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BIODIVERSITY VS BIOECONOMY
Bio-economía versus Biodiversidad
Bioeconomía versus
Biodiversidad
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Por Ronnie Hall, y aportes de Rachel Smolker, Almuth
Ernsting, Simone Lovera e Isis Alvarez
Global Forest Coalition, Abril 2012
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Resumen
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Como parte del enfoque de la ‘economía verde’
programada para las negociaciones de la Cumbre de la
Tierra de 2012 en Río de Janeiro, ahora existe una
propuesta para desarrollar una bioeconomía posterior a
los combustibles fósiles liderada por la Unión Europea,
los Estados Unidos y Brasil, especialmente. Este
enfoque de bioeconomía está altamente basado en el
uso de biomasa, tanto como combustible como materia
prima de la cual se manufacturan una amplia gama de
productos, incluyendo plásticos y químicos. Esto será
posible gracias a una variedad de tecnologías,
incluyendo la manipulación genética, la nanotecnología y
la biología sintética.
Mientras la idea de utilizar recursos renovables en lugar de combustibles fósiles es una buena
idea en teoría, la forma en la que el enfoque de bioeconomía propone alcanzar esta meta es
en el mejor de los casos, profundamente defectuosa e inequitable, y en el peor de los casos
completamente peligrosa. La capacidad del planeta para producir biomasa es limitada y el
incremento de la demanda por tierras ya se encuentra conduciendo a la destrucción de
bosques y biodiversidad, al aumento del hambre mundial, y otros conflictos respecto a tierras.
Si no se reduce la demanda por energía y productos, la mera escala en la cual la biomasa
tendría que producirse para cumplir con las demandas de una bioeconomía global podría
excacerbar severamente estos problemas.
Quienes proponen la bioeconomía argumentan que las nuevas tecnologías, como la
producción del aceite de algas en ambientes acuáticos podrían minimizar estas presiones.
Pero estas innovaciones son inciertas en el mejor de los casos, y la producción comercial de
aceite de algas ciertamente no parece posible actualmente. Mientras que las premisas de un
‘futuro limpio, verde’ pueden permitir nuevas tecnologías riesgosas para atraer inversiones, la
realidad en la práctica es que en el futuro a corto y mediano plazo existirá un incremento de la
presión sobre la tierra y los bosques. Aunque existe gran despliegue sobre nuevos enfoques
de alta tecnología como parte de la bioeconmía, los impactos actuales están primordialmente
conectados a la combustión simple, relativamente barata y a tecnologías de refinería,
incluyendo los biocombustibles de ‘primera generación’ y un impulso por quemar madera para
la producción de calor y electricidad que crece rápidamente y que se encuentra subsidiado.
La propuesta de la bioeconomía no se trata de proteger el medio ambiente: se trata de
promover la economía – a pesar de las claras muestras de los dañinos impactos que ya están
resultando a partir de la nueva masiva demanda por biomasa, en donde se incluyen la pérdida
de biodiversidad y el aumento del hambre y conflictos. La agenda de bioeconomía es
especialmente atractiva para las compañías de combustibles fósiles que quieren ser vistas
explorando una estrategia diferente a los combustibles fósiles; y para las compañías de
biotecnología necesitando desesperadamente de un caballo de Troya para ofrecer una
entrada segura hacia nuevas tecnologías riesgosas y poco populares.
Esto se encuentra completamente opuesto a las propuestas paralelas para nuevos mercados
de servicios de ecosistemas con miras a la protección de la biodiversidad y la mitigación del
cambio climático. Los bosques, por ejemplo, están en la mira como una fuente de madera
para bioenergía, pero al mismo tiempo, están siendo vistos como hábitats para el secuestro de
carbono ricos en biodiversidad que necesitan protección. Lo que sí tienen en común estas
propuestas, no empero, y la razón por la cual están siendo promovidas bajo ‘bio-economía, es
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que las dos están diseñadas con el objetivo principal de crear rentables oportunidades de
negocios, a pesar de cualquier consecuencia negativa ambiental o social que puedan
acarrear.
Sin duda, crear nuevos mercados para los servicios de ecosistemas coloca la mercantilización
de la vida en un nuevo nivel. Si estas propuestas llegan a hacerse realidad, cada uno de los
seres vivos y de los procesos naturales podría constituir potencial ‘alimento’ para esta nueva
mega-industria, especialmente si las nuevas tecnologías entran en el panorama, y si las
industrias que actualmente se encuentran fuera del sector del ‘comercio de la vida’ entran
buscando nuevas fuentes de combustible, nuevas tecnologías y generando nuevas
oportunidades que generen rentabilidad.
En lugar de promover una ‘economía verde’ socialmente ciega, una concepción sensata del
futuro reconocería los enfoques bioculturales de los pueblos indígenas y las comunidades
locales quienes han desarrollado modos de vida exitosos a través de los siglos, un ‘buen vivir’
en harmonía con los ecosistemas que habitan. Los territorios y áreas conservadas por los
pueblos indígenas y las comunidades locales, la conservación e iniciativas de conservación de
bosques lideradas por las mujeres, las iniciativas comunitarias que preservan los alimentos y
la soberanía alimentaria así como los esfuerzos de los pequeños campesinos para producir
alimentos en harmonía con nuestro planeta, todos sirven como inspiradores ejemplos de
formas en las que las economías locales se basan en los principios de cuidado, harmonía con
la naturaleza, derechos humanos y soberanía, y contribuyen al bienestar tanto de los
miembros de las comunidades como del planeta.
Introducción: Rio+20, economía verde y la ‘bio-economía’
La idea de desarrollar una ‘economía verde’ ha ganado terreno en lo corrido de los años. Como
resultado, este enfoque – el cual actualmente comprende propuestas contradictorias para
desarrollar una ‘bio-economía’ basada en la biomasa y la promoción y protección de la
biodiversidad y los ecosistemas utilizando nuevos mecanismos financieros – se encuentra
encabezando la agenda para la Cumbre de la Tierra Rio+20 en Junio de 2012.
Los políticos se han abalanzado hacia las oportunidades políticas y económicas presentadas por
medio de nuevas tecnologías potenciales y sus implicaciones para la promoción de una agenda
económica conveniente y supuestamente ‘verde’. En muchos círculos – especialmente entre los
gobiernos que actualmente enfrentan una profunda crisis económica – solamente se justifican las
‘soluciones’ a los desafíos ambientales con orientación económica, que promuevan el crecimiento
industrial y económico y que provean ‘empleos verdes’.
El PNUMA se encuentra bastante comprometido en el manejo de la iniciativa de la economía verde,
publicando un reporte de unas 600 páginas definiendo y detallándolo en el año 2011(UNEP, 2011).
El tono optimista del reporte y el entusiasmo del PNUMA para ganar la atención de los líderes
mundiales es evidente. Más sin embargo, muy extrañamente, este reporte acoge la perspectiva
neoliberal incondicionalmente, mientras clama la neutralidad política.1 Además, el PNUMA es muy
efectivo al ‘hacerse el de la vista gorda’ ante las potenciales consecuencias negativas sociales y
ambientales resultantes de la promoción de una bio-economía,2 y no tiene casi nada que decir
acerca de la necesidad de reducir la demanda y el consumo excesivo por parte de las naciones
ricas. Por ejemplo, el reporte nota que la demanda mundial por madera y fibra se espera que se
incremente dramáticamente en las próxims décadas, pero en vez de buscar formas de reducir esta
1 Ver TNI (2011) para una explicación más detallada.
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Se hace referencia a tales consecuencias ocasionalmente pero pareciera no conducir a recomendaciones concretas.
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demanda, se da prioridad a la búsqueda de maneras en las cuales de pueda cumplir con ella
mediante mecanismos tales como el ofrecimiento de incentivos para las plantaciones forestales.
El reporte del PNUMA es cobarde en la manera en la que aborda el tema más aún, luego elude
varios asuntos que sabe que son críticos. Escondida en una pequeña esquina del capítulo de
bosques, por ejemplo, se puede encontrar la siguiente reflexión: “También es posible que una gran
parte de paisajes forestales informales a pequeña escala… sean manejados soteniblemente. Esto
puede concluirse por la longevidad de los recursos forestales, pasados de generación en
generación, y la evidente producción de múltiples bienes y servicios. Sin embargo existe poca
información para continuar aparte de la minoría de bosques que son certificados.” (UNEP,
2011:166) El asunto entonces parece ser abortado. Es realmente políticamente imposible para el
PNUMA concluir que es aquí mismo que yace la base para una solución real, efectiva y equitativa
para la pérdida de bosques?
Producción de madera ‘certificada’ por el sello FSC en Irlanda.
Foto: Wally Menne.
La verdadera agenda de la bio-economía, quién la dirige y por qué
Un subgrupo de este debate, la agenda de la ‘bio-economía’, se encuentra rápidamente ganando
terreno entre políticos y empresas, especialmente en los países industrializados. La posibilidad de
un cambio hacia productos y tecnologías en base a lo ‘biológico’ que permitiría a las empresas
enriquecerse a partir del supuesto cambio de los combustibles fósiles, claramente ha ‘prendido el
interruptor’ político en ciertos países, impulsando el uso de subsidios y otros instrumentos políticos
favoreciendo la bio-economía. Algunos países se encuentran entrando ansiosamente en una nueva
era industrial, sin siquiera detenerse a considerar si causará mayores problemas que los que intenta
resolver.
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Qué ES la bio-economía?
‘Bio-economía’ es la nueva palabra de moda entre varios negociadores intergubernamentales y
académicos encargados de encontrar soluciones al las actuals crisis ambientales sin desacelerar las
actividades económicas. Muchos gobiernos, presuntamente cautelosos de otra crisis económica, al
servicio de las poderosas corporaciones transnacionales del mundo, han recurrido a la ‘bio-economía’
como una opción potencial para ‘salir libre de la cárcel’ que se puede promover sin repercusiones
polítocas. Pero qué es lo que esto significa?
La ‘bio-economía’ se enfoca específicamente en productos y servicios basados en los ecosistemas, en
base del supuesto de que este enfoque automáticamente será más sostenible que el uso de los
combustibles fósiles (a su conveniencia, seguramente suena sostenible). Pero las consecuencias de
adoptar el enfoque de la ‘bio-economía’ podrían no ser mejor que nuestra actual dependencia en los
climáticamente dañinos combustibles fósiles, especialmente en términos del impacto de una producción
masivamente aumentada y el uso de la biomasa sobre el hambre, los derechos a los territorios y el medio
ambiente.
Una de las razones clave para esto es que quienes proponen la bio-economía apoyan el uso de la
biomasa tanto como un medio para alimentar la producción y como un recurso del cual una amplia gama
de ‘bio’-productos podrían ser producidos, incluyendo plásticos, químicos y drogas. Este enfoque busca la
mercantilización de los ecosistemas y los procesos naturales, otorgando un precio a la naturaleza y los
bienes comunes, y comercializándolos al mejor postor.
Entre los que proponen la bio-economía hay quienes aún tienen algo de conciencia respecto a las
implicaciones sobre el territorio de un incremento masivo de la demanda por biomasa y frecuentemente
giran su atención hacia los oceános y los sistemas acuáticos como nuevas fuentes de azúcares y aceites,
incluyendo algas, asegurando que estos recursos reducirían tales presiones. Pero este es un argumento
falso utilizado para ganar la aprobación de toda la agenda de bio-economía. En realidad, la
comercialización de aceite de algas hasta ahora ha resultado ser imposible (principalmente porque las
algan prefieren el crecimiento ó la producción de aceite (Waltz, 2009; Lane, 2012)).
Las industrias de generación de electricidad, de producción de químicos, plásticos, acero y cemento , y la
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industria de la aviación, e incluso laas fuerzas militares de los EEUU se encuentran en una acrecentada
búsqueda de alternativas a los combustibles fósiles (a pesar de que éstas pueden también ser combinadas
con combustibles fósiles). También se encuentran buscando formas para extraer las fracciones más
valiosas de la biomasa para diferentes usos industriales.
La Comisión Europea, uno de los principales gestores, define una ‘bio-economía’ “post-petróleo” como
“una economía que utiliza recursos biológicos a partir de la tierra y los océanos, así como desechos, como
aportes para alimentos y alimentos para animales de producción, producción industrial y de energía… [lo
cual] también incluye el uso de bio-procesos para industrias sostenibles. Los bio-desechos, por ejemplo,
tienen un importante potencial como alternativa a los fertilizantes químicos o para su conversión en
bioenergía.” (EC, 2012)
Muchos de estos nuevos usos de la biomasa dependen del avance de nuevas y riesgosas tecnologías,
incluyendo la manipulación genética, la nanotecnología y la biología sintética. Sin embargo, mientras que
estos enfoques de ‘alta tecnología’ están siendo investigados y desarrollados, no cabe duda de que en el
próximo a mediano plazo, el aumento de las presiones sobre el territorio y los bosques para la bioeconomía es, por ahora, basado en la combustión relativamente barata y en tecnologías de refinación que
ya existen, especialmente para energía. Las políticas que supuestamente deben estar apoyando la
‘energía renovable’ se encuentran rápidamente convirtiéndose en un enorme impulso a la baja tecnología y
subsidios para la quema de madera y consecuente producción de electricidad y calor, y esto ya se
encuentra ocasionando una nueva gran demanda por madera, cultivos y otra biomasa.
El enfoque de la bio-economía ofrece a los políticos de los países industrializados una oportunidad
para mostrarse como que están haciendo algo respecto a lograr las pobremente definidas ‘metas de
energía renovable’ mientras que maximizan las oportunidades para el crecimiento económico y
asegurando un abastecimiento constante de energía. Existe muy poca preocupación acerca del
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medio ambiente, o de los impactos en otros países, aparte del enorgulleciemiento usual de
proporcionar ‘empleos’.
Pero de dónde provendrán todos estos bio-recursos? Cómo pueden las políticas económicas
basadas en lo biológico ser implementadas sin ocasionar impactos dramáticos sobre la seguridad
alimentaria? Y cuáles son las implicaciones sobre los bosques y otros recursos? Incluso el más
modesto estudio de ‘potencial de bioenergía sostenible’ sugiere convertir 386 millones de hectáreas
de supuestamente “tierra agrícola abandonada” en nuevas plantaciones (Field et al, 2008). Otro
artículo vá mucho más allá: después de revisar 17 estudios por separado, predice que un promedio
de 10 millones de hectáreas de plantaciones pueden establecerse anualmente para lograr cumplir
con la demanda de biocombustibles predicha para el 2050 (Berndes et al, 2003).
Es poco probable que la propuesta para cultivar biomasa marina detenga la apropiación de tierras.
Si la tierra para producir biomasa puede ser adquirida a un precio relativamente barato,
especialmente en regiones donde la tenencia de tierras de débil o inexistente, así sucederá. Cultivar
biomasa marina también eleva las preocupaciones acerca de las nuevas apropiaciones corporativas
de tierras costeras e industria pesquera.
Reglas de la jerga económica
Oficiales ambientales regularmente toman un ‘enfoque económico’ hacia el medio ambiente, como ha
sido demostrado en la manera en la algunas veces describen el medio ambiente. Por ejemplo: “Dentro de
los roles económicos más amplios de los bosques en una economía verde se incluyen: como fábricas de
producción (producción de bienes prvados desde la madera hasta los alimentos), como infraestructura
ecológica (producción de bienes públicos desde regulación climática hasta protección de recursos
hídricos) y como proveedores de servicios de innovación y de seguros (siendo la biodiversidad forestal
clave para ambas).” (UNEP, 2011: 161)
Algunos de los inversionistas y empresas más ricos e influyentes del mundo se encuentran
involucrados en desarrollar y promocionar esta potencialmente lucrativa agenda, a pesar de la
participación de muchos de ellos en la creación de la actual crisis, en primer lugar. Han sido
invitados activamente a las mesas de negociaciones, ya que esta es una agenda diseñada
explícitamente teniendo sus intereses en cuenta. La agenda de la bio-economía es especialmente
atractiva para las compañías de combustibles fósiles que quieren ser vistas buscando estrategias
de salida a los combustibles fósiles; y para las compañías de biotecnología desesperadamente en
busca de un Caballo de Troya para brindar un tiquete seguro a tecnologías riesgosas e impopulares
Las corporaciones convergen en la biomasa
Las companyas más grandes del mundo – incluyendo Shell, BP, Total, Petrobras, Chevron, Statoil,
PetroChina, ConocoPhillips, Eni y ExxonMobil – yah an gastado billones de dólares invirtiendo en e
incrementando la producción de biocombustibles: 30 millones de galones se produjeron en 2011 (Pike,
2012). Shell y BP se consideran como las que más se beneficiarán del auge de la industria de
biocombustibles, con ambas participando de la producción de biocombustibles a partir de Fuentes actuals
de “primera generación” tales como la caña de azúcar, y en especial, aumentando la producción en Brasil.
Los dos también tienen “Fuertes compromisos para comercializar avanzados procesos de
biocombustibles.” (Smartplanet.com, 2012) Aunque otras compañías también se están preparando para
aumentar la producción próximamente: PetroChina, por ejemplo, planea añadir 1.1 millones de toneladas
de capacidad de producción de biocombustibles e importer 470,000 toneladas de estos combustibles para
el 2015, desde países como Brasil (Reuters, 2011).
El interés en nuevas tecnologías para convertir la biomasa en combustibles y productos tampoco se limita
a las compañías de energía: “Se encuentran desarrollando nuevas tecnologías para transformar azúcares
derivados de las plantas a partir de cultivos de alimentos y fibra, algas y otras formas de biomasa, en
productos industriales. Los principales actores aquí son: Grandes en Energía (Exxon, BP, Chevron, Shell,
Total); Grandes Farmacéuticas (Roche, Merck); Grandes de Alimentos y Agricultura (Unilever, Cargill,
DuPont, Monsanto, Bunge, Procter & Gamble); Grandes Químicas (Dow, DuPont, BASF); y las
todopoderosas fuerzas militares de los EEUU).” (ETC, 2011) También están surgiendo alianzas entre
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compañías de energía y de pulpa y papel y otras empresas madereras (ETC, 2011).
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como la ingeniería genética, la nanotecnología y la biología sintética.
La UE se encuentra impulsando fuertemente la agenda de bio-economía especialmente en las
negociaciones intergubernamentales. Dadas sus preocupaciones permanentes acerca de la
seguridad energética y obtener acceso a su ‘justa parte’ de los recursos naturales del mundo (como
se evidenció en sus intentos por eliminar las restricciones a las exportaciones de recursos naturales
durante las negociaciones de la Organización Mundial del Comercio), esto no resulta sorprendente.
El enfoque de la bio-economía también permite a quienes hacen las políticas, especialmente en la
UE, superar la oposición a las políticas de cambio climático desde las industrias de manufactura de
automóviles y de petróleo.
La UE pretende asegurar la seguridad de los recursos en términos de alimentos y alimento a
animales de producción, energía y materiales; así como promover “el crecimiento verde inteligente”
(EC, 2012a). Hasta este punto la Comisión Europea (CE) adoptó una estrategia en bio-economía
diseñada para cambiar la economía europea hacia “un mayor y más sostenible uso de los recursos
renovables”, el 13 de Febrero de 2012 (EC, 2012a).
Las estrategia de la UE se enfoca en “desarrollar nuevas tecnologías y procesos para la bioeconomía” y “desarrollar mercados y competitividad en sectores de la bio-economía” tales como la
conversión desechos alimenticios en energía. Esto explícitamente incluye investigación e
innovación en “tecnologías posibilitadoras e industriales (p.e. biotecnología, nanotecnología e ICT)”
(EC, 2012a).
Un proyecto clave presentado como ejemplo de los esfuerzos conjuntos que la UE está apoyando
es FORBIOPLAST (FP7), el cual se enfoca en utilizar recursos forestales para la manufactura
sostenible. La CE dice: “El mundo necesita reducir su dependencia en los petroquímicos. Puede la
respuesta yacer en nuestros bosques? Un consorcio de investigación ampliamente basado en
Europa ha estado desarrollando maneras innovadoras en donde las fibras derivadas de la madera y
los sub-productos agroforestales podrían reemplazar a los petro-químicos en una gran variedad de
productos – desde sillas de automóviles hasta macetas para plantas.” (EC, 2012a).
Entre tanto, en los EEUU el Acta de Investigación y Desarrollo de Biomasa de 2000 fue un gran
paso adelante hacia la visión americana de una bio-economía. En Septiembre de 2011, la
administración Obama anunció planes para “Construir una bio-economía del siglo 21”. Este
“Anteproyecto Nacional de Bioeconomía” se lanzó en Abril de 2012 y se centra en la promoción de
la biotecnología como respuesta a las prioridades sociales.3 Mientras, Brasil, como economía
emergente global en gran parte construída en base a la agricultura y la silvicultura con industrias de
biocombustibles y biotecnología en auge, por mucho tiempo ha revendido la visión de la
bioeconomía.
Bioenergía de biomasa – alimentando futuras crisis
El uso de la biomasa para alimentar la actividad económica yace en el centro de las propuestas
para el desarrollo de la una bioeconomía. En cierta parte la idea no es nada nueva ya que los
materiales biológicos tales como la madera son tradicionalmente utilizados para combustibles,
especialmente por quienes no pueden acceder a los combustibles fósiles. Además, nuevas formas
de bioenergía ya están siendo utilizadas tras el desarrollo y promoción de los biocombustibles
(combustibles líquidos desarrollados a partir de materias primas de biomasa).
Por otra parte, sin embargo, este enfoque en bioenergía es una de las características que definen la
nueva agenda de la bio-economía, específicamente porque pretende mover la economía mundial
hacia una fase post-combustibles fósiles en donde la biomasa se utiliza para cumplir con la mayoría
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http://www.whitehouse.gov/sites/default/files/microsites/ostp/national_bioeconomy_blueprint_april_2012.pdf
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de requerimientos de energía, así como servir de materia prima a partir de la cual una gran cantidad
de productos de fabrican (muchos de los cuales ahora son producidos con sub-productos de
combustibles fósiles), y esto es utilizado como una de las principales ventajas para toda la
destructiva agenda de biomasa.
Irónicamente, quienes promueven la bio-economía
generalmente distinguen entre las fromas de
bioenergía
‘tradicionales’
y
‘modernas’,
promoviendo estas últimas por encima de las
iniciales. Lo que esto quiere decir en la práctica es
que el uso comunitario de la madera, estiércol y
otros residuos está siendo menospreciado y
catalogado como ‘insostenible’ mientras que los
agrocombustibles, y la producción de electricidad a
partir de la biomasa, están siendo fuertemente
promocionados como ‘sostenibles’, cuando no lo
son.
Razones alternativas para el entuasiasmo con el Plantaciones de monocultivo en la República
cual la agenda de bio-economía está siendo Checa. Foto: Simone Lovera.
aplicada incluyen presuntas preocupaciones respecto a la seguridad energética, y un deseo de
promover necesidades estratégicas e intereses de grandes e influyentes corporaciones. Esta última
claramente explica las evidentes contradicciones entre la promoción de compensaciones de
biodiversidad y los mercados de servicios ecosistémicos, al mismo tiempo que impulsan una forma
de economía que se basa en la destrucción de la biodiversidad. Estas razones también explican por
qué muchos políticos parecen estar tan listos a ignorar un creciente aluvión de evidencia sobre los
impactos negativos que ya se encuentran ocasionando los biocombustibles, tanto en términos de
cambio climático y biodiversidad, como en términos de hambre.
Estos problemas han sido reconocidos en una reciente nota del Secretariado Ejecutivo de la
Convención en Diversidad Biológica (CDB),4 que reconoce varios importantes reportes recientes
demostrando que los biocombustibles frecuentemente resultan en mayores emisiones de gases de
invernadero; crean mayores presiones sobre los limitados recursos hídricos, ocasionan degradación
del suelo y aumentan el uso de fertilizantes y agroquímicos; y usualmente involucran el cultivo de
especies invasoras (CBD, 2012). La nota reconoce que debido a la baja densidad energética de
materiales vegetales, se necestian áreas de tierra muy grandes para abastecer cnatidades
suficientes de biomasa.
Estos impactos también son destacados en un reporte del Comité Científico de la Unión Europea en
donde establecen que “Varias directivas de energía de la UE fomentan un cambio de los
combustibles fósiles hacia la energía renovable derivada de biomasa vegetal bajo la premisa que la
combustión de la biomasa, sin importar su procedencia, no resultaría en acumulación de carbono en
la atmósfera. Esta presunción equívoca resulta en un serio error contable…generalmente se asume
que la combustión de biomasa sería inherentemente ‘carbono neutral’ porque solamente libera
carbono tomado de la atmósfera durante el crecimiento plantar. Sin embargo, esta suposición no es
correcta y resulta en una forma de doble-conteo ya que ignora el hecho de que utilizar tierras para
producir plantas para energía típicamente significa que esta tierra no está produciendo plantas para
otros propósitos, incluyendo el carbono que de otra forma habría sido capturado. Si la producción
de bioenergía reemplaza los bosques, reduce zonas forestales o reduce el crecimiento forestal, que
de otra forma capturaría más carbono, puede incrementar la concentración de carbono atmosférico.
Si los cultivos de bioenergía desplazan cultivos de alimentos, esto puede conducir a incrementar el
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Programada para la 16ava reunión del Órgano Subsidiario de Asesoramiento Científico, Técnico y Tecnológico de la
CDB en Montreal, 30 Abril – 5 Mayo 2012
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hambre si los cultivos no son reemplazados y conducir a emisiones por cambio de uso de la tierra si
lo son.” (EEA, 2011)
Como lo confirmó el Panel de Alto Nivel de Expertos en Seguridad Alimentaria y Nutrición (HLPE,
2011), la demanda por biocombustibles ha sido responsable de la mayor parte del crecimiento
reciente mundial de la demanda de cereales y semillas oleaginosas, y así hasta cierto punto es
responsable por el incremento en los precios de los alimentos y volatilidad y consecuente
incremento del hambre. Sin embargo, estos impactos negativos son regularmente indirectos,
complejos, difíciles de medir, e inherentes a los mercados globalizados (lo que quiere decir que no
pueden ser tratados a conciencia por estándares y certificación). También ha sido calculado que en
transacciones de ‘tierras’ que involucraron al menos US$71 millones y posiblemente tanto como 203
millones de hectáreas a nivel mundial, se culimaron entre el 200 y el 2010, especialmente en África.
Dors-tercios de transacciones de tierras (de los cuales los detalles se encuentran disponilbles)
fueron para biocombustibles (International Land Coalition, 2011).
Frecuentemente se afirma que grandes áreas de tierras ‘marginales, abandonadas y degradadas’
se encuentran disponibles, pero aquellas tierras se encuentran en uso regular por pastores,
pequeños productores de alimentos, pueblos indígenas y comunidades locales, lo que ocasiona
conflictos y el despazamiento violento de comunidades enteras. Además, las compañías de
biocombustibles y otras también tiendedn a interesarse mayormente en tierras fértiles con buenas
lluvias ó irrigación barata. Los biocombustibles futuros desde algas hasta algas marinas también
representan una amenaza a los pastores (si los planes de cultivar microalgas en desiertos y áreas
semi-desérticas continúan), las comunidades costeras y la biodiversidad, y los pescadores
También se argumenta que la biomasa será derivada a partir de desechos y residuos, pero esto no
es lo que está sucediendo. En los EEUU y Canadá por ejemplo, los bosques se están tumbando
específicamente para proveer biomasa (Greenpeace, 2011), con almacenes de leña definidos
alrededor de plantas procesadoras de biomasa.5
También existirá una creciente presión constante para producir madera tan pronto como sea
posible, utilizando menores rotaciones y promoviendo “prácticas cuestionables de gestión y
creciente dependencia en las importaciones de madera” (GCB Bioenergy, 2012). A cambio, esto
reduce la capacidad de captura de carbono de los árboles que están siendo plantados (GCB
Bioenergy, 2012).
“Desde una perspectiva histórica, una transición de quema de biomasa forestal hacia combustibles fósiles literalmente alimentó la revolución industrial, y consecuentemente, causó rápidamente el cambio climático. Sin embargo, el colapso del uso de biomasa permitió la recuperación de ecosistemas forestales ampliamente degradados… Como tal, la captura de C[arbono] puede ser considerada como un efecto lateral de la transición de Fuentes de energía de la madera a los combustibles fósiles. El uso a escala industrial de la biomasa forestall para producción de energía posiblemente podría invertir esta tendencia o al menos reducir la capacidad de los bosques como sumideros de carbono.” (GCB Bioenergy, 2012) “Las provincias Canadienses se están sumergiendo es un “bio-­‐desastre” al abrirle la puerta a la tala a gran escala, tala salvaje y prácticas extractivas altamente dañinas que podrían duplicar la huella forestal de la industria en ecosistemas forestales ya deteriorados. Árboles completos y grandes áreas de bosque están siendo taladas para proporcionar madera que se quema para energía energy.” Fuente: Greenpeace (2011) 5
Para ver un ejemplo de abastecimiento de madera local propuesto y cómo estos ‘leñeros’ se spbreponen, ver un mapa
de las instalaciones de biomasa existente en el Sureste de los EEUU:
http://www.southernenvironment.org/uploads/fck/file/biomass/biomass_facilities_detailed_map_table_new.pdf 9
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Quemando biomasa en el Reino Unido
En el Reino Unido, los planes para biomasa anunciado por la industria requerirían más de 60 millones de
toneladas de madera para quema cada año, seis veces más que la producción total de madera del país.
La compañía británica Drax ha puesto como moción planes para fuentes de combustión combinada a partir
de unas 8 millones de toneladas de madera al año y los planes han sido aprobados para dos nuevas
estaciones de energía más que, en conjunto, quemarían cerca de 5.8 millones de toneladas de madera
adicionales. Drax ha anunciado planes para invertir en 5 nuevas fábricas de gránulos de madera (pellets)
en Norte y Sur América para el abastecimiento en sus instalaciones. RWE también ha sido permitido para
quemar pellets hechos de más de 7 millones de toneladas de madera importada en solo una estación de
energía en Tilbury. Ellos mismos son propietarios de la planta de pellets más grande del mundo en
Georgia, EEUU.
La mayoría de pellets para uso en el Reino Unido necesitarían ser importados, por ende muchas empresas
locales también se encuentran invirtiendo en instalaciones para la fabricación de pellets en otros países
para exportarlos de vuelta a las instalaciones de sus países. Un nuevo mercado mundial en expansión de
chips de madera y pellets ha emergido abruptamente.
La expansión de la biomasa en el Reino Unido está dirigido por dos actores: Primero, generosos subsidios
públicos para energía renovable, los cuales, si llegan a continuar los planes anunciados, verán más de £3
billones al año gastados en la quema de biomasa. Y segundo, el hecho de que las empresas de energía
están viendo a la biomasa (fuentes de combustión combinada así como conversiones) como la forma más
barata y lucrativa de burlar la legislación de la UE sobre emisiones de sulfuro, bajo las cuales una gran
parte de las estaciones centrales de combustibles fósiles de otra forma habrían tenido que cerrar al final de
2015. Fuentes: Biofuelwatch (2011), ICIS (2011)
Biotecnología y árboles genéticamente modificados
Las propuestas sobre bio-economía de la administración de los EEUU y la Comisión Europea
parece ser específicamente diseñada para posicionar la industria riesgosa y las ciencias sin
regulación en el centro de la un nuevo ‘mundo verde, limpio’. Ellos sugieren que existen solo dos
opciones – una economía basada en los combustibles fósiles, ó uno en donde la producción
innovadora basada en lo ‘biológico’ es facilitada por la manipulación genética, nanotecnología y
biología sintética.
En lugar de estar limitada al actual sector de las ciencias, el enfoque de la bio-economía imagina
estas tecnologías convirtiéndose en las herramientas fundamentales del sector agrícola e industrial,
con desconocidas consecuencias futuras.6 Por ejemplo, ya existen cientos de empresas
espcializándose en la síntesis de ADN (ETC, 2011).
“Las empresas de biología sintética se encuentran realizando ingeniería de ADN sintético para crear algas y microbios ‘a la medida’ que se comporten como pequeñas “fábricas biológicas”. El objetivo es convertir casi cualquier biomasa en casi cualquier producto. Con miles de millones de dólares de inversión ública y privada durante los últimos años (incluyendo las empresas más grandes de energía y químicos), la biología sintñetica contempla a la biodiversidad de la naturaleza como una materia prima para suplir la obsesión de sus propietarios – organismos diseñados que se utilizarán para transformar celulosa vegetal en combustibles, queímicos, plásticos, fibras, farmacéuticos ó incluso alimentos”. (ETC, 2011:8) 6 Más detalles en ETC (2011).
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Las avances en biocombustibles también se encuentran asociados a nuevas tecnologías riesgosas
incluyendo los árboles genéticamente modificados (GM), algas y cultivos de bioenergía, y el
desarrollo de organismos sintéticos. Existe evidencia indudablemente clara de que la crisis climática
está siento utilizada para promover el desarrollo y la liberación masiva de árboles GM al medio
ambiente, como medios para alimentar la producción de bioenergía. Esto incluye una colusión de
gobierno, industria, academia e instituciones de investigación para adelantar el desarrollo de
árboles GM específicamente diseñado para la producción de bioenergía en los EEUU y
mundialmente. Por ejemplo, el Departamento de Agricultura de los EEUU planeó acelerar
procedimientos regulatorios para reducir el tiempo en que se revisan los productos GM – incluyendo
el eucalipto GM de ArborGen – con miras a introducirlos al mercado en menos de la mitad del
tiempo que habrñia tomado anteriormente. ArborGen tiene una petición pendiente con la USDA
para vender comercialmente cientos de miles de semillas de eucaliptos GM tolerantes al frío (GJEP,
2012).
Al mismo tiempo, por el lado de la industria, ya se encuentran actividades en camino para
desarrollarlo los denominados ‘criterios de sostenibilidad’ para los árboles GM que los ayudaría a
ser elegibles para certificación bajo organismos tales como la Forest Stewardship Council, que
actualmente prohíbe los árboles GM de ser cartificados (GJEP, 2012).
Mientras los esfuerzos de quienes proponen a los árboles GM para sacar comercialmente estos
altamente peligrosos árboles están aumentando, también aumenta la oposición pública. Esta
indignación pública está bien justificada dado el peligro que estos árboles GM representan – desde
inflamabilidad hasta invasividad, con el potencial de contaminar bosques nativos con rasgos
modificados. De ser los árboles GM liberados en masa, estos peligros son tanto inevitables como
irreversibles (GJEP, 2012).
“Aunque los biocombustibles convencionales derivados de los productos agrícolas representan una gran parte de la producción de hoy, una proliferación de mandatos nacionales combinados ha desatado una estampida para la comercialización de avanzadas rutas de conversión que dependen en materias primas no-­‐alimenticias a bajo costo.” (Pike, 2012) Incorporando los servicios ecosistémicos a los Bancos – el error de
Midas?7
En una demostración excepcional de falta de lógica, los
que proponen la bio-economía buscan generar inmensas
nuevas demandas por biomasa para proporcionar energía
y materiales para el crecimiento económico a la par de la
que se experimenta con el uso de la energía fósil, mientras
que al mismo tiempo buscan mercantilizar los mismos
servicios y protección de los ecosistemas que se están
destruyendo. Esta desconexión es un obsequio, revelando
lo enfocados que algunos de los negociadores están en los
intereses de las empresas y la industria. Adelantar
oportunidades lucrativas de negocios y ganar acceso a
territorios y recursos son las características subyacente y
Atardecer en el Amazonas, Colombia. unificadores de ambas propuestas.
Foto: Isis Alvarez
7 El mito del rey Midas dice que a éste se le concedió un deseo, y escogió que todo lo que tocara se conviertiera en oro.
Pero esto incluía la comida y los miembros de su familia. En algunas versiones, el rey se dá cuenta de su error y se anula
su habilidad. En otras, muere de hambre.
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El enfoque de los ‘Pagos por Servicios Ambientales’ (PSA) pretende crear productos financieros
nuevos y lucrativos para impulsar el financiamiento privado y así, pagar por el costos percibido de
‘proteger’ los servicios de los ecosistemas del mundo (en vez de tener que pagar por ellos a partir
de fondos públicos). Entre los mecanismos de mercado aprobados diseñados para involucrar al
sector privado se encuentran los mercados de carbono, REDD+, y otros mecanismos innovadores
financieros (MIFs) tales como las compensaciones por biodiversidad y los mercados de servicios
ecosistémicos.
Esquemas de Pagos por Servicios Ambientales (PSA)8
Los esquemas de Pagos por Servicios Ambientales (PSA) pretenden incrementar la provisión de
servicios ambientales tales como la protección de biodiversidad y cuencas de agua, al asignarles un
valor y pagando a las personas para facilitar su suministro. Con respecto a los bosques, por
ejemplo, se sugiere que los propietarios de bosques pueden generar ingresos al proteger en vez de
talar sus bosques.
Sin embargo, esta simple y superficialmente atractiva idea es mucho menos atractiva cuando se
consideran sus implicaciones en el mundo real. para empezar, existen profundas objeciones éticas
a la idea de monetizar los recursos biológicos del mundo, y también está la espinosa cuestión de
quién es realmente el ‘dueño’ de estos bosques y si tiene el supuesto derecho de comercializar en
ellos. Además de esto, existen muchos otros problemas prácticos que hacen el uso de los PSA
altamente cuestionables.
Un problema clave es que las reglas normales de oferta y demanda que aplican para el intercambio
comercial no aplican de la misma forma a los servicios ambientales. El que una persona haya
consumido un servicio ambiental no significa que su disponibilidad para los demás haya disminuido.
De la misma forma, una vez que el bien o el servicio ha sido proporcionado, quien lo proporciona
puede no necesariamente evitar que alguien más lo consuma. Consecuentemente, es notablemente
difícil, si no imposible, otorgar un precio o cobrarle a los consumidores por el uso e intercambio de
biodiversidad y servcios ecosistémicos.
También, el enfoque de PSA es innecesario para la protección del medio ambiente debido a que ha
sido estructurado para compensar a los actores económicos por los costos de oportunidad que
puedan sacrificar en otras actividades económicas tales como tala o agricultura. De hecho, es
sorprendente que los PSA incluso son vistos como un mecanismo innovador financiero ya que éste
no genera financiamiento. Por lo contrario, es una política ambiental de alto costo que crea una
obligación a los gobiernos ú otros actores a pagar por ‘servicios’ que anteriormente se
proporcionaban, o que podrían ser proporcionados, sin costo, y que hasta ahora han resultado muy
costosos para que los gobiernos los administren – aproximadamente el 99% de todos los PSA son
cubiertos por los Gobiernos. (Vatn, 2011)
Los esquemas de PSA también son complejos y difíciles de acceder por parte de los actores nocomerciales. Los PSA tienden a proporcionar mayores beneficios a adinerados terratenientes que a
grupos económicamente marginados como las mujeres, pueblos indígenas y pequeños agricultores,
quienes frecuentemente carecen de títulos sobre sus tierras. Además, estos grupos usualmente
carecen de habilidades legales y económicas para involucrarse en mercados de ‘servicios
ambientales’, lo que implica que se volverán más dependientes de grupos conservacionistas y otros
intermediarios, una preocupación que muchos grupos de pueblos indígenas han expresado. La
mayoría de mecanismos basados en el mercado requieren sustanciales inversiones iniciales para
8 Ver CBD Alliance (2012) para mayor información y referencias adicionales de la información que se brindó en esta
sección.
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elaborar contratos, dirigir y monitorear proyectos. En general se excluye la participación de los
sectores más pobres de la sociedad.
Otra preocupación general con los PSA es que están basados en análisis simplistas de incentivos
para conservación, en donde los incentivos financieros se consideran como el principal incentivo
influenciando las decisiones de individuos y empresas. Pero en realidad, los incentivos sociales,
culturales y económicos desempeñan un papel tan grande para motivar a las personas a conservar
la biodiversidad como los incentivos económicos, e incluso existe un riesgo de que algunos
esquemas de PSA socaven estos otros incentivos (GFC-CEESP, 2009; GFC, 2010a).
En general, los esquemas PSA pueden tener implicaciones sociales y culturales, especialmente por
los mismos cambios importantes que podrían ser desencadenados tanto dentro como entre
comunidades cuando recursos de libre acceso y compartidos comunitariamente adquieran un valor
financiero. Los PSA y otros mecanismos basados en el mercado también tienden a restringir los
usos de la tierra, esenciales para los medios de vida bio-culturales de comunidades tradicionales,
conllevando al deterioro del conocimiento y desencadenando la migración rural hacia las urbes,
especialmente entre los jóvenes.
Como con otros mecanismos basados en el mercado, el diseño y la implementación de los
esquemas de PSA también es especialmente suceptible a la manipulación política y la corrupción.
Los teóricos tienden a ignorar el hecho de que los grandes terratenientes y los políticos influyentes
tienden a pertenecer a la misma clase social, y frecuentemente existe una “brecha entre los
intereses privados de los políticos y los intereses colectivos de la nación" (Karsenty, 2008). Diseñar
esquemas de PSA prácticos y eficaces dirigidos a brindar ingresos a comunidades pobres y
marginales sería desafiado por poderosos terratenientes amenazando con destruir sus bosques si
no se les garantizan a ellos los mismos beneficios (Karsenty, 2008). Como resultado, los esquemas
de PSA en países como Paraguay son usualmente diseñados de una forma en la que los que más
se benefician son los grandes terratenientes (GFC, 2008).
REDD+ y los mercados de carbono9
REDD+ (Reducción de Emisiones por Deforestación y Degradación de Bosques y fortalecimeinto de
reservas de carbono) es un esquema de PSA basado en resultados discutido bajo la Convención
Marco de la Naciones Unidas en Cambio Climático, con miras a la reducción de emisiones de CO2
mundial recompensando a los gobiernos o individuos por no talar o deteriorar los bosques. El punto
de vista predominante entre muchos gobiernos es que REDD+ debería ser financiado al
comercializar créditos de carbono forestal generado por los proyectos REDD+ en mercados de
carbono.
Pero, como con otros esquemas de PSA, REDD+ ha tenido serias implicaciones sociales y
ecológicas, incluyendo el potencial de socavar los derechos de los pueblos indígenas y las
comunidades locales y su acceso a recursos naturales. Este es el caso especialmente porque
REDD+ incluye al sector forestal industrial, permitiendo la tala continua (siempre y cuando ciertos
criterios se sigan) y potencialmente financiando la expansión de la agricultura industrial y sus
plantaciones (también una amenaza para los bosques naturales).10
REDD+ también es un proceso costoso, riesgoso y complejo, lo que hace que sea extremadamente
difícil y financieramente riesgoso para la participación de pueblos indígenas y comunidades locales.
Adicionalmente, existen importantes problemas metodológicos cuando se trata de medir con
9 Ver CBD Alliance (2012) para mayor información y referencias adicionales de la información que se brindó en esta
sección.
10
En parte esto se debe a la definción de bosques que se usa comunmente dentro de la ONU en donde los monocultivos
de plama de aceite, por ejemplo, es permitida catalogarse como bosque.
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precisión y convertor las capacidades de captura de carbono forestal en unidades comercializables
verificables. Estas incluyen el problema de ‘fugas’, cuando la protección del bosque en un área, sin
una concomitante reducción en la demanda, sencillamente ocasiona que la deforestación se
traslade a otro lugar. Existen también problemas asociados con proyectos que de todas formas
habrían ocurrido siendo subsidiados, y dificultades extremas asociadas con el monitoreo y la
verificación (GFC, 2011).
Sin embargo, la captura de carbono basada en el territorio – incluyendo bosques y tierras
cultivables – es considerada por algunos como el servicio ambiental que podría resultar más
lucrativo para los inversionistas (Richards & Jenkins, 2007), y el más económico para aquellos que
buscan ‘compensar’ su contaminación en cualquier otra parte. Sin embargo, esto podría estar
errado. Los flujos de utilidades estimadas son calculadas con base al número de créditos de
carbono que podrían ser generados y sus costos de oportunidad, y no en si realmente existirá una
demanda importante por tales créditos.
Pero la demanda por compensaciones de carbono forestal puede ser solamente creada por medio
de una combinación de ambiciosos cortes en las emisiones legalmente vinculantes y la posibilidad
de compensar tales cortes con créditos baratos a partir de proyectos forestales. Los resultados de la
17ma Conferencia de las Partes a la Convención Marco de las naciones Unidas en Cambio
Climático (CMNUCC) en Diciembre de 2012 dejaron claro que esos cortes de emisiones legalmente
vinculantes, y/o que una obligación internacional para los beneficiarios de servicios ambientales
relacionados con el carbono por pagar, probablemente no existirá antes de al menos el año 2020 (e
incluso eso es incierto). Asimismo parece poco probable que los créditos REDD+ estarán en
demanda en Europa, ya que la UE no permite carbono forestal o cualquier otra clase de
compensación basada en el territorio en su Sistema de Comercio de Emisiones (SCE) interno –por
mucho el mercado de carbono en funcionamiento más grande - hasta al menos el 2020, o después
(EC, 2008).
De todas formas queda claro que el financiamiento climático hasta ahora ha demostrado ser una
fuente altamente volátil, inestable e incierta de financiamiento que es dependiente de los resultados
de uno de los procesos de negociación internacional más difícil y frustrante en la historia. Los
mercados de carbono se encuentran actualmente en caída libre – a pesar de los altos niveles de
comercialización, el precio del carbono disminuyó en un 20% durante el primer trimestre de 2012
comparado con el último trimestre de 2011 (Business Green, 2012). Mecanismos clave de
mecanismos de comercio de carbono tales como los Mecanismos de Desarrollo Limpio también
entraron en declive durante el curso de 2011 “sufriendo de una falta de claridad regulatoria post2012” (World Bank, 2011:9). La continua volatilidad de los mercados de carbono, en combinación
con la inestabilidad económica mundial en general, demuestran que dichos mecanismos no son
aptos para la protección de los bosques, las granjas, los servicios ecosistémicos o de biodiversidad.
Los Pueblos Indígenas se manifiestan en contra de
los esquemas REDD+ durante la COP17 de la CMNUCC en Durban, Sudáfrica.
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La economía de ‘ecosistemas’ mantendrá el flujo de utilidades de Sur a Norte
“Debido a que el enfoque de la bio-economía busca impulsar la financiación privada es casi seguro que los
mecanismos elegidos generarán utilidades que fluyen de regreso hacia adinerados inversionistas,
principalmente en países industrializados. Esto explica por qué estas ideas surgen predominantemente a
partir de unos pocos países desarrollados y corporaciones políticamente poderosas. Por ejemplo, el
reciente ‘Fondo de Modos de Vida’ que surgió de una asociación entre la gigante compañía Danone, la
Convención Ramsar, y la UICN, pretende apoyar las compensaciones de carbono basadas en los modos
de vida y ecosistemas con €30-50 millones de ‘capital paciente’ invertido en un periodo de más de 10
años. El fondo ya se encuentra creando compensaciones de carbono a través de la restauración de
manglares. Mientras que el fondo dice apoyar a las comunidades locales y pueblos por medio de la
creación de empleo, es importante notar que el Fondo de Medios de Vida obtiene utilidades de más del
11% de tasa interna de rendimiento la cual fluye de vuelta a los inversionistas, compañías Europeas – los
actuales inversionistas son Danone, Schnieder-Electric, CDC Climat (un subsidiario de Casse de Depots),
y el Grupo Credit Agricole. Un 11% de rendimiento no es un cambio pequeño, y representa la forma en la
que el flujo de beneficios y ganancias fluyen en el ‘ecosistema económico’ del futuro, una vez más de Sur
a Norte.” Fuente: CBD Alliance (2012)
Compensaciones por Biodiversidad
Los esquemas de compensaciones por biodiversidad son parecidos a los de compensaciones de
carbono, pero diseñados para compensar la destrucción de la biodiversidad en lugar de las
emisiones de gases de invernadero. Una compensación implica que cierta iniciativa de
conservación de biodiversidad puede servir como compensación de un proyecto o política que
destruye la biodiversidad en algún otro lugar,
En general, los mercados de biodiversidad son suceptibles a sufrir de las mismas problemáticas que
otros mercados que intentan replicar, tales como los mercados de carbono, y ya se encuentran
enfrentando problemas con crimen, corrupción, conductas delictivas e incompetencia, compuestas
por una falta de supervisión regulatoria y falta de aceptación entre y dentro de los países (FPP,
2011).
El asunto se complica aún más en el caso de los mercados de ecosistemas y biodiversidad porque
estas son específicas a un lugar, y por los conflictos siempre presentes de uso de la tierra y
propiedad. Existen preocupaciones muy reales respecto a que los proyectos de compensaciones
por biodiversidad excluirían a los pueblos indígenas y las comunidades locales o tomarán la forma
de nuevas o extendidas Áreas Protegidas con acceso restringido para aquellos que han estado allí
y que por siglos han actuado como protectores, a pesar de que ya han sido identificados como los
usuarios más eficientes y quienes más han conservado la biodiversidad y los ecosistemas.
De manera prácticamente, la falla más obvia de las compensaciones por biodiversidad es que es
muy poco probable que dos lugares separados puedan ser equivalentes en su biodiversidad, y que
el daño ocasionado a un lugar pueda ser simplemente compensado al proteger otro. Estos pueden
tenet ecosistemas y especies completamente diferentes, y brindar diferentes funciones
ecosistémicas. Incluso desde un punto de vista económico esto necesariamente restringe la escala
geográfica del mercado, lo que significa que también pierde “mucha o toda la … ventaja en
eficiencia que los mercados competitivos tienen sobre las estrategias de asignación de recursos
alternativos.” (Kroeger & Casey, 2007)
Las compensaciones, por biodiversidad, por emisiones de gases de invernadero, o cualquier otro
fin, son en el mejor de los casos una opción que ‘suma cero’, si es que no ha existido un
mejormiento neto en la conservación de biodiversidad ó en las reducciones de emisiones: en el
mejor de los casos, pueden compensar por el daño realizado en otra parte. peor aún, la misma
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existencia de un mecanismo de compensación por
biodiversidad
puede
permitir
que
proyectos
destructivos obtengan vía libre, cuando en otro caso
habrían sido prohibidos. En otras palabras el
mecanismo de compensación puede trabajar como un
incentivo fomentando la destrucción de biodiversidad
en lugar de desalentarle. Existe poca evidencia de
que los programas de compensación sí funcionan,
incluso en programas establecidos de compensación
y mitigación tales como el banco de humedales de los
EEUU.
Resumiendo, este toque estilo Midas que tiene como
fin convertir sistemas vivientes en productos
Mujeres que dependen del bosque en
potencialmente comercializables de alta rentabilidad,
Indonesia. Foto: AMAN
es una estrategia con un riesgo extremadamente alto,
que muy posiblemente beneficiará a los inversionistas adinerados, dándoles acceso a recursos,
utilidades y oportunidades para continuar con actividades dañinas. Pero esta comprende muchos
impactos negativos para aquellos que tienen menor poder financiero, y para el medio ambiente.
Incrementar el valor monetario de los bosques o las tierras cultivables atraerá inversionistas y
espculadores de todos los tipos, y a cambio incrementandoo el riesgo de apropiaciones de tierra
violentas. Otros argumentos de peso en contra de la ‘financiarización de la vida’ incluyen que:
•
Se involucran efectivamente en la conversión de los servicios ecositémicos del mundo lo cual
es simplemente inconcebible dentro de muchas culturas y comunidades quienes consideran
que el término ‘servicios ambientales’ es una peligrosa simplificación de las relaciones
holísticas, mutualmente beneficiosas y bio-culturales que comunidades e individuos mantienen
con el medio ambiente.
•
Coloca aquellos activos recién formados en las manos de agentes económicamente prestantes
que se encuentran principalmente interesados en generar márgenes de ganancias (y que tienen
los medios para comprar dichos activos y/o pueden ya ser dueños de la tierra, la biodiversidad y
los recursos hídricos en cuestión). Estos son los mismos agentes que actualmente dirigen las
crisis actuales.
•
Confían en los sistemas y procesos comerciales que ya son conocidos por ser altamente
volátiles y vulnerables al fraude, un riesgo que se acentúa con la naturaleza intangible de los
servicios ecosistémicos en particular.11
•
Falla al tratar asuntos de inequidad inter e intra-nacional de cualquier forma diferente a la más
simplista (incrementar los empleos) significando que los potenciales costos de la
finianciarización de la vida – especialmente en cuanto a la pérdida de territorio, aumento del
hambre y los riesgos financieros – probablemente recaerán sobre las comunidades más pobres
y vulnerables alrededor del mundo.
•
No es necesario. Existe evidencia contundente para demostrar que el manejo comunitario
forestal y el continuo manejo tradicional por parte de los pueblos indígenas es un enfoque
mucho más costo-efectivo y existoso para la conservación de los bosques (GFC, 2010a)
11 Como ya se ha visto que ha sido el caso con los mercados de carbono y el Mecanismo de Desarrollo Limpio, por
ejemplo. Ver (Gilbertson & Reyes, 2009).
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Conclusiones
Los ecosistemas del planeta proporcionan una fuente de biomasa muy limitada que no puede ser
incsesantemente explotada como recurso base para un crecimiento económico ilimitado. Además,
existen preocupaciones éticas y culturales acerca de la mercantilización y privatización a través de
los mercados en servicios y productos ambientales.
El problema, como siempre, es que mientras la retórica de la bioeconomía suena seductoramente
verde y progresista, la realidad es que no lo es para nada. Esto es debido a que la bioeconomía:
• Ignora las lecciones aprendidas a partir de las experiencias con biocombustibles y propone
dependencia en la biomasa como fuente de combustible y materias primas, lo cual
inevitablemente impondrá daños muy graves sobre la seguridad alimentaria, e incrementará aún
más la destrucción de los bosques y la biodiversidad, la apropiación de tierras, y el cambio
climático.
• Fomenta una precipitación hacia tecnologías no probadas y no examinadas y brinda un
nuevo mandato riesgoso, biotecnologías sin regulación alguna y poco populares, tales como la
manipulación genética (incluyendo los árboles genéticamente modificados), la nanotecnología, y
la biología sintética.
• Pretende mantener los niveles de producción y consumo, y falla al reconocer o intentar
abordar los niveles tan extravagantes de consumo que existen en algunas áreas del mundo,
mientras otros deben vivir en extrema pobreza.
Parece ignorar e incluso dar marcha atrás en cuanto a los principios acordados anteriormente y
decisiones relacionadas a, por ejemplo, los derechos de los pueblos al agua y al alimento, los
derechos de los pueblos indígenas a sus territorios, y las responsabilidades legales que los
países industrializados tienen debido a las crisis que han generado.12
Simplemente no es posible abastecer una importante porción de energía a nivel mundial y cumplir
con otras necesidades de la sociedad a partir de la biomasa sin crear mayores desastres
ambientales y humanitarios. La cruda realidad de una economía basada en la biomasa es que esta
requeriría un incremento masico en la cantidad de tierra que se necesita – un desarrollo realmente
insostenible más sin embargo, uno que ya se encuentra en camino.
Encima, el enfoque de la bio-economía se encuentra en fuerte contraste con la supuesta meta de la
economía verde que es proteger la biodiversidad, como se ha expresado en los planes para
desarrollar y establecer nuevos mercados de servicios ambientales. Estas propuestas también
llevan la ‘mercantilización de la vida’ a un nuevo nivel. Si los planes se hacen realidad, cada uno de
los seres vivientes y sus procesos podrían resultar ser ‘alimento’ para esta nueva mega-industria,
especialmente si las nuevas tecnologías entran en juego, y las industrias actualmente fuera del
sector de ‘la vida’ entran buscando nuevas fuentes de combustible, nuevas tecnologías y nuevas
oportunidades para lucrarse.
Enfrentamos múltiples crisis – incluyendo una disminución extrema de la biodiversidad, los cada vez
más escasos recursos hídricos y del suelo, la deforestación, los impactos en aumento del cambio
climático, la creciente distribución inequitativa de recursos y riqueza, la inestabilidad económica y la
escalada del hambre. El cómo respondamos a estas crisis convergentes determinará mucho del
futuro de nuestro planeta.
12 Para ver una gama de tratados en derechos humanos y abientales ver:
http://globalforestcoalition.org/resources/market-based-conservation/life-commerce-toolkit/knowing-rights
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Hasta ahora, hemos visto propuestas que incrementan
enormemente la demanda por ecosistemas para proveer
biomasa como fuente sustituta de energía y materiales, y
propuestas para mercantilizar y comercializar la
naturaleza. Estos enfoques promueven los intereses
corporativos y financieros que son bastante diferentes de
los intereses de la mayoría de la humanidad. Tambiñen
entran en conflicto con la necesidad de proteger los
sistemas naturales de la tierra para generaciones
futuras.
Es hora de denunciar estos falsos enfoques y dar la
Demonstración en contra de la soya
bienvenida a un nuevo paradigma: uno en el que
“responsable”. Foto: Sobrevivencia
generar ganancias para unos pocos no se hace
primordial, sino donde son los derechos humanos y los
derechos de la naturaleza reconocidos y protegidos. En vez de promover una ‘economía verde’
socialmente ciega debería existir el reconocimiento de enfoques bio-culturales de pueblos indígenas
y comunidades locales, quienes han sido exitosos en el desarrollo de modos de vida sostenibles, un
‘buen vivir’ en armonía con los ecosistemas que habitan.
Las áreas y territorios conservados por pueblos indígenas y comunidades locales, las iniciativas de
conservación y restauración forestal dirigidas por las mujeres, las iniciativas comunitarias que
mantienen la soberanía energética y alimentaria, y los esfuerzos de los pequeños campesinos para
producir alimentos en armonía con nuestro planeta, todos constituyen inspiradores ejemplos de
maneras en las que las economías locales elaboran sobre los principios de cuidado, armonís con la
naturaleza, derechos humanos y soberanía y pueden contribuir con el bienestar de no solo de estas
personas sino de todo el planeta como tal.
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