4
-0,8
Nd
-1,3
-0,1
-5,3
4,0
2,8
1,1
-0,8
3,5
3,0
2,8
0,7
2,8
0,4
1,9
2,4
-5,7
2,5
27,1
5,2
4,0
5,4
1,8
3,1
0,8
1,0
1,4
3,1
3,0
2,5
5,8
2,6
2,1
2,1
-2,5
2,0
2,0
1,9
4,7
1,7
1,5
1,5
2,1
5,6
3,5
2,7
2,1
5,7
2,8
4,6
2,3
10,4
1,8
2,9
0,3
1,4
7,9
5,1
5,5
4,1
7,0
4,8
5,5
4,9
4,7
4,8
4,8
5,0
5,2
7,2
5,5
10,1
6,9
4,4
6,7
6,0
2,6
9,5
14,4
1,8
8,3
5,3
4,4
6,8
7,4
8,6
15,2
6,3
4,6
5,8
3,4
6,3
9,6
5,1
8,0
5,2
4,6
3,5
6,1
4,0
4,3
7,9
7,3
5,7
7,1
9,6
4,8
4,5
CUADRO 1 (Continuación)
CRECIMIENTO COMPATIBLE CON LA RESTRICCIÓN EXTERNA1
PAÍSES
PERÍODO
CRECIMIENTO REAL
UE-15 (MEDIA)
1971-1980
1981-1990
1991-2000
1971-1980
1981-1990
1991-2000
3,3
2,6
2,9
3,5
2,9
3,1
ZONA EURO (MEDIA)
CRECIMIENTO
COMPATIBLE
CON LA
RESTRICCIÓN
EXTERNA
4,5
2,7
2,7
5,3
2,1
2,5
RELACIÓN DE
INTERCAM-BIO
ELASTICIDAD
DE LAS
IMPORTACIONES
VARIACIÓN
DE LAS
EXPORTACIONES.
-1,5
1,1
-0,6
-1,6
1,3
-0,6
4,3
1,6
2,8
4,9
1,8
2,6
6,2
4,9
7,4
5,9
5,4
7,6
1
. Medias anuales para cada período.
FUENTE: Elaboración propia a partir de la información suministrada por la base de datos de la OCDE.
NOTA: La fuente que se ha utilizado no facilita los datos correspondientes a la relación de intercambio de Dinamarca,
Alemania, Suecia, Estados Unidos, Finlandia, Irlanda, Luxemburgo, Holanda, Austria, Bélgica y Grecia para algunos
años concretos. Para Portugal, dicha fuente no proporciona información alguna sobre la relación de intercambio para el
período analizado. Por otra parte, el crecimiento de las exportaciones de Finlandia en 1990 y el crecimiento del PIB de
Dinamarca en 1993 y de Grecia en 1990 son cero o prácticamente cero. Ante la distorsión que generan esos valores, no se
han tenido en cuenta en el cálculo del crecimiento potencial, en el primer caso, ni de de éste y de la elasticidad de
importaciones en los otros dos. Los cálculos se han realizado siempre tomando medias para los años para los que no
existe ningún problema en cuanto a disponibilidad de datos ni información gravemente distorsionada por los motivos que
se han referido.
La información que aparece en el cuadro 1 recoge, para un conjunto de
economías desarrolladas que se han considerado representativas, la evolución de la
referida restricción externa y de sus componentes, de acuerdo con la expresión que
incluye la evolución de la relación de intercambio. Se ha intentado adoptar una
perspectiva de largo plazo, reconociendo que ésta es, en principio, la más apropiada
para valorar lo ocurrido con dicha restricción. Este propósito se ve limitado, no
obstante, por la cobertura temporal de la información que se ha utilizado (procedente de
la base de datos de la OCDE), que sólo permite efectuar los cálculos que requiere esa
expresión a partir de 1971 y hasta el año 2000.
Un examen somero de lo sucedido entre la década inicial y la década final de
este período es suficiente para constatar que el crecimiento medio de la zona euro (tanto
el real como el potencial) se redujo significativamente, ajustándose a la idea de la
pérdida paulatina de dinamismo de los países que la integran, hasta llegar a nuestros
días. No obstante, conviene reseñar que se aprecia también un significativo repunte
entre los años ochenta y el decenio siguiente.
Cuando se establece una comparación entre el crecimiento que reflejan las
estadísticas y el consistente con el equilibrio externo, se comprueba que, al iniciarse el
período de estudio, en los países de la eurozona, en término medio, este último
crecimiento era muy superior al primero, lo que puede considerarse un síntoma de que
en esos países existía margen para que la actividad económica aumentara sin que se
resintiera el equilibrio externo. Sin embargo, conforme pasaron los años, la tasa de
crecimiento medio compatible con la restricción externa de los países de la UEM se fue
aproximando al incremento medio del PIB realmente registrado, es decir, se hizo
patente la presión de la referida restricción sobre el crecimiento económico realmente
registrado. El momento culminante de este proceso se alcanzó en los años noventa, en
los que, de acuerdo con la información recogida en el cuadro 1, la tasa de incremento
medio del PIB de la eurozona cayó incluso por debajo del nivel consistente con el
equilibrio entre exportaciones e importaciones de bienes y servicios.
La descripción que se acaba de realizar ha de tomarse con gran cautela, ya que
no es representativa de lo sucedido en todos y cada uno de los países que comparten el
euro. De hecho, llama la atención la existencia de una importante disparidad entre el
comportamiento del crecimiento económico de estos países, hasta el punto de que
podría afirmarse que no se percibe una especial afinidad entre ellos. En el mismo
sentido, tampoco se aprecian diferencias reseñables entre lo ocurrido en ese grupo y lo
sucedido, a su vez, en los países de la muestra ajenos a la integración monetaria en
Europa en la actualidad (los países europeos que no pertenecen a la zona euro, además
de Japón y Estados Unidos). En suma, según el planteamiento empleado, cuando se
contempla el proceso de integración monetaria en Europa desde una perspectiva global
no se detectan manifestaciones claras de la influencia de éste en la trayectoria del
crecimiento real ni del crecimiento consistente con el equilibrio externo.
Pasando al análisis de la evolución de cada uno de los factores que determinan
dicho crecimiento de acuerdo con la fórmula utilizada, y comenzando por la variación
de la relación de intercambio, puede observarse que ésta fue bastante homogénea, por
países, caracterizándose por un retroceso en la década de los setenta, una posterior
recuperación en el decenio siguiente, seguida de variaciones poco relevantes, en
general, en los años noventa. Teniendo en cuenta el sentido de los cambios y su
cronología, esa evolución podría vincularse con el impacto de la evolución de los
precios del petróleo. Confirmaría esa sospecha el hecho de que el Reino Unido (el único
país de la muestra con un importante potencial de extracción de crudo) es el único que
se aparta de forma evidente de esas pautas, como lo pone de manifiesto el hecho de que
para los años setenta y ochenta la relación de intercambio varió en sentido contrario al
que se ha señalado.
Los otros componentes del crecimiento compatible con la restricción externa
tuvieron un comportamiento mucho más heterogéneo.21 Comenzando por el dinamismo
de las exportaciones, puede afirmarse que, al comparar los datos de la primera década
con los de la última, se percibe una gran diversidad de circunstancias, pero, haciendo
abstracción de éstas, se observa un predominio de los casos en los que ese dinamismo se
redujo, por lo que, a escala de la zona euro en su conjunto, puede decirse que
prevaleció, a medio plazo, una disminución del vigor exportador. Esta circunstancia
ayuda a entender la mayor intensidad de la restricción externa en dicha zona. Un
análisis más detallado de la información revela que en la mayor parte de los casos la
pérdida de vitalidad de las ventas en el exterior obedece esencialmente a lo ocurrido
entre las dos primeras décadas, ya que muchos países se incrementó significativamente
el ritmo exportador entre los años ochenta y los años noventa.
La elasticidad de las importaciones tampoco se ajustó a un patrón uniforme para
toda la UEM, aunque predominaron los países en los que ésta creció, sobre todo, cuando
se comparan las cifras correspondientes a los años noventa con las de la década anterior.
Teniendo en cuenta esta circunstancia, puede afirmarse que, en medio de la disparidad,
se impuso una aceleración de las importaciones, contribuyendo al incremento de la
presión de la restricción externa que, como se ha señalado, provocó la reducción del
dinamismo exportador.
2.2. La restricción externa en el crecimiento económico italiano.
En el ámbito del contexto general que se acaba de describir, Italia destaca por
ofrecer uno de los peores perfiles de toda la muestra. Sus tasas de crecimiento
consistente con la restricción externa estuvieron siempre entre las más discretas,
tratándose, además, de uno de los pocos casos en los que esas tasas se mantuvieron
habitualmente muy cerca, o incluso, por debajo del crecimiento real. Destacan de un
modo especial los malos resultados registrados en los años noventa; de hecho, a la vista
de la información que ofrece el cuadro 1, éstos sólo fueron peores en Alemania, como
21
En medio de esa disparidad, no se aprecian diferencias claras entre los países que han participado en los procesos
de integración monetaria en Europa respecto de los que no lo han hecho. Puede afirmarse, por tanto que, del mismo
modo que, desde una perspectiva global, no se observan síntomas de la influencia de dichos procesos de integración
sobre el crecimiento compatible con el equilibrio externo, tampoco es posible identificar pruebas que pongan de
manifiesto las consecuencias de esos procesos sobre la elasticidad de las importaciones ni, en general, sobre ninguno
de los componentes del valor del crecimiento consistente con dicho equilibrio.
consecuencia de que este país registró simultáneamente un importante incremento de la
elasticidad de sus importaciones, un retroceso de su dinamismo exportador y un
significativo deterioro de su relación de intercambio.
Descendiendo al análisis de los componentes de dicho crecimiento, Italia no
llama la atención por la trayectoria de la relación de intercambio (análoga a la que se
observa, en general, en el resto de países, con la excepción del Reino Unido). Sin
embargo, sí sobresale por sus malos resultados, tanto en elasticidad de importaciones
como en dinamismo exportador. En relación con este último componente, lo que más
resalta es su declive en relación con otros países de la zona euro. De acuerdo con lo que
recoge el cuadro 1, Italia era uno de los países que contaba inicialmente con una de las
tasas de crecimiento de las ventas en el exterior más elevadas del área (sólo por detrás
de Grecia, España y Francia). Sin embargo, a partir de entonces, ese crecimiento se
mantuvo entre los niveles más discretos de los países de la muestra, siempre por debajo
de la media de la UEM.
Por lo que concierne a la elasticidad de las importaciones, puede afirmarse, a la
vista de lo que refleja el cuadro 1, que se sumó al efecto ejercido por el declive del
dinamismo exportador, intensificando la incidencia de la restricción externa sobre el
crecimiento. Así, de acuerdo con la información que recoge ese cuadro, Italia fue uno de
los países en los que dicha elasticidad creció más entre los años ochenta y noventa, lo
que hizo que ésta se situara en un nivel muy alto en términos relativos, sólo superado
por el alcanzado por el Reino Unido, dentro de la Unión Europea, y por Japón, fuera de
ésta.
Puede ofrecerse un análisis más detallado de la experiencia italiana si, en lugar
de plantear una reflexión basada en lo sucedido en cada una de las tres décadas que
comprende el período de referencia, se pasa revista a la información de cada año. El
gráfico 2, elaborado desde esa perspectiva, pone de relieve la existencia de dos fases
con características diferentes, y, en cierto sentido, complementarias, que quedan ocultas
en el análisis por décadas. La primera de esas fases estaría comprendida entre el inicio
de la muestra (1971) y el tramo central de la década de los ochenta, y se distinguiría por
el hecho de que las tasas de crecimiento consistentes con el equilibrio externo fueron
bastante irregulares, pero se inscribieron, a medio plazo, en una trayectoria creciente.22
22
La base de datos de la OCDE sólo ofrece información sobre la relación de intercambio a partir de 1971, por lo que
únicamente puede realizarse el cálculo de la tasa de crecimiento compatible con la restricción externa en los términos
señalados a partir de ese año y hasta el año 2000. Ésa es la razón que explica que, a diferencia de lo que se hace en
otras partes del trabajo, en este caso el período de análisis sea más corto.
A partir de ese momento, sucedió lo contrario, es decir, esas tasas siguieron una
evolución más estable, en la que se observa una tendencia decreciente.23 A la vista de lo
que revela el gráfico, el punto culminante de dicha tendencia sería el período posterior a
1994, en el que el crecimiento compatible con el equilibrio de la balanza de bienes y
servicios se mantuvo siempre en niveles muy bajos (registrándose incluso un valor
negativo en 1996), poniendo de manifiesto que la economía italiana tendría que haber
permanecido prácticamente estancada para garantizar el equilibrio entre exportaciones e
importaciones de bienes y servicios.
El análisis año por año de los factores que, de acuerdo con la metodología
utilizada, determinan la tasa de crecimiento consistente con el equilibrio externo aporta
detalles elocuentes. Como puede percibirse a través del trazado del gráfico 3, la relación
de intercambio fue el factor con una trayectoria más inestable, como corresponde a la
gran influencia que tuvieron sobre ésta los shocks externos que afectaron a la economía
italiana en determinados momentos.24 Existen indicios, por ejemplo, que ponen de
manifiesto el efecto adverso que tuvieron sobre esa relación las dos crisis del petróleo;
en el mismo sentido, pueden percibirse también las consecuencias positivas que tuvo la
caída del precio del crudo a partir de los primeros años ochenta. En ausencia de
acontecimientos similares, desde el tramo final de esa década la relación de intercambio
varió mucho menos, por lo que, desde entonces, el crecimiento compatible con la
restricción externa ha estado determinado esencialmente por los otros dos factores
considerados: la elasticidad de las importaciones y la variación de las exportaciones.
23
Al dividir el período 1971-2000 en dos sub-muestras, estableciendo el punto de corte en 1986 (1971-1986 y 19872000) se aprecian indicios estadísticos claros de la reducción de la inestabilidad de la tasa de crecimiento compatible
con las importaciones. Así, entre 1971 y 1986 la desviación típica de esa tasa fue de 6,9, reduciéndose dicha
desviación a menos de la mitad (2,8) desde entonces al año 2000.
24
La desviación típica de la variación de la relación de intercambio fue de 5,5. En sentido contrario, el componente
más estable fue la elasticidad de las importaciones, con una desviación típica de 3, situándose en un tramo intermedio
la variación de las exportaciones, con un valor de 4,6.
GRÁFICO 2
ITALIA. EVOLUCIÓN DEL PIB
20
15
10
5
0
-5
-10
-15
CRECIMIENTO RESTRINGIDO
CRECIMIENTO REAL
FUENTE: Elaboración propia a partir de la información suministrada por la base de datos de la OCDE.
GRÁFICO 3
ITALIA. COMPONENTES DEL CRECIMIENTO COMPATIBLE CON LA
RESTRICCION EXTERNA
20
15
10
5
0
-5
-10
-15
RELACIÓN DE INTERCAMBIO
1999
1997
1995
1993
1991
1989
1987
1985
1983
1981
1979
1977
1975
1973
1971
-20
ELAST. DE LAS IMPORTACIONES
VARIAC. DE LAS EXPORTACIONES
FUENTE: Elaboración propia a partir de la información suministrada por la base de datos de la OCDE.
2000
1999
1998
1997
1996
1995
1994
1993
1992
1991
1990
1989
1988
1987
1986
1985
1984
1983
1982
1981
1980
1979
1978
1977
1976
1975
1974
1973
1972
1971
-20
Por lo que se refiere al último de los componentes señalados, puede observarse
cómo hasta los últimos años setenta se mantuvo, en general, en cotas elevadas. Esta
circunstancia es acorde con el protagonismo que habitualmente se les atribuye a las
exportaciones en el vigoroso proceso de crecimiento experimentado por Italia desde la
firma del Tratado de Roma hasta entonces.25 En el umbral de la nueva década el ritmo
de variación de éstas sufrió un declive significativo, del que se recuperó paulatinamente
y de forma un tanto irregular, alcanzando su mayor vigor en los años inmediatamente
posteriores a la salida de la lira del mecanismo de cambios del SME. Se trata de un
indicio de las posibles consecuencias de los avatares de la integración monetaria en
Europa sobre la economía italiana, ya que ese notable incremento del potencial
exportador puede relacionarse con los efectos positivos de la fuerte devaluación con la
que se cerró ese episodio. Como pone de manifiesto el propio gráfico, una vez que se
agotaron los efectos más inmediatos de la devaluación (en torno a 1995), el dinamismo
exportador de Italia decayó significativamente, y a partir de entonces resulta difícil
apreciar una tendencia clara.
La elasticidad de las importaciones siguió, a medio plazo, una tendencia
creciente, mucho más clara si se parte de 1980. Puede afirmarse, por tanto, que,
confirmando lo que se apreciaba en el análisis por décadas, el dinamismo de la
economía italiana habría presionado cada vez más sobre su demanda de importaciones,
ésta, a su vez, sobre la restricción externa y, finalmente, ésta sobre el propio
crecimiento. Los efectos de esta dinámica se fueron intensificando hasta alcanzar su
momento más álgido en los primeros años noventa, es decir, en el período
inmediatamente anterior a la crisis del SME, posiblemente como consecuencia de la
fuerte apreciación real acumulada por la lira hasta que estalló dicha crisis, en 1992.
Desde entonces, la elasticidad de las importaciones se redujo de forma apreciable,
aunque manteniéndose en niveles relativamente altos desde 1996, con el consiguiente
efecto negativo sobre el crecimiento consistente con el equilibrio externo.
Para terminar, conviene llamar la atención sobre el hecho de que, tanto en la
evolución del dinamismo exportador como en la trayectoria de la elasticidad de las
importaciones, existen síntomas de la influencia ejercida por la participación de Italia en
el proceso de integración monetaria en Europa, concretamente, de su experiencia dentro
25
En torno a 1958 se alcanzó una especie de punto de inflexión. Hasta entonces, el vigor de la demanda se había
apoyado esencialmente en el gasto público. El dinamismo exportador no cobró protagonismo hasta 1959. Hasta
entonces no parece apropiado hablar de un crecimiento generado por la demanda externa, si bien ésta había ejercido
hasta entonces una destacada influencia en la oferta (Nardozzi, 2004: 22).
del SME.26 A partir de ellos puede afirmarse que, a diferencia de lo que se indicó para
los países de la UEM en su conjunto en el epígrafe anterior, la evolución del
crecimiento compatible con la restricción externa en Italia pudo verse afectada por
dicho proceso de integración. La utilización de otras aproximaciones teóricas
presentadas en el primer apartado ofrece la posibilidad de contrastar esta conclusión y
puede contribuir, asimismo, a conocer detalles importantes y profundizar sobre ella.
3. El protagonismo de las exportaciones y de otros componentes autónomos de la
demanda agregada en el crecimiento italiano.
3.1. La capacidad explicativa de las exportaciones y la incidencia de la integración
monetaria.
A través de un sencillo análisis econométrico, basado en la segunda expresión
presentada en la primera sección del apartado 1, es posible avanzar en el análisis de
algunas cuestiones planteadas en el epígrafe anterior. Para mantener la coherencia con
dicho apartado y disponer de más observaciones conviene permanecer en una
perspectiva de largo plazo. De hecho, la ausencia de limitaciones como las que afectan
al cálculo del crecimiento compatible con la restricción externa al crecimiento permite
ampliar el período de análisis, comenzando en 1961, en lugar de hacerlo en 1971, y
terminando en 2004, en lugar de hacerlo en el año 2000.
Como se pone de manifiesto en el cuadro 2, al aplicar el método de mínimos
cuadrados ordinarios sobre esa sencilla expresión (modelo 1), se aprecia que la
variación de las ventas de bienes y servicios al resto del mundo, considerada de forma
aislada, tuvo una relevancia considerable en el dinamismo económico italiano durante el
período objeto de estudio. Así parece desprenderse, al menos, del valor que alcanza la
“t” de Student asociada al coeficiente β1, que denota claramente que se trata de una
variable significativa. A pesar de ello, y como cabría esperar, dada la complejidad de
cualquier proceso de crecimiento, el vigor exportador no tiene por sí solo una gran
capacidad para explicar la variación total del PIB.27 Concretamente, del valor que
alcanza el R2 se desprende que esa capacidad representa menos del 30% de la variación
total de la variable dependiente, lo que pone de manifiesto la conveniencia de identificar
e introducir otras variables explicativas.
26
Este resultado es coherente con lo señalado en un trabajo publicado por Carluccio Bianchi en 1994, basado también
en la existencia de una restricción externa al crecimiento. Según este trabajo, el crecimiento económico de este país
se habría debilitado, entre otras razones, por la incidencia que tuvo su adhesión al Sistema Monetario Europeo
(Bianchi, 1994).
CUADRO 2
RESULTADOS DE LA ESTIMACIÓN
y = C + β1 x + η
y = C + β1 x + β2 d1981 + η
y = C + β1 x + β3d1989 + η
y = C + β1 x + β4g + β5 I + η
y = C + β1 x + β4g + β5 i + β2 d1981 + η
y = C +β1 x + β4 g + β5 I + β6 d1990 + η
y = C + β1 x + β4 g + β5 I + β7 d1992 + η
MODELO 1
MODELO 2
MODELO 3
MODELO 4
MODELO 5
MODELO 6
MODELO 7
MODELO 1
VARIABLE
COEFICIENTE
CONSTANTE
C
EXPORTAC.
β1
DUMMY 1981
β2
DUMMY 1989
β3
GASTO
PÚBLICO
β4
INVERSIÓN
β5
DUMMY 1990
β6
DUMMY 1992
β7
R2
R2 AJUSTADO
S. C. DE LOS ERRORES
F
MODELO 2
MODELO 3
MODELO 4
MODELO 5
MODELO 6
VALOR
VALOR
VALOR
VALOR
VALOR
VALOR
VALOR
ESTIMADO
ESTIMADO
ESTIMADO
ESTIMADO
ESTIMADO
ESTIMADO
ESTIMADO
(t)
(t)
(t)
(t)
(t)
(t)
(t)
1,69
(3,69)
0,21
(4,01)
3,54
(5,82)
0,12
(2,42)
-2,30
(-3,99)
2,68
(5,23)
0,17
(3,38)
0,38
(1,71)
0,16
(7,79)
1,61
(5,18)
0,12
(6,57)
-1,15
(-4,82)
1,22
(4,19)
0,14
(7,54)
0,99
(3,45)
0,15
(7,65)
0,40
(7,39)
0,22
(14,47)
0,28
(5,62)
0,20
(16,68)
0,27
(4,71)
0,21
(16,25)
-1,02
(-3,84)
0,30
(5,03)
0,21
(15,39)
-1,91
(-3,27)
0,28
0,26
165,48
16,06
0,48
0,45
119,19
18,85
0,43
0,40
131,20
15,25
0,90
0,89
22,76
120,67
0,94
0,93
14,26
146,72
0,93
0,92
16,52
125,29
Con la gran cautela que exige la extremada sencillez de este primer modelo,
llama la atención el hecho de que su capacidad explicativa –modesta, en cualquier casovaría significativamente de unos años a otros, de forma que en algunos períodos
concretos se constatan desviaciones entre el crecimiento real y el crecimiento acorde
con dicho modelo mucho mayores de las que se aprecian para el resto del período
muestral. Este comportamiento afecta de un modo muy destacado a dos etapas: los
últimos años setenta y el inicio de la década siguiente, por una parte, y el tramo final de
27
MODELO 7
Ver supra, apartado 1, sección 1.
-0,85
(-3,00)
0,93
0,91
18,48
110,94
los años ochenta y los primeros años noventa, por otra. Este resultado no deja de ser
significativo, ya que esas dos etapas coinciden con verdaderos puntos de inflexión en la
evolución de la política económica italiana, muy relacionados con la voluntad de
participar en dos importantes iniciativas de integración monetaria en Europa: el Sistema
Monetario Europeo y la Unión Económica y Monetaria.
Al realizar estimaciones recurrentes y al dividir la muestra en dos sub-muestras,
en la línea de lo que propone el Test de Chow, se confirma lo que invitan a sospechar
esas grandes desviaciones entre el crecimiento que recogen las estadísticas y el
consistente con la restricción externa: la existencia de sendos cambios estructurales del
modelo en los períodos señalados. La aplicación de dicho Test revela que los indicios
más evidentes de los cambios corresponden concretamente a 1981, por lo que respecta a
la primera de las dos etapas, y a 1989, por lo que concierne a la segunda.
La existencia de un punto de inflexión en 1981 podría explicarse a partir de las
importantes consecuencias que tuvo sobre la dinámica económica italiana la acción
combinada de algunos factores de gran trascendencia: el estallido de la segunda crisis
del petróleo, y, sobre todo, la incorporación al Sistema Monetario Europeo y, en
relación con esa decisión, la adopción de una política monetaria muy restrictiva para
mantener estable el tipo de cambio de la lira.28 La existencia de un segundo punto de
inflexión en torno a 1989 resulta más difícil de justificar, toda vez que es anterior a los
acontecimientos más importantes que se produjeron en el umbral de la década de los
ochenta y los primeros años noventa, y que pudieron afectar significativamente a la
dinámica del crecimiento: la salida de la lira del mecanismo de cambios del SME y la
adopción de medidas muy severas para garantizar una rápida incorporación a la Unión
Monetaria Europea. Puestos a buscar otra posible explicación, ese cambio estructural
podría relacionarse con fenómenos que fueron anteriores a dichos acontecimientos, y
que, de hecho, actuaron como detonantes de éstos: la acumulación de un importante
desequilibrio cambiario y de un gran desfase entre los ingresos y los gastos del Estado,
en forma de deuda pública.
28
La manifestación más clara de la variación sufrida por la política monetaria fue probablemente el intenso
incremento de los tipos de interés, tanto a corto como a largo plazo, que alcanzó su punto culminante en 1982. La
trayectoria alcista de dichos tipos contrasta con el hecho de que las circunstancias internas –en particular, la drástica
moderación de los precios a partir de 1980- parecían desaconsejar la continuidad de una actitud tan rigurosa. Los
problemas de la economía italiana no requerirían de tanto rigor. De hecho, esta economía se encontraba muy
debilitada por el shock que supuso la segunda crisis del petróleo, y la aplicación de una política monetaria muy
restrictiva no hizo sino acentuar esa debilidad, restando capacidad de crecimiento a la demanda interna,
especialmente a alguno de sus componentes, como la inversión (Amyot, 2004:133).
Con el fin de recoger en el modelo planteado inicialmente la influencia de los
acontecimientos que tuvieron lugar en torno a esos dos años (1981 y 1989) y de dotar,
además, a dicho modelo de mayor capacidad explicativa, se han incorporado dos
variables ficticias (dummies), que toman un valor 1 a partir de cada uno de los años que
se han reseñado y 0 en el resto del período (modelos 2 y 3). Como puede percibirse a
través de la información que aparece en el cuadro 2, las dos variables, por separado, son
significativas y mejoran apreciablemente los resultados globales del modelo, lo que
refrendaría, desde un punto de vista econométrico, la idea de que se produjo una
transformación importante en las relaciones entre el crecimiento y la variación de las
exportaciones en torno a los dos años que se han señalado.29
Un detalle interesante que se aprecia al introducir las dummies es el hecho de
que los coeficientes asociados a cada una de ellas son negativos, lo que invita a pensar
que las transformaciones que se produjeron en Italia en esos dos momentos concretos
redujeron su potencial de crecimiento. En valor absoluto, el coeficiente más elevado es
el que corresponde a la variable ficticia que trata de recoger lo sucedido en torno a
1981, por lo que puede afirmarse que, a la vista de los resultados obtenidos, tuvieron un
efecto recesivo más acusado sobre la economía italiana las transformaciones que se
produjeron en los últimos años setenta y en el inicio de la década de los ochenta que las
relacionadas con los desajustes acumulados en los años que precedieron a la crisis del
Sistema Monetario Europeo y que obligaron posteriormente a adoptar medidas de gran
austeridad para garantizar la participación en la UEM.
3.2. Un análisis basado en la influencia de todos los componentes autónomos de la
demanda.
Si se aspira a mejorar el comportamiento estadístico del modelo planteado
inicialmente resulta más efectivo y mucho más coherente que introducir variables
ficticias superar la severa limitación que supone la consideración de una sola variable
explicativa (el dinamismo exportador), incorporando otros regresores. Para mantener el
contacto con el enfoque keynesiano, siguiendo la propuesta que se formuló en el primer
apartado, se han incluido en una nueva expresión (modelo 4) otras variables explicativas
29
Se han realizado pruebas introduciendo variables ficticias de características diferentes, siendo las variables de tipo
dicotómico que se presentan en los modelos 2 y 3 las que ofrecen los mejores resultados. Se ha estimado también un
modelo que recoge simultáneamente las dos dummies. Los resultados de esa estimación no se han recogido en el
cuadro 2 porque, al incluir las dos variables ficticias, por una parte, el estadístico F que refleja el grado de
significación conjunta de los parámetros es menor del que se obtiene en los modelos 2 y 3, y, por otra, la t asociada a
la dummy correspondiente a 1992 invita a sospechar que ésta no es significativa.
vinculadas con la demanda, concretamente los otros dos componentes autónomos de
ésta: el gasto público y la inversión.30
La introducción de los nuevos regresores contribuye a que los resultados de la
estimación sean mucho mejores que los obtenidos gracias a la inclusión de las variables
ficticias (modelo 4 del cuadro 2). Destaca de forma muy especial el gran aumento
experimentado por el R2, que, como pone de manifiesto la información que se recoge en
el citado cuadro, triplica, aproximadamente, el valor que se obtenía con el modelo 1,
basado únicamente en la influencia del dinamismo exportador. Resalta también el hecho
de que, a la luz de los resultados obtenidos, salvo el término constante, todas las
variables dependientes son claramente significativas y sus coeficientes tienen el signo
esperado.31
Si tenemos en cuenta el valor de las t de Student asociadas a los coeficientes
vinculados a cada uno de esos regresores, el más significativo de todos ellos es la
variación de las inversiones, lo que parece respaldar las tesis de quienes destacan la
trascendencia de esta variable en la explicación del crecimiento, sobre todo cuando éste
se analiza desde una óptica keynesiana. Aplicando el mismo criterio, la siguiente
variable en orden de importancia sería el dinamismo exportador, ocupando el último
lugar la variación del gasto público.
La perspectiva cambia bastante si se tienen en cuenta los valores que toman los
coeficientes y éstos se interpretan como elasticidades, siguiendo una de las propuestas
desarrolladas en el primer apartado del texto.32 Atendiendo al nivel que alcanzan esos
valores, puede afirmarse que el modelo resalta la eficacia de la política fiscal, ya que, de
acuerdo con los resultados obtenidos, el crecimiento económico italiano habría sido más
30
La estructura de este modelo se basa en la expresión (30) del segundo apartado. Para evitar que la información
aportada por el comportamiento de la inversión pública se incorpore dos veces en la explicación del crecimiento
económico se ha optado por incluirla como parte del gasto público, pero no como parte de la inversión. Como
consecuencia de ello, lo que en el modelo aparece como inversión corresponde en realidad únicamente a inversión
privada. En otro orden de cosas, conviene advertir que la presencia en el modelo de los regresores que aparecen e él
encuentra su justificación en el desarrollo teórico que se ha presentado en el primer apartado. Cuenta, por tanto, con
la coherencia económica que puede deducirse de dicho desarrollo, pero su consistencia econométrica no está
garantizada. Para que lo estuviera debería plantearse un análisis mucho más riguroso desde ese punto de vista,
estudiando en profundidad cuestiones como la exogeneidad de las variables independientes, la posibilidad de que
exista correlación entre ellas o la potencial presencia de autocorrelación. El hecho de que no se hayan tenido en
cuenta estas cuestiones obliga a presentar los resultados obtenidos con cautela, especialmente por lo que respecta a su
fiabilidad desde un punto de vista econométrico.
31
El problema que afecta a la constante puede relacionarse con el hecho de que, al existir cambios estructurales,
como se indica más adelante, se están cometiendo errores importantes al estimar el modelo para toda la muestra. La
existencia de varias estructuras hace que crezca la varianza de la perturbación, lo que supone un incremento del
denominador de la fórmula de la t de Student correspondiente al coeficiente de cada variable. Al tomar la referida t un
valor más bajo se corre el riesgo de que se tienda a percibir como no significativa alguna de esas variables, aunque
realmente lo sea. Podría avalar esta interpretación el hecho de que al introducir las dummies que recogen la influencia
de los cambios estructurales (modelos 5, 6 y 7) el valor de la t de Student correspondiente a esa constante aumenta de
forma considerable.
sensible a los cambios del gasto público que a las variaciones de los otros componentes
autónomos de la demanda. En el extremo opuesto, el coeficiente más pequeño es, con
diferencia, el que corresponde al crecimiento de las exportaciones.
Al igual que ocurre con el modelo basado únicamente en la influencia del
dinamismo exportador, en este caso también se observan diferencias muy importantes
entre el crecimiento real y el crecimiento previsto por el modelo en los dos períodos que
previamente se han referido (últimos años setenta e inicio de la década de los años
ochenta, por un lado, y finales de esa década y primeros años noventa, por otro). Las
estimaciones recurrentes y el Test de Chow revelan en este caso que, en el primer
período, los indicios más claros de cambio estructural se detectan concretamente en
1981, es decir, en el mismo año que en el primer modelo. En el segundo período esos
indicios son mayores en 1990 (un año más tarde de lo que se observaba en dicho
modelo); se aprecia, además, un significativo repunte de esos indicios en 1992, esto es,
coincidiendo con la crisis del Sistema Monetario Europeo y con el inicio del severo
proceso de consolidación fiscal que concluiría con la entrada en la Unión Monetaria
Europea.33 Estos resultados, y en particular, el último de ellos, ponen de manifiesto que,
al incluir el comportamiento de todos los componentes autónomos de la demanda, el
modelo se hace más sensible a los cambios más importantes que se produjeron en la
política económica de Italia, ajustándose más a la cronología de las decisiones que este
país adoptó en el marco de su participación en el proceso de integración monetaria en
Europa.
La inclusión, por separado, de tres variables ficticias dicotómicas que recogen la
influencia de lo acontecido en los tres años señalados (1981, 1990 y 1992) vuelve a
mejorar la capacidad explicativa del modelo, ratificando la importancia del cambio
estructural acaecido en torno a esas fechas (modelos 5, 6 y 7).34 Otros resultados de la
32
Ver supra, nota 15.
Con el fin de cumplir con los Criterios de Maastricht se mantuvo la política monetaria restrictiva que ya se venía
aplicando desde 1979 para combatir la inflación. La continuidad de las medidas aplicadas en ese plano contrasta con
el giro radical que se le imprimió a partir de 1993 a la política fiscal, cuya utilización, con su carácter expansivo había
intentado hasta entonces compensar el efecto recesivo de la política monetaria. Gracias a la extraordinaria austeridad
fiscal empleada desde 1993 se consiguió que en 1997 el saldo primario del Estado fuera positivo, y en sólo unos años
pudo reducirse la relación entre deuda pública y PIB, acabando con la tendencia que había prevalecido durante toda la
década de los ochenta y los primeros años noventa. Estos logros se consiguieron, no obstante, a costa de una
importante incidencia negativa de la política fiscal sobre el crecimiento, como se ha mostrado en algunos estudios
cuantitativos (Nardozzi, 2004: 75). La conclusión a la que llegan éstos es plenamente compatible con lo que se pone
de manifiesto en esta parte del trabajo.
34
También en este caso el modelo presenta problemas si se introducen todas las variables ficticias simultáneamente.
Plantea asimismo problemas cuando se incorporan a pares, con una única excepción: la que resulta de utilizar al
mismo tiempo las dummies correspondientes a 1979 y a 1990 (los años en que se produjeron los dos cambios
estructurales más importantes, de acuerdo con el Test de Chow). En ese caso, el R2 es, aproximadamente, de 0,95 y el
R2 ajustado de 0,94. La F que mide la significación conjunta de los regresores es superior a 160 y la suma de los
33
estimación por mínimos cuadrados ordinarios de las expresiones que incorporan las
variables ficticias ponen de manifiesto que, en general, el nuevo modelo responde a esa
modificación de forma bastante similar al que se planteó inicialmente. Así, se observa
también en este caso que los coeficientes asociados a cada una de esas variables son
negativos, lo que puede interpretarse como un síntoma del debilitamiento
experimentado por la capacidad de crecimiento de la economía italiana coincidiendo
con cada cambio estructural. Se observa asimismo que el coeficiente más elevado, en
valor absoluto, vuelve a ser el que recoge la transformación que se produjo en torno a
1981, confirmando la mayor relevancia de dicha transformación respecto de las que se
produjeron posteriormente, en concreto en los últimos años ochenta y en el inicio de la
década siguiente.
Conclusión
Italia constituye uno de los ejemplos más significativos y uno de los exponentes
más claros de la pérdida de dinamismo que ha caracterizado a los países que forman
parte de la UEM desde los años cincuenta y sesenta del siglo XX hasta nuestros días.
Al contemplar, globalmente, lo sucedido en ese grupo de países, empleando un
planteamiento teórico basado en la existencia de una restricción externa, se aprecia que
la reducción del vigor de esas economías coincide con un aumento de la presión ejercida
por dicha restricción sobre el crecimiento económico. Resulta muy difícil identificar un
mismo patrón de comportamiento en todas las economías de la eurozona; no obstante,
de acuerdo con la metodología empleada, la mayor intensidad de esa presión puede
relacionarse, en general, con un dinamismo exportador que se ha reducido ha largo
plazo, situándose en niveles relativamente bajos en los últimos años. Puede vincularse,
además, con un incremento de la elasticidad de las importaciones y, en momentos
concretos, con reducciones de la relación de intercambio.
En el marco de esa caracterización general, Italia destaca por sus malos resultados
en materia de crecimiento, especialmente desde mediados de los años ochenta y, aún
más claramente, a partir del tramo central de los años noventa. El comportamiento de
las exportaciones vuelve a aparecer también en este caso como uno de los factores que
más influyó en la caída del crecimiento compatible con la restricción externa, y en la
cuadrados de los residuos es de sólo 12,58. Las t de Student asociadas a cada regresor son siempre superiores a 2 (en
valor absoluto) y todos los coeficientes correspondientes a cada uno de éstos tienen el signo previsto. El hecho de que
no se hayan incluido estos resultados en el cuadro 2 se debe únicamente a un intento de simplificar la presentación de
la información correspondiente a las regresiones realizadas.
consiguiente aproximación de éste al crecimiento realmente registrado. Se aprecia,
concretamente, en el caso italiano, que las ventas en el exterior, cuyo crecimiento fue
muy elevado en los años sesenta, coincidiendo con el “milagro económico”, sufrieron
un severo proceso de debilitamiento a medio plazo, mostrando en la actualidad una
vitalidad muy escasa. La utilización de la metodología basada en la restricción externa
revela también que, a diferencia de lo que puede afirmarse para el conjunto de países de
la UEM, existen indicios que invitan a sospechar que el crecimiento económico italiano
se vio afectado por acontecimientos relacionados con el avance de la integración
monetaria en Europa.
La utilización de un sencillo modelo econométrico para el período comprendido
entre 1961 a 2004 permite confirmar la existencia de una influencia significativa del
comportamiento de las exportaciones en la trayectoria de la actividad económica en
Italia, si bien resulta muy difícil soslayar la influencia de otros factores explicativos. Si
se añaden nuevos factores, seleccionándolos dentro del ámbito de la demanda, se llega a
un planteamiento keynesiano más completo, que permite analizar, además de la
influencia de las exportaciones, el efecto de la inversión y del gasto público sobre el
crecimiento. Al adoptar este nuevo punto de vista aumenta de forma considerable la
capacidad para explicar la variación total de la variable dependiente (el ritmo de
variación del PIB). Por otra parte, la inclusión de los nuevos regresores permite percibir
con más claridad los cambios estructurales que tuvieron lugar en dos períodos en los
que se produjeron transformaciones de gran trascendencia en la política económica
italiana, vinculadas con el propósito de participar en el proceso de integración monetaria
en Europa: la frontera entre la década de los setenta y de los ochenta, por un lado, y el
tramo final de ésta y los primeros años noventa, por otro. De acuerdo con los resultados
obtenidos puede afirmarse que en ambas etapas, aunque con mayor intensidad en la
primera de ellas, se redujo apreciablemente la capacidad de crecimiento de la economía
italiana. Existen, por lo tanto, indicios que invitan a sospechar que esa capacidad se vio
afectada negativamente por las medidas que se adoptaron para garantizar la
participación de Italia en el desafío que ha supuesto el avance de la integración
monetaria en Europa occidental.
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