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World Youth Movement for Democracy
Essay Contest Latin America and Caribbean Regional Winner
t
Cristian Toranzo
Cuba
Es difícil abarcardem
todo lo que refiere la democracia. Más, cuando se ha vivido toda la vida en un país
como Cuba con un sistema totalitario. Democracia está definida en diccionarios de lengua española
como “el poder del pueblo”. Este vocablo proviene del griego “demos”: pueblo y “kratos”: poder. La
juventud cubana sufre la ausencia de espacios democráticos. Esto se ha demostrado en la férrea
militarización y politización de la enseñanza a todos los niveles educacionales y laborales. Además, los
jóvenes cubanos, como consecuencia de la desinformación, poco entienden sobre este tema.
La democracia es un modo de vivir y trabajar juntos. No es perfecta, pero es necesaria para que emanen
nuestros derechos que por encima de todo, nos pertenecen. Nuestra sociedad, la cubana, carece de
valores democráticos. En más de 500 años de existencia Cuba ha gozado solamente de veinte años en
democracia. Aún así, la misma se caracterizaba por algunos desmanes sociales como fueron el racismo y
el caudillismo, que limitaban el ejercicio pleno de un Estado de derecho. Por estas cuestiones, y otras
heredades del castrismo, la sociedad cubana se ha desarrollado en un ambiente en el cual impera el
deseo de unos pocos sobre la mayoría. De esta forma, es obvio que miles de cubanos sientan
preocupación sobre cómo vivir en un ambiente que le es ajeno. La democracia es el deseo de la mayoría
expresada en el voto popular y secreto, y que en su funcionamiento, rigen leyes y peticiones sociales, no
el credo o el partidismo de los que representan una clase determinada en la sociedad. La ley es el medio
por el cual se rige la democracia. Todas las personas deben gozar de sus derechos, los cuales están
expresados en las leyes, y los mismos deben ser respetados por todos. También es saludable hacer un
cambio de aires, es decir, cambiar y probar una nueva política, puesto que de este modo, se descubre
cuál es la mejor opción y qué realmente deseamos. Claro está que todo esto debe ser el resultado de
nuestro trabajo, para que podamos lograr crear la sociedad que anhelamos. La democracia, nos puede
ayudar a cambiar las situaciones que hoy afectan a la nación. El gobierno, debe servir a las personas y no
éstas al gobierno, que es lo que sucede en Cuba. Las personas son ciudadanos, no marionetas de la
cúpula. La libre información y expresión que genera la democracia, nos da una medida de cómo
debemos actuar ante un problema determinado. Por ejemplo, una persona discrepa en el
funcionamiento de una entidad y tiene derecho a dar a conocer públicamente las razones que le afectan,
sin importar que dañe o no a la misma o al gobierno, siempre y cuando sea verdad. El derecho de
hacerlo, puede cambiar el funcionamiento de los procedimientos que hasta el momento estaban
errados o mal empleados, y de esta forma, lograr una mejoría. Informar sobre situaciones que ponen en
peligro la vida de las personas, puede ocasionar a veces que se altere el orden de las cosas, pero no
informarlo, puede ocasionar también la muerte o daños severos a la salud y la economía.
La educación desempeña un papel fundamental en la cultura de una sociedad democrática. La
oportunidad de estudiar y acceder a los medios de estudio, debe estar a la disposición de todos. La
existencia de diversos tipos de escuelas, religiosas, públicas y privadas, provee el tipo de educación que
los padres desean dar a sus hijos y también el que los jóvenes quieren para sí. En las sociedades
democráticas, las escuelas no determinan o limitan el pensamiento de los educandos, sino que apoyan a
los mismos a crear su personalidad y un criterio propio sobre la realidad; no determinan la posición
política del gobierno del partido en el poder, sino que enseñan caminos a tomar y siembran valores
positivos sobre los cuales transitar. Lo más importante de la educación es que se enseñe a respetar la
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diversidad de opiniones, expresiones y creencias. Las personas coexisten independientemente de la
ideología que profesan. El profesor debe hacer que sus alumnos pregunten y piensen para que así
lleguen a sus propias conclusiones.
En mi patria esto no existe. Todo el sistema educacional está en manos del gobierno y en el mismo se
adoctrina a los alumnos acorde a la política del único partido: el comunista. Recuerdo una reunión que
sostuve junto a otros compañeros de lucha del Movimiento Cubano de Jóvenes por la Democracia con
un ex embajador en su residencia en La Habana. Nos dijo que tenía dos hijos, que uno de ellos era
demócrata y el otro republicano, pero que a pesar de esto, no había entre ellos desunión alguna,
simplemente pensaban diferente. Miles de familias cubanas se han roto por cuestiones ideológicas,
siempre porque la política castrista intenta imponer su ideología por encima de todo y de todos. Esto
demuestra cuánto puede lograr la democracia en las relaciones interpersonales de los ciudadanos.
Asimismo, mediante la democracia, podemos cambiar y hacer valer leyes que protejan a las personas
desposeídas. Existen infinidades de proyectos de diferentes niveles que han logrado disminuir la
pobreza en países democráticos. Uno es el apoyo de organizaciones no gubernamentales a la salud y
educación de muchas personas. De la misma forma, el Estado promueve leyes que garantizan la
seguridad y el bienestar para esto. Por otro lado, está la presión de la sociedad para que se formulen
leyes a favor de los pobres y desvalidos.
El respeto y la proclamación de los derechos fundamentales de los hombres son la base de la sociedad
democrática. La Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948, ha sido el eslabón
fundamental en el mejoramiento de este tipo de sociedades. El debate abierto entre partidos que
pretenden llegar al poder, genera contradicciones que mejoran y ayudan a fomentar la disciplina y el
trabajo digno, no sólo de los candidatos al poder, sino de los funcionarios del gobierno, produciendo una
mayor responsabilidad y dedicación en los poderes del Estado y aumentando el compromiso con los
intereses sociales.
El desarrollo de todas las esferas en una sociedad democrática, logra que la economía se dispare, lo que
ayuda a que la sociedad mejore su nivel de vida. La economía de libre mercado ayuda a desarrollar la
calidad y la cantidad de productos que se producen. La competencia genera desarrollo y por ende, baja
los precios, esto se demuestra en los grandes avances científico-técnicos, en más producción con un
mismo costo y en el desarrollo de la intelectualidad humana, generando una mayor riqueza espiritual y
material para toda la sociedad. El Estado en esta fase, debe promover la legislación para lograr el avance
de los sectores económicos, que es al fin, el resultado de la labor de una sociedad democrática.
Desarrollarse científicamente se logra mediante el libre acceso a los conocimientos y eventos de interés
en una sociedad que pretende hacer valer sus derechos, además del empeño y las oportunidades que el
mismo ponga a disposición de todos.
Ante estas preocupaciones, en mi comunidad, activistas de derechos humanos hemos establecido una
red informativa utilizando diversos medios. Poseemos una biblioteca independiente que contiene varios
volúmenes sobre democracia y Estado de derecho. Promovemos también la sociedad civil como medio
de enfrentamiento a las arbitrariedades cometidas por el gobierno y la policía política. Realizamos
actividades que generan conocimiento a diversos niveles y tenemos decenas de videos censurados por
el régimen que circulan entre los pobladores, los que han apagado el discurso oficialista. Hemos logrado
visibilidad y reconocimiento social, denunciamos las violaciones a las leyes y a los derechos humanos
cometidas por las autoridades y creamos un espacio abierto de debate con todos los pobladores.
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Muchos eventos han marcado en mí la perspectiva de la democracia. En mi niñez me tocó vivir una
etapa difícil en la economía cubana, el llamado “periodo especial”.
Entonces no entendía por qué había tantas necesidades. En la escuela me hablaban del bloqueo, pero
existían aquellas primeras tiendas recaudadoras de dólares a las que no podía acceder. Miraba de lejos,
otros niños cómo lucían buena ropa, cómo podían comerse un plato de comida. Yo no tenía familiares
en el exterior. En aquellos momentos, el sueño de todos era poder entrar y comprar cualquier baratija o
quizás un chicle que, a la sazón, era algo bastante importante para un niño que nunca masticó uno.
Pudiera parecer exagerado narrando esto, pero es la pura verdad. Puedo decir tantas cosas que para
cualquiera que no las vivió, serían abstractas. Nunca olvidaré cuánto hacían mi madre y mi familia para
llevar un plato de comida a la mesa. Miraba aquello y me preguntaba si algún día podría cambiarlas.
Nadie sabe lo que un niño puede pensar ni qué es lo que siente en verdad. Hubo momentos en los
cuales blasfemé el nombre de Fidel Castro, sentía rabia por las cosas que un niño como yo pasaba sin
que mi familia pudiera hacer algo al respecto. Era catalogado como desviado ideológicamente en la
escuela y rebelde con el sistema. Nunca sabremos hasta dónde llegó el daño antropológico a todos los
pequeños infantes de esa época. Creo que a pesar de todo, me siento bien por poder narrar lo vivido,
cosas que nadie imagina quedaron en mi recuerdo como marca perenne de lo que iba a hacer en el
futuro. A veces me he disgustado con personas que promueven “el paraíso terrenal” que es Cuba,
alegando que jamás nadie ha pasado hambre. Quizás un cubano que lea estas líneas, recuerde esos
momentos tan crudos. La primera cosa que me hizo cambiar la idea formada en la escuela sobre la
democracia, era la manera en que la dirección escolar manipulaba las agrupaciones estudiantiles;
mucho después, las clases de preparación militar inicial era incómodas para mí. Nunca me gustó ser un
hipócrita, aunque en mi sociedad eso sea parte de la llamada “revolución”, una sociedad que finge
seguir una ideología para evitar crearse problemas con el régimen. El caso más significativo fue cuando
me negué a firmar en el año 2002, aquella convocatoria de Fidel Castro para declarar irrevocable el
socialismo y cambiar la Constitución. Simplemente no fui al lugar. No quería seguir siendo parte de algo
que no solucionaba ni iba a solucionar mis anhelos y esperanzas. Se cerró el lugar tarde, y dicen que por
mi culpa. Fue mi primera objeción consciente en contra del régimen. Pocos años después, entendí
cuáles fueron los motivos que llevaron al dictador a hacer tal referendo, nada más y nada menos que la
entrega de 11,020 firmas de cubanos pidiendo reformas, conocido como el Proyecto Varela. Muchas
cosas me han ocurrido luego de integrar a la oposición pacífica. Mientras redacto estas líneas, sufro un
intenso dolor producto del uso de violencia contra mi persona. Este 19 de septiembre tres oficiales de la
Seguridad del Estado: Wilson, Freddy y Henry, me atacaron físicamente y con tal saña que me
fracturaron una costilla por portar un pulóver con la palabra CAMBIO. Me atacaron por pensar diferente
y enfrentarme a ellos y a su dictadura castro-comunista, también por defender los derechos humanos
de manera pacífica y denunciar las violaciones de estos. No soy el primero y tampoco seré el último;
pero espero que esta pesadilla acabe pronto por el bien de mi pueblo.
Al compartir experiencias vividas y lo que hoy he aprendido gracias a los medios alternativos de
información que han llegado a mis manos, puedo decir que la democracia puede lograr resolver los
problemas más significativos de cualquier sociedad, si todos ponemos nuestro empeño en lograrlo. A los
jóvenes, nos toca, trabajar para instaurar la democracia que millones de cubanos queremos. Si no somos
nosotros, ¿quiénes? Si no es ahora, ¿cuándo?
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