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COMENTARIOS DE ACTUALIDAD
EL ECONOMISTA FRENTE
AL DESAFÍO DE LA GLOBALIZACION
Alejandro D. Jacobo*
**
1. INTRODUCCIÓN.
En estos días en los que el mundo se esta transformando en grandes bloques y las
profesiones parecen enfrentar problemas serios de identidad, acercándose a limites que amenazan desdibujarlas por completo, la relación entre el profesional y el desafío que le presenta
la globalización aparece como un tema bastante interesante.
Este trabajo tiene como propósito ensayar algunas reflexiones sobre el asunto.
Específicamente, y sin perdida de generalidad, intenta caracterizar el comportamiento del economista frente al desafío que le presenta la globalización. Para ello se estructura del siguiente
modo. La primera sección hace referencia a lo que se entiende por identidad y globalización,
y la importancia de la distinción entre ambos conceptos. La segunda sección describe lo que
ocurre en Europa y América con la profesión, aproximándonos luego al caso argentino. Finalmente, se ensayan algunas conclusiones.
2. IDENTIDAD Y GLOBALIZACION.
El punto crítico para comprender por qué la profesión1 parece desdibujarse por completo al finalizar el siglo XX consiste simplemente en entender la naturaleza cambiante de todo
el mundo. No se trata de que el mundo nunca haya cambiado, ni de un mundo por entero
nuevo, sino de vigorosos elementos que hacen que el interés de una profesión parezca invadido por el de otra. En efecto, la tendencia significativa al aumento de la interdependencia
económica y al surgimiento de grandes bloques inciden en el pensamiento de los profesionales de una y otras disciplinas, quienes también se ven y sienten mutuamente
interdependientes, y es allí donde la profesión corre peligro de desdibujarse, con el riesgo final
de perder de vista sus objetivos individuales. Sin embrago, el mayor peligro para que ello
ocurra se encuentra en la misma profesión, que podría transformarse en un todo sin sentido
(*) Departamento de Economía y Finanzas, Facultad de Ciencias Económicas, Universidad Nacional de Córdoba (Argentina).
(**) El autor agradece a Eneas O. Gay y a Héctor Traballini sus comentarios y apreciaciones; también al Consejo
Profesional de Ciencias Económicas de la Provincia de Córdoba por la mención especial que le confiriera en ocasión
de su presentación. Finalmente se agradece a José Cravero por publicar en el Boletín de Lecturas Sociales y Económicas el trabajo original, del cual el presente constituye una versión corregida y adaptada.
(1) El ocuparse aquí de los economistas se hace con el entendimiento de que no existe en esta elección pérdida de
generalidad alguna. El justificativo se encuentra en el hecho de que el autor se siente identificado con esta profesión
dentro de las ciencias económicas. Se hace, además, con el convencimiento de que muchas de las reflexiones que aquí
se plantean son comunes a las ramas principales de las ciencias económicas.
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y ceder terreno ante distintas situaciones que requieren soluciones con puntos de vista, políticas y metodologías muy particulares.
Ante una situación como la descrita no queda sino preguntarse si existe todavía un
núcleo constitutivo en la vida profesional con la inmunidad suficiente para contrarrestar cualquier tipo de uniformidad en un mundo que sugiere no tener fronteras. En otros términos, esto
conlleva a detenerse por un momento en le significado de dos conceptos que resultan interesantes para las reflexiones: identidad y globalización.
Algunas ideas al respecto pueden obtenerse a partir de los muchos foros de discusión
que se suelen organizar con cierta frecuencia.2 Es precisamente la asistencia a determinados
eventos la que permite rescatar muchas opiniones vinculadas a la profesión y a disciplinas
conexas a ella. En efecto, en ocasión de celebrarse las VIII Jornadas Bancarias de la República
argentina pudieron escucharse a importantísimos profesionales exponer sobre diferentes temas para los cuales cada uno había sido especialmente convocado. Hubo un expositor, Rocco
Butiglione3, cuya alocución fue muy bien ponderada, quien habló sobre identidad y
globalización con conceptos muy suyos que a continuación se rescatan.
En general, las personas parecen estar convencidas de saber lo que es identidad y
globalización. Sin embargo, muchas veces sucede que cuando se habla de estos conceptos
se utilizan las palabras en más de una forma y dos sujetos emplean la misma de maneras
diferentes y creen estar de acuerdo, pero en realidad no lo están. O, en otras conversaciones,
creen no estar de acuerdo y sin embargo lo están por completo. En el caso que aquí interesa,
la palabra globalización puede interpretarse de muchas maneras. También identidad tiene más
de un significado (Butiglione 1997).
No de manera casual podría comenzarse por analizar la palabra identidad.
Etimológicamente identidad tiene una raíz latina, proviene del vocablo ídem, que significa lo
mismo. La identidad puede ser definida como la capacidad de permanecer igual en distintas
relaciones en las que los profesionales se encuentren. En este sentido, todos los economistas
son idénticos, resultan ser lo mismo y hasta manejan un mismo lenguaje. Naturalmente, el
hecho de que un economista extranjero esté en Argentina, tendrá alguna influencia pequeña
sobre él, aunque no lo hará perder su identidad. Así, cuando ese profesional hable lo hará
sobre algunos problemas y no otros. Si cita por casualidad a un poeta posiblemente se tratará
de Borges, y no tal vez de Leopardi. Si da lugares geográficos como ejemplo posiblemente cite
a Salta, pero no a Sicilia.4 Estando en relación con los argentinos ese economista es otro del
que sería posiblemente su país de origen. Pero sus colegas de aquí y de allá saben que
aparentando ser diferente es el mismo, sucede que esa persona tiene ideas muy fuertes sobre
su profesión que no habrían de cambiar ni aquí ni en su país de origen. Hay un núcleo en ese
(2) Algunos de los tantos encuentros son las reuniones anuales de la Asociación Argentina de Economía Política, las
conferencias, ciclos y seminarios organizados por los distintos Consejos Profesionales de Ciencias, las jornadas de la
Asociación de Bancos de la República, etc., por nombrar unos pocos.
(3) El Doctor Rocco Butiglione es consultor de la Santa Sede y miembro de la Pontificia Academia de Ciencias sociales.
(4) Adaptado del ejemplo de Butiglione (1997).
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sujeto que permanece y que explica, en gran medida, que un individuo sea idéntico en ambos
países, o en un tercero en el que se encuentre.
Sin embargo, y por aquello en virtud de lo cual uno es “uno y sus circunstancias”, la
identidad está hecha por uno mismo pero también por las circunstancias en las cuales el
profesional se ha desarrollado como tal.5 Las circunstancias son una ayuda para entenderse
y la identidad es la condición para reconocerlas, para tomar posición frente a ellas. Así, la
identidad de un profesional aparece como una cosa preciosa, pero siempre estará en relación
con las circunstancias. Esto es conducente a que los economistas, aunque idénticos, resulten
caracterizados por fenómenos de distinta índole propios de cada región o país del cual provienen.
Respecto al otro concepto, la globalización, surge la sensación de que cuando se habla
de ella una gran dificultad para entenderla reside en el hecho de que es una palabra imprecisa
con muchos significados (Lloyd 1998). Evidentemente, no se pueden ver aquí todos los
significados de globalización sino unos pocos, tal vez utilizados por muchos.
Algunas personas hablan de globalización pensando que se tenían en el mundo dos
grandes modelos, el capitalista y el socialista, y que ahora hay sólo uno. Globalización se
entendería, entonces, en el sentido de lo que se globaliza es el capitalismo cultural pues
fracasó el socialista. Fukuyama supo dar una interpretación al respecto: la historia se terminó
porque la misma es la lucha para definir un modelo de sociedad y de hombre. En todo el
mundo se tendría ahora aun modelo de sociedad por lo cual no habría más historia.
Algunos otros, en cambio, opinan que no es así porque los modelos son algo relativo,
son simplemente modelos de pensamiento, esquemas para entender la realidad; pero la realidad es mucho más rica que los modelos. La economía de mercado alemana no es lo igual
a la del Japón. La economía de los Estados Unidos no tiene el mismo modelo que la de Corea
del Sur y, mucho menos, que la economía de Italia. Cuando se habla de que fracasó el
socialismo lo único que debe quedar claro es que la producción y distribución de mercancías
son ahora efectuadas por el mercado. Este último resulta importantísimo pues es el sistema
que permite la transmisión y selección de la máxima cantidad de información para que los
productores sepan cuáles son las necesidades de la sociedad y produzcan exactamente lo que
la misma necesita. Ese instrumento de información no es un supercomputador sino el sistema
de precios. Cuando alguien se compra algo y no otra cosa da al sistema económico una
información que, a través del sistema de precios, llega al productor y hace que éste produzca
lo que la gente quiere. Es un sistema así de complicado y así de simple, pero eso no es un
modelo. En un lenguaje más científico, y un tanto filosófico, en un vínculo. En la construcción
de un modelo nacional se deben observar ciertos vínculos. Uno de ellos es el de la economía
de mercado, pero aún no se tiene el modelo, sino grados de libertad para construir modelos.
Se dice que es así de simple pues funciona sin computadoras; y así de complicado pues
(5) Estas incluyen aspectos muy variados tales como la educación recibida, los problemas propios de cada región y
su desarrollo relativo, etc.
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transmite información y la distribuye de un modo que ninguna oficina de planificación central
puede sustituir. De todos modos, si uno no está de acuerdo es porque tiene otro concepto de
globalización. Y tal vez es así.
Otro significado de globalización está ligado al primero aunque es diferente, y se encuentra vinculado a acuerdos sobre tarifas aduaneras y el comercio. Hace muchos años que
los estados han realizado una negociación comercial mundial par disminuir drásticamente las
barreras aduaneras entre las economías. Hay un nivel de reglamentación que no está en manos
del estado sino que ha sido transferido a un mercado internacional. Aquí hay una globalización
no de un modelo sino de un mercado concreto. Nuevamente, si no se está de acuerdo es
porque se tiene otro concepto de globalización. Tal vez es así.
Un concepto mucho más aceptado es que la globalización despoja al espacio de cualidades, accidentes, rasgos peculiares, distancias; y, al tiempo, de las tres dimensiones del
flujo de conciencia: pasado, presente y futuro. Ambos dejan de ser modos de percibir la
diversidad del mundo, la que viene a ser reemplazada por el reino de lo homogéneo. La
consecuencia de ello es posibilitar a un observador instalado en cualquier parte del globo
gozar de una ubicuidad plural y simultánea. Este milagro hizo posible un solo don reservado
a los dioses: el ser humano puede estar al mismo tiempo en todas partes y mantener con sus
interlocutores un diálogo abierto en direcciones infinitas. Se puede pensar que esa persona se
instala en el mundo porque es su patria verdadera o que, por el contrario, es un sin patria en
el mundo.
Evidentemente, hay quienes no concuerdan y prefieren atribuir a la globalización un
cierto satanismo. El milagro de la comunicación y la ubicuidad simultánea no es sinónimo de
inmediatez vivencial. La uniformidad global y el ocuparse de temas similares no es universalismo; ni la instantaneidad de contactos múltiples equivalente a una apertura planetaria. La
abolición de la distancia no es igual a la cercanía verdadera. Tampoco la abundancia de la
información pone a los individuos en los umbrales del conocimiento (Butiglione 1997).
Es en este mundo de direcciones infinitas en el que la profesión corre le riesgo de
perderse, de creer que la uniformidad global es universalismo, de verse despojada de sus
circunstancias. Es precisamente en ese mundo sin fronteras en el que la profesión debe
preservar su identidad. Pero ¿realmente lo hace?.
3. ¿QUÉ OCURRE EN EL MUNDO CON LA IDENTIDAD PROFESIONAL?
A. EUROPA VS. AMÉRICA6
Ante los conceptos anteriores resulta interesante observar si la profesión vive esa inmediatez vivencial que le impone la globalización y si siente la universalidad global como uni(6) Se mencionan aquí algunas características consideradas relevante, que diferencian a los profesionales de uno y otro
continente. Algunos otros aspectos, en tanto, no se incluyen debido a que tienen una importancia secundaria. Al hablar
de América las reflexiones se referirán a América del Norte, en especial a los Estados Unidos.
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versalismo. En otros términos, esto significa determinar en alguna medida si la profesión
conserva todavía una identidad, lo cual es conducente a describir cómo es la vida profesional
y los intereses que la misma persigue en diferentes lugares.
Realmente hablando, la economía como ciencia no podría ser sino universal.
No obstante, es una ciencia social y los hechos e instituciones necesariamente influencian
sobre ella, dando lugar a planteos que seguramente no ocurrirán en otras disciplinas.7 Así se
menciona a la economía austríaca, la economía sueca, la escuela de Chicago y, mientras se lo
hace, se combinan términos geográficos con connotaciones especiales en lo referente a concepciones teóricas. Sucede que la economía es una ciencia que utiliza distintas perspectivas para
aproximarse a una realidad compleja y fuzzy (Rothschild 1995). Estas aproximaciones se complementan cada una en algunos campos y compiten en cambio, en otros. Tiene entonces algún
sentido hablar de enfoques con diferentes adjetivos: neoclásico, keynesiano, etc., con el agregado
de connotaciones geográficas: Austria, Chicago, Suecia; refiriéndose a sí a variaciones que se
desarrollaron en regiones y que crearon una masa crítica con cierta tradición.
Si se piensa que una vez que es rótulo se adquirió la conexión geográfica no necesariamente terminó siendo permanente, se descubre que las ideas se fueron así a otras áreas
donde encontraron hogares nuevos, como la teoría neo-austríaca que encontró centros de
estudio en la New York University, en la Universidad de California en Los Angeles, o en la
George Mason.8 En consecuencia, aquello de que los economistas tienen identidad pareciera
verificarse en cierto momo, existiendo una suerte de núcleo constitutivo que pareciera permanecer y hacer idéntico al individuo en ambos continentes. Podría pensarse, entonces, que los
economistas de un lado y otro del planeta habrían de actuar, en función creciente de la
globalización, como una masa uniforme. Sin embargo, el comportamiento al respecto dista de
este pensamiento.
Aceptado lo anterior ante la pregunta sobre la existencia de un economista europeo la
respuesta sugeriría cierta ambigüedad: sí y no. Hay una diferencia entre los economistas
europeos y los americanos, pero la diferencia parecería ser de dialecto, antes que de lenguaje.
Escriben sobre el mismo asunto de un lado y otro del Atlántico y usan el mismo instrumentas
de análisis, pero sin embargo son distintos. ¿Qué los hace, entonces, diferentes?.
Los economistas en Europa y en América conservan una identidad que lleva adherida
consigo sus propias vivencias. De modo tal que, los economistas, pese a manejar un lenguaje
que les es común, conservan una vinculación muy estrecha con las circunstancias de cada
continente y es eso, precisamente, lo que los hace diferente.
América del Norte aparece como un mercado profesional más bien uniforme, homogéneo y competitivo; mientras que Europa no cuenta con esas características y sugeriría ser un
(7) Si bien es algo dudoso(aunque probable) que alguien pregunte si hay una “física” europea, o una “química”
latinoamericana (simplemente se dice que hay una física o una química y eso es todo), en las ciencias sociales parece
no ocurrir lo mismo.
(8) Por mencionar alguna teoría a título ilustrativo.
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conjunto de países cada uno de los cuales forma un mercado cerrado y de difícil acceso. Si
bien esto ocurre debido a numerosos aspectos, es así, en gran medida, por la diferencia de
idiomas que pueden encontrarse en Europa, nada de lo cual sucede en América.
El mercado académico americano es enorme, plagado de universidades y lo suficientemente grande como para definir con éxito sus propios criterios que obedecen a su fuerte
dinámica interna. Dado el tamaño del recado, éste se torna necesariamente impersonal, resultando las publicaciones y el número de veces que el autor es citado el indicador de calidad
que prevalece.9
Lo anterior, sin embargo, no es así en Europa. En un país europeo el gobierno induce
a los profesionales a invertir en capital humano de otra forma, incentivándolos a conocer
problemas e instituciones locales de manera específica, permitiendo a los economistas dedicarse al esparcimiento y consultoría. El mercado profesional, en este caso, fuerza a los economistas a ser amplios en su formación y poder cubrir así distintos temas y versar también
sobre cuestiones locales; lo que le da muy poco beneficio al americano que se distingue de
sus competidores por desarrollar en abstracto, prescindiendo de cualquier institución.10 11
Pese a las características de uno y otro lado del Atlántico, debe quedar claro que la
ciencia no se ha detenido, progresando en sentido positivo en ambos lugares.12 En efecto, a
la par de lo que ocurre en América, un número creciente de reuniones, libros y revistas se
están produciendo en Europa, adoptándose el inglés como leyenda común. Hay en el viejo
continente una Economic Association cuyos encuentros se llevan a cabo en inglés. Su Review
también se escribe en inglés. Algo parecido con la European Public Choice Society y otras
asociaciones menores.
Es probable, además, que se piense que la economía europea tiene ciertas características similares a la americana, máxime si se considera que muchos estudiantes europeos
continúan sus estudios superiores en los Estados Unidos. Quien así piense debe tener en
cuenta que muchos profesionales, economista destacados, algunos de ellos brillantes, dejaron
Europa junto con otros científicos, camino a Estados Unidos e Inglaterra, durante los años
(9) Respecto a las publicaciones, hay dos aspectos conflictivos que están involucrados en la publicación de un trabajo
y su mérito. Uno, es la calidad intrínseca del documento per se , que determinará la competencia (o no) del economista
en su campo. El otro, es la noción de que existe un cierto prestigio en el ranking asociado a la publicación (debido,
por ejemplo, a su política editorial). Este último aspecto es muy tenido en cuenta por los economistas americanos,
llegándose a observar cómo mientras más teórica es la revista mayor es su prestigio mientras que, si es más
especializada, menor es su reputación aparente (Hawkings 1973).
(10) Los graduados universitarios son móviles y no se interesan en aprender cuestiones locales, las que, de todos
modos, no les serán útiles cuando dejen el lugar. El criterio de supervivencia tiene poco que ver cómo se explica el
mundo real. Es la técnica la que cuenta. El excesivo tecnicismo y el análisis en abstracto es el argumento que marca
la gran diferencia entre americanos y europeos (Frey y Eichenberger 1992).
(11) En un informe preparado por encargo de la American Economic Association, la Comisión que tuvo a cargo la tarea
de observar lo que ocurría con la educación en los Estados Unidos hizo notar la falta de énfasis entre las herramientas
utilizadas (teoría y econometría) y los problemas del mundo real, siendo ésta la debilidad de la educación de grado
en economía (Krueger 1991).
(12) Este fenómeno ocurrió pese a que la guerra mundial intervino e hizo de las suyas al estropear el proceso de
unificación europea, representando una época de nacionalismos exacerbados en el cual el proyecto de unión europea
pareció fracasar, creándose barreras científicas entre los países del viejo continente.
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veinte, treinta y cuarenta. 13 Fue entonces cuando la ciencia económica pareció adquirir el
carácter angloamericano, con la Europa en la periferia, carácter el primero equivocado como
indicador de universalismo y, el segundo, fuera de toda discusión.14
De modo que, si bien podría pensarse en una disciplina común, en una identidad
común, en realidad, las circunstancias han contribuido a que tanto la disciplina como sus
profesionales sean ligeramente distintos en uno y otro continente. Se conserva así una identidad propia. Cada uno conserva la suya y es francamente notable cómo los economistas han
sabido conservar las modernas vías de contacto para estar informados, para ocuparse de
temas similares, para mejorar sus modelos de uno y otro lado del Atlántico; pero lo más
notable es observar cómo, pese a ello, han sabido mantener su identidad.
En definitiva son circunstancias y, tal como se ha sostenido, los economistas se ven
influenciados por las mismas. Es común, y hasta muy agradable, observar estas diferencias.
B. ARGENTINA.
En Argentina, la profesión también tiene su identidad. Podría argumentarse, sin temor
a equivocación, que los profesionales conservan una identidad tal vez más próxima a la
europea que a la americana. Esto es, probablemente, consecuencia de los incentivos que
poseen las universidades argentinas que las asemejan a algunas europeas. Tabellini (1995)
sostiene que las universidades europeas proveen muy poco incentivo de cualquier tipo que
este sea. Estos incentivos son mayormente proporcionados por oportunidades de consultoría
que se encuentran fuera del circuito académico, razón suficiente para que el ingreso de los
economistas se vea fuertemente correlacionado, en sentido negativo, con el logro científico
(Tabellini 1995). Algo parecido ocurre también en Argentina.15
Sucede entonces que las universidades argentinas resultan más próximas a universidades profesionales, y como tales, quienes de ellas provengan están capacitados para enfrentar
problemas prácticos. Sólo una parte pequeña de su actividad está orientada a la investigación
pura (Arnaudo 1996). La misión de la universidad profesional consiste, en consecuencia, en
(13) Schumpeter, Colm, Leontief, Morgensten, Musgrave, Baumol, Modigliani, von Hayek y von Mises, por nombrar
sólo algunos..
(14) Europa nunca permaneció en la periferia. Muy por el contrario, la teoría subjetiva del valor, el marginalismo y la
teoría general del equilibrio, la teoría del valor de los bienes públicos, el análisis de los comportamientos oligopolísticos
y monopolísticos, la teoría de los ciclos económicos, la teoría del capital e interés, por mencionar algunos, son
ejemplos de que Europa nunca fue un “child under tutorship” como se ha sugerido en algún momento.
(15)La falta de incentivos, sin embargo, no debe ser interpretada como sinónimo de frustración, en especial entre los
jóvenes. En efecto, la provisión de secretarias, ayudas, etc., suele ser bastante estrecha, aunque la universidad desea
maximizar el número de trabajos y publicaciones. De tal modo, la concentración de recursos, aunque escasa, fluye,
naturalmente, hacia quien ha publicado bastante. La paga difiere dependiendo de la etapa de la carrera, edad, número
de artículos publicados, etc. así, un joven de veintiocho años preparando su tercer artículo pueda anticipar fuertes
ingresos el resto de su vida con relación a un profesional de cincuenta contemplando su artículo número quince. Bajo
esta perspectiva, interesante por cierto, la universidad debe prestarle poca atención a los jóvenes: sus incentivos serán
tales que (suponiendo tienen el suficiente talento para producir) si no puede darle sus trabajos a alguien que lo tipee
aprenderá a hacerlo o contratará a una secretaria privada, aun para los borradores. El senior, por otro lado, tiene una
perspectiva un tanto modesta en el crecimiento de sus ingresos por lo cual, si debe ser motivado para producir debe
ser provisto de facilidades que bajen su costo de producción (Tullock 1973).
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prepara al graduado para realizar funciones sociales concretas. Esta es una de las circunstancias de nuestra profesión y debe ser aceptada.
Al igual que muchos economistas de otros países, al terminar sus carreras universitarias
los argentinos tienen posibilidades de continuar sus estudios de postgrado en los Estados
Unidos. Así, irremediablemente, pareciera que los economistas que siguen ese camino habrán
de adherirse a lo que ocurre en el mundo angloparlante. Si esto es así, cabría esperar que los
economistas argentinos que se van al extranjero a perfeccionarse resulten tentados de seguir
a sus tutores americanos; adoptando ese impersonalismo propio que le proporciona el criterio
de supervivencia mediante la publicación en abstracto en journals y reviews.
Sin embargo, los economistas argentinos, salvo los que permanecen en el extranjero, parecen entender la importancia de efectuar estudios de naturaleza mucho más aplicada que teórica y
abstracta. No es que prescindan de esto último. Muy por el contrario, contribuciones al respecto
se encuentran por parte de varios economistas nacionales de reconocido prestigio.16 No obstante,
muchos economistas dedican el resto de su vida a trabajos de consultoría vinculados al sector
público o privado, interesándose en consecuencia por cuestiones relacionadas a la nación, las
provincias y los municipios, haciendo del instrumental aprendido algo mucho más aplicado.
Esto contribuye a que los economistas argentinos tengan también su propia identidad. Si
bien no tienen la barrera idiomática, como ocurre con los europeos, han sabido, como ellos y
los americanos, agruparse para conversar y defender sus intereses. La Asociación Argentina de
Economía Política y los Consejos Profesionales de Ciencias Económicas son claros ejemplos de
ello. De modo que también tienen instituciones que perfilan y defienden la identidad profesional.
Como algunos países europeos, Argentina ha tenido que adaptarse a numerosos problemas de naturaleza diversa, lo que ha repercutido en la vida profesional de las últimas
décadas. En efecto, desde fines de la década del sesenta y hasta fechas recientes, se ha tratado
de un período más bien turbulento (De Pablo 1994). Durante casi 37 años el producto bruto
creció 146%, los precios crecieron 1.900.000 millones de veces, hubo 18 presidentes de la
Nación, algo así como 39 ministros de economía y un número parecido de presidentes del
Banco Central. Esta situación ha sido conducente a que la mayoría de los profesionales
encares su gestión a partir de un diagnóstico común y los trabajos de investigación fueran
resonancia de lo que ocurría en la calle.
Si se observa en qué medida en las reuniones profesionales se han tratado ciertos
temas, podrá verse cómo se ha perdido interés en trabajos relacionados con el desarrollo y
la planificación, sin dudas por las frustraciones de la teoría en estas áreas. A esto último debe
agregarse el desinterés actual por planes es estabilización, y el vuelco por temas vinculados
con el mercado y la asignación de recursos que predominan en el presente.17 Finalmente, debe
(16) La misma proviene de aquella parte pequeña cuya investigación está orientada a la investigación pura.
(17) Como puede apreciarse en algunos momentos los trabajos presentados señalaban un marcado interés hacia los
problemas inflacionarios y los planes de estabilización que han despertado en su momento un interés notorio paralelo
a la experiencia del país. Puede verse Arnaudo (1991) para algunos detalles adicionales.
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destacarse la pérdida de interés por estudios económicos sectoriales, algo que cabe interpretar
como consecuencia de la absorción de economistas por parte de sectores empresarios o
vinculados a ellos. Si así fuera, es probable que tales problemas no justifiquen (o los interesados no deseen divulgarlos) su presentación en determinadas reuniones. 18
Por lo expuesto, sería injusto no reconocer que los economistas argentinos también han
sabido perfilar su identidad, la que ha acompañado, y acompaña, muchas de las circunstancias
que Argentina ha padecido. Esto merece ser tenido en cuenta ya que hace a la identidad
profesional muy particular y no menos atractiva.
4. CONCLUSIONES
Se ha tratado de observar el comportamiento de los economistas frente al desafío que le
presenta la globalización. Si es que la misma puede transmitir algún peligro, éste reside en el hecho
de que despoja al espacio de cualidades, accidentes y rasgos peculiares, transmitiendo una inmediatez vivencial y un universalismo que no son tales. Frente a este tipo de peligro, la reacción pro
parte de los profesionales podría ser el perder inmunidad de inmediato, transformándose en una
masa uniforme que cede sus circunstancias primero y su identidad verdadera después.
Sin embargo, se ha encontrado que, hasta el momento, nada de lo anterior parece haber
sucedido. Muy por el contrario, la globalización ha servido para abolir distancias y dotar a la
profesión de una ubicuidad simultánea, pero no ha podido menoscabar identidades. Estas se
mantienen intactas y acompañadas, cada una, con aquellas circunstancias que han contribuido
a que los profesionales, aunque manejen un lenguaje común, sean distintos en uno y otro lugar.
En el futuro, y para preservar la identidad, resultará imperioso tener en cuenta que el
profesional que progresa será aquel que se abra al mundo, pero no necesariamente aquel que
se pierda en él. Entre el economista y a globalización la pregunta por la identidad profesional
debe estar siempre presente en cualquier circunstancia ya que, precisamente, el verdadero
desafío que imponen los tiempos actuales consistirá en saber globalizarse, pero sin perder la
identidad.
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(18) Véase Arnaudo (1991).
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