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VIERNES, 12 JUNIO 2015
Rafael Nadal
N
27­S: todo es más sencillo
uestros dirigentes políticos tie­
nen una tendencia natural a
complicar las cosas, hasta el
punto de hacer imposible cual­
quier debate razonable. Hablo, claro está,
de la pregunta que deberán contestar el
domingo los militantes de Unió Democrà­
tica; un ejercicio de confusionismo políti­
co tan complicado que resulta casi admi­
rable. Pero también podría estar hablando
de Convergència Democràtica y Esquerra
Republicana, que se obsesionan en poner
fechas y condiciones a un itinerario que
todavía no saben si podrán arrancar, ni có­
mo. Y también me podría estar refiriendo
al Partit dels Socialistes, a Iniciativa o a
Podemos, que defienden diferentes ver­
siones de un derecho a decidir pactado
con fuerzas españolas que ya les han ad­
vertido que la soberanía ni es negocia­
ble ni se puede ceder ocasionalmente;
de modo que defienden la formulación
teórica de un derecho pero no su ejerci­
cio práctico.
En política las cosas suelen ser mu­
cho más sencillas y la realidad se impo­
ne. En la confrontación de ideas, como
en la proposición de proyectos, unos
ganan y otros pierden. Unos go­
biernan y otros están en la opo­
sición. Unos cuentan con
mayorías holgadas y otros
representan minorías que a
duras penas si pueden pre­
servar sus derechos. En las
elecciones, en las votacio­
nes parlamentarias y en
las confrontaciones polí­
ticas, sociales, territoria­
les, culturales o de clase,
al final casi siempre hay
ganadores y perdedores.
Y cuando las confronta­
ciones políticas se escenifi­
can en las urnas con volun­
tad de trascendencia históri­
ca, los resultados acaban siendo claros,
contundentes y con poco margen para los
matices posteriores. Así será el próximo
27 de septiembre en las elecciones catala­
nas, que serán plebiscitarias porque con
esta voluntad las convoca el presidente de
la Generalitat; porque con este sentido se
presentan los partidos soberanistas de la
mayoría parlamentaria y porque así las
desean más que nadie los partidos contra­
rios a la independencia, que aspiran a pin­
char el globo secesionista.
Habrá partidos que llevarán la indepen­
dencia en el programa y partidos que de­
fenderán diferentes propuestas de rela­
ción con España, siempre dentro del statu
quo. Los votos a los primeros se contarán a
favor de la plena libertad de Catalunya; los
segundos se sumarán como valedores de
la situación vigente. Por primera vez las
dos grandes corrientes confrontadas estos
años en Catalunya se habrán medido. Al
final de la jornada electoral, unos habrán
ganado y otros habrán perdido. Y se sabrá
quién cuenta con el apoyo mayoritario de
la sociedad catalana. Así de fácil y así de
sencillo.
Alguien podría preguntar: ¿y los mati­
ces? ¿Y los que no quieren avalar la inde­
pendencia, pero tampoco seguir igual?
JOMA
En un referéndum sólo caben el
sí y el no; es injusto, pero no hay
lugar para los matices. Los votos a
formaciones que no avalen la inde­
pendencia en el programa no su­
marán entre los partidarios de la so­
beranía: no los tendrán en cuenta los
observadores internacionales; no los con­
tarán los analistas catalanes y todavía me­
nos los comentaristas de Madrid, que lle­
van años repitiendo que un referéndum
sólo podría ser reclamado legítimamente
si los independentistas se impusieran en
las urnas.
Más claro el agua: Madrid sólo sumará
los votos inequívocamente independen­
tistas y sólo cederá obligado por una victo­
ria independentista. Puede gustar o no,
pero esa es su posición. Y este es el drama
que afrontan ahora federalistas, confe­
deralistas y aquellos partidarios del dere­
cho a decidir que todavía no saben hacia
dónde se decantarían en un referéndum.
Muchos de ellos defienden los matices de
la pregunta de Unió: Europa, legalidad,
diálogo y cohesión. Les desagrada una ho­
ja de ruta demasiado rígida y piensan que
el 28 de septiembre si ganan los impulso­
res del proceso necesitarán fuerza, pero
también libertad, cintura y capacidad de
reacción.
Pero las circunstancias les obligan a po­
sicionarse: si no votan programas inde­
pendentistas, a efectos de aritmética polí­
tica sus votos se sumarán a los del PP con­
tra la soberanía. Y su única
esperanza de acabar vo­
tando en referéndum (in­
cluso para votar no a la in­
dependencia) pasa por
la victoria independen­
tista el 27­S. O se arries­
gan a votar indepen­
dentismo o se resig­
nan a apoyar partidos
contrarios al proceso, sa­
biendo que les negarán el
referéndum que anhelan
(como mucho los dejarán
votar una nueva y lejana
Constitución española).
Mas y Junqueras les po­
dían haber ofrecido alguna
transacción abriendo la ho­
ja de ruta, pero no lo han
hecho. Es un error: se jue­
gan la victoria en la capaci­
dad de atraer estos sectores.
También es evidente que en unas
elecciones se votan muchas cosas a la vez
y que algunos partidos tratarán de con­
vencer al electorado de que hace falta un
cambio social de fondo para acabar con la
hegemonía de CDC y ERC. Pero incluso si
estas opciones fueran ganadoras, con res­
pecto a las relaciones Catalunya­España
las elecciones del 27­S seguirían siendo
plebiscitarias y dictarían un veredicto
inapelable.
Un no a la independencia cerraría por
mucho tiempo el proceso en la dimensión
hegemónica en que lo hemos conocido es­
tos años. La victoria independentista re­
lanzaría un proceso soberanista impara­
ble que tendría que adaptar la hoja de ruta
a las circunstancias por ahora imprevisi­
bles que impondrían los resultados.
Parece complejo, pero es así de claro y
así de sencillo. Y, sobre todo, no olviden
que a partir de la noche del 27 de septiem­
bre, ya nadie podrá usar el nombre del
pueblo catalán en vano. Una novedad re­
volucionaria, que podría cambiarlo todo.c
DEBATE. El futuro de la universidad / Benjamín Suárez Arroyo
L
Cooperar y compartir
as universidades, y en general todos
los sistemas de conocimiento, tra­
tan de incorporarse a la economía
real mediante dos estrategias de
largo alcance: la colaboración institucional y
latransferenciadesaberesalossistemaspro­
ductivos. Pero a medida que el conocimiento
tiene mayor protagonismo económico y la
economía es más global, los vínculos que se
crean con ellas resultan insuficientes. Traba­
jaravecesconotrospararealizaralgoollevar
un conocimiento de un lugar a otro no debe­
rían ser un fin en sí mismo, sino el principio
de otras estrategias más comprometidas con
el desarrollo y los ciudadanos.
Para crear mayor riqueza sin dañar la cali­
daddevidadelosciudadanosesnecesarioun
B. SUÁREZ ARROYO, catedrático de la UPC, director
general de la Fundación Politécnica de Catalunya
LA VANGUARDIA 25
OPINIÓN
mayor compromiso para compartir los atri­
butos más competitivos de cada uno para be­
neficio de todos. Los sistemas de conoci­
miento y productivos deberán superar las
trabas conceptuales y operativas que les se­
paran para construir y operar juntos en un
modelo económico y social más justo, inteli­
gente, productivo y competitivo. Alinear los
saberes con los negocios (profesores e inves­
tigadores con profesionales y empresarios,
gestores públicos con privados y emprende­
dores) será imprescindible para que el con­
junto sea posible y sostenible.
Las universidades serán determinantes
para que este desafío tenga éxito. Pero para
cooperar y compartir saberes y negocios de­
berán salvar, sobre todo las universidades
públicas, los desajustes que las nuevas de­
mandas pudieran ocasionar en sus sistemas
de gobernanza, organizativos y de gestión.
Seguramente la gestión de los estudios más
formales y la investigación básica no necesi­
taríadecambiossustanciales,perosupartici­
pación en una economía global basada en el
conocimiento reclamaría esquemas de fun­
cionamiento nuevos, en todo caso más flexi­
bles, comprensibles y compatibles con los
que tienen los demás agentes implicados. Es­
toyaocurreenalgunasuniversidadesquees­
tán abordando actividades de investigación
aplicada y la formación a lo largo de la vida
(saberes productivos) cooperando, compar­
tiendo y compitiendo, aunque mediante uni­
dades funcionales específicas con poca rele­
vancia institucional. Las universidades ten­
drían que integrar todas estas cuestiones en
su organización y funcionamiento ordinario,
entre otras cosas para reforzar su competiti­
vidad, mantener su protagonismo social y la
confianza de los ciudadanos.c
Pilar Rahola
S
El poder
i el hábito hace al monje, el
cargo hace al político, o eso
deben pensar los nuevos, que,
con tantas ansias desatadas,
empiezan a parecer muy viejos. Lo
cierto es que a pesar de la palabrería
electoral, los aires de nueva morali­
dad y el vestido regenerador que se
han puesto para la fiesta, a la hora de
la verdad lo único importante es el fa­
moso “¿Qué hay de lo mío?”. Como,
además, son partidos que han crecido
atolondradamente y que vienen con la
voracidad de mucha hambre acumu­
lada, la necesidad de cargo es más
acuciante de lo normal, de manera
que lo que ocurre era previsible.
Y lo que ocurre está claro: hacer to­
dos los pactos posibles, con todos los
colores posibles, sean casta o castizal,
para garantizar cuotas de poder im­
portantes. Y ello tanto vale para los
podemos del puño alzado, como para
los ciudadanos del patrioterismo es­
pañoril. De Rivera a Iglesias, lo que
los une es mucho más de lo que los se­
para: las ansias de tocar muslo políti­
co. Y para ello harán todo lo necesa­
rio, se comerán con patatas las pro­
mesas electorales, se irán a la cama
con compañeros de viaje que hasta
ayer eran indeseables, aceptarán pro­
De Rivera a Iglesias,
lo que los une es más de lo
que los separa: las ansias
de tocar muslo político
gramas que habían denostado y recu­
rrirán a toda la gramática parda de la
política para intentar vender como
coherencia ideológica lo que es un
simple intercambio de prebendas. Lo
peor no será la inconsistencia del dis­
curso que habían vendido por do­
quier, con su lema moralista todo a
cien, sino los vericuetos dialécticos
que gastarán para intentar vendernos
la moto.
Sería mejor que asumieran lo que es
evidente: que son como todos, y como
todos lo que quieren es el poder. Pero
va a ser que no, van a darnos la lata
con estrambóticas argumentaciones,
pondrán el Diego donde dijeron digo
y cual Manolo con el bombo continua­
rán con la retahíla de la regeneración
y etcétera. Pero la realidad es tan to­
zuda como sus evidencias y ahí están,
brillando cual soles en expansión: no
querían acabar con la casta; lo que
querían era ser la nueva casta. Por ello
han deglutido los sapos con avidez y
sin digestión pesada, y por ello mismo
son tan viejos, siendo tan nuevos. Es
lo que tienen los salvadores de la pa­
tria, los abanderados del nuevo mun­
do y el resto de vendedores de humo,
que acostumbran a mostrarse como el
rey desnudo antes de llegar al trono.
Por supuesto hay contingencias que
explican cada caso, un poco de Ci­
fuentes, un mucho de Susana Díaz,
otro poco valenciano y el resto de la
rumba de cromos cambiados. Pero
más allá de cada circunstancia, lo sig­
nificativo es lo que se respira en el am­
biente. Y se respira unas ansias de pol­
trona que ni tan sólo consiguen disfra­
zarse con retórica.
Estos han llegado para vestirse con
la púrpura del poder y no están para
tonterías de programas, coherencias y
promesas electorales. ¿Será cierto
aquello de Goethe, que todo aquel que
aspira al poder ya ha vendido su alma
al diablo? Eso parece.c