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SIMEL Nodo NOA
Instituto de Investigaciones
Facultad de Ciencias Económicas
Universidad Nacional de Jujuy
Jujuy – República Argentina
DOCUMENTO DE TRABAJO Nº 20
Comunidades campesinas
y economía de subsistencia.
Una mirada desde las ciencias sociales.
Gilberto Arturo Prinzio Sly
SIMEL NOA – Facultad de Ciencias Económicas - UNJu
http://www.fce.unju.edu.ar/simel
ISSN 1853-4562
2014
1
SIMEL Nodo NOA
Instituto de Investigaciones en Ciencias Económicas
Facultad de Ciencias Económicas
Universidad Nacional de Jujuy
Editor Responsable: SIMEL Nodo NOA
Otero 369
(CP 4600) San Salvador de Jujuy
Provincia de Jujuy
República Argentina
Teléfono: 54-388-422-1541
E-mail: [email protected]
Coordinadoras editoriales: Liliana Bergesio y Laura Golovanevsky
Diseño de Tapa: Lucía Scalone
ISSN 1853-4562
2014
Documento de Trabajo Nº 20 “Comunidades campesinas y economía de
subsistencia. Una mirada desde las ciencias sociales”.
Sumario:
Resumen (página 3); Introducción (página 4); Economías de alcance local (página
5); Sobre las economías de subsistencia (página 9); Desarrollo económico, bienestar
y mercado de trabajo (página 11); Consideraciones finales (página 14); Bibliografía
(página 16).
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COMUNIDADES CAMPESINAS Y ECONOMÍA DE SUBSISTENCIA.
UNA MIRADA DESDE LAS CIENCIAS SOCIALES.
Gilberto Arturo Prinzio Sly
Resumen
En este documento se aporta un enfoque sobre la economía de sociedades que son
diferentes y que por tal motivo pertenecen a estructuras políticas y socioculturales
distintas, que se encuentran en un nivel de análisis que se ubica fuera de las economías
occidentales o capitalistas, como se podría llamar a las economías formales que dominan el
mundo actual, como el planteo que aquí se desarrolla sobre grupos sociales originarios o
indígenas de América Latina.
La economía se define de diferentes maneras, pero en términos generales cuando se
habla de economía se está haciendo referencia al comportamiento y la administración de
los recursos (bienes y servicios) de individuos y sociedades. La economía como
ciencia busca entender el comportamiento y la distribución de tales recursos en el orden de
plantear sistemas económicos, con los cuales poder determinar costumbres y
procedimientos que permitan a individuos y sociedades intercambiar y manejar esos
recursos.
Los campesinos o miembros de aquellas comunidades, o sociedades más sencillas,
entienden la economía como aquellos medios y espacios necesarios para sentirse bien, lo
que de manera muy simple pero profunda revela el propósito fundamental detrás de la
economía. En ese orden y al contrario de lo que se piensa, la economía no solo se entiende
con el dinero, los recursos son también conocimiento, diversión, tiempo, salud, etc.
Las culturas y los grupos humanos que adhieren a esos modos y formas diferentes
son una realidad que no pudo ser cambiada hasta el presente, a pesar de que muchos de
ellos desaparecieron. Mientras esa realidad siga existiendo, los grupos sociales diferentes y
sus particulares sistemas de organización social, política, lenguajes, salud, educación,
religión y economía, seguirán reproduciendo sus culturas y sus propios modos de vida en
el mundo.
Palabras clave: Campesinos, Comunidad, Subsistencia, Economía
Una versión preliminar de este escrito fue presentada como trabajo final del Seminario Economía Regional,
dictado por los Dres. Laura Golovanevsky y Jorge Paz, en el marco del Doctorado en Ciencias Sociales de la
Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales, Universidad Nacional de Jujuy (marzo de 2014).
Gilberto Arturo Prinzio Sly es Licenciado en Antropología (UNSa), Especialista en Derechos Humanos
(UNSa) y Doctorando en Ciencias Sociales (UNJu). Docente de las Carreras de Antropología y de Educador
Sanitario (UNSa). Investigador CIUNSa. Consultor Individual en la Secretaria de Política Ambiental de
Salta. Evaluador sociocultural en la Municipalidad de la Ciudad de Salta. Perito Antropólogo de la Corte de
Justicia de Salta y de la Cámara Federal de Apelaciones (Salta).
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COMUNIDADES CAMPESINAS Y ECONOMÍA DE SUBSISTENCIA.
UNA MIRADA DESDE LAS CIENCIAS SOCIALES.
Gilberto Arturo Prinzio Sly
Introducción
La idea de este ensayo es tratar de realizar un enfoque sobre la economía de
sociedades que son diferentes y que por tal motivo pertenecen a estructuras políticas y
socioculturales distintas, que se encuentran en un nivel de análisis que se ubica fuera de las
economías occidentales o capitalistas, como se podría llamar a las economías formales que
dominan el mundo actual, como el planteo que aquí se desarrolla sobre grupos sociales
originarios o indígenas de América Latina.
Para estos casos, desde las ciencias sociales como la Antropología, resulta un tanto
difícil producir un análisis recurriendo a la ciencia económica propiamente dicha, ya que
existe una serie de parámetros que estudian y codifican todos los movimientos económicos
de sociedades occidentales, que no se pueden aplicar a aquellas economías de tipo sencillas
como las que practican diversos grupos humanos que se reconocen y son reconocidos
como campesinos y/o indígenas.
Puede ser, que a veces intervenga en este tipo de sociedades y economías sencillas
el mecanismo del intercambio o trueque, lo que las hace más particulares todavía en su
perspectiva de estudio, aunque el uso de la moneda corriente del mundo moderno se
alterna con tipos de intercambios que se realizan entre grupos de puesteros y comerciantes
que conforman diversos mercados no occidentales.
Puestos de ventas indígenas en poblaciones de El Alto y La Paz, en Bolivia (Fotos de archivo).
El aporte del módulo de “Economía Regional”, en el marco del Doctorado en
Ciencias Sociales (UNJu), ha sido importante en el sentido de que puso en discusión la
visión de la economía clásica y sus diferentes autores, sumando diversos análisis que
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resultan propicios para comparar las cosmovisiones que se presentan desde sociedades que
piensan, viven y se reproducen de forma diferente, simplemente porque sus tradiciones
económicas y socioculturales han avanzado en distintos sentidos, pasando por estadios
donde la valoración de sus producciones han alcanzado particulares niveles de
consideración.
Dentro de este tipo de sociedades o comunidades, se puede visualizar a los grupos
sociales étnicos u originarios, como también a grupos criollos que procuran su subsistencia
a través de actividades relacionadas con el campo que se vinculan con la agricultura, la
ganadería y la posteior venta o intercambio de sus productos en sitios destinados a tales
efectos como lo es una plaza de mercado.
En este sentido, el economista y antropólogo Karl Polanyi, opina:
“Un pensador de la talla de Adam Smith sugirió que la división del trabajo en la sociedad dependía
de la existencia de mercados, o de “la propensión del hombre a intercambiar una cosa por otra”. Esta frase
generaría más tarde el concepto del “Hombre Económico”. A posteriori podemos decir que ninguna mala
apreciación del pasado resultó resultó jamás tan profética del futuro. Porque hasta la época de Smith, esa
propensión no había aparecido en una escala considerable en la vida de ninguna comunidad conocida, y en el
mejor de los casos había sido un aspecto subordinado de la vida económica; pero 100 años más tarde estaba
en su apogeo un sistema industrial en la mayor parte del planeta, lo que en la práctica y en la teoría implicaba
que la humanidad se veía arrastrada por esa propensión particular en todas las actividades económicas, si no
es que también en sus aspiraciones políticas, intelectuales y espirituales” (Polanyi, 1992.Ob. Cit.:54).
Al utilizar la palabra mercado, se corre a menudo el riesgo de malinterpretar la
acepción, ya que muchas veces se generaliza en ella a diferentes tipos de instituciones que
en realidad no representan la misma cosa. Por otro lado, no se trata sólo del lugar de
intercambios de productos, el mercado es sobre todo e históriamente el lugar privilegiado
donde se cruzan y confrontan culturas, hábitos y lenguas diferentes.
Al suponer que en cada mercado existe un ordenamiento relacionado con el sistema
moderno del mercado creador de precios, se puede aplicar en forma incorrecta la teoría
económica, ya que se encuentran diversas sociedades históricas y primitivas que poseen
alguna forma de mercado que no coincide con lo que define una economía moderna de
mercado. Los economistas formalistas consideran al mercado una institución con leyes
propias y estructura de análisis, pero para los antropólogos e historiadores suele ser un
lugar de reunión para intercambio de productos, tal como se lo define desde la teoría
sustantivista.
Economías de alcance local
Tal vez se podría decir de que estas economías sencillas o de subsistencia son sólo
tipos locales y que no están en la cosmovisión de un mundo globalizado que utiliza de
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manera permenente y cotidiana, una economía de tipo convencional y estandarizada, tal el
caso de comunidades campesinas de América Latina aquí enfocadas, constituidas
mayoritariamente por grupos étnicos u originarios.
Su alcance se supedita a contextos reducidos, reproduciendo de manera cotidiana
una práctica económica de tipo ancestral que se encuentra arraigada de forma muy
profunda y sostenida por una tradición que fue pasando de generación en generación y
conservando a través del tiempo aquellos modelos primigenios de esas reproducciones
socioculturales.
Muchas sociedades constituyen un circuito económico de subsistencia que se ha
consolidado como muy estable, por ello se mantienen a través del tiempo y pueden seguir
aún en la actualidad con esas estrategias económicas que hace muchos años atrás les diera
resultado a sus ancestros, además de sostener sus identidades y modos de vidas
tradicionales como particulares, desarrollando en sus generaciones venideras arraigados
sentimientos, como formas de ver y ser en el mundo en que habitan.
Parentesco, compadrazgo y comunidad son la base de la organización local donde
los emprendimientos son hechos por parientes que comparten un territorio. El
compadrazgo permite formar alianzas a cortos plazos y es más flexible que el parentesco,
sobre todo permite extender las relaciones fuera de la comunidad. El parentesco y
compadrazgo reciben alta estima en contraste con la relación entre amigos, si se lo mide en
la importancia que se considera.
Campesinos peruanos trabajando en el campo y en la feria con la venta de sus productos (Fotos de archivo).
La organización dominante sigue siendo la comunidad, que se organiza alrededor
de la ocupación de un determinado territorio con sus autoridades, que hoy en día ocupan
formalmente carteras sindicales, pero que de hecho tienen la función de representar a la
comunidad en ritos y ceremonias, frente a deidades y autoridades del Estado. Por ello los
atributos de idoneidad para un dirigente son los antecedentes de los cargos ocupados en la
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jerarquía comunal ascendente y los turnos realizados entre estancias y familias, más que la
calidad de función en la sociedad nacional.
La mano de obra es el recurso imprescindible para poder sobrevivir en la
comunidad, las familias precisan del apoyo mutuo en ciertos trabajos (preparación de la
tierra, cosecha de los tubérculos o el pastoreo de animales). El trabajo suele organizarse
bajo las normas de la comunidad, preferentemente basado en las relaciones estrechas entre
parientes (Schulte-1999). Los Aynis, mink´as y otros arreglos (ayni: ayuda mutua- mink´a:
ayuda retribuida en producto o dinero, ambas se realizan en un contexto ritual y festivo)
para conseguir mano de obra, siguen siendo de gran importancia.
El acceso a la mano de obra no se logra mediante el dinero, que es un bien escaso
para cualquiera, y que no regula ni el acceso a la tierra ni las relaciones laborales en la
comunidad. Las normas comunales exigen que un miembro tenga su grupo informal de
ayuda mutua, que se observen ciertos ritos al pedir ayuda y que remunere mediante la
invitación a una buena comida, a mascar coca, fumar cigarrillos y el regalo de una parte de
la cosecha para quienes lo ayudan. La base para que las relaciones económicas puedan ser
posibles suelen ser el parentesco y el compadrazgo.
Las herramientas y los insumos son producidos en la región, las semillas son
apartadas de la cosecha e intercambiadas entre las comunidades, el abono proviene de
ovejas que casi exclusivamente se crían con esta finalidad, o también de alpacas. Las
herramientas se construyen en la región y los animales de trabajo también se crían con el
forraje del lugar, es decir que la producción agrícola y la ganadera se apoyan en la
tecnología local y no dependen de recursos externos, así el dinero no interviene en el
proceso. Esta economía logra rendimientos por superficie, comparativamente altos y
estables gracias a una excelente adaptación a las condiciones específicas de la región.
La ayuda mutua, el trueque y la redistribución permiten el abastecimiento seguro aunque en nivel cuantitativamente menor- de las familias, con alimentos, herramientas,
viviendas y servicios básicos. Sin embargo, el ingreso proveniente de la producción no es
suficiente para cubrir las necesidades cuya satisfacción requiere de dinero, por esta razón
se busca ingresos adicionales en actividades como el trabajo asalariado, el pequeño
comercio o las changas ocasionales, las que sirven para mantener una relación con la
economía occidental o capitalista.
El dinero es un bien escaso para las comunidades campesinas de regiones andinas y
otros sistemas ecológicos que se necesita cada vez más, por ello desde hace un tiempo atrás
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existen importantes vínculos entre la economía regional, la economía nacional, la
latinoamericana y la mundial.
La vida en las comunidades se apoya en la tierra, el trabajo propio con la ayuda
mutua y el intercambio no monetario de los productos de las regiones. La producción e
intercambio de bienes son organizados en las estructuras de parentesco, en las de
compadrazgos y comunitarias. La relación con el mundo externo y con el mercado es
instrumentalizada para fortalecer la economía local, así varios de los productos comprados
como alcohol, coca y cigarrillos, tienen una función importante en los ritos y las relaciones
sociales.
El trabajo asalariado permite comprar lo indispensable y lo que da prestigio: los
alimentos y bebidas de procedencia industrial, pero el ingreso monetario no se utiliza como
capital económico, sino frecuentemente se invierte en fiestas y cargos para ser reconocidos
como gente de bienestar, en definitiva el mercado está al servicio de la subsistencia. La
sociedad y la economía regional se caracterizan por mantener normas y reglas propias que
utiliza la economía de mercado, pero que no forman parte de ella.
Se puede decir que un sistema económico es de subsistencia porque puede proveer
de seguridad alimentaria y de la satisfacción de otras necesidades básicas materiales como
ropa, vivienda, obligaciones sociales, educación para los hijos y ritos ceremoniales.
Sin embargo, la producción local no alcanza o no es suficiente para poder cubrir las
necesidades de los nuevos productos y servicios para una población en crecimiento, por lo
tanto se acude a la economía de mercado para complementar los ingresos, pero bajo las
reglas de la economía de subsistencia.
La finalidad del sistema de economía de subsistencia no es entrar en un circuito de
acumulación de bienes, ya que dentro del sistema nadie puede ser empresario ni pequeño
empresario, pocos lo desean ser, ya que prevalece el perfil y la actitud ancestral de
producir sólo para satisfacer necesidades básicas.
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Plaza de mercado, Santa Fe-Colombia. Ganadería pastizales naturales, Formosa-Arg. (Fotos de archivo).
La economía de subsistencia garantiza una seguridad básica y proporciona ingresos
adicionales a través de sus vínculos con el mercado. Si bien el mercado en lugares como
Bolivia no es libre y mucho menos social, ofrece posibilidades para complementar las
limitaciones productivas de la economía de reciprocidad.
La economía de mercado es un elemento esencial de la economía regional del
noroeste argentino y de muchas regiones de Latinoamérica desde hace mucho tiempo, es
imprescindible para el bienestar de la gente en general, entonces se debe intentar y se
podría lograr un tipo de complementariedad entre los sistemas económicos de subsistencia
y el de mercado.
Sobre las economías de subsistencia
La economía de subsistencia se basa en la agricultura y/o en la ganadería con
explotaciones, generalmente familiares, que sólo alcanza para la alimentación y vestido de
la propia familia o grupo social, en la que no se producen excedentes que permitan el
comercio (si se los produce son escasos) y se destinan de forma inmediata al trueque con
otras familias o grupos sociales.
El análisis de economías campesinas de subsistencia combina el esfuerzo laboral
medido en días hombre (jornales), dedicados a una actividad durante un año o estación con
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rentabilidad en términos de valor agregado, con la producción derivada de dicha actividad
medida a precios locales de mercado.
Las economías campesinas de subsistencia son un complejo variable de cultura a
cultura, de año a año y aún de una estación hacia otra. Estas economías combinan
actividades productivas (agricultura y cría) con actividades extractivas (aserrío, leñateo,
caza, pesca, recolección de frutos, semillas, fibras silvestres, hierbas y otros productos no
cultivados, minería de aluviones auríferos, etc.) con trabajo remunerado ya sea en dinero
(jornaleo) o como canje por vivienda, por acceso a tierra de cultivo o por producción
agrícola o pecuaria.
Guatemala: agricultor subsistencia-cosecha afectada - Colombia: Campesino cosechando (Fotos archivo).
En todas las economías campesinas se dan actividades artesanales de manufactura
como: tejidos, cerámica, talla de madera, etc. para producir enseres, utensilios y
herramientas para autoconsumo, trueque y el comercio. Igualmente, en todas las economías
de subsistencia se busca una comercialización de los excedentes de las diversas
actividades.
En referencia a estas economías, el economista ruso A. Chayanov dice:
“La primera característica fundamental de la economía del campesino consiste en que es una
economía familiar. Toda su organización está determinada por la composición de la familia del campesino,
el número de miembros que integra, su coordinación, sus demandas de consumo, y el número de
trabajadores con que cuenta. Esto explica por qué la concepción de beneficio en la economía del campesino
difiere de la que tiene en la economía capitalista, y por qué la concepción capitalista del beneficio no puede
ser aplicada a la economía del campesino. El beneficio capitalista es un beneficio neto calculado
sustrayendo todos los gastos de producción del resultado total. El cálculo del beneficio en este sistema es
inaplicable a la economía del campesino, a causa de que, en esta última, los elementos que entran en los
gastos de producción están expresados en unidades que no tienen correlación con los de la economía
capitalista” (Chayanov, A., en Wolf, Eric, 1975:25, Ob. cit.).
El vector de composición de las actividades de una economía campesina puede
cambiar en el corto plazo y en general está sujeto a ciclos, mediados por los pulsos intraanuales del clima (temperatura, lluvias, vientos) que definen la fenología (germinación,
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floración, fructificación, defoliación, etc.) de las plantas silvestres y de cultivo, y en menor
grado las de producción animal (nacimiento, crecimiento y reproducción).
El economista inglés David Ricardo, consideró que el valor de cambio de las
mercancías venía determinado por la cantidad de trabajo necesaria para su producción, que
Adam Smith consideró exacto en sociedades primitivas pero no en aquellas en donde la
producción de bienes requería a su vez capital y trabajo.
La postura de estos dos importantes pensadores económicos no coincide entre sí, en
el punto donde aparece el trabajo asalariado como un complemento más para una
economía de subsistencia. En ese sentido, se podría considerar que el trabajo al que
recurren los agricultores de subsistencia para complementar esa economía es sólo por
alguna temporada y que no funciona como una práctica permanente, el capital al que
recurren es sólo para adquirir elementos necesarios para reciclar su modelo cultural de
reproducción económica y no para realizar una real acumulación que les permita crecer y
mantenerse acorde a una economía de tipo capitalista.
Así, Polanyi aporta que:
“La relación entre la economía formal y la actividad económica humana es, en efecto, contingente.
Fuera de un sistema de mercados creadores de precios el análisis económico pierde buena parte de su
importancia como método de investigación de los mecanismos económicos, Un ejemplo claro lo tenemos en
las economías planificadas centralmente, que se basan en precios no determinados por el mercado”
(Polanyi, K., Ob. Cit.1976: 293).
Desarrollo económico, bienestar y mercado de trabajo
Hablar de cómo y cuándo se desarrolla económicamente un grupo social es tener en
cuenta una serie de situaciones que se van dando para lograr ese estado, que muchas veces
depende de su grado de relacionamiento para la consecución de sus alimentos y bienes
materiales. La visión de “desarrollo” es muy particular en numerosas comunidades que no
responden a la economía occidental, por lo que no puede abordarse este concepto desde
una idea general o un modelo que puede adoptar el mundo actual.
Para muchas comunidades campesinas u originarias desarrollarse puede ser llegar a
un nivel de satisfacción de sus necesidades primordiales, como colmar expectativas de
alimentos, vestimentas, atención de salud, crear las condiciones suficientes para reciclar
sus cosechas, ganados y expectativas de trabajo diario.
Estas sociedades no consideran el desarrollo como aquella acción ilimitada de
acumulación de bienes y capitales, en donde el crecimiento depende de la consecución de
más tecnología, obtención de créditos, sistemas de financiación y la inserción plena en un
tipo de economía más compleja y organizada.
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Vistas de agricultura familiar en Jujuy, Argentina (Fotos de archivo).
El bienestar de estos grupos humanos depende, en gran medida, de cuáles son los
elementos que se consideran necesarios para la viabilización cotidiana de sus comunidades,
en la obtención de los productos claves para su reproducción tanto económica, como social
y cultural. El “estar bien” significa entonces poder completar sus ciclos de actividades
anuales, que les proveen de lo esencial para su subsistencia, la idea de la acumulación
material de bienes y dinero no está presente en su visión económica del mundo.
Este bienestar del grupo redundará en muchas otras situaciones que los coloca en
un estado de equilibrio y que tiene que ver con seguir produciendo en un lugar y períodos
de tiempo determinados. Esto se refleja claramente cuando los grupos sociales, criollos u
originarios, pueden mantener su residencia y no se ven obligados a migrar hacia otras
regiones para reproducirse dentro de las tradiciones económicas, sociales y culturales que
los caracterizan.
El nivel de vida que requiere una escala para considerar que estamos frente a una
situación de pobreza, seguramente varía cuando se trata de analizar o mirar las sociedades
no capitalistas como pueden ser las originarias o campesinas. Hay muchos grupos sociales
que no tienen los bienes y los valores que caracterizan a las sociedades occidentales de
consumo. Tal vez, porque no los necesitan para desarrollarse en su vida cotidiana, donde la
satisfacción de sus necesidades sólo se ajusta a la reproducción de sus costumbres y
tradiciones ancestrales, sin llegar a comprometerse con el uso de bienes que son
considerados importantes en una sociedad de consumo más compleja, pero que para ellos
sólo significan productos que pertenecen a una necesidad extraña a su cotidiano.
De ello resulta que lo que para algunos puede ser un estado de pobreza, para otros
es una parte de su realidad diaria, ya que no necesitan la incorporación de elementos
materiales occidentales que consideran no son de vital importancia para su estructura
económica y sociocultural.
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De esta manera, la desigualdad que se pretende analizar donde existen estas
sociedades diferentes a las del mundo occidental puede resultar no ser tal, ya que los
valores que rigen sus comportamientos cotidianos son distintos. Las oportunidades son
diferentes cuando los objetivos que se buscan conseguir están definidos por otro tipo de
intereses.
La situación cambia en realidad, cuando los grupos económicos poderosos del
mundo occidental logran intervenir rompiendo el equilibrio de reproducción económica y
sociocultural de las sociedades de subsistencia, situación que ocurre cuando son
desplazadas de sus territorios y ámbitos cotidianos por la aparición de inversiones
capitalistas que los privan de sus tierras y por lo tanto de sus recursos naturales,
obligándoles en consecuencia a la pérdida de los elementos cotidianos que sostienen sus
tradiciones y costumbres ancestrales, que son en definitiva el soporte identitario de sus
propias culturas.
Entonces, se podría decir que se está frente a una situación de desigualdad
económica y sociocultural, porque se produce una expropiación de tierras y una
descontextualización de sus espacios cotidianos, provocando un profundo daño a esas
culturas al ponerlas en inferioridad de condiciones.
Aquí se desploma el mercado de trabajo de estas sociedades diferentes, porque
desaparece aquella relación de producción y venta propia, acabando con sus estrategias
sociales y económicas. La creación de sus recursos económicos depende de las
oportunidades para intercambiar o vender sus productos por otros tantos que necesitan,
deja de funcionar la retroalimentación que se produce entre el trabajo-esfuerzo puesto en la
producción campesina, como también los lugares y puestos de venta que conforman su
particular mercado de trabajo.
Mercados campesinos en localidades de Perú y Bolivia (Fotos de archivo).
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Polanyi define el mercado campesino de la siguiente forma:
“Para el economista el mercado es una institución con leyes propias sobre las cuales se ha
construido una sólida estructura analítica. Para el historiador y el antropólogo, el mercado suele ser un
lugar de reunión para el intercambio de productos de unas manos a otras, lugar que no tiene por qué ser la
base de la teoría económica que los economistas han creado. Existe el peligro de que, al adoptar los
términos corrientes de la teoría económica, las implicaciones peor entendidas que los economistas atribuyen
a estos términos se introduzcan en la descripción de sociedades diferentes de la nuestra y, por consiguiente,
la utilización inadecuada de los términos de la teoría económica oculte al investigador los verdaderos
mecanismos institucionales de la sociedad que está analizando” (Polanyi, 1976. Ob. Cit.:405).
Consideraciones finales
La economía se define de diferentes maneras, pero en términos generales cuando se
habla de economía se está haciendo referencia al comportamiento y la administración de
los recursos (bienes y servicios) de individuos y sociedades. La economía como
ciencia busca entender el comportamiento y la distribución de tales recursos en el orden de
plantear sistemas
económicos, con
los
cuales
poder determinar
costumbres
y
procedimientos que permitan a individuos y sociedades intercambiar y manejar esos
recursos.
Los campesinos o miembros de aquellas comunidades, o sociedades más sencillas,
entienden la economía como aquellos medios y espacios necesarios para sentirse bien, lo
que de manera muy simple pero profunda revela el propósito fundamental detrás de la
economía. En ese orden y al contrario de lo que se piensa, la economía no solo se entiende
con el dinero, los recursos son también conocimiento, diversión, tiempo, salud, etc.
El dinero es solo uno de los innumerables recursos que la economía estudia y aun
así, se cree que el dinero es el único recurso económico y por lo tanto se olvida incluir en
las contabilidades el valor del bienestar humano cotidiano.
Las comunidades con
economías no capitalistas, o sencillas, se pueden incluir dentro de esta línea de
pensamiento del valor del bienestar, ya que se inscriben como economías sencillas que sólo
pretenden entender y ocuparse de la subsistencia de los grupos sociales campesinos,
rurales, suburbanos u originarios.
Estos grupos viven apartados de los grandes mercados y sistemas que producen
capitales de acumulación y producción a grandes escalas, planteando estrategias de
intercambios de productos y de trabajos, en muchos casos usando y recurriendo a la
reciprocidad comunal como un método de apoyo permanente en sus vidas cotidianas, visto
desde la visión capitalista, como una manera informal de intercambio de bienes y de
trabajo.
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La idea de si estas comunidades pueden integrarse a la vida global, que ofrece el
llamado mundo occidental y el capitalismo, sin perder su identidad, es reformulada por
muchos pensadores de la economía y de las ciencias sociales, pero lo cierto es que su
manera de integrarse hasta hoy en día ha sido sólo en los casos que se necesita reciclar la
actividad a través del uso de dinero, que utilizan de forma ocasional y medida, sin
convertirlo en elemento esencial en su estructura económica de subsistencia diaria.
De igual forma, las comunidades con economías de subsistencia realizan algunas
ventas por dinero o mercaderías varias, a pequeños empresarios que se encargan de llevar
la producción campesina hasta los puestos de ventas en las grandes ciudades. Así también,
los campesinos realizan ferias en las ciudades en determinadas épocas del año, para ofrecer
sus productos y derivados, tal vez es esta la forma que eligen para complementarse con el
mundo global, ya que si lo hacen de manera continua corren el riesgo de abandonar sus
prácticas de trabajo cotidiano y dejar atrás esos lazos de pertenencia identitaria que tienen
con sus culturas ancestrales.
Igualmente, el mundo propone una diversidad sociocultural a través de sus
sociedades y grupos humanos diferentes, diversidad que debe ser respetada aún por los más
acérrimos partidarios de un mundo globalizado y uniforme, donde se pretende imponer un
paradigma universal por sobre la existencia de los diferentes modos y formas de mirar y
hacer en el mundo.
A
Agricultura comunitaria familiar en Perú y en Puerto Rico (Fotos de archivo).
Las culturas y los grupos humanos que adhieren a esos modos y formas diferentes
son una realidad que no pudo ser cambiada hasta el presente, a pesar de que muchos de
ellos desaparecieron. Mientras esa realidad siga existiendo, los grupos sociales diferentes y
sus particulares sistemas de organización social, política, lenguajes, salud, educación,
religión y economía, seguirán reproduciendo sus culturas y sus propios modos de vida en
el mundo.
15
Bibliografía
CHAYÁNOV, Aleksandr (1985). La Organización de la Unidad Económica Campesina.
Buenos Aires: Ediciones Nueva Visión.
POLANYI, Karl (1976). Comercio y mercado en los imperios antiguos. Barcelona: Ed.
Labor Universitaria.
POLANYI, Karl (1992). La gran transformación. Los orígenes políticos y económicos de
nuestro tiempo. México: Fondo de Cultura Económica.
REGISTROS FOTOGRÁFICOS (2013). Las fotografías presentadas en este trabajo
monográfico se seleccionaron del archivo de la cátedra Relaciones Interétnicas.
UNSa, Salta.
RICARDO, David (1993). Principios de economía política y tributación. Colombia: Fondo
de Cultura Económica.
SCHULTE, Michael (1999). Llameros y caseros. La economía regional kallawaya. La
Paz: Ed. PIEB.
SMITH, Adam (2011). La riqueza de las naciones. Barcelona: Alianza Editorial.
WOLF, Eric (1975). Los campesinos. Barcelona: Editorial Labor universitaria.
Para citar este texto:
PRINZIO SLY, Gilberto Arturo (2014) Comunidades campesinas y economía de
subsistencia. Una mirada desde las ciencias sociales. Documento de Trabajo Nº 20. San
Salvador de Jujuy: SIMEL Nodo NOA/FCE/UNJu; en: www.fce.unju.edu.ar/simel
16
Documentos anteriores de la serie “Documentos de Trabajo SIMEL Nodo NOA”
Nº 1: BERGESIO, Liliana (2010) Antropología y Economía. Encuentros y distanciamientos
a partir de la obra de Pierre Bourdieu.
Nº 2: GOLOVANEVSKY, Laura (2010) Algunos debates de la sociología contemporánea
en “La metamorfosis de la cuestión social. Una crónica del salariado” de Robert Castel.
Nº 3: LÓNDERO, María Eugenia y CABRERA, César (2010) Regulación de la actividad
turística en la República Argentina y la Provincia de Jujuy.
Nº 4: GOLOVANEVSKY, Laura (2010) Breve historia de la economía andina. Principales
temas y debates teóricos.
Nº 5: BERGESIO, Liliana (2010) Historias debidas. Instancias personales y afectivas del
trabajo de campo como vías para el conocimiento.
Nº 6: GOLOVANEVSKY, Laura (2011) La economía de la papa andina. Principales
debates teóricos.
Nº 7: BERGESIO, Liliana (2011) Las tecnologías rurales andinas de América Latina desde
los estudios de la Filosofía de la Cultura.
Nº 8: CARRILLO, Ivone, COLQUE, Fernanda y LÓNDERO, María Eugenia (2011)
Generación de riqueza en la Quebrada de Humahuaca (Jujuy-Argentina). Un análisis de los
problemas fundamentales de la economía.
Nº 9: CABRERA, Raúl Hernán (2011) Superficie implantada y mano de obra en el sector
tabacalero de la Provincia de Jujuy. Avances y retrocesos de la frontera de posibilidades de
producción agrícola.
Nº 10: BERGESIO, Liliana y GOLOVANEVSKY, Laura (2011) La agroindustria rural en
la economía andina. Principales debates teóricos.
Nº 11: CABRERA, César (2012) Instrumental aplicable al estudio del sector agropecuario
de la Provincia de Jujuy.
Nº 12: GUZMAN, Gustavo Damián Fernando (2012) Juventud: origen, visiones y debates
en torno a su definición.
Nº 13: GOLOVANEVSKY, Laura (2012) Individualismo metodológico, racionalidad y
economía.
Nº 14: BERGESIO, Liliana (2012) Malabaristas en la crisis. Las organizaciones no
gubernamentales de la provincia de Jujuy en la década de 1990.
Nº 15: SCALONE, Lucía (2013) Imágenes del trabajo y el trabajador. Aproximaciones al
análisis de contenido de la propaganda oficial en Jujuy.
17
Nº 16: GONZÁLEZ, Natividad y LÓNDERO, María Eugenia (2013) Análisis de incentivos
para la economía de la puna jujeña.
Nº 17: MONTIAL BERGESIO, Lara (2013) Pobreza en Jujuy – Entrevistas.
Nº 18: GOLOVANEVSKY, Laura (2013) Reflexiones sobre El trabajo. Un valor en peligro
de extinción de Dominique Méda (Gedisa, 1998).
Nº 19: GARCÍA VARGAS, Alejandra (2014) Narrativas identitarias, trayectorias laborales
y memoria política: Entrevista a un ex trabajador de Altos Hornos Zapla durante la huelga
de hambre de 2011 (Jujuy).
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