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ARTICULO
DESARROLLO TERRITORIAL EN LA ECONOMIA
GLOBAL DE APRENDIZAJE:
EL DESAFIO PARA LOS PAISES EN DESARROLLO1,2
Michael Storper*
1. ECONOMIAS TERRITORIALES
EN UNA ECONOMIA GLOBAL: ¿QUE
POSIBILIDADES PARA LOS PAISES DE
INGRESO MEDIO Y SUS REGIONES?
uera de los cuatro "dragones" del sudeste asiático
hay una frustración ampliamente difundida, si no
desesperación, respecto de las posibilidades para
el desarrollo económico en los países de ingreso
medio (3). La década de los años ochenta fue, en general, más bien mala para muchas economías territoriales
—países y regiones—caracterizadas por el estancamiento
o la declinación de la producción y del ingreso real, y
por oportunidades de empleo severamente inadecuadas. Enfrentados a esta realidad, los analistas académicos se aunaron en tres grupos principales. La mayoría de los economistas ortodoxos atribuyó el problema a
los mismos países y regiones, argumentando que los
excesos del pasado (endeudamiento, ineficiencia del
Estado, inflación) fueron los responsables. Gran parte
de la izquierda académica afirmó que los problemas
se debieron a una estructura de tipo más alto, una de
"capitalismo global" que cambió las reglas para dichos
lugares (especialmente reglas financieras, vía crisis de
la deuda, y reglas de producción, vía integración creciente de las cadenas de producción global), forzandolos a abandonar estrategias de planificación económica
nacional y de polos de crecimiento adoptadas en los
*
años cincuenta-setenta. Un tercer grupo, menos coherente, empezó a buscar en el “nivel medio” de la organización económica y social de distintos países factores
tales como tecnología, instituciones y políticas, como
explicaciones de por qué había tales márgenes amplios
de variación en el desarrollo económico entre estos
lugares en los años ochenta, sobre todo con su capacidad para maniobrar en la economía global.
Este trabajo se ubica principalmente en el último grupo.
Esta perspectiva de ninguna manera niega el papel que
desempeñan las reglas globales en la definición de
posibilidades, como fue descrito por el segundo grupo,
pero intenta averiguar por qué estas posibilidades condujeron a realidades de desarrollo distintas de aquellas
de Brasil y Taiwán, de Corea y Argentina. Trataré de
describir el cambio en las reglas globales del juego
para el desarrollo de las economías de ingreso medio a
comienzos de los años ochenta, para luego reflexionar
acerca de lo que ocurre en las economías territoriales
que pueda afectar su comportamiento dentro de estas
reglas globales en los años noventa.
El razonamiento respecto del sistema global de restricciones y oportunidades es ampliamente conocido. Alrededor de comienzos de los años setenta las condiciones que permitieron a muchos Estados-nación de países en vía de desarrollo abocarse a la planificación
económica nacional, con su variante regional de polos
de crecimiento, esencialmente se disolvieron. Estos
Michael Storper, Profesor el Regional and International Development UCLA. Los Angeles, California, USA.
Revista EURE (Vol. XXI, Nº 60), pp. 7-24, Santiago de Chile, agosto 1994
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MICHAEL STORPER
cambios tuvieron que ver con muchos factores, pero
nuestro análisis se concentrará en tecnologías y mercados. Las formas en que las economías en desarrollo
deben integrarse en la economía global, si es que desean recibir de ésta beneficios de desarrollo sustanciales, son ahora muy diferentes de aquellas de los años
setenta.
res, o una escasez de insumos claves o el conocimiento requerido para producirlos, de preferencia ambos.
Tales actividades permiten la acumulación de capital
por aquellos que las producen: aumentos de productividad mediante reducciones progresivas de costo-precio
con crecimiento del ingreso y escasez mediante cuasirentas sobre los insumos o los conocimientos. El excedente de las utilidades ganadas de este modo puede
ser retornado a la economía para generar una expansión a través de la inversión y el consumo. Es una
ayuda si hay también un rápido crecimiento secular del
mercado (lo que agrega el empuje adicional de productividad de las economías de escala a las otras fuerzas
económicas). Pero el crecimiento del mercado por sí
solo no dará impulso a una economía, puesto que no
permite excedentes de utilidades si otros productores
pueden imitar de inmediato el conocimiento o la tecnología requeridos para producir, con igual productividad,
para un mercado ampliado, dado que en un sistema
competitivo de mercado esto simplemente empuja a los
precios hacia abajo.
Esta integración potencial está basada en una paradoja: los países y regiones más exitosos tienen las formas
más "endógenas” de producción, esto es, formas de
producción
basadas
en
recursos
tecnológicos,
organizacionales e institucionales específicos para la
nación o región, y no copias de alguna supuesta “mejor
práctica" única y global. Hay dos componentes principales de estas especificidades. El primero corresponde
a externalidades “duras" en la tecnología de producción
y en las relaciones de insumo-producto, que son materias bien conocidas en la literatura sobre desarrollo.
El segundo, y probablemente el más importante, es
bastante menos reconocido en el debate y consiste en
lo que puede llamarse externalidades “blandas" en el
desarrollo: interdependencias no transadas en la economía local, reglas de acción o 'convenciones', e instituciones locales de coordinación económica que están
situadas en prácticas económicas locales y no impuestas desde arriba por los actores. Para hacer las cosas
más complicadas, ambos componentes son dinámicos:
no son existencias ("stocks"), sino trayectorias. Sólo
conociendo a fondo estas dos trayectorias -la dura y la
blanda-, es posible lograr un desarrollo regional exitoso
en una economía global.
Una cuestión relevante para el análisis del desarrollo es
cuáles de estas actividades son impulsoras en un momento dado, además de cómo están organizadas, qué
tipo de distribución geográfica pueden tener y qué se
necesita hacer para traerlas -junto con sus beneficiosa un determinado territorio. Para clarificarlo, estas actividades impulsoras pueden no ser del todo suficientes
para un proceso de desarrollo satisfactorio, pues hay
muchos otros tipos de actividad en una economía y
también efectos colaterales de la construcción de actividades impulsoras que pueden ser contradictorios. Pero
ellas son esenciales para lograr aumentos tanto en el
ingreso total como en el ingreso por habitante en una
economía industrial orientada hacia el mercado.
2. DE LA ECONOMIA DE POSGUERRA A
LA ECONOMIA DE APRENDIZAJE, Y LAS
CONDICIONES CAMBIANTES PARA EL
DESARROLLO NACIONAL Y REGIONAL
Celso Furtado -el gran teórico brasileño del desarrolloha insistido en un punto similar desde principios de los
años cincuenta en adelante, esto es, que el desarrollo
está necesariamente (aunque no lo suficiente), basado
en el dominio de una 'tecnología' avanzada y no en la
mera copia o importación de sistemas de producción (4).
El arguye que los países y regiones en desarrollo deberían convertirse en amos de la dinámica económica -la
tecnología es sólo un camino más corto para eso- para
poder salir de la trampa de la competencia costo-precio
en una división mundial del trabajo, con sus limitados
Siempre hay diversos medios de llevar a cabo la actividad económica, pero sólo algunos caen, en cierto momento, dentro de la categoría de productos y métodos
de producción que puedan actuar como "motores del
resto de la economía. Las actividades son impulsoras
cuando tienen un crecimiento de alta productividad, sin
que sean rápidamente alcanzadas por los competido-
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DESARROLLO TERRITORIAL EN LA ECONOMIA GLOBAL DE APRENDIZAJE
beneficios del desarrollo. El problema consiste en que gran
parte del período de posguerra creó algo así como un efecto de ilusión óptica (efecto “trompe l’oleil”)
que engañó hasta a los más brillantes analistas del
desarrollo, incluidas las escuelas de la dependencia en
América Latina (y, más allá de ellos, a los proponentes
de la planificación económica en muchos países europeos). Ellos pensaron que sólo copiando los sistemas
de producción de los países más desarrollados o aquellos de las empresas dominantes, y que forzando la
clausura de sus sistemas nacionales de insumo-producto podrían transformarse en amos de sus propios
destinos (5).
quier parte, así como así, mediante la mera transferencia de equipos o de habilidades formales.
Aun así, una enorme parte del sistema de producción
en gran escala era transferible de país a país, aquel
que tenía que ver con la producción de bienes de consumo; las plantas de montaje final eran esencialmente
operaciones de llave en mano que podían ser instaladas
por equipos de ingenieros. Dicha transferibilidad de
tecnología fue aplicada a gran parte de la cadena insumoproducto para bienes de montaje complejo, sobre todo si los mercados de los países eran suficientemente grandes. El paso relativamente lento de la modificación del producto en si aumentó esta transferibilidad,
de manera que los rezagos tecnológicos entre productos
elaborados en los países desarrollados y en vías de
desarrollo se redujo constantemente,
He aquí cómo actuaba el efecto “trompe l’oleil”. Desde
los años treinta hasta los cincuenta, las principales
economías industriales perfeccionaron una serie de
tecnologías de producción, de habilidades organizacionales y de gestión y de instituciones, conocidas colectivamente como "producción en gran escala". Este
sistema es capaz de producir enormes cantidades de
bienes similares a un costo relativamente bajo, debido
a que los bienes son estandarizados, lo que permite
tecnologías de producción altamente eficientes y sistemas de comercialización que pueden desarrollarse en
torno a ellas. En sus primeros años, es decir, en las
décadas de 1910 y 1920, el sistema se confinó sólo a
unas cuantas regiones y países porque el conocimiento
para generar el producto era bastante escaso. Pero en
la medida en que se desarrollaba, el sistema se dividió
en dos partes: la producción directa de bienes de consumo y la producción de bienes de capital y de algunos
de los componentes más refinados de los bienes de
consumo. Lo primero involucraba tecnologías que tenían
un ritmo lento de mejoramiento tecnológico, mientras
que la producción de lo segundo constituyó el núcleo
de la dinámica tecnológica del sistema de producción
en gran escala desde los años cincuenta en adelante.
Lo primero involucraba un conocimiento altamente
codificable e imitable, esto es, un conocimiento que
podía ser fácilmente transferido de un territorio a otro,
envasado como estaba en máquinas y con procedimientos simples en lo formal y en sus requerimientos
de especialización. Lo segundo, por otra parte, implicaba una continua dinámica de descubrimiento, de formas
más radicales de innovación que en el sector de bienes
de consumo. Por lo tanto, no podían instalarse en cual-
Muchos aspectos del ambiente macroeconómico mundial
hicieron posible la difusión geográfica de la producción
en gran escala. Una vez lograda la recuperación de
posguerra, se generó una economía dolarizada, con
tipos de cambio estables y bajas tasas de interés, lo
que, junto con un elevado índice de acumulación de
capital en las principales economías industriales del
mundo, causó un clima favorable para la inversión
mundial. Las monedas fuertes de los países exportadores de capital hicieron más barata la inversión de
éstos en las economías en desarrollo.
Muchos países implementaron estrategias de desarrollo
económico diseñadas para valerse de estas circunstancias tecnológicas e institucionales. Usaron la protección del mercado y la sustitución de importaciones para
acelerar el proceso de transferencia de industrias a sus
territorios, además de políticas de polos de crecimiento
para tratar de expandir la actividad entre las diferentes
regiones. Tales estrategias, aunque no deseadas y ni
siquiera aprobadas por las grandes empresas transnacionales en los países desarrollados, sin embargo no
fueron seriamente en contra de los propósitos del ambiente tecnológico o económico de la época. Por todas
estas razones, esas estrategias a menudo tuvieron resultados dramáticos de crecimiento positivo en los años
cincuenta, sesenta e incluso setenta, con un producto
industrial y una diversidad de ese producto creciendo
notablemente en países como Brasil. Algunos autores
denominaron estas economías industriales "Fordismo
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9
MICHAEL STORPER
periférico" (6), una imitación de los sistemas de producción en gran escala de los países del centro, sin la
concomitante estructura macroeconómica.
mos adicionales del Estado para financiar servicios con
el fin de contrarrestar la crisis social generada por la
creciente desigualdad, así como para financiar los mismos subsidios industriales. El ciclo macroeconómico de
la deuda, la inflación, la depresión y, finalmente, el
retiro del capital internacional, es ya bien conocido.
La economía nacional fue concebida, en todo caso,
como un espacio territorial en el cual podía ubicarse el
pleno complemento de los insumos y de los productos,
recirculando de esa manera los beneficios de la producción en inversión y la demanda de los salarios en consumo. La independencia tecnológica nacional y la dinámica keynesiana probarían ser complementarias y virtuosas. Las estadísticas del comercio mundial, en relación con la producción mundial para los años cincuenta
y sesenta, reflejan exactamente esta realidad: el crecimiento del comercio anduvo a la par con el del producto
hasta la segunda mitad de la década de los sesenta,
exactamente como lo hizo desde el fin de la Primera
Guerra Mundial (7). Las economías nacionales fueron
espacios importantes en los que operaban los sistemas
de producción.
Todo el sistema tuvo otra importante contradicción.
Tendió a producir una gigantesca ciudad-región industrial
-o un pequeño número de ellas— donde se concentraría
una enorme proporción del producto industrial y de la
fuerza de trabajo del país, con exclusión de otras regiones cuya población rural emigró a los principales
centros industriales en busca de trabajo de baja remuneración (8). San Pablo, Seúl y México son ejemplos
notables, Las políticas de polos de crecimiento diseñadas para contrarrestar este efecto tuvieron resultados
frustrantes, porque no pudieron compensar la razón
principal de la concentración: el deseo de los proveedores de insumos de contrarrestar la incertidumbre,
derivada de la inestabilidad de todo el sistema, mediante
la maximización del acceso territorial a la mayor parte
posible del sistema industrial. La descentralización territorial fue perjudicial, en gran medida, para este comportamiento de prevención de riesgo de su parte. A su
vez, estas enormes ciudades industriales principales
tendieron a agravar la crisis social de la inequidad,
generada por el programa de desarrollo económico en
sí, al concentrar enormes masas de gente subremunerada o no asalariada en un número pequeño de ciudades-regiones.
Hubo importantes contradicciones y fracasos en el proceso de desarrollo, asociadas con el aumento de la
producción en gran escala en las economías en desarrollo, todo ello bien documentado en la literatura sobre
el tema. Entre estas contradicciones podemos citar varias. La creciente desigualdad del ingreso afloró frecuentemente debido a la polarización del mercado de
trabajo a la luz de técnicas que ahorran empleo, en alto
grado, utilizadas en el sector industrial moderno, así
como en relación con la inicial distribución desigual de
la propiedad. Esta desigualdad, de la que Brasil es
probablemente el caso más extremo, creó bloqueos
"keynesianos" dentro de la economía nacional, es decir,
un fracaso para ampliar los mercados internos más allá
de cierto punto. Las industrias altamente protegidas, al
estar confrontadas con la tendencia de la demanda
hacia el estancamiento, se volvieron más que nunca
hacia sus respectivos Estados nacionales en busca de
protección adicional y, en muchos casos, de subsidio.
Estos subsidios eran proporcionados, a menudo, sin
insistir en que dichas industrias dedicasen suficiente
atención a mejorar su eficiencia y sin someterlos a la
competencia del mercado. A su vez, las estructuras
industriales oligopólicas fueron reforzadas. El comportamiento oligopólico de los precios creó presiones
inflacionarias en muchas economías, especialmente en
América Latina, y éstas se agravaron debido a présta-
Estos efectos sociales y colaterales del modelo de
desarrollo basado en la producción en gran escala de
bienes de consumo fueron suficientemente malos, pero
no constituyeron los únicos problemas, ya que hubo un
defecto central en el enfoque mismo de desarrollo. El
propósito declarado de inducir sistemas de insumoproducto de producción en gran escala en el territorio
nacional no fue simplemente para permitir a cada país
obtener los puestos de trabajo y los beneficios asociados
con sus propios mercados internos, sino para impulsar
a la economía nacional hacia el dominio del conocimiento, de la tecnología, de modo que algún día ella
pueda dirigir su propio proceso de desarrollo, crear su
propia trayectoria de desarrollo. Celso Furtado es muy
claro al identificar la sustitución de importaciones, la
protección de los mercados y la reintegración del espacio
REVISTA EURE
10
DESARROLLO TERRITORIAL EN LA ECONOMIA GLOBAL DE APRENDIZAJE
económico nacional, no como un objetivo último, sino
como un medio hacia el objetivo de igualdad del conocimiento tecnológico con las economías desarrolladas (9). Lo que menciono más arriba como "trompe
l'oleil” o ilusión óptica, se refería a la idea de que, al
implantar grandes segmentos del sistema de producción
en gran escala, se generaría necesariamente dicha capacidad tecnológica. Hubo una ilusión "modernista" a
gran escala en el sentido de que, instalando equipos
de producción de tipo Taylorista-Fordista tecnológicamente estables y partes de la cadena de insumo-producto orientadas al consumidor, se podía sustituir a la
trabajosa dimensión social e intelectual del proceso de
desarrollo.
ducciones, como la obsolescencia planificada del producto), sino asegurar una mucho mayor diferenciación
de productos en un momento dado mientras se adapta
constantemente la composición de productos y procesos, de modo de anticipar la competencia. La transición
no es aquella que va desde la llamada estabilidad total
de entonces hasta la “flexibilidad' ahora, sino, más bien,
que la naturaleza de las fluctuaciones económicas ha
cambiado, desde los riesgos predecibles hasta formas
más profundas de incertidumbre verdadera (10). Hoy la
incertidumbre varia desde altos índices de volatilidad
del mercado en industrias de baja tecnología (cambios
en los hábitos de consumo, más cambios de los productos, más imitación) hasta lo impredecible de la innovación científico-tecnológica en aquellas industrias basadas en nuevas tecnologías.
Ya en los años sesenta y setenta había preocupaciones
sobre esto, en vista de que las economías nacionales
en cuestión no se estaban moviendo con facilidad desde
la producción de bienes de consumo hacia la producción de bienes de capital, sino simplemente desde bienes de consumo tradicionales hacia bienes de consumo
más complejos. Pero no fue hasta que el sistema de
producción en gran escala comenzó a desplomarse en
los años setenta, como paradigma para la actividad
impulsora en los mismos países desarrollados, que la
ilusión óptica se manifestaría del todo. Hay muchas
razones para el desentrañamiento del paradigma de la
producción en gran escala, las que han sido materia de
una voluminosa literatura reciente: agotamiento de los
aumentos de productividad dentro del mismo sistema
tecnológico; saturación de los mercados; aumento de la
presión salarial; cambios en los mercados de consumo
hacia una mayor diferenciación del producto; abandono
del sistema de Bretton Woods de tipos de cambio fijos,
alrededor de un dólar sobrevaluado, que había estabilizado la configuración territorial de precios de
los productores desde la Segunda Guerra Mundial. El
orden keynesiano global de la posguerra, con su base
productiva clave de la producción en gran escala de
actividades impulsoras, se erosionó durante los años
setenta.
Esas empresas, sectores, regiones y naciones que
aprenden más rápido o mejor que su competencia, se
convierten en impulsoras porque su conocimiento es
normalmente escaso y por lo tanto no puede ser imitado de forma inmediata por otras nuevas, o transferido
vía canales codificados y formales a las firmas competidoras, regiones o naciones (11). El margen precio-costo
de tal actividad puede aumentar o las participaciones
en el mercado pueden ampliarse, con los consiguientes
beneficios para el desarrollo. Tal aprendizaje puede
también adoptar la forma convencional de aumentos
importantes de productividad, de nuevo con beneficios
para el desarrollo, sobre todo si estos aumentos no son
fácil o inmediatamente imitables. En otras palabras, en
contraste con la porción de bienes de consumo del
sistema de producción en gran escala, la transferibilidad
interterritorial de los elementos centrales de la economía de aprendizaje es muy limitada.
Este cambio en la propulsión se manifiesta en la
reorientación del sistema del comercio mundial desde
alrededor de 1965. El comercio mundial ha crecido mucho más rápido que el producto mundial, en parte porque las economías territoriales exportan ahora los productos adonde su aprendizaje es más efectivo. La creciente especialización de las naciones en el comercio
de productos básicos es un rasgo principal de la geografía económica mundial contemporánea (12).
Hoy día, la lógica y la organización de la actividad
económica impulsora es muy diferente de aquella de
los años sesenta. El objetivo principal del proceso de
gestión ya no es simplemente comprimir costos alrededor de un conjunto fijo de producciones y mercados
(o alrededor de una evolución predecible de esas pro-
La especialización, debida a un aprendizaje avanzado,
está basada en lo que los economistas llaman 'ventajas
absolutas', en el sentido de que virtualmente no hay,
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MICHAEL STORPER
para muchos productos, un conjunto de precios de factores alternativos que puedan bastar para atraer la actividad en cualquier parte; el mecanismo de la ventaja
comparativa es secundario en estos casos (13). De
modo que ya no hay cabida para la ilusión óptica de
posguerra: el dominio del conocimiento tecnológico es
básico para el destino económico de naciones y regiones, y no hay forma de tomar atajos a través de la mera
implantación de componentes físicos o inclusive de partes importantes de los sistemas de insumo-producto, no
del modo como parecía posible en los años cincuenta.
Y las economías en desarrollo no parecen estar enfrentando efectivamente estas nuevas condiciones de participación en la economía global: en 1980, los 102 países menos ricos del planeta participaban del 8% de las
exportaciones mundiales y del 9% de las importaciones; en 1990, estas cifras eran del 1,4% y 5%, respectivamente (14). A comienzos de los ochenta, los países
en desarrollo recibían el 25% de la inversión extranjera
directa, pero esta cifra bajó a 17% hacia finales de la
década y los flujos se concentraron en un número menor de países. Junto con esto, en el mundo en desarrollo sólo las economías orientadas hacia la exportación
que adoptaron estrategias muy distintas a las del aislamiento económico tuvieron un buen comportamiento en
el período mencionado.
Los países en desarrollo de ingreso medio, en su mayoría, son lugares de producción de rutina respecto de la
economía global. En industrias con elevados costos de
capital fijo hay una amplia variedad de consecuencias
del desarrollo. En algunos casos, la vieja historia de la
simple explotación laboral es la regla. Pero en otros, las
sucursales de fábricas involucran una cierta cuantía de
mejoramiento tanto tecnológico como de habilidades, y
el Estado desempeña una función significativa para determinar hasta qué punto éste es el caso. Los ejemplos
positivos son Singapur y Hong Kong y los negativos
Indonesia y Turquía, con Brasil y México como casos
intermedios.
Estas nuevas funciones territoriales no son las mismas
que las varias configuraciones "centro-periferia" de la
posguerra. En esos sistemas, centros y periferias eran
territorios en una relación normal centro-interior
("hinterland"), sea en el plano nacional o internacional:
tenían funciones estructuradas de manera clara y jerárquica dentro de los sistemas de producción y como
economías globales (15). Estas funciones claras ya no
existen, en el sentido de que las áreas de producción
de rutina son, en la mayoría de los casos, simples
lugares de producción sin ninguna relación necesaria
con las economías "centrales" de inversión. La manifestación extrema de esto es que en algunas industrias,
especialmente aquellas con bajos requerimientos de
capital fijo, hay una división "itinerante" del trabajo, con
empresas que aterrizan en un país o región sólo por
algunos años y después se mudan apenas los salarios
se elevan por sobre el mínimo global. Esto ha estado
sucediendo en ciertas áreas del sudeste asiático y de
América Central en años recientes. En general, las limitaciones a las posibilidades de desarrollo de las sucursales de fábricas son más grandes que nunca. Este
desarrollo se mantiene fundamentalmente vulnerable a
los cambios en los mercados y en la tecnología si está
orientado hacia la exportación, y fundamentalmente sujeto a las restricciones del ingreso interno si está orientado hacia los mercados internos, y en ninguno de los
dos casos es creador de mercados y tecnologías.
3. NUEVAS CONFIGURACIONES
TERRITORIALES EN LA ECONOMIA
GLOBAL DE APRENDIZAJE
En la división internacional del trabajo hay tanto continuidad como cambio. Continuidad en el sentido de que el
proceso de división territorial —identificado en el periodo
de posguerra— de sistemas multinacionales de producción
en áreas centrales (aquellas donde el dominio del conocimiento tecnológico, esto es el aprendizaje avanzado, tiene
lugar), en regiones de producción de rutina (sucursales de
fábricas en regiones para ciertos componentes y montaje,
además de montaje para el servicio del mercado) y en
regiones excluidas (las que no participan, de manera importante, en los circuitos internacionales de producción,
tales como vastas zonas de Africa subsaheliana), continúan
desarrollándose a escala mundial.
La fuerza motriz de largo plazo en el desarrollo regional
y nacional en los casos relativamente exitosos del mundo en desarrollo en los años ochenta (éxito definido
como crecimiento con ingresos reales per cápita proporcionalmente en aumento), es entonces el mejora-
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DESARROLLO TERRITORIAL EN LA ECONOMIA GLOBAL DE APRENDIZAJE
miento progresivo de sus capacidades tecnológicas,
combinado, a la vez, con ventajas de productividad.
Para prolongar el proceso de desarrollo es necesario
llevar a cabo ambas cosas hasta alcanzar un nivel de
ventajas tecnológicas absolutas que estén a la par con
las naciones desarrolladas. En general, tales actividades, basadas en el aprendizaje, están altamente "contenidas" dentro de empresas o redes de empresas,
actores e instituciones; esta contención es una respuesta
a la escasez de conocimientos y prácticas de las cuales
ellos dependen en el entorno económico general. Por la
misma razón, en un determinado conjunto de actividades, estas empresas, actores o instituciones están frecuentemente territorializadas según un conjunto dado
de actividades. Una actividad puede definirse como
territorializada cuando su desempeño económico depende de la localización (lugar-dependencia) y donde
tal localización es además específica en su ubicación,
esto es, afianzada en recursos que no están disponibles en otros lugares, o que no pueden crearse o imitarse
fácil o rápidamente en lugares carentes de los mismos.
No toda producción basada en el aprendizaje está
territorializada, por supuesto. En los países desarrollados, donde la infraestructura intelectual y social general
es más profunda y amplia, las redes de actividad de
aprendizaje espacialmente extendidas han sido posibles en muchos sectores (16). Pero esto no sólo no es
un fenómeno decisivo en muchos países desarrollados,
sino menos aún en países en desarrollo, donde la base
del aprendizaje tecnológico aparece, de manera abrumadora, en forma de islas contenidas en el espacio
económico nacional.
espacios territoriales mediante la territorialización de
sus vínculos componentes de insumo-producto. Muchas
de estas políticas (especialmente para las regiones
periféricas) fracasaron porque tales vínculos normalmente
no
necesitaban
estar
estrechamente
territorializados. A lo largo de la década pasada se
perdió mucho esfuerzo en teorizar y medir la relación
entre el espacio económico y el espacio territorial (17)
porque las aglomeraciones parecen haber "reaparecido" en el panorama del capitalismo avanzado, asociadas
con la nueva economía de aprendizaje. El crecimiento
de densos "distritos industriales" en muchos países,
tanto en ciudades pequeñas como en las de tamaño
medio o dentro de grandes centros metropolitanos, parecieron participar de este fenómeno. Hay una relación
general entre vínculos que están sujetos a niveles altos
de incertidumbre, a los altos costos que resultan al
recorrer una distancia y a la aglomeración. En algunos
de estos casos las aglomeraciones son de aprendizaje,
donde las empresas vinculadas son especialistas en
redes relativamente estables de insumo-producto, donde la especialización e interconexión son claves para el
aprendizaje. Pero en muchos otros casos, mientras la
aglomeración basada en vínculos está muy presente, la
evidencia de tal aprendizaje no lo está. Los ejemplos
incluyen la aglomeración como una manera simple de
contrarrestar la incertidumbre, sea que se deba a la
naturaleza de la industria (por ejemplo, ropa de moda) o
al clima macroeconómico (por ejemplo, la industria metalúrgica en San Pablo). Las diferencias cualitativas
entre las dos formas de incertidumbre son del todo
importantes para la diferencia entre la razón económica
para la aglomeración y el desempeño de la misma.
Desafortunadamente, en las principales aglomeraciones de los países en desarrollo la aglomeración es, con
mucha frecuencia, sólo una forma de contrarrestar la
incertidumbre, de ocultar el riesgo, y no para ocuparse
del aprendizaje tecnológico.
Para ver por qué este es el caso, podemos examinar
las causas de la territorialización del aprendizaje en
tres posibles tipos de fuerzas.
La primera es el concepto tradicional de economías de
"aglomeración", las que podemos llamar "externalidades
locacionales directas y transadas". El punto de partida
para buena parte de este razonamiento es la teoría del
"espacio económico" de Francois Perroux (no espacio
geográfico). Los espacios económicos se definen como
vínculos densos entre actividades dentro de una división del trabajo, en forma de transacciones insumoproducto o de requisitos de insumos superpuestos. Las
políticas de polos de crecimiento dieron por sentado
que los espacios económicos podían convertirse en
Más aún, mientras esta investigación nos ha mostrado
que los centros territoriales industriales en crecimiento,
basados en el aprendizaje, a menudo involucran densos vínculos locales de insumo-producto, ello no ha
resuelto el problema de la territorialización en la economía global de aprendizaje, puesto que muchas de estas
áreas centrales no tienen una concentración abrumadora de vínculos locales (depende del país y de la
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industria: los vínculos locales son elevados en las industrias neoartesanales de Italia y relativamente bajos
en la alta tecnología californiana). El motivo es que no
todo aprendizaje que depende de la aglomeración depende del tipo de vínculos que aquí se ha teorizado.
tidumbre. Hay distintos tipos de incertidumbre (en diferentes tipos de mercados, con respecto al tipo particular de tecnología y conocimiento que está a mano, etc.)
que dan lugar a distintas soluciones posibles. Propongo
que, para ocuparse exitosamente del aprendizaje, los
actores elaboren conjuntos de convenciones que sirvan
de marco común para la coordinación de sus vínculos
transados, directos e indirectos. Sólo en una minoría de
casos tal coordinación es llevada a cabo por reglas formales o contratos; incluso donde estas instituciones están
presentes de manera evidente y formal, el grado en que
ellas tengan éxito depende de las convenciones largamente
implícitas que impulsan a los actores a suscribirse a ellas.
¿Cuál es la fuerza detrás de esta proximidad territorial
si no los vínculos directos del insumo-producto
transados? Pareciera que, de forma creciente, el conocimiento especializado y los talentos organizacionales,
al ir desarrollándose a través del aprendizaje, evolucionan en contextos específicos de lugar debido a excedentes de conocimientos tecnológicos y a aspectos
complementarios; éstas son externalidades locacionales
duras, pero indirectas. En el caso de que, por ejemplo,
dos industrias dependan de tipos similares de conocimiento tecnológico, pero que no comercian entre si,
ellas tenderán a comerciar con abastecedores de
insumos similares y a contratar gente del mismo mercado de trabajo y de las mismas instituciones de capacitación. Por lo tanto, los vínculos son transados, pero no
entre las empresas aglomeradas. Sin embargo, el excedente tecnológico y las economías externas asociadas
a ello son del todo importantes, tanto para las compañías
atrapadas en este nexo tecnológico como, por supuesto, para la región. El problema consiste en que los
análisis tradicionales se concentran exclusivamente en
vínculos que son a la vez duros y directos. En una
economía de aprendizaje muchos vínculos del insumoproducto son indirectos. Al igual que los vínculos directos, sin embargo, hay muchos casos donde los vínculos indirectos no tienen por qué ser territorializados, y
necesitamos saber mucho más acerca de la dinámica de
territorialización-desterritorialización para tales vínculos indirectos transados.
Estos marcos para la acción, basados en convenciones, son muy diferentes de los vínculos transados, directos e indirectos: ellos son interdependencias no
transadas entre actores (18). Estas interdependencias
no transadas son a menudo, propongo, las claves acerca
de si los vínculos transados operan de modo apropiado
para producir formas competitivas de actividad económica y, sobre todo, de aprendizaje tecnológico y
organizacional. Este es el “pegamento" que trabaja a
espaldas de los vínculos transados. Las convenciones
existen en asociación con casi todas las formas de
actividad económica, pero probablemente tienen efectos territorializadores más fuertes cuando hay elevados
niveles de complejidad sustantiva en materia de información y en sus interpretaciones. Muchos tipos de
información, por ejemplo, no se sostienen por sí mismos, pues requieren una comunicación fuera de la estructura formal de información con el fin de que la gente
llegue a común acuerdo sobre lo que se está diciendo.
Esto es así no sólo para la información tecnológica,
sino también para la información política en la economía, como lo es en las reglas del trabajo, en las reglas
gubernamentales, en las formas de las relaciones interempresas, etc. Más aún, para que ocurra esta coordinación basada en la comunicación necesitamos tener
un cierto nivel de confianza en lo que los otros dicen o
hacen, o al menos alguna confianza en cómo los interpretamos. En el primer caso, algún grado de confianza
está a la mano; en el segundo, se requiere un entendimiento sólido y múltiple de lo que se está transando, es
decir, maneras de leer entre líneas, de verificar de
múltiples maneras los posibles significados de lo que es
un inherente contenido formal incierto. Debiera ser ob-
Pero incluso esta expansión conceptual de la idea del
vínculo transado -de directo a indirecto- es insuficiente
para captar lo que sabemos acerca del aprendizaje
tecnológico y organizacional. Toda actividad de aprendizaje, de desarrollo en el verdadero sentido de la palabra, involucra incertidumbre, por lo que no hay configuración posible de mercados y empresas que permita
niveles cero de interdependencia con otros actores. La
forma principal en que se resuelve esta incertidumbre
es mediante convenciones que dan por sentadas prácticas empíricas, rutinas para la acción entre socios para
los diferentes tipos de relaciones definidos por la incer-
REVISTA EURE
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DESARROLLO TERRITORIAL EN LA ECONOMIA GLOBAL DE APRENDIZAJE
vio que estos tipos de interacciones convencionales
tendrán una tendencia a ser territorializadas; por lo
tanto, donde las interdependencias no transadas son
importantes para la actividad económica, la territorialización se verá fuertemente estimulada.
Esto nos brinda una percepción adicional de la paradoja central de la territorialización dentro de la economía
global de hoy en día: las convenciones, como interdependencias no transadas, son, por definición, formas
altamente "endógenas" de coordinación económica. Ellas
están generadas a través de rondas de acción e
interacción entre actores económicos, conducentes a
regularidades asumidas en cuanto a lo que uno espera
del otro y a lo que ellos hacen.
Gran parte de la ciencia social tiende a mirar este
fenómeno como un mero "residuo" del pasado, destinado
a desaparecer frente a las lógicas modernas y universales del desarrollo, a la convergencia hacia las mejores
prácticas óptimas, específicas, etc. Esta manera estrecha de visualizar las fuentes del desarrollo económico
(que tiene variantes tanto marxistas como neoclásicas)
ha originado una dura crítica empírica y teórica en los
últimos años, y por buenas razones. Las áreas más
avanzadas del desarrollo económico contemporáneo
son, de muchas formas, altamente dependientes de
estas convenciones, costumbres e instituciones históricamente creadas y geográficamente diferenciadas. De
hecho, las áreas centrales de la economía mundial son
tales porque incluyen formas de eficiencia económica
que están localizadas, son usuales, están territorialmente
arraigadas y son territorialmente específicas. Estas dimensiones de la producción no son sólo una consecuencia secundaria de los atributos de la información
acerca de la tecnología de una industria o de la división
del trabajo: una vez que existen, las convenciones
pueden tener efectos importantes de retroalimentación
a largo plazo en la evolución de dichas tecnologías, de
la división del trabajo y de los productos, de manera
que el grado de endogeneidad asociado con este
aprendizaje no disminuye necesariamente, sino que se
reproduce en la medida en que existan bases no formales de aprendizaje (19), Y en términos puramente
territoriales, puede ser que las interdependencias no
transadas y limitadas geográficamente a menudo sobreviven a los vínculos insumo-producto geográficamente restringidos.
Nótese que no hay, entonces, una correspondencia
automática entre internacionalización de mercados y
desterritorialización de la actividad productiva. En verdad, el sistema creciente de comercio mundial está
basado, al menos para algunos productos, precisamente
en su creciente territorialización (especialización del
comercio): las actividades con los más altos contenidos
de competencia, conocimiento y tecnología están
crecientemente asentadas en áreas territoriales centrales, aun cuando están también insertas de forma creciente en redes de relaciones con otros centros
territorializados y con las actividades (de producción
rutinaria) desterritorializadas de sus sistemas de producción y comercialización. Tanto la territorialización
como la desterritorialización se ponen en evidencia,
dando lugar a sistemas de producción globalizadoslocalizados (algunas veces llamados ahora "glocalizados", en contraste con la imagen incorrecta de ausencia
de lugarización asociada con el término “globalización").
Una dimensión principal de esta territorialización es el
comportamiento de las principales empresas multinacionales basadas en la tecnología. Estas empresas
mantienen sus actividades tecnológicas más relevantes
en sus países de origen y, aun allá, dentro de una o dos
regiones donde se concentran importantes empresas
asociadas, instituciones de investigación y recursos laborales (20). Algunos estudios han mostrado, además,
que las inversiones extranjeras directas de estas empresas son atraídas hacia las áreas centrales de tecnología de otros países; ellas tienden a ser seguidoras y
no líderes territoriales, El resultado general de estas
dinámicas es que una alta proporción del valor transado
en la economía mundial contemporánea emana de los
centros territoriales de producción, en industrias que
forman las especializaciones de exportación de sus
respectivos países.
4. LAS DOS TRAYECTORIAS DEL
DESARROLLO ECONOMICO:
TECNOLOGIA Y CONVENCIONES
Un problema importante para
rrollo se presenta ahora sobre
cedente: donde no pueden
apropiadas es poco probable
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15
las estrategias de desala base del análisis preconstruirse convenciones
que cualquier programa
MICHAEL STORPER
de desarrollo tenga éxito, no importa cuán brillante haya
sido su ejecución en torno a las dimensiones transadas
de la economía. Busquemos ahora las implicaciones
de esto para las políticas regionales y nacionales de
desarrollo en la economía global de aprendizaje contemporánea.
requeridas para manejarlos, sino ubicar a una nación o
a una región en una trayectoria tecnológica basada en
el aprendizaje y en espacios tecnológico-económicos
particulares (conjuntos de actividades caracterizadas
por vínculos directos e indirectos). La tarea es compleja, diseñada para mantener a la región en movimiento
de un punto a otro en una trayectoria, de modo que, a
medida que otras regiones en la economía mundial se
recuperen y se vuelvan capaces de imitarla, esto se
genere sobre la base de actividades que representen
el fruto de un aprendizaje reciente y, por ende, sean
capaces de controlar los beneficios económicos de la
escasez, que son los que definen las actividades
impulsoras. En otras palabras, la región recorre una
trayectoria tecnológica, de manera que es un blanco
móvil y no estático; si fracasa en el intento, no tiene
actividades impulsoras o sus beneficios económicos.
Dos trayectorias, no una. Se solía pensar que el desarrollo económico podía forzarse mediante la política
tecnológica. En países desarrollados, sobre todo en los
de la Europa continental de posguerra, la mayor parte
de esas políticas estaban orientadas hacia una determinada meta. Estos países emprendieron programas
de desarrollo tecnológico a gran escala, encaminados a
un tipo específico de producto final, tal como
petroquímicos, aeroplanos o computadores. Los Estados
Unidos adoptaron una versión militar de estas políticas
para financiar la Guerra Fría, pero ellas son muy costosas, permanecen latentes por largos periodos y tienen
un margen bastante elevado de fracaso, siendo este
fracaso, en gran medida, tecnológico en lo que concierne
a proyectos militares, y tecnológico y económico en
cuanto a proyectos civiles (21). También se obtuvieron
aciertos brillantes, como el Airbus o los trenes franceses
de alta velocidad (asumiendo que éstos son verdaderamente viables, comercialmente hablando, lo que parece
ser en este caso). Brasil fue exitoso con la rama civil de
su industria aérea, Embraer, a través de esta política,
pero todavía no lo ha sido en la industria de computadores. Nótese que los éxitos alcanzan a las industrias
donde el conocimiento básico ya está bastante maduro
y el producto es un conjunto técnico a gran escala, con
altas barreras arancelarias. Las políticas tecnológicas
orientadas hacia objetivos determinados no parecen
funcionar para los componentes tecnológicos básicos
(por ejemplo, la microelectrónica), para productos finales con rápidas curvas de aprendizaje (los computadores) o para bienes de capital complejos (herramientas
para maquinaria). Incluso no parecen funcionar para
productos de baja tecnología, pero altamente diferenciados (el plan textil francés fracasó totalmente). La
economía de aprendizaje es altamente inadaptada a las
políticas orientadas hacia objetivos determinados, salvo
estas pocas excepciones.
Pero así como el aprendizaje es el resultado de vínculos transados y no transados, la política debe enfocarse
no sólo en las trayectorias tecnológicas per se, sino
también en las convenciones que parecieran hacerlas
posibles para un grupo dado de actores. El equipo
físico no es el único problema; una economía nacional
o regional debe también construir y seguir reconstruyendo las convenciones —marcos de acción que posibilitan la coordinación y comunicación económicas— que
la habiliten para transformar capacidades intensivas y
las existencias dadas de componentes físicos en trayectorias tecnológicas efectivas. El desafío de la economía global de aprendizaje para las economías territoriales, por tanto, consiste en establecer y mantener no
una dinámica económica, sino dos: la trayectoria tecnológica, esto es, el dominio de espacios específicos en la
economía, caracterizados por excedentes tecnológicos
y complementariedades (22), y la trayectoria de las
convenciones o de las interdependencias no transadas,
que generan la coordinación entre los actores, necesaria para recorrer la trayectoria tecnológica. La tarea,
entonces, consiste tanto en reorientar el desarrollo económico hacia espacios tecnológicos particulares como
en cimentar las capacidades para la acción colectiva en
curso en las regiones y naciones, lo que permite que las
existencias dadas de componentes físicos se transformen en trayectorias tecnológicas.
El objetivo de la política en la economía de aprendizaje
no debe consistir simplemente en la instalación de
componentes físicos en un lugar y las capacidades
Las convenciones: más allá de la escisión micro-macro.
El problema del ajuste o acción colectiva en marcha se
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16
DESARROLLO TERRITORIAL EN LA ECONOMIA GLOBAL DE APRENDIZAJE
refiere muy frecuentemente al de las instituciones,
aunque, como veremos en seguida, las instituciones
son sólo la punta del iceberg de las interdependencias
no transadas o de las convenciones que hemos estado
analizando aquí. Las discusiones acerca de las instituciones que se necesitan para el desarrollo económico
endógeno, generalmente, caen dentro del campo
“macro" o del "micro”.
Por el lado macro, Taiwán y el resto de los dragones de
Asia son los ejemplos positivos predilectos, mientras
que varias economías latinoamericanas son los negativos. En el ampliamente estudiado caso Taiwanés, por
ejemplo, se ha mostrado que el proceso de desarrollo
ha estado fuertemente guiado por el Estado y no dejado
en manos del mercado. El Estado intervino juiciosamente, en todo el período de posguerra, de cuatro maneras principales. Generó una distribución inicial del
ingreso que no fue excesivamente desigual, usando la
reforma agraria como medio importante para regular la
migración campo-ciudad, elevando de ese modo los
ingresos rurales y evitando la presión excesiva hacia la
baja de los salarios en las ciudades; dirigió los créditos
hacia los sectores claves, mientras se usó la devaluación
de forma muy selectiva y no como pieza central de la
política económica, y se previno la especulación monetaria (a través de un sistema financiero orientado hacia
la banca); se utilizó la protección, pero con orientación
hacia las exportaciones y hacia el crecimiento, y una
participación multinacional y una apertura sostenida a
las presiones del mercado, y tuvo un aparato efectivo
de política económica en el Estado, afianzado por altos
niveles de competencia técnica y estabilizado a través
de un corporatismo político (23). Como es bien sabido,
estas condiciones no fueron creadas en la mayoría de
los países en desarrollo, fuera del contexto asiático.
Altos niveles de inequidad en el ingreso, inestabilidad
de los precios, crédito monetario sin control e inestabilidad política han reinado, por ejemplo, en muchos países de América Latina.
Estas condiciones de la política macroeconómica,
por otra parte, no parecen ser suficientes en sí y por sí
mismas para generar milagros de desarrollo. Wade, por
ejemplo, hace notar que todo el aparato técnico que
generó el contexto macroeconómico y la trayectoria de
Taiwán dependió del “corporatismo autoritario” del Estado taiwanés, manteniendo bajo control a los elemen-
tos disidentes de la sociedad civil, fueran éstos de oposición popular o elementos de la elite capitalista, sin
tener que recurrir a una abierta dictadura (24). No se
trata de que nos guste o no el autoritarismo o el
corporatismo, sino que las condiciones existieron en
Taiwán para mantener grandes segmentos de actores
económicos en condiciones de coordinación entre sí, de
manera que pudieran recorrer a lo largo de las trayectorias tecnológicas. La estrategia macroeconómica depende de la existencia de estas otras condiciones. Y es
importante comprender que el autoritarismo por sí solo
no logra este objetivo; muchos otros países en desarrollo
intentaron el autoritarismo, pero sin éxito. Tan riguroso como pudo haber sido en Taiwán, el autoritarismo, puntualiza Wade, no necesitó ser más duro del que
fue porque hubo condiciones más profundas de 'acuerdo' -de convención, nos atrevemos a decir- en la misma sociedad civil, que lo mantuvieron amarrado.
Los microinstitucionalistas reclaman que "obtener los
precios justos" es el medio para el desarrollo y que,
para hacerlo, el Estado debería, como su primer objetiva, asegurar la ausencia de impedimentos a la acción
del mercado. Esto es completamente opuesto al análisis
de Taiwán examinado más arriba. El problema es no
sólo fáctico -es decir, que hay una pequeña evidencia
concreta para ello en casos como Taiwán, Singapur o
Corea- sino también teórico. Abogar por el uso de un
Estado para obligar al mercado supone estabilidades
institucionales fundamentales que no existen en muchos
países. También presume que, básicamente, los actores
relevantes en la economía están preparados para jugar
con las reglas del mercado, esto es, que hay un amplio y
profundo acuerdo social acerca de los mercados. Mercados, en otras palabras, son convenciones entre personas
que permiten una forma específica de acción colectiva,
aquella de las “relaciones de mercado". Esto puede existir
en los Estados Unidos, pero no es la esencia del contrato
social en la mayoría de los otros países, aun en la Europa
continental Par lo tanto, es engañoso invocar la necesidad,
por parte del Estado, de prevenir a las instituciones de
obstaculizar al mercado como una precondición para el
desarrollo, como lo hacen algunos nuevos institucionalistas
como Douglass North (25).
Las convenciones o interdependencias no transadas
requeridas para trayectorias tecnológicas exitosas, en
consecuencia, no pueden ser reducidas a los niveles
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17
MICHAEL STORPER
macro o micro de la mayoría de los análisis, aun cuando —como se ha sugerido en el caso taiwanés— las
macroinstituciones puedan facilitar la formación de esas
convenciones y que tales convenciones puedan realmente apuntalar el funcionamiento del mercado.
orden colectivo y de coordinación hace a este equipo
propenso al fracaso. En los años setenta, Italia estableció gobiernos regionales mucho más autónomos que
fueron dotados con un amplio rango de poderes para
promover el desarrollo económico, aunque no con mucho poder directo en materia de política industrial. En el
mismo período, la Cassa per II Mezzogiomo estuvo bien
activa para instalar todo tipo de bienes públicos e inversiones privadas en las regiones del sur. Y entonces
vino Europa, con su inyección masiva de recursos provenientes de los fondos estructurales de la Comunidad
Económica Europea. Nunca hubo un campo de prueba
más ideal para tratar de promover el desarrollo regional
en una región subdesarrollada: financiación nacional e
internacional y descentralización institucional dentro de
un país rico y constitucionalmente estable, donde otras
regiones en el mismo país experimentaron un impresionante crecimiento económico internacionalmente competitivo durante esas décadas. El destino de los gobiernos regionales y de las economías de las regiones del
sur es indicativo del problema. Putnam y otros (27)
estudiaron los gobiernos regionales entre 1970 y 1990,
mostrando que en el sur todos ellos desempeñaron
pobremente su labor, mientras que los del norte lo hicieron correctamente. ¿Por qué? Porque la ausencia de
lo que él llama "cultura cívica", y lo que nosotros estamos denominando como un conjunto de convenciones
virtuosas de coordinación económica (interdependencias
no transadas), hace que cualquier esfuerzo por crear
instituciones formales o por aplicar inversiones esté
condenado a fracasar. Desconfianza, miedo y agrupaciones sociales muy particulares, como la familia natural o la familia de la mafia, impiden la formación de
esas convenciones, no importa cuán alto sea el nivel de
inversión o cuán amplios los poderes institucionales.
Sin necesidad de invocar el problema de la mafia, que
es específico al caso italiano, fácilmente podemos ver
fenómenos análogos en otras regiones de los países en
desarrollo.
Esta idea de que el desarrollo debe consistir de las
trayectorias duales de tecnología y convenciones y que
ellas deben ser consistentes entre si, y de que las
convenciones no son estrictamente micro ni macro, está
sugerida por dos ejemplos. El primero es "el desarrollo
sin componentes físicos”. Alemania y Japón de posguerra se encontraron con poca planta física o infraestructura. En términos de su capacidad productiva bruta
per cápita, ellos eran algo parecido a los países en
desarrollo de bajos ingresos, de hoy. Fueron ayudados
por el Plan Marshall, por algunas fortunas privadas que
sobrevivieron a la guerra y, en última instancia, por
algunas inversiones extranjeras, la mayor parte proveniente de los Estados Unidos. Pero se produjo un desarrollo económico fabuloso a partir de un miserable punto de partida en términos de componentes físicos. Quiero sugerir que este desarrollo no puede reducirse a la
presencia de existencias fijas de "capacidades" o de
"capital humano”, aunque ciertamente existían en buena cantidad. Más bien, tanto el pueblo alemán como el
japonés establecieron sistemas de relaciones que les
permitió, en primer lugar, reconstruir su infraestructura
física y después convertirse en vigorosos innovadores
en varios sectores y, de ese modo, participar de forma
creciente en los mercados mundiales. Estos sistemas
de relaciones no fueron, pienso yo, meros reflejos de
las estructuras constitucionales formales impuestas a
ellos luego de la guerra (26). Algunos países que comenzaron con equipos físicos relativamente intactos,
con regímenes constitucionales estables y posiciones
geopolíticas favorables, como Gran Bretaña, estaban
en peor situación en el mismo período. ¿Será que los
actores económicos en estos países están encerrados
en formas de coordinación de "nivel medio" poco efectivas entre si? Las claves del éxito fueron las miles de
formas en que los actores interactuaron en las empresas, en los mercados de trabajo, en las instituciones de
investigación y en los sistemas de insumo-producto que
importan para una efectiva coordinación económica.
El ejemplo francés también es revelador. La aplicación
de una "política de crecimiento endógeno", con orientación hacia los componentes físicos por parte del gobierno
socialista a lo largo de los años ochenta, subrayó el
mejoramiento de la calidad de los factores de producción
en las regiones subdesarrolladas del territorio nacional
(educación, caminos, telecomunicaciones). El poderoso
El segundo tipo de ejemplos es aquel de los "componentes físicos sin desarrollo", donde la ausencia de un
REVISTA EURE
18
DESARROLLO TERRITORIAL EN LA ECONOMIA GLOBAL DE APRENDIZAJE
gobierno central también descentralizó numerosos mecanismos de producción (fabricación rutinaria), así como
centros avanzados de investigación hacia regiones
menos desarrolladas. Más aún, y a diferencia del caso
italiano, esta política fue ejecutada por un Estado central
fuerte y provisto de gente extremadamente capaz. Y
todo esto fue combinado con una gran reforma
institucional en 1982, una descentralización del poder
administrativo conocida corno Leyes Auroux. Pero, en
su mayor parte, se repitió el antiguo modelo de "París y
el desierto francés". El problema no es tan dramático
como en el Mezzogiorno, económica o sociológicamente.
Es análogo, sin embargo, en el sentido de que las
regiones y localidades de Francia que están excluidas
del proceso de desarrollo han sufrido durante tanto
tiempo la pérdida de sus propias capacidades autónomas
de acción, que una mera ley de descentralización,
combinada con componentes físicos, no bastan para
construir algo parecido a las capacidades colectivas
para el desarrollo basado en el aprendizaje. El aumento
de las capacidades, del capital físico, del conocimiento
del mercado, etc., es una ardua tarea, pero es más
importante "amalgamar" todo eso en un conjunto de
convenciones que establezcan el marco para la acción
colectiva, conocida como aprendizaje tecnológico en un
espacio tecnológico-económico dado.
aprendizaje. Los rasgos específicos de tales políticas
son muchos y variados. Las palabras clave son: redes,
flexibilidad, descentralización, vínculos interempresadales, investigación y desarrollo, tecnópolos, capacitación, etc. Estos son los bienes públicos que dichas
políticas dicen necesitar hoy en día. Debería admitirse,
sin embargo, que tenemos poca evidencia sistemática
respecto de su eficacia, menos aún respecto de cómo
encajan juntas en un todo coherente, y virtualmente
ninguna respecto de la forma en que ellas operan en el
tiempo. Y, francamente, muchas de estas palabras se
han convertido en meras listas vacías que son usadas
para justificar casi cualquier tipo de acción localista.
Aun así, el objetivo de la política puede al menos ser
definido de una forma que hace sólo una década era
imposible: generar una trayectoria tecnológica (productos y procesos) en un espacio económico determinado,
recorriéndole y expandiéndola. Y los medios que la
política debería adoptar para cumplir esta tarea deben
calibrarse, a tono con esta visión de la tecnología, como
un proceso dinámico que es continuo y discontinuo a la
vez, donde mucho de ello consiste del conocimiento
tácito desarrollado por los actores y entre los actores
(especialmente a través de las interacciones usuarioproductor), y donde la competitividad estructural es tan
importante como la competitividad del mercado.
Nótese que los bienes públicos proporcionados por
tales políticas difieren de aquellos prescritos por la corriente principal de la teoría económica, lo mismo que
su justificación política (28). En esto último, a veces
ocurren "fracasos del mercado", y los bienes públicos
pueden ser proporcionados para rectificarlos. Tales
bienes públicos deben tener aplicaciones en toda la
economía, es decir, deben ser lo más genéricos posibles
(habilidades generales de la mano de obra, infraestructura, etc.). Entonces pueden ser implementados por
determinados actores del sector privado, en combinación con fondos específicos de empresas e industrias.
El gobierno no "elige ganadores" en este análisis. La
nueva teoría también requiere de una política para producir bienes públicos donde los mercados tienen la
probabilidad de fracasar, pero permite que ellos puedan
ser específicos a los espacios tecnológicos; son sus
propiedades de desarrollo (evolución a lo largo de trayectorias a través del aprendizaje) las que finalmente
generalizan sus beneficios para toda la economía y
5. ALGUNAS SUGERENCIAS
ACERCA DE POLITICAS CON
TRAYECTORIAS GEMELAS
Este tipo de análisis sobre lo que los países y regiones
deben hacer para dominar actividades impulsoras en
una economía global de aprendizaje, es decepcionante.
Lo es por su monstruosa complejidad, mucho más que
cualquiera de los marcos de política ortodoxa existentes
("mercados", "obtener los precios justos”) o incluso más
que las bien conocidas políticas heterodoxas (Instituciones", "capacidades", "redes"). Déjenme tratar de
ofrecer algunas sugerencias generales de los principios
de política que derivan del análisis presentado.
Política para las trayectorias tecnológicas. Los estudiosos del desarrollo basado en la tecnología han comenzado a elaborar un marco de política en la economía de
REVISTA EURE
19
MICHAEL STORPER
sociedad. Estos bienes públicos comienzan con
características específicas que posteriormente tienen
efectos generales a través del aprendizaje, de los excedentes tecnológicos y de las complementariedades, y
estos efectos generales pueden entonces ampliarse en
el tiempo y en el espacio. Los fracasos del mercado, en
otras palabras, pueden ser específicos a los espacios
tecnológicos y, por lo tanto, los medios para rectificarlos
deben orientarse hacia los actores en esos espacios.
En la literatura contemporánea, tales medios incluyen
instituciones para una cantidad de propósitos: a) facilitar las redes industriales entre establecimientos donde
los mercados conducen a fracasos en el intercambio de
información; b) ayudar a las empresas a beneficiarse
de existencias comunes de conocimiento tecnológico,
donde ellas no pueden hacerlo individualmente ni celebrar contratos para hacerlo colectivamente, y c) coordinar las inversiones colectivas en mercados locales de
trabajo, donde las empresas individuales pudieran tender a retener tales inversiones por temor a los efectos
independentistas de otras empresas o de los trabajadores (29). Estas instituciones, sin embargo, deben estar
afianzadas en las situaciones de acción definidas por
los propios participantes; no hay posibilidad de que
funcione una fórmula ex ante. En otras palabras, las
instituciones deben estar afianzadas en un soporte llamado convenciones; al final, las instituciones son convenciones en si mismas.
suministro de investigación y desarrollo precompetitivo
y habilitante.
Muchos de estos objetivos estuvieron detrás de la ley
brasileña que protegió el mercado de las computadoras
en los años ochenta (la lei de informatica). La idea
consistió en estimular el desarrollo de capacidades específicas a un espacio tecnológico particular en la economía y, de ese modo, promover la competitividad estructural de la economía brasileña en algunas partes
del mercado mundial de computadores. No se discute
que esta política permitió que ciertas capacidades se
desarrollaran en Brasil, sobre todo en algunos
subsectores del espacio tecnológico, como la banca
electrónica (30). Sin embargo, no es evidente que los
programas emprendidos sean capaces de llevar al
aprendizaje en el sentido que lo hemos definido aquí
(como desarrollo endógeno original del espacio tecnológico), no corno la mera copia de habilidades o componentes físicos ya desarrollados anteriormente, y la
prueba de esto es que Brasil virtualmente no tiene presencia en el mercado mundial en materia de computación, de programas de computación o de
semiconductores (mientras que si la tiene Corea del
Sur, otro país en desarrollo).
Schmitz y otros atribuyen este fracaso a la falta de una
política industrial global (31). En otras palabras, aparentemente la política fue enfocada hacia el uso del
gran mercado nacional como forma de adquirir el nivel
de habilidades y de componentes físicos existentes en
otras partes (pero la política no fue exitosa del todo,
incluso en esta dimensión limitada del proceso de
aprendizaje), en vez de caminos de transición viables, a
partir de esta “existencia" inicial de recursos humanos y
físicos, hacia otros puntos a lo largo de una trayectoria
tecnológica. Un elemento clave de cualquiera de estas
políticas es precisamente un sentido de caminos de
transición viables, en gran medida a la manera en que
fue concebida explícitamente por los tecnócratas de la
política industrial taiwanesa a lo largo del período de
posguerra (32).
Un requisito específico para implementar dicha estrategia
tecnológica, que desafortunadamente es omitido con
frecuencia por los que la practican, es el análisis de
posibles puntos de ramificación tecnológico-organizacionales en espacios tecnológicos específicos. Estos
son los puntos en que los espacios tecnológicos son
susceptibles de redefinirse (las “ventanas de oportunidad"), cuando es posible introducir o conocer a fondo
productos que servirán de apoyo para el aprendizaje y
que no están inmovilizados por los productores existentes. En estos puntos de la trayectoria de un espacio
tecnológico, los países y las regiones tienen la posibilidad de iniciarse, porque los nexos de las economías
externas y de las interdependencias no transadas de
los fuertes productores existentes pierden algo de
su fuerza. En este caso, los bienes públicos específicos
están orientados hacia la ayuda de industrias incipientes
o que "están en sus momentos iniciales", e incluyen el
En general, entonces, los tipos de políticas industriales
basadas en la tecnología, a los que nos referimos aquí,
no sólo deben corregir los fracasos del mercado dentro
del espacio económico-tecnológico y proporcionar una
temprana partida, sino también sustentar la trayectoria
REVISTA EURE
20
DESARROLLO TERRITORIAL EN LA ECONOMIA GLOBAL DE APRENDIZAJE
del aprendizaje. Los medios clave para realizar esto,
que han sido explorados anteriormente (33), incluyen:
a) centros tecnológicos regionales para promover las
innovaciones incrementales en curso; b) capacitación
laboral para la adaptación industrial; c) centros de servicio industrial para la adaptación coordinada de las
empresas, y d) fondos de desarrollo regional e industrial capaces de mirar hacia adelante, indicar el camino
e impulsar tempranamente desde la base los esfuerzos
de desarrollo para la transición de un punto a otro en
una trayectoria dada, o bien saltar de una trayectoria, a
través de una “ventana de oportunidad" tecnológica, a
otra diferente, pero paralela.
no transada. Tales convenciones tienen la posibilidad
de ser diferentes para los distintos espacios tecnológico-económicos. El punto en cuestión es que estos espacios tienen que existir para que la dinámica de aprendizaje sea ubicada en su lugar.
La metáfora de las convenciones, los marcos de acción
común, las interdependencias no transadas como un
tipo de pegamento, es particularmente reveladora para
el caso brasileño contemporáneo. En un detallado estudio reciente acerca de la modernización tecnológica de
la industria brasileña, Ferraz, Rush y Miles (34) señalan
que hay un enorme aprendizaje a nivel de la empresa
que se manifiesta en diferentes sectores industriales de
la economía brasilera. Pero un elemento que falta en
las estrategias de las empresas, dentro de sus detallados estudios de datos, es la posibilidad de la cooperación
interempresarial, es decir, de cimentar relaciones externas que involucren interdependencia (35). Ante la ausencia de la posibilidad de cimentar tales interdependencias, las empresas deben confiar en la modernización, la que está confinada, en la mayor medida posible, dentro de los límites de las unidades de producción
de la empresa. Esto puede funcionar para algunos productos, pero no para todos, en especial para aquellos
sistemas de producción donde el aprendizaje tecnológico
depende en sumo grado de la especialización y el intercambio interempresarial, o de los mercados de trabajo
que están altamente externalizados, condiciones que
hoy en día se piensa son centrales para el aprendizaje
tecnológico en muchos sectores industriales (36). La
inestabilidad generalizada al nivel macro de la reciente
experiencia brasileña, combinada con una desconfianza
generalizada al nivel de las relaciones interempresariales
y en los mercados de trabajo, son claros impedimentos
para el aprendizaje; cimentar tales convenciones desde
el principio es hoy una tarea crítica en la economía
brasileña, como en muchas otras, lo que determinará si
los componentes físicos que las empresas están preparadas para instalar serán una imitación competente y
por una sola vez de las mejores prácticas importadas
de otras partes, o bien el cimiento técnico de un complejo proceso social de desarrollo basado en el aprendizaje.
Trayectorias de las convenciones. Colocar a las convenciones en su lugar es una tarea mucho más azarosa
que poner a las trayectorias tecnológicas en movimiento, por más difícil que esto último pueda ser. No obstante, algunos responsables de la formulación de políticas
y muchos estudiosos institucionalistas ya hacen referencia implícita a esta tarea cuando analizan, sector por
sector, los requisitos de coordinación entre los diferentes actores que han de participar en el sistema de
producción. ¿Por qué los productores textiles necesitan
subcontratistas que son, a uno y al mismo tiempo, altamente sensibles a los costos y altamente adaptables a
los mercados cambiantes y a la dimensión temporal de
la producción? ¿Por qué esos mismos subcontratistas,
para sobrevivir, necesitan de los suministradores de
pedidos, quienes compensarán sus elevadas órdenes
de compra con condiciones razonables de pago y de
crédito, lealtad a largo plazo y tecnología y conocimiento compartido? Nótese que ambas partes de una relación que requiere de coordinación necesitan aminorar
su incertidumbre de algún modo con el fin de desempeñarse de forma óptima, en ausencia de lo cual su cometido no será tan bueno (los productores tendrán que
internalizar una mayor producción, perdiendo flexibilidad y especialización, y los subcontratistas invertirán
menos en sus capacidades, se inclinarán a prestar una
menor atención a las estipulaciones específicas del
productor, e incluso estarán propensos a ser exprimidos por el productor a causa de la compresión y
volatilidad de sus costos). Esta incertidumbre puede ser
reducida, siempre que todas las partes acuerden reglas
de juego que sean mutuamente coherentes. Esto es lo
que hemos llamado convenciones o interdependencia
Aquí hay una función para las instituciones, en especial
para las que promueven la confianza y la cooperación
en la forma en que son específicas a espacios tecnoló-
REVISTA EURE
21
MICHAEL STORPER
gicos y económicos particulares, sin las cuales la
interacción es sólo para la sobrevivencia y no para el
aprendizaje. Con todo, las instituciones sólo pueden
ayudar en la medida en que los actores, que supuestamente se hallan coordinados por las instituciones, están favorablemente dispuestos a ser coordinados. Las
reglas formales son fácilmente ignoradas o evadidas. El
fortalecimiento institucional debe, por lo tanto, estar
situado dentro del contexto de los mismos actores, cimentado sobre lo que ya existe hacia algo mejor; las
reglas no pueden ser impuestas como conjuntos formales sobre actores poco dispuestos a aceptarlas.
y convenciones pueden ser dirigidas, sin ser presa
de la falta de foco, de costos de transacción o de un
duro comportamiento "buscador de utilidades" que con
frecuencia acompaña a las políticas altamente centralizadas (al nivel nacional), sobre todo en los países
grandes.
6. CONCLUSION
Las trayectorias duales de la tecnología y las convenciones que han sido expuestas aquí como elementos
de la política de desarrollo económico, se admite que
son hoy en día componentes de política mucho más
complejos que lo normal. Y el objetivo de la política
sugerido —el que los países de ingreso medio en vías
de desarrollo deben necesariamente desarrollar algunas actividades impulsoras, definidas como actividades
que tienen suficientes ventajas absolutas endógenas
para su participación en el mercado mundial— es más
alto y más difícil que el de sustitución de importaciones
y que el de keynesianismo nacional. La agenda propuesta puede sonar utópica, si no imposible. No se
propone como el único objetivo o los únicos medios de
la política económica o regional hoy día, sino como un
componente necesario de dichas políticas, sin el cual
no hay un "motor" intensivo de valor agregado para el
resto de la economía nacional en virtud de las restricciones generales vigentes. Muchas otras tareas para la
política, y de los medios para implementar otras políticas,
deben ser pensadas de principio a fin para las economías
en desarrollo, sobre todo para aquellas que tienen que
ver con las restricciones externas, insistiendo en un
mejor conjunto de reglas para la producción internacional, el comercio y los flujos de capital, y en una estrategia
interna que incluya una redistribución del ingreso, una
política social y una racionalización total de las instituciones económicas. Pero ya no es posible considerar
estas últimas políticas, ampliamente orientadas hacia
la “redistribución y la justicia", sin considerar también
las difíciles (y menos correctas, en términos políticos)
tareas de la construcción laboriosa de prácticas económicas —nos atreveríamos a decir ¿una nueva "sociedad
civil" económica?— que podrían permitir a las economías
de ingreso medio insertarse de nuevo en el mundo de la
actividad económica avanzada, del cual muchas están
El papel regional. En cualquier conjunto de políticas se
presenta la cuestión del diseño y alcance institucional,
y este es precisamente el caso para algo tan complejo
como el desarrollo económico de vanguardia. Este es
un asunto relacionado no sólo con el tipo de acción a
ser tomada, sino con la forma cómo lograr que los
actores apropiados la tomen. Este es el problema de
“ejercicio del poder" en las políticas industriales basadas
en la tecnología (37).
En términos de bienes públicos específicos en la tecnología, hay tres candidatos para tal ejercicio del poder. El
más tradicional y obvio es el de los grupos sectoriales
de empresas. Pero también hay otros dos igualmente
promisorios. Uno se refiere a los grupos de empresas
en espacios tecnológicos, jurisdicciones intersectoriales
donde probablemente existan excedentes tecnológicos
o donde haya trayectorias tecnológicas convergentes o
complementarias e interdependientes. El problema
consiste en traer a las empresas a estos espacios,
especialmente cuando éstos son espacios potenciales
y no efectivos, para interactuar con suficiencia y en la
dirección correcta.
El tercer candidato, a menudo pasado por alto, es
la región. Dado que los centros tecnológicos de muchas industrias —y, lo que es más importante, de muchos espacios tecnológicos— están altamente localizados, se deriva de ello que los bienes públicos específicos, que la política ha de proporcionar, estarían orientados en gran medida hacia regiones determinadas.
Todos estos niveles describen comunidades de grupos
focalizados de actores económicos, subdivisiones
coherentes de la economía a través de las cuales las
políticas basadas en trayectorias duales de tecnologías
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DESARROLLO TERRITORIAL EN LA ECONOMIA GLOBAL DE APRENDIZAJE
(15) Veltz, op. cit., Vernon, R. Sovereignty at Bay: ¡ha Multinational
Spread of US Enterprises, Basic Books, Nueva York, 1971. Lipietz,
A. Le Capital et Son Espace, F. Masacro, Paris, 1977. Frobel,
Heinrichs y Kreye, The NOW Intenational Division of Labor, Cambridge
University Press, Cambridge, 1980.
siendo crecientemente excluidas. Ese ha sido mi objetivo en este trabajo.
N
O
T
A
S
(16) Veltz, ibid.
(17) Especialmente el trabajo de la escuela californiana. Ver Scott,
A.J., Metropolis, University of California Press, Berkeley y California,
1988.
(1) Este documento fue preparado mientras el autor era Director
Investigador visitante en el Institut de Recherches sur les Sociétés
Contemporaines (IRESCO), Paris, en dos de sus unidades de investigación: el Centro de Sociología Urbana y la Agrupación de Investigaciones “Instituciones, Empleo y Política Económica". El apoyo
financiero fue brindado por el programa PIR-Villes del CNRS 7, lo
que se reconoce con gratitud. El autor quisiera agradecer particularmente a Francis Godard, Edmond Preteceille, Christian Topalov y
Robert Salais por su apoyo a este trabajo.
(18) Lundvatl ha argumentado esto con mayor amplitud. Véase:
From Technology as a Productive Factor to Innovation as an
Interactive Process, Coloquio sobre redes de innovadores, Montreal,
1-3 de mayo de 1990;y User-Producer Interactions and Technological
Change, Conferencia de la OCDE, TEP, Paris, La Villette, junio de
1990.
(19) Storper, M. “The Geography of Conventions", en Industrial
Economics, Spatial Economics (en prensa), Rallet A. y A. Torre,
editores, París, 1994.
(2) Versiones anteriores de este documento fueron presentadas en
la conferencia “Globalización, fragmentación y reforma urbana: el
futuro de las ciudades brasileras en la crisis", 26-29 de octubre de
1993, Itamontes, Minas Gerais, Brasil (IPPUR, Universidad de Río
de Janeiro y Federación de Organizaciones para la Asistencia Social y Educacional), y en el seminario internacional “Estrategias de
desarrollo regional y nacional: el caso de Marruecos”, 21-22 de
octubre de 1993, Marrakesh (Ministerio Marroquí de Economía y
Asuntos Sociales y Universidad de Aix-Marsella, Francia).
(20) Un completo examen del grado de "nacionalidad" de las
multinacionales puede verse en Carnay, M., "Multinationals in a
Changing World Economy: Whither the Nation-States" en Camoy,
M., Castells, M., Cohen, S., Cardoso, F.H. editores, The New Global
Economy in the Information Age: Reflections on our Changing World,
Macmillan, Londres, 1993, pp. 45-97. Véase además: Dunning, J.H.,
Multinationals, Technology and Competitiveness, Unwin Hyman,
Londres, 1988; Patel, P. y Pavitt, K., Largo Firms in ¡he Productbnof
¡he World's Technology: An Important Case of Non-globalization,
Journal of International Buisness Studies.
(3) Se ha definido a los países de ingreso medio de acuerdo con la
definición estándar adoptada por el Banco Mundial.
(4) Véase, entre otros: C. Furtado, Formao economica do Brasil,
Universidad de Brasilia Editor, Brasilia, 1963, y D. Robertson,
Accumulation and Development: the Logic of Industrial Civilization,
Oxford, 1983.
(21) En relación con los errores de las políticas tecnológicas orientadas hacia determinadas metas, véase: Ergas, H., Conferencia sobre sistemas de innovación, Bolonia, octubre de 1992.
(5) Véase, por ejemplo, la literatura de la escuela de la CEPAL:
Prebisch, R., La obra de Prebish en CEPAL, Fondo de Cultura Económica, México, 1982; Hirschman, A., the Strategy of Economic
Development, Yale University Press, New Haven, 1958.
(22) Ver, entre otros: G. Dosi, K. Pavitt y L. Soete, 1991, op. cit.; y L.
Tyson, 1992, Who's Bashing Whom? Washington D.C.: Instituto para
la Economía Internacional.
(6) Lipietz, A. Mirages et Miracles: Problemes de l'industrialisation
dans le Tiers Monde, Ediciones La Decouverte, París, 1985.
(23) Wade, R. Governing the Market: Economic Theory and the
Role of Government in East Asian Industrialization, Princeton
University Press, Princeton, New Jersey, 1990.
(7) OCDE, Trade and Output, OCDE, París, 1992.
(24) Ibid.
(8) Storper, M. Industrialization, Economic Development and the
Regional Question in the Third World, Pion, Londres, 1991.
(25) North, D. Structure and Change in Economic History, Norton,
Nueva York, 1981.
(9) Celso Furtado, op. cit.
(10) Knight, F. Risk, Uncertainty and Profit, AH Kelly, Nueva York, 1921.
(26) Scully, Gerald W., Constitutional Regimes and Economic
Growth, Princeton University Press, Princeton, 1992.
(11) Lundvall B.A. The Leaming Economy. Trabajo presentado a la
Sociedad Europea de Economía Política Evolutiva, 1992.
(27) Putnam, D., y otros, Making Democracy Work, Princeton
University Press, Princeton, 1992.
(12) Storper, M. The limits to Globalization: Technology Districts
and International Trade, Eco nomic Geography, 68, 1, 1992, 273-305.
(28) Bottanski, L y Thevenol, L De la justification, Gallimard, Paris, 1991,
(13) Dosi, G., Pavitt, K. y Soete, L. The Economics of Technical
Chango and International Trade, New York University Press, Nueva York,
1990.
(29) Storper, M. y A. J. Soott. The Wealth of Regions: Market
Forces and Policy Imperativos in Local and Global Context,
en Economic Development Quarterly (de próxima publicación),
1993.
(14) Veltz, P. L'economie des villes, entre la monte du global et le
retour du local, LATTS-CERTES, Ecole Nationale des Ponis el
Chausses, París, 1993.
(30) Schmitt, H. y Cassiolato, J. editores. Hligh Tech for Industrial
Development: Lessem frorn the Brazilian Experience in Electronics
and Automation, Routledge, Londres, 1992.
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MICHAEL STORPER
(31) Ibid.
(32) Wade, op.
(33) Storper y Scott, op. cit.
(34) Ferraz, J.C.; H. Rush y I. Miles. Development, Technology
and flexibility: Brasil Faces the industrial Divide, Routledge, Londres, 1992.
(35) Ibid.
(36) Externalización: véase Foray, The Secrets of Industry are in
the Air: Elements pour un cadre d'analyse du phonne durseau
d'innovateurs, Coloquio sobre redes de innovadores, Montreal, 1-3
de mayo de 1990.
(37) Esto será desarrollado con más detalle en Storper, M.,
Technology or Labor?, National Econorny or Global Economy?
Competing Visions of Competitiveness Policy for the Clinton
Administration (a ser publicado en MV. Campos y B. Driscoll, editores), 1993.
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