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A diario podemos leer en los periódicos noticias en las que se repiten las siguientes palabras clave: liquidez, subprime, crisis y mercados, entre otras. A continuación voy a analizar la situación actual y potencial del sistema financiero a través de la relación de las cuatro palabras anteriores. Todo activo financiero tiene 3 características principales que lo definen: rentabilidad, riesgo y liquidez. Al adquirir un activo financiero, la rentabilidad es la remuneración y/o beneficios que se espera obtener por la asunción de un riesgo y la renuncia a la liquidez inmediata. Desde hace años, y en todos los sistemas financieros del mundo, se ha producido un determinado proceso financiero denominado titulización y que se ha materializado en el crecimiento exponencial de fondos de inversión (instituciones de inversión colectiva (1)). Este proceso se puede definir de la siguiente manera: con el objetivo de movilizar la cartera de créditos y préstamos de las entidades de crédito (generalmente a largo plazo), se permite a éstas la venta o cesión de estos activos financieros a patrimonios, independientes y carentes de personalidad jurídica, denominados fondos de titulización, que se financian mediante la emisión de valores negociables, que se denominan participaciones en fondos de inversión (2). De esta forma, una entidad bancaria concede créditos y préstamos a sus clientes como operación tradicional y habitual en su actividad para, posteriormente, ceder o vender dichos activos a unos patrimonios que, generalmente, gestionan unas sociedades del mismo grupo bancario. 1 En todas las definiciones que podemos encontrar de este proceso financiero denominado titulización, se alude a que se produce una efectiva transferencia de riesgos y beneficios(3), pero en ninguna de ellas se alude a la transferencia de la iliquidez inherente de estos activos. Los valores negociables emitidos son fácilmente transmisibles y existe un mercado secundario para hacer líquidos estos valores en cualquier momento a petición del inversor. Pero, ¿es ilimitada la profundidad y amplitud de estos mercados secundarios? Cuando se habla de profundidad nos referimos al número de órdenes de compra / venta para cada tipo de activo, mientras que por amplitud se entiende el volumen de activos intercambiados. Estas dos características de los mercados secundarios son determinantes en la liquidez real de los mismos. Crisis de liquidez actual Los mercados primarios de fondos de titulización han experimentado un importante crecimiento en los últimos años(4), pero este dinamismo no ha tenido la misma intensidad en el mercado secundario, donde los inversores suelen mantener sus posiciones a largo plazo. Los problemas de liquidez han surgido cuando un mayor número de inversores han decidido desprenderse de sus participaciones en fondos de inversión y el mercado secundario no ha sido capaz de responder a estas peticiones. En otras palabras, hay vendedores pero no compradores, por lo que el activo no tiene liquidez. La crisis actual se ha desencadenado por uno de los principales factores negativos de estos procesos financieros. Las entidades bancarias, tras vender o ceder sus activos a fondos de inversión, han relajado su atención sobre los mismos. Con su nivel de pérdidas (riesgo) limitado y su rentabilidad garantizada, han centrado su atención en el crecimiento de la actividad a través de la concesión de nuevos créditos o préstamos, y reducido el seguimiento y control de los riesgos adquiridos anteriormente, funciones que en cualquier caso deben desarrollar las entidades bancarias como especialistas financieros. Hipotecas subprime, créditos hipotecarios de alto riesgo Este comportamiento ha alcanzado su máximo en EEUU con la concesión de hipotecas subprime, créditos hipotecarios de alto riesgo concedidos a clientes sin una solvencia ni un nivel de ingresos adecuados y, posteriormente, titulizados, es decir, vendidos a fondos de inversión que se distribuyen entre el público minorista. Estos fondos ofrecen una rentabilidad mayor que otros con menos riesgos, pero, en ningún caso, un inversor conoce el riesgo real de estos valores ni su rentabilidad es acorde a dicho riesgo. Esta crisis se ha producido en EEUU porque se trata de la economía que, en muchos aspectos, abre camino en procesos financieros. Hace algo más de un año todavía no estaba claro para los analistas si esto era un fenómeno que iba más allá de Estados Unidos. Con los últimos acontecimientos (desde antes del verano de 2008), ya no cabe ninguna duda de que este comportamiento fue imitado por otras entidades bancarias europeas. Las entidades bancarias son especialistas financieros que cumplen dos funciones básicas para una economía: la intermediación financiera y la gestión de riesgos. La primera 2 consiste en captar fondos del público (por ejemplo, a través de depósitos bancarios) y en conceder créditos que favorezcan el desarrollo de la economía. La segunda función, la gestión de riesgos, es clave para evitar episodios de crisis o tensiones financieras en la economía y las entidades tienen la obligación de realizarla de forma responsable. La raíz de la crisis En la crisis actual se está poniendo de nuevo de relieve dos modelos de sistema bancario. El modelo continental europeo, que en pocas palabras está más apegado a los depósitos como pasivo, con los cuales pueden financiar una parte de su inversión crediticia a las familias y a las empresas; y, por otro lado, un modelo muy desarrollado en USA, ligado a la banca de inversión y a aquellos bancos que asumen mayores niveles de riesgo en base a agresivos productos financieros. Aunque en este breve comentario no entraremos en profundidad en la problemática esbozada, vale la pena señalar que la banca europea, incluyendo los bancos y las cajas de ahorro españolas, ha tenido cada vez que recurrir en mayor medida a lo que en términos generales se denomina financiación subordinada (el prestamista participativo se sitúa después de los acreedores comunes en orden a la prelación de créditos) para poder equilibrar sus balances en periodos de una demanda creciente de crédito por parte de sus clientes. Cuando ha empezado a tensionarse la liquidez del sistema (por ejemplo: problemas en el préstamo interbancario –los bancos han dejado de prestarse entre ellos– y mayor rigor en las subastas de crédito del Banco Central Europeo, a las que alegremente acudían hasta ahora especialmente las cajas españolas [5]), entonces surgen los problemas para la banca. En España, algunas cajas y algún bancos pueden estar en estos momentos enganchados en esta espiral de caída de la liquidez (se les exigen unas nuevas condiciones más extrictas para obtener liquidez por parte del Banco Central Europeo, crece la morosidad de sus clientes como consecuencia de la crisis, etc.). Como telón de fondo para la marcha de la economía la restricción del crédito, del cual están muy necesitadas las empresas, ya sea por la crisis de la construcción o en el resto de sectores por su propia imprevisión, cuando pensaban que el auge económico iba a ser eterno. Referencias en en texto: 1. 2. 3. 4. 5. Ley 35/2003, de Instituciones de Inversión Colectiva. Sobre estos temas trataremos en la parte introductoria de este curso. Ley 19/1992, sobre Fondos de Titulización Hipotecaria; Real Decreto 926/1998, que regula los Fondos de Titulización de Activos. Norma 23, Circular del Banco de España 4/2004. En España, la tasa de crecimiento en 2006 fue de un 36%. Memoria de Supervisión Bancaria de 2006, Banco de España (página 30). El Banco Central Europeo provee liquidez al sistema financiero mediante subastas regulares de dinero con pacto de recompra de colaterales. Estas pueden ser de frecuencia semanal, con vencimiento a dos semanas, o de frecuencia mensual, con vencimiento a tres meses. Las entidades financieras que acuden a estas subastas pujan por el dinero ofreciendo como colateral unos valores, previamente admitidos por el Banco Central Europeo, entre los que se encuentran varios activos cotizados en AIAF Mercado de Renta Fija. Master en Banca y Finanzas Asignatura: Banca - Primera parte prof. J. Carles Maixe 3