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LICEO BICENTENARIO TERESA PRATS.
DEPARTAMENTO DE HISTORIA Y CS. SOCIALES.
CUARTO MEDIO – 2011.
INSTRUCCIONES DE TRABAJO Nº 3
1- Lee atentamente los contenidos referidos a los acontecimientos más importantes que se
vivieron durante el desarrollo de la REVOLUCIÓN RUSA. Luego de ello desarrolla, en tu
cuaderno, las actividades de aplicación.
Revolución rusa de 1917
La Revolución rusa de 1917 fue un movimiento político en Rusia que culminó en 1917
con la expulsión del gobierno provisional que había reemplazado el sistema zarista, lo que llevó
finalmente al establecimiento de la Unión Soviética, que duró hasta su caída en 1991.
En la Revolución pueden distinguirse dos fases:

La primera fue la llamada Revolución de Febrero de 1917, que desplazó la autocracia
del zar Nicolás II de Rusia, el último de la historia, y tenía la intención de instalar en su
lugar una república liberal.

La segunda fase fue la Revolución de Octubre, en la que los soviets, inspirados y
dirigidos cada vez más por el Partido Bolchevique, bajo el destacado papel estratégico de
Vladimir Ilich Uliánov, conocido como Lenin, y la importante acción organizadora de
León Trotsky, encabezando el Comité Militar Revolucionario, tomaron el poder
mediante una insurrección popular armada, arrebatándolo al gobierno provisional dirigido
por Alexander Kerensky, y disolviendo el aparato gubernamental del anterior Estado
constitucional burgués, junto con sus instituciones: la gendarmería, las Fuerzas Armadas
de Rusia, la propiedad privada sobre los principales medios de producción y servicios y
más tarde la Asamblea Constituyente. Éstos fueron sustituidos a su vez por el Estado
obrero, bajo el control o dictadura del proletariado y la democracia soviética, el control
obrero de la producción, la redistribución de la tierra a los campesinos, tras la
expropiación a los terratenientes y capitalistas, la Guardia Roja y el Ejército Rojo,
organizado éste y dirigido por Trotsky. Además, se negoció la Paz de Brest-Litovsk y
concedió el derecho de autodeterminación a las nacionalidades sometidas al imperio ruso.
Esta segunda revolución se extendió por numerosísimos entornos, afectando tanto a las
ciudades como al entorno rural. Al mismo tiempo que ocurrían muy importantes sucesos
históricos en Petrogrado y Moscú, paralelamente empezó a desarrollarse un movimiento
consolidado y extendido en el campo, especialmente en las zonas más fértiles del antiguo
Imperio como el sureste de Ucrania, a medida que los agricultores fueron tomando y
redistribuyendo la tierra, y organizándose en asambleas populares y grupos armados.
1. Causas de la Revolución rusa
La Revolución rusa fue uno de los más importantes hechos ocurridos en la época
contemporánea. Su impacto fue palpable tanto en América como Europa. Aunque la Revolución
no hizo expandir el comunismo como un efecto inmediato, le dio a otros países convulsos del
tercer mundo un ejemplo a seguir. Décadas después, el modelo filosófico/gubernamental tomaría
renovada notoriedad a medida que Rusia, convertida en un estado socialista y en una
superpotencia económica y militar, se enfrentara a los Estados Unidos en la Guerra Fría.
En cualquier caso, las dos revoluciones de 1917 se dividieron en dos grandes partes: la
caída del régimen zarista (Revolución de Febrero) y la creación del primer estado socialista del
mundo (Revolución de Octubre). Las causas de estas dos revoluciones abarcan las situaciones
políticas, sociales y económicas de Rusia en la época. Políticamente, el pueblo ruso odiaba la
dictadura del zar Nicolás II. Las bajas que los rusos sufrieron durante la I Guerra Mundial
debilitaron aún más la imagen de Nicolás. Socialmente, el régimen despótico del zar había estado
oprimiendo al campesinado durante siglos. Esto provocó tensiones dentro de la clase baja rural
que desembocó en altercados. Económicamente, la inflación y el hambre por toda Rusia
contribuyeron asimismo a la revolución.
Definitivamente, una combinación de estos tres factores, combinados con el liderazgo de
Vladimir Lenin y León Trotsky, condujeron irremisiblemente a la Revolución rusa.
1.1 Causas económicas
Las causas económicas de la Revolución rusa se atribuyen en gran medida a la mala
gestión del zar, sumada a la I Guerra Mundial. Más de quince millones de hombres se unieron al
ejército, que dejó un número insuficiente de trabajadores en las fábricas y las granjas. El
resultado fue una escasez generalizada de alimentos y materias primas. Los obreros tuvieron que
soportar terribles condiciones de trabajo, incluyendo jornadas de doce a catorce horas y bajos
salarios. Se desencadenaron cuantiosas revueltas y huelgas reivindicando mejores condiciones y
mayores salarios. Aunque algunas fábricas accedieron a las peticiones para elevar los salarios, la
inflación de guerra anuló su efecto. Hubo una protesta ante la que Nicolás II respondió con
violencia (véase Causas políticas); en respuesta, los trabajadores de la industria fueron a la huelga
y paralizaron de hecho el ferrocarril y el resto de redes de transporte. Las pocas mercancías que
estaban disponibles no podían llevarse a su lugar de destino. Los precios se dispararon a medida
que los bienes esenciales eran cada vez más escasos. En 1917, el hambre amenazaba a muchas de
las grandes ciudades. El fracaso de Nicolás II en resolver los problemas económicos de su país y
la promesa del comunismo por aplacarlos compuso el núcleo de esta revolución.
1.2 Causas sociales
Las causas sociales de la Revolución tienen su origen en siglos de opresión del régimen
zarista sobre las clases bajas, además de los desmanes de Nicolás II en la I Guerra Mundial.
Aproximadamente un 85% del pueblo ruso formaba parte del campesinado, oprimido por las
clases superiores y el propio régimen. El vasallaje, asociado comúnmente con la Edad Media,
describe con precisión la situación social de la Rusia de Nicolás II: Una pequeña clase de nobles
terratenientes controlaban una vasta cantidad de siervos. En 1861, el zar Alejandro II de Rusia
emancipó a estos campesinos no por razones morales sino porque impedía el avance social de
Rusia. Sin embargo, esta nueva libertad fue de carácter limitado, dado que no tenían ninguna
tierra que cultivar. Como resultado, el gobierno elaboró nuevas leyes que les otorgaban pequeñas
parcelas que trabajar. Sin embargo, la cantidad de tierra que se les cedió fue insuficiente, con lo
que se desencadenaron enormes sublevaciones. La I Guerra Mundial sólo aumentó el caos. La
ingente demanda de producción industrial de artículos de guerra y obreros causó muchas más
insurrecciones y huelgas. Además, como se necesitaban a muchos trabajadores en las fábricas, los
campesinos emigraron a las ciudades, que pronto se vieron superpobladas, viviendo bajo
condiciones que rápidamente empeoraron. Para colmo, mientras que la cantidad de alimentos
requerida por el ejército era cada vez mayor, el abastecimiento tras el frente se empobrecía más y
más. En 1917, el hambre amenazaba a la mayoría de las grandes ciudades. La suma de todos los
factores anteriores contribuyó a un creciente descontento entre los ciudadanos rusos, que
posteriormente desembocaría en la Revolución.
1.3 Causas políticas
La faceta política de la Revolución rusa es, esencialmente, el resultante de la combinación
de los problemas sociales y económicos mencionados arriba. Desde al menos 1904, los
trabajadores de clase baja de Rusia sufrieron una calamitosa situación económica.
Muchos de ellos trabajaban once horas al día. Las condiciones de salud y seguridad en el
trabajo eran sombrías, y los salarios bajaban. Se produjeron numerosas huelgas y protestas con el
paso del tiempo. Casi todas fueron ignoradas por Nicolás II o reprimidas, en ocasiones de una
manera violenta y mortífera. El intento fracasado de conquista de Manchuria fue también muy
impopular entre el pueblo. Parte de la clase intelectual (educada en muchos casos en Occidente)
también rechazaba la autocracia zarista. En 1915, la situación se tornó crítica cuando Nicolás II
decidió tomar el control directo del ejército, supervisando personalmente el frente de guerra y
dejando a su incapaz esposa Alejandra al cargo del gobierno.
Sobre octubre de 1916, Rusia había perdido entre 1,6 y 1,8 millones de soldados, a los que
había que añadir dos millones de prisioneros de guerra y un millón de desaparecidos. Poco
ayudaron estas cifras a la moral del ejército. Empezó a haber motines, y en 1916 empezaron a
circular rumores de confraternización con el enemigo. Los soldados estaban hambrientos y faltos
de calzado, munición e incluso de armas. Se culpó a Nicolás de estas calamidades, y el pequeño
apoyo que todavía le quedaba empezó a tambalearse. A medida que este descontento general y
odio hacia Nicolás II crecían, la Duma (cámara baja del parlamento ruso representada por
terratenientes, ciudadanos, trabajadores de la industria y campesinos) emitió una advertencia al
zar en noviembre de 1916 declarando que se avecinaba el desastre sobre la nación si no se ponían
en marcha reformas constitucionales. Como era de esperar, Nicolás II hizo caso omiso. El
resultado no se demoró, y varios meses después el régimen colapsó durante la Revolución de
febrero de 1917. Un año después, el zar y su familia fueron ejecutados.
2. Revolución de Febrero
La Revolución de Febrero sobrevino casi espontáneamente cuando el pueblo de
Petrogrado protestó contra el régimen zarista por la escasez de comida en la ciudad.
Existía también un gran descontento con la participación en la Primera Guerra Mundial. A
medida que las protestas crecían, muchos políticos reformistas, (tanto liberales como de extrema
izquierda) empezaron a coordinar sus actividades. A principios de febrero las protestas se fueron
tornando violentas en cuanto los ciudadanos se sublevaron y enfrentaron a la policía y los
soldados. Cuando el grueso de los efectivos destacados en la capital se unieron a la sublevación,
ésta se convirtió en una verdadera revolución obligando a abdicar al zar previo a una transición
casi sin derramamiento de sangre.
Se constituyó un nuevo gobierno provisional, también llamado Duma, a la vez que se
planeó la convocatoria de elecciones. Entre febrero y octubre los revolucionarios intentaron
fomentar cambios más radicales, bien a través del Soviet de Petrogrado o de forma directa. En
julio, los bolcheviques de Petrogrado, en colaboración con los anarquistas, promovieron una
rebelión civil. Esta insurrección fracasó.
3. Revolución de Octubre
La Revolución de Octubre fue liderada por figuras como León Trotsky o Vladimir Lenin,
y basada en las ideas de Karl Marx. Marcó el inicio de la expansión del comunismo en el siglo
XX. Ésta fue mucho menos espontánea que la revolución de Febrero y fue resultado de planes
deliberados y actividades coordinadas desde principio a fin. La asistencia logística y financiera de
la inteligencia alemana por medio de su agente clave, Alexander Parvus, fue una pieza
fundamental.
El 7 de noviembre de 1917, los líderes bolcheviques Vladimir Lenin y León Trotsky
lideraron a los revolucionarios de izquierda en una revuelta contra el ineficaz Gobierno
Provisional (Rusia aún estaba usando el calendario juliano, de modo que las fuentes del momento
citan la fecha como 25 de octubre). La Revolución de Octubre culminó la fase revolucionaria
instigada en febrero, reemplazando el gobierno provisional, encabezado por Kerensky, por el
poder organizado y deliberativo de los soviets obreros, soldados y campesinos, verdaderos
organismos de participación política y asamblearia por parte de las clases trabajadoras de la
población. Sin embargo, aunque muchos bolcheviques (tales como León Trotsky y el propio
Lenin) apoyaban una democracia soviética, el modelo de «reformas desde arriba» y del
socialismo en un solo país ganó el definitivo poder en detrimento de la teoría de la revolución
permanente de Trotsky cuando Lenin murió y Stalin asumió el control de la URSS y del Partido
Comunista de la Unión Soviética. Trotsky y sus simpatizantes, además de otros comunistas
democráticos y anarquistas, fueron perseguidos y finalmente encarcelados o asesinados.
Después de octubre de 1917, muchos miembros del Partido Socialista Revolucionario y
Anarquistas se opusieron a los Bolcheviques a través de los soviets. Cuando esto falló,
provocaron varias revueltas en una serie de sucesos llamados la «Tercera revolución». El más
notable ejemplo fue la Rebelión de Tambov, entre 1919 y 1921, y la Rebelión de Kronstadt en
marzo de 1921. Estos movimientos, que exigían una extensa variedad de demandas y carecían de
una efectiva coordinación, fueron finalmente aplastados durante la Guerra civil.
4. La guerra civil y el comunismo de guerra
El establecimiento del nuevo régimen no fue una tarea sencilla. Rusia se vio envuelta en una guerra civil
en la que el gobierno de Lenin tuvo que defenderse de una coalición nacional e internacional
antibolchevique. En parte por necesidad, en parte por convicción ideológica, el gobierno de Lenin aplicó
una nueva política económica: el “comunismo de guerra”. En medio de la guerra civil se inició una
transformación radical de la economía y la sociedad rusas.
Inmediatamente después de llegar al poder, el gobierno comunista tuvo que hacer frente a un ataque
militar generalizado. Tres fuerzas principales se enfrentaron al gobierno de Moscú, la nueva capital del
país:



El Ejército Blanco: una abigarrada coalición de todos los opositores al bolchevismo en la que
predominaron diversos generales zaristas.
Fuerzas de la Entente (británicas, francesas, norteamericanas, japonesas) enviadas con la
esperanza de derrocar a los comunistas y conseguir que Rusia volviera a la lucha contra los
Imperios Centrales. Aunque mandaron pequeños ejércitos expedicionarios, la intervención
extranjera se basó en la ayuda a los “generales blancos”.
Fuerzas del recién creado estado polaco que se enfrentaron al nuevo estado soviético en la guerra
ruso-polaca (1918-1921).
El gobierno bolchevique tuvo que tomar medidas extraordinarias. León Trotsky se puso al frente del
Ejército Rojo, al que consiguió organizar con férrea disciplina. En adelante, el ejército y la Checa
emprendieron la destrucción sistemática del enemigo.
A la vez que en Rusia estallaba la guerra civil, la guerra mundial entraba en su última fase. Para hacer
frente al conflicto interno, Lenin tuvo que plegarse a los Imperios Centrales. En marzo de 1918, firmó la
Paz de Brest-Litovsk que certificaba la pérdida de importantes territorios del antiguo imperio zarista.
Alemania y sus aliados no pudieron disfrutar por mucho tiempo de su victoria en el frente oriental. Las
ofensivas franco-británicas y estadounidenses en el frente occidental llevaron en noviembre de 1918 a la
derrota de los Imperios Centrales.
Acabada la Gran Guerra, las fuerzas expedicionarias extranjeras enviadas a Rusia retornaron a sus
países. En adelante, el Ejército Rojo centró todas sus energías en derrotar a un Ejército Blanco,
desorganizado y minado por las divisiones internas. Finalmente, en 1921, los comunistas, que en algún
momento solo controlaron la región en torno a Moscú, pudieron proclamar su triunfo en la guerra civil. Al
año siguiente nacía la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), nuevo estado dirigido por el
Partido Comunista.
Durante la guerra, los bolcheviques aplicaron un nuevo modelo económico que surgió de las
necesidades bélicas y de sus propias convicciones ideológicas. Poco después de iniciada la Guerra Civil y
la invasión extranjera, se instauró el “comunismo de guerra” (1918-1921). En medio del marasmo
económico causado por la Primera Guerra Mundial, la Revolución y el conflicto entre “rojos” y “blancos”,
el objetivo del “comunismo de guerra” no era otro que el de asegurar que unos mínimos de producción
agrícola e industrial llegarían a las empresas y los consumidores urbanos. Se trataba, simplemente, de la
supervivencia del nuevo régimen y no de una estrategia económica deliberada. Ahora bien, el
“comunismo de guerra” no dejaba de expresar los prejuicios del bolchevismo frente a la economía de
mercado y a la propiedad privada.
En la agricultura, el “comunismo de guerra” consistió básicamente en la requisa de alimentos a los
campesinos para abastecer al Ejército Rojo y a las ciudades. El sector industrial fue nacionalizado en su
mayor parte y sometido a estrictas regulaciones por parte de organismo estatales no muy distintos de los
creados durante la Primera Guerra Mundial. La inflación se disparó espectacularmente: el nivel de precios
llegaría a ser 16.800 veces mayor que en 1914. El dinero desapareció como instrumento de los
intercambios a favor del racionamiento y el trueque.
En medio de esta situación caótica, el nuevo régimen introdujo una serie de importantes reformas sociales.
Alexandra Kollontai, Comisaria del Pueblo para la Asistencia Pública, promovió la construcción de
“palacios para la protección de la maternidad y los niños”. Entre 1918 y 1920, el gobierno de Lenin
aprobó el matrimonio civil, legalizó el divorcio y permitió la interrupción del embarazo. Kollontai
promovió la creación de una agencia, la Zhenotdel, el primer organismo gubernamental para la situación
femenina de la historia, que envió delegados a todas las regiones de Rusia explicando el nuevo orden
social. A menudo, especialmente en las zonas más atrasadas, los miembros de la agencia fueron
brutalmente asesinados por hombres indignados que se negaban a aceptar cualquier tipo de liberación de
sus mujeres e hijas.
Otro aspecto destacado de la política social comunista fue la activa campaña de alfabetización iniciada por
la Comisión Extraordinaria para la Liquidación del Analfabetismo. Para entender la labor de esta
Comisión hay que tener en cuenta que, al empezar la primera guerra mundial, sólo la mitad de los niños
entre 8 y 12 años asistían a la escuela. Este fue, sin duda, uno de los grandes logros de la revolución.
5. El nuevo estado soviético
La Rusia surgida de la guerra civil era un país destrozado y hambriento. La rebelión de los marinos,
célebres por su apoyo a los bolcheviques, de la base naval de Krondstadt en marzo de 1921 mostró a
Lenin el alcance del descontento popular. La respuesta del gobierno comunista fue un giro importante en
la política económica, la NEP. La liberalización controlada de la economía permitió la recuperación
económica.
La guerra civil había supuesto una verdadera tragedia para un país que había sufrido anteriormente una
guerra mundial y una revolución. Los efectos perniciosos del “comunismo de guerra” agravaron aún más
el coste humano y económico para el nuevo estado comunista.
Esta terrible situación interna se inscribía en un contexto internacional decepcionante para los
bolcheviques. Lenin y sus seguidores habían siempre considerado que la revolución en Rusia sólo se
salvaría si se extendía a los países más desarrollados de Europa. Sin embargo, sus sueños de una
revolución mundial se desvanecieron pronto. El fracaso de los espartaquistas en Alemania y de los
comunistas de Bela Kun en Hungría hicieron evidente en 1919 que la revolución soviética rusa debía
seguir su camino por sí misma, sin aliados externos.
El “comunismo de guerra” no desapareció totalmente cuando concluye el conflicto civil y la intervención
occidental. Sin embargo, la crisis agrícola de 1921 alcanzó una intensidad tal que hizo peligrar el apoyo de
los trabajadores industriales y los habitantes de las ciudades al bolchevismo. Un sector del campesinado
ya venía manifestando su oposición a un modelo económico de excepción que les ofrecía poco o nada a
cambio de sus productos. La repuesta de los dirigentes soviéticos consistió en una marcha atrás a favor del
mercado y de la propiedad privada. En marzo de 1921 se inició la Nueva Política Económica (NEP), que
se mantuvo en vigor hasta 1928.
Las nuevas directrices económicas autorizaban a los campesinos a vender su producción a particulares o a
organismos estatales. Se permitió también el comercio privado, por lo general al por menor. El comercio
exterior se recuperó, aunque nunca volvería a alcanzar los niveles de preguerra. La reorientación
económica alcanzó también a la moneda y las finanzas públicas. Una especie de patrón oro fue
introducido en 1922. Por su parte, la reducción del gasto estatal y el aumento de los impuestos también
contribuyeron a la estabilización de los precios. Las empresas industriales de mayores dimensiones
permanecieron en poder del Estado, pero sus directivos fueron alentados a gestionarlas siguiendo algunos
criterios típicamente capitalistas. Los principales bancos continuaron estatalizados.
Los resultados no se hicieron esperar. Los niveles de producción de los sectores agrícola e industrial eran
en 1927 o 1928 como los de preguerra. Ahora bien, pese a cierto retorno al mercado, la economía de los
años veinte era distinta a la del último zarismo. Los mecanismos mediante los cuales se efectuaba la
producción, el intercambio y la distribución presentaban importantes novedades. La sociedad era más
igualitaria. El emprendedor, grande o pequeño, individual o colectivo, había visto reducirse sus
posibilidades de influir en las actividades económicas y de beneficiarse de ellas. El Estado contaba con
mayor poder en los ámbitos político y económico. La economía había disminuido su apertura al exterior
(menos comercio y ninguna inversión extranjera). En esas condiciones, la industrialización debería
transcurrir por vías no transitadas con anterioridad.
6. La sucesión de Lenin
Tras el fracaso del “comunismo de guerra”, la NEP permitió la recuperación económica del país. Lenin,
sin embargo, no pudo verlo. Tras sufrir un atentado en 1918, su salud se deterioró rápidamente y murió en
enero de 1924. La lucha por su sucesión entre los dirigentes bolcheviques se saldó con el triunfo de Stalin.
Trotsky, su principal oponente, tuvo que abandonar el país.
Uno de los grandes problemas de cualquier dictadura es como regular la sucesión en el poder. Lenin era la
única persona cuya autoridad era unánimemente aceptada en la dirección comunista. Tras su muerte, Liev
Trotsky y Iósif Stalin, dos personajes bien diferentes, se enfrentaron por el control del partido comunista y
del estado soviético.
Trotsky (Liev Davidovich Bronstein) era un magnífico orador, un importante intelectual y un enérgico
organizador que había conseguido que el Ejército Rojo saliera victorioso en la guerra civil. Su
egocentrismo y arrogancia contrastaban con la astucia y el espíritu calculador de su rival. Stalin (Iósif
Vissarionovich Dzhugashvili) era georgiano y su oratoria en ruso, su segunda lengua, no era
especialmente brillante. Sin embargo, siempre había sido fiel a Lenin y desde 1917 se había dedicado al
trabajo organizativo en el partido. Era una labor mucho menos brillante que la de Trotsky, pero mucho
más práctica. La nueva burocracia que dominaba el estado soviético, los apparatchiks, estaba bajo su
férreo control y éste será finalmente el factor determinante que le lleve al poder.
En 1922, el diario oficial del partido, la Pravda (“Verdad”), publicaba una breve noticia anunciando el
nombramiento de Stalin como Secretario General del Partido Comunista. Ese cargo, en principio anodino
y burocrático, se convirtió en el centro del poder en la Unión Soviética hasta su disolución en 1991.
Al morir Lenin, Stalin empezó a construir una verdadera “religión” secular: el leninismo. El mejor
ejemplo del nuevo culto a Lenin fue el que la ciudad de San Petersburgo o Petrogrado cambiara su nombre
a Leningrado, la ciudad de Lenin.
Apoyándose en ese vínculo con el pasado, Stalin venció fácilmente en su pugna con Trotsky. Era mejor
organizador, más hábil en manipular la opinión, y, sobre todo, contó con el pleno apoyo del aparato del
partido. Trotsky, que había sido privado de sus cargos políticos y militares en 1925, fue finalmente
expulsado de la Unión Soviética en 1929. Para esa fecha, Stalin había establecido su dictadura.
7. La dictadura de Stalin
Stalin puso a prueba la resistencia del tejido social de la Unión Soviética. Asentado en su control del
aparato del partido comunista, lanzó al país a un proceso acelerado de industrialización y a la
colectivización forzosa de la agricultura. Los sacrificios por los que tuvo que pasar la población solo se
pudieron imponer mediante el establecimiento de una brutal dictadura totalitaria en la que todo tipo de
oposición fue eliminado.
La batalla política entre Stalin y Trotsky se había centrado en dos puntos clave. La política económica, la
NEP, la posibilidad de que el experimento soviético triunfase sin que la revolución se extendiera a los
países europeos más desarrollados.
Para Trotsky la NEP había significado un “paso atrás” en la construcción del socialismo. Mientras tanto,
Stalin se había alineado con los dirigentes más moderados del partido y había defendido la nueva política
económica lanzada por Lenin en 1921.
Tras expulsar a Trotsky del partido en 1927, Stalin cambió abruptamente de bando: la NEP estaba
superada y había que avanzar a marcha forzada hacia una sociedad comunista industrializada. Alejándose
de las teorías trostkistas de la necesidad de la “revolución mundial”, Stalin proclamó la posibilidad de
construir “el socialismo en un solo país”. Toda la maquinaria del estado y todo el pueblo soviético
tuvieron que someterse a ese objetivo.
7.1. Los planes quinquenales y la colectivización de la agricultura
Para el zarismo, industrializar Rusia había sido un objetivo deseable y a favor del cual no dejaron de
hacerse esfuerzos que obtuvieron algunos logros. En la visión de los dirigentes comunistas, influidos por
el pensamiento marxista, la industrialización revestía una mayor importancia. Les iba en ello la
supervivencia de un régimen que se enfrentaba a la hostilidad internacional y que no renunciaba a
extender el comunismo al resto del mundo. Pero resultaba que la economía soviética seguía siendo
mayoritariamente agrícola, campesina y rural.
En 1927-1928, una profunda crisis agrícola –los campesinos vendieron al Estado una cantidad muy
pequeña de alimentos- fue aprovechada por Stalin para poner fin a una NEP que no permitía el avance de
la industrialización con la rapidez deseada por el sector dominante del partido bolchevique y de la que
probablemente siempre desconfió. Se inicia así una nueva fase de la historia económica de la URSS: la
industrialización acelerada mediante la planificación central.
En esencia, el giro de la política económica soviética se plasmó en la elaboración por parte del organismo
central de planificación (Gosplan) del Primer Plan Quinquenal (1928-1932). El Plan establecía las
prioridades económicas del Estado, a cuya consecución se sometían las decisiones de empresas e
individuos. La prioridad máxima no fue otra que el rápido crecimiento de la industria productora de bienes
de capital (carbón, petróleo, hidroelectricidad, hierro, acero, maquinaria, etc.) y, en menor medida, de
armamento. Este objetivo se basó en una pieza clave: la colectivización forzada de las explotaciones
agrarias. Mediante el recurso sistemático a la violencia, la propiedad privada, a la que se hizo responsable
de los problemas de abastecimiento, desapareció del sector agrario soviético y fue sustituida por grandes
granjas estatales. Los campesinos se vieron forzados a integrarse en ellas o a emigrar a las ciudades y a lo
centros industriales emergentes. La colectivización forzosa vino acompañada de la desaparición física, del
internamiento en campos de trabajo y del exilio interior de millones de personas. Además, la
desarticulación del sistema agrario de la NEP contribuyó decisivamente a la hambruna de 1933, a causa de
la cual fallecieron millones de ciudadanos soviéticos. El sector agrario soviético se resintió durante
décadas de los defectos intrínsecos al colectivismo y de la baja prioridad asignada por los planificadores a
la producción agrícola y ganadera.
El crecimiento de la industria pesada y su redistribución espacial hacia el este resultó, sin embargo, muy
rápido. La creación de unidades productivas de enormes dimensiones frecuentemente sacrificó la
eficiencia económica en aras de la consecución de las ambiciosas cifras de producción fijadas en el Plan.
Mucho menos brillantes fueron los resultados de la industria de bienes de consumo duradero (vivienda) o
no (calzado, vestido, etc.). El desequilibrio entre la industria pesada y la ligera y el sector agrario es
coherente con el objetivo último del Plan. Éste consistió básicamente en una gigantesca transferencia de
recursos desde el consumo de la población a la inversión. El consumo per capita de la población soviética
era, especialmente en el caso del campesinado, todavía menor en 1940 que en 1928. Se favorecía así el
avance acelerado de una industrialización volcada en la producción de bienes de capital y armamento. Los
negativos efectos de este modelo de crecimiento económico sobre el bienestar de la población fueron
compensados parcialmente con el aumento del gasto social (educación, sanidad, etc.).
El Segundo Plan Quinquenal (1933-1937) estableció objetivos más realistas. La maduración de las
inversiones llevadas a cabo en los años precedentes permitió un crecimiento económico espectacular. En
1935 se abolieron las cartillas de racionamiento. A partir de 1934, el empeoramiento del clima político
internacional (ocupación japonesa de Manchuria en 1931 y ascenso al poder de Hitler en Alemania en
1933) se tradujo en una gran expansión de la industria armamentística. La imposición de la
industrialización acelerada por Stalin exigió la depuración del aparato económico bolchevique. Las
“purgas” de Stalin afectaron a buena parte de los cuadros económicos y directivos empresariales. A la
finalización del Segundo Plan Quinquenal, unos 2,7 millones de personas se encontraban en los diferentes
campos de trabajo forzado bajo control del GULAG. Se estima que su contribución, seguramente
infravalorada, equivalía al 1,2% del producto industrial.
7.2. El estalinismo: una dictadura totalitaria
Stalin no hubiera podido nunca llevar a la práctica un programa económico con tan terribles costes
sociales sin mantener un control férreo de la sociedad y el Estado Soviético.
Desde un principio, su política se basó en la aplicación del terror generalizado contra todos sus reales o
supuestos enemigos. Los “trostkistas”, los campesinos contrarios a la colectivización, los partidarios de la
NEP, en fin, cualquier persona “socialmente peligrosa” fue perseguida de forma sistemática.
Una característica específica del estalinismo es la importancia de la represión dentro del propio partido
comunista. El partido se convirtió en un instrumento absolutamente dócil a la voluntad del dictador
mediante una serie de “purgas” que acabaron con cualquier tipo de oposición al líder.
¿Por qué tuvieron lugar esas oleadas de terror arbitrario sobre el propio partido comunista? El poder en la
URSS residía en el partido comunista y este partido estaba organizado jerárquica y verticalmente. Al
frente estaba el Comité Central, subordinado al Politburó (oficina política), que, a su vez, estaba bajo la
autoridad absoluta del Secretario General, Stalin. Manteniendo el terror sobre la organización del partido,
Stalin consiguió centralizar completamente el poder en sus manos.
Las “grandes purgas”, también conocidas como los procesos de Moscú, se iniciaron en 1934, tras el
asesinato de Sergei Kirov, jefe del partido en Leningrado (San Petersburgo) y uno de los hombres de
confianza de Stalin. En los años siguientes una ola de terror barrió la URSS. El mundo asistió atónito al
espectáculo de una serie de juicios-farsa en la que muchos viejos dirigentes bolcheviques confesaban los
peores crímenes contrarrevolucionarios. Tras ser drogados, torturados e intimidados, los miembros de la
“vieja guardia bolchevique” confesaban que llevaban años conspirando contra la revolución.
Los datos son expresivos. En 1939, el 70 por ciento de los miembros del Comité Central del partido en
1934 habían sido purgados. Entre los oficiales de las fuerzas armadas, el 90 por ciento de los generales
fueron ejecutados o deportados a campos del Gulag. Para asentar su poder, Stalin destruyó una gran parte
de la dirección del partido, de la administración civil y del ejército, debilitando de forma importante al
país.
Las purgas tuvieron su colofón en el asesinato de Trotsky en México en 1940 a manos de un agente de la
NKVD, el español Ramón Mercader. Pocos años antes, durante la guerra civil española, la persecución
estalinista había llevado a la “desaparición” de Andreu Nin, líder del POUM, partido donde se agruparon
los seguidores de Trotsky en nuestro país.
La represión no afectó sólo a los miembros del partido. La sociedad soviética en su conjunto sufrió las
consecuencias de la dictadura. El año 1937 se convirtió en un siniestro símbolo del sistema de terror
estalinista. En la memoria de muchos soviéticos el “Treinta y Siete” sobresalió por la magnitud de la
represión. En la “purga” de 1937-1938, más de un millón setecientas mil personas fueron arrestadas por
acusaciones de índole política. El número de personas “purgadas” de sus cargos superó los dos millones.
Se calcula que más de 700.000 soviéticos fueron ejecutados.
Como consecuencia lógica de la concentración de poder en manos de Stalin, en la URSS se instituyó un
verdadero “culto a la personalidad” del líder. La figura de Stalin fue sometida a una continua adulación, a
una verdadera adoración, en todos los estamentos de la sociedad soviética.
7.3. Una sociedad modelada por el terror
La sociedad soviética que termina de configurarse en los años treinta fue una sociedad puesta al servicio
de los objetivos económicos del Estado y de la ideología comunista.
La población siguió siendo mayoritariamente rural. El campesinado vivía en unas condiciones muy
difíciles (solo el 10 por ciento de los koljoses, las granjas colectivas, disponían de electricidad) y, tras el
desastre de la colectivización, tuvo que soportar una fuerte presión por parte de los agentes del gobierno
para que dedicaran más esfuerzo al trabajo en los campos colectivos.
En las ciudades, la creciente clase obrera sufrió las consecuencias de la política de planificación e
industrialización forzada. Para cumplir los objetivos de los planes quinquenales, las condiciones de trabajo
se endurecieron enormemente. En muchas industrias, las jornadas de siete horas seis días a la semana se
convirtieron en jornadas de ocho horas todos los días de la semana.
Aunque la constitución de 1936 proclamaba que la URSS era una sociedad sin clases, la verdad era muy
diferente. Por encima de las clases trabajadores se situó la burocracia del partido comunista. Formada por
aproximadamente catorce millones de personas, los cargos comunistas acapararon la gestión del estado y
de la economía. Esta nueva clase social percibía sueldos de entre 4 y 20 veces superiores a los obreros y
disponía de diversos privilegios, como raciones suplementarias de alimentos obtenidos en tiendas
especiales o apartamentos más amplios que el resto de los ciudadanos soviéticos.
La burocracia obtenía estos privilegios a cambio de una sumisión absoluta a Stalin. Las “purgas” de los
años 30 probaron que nadie estaba libre de sospecha y que cualquiera estaba a merced de los aparatos de
represión.
La sociedad que surge del estalinismo retornó a los valores sociales tradicionales ensalzando las nociones
de jerarquía y autoridad. En la escuela obligatoria, pública y gratuita se fomentó el respeto a los maestros;
en la familia se reforzó la autoridad de los padres; en el ejército se ensalzaron las nociones de jerarquía,
obediencia y disciplina.
Las duras condiciones sociales y los avances en la liberación de la mujer en los años veinte provocaron un
fuerte descenso de la natalidad. La reacción de Stalin fue acabar con la legislación permisiva de los años
veinte y volver a un modelo de familia tradicional. La familia volvió a convertirse en la célula social clave
que debía inculcar a los jóvenes las ideas de disciplina y trabajo duro. En 1936 el aborto fue ilegalizado y
se pusieron más trabas al divorcio.
Finalmente, el internacionalismo revolucionario de los inicios de la revolución fue sustituido por el
patriotismo ruso. El ejército especialmente dejó de ser contemplado como el instrumento de la revolución
y se convirtió en el defensor de la patria y del régimen soviético.
8. Conclusión
A fines de los años treinta, cuando la última de las grandes purgas había llegado a su fin, la Rusia
soviética entraba en su tercera década de existencia.
La Revolución de 1917 había creado el primer sistema económico socialista basado en la planificación
central. Esta alternativa al capitalismo resultó extraordinariamente eficaz para la industrialización
acelerada de una economía agraria, como era la de la Rusia zarista.
Desde finales de los años veinte, sin reparar en costes y eliminada cualquier disidencia, el Estado soviético
se entregó a la movilización de los ingentes recursos necesarios para modernizar en breve plazo la
economía de la URSS. La política de industrialización acelerada había llevado a un rápido crecimiento del
sector secundario y nuevas ciudades industriales surgieron a lo largo del país. Los campesinos expulsados
de la tierra por la colectivización engrosaban una creciente clase obrera.
El coste social, sin embargo, había sido brutal. Millones murieron por la represión o por el hambre.
Centenares de miles, quizá millones, sufrían en los campos de concentración del Gulag.
Stalin culminó en los años treinta la construcción de una de las grandes dictaduras totalitarias del siglo
XX. Esta dictadura se estableció en un país, Rusia, con una cultura política autocrática. El absolutismo y
la tiranía habían caracterizado al Estado ruso desde su emancipación de los Mongoles en el siglo XV.
Con ese pasado histórico detrás, Lenin y el propio Trotsky demostraron muy pronto su capacidad de
suprimir brutalmente cualquier oposición a la revolución. La dictadura soviética fue la consecuencia
lógica de una teoría, la marxista, convertida por Stalin en marxismo-leninismo, que queriendo en principio
liberar a las clases más humildes de su explotación, se había transformado en la doctrina oficial de un
régimen totalitario.
El estado soviético iba a enfrentarse a principios de la década de los cuarenta a la prueba más dura de su
existencia: la agresión de la Alemania nazi. Stalin y el pueblo soviético, aliado con las potencias
democráticas anglosajonas, tuvo un papel clave en la derrota del III Reich y la Unión Soviética se
convirtió en 1945 en una de las dos grandes superpotencias mundiales. Las siguientes décadas estuvieron
marcadas por la influencia en el mundo del estado alumbrado por Lenin en 1917.
ACTIVIDADES:
1- Tabla Resumen: ordena y resume las principales causas de la Revolución Rusa.
CAUSAS
REVOLUCIÓN RUSA
ECONÓMICAS
SOCIALES
POLÍTICAS
2- Compara las Revoluciones de Febrero de 1917 y Octubre del mismo año.
REVOLUCIÓN FEBRERO 1917
REVOLUCIÓN OCTUBRE 1917
1 _______________________________
________________________________
2 _______________________________
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3 _______________________________
_________________________________
4 _______________________________
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1 _______________________________
________________________________
2 _______________________________
_________________________________
3 _______________________________
_________________________________
4 _______________________________
_________________________________
3- En el inicio de la Revolución, Rusia debió enfrentar una Guerra Civil. Identifica y
caracteriza las fuerzas militares que hacen frente al gobierno revolucionario.
A. __________________________________________________________________
____________________________________________________________________
B. __________________________________________________________________
____________________________________________________________________
C. __________________________________________________________________
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4- Explica cuál es el objetivo de la Economía de Guerra, aplicada por los Bolcheviques,
durante la guerra civil.
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5- Describe como se aplica la economía de guerra en la agricultura e industria rusa.
A.- Agricultura: ________________________________________________________
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B.- Industria: _________________________________________________________
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6- ¿Qué provoca la aplicación de la economía de guerra en Rusia?
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7- Señala las reformas sociales impulsadas en Rusia y por el gobierno de Lenin.
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8- Identifica las causas que motivan la aplicación de la Nueva Política Económica (NEP)
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____________________________________________________________________
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9- Caracteriza las medidas aplicadas por la NEP:
A __________________________________________________________________
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B __________________________________________________________________
____________________________________________________________________
C __________________________________________________________________
____________________________________________________________________
D __________________________________________________________________
____________________________________________________________________
E __________________________________________________________________
____________________________________________________________________
F __________________________________________________________________
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G __________________________________________________________________
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10- Describe los pasos seguidos por Stalin para vencer a Trotsky y convertirse en
Secretario General del Partido Comunista, luego de la muerte de Lenin.
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11- Describe los objetivos del primer y segundo Plan Quinquenal, aplicado por Stalin
A __________________________________________________________________
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____________________________________________________________________
B __________________________________________________________________
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____________________________________________________________________
12- Explica lo que sucede con el sector agrícola, luego de aplicarse el primer plan quinquenal.
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13- Caracteriza los medios y hechos con los que Stalin logra el control total de la Unión
Soviética. (Dictadura Totalitaria).
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14- Describe y caracteriza los efectos sobre la sociedad soviética, producto de la política
aplicada por Stalin.
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15- En base a la lectura de las conclusiones del documento, realiza tu propio análisis de lo
vivido por Rusia durante este periodo.
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