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El maná agridulce de la inmigración
El maná agridulce de la inmigración
Esta es la conclusión a la que llega el Banco Mundial en su nuevo informe Global Economic Prospects, publicado
esta semana: "La migración comporta enormes ventajas económicas, aumenta el bienestar de los emigrantes y de
sus familias así como el bienestar general tanto en los países de origen como en los de destino"
Aunque quienes han sentido en su piel el alambre de espino en Tijuana o Melilla, o echan de menos a sus familias en la
lejana Chiapas o en Senegal, puedan discutirlo, la migración optimiza la eficiencia económica y, en una economía
globalizada de libre intercambio de bienes y servicios, beneficia a todos.
Esta es la conclusión a la que llega el Banco Mundial en su nuevo informe Global Economic Prospects, publicado esta
semana: "La migración comporta enormes ventajas económicas, aumenta el bienestar de los emigrantes y de sus
familias así como el bienestar general tanto en los países de origen como en los de destino". Las remesas - el dinero que
envían los inmigrantes desde los países ricos a sus familias en África, América Latina o Europa del Este- ascienden ya a
unos 232.000 millones de dólares (192.000 millones de euros), 140.223 millones de euros enviados a los países pobres.
Estos flujos duplican la ayuda oficial al desarrollo y son "una fuente importante de ingresos para los países en
desarrollo", asegura el informe. Los países que mas remesas ingresan son India (18.441 millones de euros), China
(18.105) y México (15.382). Curiosamente, Francia registra ingresos por valor de 10.792 millones por la entrada de
remesas.
Es más, el aumento en la emigración de trabajadores de baja cualificacion reduce significativamente la pobreza en los
países en desarrollo ya que, aparte de las remesas, reduce las presiones bajistas sobre sueldos sobre los trabajadores que
permanecen. "La emigración permite que la mano de obra sea utilizada una manera más eficiente. Calculamos que un
emigrante multiplica sus ingresos por tres", ha explicado Dilip Ratha, uno de los autores del informe, en una entrevista
con La Vanguardia.
Los países ricos también se benefician. La inmigración "eleva la rentabilidad el capital y reduce el coste de producción",
afirma Ratha. Si la inmigración eleva la población activa en un 3% en un país desarrollado - calculan los economistas
del Banco Mundial-, la consecuencia será un incremento de la renta del 0,4% para los residentes nativos. "Y ayuda a
flexibilizar el mercado de trabajo".
El Banco Mundial reconoce que hay algunos perdedores - trabajadores de baja cualificacion en los países ricos, por
ejemplo- y advierte del impacto negativo de la pérdida de empleos de alta cualificacion. La fuga de médicos de India y
Pakistán, por ejemplo, supone un deterioro de los servicios sanitarios.
Pero, en general, el Banco Mundial defiende una tesis panglosiana - el mejor de los mundos posibles- respecto a la
inmigración, fenómeno que se califica, en inglés. como de "win, win",y llega incluso a cuantificar los beneficios por
sector. El mismo aumento de la migración del 3% supondrá beneficios de 121.500 millones de euros para la gente que
se queda en los países pobres, de 137.600 millones para los que emigran y de 43.300 millones para los que viven en
países ricos.
Sin embargo, entrevistas con emigrantes mexicanos y centroamericanos en EE. UU. reflejan la desesperación por un
sistema económico que les obliga a abandonar sus países. La economía de la inmigración de Nebraska, por ejemplo, en
la gran llanura del interior americano, donde viven ya unos 5.000 inmigrantes guatemaltecos, no parece el más racional
de los mundos posibles. No es que los inmigrantes no sean conscientes del aumento de su bienestar, por el cual han
pagado a traficantes (coyotes)hasta 5.000 o 6.000 dólares desde Huehuetenango, en las sierras del norte del país
centroamericano, hasta las plantas de procesamiento de carne de Omaha. Pero da que pensar la acumulación en estados
como Iowa y Nebraska, de enormes montañas de maíz que alcanzan tres metros de altura.
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El maná agridulce de la inmigración
Los inmigrantes guatemaltecos en Nebraska, al igual que los oaxaqueños en California o los indígenas de Puebla en
Queens (Nueva York), proceden de culturas milenarias cuyas economías tradicionales giraban en torno a los pequeños
cultivos de maiz. Ese cultivo es tan importante culturalmente que el Nobel guatemalteco Miguel Ángel Asturias tituló su
novela Hombres de maíz.No es casualidad que la asociación católica de apoyo a los guatemaltecos en Nebraska se llama
Ixin (maíz en lengua indígena). Las importaciones desde EE. UU. y Canadá han quebrado la economía campesina y
hundido los precios del maíz. Pero, como han comprobado los nuevos inmigrantes en Nebraska, los granjeros del Medio
Oeste estadounidense están subvencionados con casi 23.000 millones de dólares en un sistema enormemente productivo
que ha generado un excedente sin precedentes. Mientras tanto, hay un grave peligro de que los pueblos de Guatemala,
Chiapas u Oaxaca queden despoblados del todo. "No hay apoyo al campo en el pueblo y se va la gente" , dice Oralia
Maceda, una de las muchas indígenas oaxaqueñas afincadas en el valle central de California.
Casi todos los inmigrantes mexicanos y centroamericanos entrevistados desde las plantas de carne en Carolina del Norte
y Nebraska hasta las viñas de Fresno en California añoran las culturas de sus países de origen, y muchos albergan el
sueño de volver. La vision panglosiana de la migración del Banco Mundial parece ser fruto de la siguiente lógica: dado
el mundo desigual existente, la migración es la mejor solución posible.
ANDY ROBINSON
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