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Resistir y conservar
lo logrado
Por ELVIS R. RODRÍGUEZ RODRÍGUEZ
E
l derrumbe de la comunidad socialista europea y el desplome
de la Unión Soviética,
unidos al férreo bloqueo económico, comercial y financiero, impuesto por el Gobierno
de los Estados Unidos, constituyen las causas externas de
que Cuba entrara en la década
de los 90 del pasado siglo XX,
en lo que se denominó Período Especial en tiempo de paz,
cuyo efecto se hizo sentir de
inmediato en la vida y actividad de la sociedad cubana,
además de someter a prueba
la capacidad de la dirección de
la Revolución para salvar las
conquistas sociales que había
logrado para el pueblo.
Ya desde inicios de los ’80,
ante la decisión soviética de
no participar militarmente en
Cuba en caso de una agresión
por parte de los Estados Unidos, el país se vio en la necesidad de pasar de la concepción
de “defensa contra desembarco” a la concepción estratégica
de Guerra de Todo el Pueblo,
con el consiguiente elevado
costo de recursos de todo tipo.
El envalentonamiento del imperio ante la caída del socialismo europeo incrementó el
peligro. En tales condiciones,
por indicaciones de Fidel se
intensificó la preparación de la
población, la economía, las organizaciones sociales y de masas y las instituciones civiles
y militares, se perfeccionaron
las estructuras de las unidades, del mando y la dirección
de las tropas.
Esta situación modificó sustancialmente el camino iniciado en 1986 de rectificación de
errores y tendencias negativas
que se habían manifestado en
el proceso de la construcción
34
Ni en los difíciles momentos del período especial la Revolución
perdería los principios que la han sustentado: la consideración al
pueblo.
socialista en el país, con particular interés en el análisis de
los problemas que por errores
domésticos se manifestaban
en la economía cubana.
En la clausura del XVI Congreso de la CTC, en enero de
1990, Fidel exponía: “¿Qué
significa período especial en
tiempo de paz? Que los problemas fueran tan serios en el orden económico por las relaciones con los países de Europa
oriental, o pudieran, por deter-
minados factores o procesos
en la Unión Soviética, ser tan
graves, que nuestro país tuviera que afrontar una situación
de abastecimiento sumamente
difícil… que se redujera a cero
(el suministro de combustible), lo cual sería equivalente
a una situación como la que
llamamos el período especial
en tiempo de guerra. No sería,
desde luego, tan sumamente
grave en época de paz, porque
habría aún determinadas poAgosto de 2016
Su contacto permanente con la juventud y su confianza
en ella también en
los momentos más
difíciles.
sibilidades de exportaciones
y de importaciones en esa variante. Debemos prever cuál
es la peor situación a que puede verse sometido el país a un
período especial en tiempo de
paz y qué debemos hacer en
ese caso. Bajo esas premisas
se está trabajando intensamente”.
Estaba en juego el destino
de la Revolución. En tan adversas condiciones, a lo que
se fue añadiendo el recrudecimiento del bloqueo con la
aprobación de la Ley Torricelli
(1992) y la Ley Helms-Burton
(1996), que hacía más cruento
la internacionalización del cerco económico, Fidel consideró
como responsabilidad histórica de Cuba la de resistir, vencer y desarrollarse, a partir de
las fortalezas creadas y en tal
empeño se diseñó la estrategia
económica, política y social de
la Revolución para enfrentar
las consecuencias del período
especial en tiempo de paz.
Dirigir es prever. Por eso es
frecuente a partir de entonces,
encontrar en sus discursos
nuevas definiciones y precisiones relacionadas con la actividad del Partido, el Estado,
Gobierno, las organizaciones
Edición extraordinaria
de masas, sociales y el pueblo
en general, para enfrentar las
consecuencias del Período Especial en Tiempo de Paz.
Ni en los difíciles momentos
del período especial la Revolución perdería los principios
que la han sustentado: la consideración al pueblo, la preocupación por el pueblo, no
sacrificar al pueblo, preservar
a toda costa las cosas esenciales del pueblo”. A ello añadiría
años después, tras el análisis
de la significación de la inversión extranjera que: “El país
preservará todo lo que pueda
ser preservado, y negociaremos todo lo que pueda ser negociado […], hay que salvar la
patria, hay que salvar la Revolución, hay que salvar las
conquistas del socialismo, hay
que conservar la independencia y hay que mantener nuestro derecho al futuro. Eso es
absolutamente irrenunciable
[…]”
Puntualizando la estrategia
a seguir en las nuevas condiciones, en el IV Congreso del
Partido, en 1991, Fidel precisó:
“Debemos saber qué puede
pararse y qué no puede pararse, qué debe pararse y qué no
debe pararse”. En eso radicaba
la clave de la supervivencia de
la Revolución, para empezar a
recuperarse poco a poco.
En consecuencia, la dirección de la Revolución emprendió la reorganización del país y
la estrategia para reanimar la
economía y salir de la crisis y
que, en esencia, estuvieron dirigidas a ampliar la industria
del turismo; activar el trabajo
por cuenta propia; despenalización de la tenencia y el empleo de la moneda libremente
convertible, así como establecer tiendas y servicios recaudadores de divisa por el Estado.
De igual modo, se autorizaron las remesas desde el
exterior de moneda libremente convertible; se entregó en
usufructo la mayor parte de la
tierra a los trabajadores de las
granjas estatales para la creación de las Unidades Básicas
de Producción Cooperativa, conocidas como UBPC, se reorganizó el sistema empresarial
con la creación de corporaciones que operarían en moneda
libremente convertible; se implantó un riguroso sistema tributario; se eliminaron las gratuidades indebidas; se reformó
el comercio externo y se auto-
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Resistir y desarrollarnos, en lo que fue
decisivo el vínculo
con el pueblo desde
el mismo triunfo de
la Revolución.
rizó a determinadas empresas
cubanas a comerciar directamente con firmas extranjeras
sin mediación del Ministerio
del Comercio Exterior. Se estimuló la inversión extranjera
en forma de empresas mixtas
u otras vías para la asociación
y donde el Estado siempre fuese el accionista mayor.
Además, se crearon los mercados agropecuarios para vender a precios liberados los excedentes –una vez cumplido el
plan de entrega al Estado– de
los sectores agrícolas estatales, cooperativo y campesinos
privados y los mercados industriales para vender a precios
liberados, productos del sector estatal y de trabajadores
por cuenta propia. A la vez se
le asignó a las FAR la misión
de producir alimentos para el
pueblo y para sí, como modo
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de autogestión alimentaria y
de descargar parcialmente
al presupuesto estatal. Estas
medidas, en conjunto, permitieron que para 1994 se percibieran signos de recuperación
en el país con un crecimiento
anual favorable a partir de entonces.
En su medular concepción
de trabajo para enfrentar las
consecuencias del período especial Fidel consideró que “La
cultura es lo primero que hay
que salvar”, en ella descansa
la fuerza de las ideas y la herencia de resistencia del pueblo cubano.
En el V Congreso del Partido, en 1997, al valorar la actividad en los años transcurridos Fidel señaló que ni un
solo ciudadano se quedó sin
amparo “nadie conoció políticas de choque […] no hemos
lanzado a la calle a cientos de
miles de trabajadores; todas
las medidas se han tomado
en permanente contacto con
la población […] no se quedó
ningún ciudadano sin salario,
sin ingreso”.
En el magisterio de Fidel,
en su continuo y permanente
espíritu de lucha y firmeza en
los principios, en su capacidad
para unir voluntades y encontrar soluciones, en su diálogo
con el pueblo, en su eticidad y
humanismo, en sus ideales de
igualdad y justicia, descansó
la estrategia de resistencia y
victoria para salir del período
especial.
Agosto de 2016