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Transcript
0U6
LA UNIDAD FAMILIAR CAMPESINA
REVIERTE EL PROCESO DE COLECTIVIZACION
1982
A
o >'TD£.
0 (^ L A ^ úo
k *J D -
K J’OFj C Z'
/ °¡ ¿ 3 - ,
L A U NI DAD FAMILIAR
REVIERTE EL PROCESO DE
CAMPESINA
00
COLECTIVIZACION
El objetivo de estas notas es llamar la atención sobre la p e r ­
sistencia de las Unidades Familiares Campesinas en los procesos
de colectivización
(de los medios y fuerza de trabajo campesino)
en los países socialistas,
asimismo nos interesa mostrar la c o n ­
tradicción existente entre el nivel de productividad de la U n i ­
dad Familiar y las cooperativas de producción, especialmente p a ­
ra ciertos productos alimentarios grandemente dependientes de
los ciclos naturales de la agricultura,
ganadería menor, hortalizas,
leche, huevos,
carne de
otros.
Para ilustrar la situación señalada tomaremos los casos de c o l e c ­
tivización que se dieron en la Unión Soviética, Polonia y Cuba.
El caso de la Unión Soviética es muy significativo debido a la
envergadura que tuvo el proceso de colectivización y de s o ciali­
zación de las fuerzas productivas y del trabajo«en su conjunto.
La clase obrera de la Unión Soviética pasó de 15% en el año 1913
a 61% en 1977 ;
y desde entonces a nuestros dias transformó coriple-
tamente a campesinos
individuales no agrupados en cooperativas,
así como a burgueses,
terratenientes y Kulaks.
Con igual ritmo la población agrupada en cooperativas de p r o d u c ­
ción (Koljoses) pasó de 3% en 1928 a 16% en 1977.
Sin embargo
este nivel de colectivización de los campesinos, recibió una co n ­
cesión por parte de la involución soviética,
como fue la de p e r m i ­
tir que el campesino Koljosiano se quedara o tuviera un huerto f a ­
miliar al interior de la cooperativa;
simas parcelas
(plots)
la mayoría de esas p e q u e ñ í ­
no pasan de una manzana de tamaño y fueron
consideradas como empresas auxiliares,
dedicándose las mismas a
cultivos necesarios desde el punto de vista de la alimentación de
aquellos campesinos,
leche, huevos,
carne, papas y hortalizas,
decir, productos que no se cultivaban en la cooperativa.
es
i
< A
0Ü8
2.
i-
t sEl rebultado de todo esto, y es lo que queremos mostrar, consisV^
*
que^después de un cierto p e r í o d o estas empresas auxiliares
han^jjj^gado a tener una importancia desproporcionada al espació
que ocupan y a las intenciones con que se crearon.
En el año de
1977 el porcentaje producido por las parcelas familiares ubica­
das
al interior
de los Koljoses,
ción de lana, el 291 de leche,
alcanzaba el 19$ de la pro d u c ­
el 29$ de carne, el 35$ de huevos
y el 47$ de la superficie de papas y hortalizas;
como notamos,
todos ellos productos estratégicos desde el punto de vista del
abastecimiento urbano-rural de la población soviética.
La población,
los jornales,
1/
los ingresos y la atención a tales
parcelas ha venido subiendo en los últimos años, de lo cual hay
conciencia plena en los responsables de la política económica, e
incluso se fomenta dicha forma de producción,
la L.I.
XXVI
al respecto seña­
Brezhnev en el informe del Comité Central del PCUS al
Congreso "La base de la economía agropecuaria socialista
han sido y siguen siendo los koljoses y los sovjoses.
Pero es­
to no significa en absoluto que se pueda menospreciar las p o s i ­
bilidades de las haciendas auxiliares personales.
La experien­
cia prueba que estas haciendas pueden servir de gran ayuda en la
producción de carne, leche y otros víveres.
aves y el ganado pertenecientes
Los huertos,
las
a los trabajadores son una parte
de nuestra riqueza común.
El Comité Central del PCUS ha estimado necesario adoptar una dis­
posición
sobre medidas suplementarias para el fomento de las h a ­
ciendas auxiliares personales.
Se preve en ella la creación de
condiciones -tanto materiales como morales- que eleven el interés
de los ciudadanos por las h a c i e n d a s .auxiliares y, ante todo, por
la cría de ganado y de aves
Hay que ayudar en recentales y pien
sos a los koljosianos y a los obreros de
los
sovjoses.
Eso se re^-
fiere tanto a los que tienen ganado en propiedad personal como a
los que están dispuestos a cebar ganado perteneciente a koljoses
y sovjoses.
Ya se disponde de semejante experiencia en
varias re
3.
pOblicas y regiones y ésta merece que se la propague.
Deben contar también con toda clase de apoyo las haciendas au/ *
xiliares
industriales/1 2/
Otro fenómeno observado en las cooperativas de producción en
la Unión Soviética,
es el drenaje de recursos laborales que las
empresas auxiliares hacen de los koljoses.
A partir de una m u e s ­
tra de cinco cooperativas estudiadas por Dharan Ghai en Asia Cen­
tral Soviética,
resulta que las familias percibían 471 de sus in­
gresos del trabajo en el koljose,
29% de la parcela personal y
24% por trabajo fuera de la cooperativa,
ssiya)
algunas de ellas
(la Ro-
llegaron a percibir hasta el 40% de su ingreso p r o v e n i e n ­
te de la parcela personal.
3/
En el resto de los países socialistas la situación no es diferen­
te, y en muchos casos la contradicción se revela mucho más aguda.
Para el caso de Polonia
utilizamos los estudios oficiales de Te-
picht para tres regiones altamente significativas,
en las cuales
se nota como la parcela personal va ganando terreno e importancia
a la cooperativa de producción,
especialmente en la producción a n i ­
mal como se nota en el cuadro siguiente:
Repartición de 3 a producción
4/
animal
al interior de las Cooperativas
( en % )
Productos y sectores
Región I
Región II
Región III
Cerdo
Sector colectivo
39.6
35.4
52.0
Sector personal
60.4
64.6
48.0
Sector colect ivo
67.8
59.1
53.9
Sector personal
32.2
40.9
46.1
37.0
53.0
35.8
64.2
40.0
60.0
Ganado
Leche
Sector colectivo
Sector personal
4.
En relación al trabajo familiar la contradicción aparece
en igual forma,
la fuerza de trabajo se transforma en un
recurso escaso que se desdobla en trabajo para la coo pera­
tiva y trabajo paradla parcela familiar,
llegando en al g u ­
nos casos a ser mayor el tiempo ocupado en la parcela p e r ­
sonal que en el colectivo, tal y como puede verse en el
cuadro siguiente:
4/
Repartición del trabajo familiar
en la parcela y en el
colectivo
TRABAJO EN %
Sector colectivo
Sector personal
Cooperativas de an t i ­
guos asalariados.bene­
ficiados por la R e f o r ­
ma Agraria.
Cooperativa de p r o p i e ­
tarios hereditarios.
70%
30%
301
70%
Se observa en el cuadro que los trabajadores
con costumbres de
asalariados están más propensos a entregar su fuerza de t r aba­
jo a la cooperativa,
acostumbrados
siendo diferente el caso de los campesinos
fundamentalmente al trabajo familiar,
estos ú l t i ­
mos están más propensos a entregar su fuerza de trabajo a la par
celita interna que guardan en el koljose.
Pero muestra también
que incluso los trabajadores asalariados,
antes o durante su coo
peración,
se encuentran en la situación de invertir y obtener in
gresos en forma significativa de actividades
externas a la coope
5.
Oii
rat i v a .
Muchas de 3 as cooperativas de producción señaladas d e s a p a r e ­
cieron cierto tiempo después de su recorrido,
das por el trabajo campesino
familiar..
siendo sustitui­
Ciertamente que en el caso
de Polonia se po'dría decir que el proceso de modernización de 3a economía
y el proceso de colectivización no invadió con suficiente fuerza todos los
sectores*de3 agro, estando ahí parte de la explicación del freno a la socia­
lización de la agricultura, la que no pasa hoy en día del 151 del control so­
cializado, siendo de ios mas bajos de los países soc'ia3istas.
el caso anteriormente aludido, el de la Unión Soviética,
Sin embargo
donde el p r o ­
ceso de colectivización campesina es el más fuerte de la h i s t o ­
ria socialista, pudiéndose decir lo mismo del desarrollo de las
fuerzas productivas y de modernización del agro,
los resultados
son tan reveladores como en el caso de Polonia.
Estas parcelitas
aparentemente insignificantes
constituyen en
la potencia socialista más grande de la tierra, un virtual c a ­
ballo de troya al interior de las cooperativas de producción;
tal. como lo hace notar Teodor Shanin a partir de ci'fras oficia­
les de Estudios
tienen apenas el
Soviéticos,
esas parcelas familiares
(plots)
3% de la tierra y producen el 30% de la p r o d u c ­
ción agropecuaria de la URSS
(para el período 1958-1965)
5/.
Para el caso de la URSS podría argumentarse que si bien es c i e r ­
to que tiene socializado el 100 x 100 de la pro d u c c i ó n agrope­
cuaria (habría que exceptuar los plots),
tá controlada directamente por el Estado,
la mitad solamente e s ­
estando el resto en
cooperativas de producción que guardan vínculo con la sociedad
privada anterior con mayor fuerza que las granjas estatales.
Frente a tal argumento habría que anteponer otro argumento de
control,
como es el de seleccionar un país que haya alcanzado
un nivel de control directo por el Estado, efectivamente mayoritario, siendo este el caso de Cuba.
Actualmente Cuba tiene aproximadamente el 80% de la producción
agropecuaria controlada directamente por el Estado,
siendo el
país socialista que ha alcanzado mayor nivel de control, y en
el menor tiempo posible; prácticamente en los primeros años de.
6.
su revolución.
Para el caso de Cuba utilizaremos las cifras
indicativas de la producción estatal y la producción privada,
en aquellos productos como frutas, granos, verduras,
tubércu­
los; en el cuadro que aparece a continuación notamos que la
producción privada campesina no solamente tiene un lugar de
primer orden en la producción, comercialización y abasteci­
miento alimenticio del pueblo cubano,
sino que pareciera que
este papel se incrementa en los últimos años, tal y como puede verse en el cuadro a continuación: J5/
Peso de la producción privada
Agrícola cubana 1970- 19 73
(en miles de toneladas métricas)
1970
Granos
Total
Pr i vados
299.3
ll.ii (4 %)
1971
1972
1973
297.2
15.6(4%)
251.0
1 9 .2 (8%)
244.0
13-7(6%)
T u b é rc u lo s
P rivad os
1 9 6. 8
75-3(38%)
239.3
82.6(35%)
383.5
168.1(44%)
397.5
181.9(46%)
Verduras
Total
P rivad os
136.2
62.7(46%)
172.2
74.0(43%)
150.0
63,3(42%)
239.8
123.6(52%)
Frutas
Total
P rivad os
289.6
125.7(43%)
296.9
130. 1(44%)
372.4
161.7(43%)
434.0
207.9(48%)
Total
Durante el período seleccionado el incremento del sector privado
se nota tanto en volúmenes físicos como eri porcentajes a la p r o ­
ducción total, para productos estratégicos de la dieta del pueblo
cubano.
Si tomamos en cuenta que durante el período del 60 hubo
un enorme descenso en la producción de estos rubros, tanto por
parte de la producción estatal como de la producción privada, p o ­
demos afirmar que la recuperación se debe tanto a un sector como
al otro, y que durante dos décadas de socialismo la producción de
estos artículos de p r imera necesidad tienden a ser acaparados por
una forma de producción familiar y campesina, algunos de los c u a ­
les superan en volumen físico la producción estatal (verduras para
1973).
7.
No tenemos datos o mano del comportamiento de este tipo de p r o ­
ducto para los años siguientes,
pero si sabemos que en años r e ­
013
cientes el gobierno de Cuba ha decidido liberar el mercado para
los productos del campesino,
lo que necesariamente estimulará
la producción privada de aquellos mismos artículos.
También tenemos noticias de que la liberación del me rcado campesino ha traído problemas comerciales a los sectore s obreros
y urbanos en general del pueblo de Cuba, ya que dich a situación
ha provocado el desarrollo de sectores intermediario s que encarecen el bienestar de los obreros a costa del trabaj o familiar
campesino. 7/
CONSIDERACIONES GENERALES SOBRE EL PROBLEMA
1.
Sobre la parcela familiar y la vía hacia la colectivización
La existencia de parcelas
familiares en el sector agropecua­
rio determinará la dimensión del problema a afrontar en aque­
llos países que han tomado la determinación de transitar por
una vía diferente a la propiedad privada.
sarrollados
En los países d e ­
el problema campesino se ha resuelto fundamental­
mente por la vía del desarrollo de las fuerzas productivas,
por la modernización de la agricultura, por la tecnificación
y por la maquinización de la producción agrícola,
centración y centralización del capital,
letarización del trabajo campesino.
por la c o n ­
en fin, por la pro-
En aquellos países como
el. nuestro donde la existencia de una economía campesina es
tan fuerte como su contraparte la economía moderna, y en d o n ­
de la capacidad de desarrollo tiene enormes limitaciones a n ­
tes de transitar completamente hacia 3 a industrialización de
la agricultura,
la cooperat ivi zación se revela
un paso o b l i ­
gado hacia la colectivización y hacia la socialización de
nuestra agricultura.
De ahí 3a importancia que tiene la discusión y decisión de
problemas y posiciones sobre problemáticas como
mos reseñado en el trabajo.
las que h e ­
Conscientes que si nuestra de-
8.
014
cisión es la coopcrati viz aci ón, 6stn se tendrá que d e ­
sarrollar frente., a las dificultades de modernización y
frente a la inercia de la pequeña parcela familiar;
in­
dependientemente gue aquellas parcelas familiares estén al interior
de
cooperativas de producción constituidas. Es decir, gue la discusión
de los.'huertos familiares es también una discusión sobre la (xoperativi­
sación? formas gue bien pueden ser ccsrplementarias por razones políticas
y económicas, pero también puede ser contradictorios tal y corro lo vimos
en el señalamiento de los
2.
países
estudiados cono ejemplo.
Sobre el tipo de productos con si de r a d o s .
El problema de la organización de la producción no es a j e ­
na
do.
en estos casos al tipo de producto agrícola c o n s i d e r a ­
Los productos
señalados son productos de consumo f a ­
miliar del campesino y del resto de la población,
terísticas muy perecederas
de c a r a c ­
antes de un tratamiento i n d u s ­
trial en cuanto a su almacenamiento o procesamiento,
lo que
impide una división del trabajo y un alargamiento del p e r í o ­
do entre producción y consumo.
La atención del cultivo d e ­
pende de la naturaleza y por lo tanto dificulta su atención
continua y planificada.
Todo ello ha dificultado que estos
productos entren en la órbita
ne la ley del valor;
cluso agrícolas,
de una economía donde p r e d o m i ­
en ellos más que en otros productos,
el trabajo asalariado o las inversiones
in­
fijas
sujetos al ritmo natural de dichos cultivos, perturban o p e r ­
turbarían la rentabilidad de las empresas que se dediquen a
tal "negocio".
Esas y otras consideraciones han relegado dichos cultivos a
un trabajo familiar ca mpesino? donde la mano de obra de todos
los miembros déla familia es completamente gratuita para los
consumidores externos a 1^ parcela.que mercantiliza sus e x c e ­
dentes, y donde el límite de inversión de fuerza de trabajo
no tiene nada que ver con el equilibrio costo-beneficio de la
Unidad Familiar que produce para consumir a costa de perecer.
La única concesión que le hace la sociedad de mercado a esas
Unidades
Familiares es fomentarles la producción c o m e rcial!-
9
.
zable cuando el abastecimiento urbano esté en peligro, y
0 1 5
permitirles la posibilidad de que accedan a las reglas
del juego en que ésta funciona.
Podemos afirmar que en la existencia de la economía f a ­
miliar campesina se realiza un pacto entre el funciona­
miento del valor de uso y el funcionamiento del valor de
cambio, entre la economía de consumo y la economía de m e r ­
cado, y en donde la solución definitva para ambas se sitúa
fuera de una y otra.
Definitivamente que la cuestión se
complica para un país como el nuestro en que la necesidad
de una transición técnico-económica se ve acompañada de la
necesidad de una transición p o l i t i c o - s o c i a l , y todo ello
dentro de una economía de más de 100.000 parcelas familia­
res responsables de la mayor parte de la producción de los
productos señalados,
incluyendo el maíz y el frijol, base
de la alimentación del pueblo nicaragüense.
Como hemos venido notando,
se trata de productos de primer
orden para la economía, para la sociedad y para la revolución;
productos de abastecimiento diario y por lo tanto garantes
en gran medida de la estabilidad política del orden rev o l u ­
cionario .
3.
La experiencia de las cooperativas de
Surco Muerto
Llamamos surco muerto en Nicaragua a la forma por medio de
la cual se consigue en la agricultura la división simple del tra­
bajo y la concentración de la producción;
consiste en lotes
de terrenos donde se cooperativiza los servicios
ción (arado o tractores,
contabilidad,
atención
fumigación,
servicios sociales,
(propiedad, poseción,
das por un surco muerto
cela y otra],
a la p r o d u c ­
almacenamiento,
crédito,
etc.], pero se mantiene la
o control]
de parcelas s e p a r a ­
(como señal de división entre una p a r ­
claro está que la división podría efectuarse
por cualquier otra señal.
La cooperativa de producción se considera como una forma inter­
mediara entre la producción familiar privada y la producción
.
30
o ie
empresarial pública o privada de la agricultura, <jue en
la mayoría de los casos no tiene la intensidad de la p r i ­
mera ni la productividad de la segunda, y que para los
cam pes ino s-trabajadores no tiene el estímulo del salario
que recibiría en una empresa ni el estímulo de la ganancia
individual que tendría en su parcela.
Pareciera que la experiencia de cooperativas de surco m u e r ­
to podría ser una forma más en que el productor se desdobla
como empresario
la vez
(dueño de su parcela)
(trabajador del Estado).
y como trabajador a
Como empresario tiene la
ventaja de compartir capital y riesgos con el Estado,
como
campesino se aplicara con igual intensidad de trabajo f a m i ­
liar a su propia parcela, y como trabajador recibirá la r e ­
muneración a través de los excedentes
(diferencia entre el
pago del servicio cooperativizado y la producción obtenida
por adición de ese capital); no tendría las desventajas de
una parcela común y corriente puesto que en forma c o opera­
da tendría acceso a recursos del Estado vía servicios p r o ­
ductivos, no tendría las desventajas de una cooperativa de
producción puesto que su mayor y más
intensa aplicación a
su trabajo redundaría directamente en el incremento de sus
excedentes.
Ajenos a concebir esto como una panacea,
cree­
mos que dicha forma de cooperación tiene la potencialidad
de funcionar como banda de transición entre la i n dividuali­
dad parcelaria y el proceso de colectivización,
las consideraciones práctico-ideológicas
en donde
del campesinado se
combinan con las consideraciones técnico-prácticas de la co n ­
centración de servicios productivos.
La concentración de la producción conseguida por el capitalis­
mo en la gran producción empresarial,
unidades medianas,
se consiguiría aquí en
aunque sabemos que en ninguno de los dos
casos concentración y colectivización
de la producción s i g ­
nifica completamente colectivización de la propiedad.
rando que en ambos casos el
do
el
paso
proceso
continúe
a una mayor socialización,
Espe­
permitien-
lento quizás, p e ­
ro con menos riesgo de reversibilidad que en otras opciones.
11.
>4 .
La experiencia del trabajo de autoconsumo de los e s t udi antes.
017
Existe acuerdo que la economía campesina frena el d e s a r r o ­
llo de las fuerzas productivas, materiales y humanas,
así
como existe acuerdo que durante mucho tiempo las rev ol uci o­
nes en los países sub-desarrol1 ados tienen en el cam pesina­
do un aliado fundamental de*la clase obrera, puesto que es
una fuerza productiva y social difícil de sustituir durante
mucho tiempo.
Pero también estamos conscientes de la gran
inercia que tiene la producción campesina en los procesos de
colectivización,
así como de la importancia socio-económica
que tienen sus productos,
al mismo tiempo de la dificultad
de construir unidades de producción que funcionen en forma
permanente bajo régimen empresarial (la estacionálidad es obliga­
toria en 1a agricultura).
También señalamos
ción a
anteriormente que gran parte de la s o l u ­
esta cuestión está fuera del funcionamiento ele la
economía privada.
Una de las experiencias dignas de tener
en cuenta a la hora de estas discusiones es la del trabajo
de los estudiantes.
El contingente de estudiantes que se integran al trabajo p r o ­
ductivo agropecuario crece día a día, tanto envíos países d e ­
sarrollados
del capitalismo como en los países soc i a l i s t a s ;
año con año el período de cosecha demanda una fuerza laboral
de carácter estacional que no siempre se puede llenar con
obreros agrícolas que necesitan tener una permanencia en su
trabajo y que por lo tanto no están disponibles a la hora en
que los demande la naturaleza o la empresa,
teniendo que re-
currirsc por ende a un sector cuya actividad y respo n s ab i l i ­
dad le permite poder disponer de tiempo estacional p r e c i s a ­
mente para un trabajo estacional,
como son los estudiantes.
Los estudiantes no viven de su trabajo como el obrero o el
campesino,
sino que viven de su estudio,
milia o el Estado)
dien •
la sociedad
(su f a ­
los mantienen precisamente para que e s t u ­
Su dedicación al trabajo productivo no significa una
12,
nueva forma de explotación,
sino una nueva forma de re-
tribüción a la sociedad lo que ésta invierte act ualme n­
te en sus estudios, es decir, una nueva forma de d ign i­
ficar el trabajo intelectual;
la sociedad no tendría que
esperar al profesional consolidado para recuperar parte
de sus inversiones.
El trabajo colectivo del estudiante, ya practicado en m u ­
chos países,
se realiza cerca de su lugar de trabajo y de
acuerdo a la organización de su estructura y de su p r o y e c ­
to académico,
escuelas de campo o escuelas en el campo.
Su equipo de trabajo correspondería a su eguipo de e s t u ­
dio, sin estar vinculado de forma permanente a una misma
unidad productiva, de la cual tampoco es dueño y de la
cual no podrá encariñarse como hace el campesino;
dicha
unidad productiva será para él un medio de consumo, y si
hubiera excedente, éste no se convertiría en ganancia,
pues la única ganancia que percibiría sería a través del
estudio que de todas maneras la sociedad de hoy en día
le entrega gratuitamente a los que pueden acceder a las
aulas de clase;
tales
excedentes serían entregados a
hospitales o similares, pero no al mercado.
Para los estudiantes el trabajo productivo de aquellos
productos se realiza en un tiempo extra a su actividad
px'imaria que seguirá siendo el estudio,
su actividad de
campo o su trabajo manual sería secundario aunque forman­
do parte,de su pensum de estudio,
ticas o cualquier otra asignatura.
al igual que las m a t e m á ­
8
13.
El trabajo productivo además de tener un gran valor de
019
uso, puesto que en principio alimentaría al menos a t o ­
da la población estudiantil de un país
{cerca del 50%) ,
tendría también un gi'an valor político puesto que r e d u c i ­
ría la diferencia entre el* trabajo manual y el trabajo in­
telectual;
y si su aplicación se contrapone signi ficat iva­
mente a la producción campesina de los alimentos caseros
ya señalados
(verduras, huevos, etc.)
entonces estaríamos
en presencia' de uno de los frenos más efectivos a la re ­
privatización de la economía campesina.
Las experiencias de Cuba vuelven optimista
el r a z o n a m i e n ­
to de que con el estudiantado de una sociedad es posible
conseguir un acicate para obtener plustrabajo sin que ello
lleve a la explotación de un sector o a la privatización de otro
sector,
aquí el trabajo sería de una naturaleza
y el plustrabajo
raleza diferente;
(el estudio)
(producción agrícola), sería de una n a t u ­
siendo ambos para el consumo y ninguno
para el mercado y donde el producto principal sería el
hombre integral.
CQNCLUSIONES-
1.
Preocupados por el control consciente y colectivo de las
condiciones de vida y de trabajo, partimos del supuesto
de que la cooperativización y la estatización son vías se­
guras aunque difíciles de la colectivización y de la g e s ­
tión democrática.
2.
Que la unidad familiar campesina tiene una capacidad de
inercia y de reproducción inimaginable,
aún dentro de un
.
14
medio colectivo como son las cooperativas de produc­
020
ción o como es una sociedad socialista.
Que si la modernización de la agricultura y la férrea
voluntad política de colectivizar el proyecto revolu­
cionario, no logran que la cooperativa de producción
dé el salto necesario para consolidarse y convertirse
en una gran producción social gestionada colectivamen­
te, corre entonces el pelig ro de desgranarse por la vía
parcelaria como sucedió en Polonia.
La experiencia de nuestra
evolución en el campo, ha
sido la de no parcelar por principio
sarios)
(salvo casos nece­
y entregar medianos lotes de tierra a grupos de
trabajadores
(Cooperativas Agrícolas Sandinistas-CAS);
y cuando tales colectivos de trabajo amenazan-con desin­
tegrarse,
recurrir a su formación como.cooperativas de
Surco Muerto, con.el objetivo de que si la cooperativa
no se consolida,
evitar de que se desgrane en parcelas
privadas.
La importancia que tiene la economía campesina en N i c a ­
ragua, así como el grado de subdesarrollo en el campo,
nos obligan a recurrir a todas las formas posibles p a ­
ra enfrentar la fuerza privada que implica el campesi­
nado, de manera que la ayuda de la revolución no forta­
lezca en ellos el proyecto de la propiedad privada.
For
mas de colectivización que no pueden de ninguna manera
agotarse en el proceso inmediato de producción
dad, gestión,
administración,
servicios,
(propie­
trabajo en ge-
15.
nera l) , sino que tienen que pasar simultanéamente al
•
*
021
proceso de reproducción y de circulación, y al proce­
so de vida en general.
Las limitaciones y dificulta­
des en el campo de la economía tienen que ser contrarrestradas dentro y fuera.de la economía.
CIERA,
1982.
V
La URSS en cifras para 1977, breve compendio estadísti­
co.
Editorial Statistika 1978.
/
2
L. I. Brezhnev, Informe del Comité Central del PCUS al
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Todos los datos sobre Polonia provienen de:
Tepicht Jersy, fíarxime et Agriculture -La Paysan-Collection Uprisme,
Arrnand Colin, Francia 1973.
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Citado por Teodor Shamin, Cooperation and Collectivizat i o n :0 the case of Eastern Europe P. Worsley (ed) Two
Blade of Grass.
Manchester University Press.
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Dharan Ghai y otros, Agrarian Systems and Rural Development: Inter­
national Labour Office, World Erployment Programme, Inglaterra, 1979-.
Cfr. Fidel Castro, discurso ante la clausura del IV Congreso de la
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