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consejeros apd
José Mª Zabala
Director General de
Zabala Innovation Consulting
La mejor política industrial
es la que sí existe
___Atravesamos hoy un bache económico que hemos fraguado a lo
largo de tres décadas al priorizar el
crecimiento económico del país en
sectores de baja productividad como
la construcción o el turismo, en detrimento de la industria. En un rápido
repaso a los datos, vemos cómo la
participación de la industria en el PIB
español ha ido perdiendo peso progresivamente. Según cifras del INE,
en el año 2000 la industria generaba
algo más del 20% del Valor Añadido
Bruto (VAB) de la economía española limitándose ahora al 15%, y frente
a una media del 20% en la Unión Europea, al 24% en Alemania o al 23%
en Finlandia.
Se deduce por pura lógica que la
situación actual es el resultado de la
práctica ausencia de una política industrial durante las últimas décadas.
Recuérdese aquella famosa frase de
un Ministro de Industria español de
los años 80: “la mejor política industrial es la que no existe”. Y cuánto se
equivocaba. Llevamos treinta años
invirtiendo el dinero de Europa en
hacer aeropuertos y autopistas que
se están quedando vacías. No hemos jugado bien nuestras cartas, olvidando que la industria es el motor
que nos mueve: produce un efecto
de arrastre sobre el resto de la economía ya que es el sector que más
consumos intermedios “compra” a
los demás sectores. Hay que frenar
este proceso de desindustrialización
empezando por generar una nueva
política industrial de futuro, definiendo sus rasgos principales a largo plazo con un horizonte de veinte años.
Y es preciso que esta nueva política industrial tenga el objetivo a
largo plazo de incrementar notablemente el peso de la industria en la
economía española, al igual que está
sucediendo en muchos países. Los
ejemplos en Europa se multiplican
porque se ha comprobado que las
zonas industrializadas son las que
aguantan mejor los reveses macroeconómicos. Comparemos sino
el 26,1% de desempleo en España con el 7,7% de Finlandia, con el
5,3% de Alemania o con el 10,5% de
media europea en 2012.
A fin de cuentas, ¿por qué determinados países están aguantando mejor? Porque han cuidado su
industria, han sabido favorecer esa
cultura endogámica de producir valor añadido internamente al margen
de fabricar en los países de bajo
coste; por ello siguen generando
empleo, sin recortar presupuesto
en la investigación para el desarrollo
tecnológico. Si no hay industria que
cree productos buenos y vendibles
en el mercado mundial, es imposible
Nuestro futuro
económico está
ligado a la existencia
de una industria de
valor añadido que
sea competitiva
internacionalmente;
y por ende, a una
nueva política
industrial a largo
plazo que coordine
las estrategias a
nivel nacional y
autonómico.
salir de la crisis. Diría más: hasta que
no tengamos una industria fuerte, el
resto de políticas dirigidas a educación, innovación, ciencia y tecnología, carecerán de sostén; si no hay
suficiente industria receptora, formaremos excelentes profesionales para
que se vayan a trabajar a países con
industria.
Pero no tendría sentido plantear
una nueva industrialización del mismo modo que se hizo a mediados
del siglo pasado; hay que buscar
las fortalezas y oportunidades de la
industria en cada región, eligiendo
sectores que aporten valor añadido y potencial de internacionalización. Algunas empresas españolas
se han consolidado como grandes
multinacionales, y deberían implicarse en esta reconstrucción de
la industria, ya que necesitamos
potenciar industrias “completas”
que controlen los factores del valor
añadido y no simples plantas con el
poder de decisión y deslocalización
fuera de España.
En definitiva, el apoyo a la reindustrialización de España no es una opción. Nuestro futuro económico está
ligado a la existencia de una industria
de valor añadido que sea competitiva internacionalmente; y por ende, a
una nueva política industrial a largo
plazo que coordine las estrategias a
nivel nacional y autonómico. Porque
la mejor política industrial es la que SÍ
existe. Y resiste.
septiembre 2013 revista apd
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