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Para que se pueda crecer en el campo. Por: Napoleón Viveros. El Pilón, 6 de julio de 2008 El 18 y 19 de junio pasados realizamos, con total éxito, la versión XXI de nuestro ya tradicional Congreso Nacional de Cerealistas. Los propósitos se cumplieron: tuvimos asistencia masiva; contamos con representantes de las principales zonas productoras de maíz, desde Nariño hasta la Guajira; el gobierno escuchó las inquietudes de los productores; y además, tuvimos cinco conferencistas internacionales que tocaron un tema de mucha actualidad e importancia como es el uso eficiente de los fertilizantes. Creemos que el acompañamiento que el gobierno nos dio en nuestro congreso, a través de la presencia del presidente de la República, Álvaro Uribe, y del ministro de Agricultura y Desarrollo Rural, Andrés Felipe Arias, se debe al papel que juegan hoy los cereales en la economía nacional. El precio de los alimentos se incrementa aceleradamente y los indicadores de la inflación suben. Colombia no es autosuficiente y debe importar la mayoría de los productos que hacen parte de la canasta familiar, a excepción del frijol y la arveja. Por esta razón, los precios internacionales influyen en los precios nacionales. Es muy importante que el país vuelva a recuperar su senda productora con el incremento de las áreas sembradas y sus rendimientos. Hasta el año de 1990 nosotros nos autoabastecíamos en la producción de maíz y sorgo. En este contexto general, fue muy importante que los productores expresaran su preocupación frente a algunos problemas muy puntuales que existen en cada una de las regiones, como el difícil acceso a las líneas de crédito y la falta de disponibilidad de tierras para el cultivo. Y que además, se hicieron manifiestas algunas peticiones como la creación de un documento CONPES para la producción de cereales y leguminosas; el establecimiento de un incentivo nacional para el frijol; la solicitud de que el sorgo sea tenido en cuenta como materia importante en la industria de balanceados y tenga los mismos incentivos del maíz amarillo; y la necesidad de garantizarles a los productores de trigo la infraestructura del recibo y secamiento en Nariño y Boyacá para poder mantener la producción nacional, entre otras. Para finalizar, una reflexión. Aunque hoy tenemos una dependencia muy grande de las importaciones, nuestro país es un privilegiado, porque tiene para donde crecer, hacia donde ampliar fronteras y enormes posibilidades para aumentar la producción de alimentos. La única forma de prevenir una futura crisis alimentaria es realizar ahora importantes inversiones, demostrarles a los productores señales claras de estabilidad y diseñar políticas de crédito, comercialización, e infraestructura. Todo, para que se pueda crecer en el campo.