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PSICOLOGIA Y ECONOMIA El pánico en la economía Por Ma. Edith Chacón B. (*) H. Ernesto Sheriff B. (**) Cuando en el año 279 ad.C. el jefe galo Breno, al mando de una confederación de tribus, invadió Grecia y Macedonia y se preparaba a saquear el templo de Delfos, se dice que el dios PAN (divinidad campestre medio hombre con patas y cuernos de cabra) infundió de repente tal espanto entre los invasores, que huyeron despavoridos sin advertir que no había causa para ello. Este relato parece haber llenado de sentido al término. PANICO como miedo grande, terror sin causa justificada, e inmotivado. El pánico como entidad clínica figura dentro de los trastornos de ansiedad. Implica manifestaciones físicas tales como síntomas neurovegetativos: palpitaciones, dolor e incomodidad en el pecho, sensaciones de sofocación, asfixia, ahogo, vértigo, inestabilidad, parestesias, sudoración, llamaradas de calor y frío, desmayos, temblores, sacudidas, así como sentimientos de irrealidad, miedo a morir, a descontrolarse o enloquecer durante el ataque. Surge al enfrentarse psíquicamente a situaciones evaluadas como amenazantes que conllevan la vivencia de retornar a estados de desvalimiento e inseguridad. El término en cuestión destaca la importancia de los aspectos emocionales en el abigarrado y complejo comportamiento humano, por tal motivo resulta sugerente encontrarlo en textos de economía. Los Pánicos parecen ser un “suceso extraño” que requiere un tratamiento de técnicas no habituales de regresión, y que suele introducirse como variables ficticias o de holgura. No sólo es dificultosa su modelación econométrica, también lo es su propio tratamiento teórico. En el campo de la economía, los pánicos más estudiados son los pánicos financieros. Aquellos que caracterizaron la crisis de la economía mundial en 1929 y que de vez en vez, azotan las Bolsas de Valores a lo largo del planeta. Kindleberger (1991) en su obra Manías, Pánicos y Cracs, opta por un enfoque esencialmente cualitativo e histórico al tratar las crisis financieras. Específicamente estudia los auges especulativos del ciclo económico y las crisis que aparecieron inmediatamente después de dichos auges. Desarrolla explicaciones no convencionales con una estructura analítica apoyada en los sucesos históricos. En lo referido al Pánico financiero señala: “El exceso especulativo, al que nos referiremos de forma concisa como manía y la revulsión a este exceso en la forma de crisis, crac o pánico demuestra ser si no inevitable, al menos históricamente común.”1 El autor postula que “cuando se ha producido el carácter expansivo del auge, el sistema financiero experimenta una especie de agotamiento, en el curso del cual la urgencia por invertir el proceso de expansión puede ser tan precipitada que asemeja el pánico. En esta fase, se produce el movimiento de conversión de activos inmobiliarios o financieros a dinero o a reembolso de la deuda, acompañado de un crac en los precios de los bienes, 1 casas, edificios, terrenos, acciones bonos, (en lo que haya constituido el objeto de la manía)”. El pánico se desencadena ante la percepción de señales de alarma (quiebra de un banco, estafa, descenso en el precio del objeto de la especulación) “a medida que se toma conciencia de que solo existe una determinada cantidad de dinero pero no lo suficiente como para que todo el mundo pueda venderlo todo al precio más alto”2. Como fenómeno masivo, el miedo intensificado moviliza multitudes, su efecto contagioso puede verse cuando un gentío se precipita ante una puerta antes de que esta se cierre; se presenta incontrolable y por tanto suscita respuestas irracionales, el miedo se condiciona con gran facilidad y asociado a situaciones vitales persiste en la memoria, por ende la amenaza de inseguridad económica puede provocar un eco de privaciones fantaseadas o reales y la reacción de pánico. Kindleberger al tratar el Pánico financiero hace hincapié en la reacción emocional extrema, este aspecto parece cuestionar uno de los axiomas en los que descansa la economía, es decir la racionalidad, definida por el autor: “El hombre es racional, conoce su mentalidad y lleva al máximo o al menos, optimiza su utilidad o bienestar”3. La discusión sobre la racionalidad económica merece ser tratada en futuros artículos. Sin embargo, lo que queda claro que bajo situaciones de pánico, la acción económica racional queda en entredicho, puesto que se presentan comportamientos “irracionales”. Ya sea por el efecto emulación que Adam Smith (1759) en su clásico “Teoría de los Sentimientos Morales” anotaba era el instinto humano más persuasivo4; ya sea por disonancias cognoscitivas en el sentido de expectativas racionales, etc. Precisamente en situaciones de pánico se encuentran las famosas contradicciones entre el comportamiento individual racional que en el agregado semeja un comportamiento irracional. Por ejemplo, es típico que en caso de incendio, un individuo opte por escapar cuanto antes (racional), pero, si todos hacen lo mismo al mismo tiempo, el efecto final es caótico. Bibliografía Argandoña, Mario. (1982). Traducción del Manual de Diagnóstico y Enfermedades de la Asociación Psiquiátrica Americana. Universidad Mayor de San Simón, Cochabamba. Bolivia. Caballero, Fernán. (1954). La Mitología y Los Grandes Hombres De Grecia. Ed. Apostolado de la Prensa S.A. Madrid. Kindleberger, Charles. (1991): Manías, Pánicos y Cracs. Ariel Sociedad Económica. Barcelona. 1 Kindleberger (1991:p.20). Kindleberger (1991:p.38). 3 Kindleberger (1991:p.14). 4 Smith, Adam. (1759). The Theory of Moral Sentiments. 11a. edición. Bell and Bradfute. Edimburg. 2 2